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María… pequeña María…

Miércoles, 8 de diciembre de 2021
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El 8 de diciembre de 1854, Pío IX definió este dogma con las siguientes palabras: «Para honor de la santa e indivisa Trinidad…, declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles». Antes, la Orden Franciscana, en su Capítulo celebrado en Toledo el año 1645, «escogió a la bienaventurada Virgen María, Madre de Dios, en cuanto la confesamos y celebramos inmune de la culpa original en su misma Concepción, como Patrona singular de toda la Orden de los Frailes Menores». Y aquello no fue una novedad rara en la historia de la familia franciscana, que desde sus primeros tiempos se distinguió como defensora acérrima de este privilegio sin par de María. El beato Juan Duns Escoto fue su adalid, y la campaña por él iniciada la prosiguió la Orden, sin desmayos, a lo largo de los siglos. Así celebramos hoy el “gran momento de la historia cuando cielos y tierra, la creación entera enmudeció esperando escuchar el «FIAT» de nuestra Señora”

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MADRE DEL MUNDO NUEVO

Estamos otra vez en el Principio.
Dios quiere hablar y el aire se acrisola.
Como un niño, en la sangre, nace el mundo;
y del caos emerge la Esperanza, con sus flores salvadas de la muerte.
(Este ramo de olivo que crece en tus pisadas, paloma de Sus Ojos,
tendrá toda la Tierra penitente para echar las raíces…).

Aún no mugía el mar, ni tendía sus lonas el cielo por los montes,
y tú jugabas ya -la consentida- en la plaza infinita de Sus Manos:
primera siempre al mimo de Su Gozo…
Si estamos otra vez en el Principio, tendrás que amanecer: el Mundo Nuevo
necesita la puerta de tu seno para llegar incólume,
(Belén se apuesta siempre detrás de tus espaldas).

Mientras los hombres buscan sus tesoros piratas -¡los bajeles perdidos de sus rutas sin norte!-,
un día, inesperado, tú surges de las simas del Paranagua, viva,
como un tesoro tierno a la memoria,
antigua de ternura y de favores, coronada de espuma de sorpresas,
con el Niño en los brazos, ofrecido…
La Tierra está en mantillas, dormida en tu regazo.

La Europa verdadera, como un cruzado loco que vuelve escarmentado
de tantas aventuras,
espera tu venida junto a Chartres y en la umbría sagrada de Einsiedeln.
Los almendros latinos aún tienen primavera para acoger tus plantas.
Todavía hay pastores y un buey manso en la cumbre.
¡Todo el cuerpo de Europa se ha hecho gruta, en la herida,
para enmascarar la luz de tu presencia!

América sacude sus pañales, con un grito rebelde, contra el mar transitado,
pero en su boca niña balbucea, cantando, tu nombre, Guadalupe,
y late la manigua como un puerto que siente tu llegada:
-¡Vendrá Santa María, libre de carabelas!
Como una diosa estéril y fecunda, empapada en la lluvia de la Espera,
como una cruz cansada de martirio,
Asia cruje, sangrando por sus lotos…
¡Pero el bambú ya ensaya cañas de profecía detrás de las Comunas;
la Luna sabia sigue tus pies para calzarte,
y en la liturgia hindú llama a tu Hijo el arpa de Tagore y de los parias!

Mientras llegan los sueños en cayuco inestable,
y acosada por todos los pájaros secretos que hierven en la selva con la noche,
Africa arrulla, alborotadamente, sus veinte cunas nuevas.
Se quiebran sus tambores en parches de alegría
y las lanzas preguntan por la aurora:
¡porque el mar no termina en la mirada!
Y danzan sus miningas, con las anillas rotas,
enarbolando el sol entre las risas,
¡porque hay una Mujer sobre las chozas, detrás de las estrellas,
con el sol en los hombros, como un clote!
Con los sueños que llegan en cayuco inestable, arriba el Evangelio mecido por tus manos;
llegan tus manos fieles, con la Paz en la proa.

Neófitas de sal y de promesas, las Islas balbucientes acuden al marfil de tu garganta,
con un abrazo tenso de siglos de impaciencia, seguras del Encuentro.

¡Todos los meridianos se enhebran en la rosa de tu Nombre…!

Estamos otra vez en el Principio
y nace el mundo, nuevo, del seno de tu Gracia,
hermosamente grande y sin fronteras.
¡Que callen los profetas fatídicos! Cabemos
todos juntos, hermanos, en la mesa que el Padre ha abastecido.
¡Que calle todo miedo, para siempre!

Los átomos dispersos se engarzarán, sumisos, en tu manto;
y el cielo, descubierto en mil caminos,
se hará pista a tus viajes de ¡da y vuelta -de Dios hasta los hombres-,
¡nostalgia nuestra, Asunta!

…Dios llega al aeropuerto de la Historia;
a tiempo en todo Tiempo, el heredado pulso de tu sangre.

Los sellos del Concilio acuñan tu figura sobre la piel lavada de la Iglesia,
y llega una corona de voces alejadas, en pleamar dichosa,
al pie de tu Misterio…

Estamos otra vez en el Principio y ha empezado tu era:
¡por derecho de Madre tú patentas la luz amanecida!

*

Pedro Casaldáliga
“Llena de dios, y tan nuestra”. Antología mariana

***

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La aurora es un momento fabuloso: el que precede inmediatamente al salir el sol. Antes sólo eran tentativas. Un leve palidecer el cielo por oriente, apenas visible en la noche. Sigue un clarear creciente, lentamente al comienzo, luego más rápidamente, siempre más rápidamente. Finalmente un instante en el que el surgir de la luz es tan victorioso y ardiente, el esplendor tan cegador a los ojos habituados a la noche, que nos podríamos creer ante el mismo sol: apenas un instante después, como una llamarada, su luz arde en el hilo del horizonte. Y finalmente el sol. Hasta ese momento, nos podíamos haber engañado, pues ya se transparentaba en lo que sólo era la aurora. Lo mismo la Inmaculada concepción. Primero, a lo largo de los siglos precedentes, se trataba del alba de Cristo, de los comienzos de su pureza y santidad, ya maravillosos considerando que se realizaban en la naturaleza humana, pero aún oscuros respecto a El. María es el culmen de la aurora, el surgir del día. Pero su luz ilumina a todos. La Inmaculada concepción distingue a María de los demás humanos sólo para unirla más a Cristo, que pertenece a todos (…).

Tras el decreto que estableció la venida de Cristo, se da esta larga preparación que ya la realiza inicialmente y que llena toda la historia antigua de la humanidad. Ahora bien, toda esta preparación lleva a María, porque ella (…) es portadora de Cristo. La preparación es inmensa: es la única obra de Dios mismo en este mundo; se compromete con todo su amor: haciendo confluir, en virtud de su gracia, todo lo que en nuestros esfuerzos humanos hay de verdaderamente bueno: se plasma una naturaleza humana que será la suya.

Llega un día en que todo está preparado. En la Virgen todo se reúne para pasar de ella al Hijo (…). María es la figura absoluta y total, y lo es para siempre, porque, siendo Madre de Dios, es la que une el Hombre-Dios con la humanidad.

*

É. Mersch,
La théologie du Corps mystique,
I
, Tournai 1944, 219-221.

***

La misión maternal de María hacia los hombres no oscurece ni disminuye de ninguna manera la única mediación de Cristo, sino más bien muestra su eficacia.

Porque todo el influjo salvífico de la bienaventurada Virgen en favor de los hombres nace del divino beneplácito y de la superabundancia de los méritos de Cristo, se apoya en su mediación, depende totalmente de ella y de la misma saca toda su virtud; y lejos de impedirla, fomenta la unión inmediata de los creyentes con Cristo.

La bienaventurada Virgen, predestinada, junto con la Encarnación del Verbo, desde toda la eternidad, cual Madre de Dios, por designio de la divina providencia,  fue en la tierra la esclarecida Madre del Divino Redentor y, de forma singular, la generosa colaboradora entre todas las criaturas y la humilde esclava del Señor.

Y esta maternidad de María perdura sin cesar en la economía de la gracia, desde el momento en que prestó fiel asentimiento en la Anunciación y lo mantuvo sin vacilación al pie de la cruz, hasta la consumación perfecta de todos los elegidos. Pues una vez recibida en los cielos, no dejó su oficio salvador, sino que continúa alcanzándonos por su múltiple intercesión los dones de la eterna salvación.

Con su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo, que peregrinan y se debaten entre peligros y angustias y luchan contra el pecado hasta que sean llevados a la patria feliz. Por eso, la bienaventurada Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de abogada, auxiliadora, socorro, mediadora.

La Iglesia no duda en atribuir a María ese oficio subordinado: lo experimenta continuamente y lo recomienda al corazón de los fieles para que, apoyados en esta protección maternal, se unan más íntimamente al Mediador y Salvador .

*

Del Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 60-62.

***.

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Fray Marcos: Del Jesús real al Cristo imaginado (II).

Martes, 19 de octubre de 2021
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os_he_dado_ejemplo5.- De Jesús que se arrodilla ante el ser humano a Cristo ante quien toda rodilla se dobla

Nunca olvidaré la sacudida que sufrí cuando tomé conciencia de que el evangelio de Juan ni siquiera mencionaba la institución de la eucaristía en la última cena. En su lugar, el evangelio más espiritual, más místicos, más esotérico, narraba el lavatorio de los pies a los discípulos.

Lo que hizo Jesús allí es el mayor signo de humanidad que podríamos imaginar. Es su más profundo mensaje en estado puro. Ningún otro relato del NT nos lleva más lejos hasta la profundidad del ser de Jesús. El mismo evangelio pone en boca de Jesús estas palabras: “lo mismo debéis hacer vosotros”.

No hay expresión más profunda del espíritu de Jesús que una actitud de servicio total y sin límites a los demás. Hemos retorcido el mensaje cuando ponemos como actitud suprema del cristiano el arrodillarnos ante el Cristo glorioso. Al sublimar la adoración hemos olvidado el verdadero mensaje del evangelio y nos hemos quedado tan achos.

¿Por qué hemos puesto tanto énfasis en la gloria? Porque nuestro falso yo busca siempre esa supremacía sobre los demás. El ego no puede subsistir si no se ve potenciado por el reconocimiento de los demás (poder y la gloria). Por eso es tan difícil entrar en la dinámica del evangelio. El mensaje de Jesús es precisamente lo contrario: deshacerte y ponerte siempre al servicio de los demás.

6.- De Jesús que come con los pobres a Cristo comido en rito sagrado

Los evangelios dejan muy claro que Jesús se relacionó con los marginados de todo género. En aquella época la forma de relación más entrañable era el compartir la comida. Hasta tal punto fue notoria esta actitud que los fariseos le acusan de comilón y borracho, amigos de publicanos y prostitutas. Para los fariseos, mantenerse al margen de los marginados era un signo de acercamiento a Dios, porque creían que ellos eran rechazados por Dios.

En las últimas décadas se han hecho estudios muy interesantes sobre las comidas de Jesús. Las conclusiones a las que se ha llegado son reveladoras. Se trata de una de las características más destacada de su vida pública. Sin esa comensalidad con los más pobre, es imposible entender a Jesús.

Que encontremos en los evangelios seis multiplicaciones de los panes y peces, debía hacernos pensar. Organizar comidas comunitarias fue su norma de su vida, donde se manifiesta su talante. Pero más importante que aportar comida fue despertar en la gente la necesidad de compartir lo que cada uno tenía.

En aquella sociedad, el comer era la preocupación más importante de la inmensa mayoría de los humanos. El garantizar la comida diaria era la obsesión de todo padre de familia. Dar de comer al que no tiene nada para superar el hambre es la mejor muestra de preocupación y cercanía.

La interpretación de la última cena como sacramento eucarístico deforma drásticamente la interpretación de sus comidas. El compartir la comida con los que no tenían nada, fue una actitud fundamental sin la cual no se puede entender el mensaje de Jesús.

No sabemos lo que pasó en la última cena. El repartir el pan y la copa de vino era un rito que se repetía en todas las comidas importantes, sobre todo en la cena pascual. Podemos estar seguros que Jesús realizó ese rito, pero no podemos estar seguros del significado que quiso dar a esos gestos.

Si sabemos que las primeras comunidades se reunían para comer juntos. Cada uno llevaba lo que tenía y el que no tenía más que hambre la llevaba para saciarse. Ese compartir todo con los pobre o entre pobres, es lo que más llamó la atención entre los que no eran cristianos.

Celebrar la eucaristía como rito sagrado, en el que comiendo a Jesús alimento mi vida espiritual es una tergiversación de lo acontecido en la última cena. Celebrar la eucaristía sin que me comprometa a compartir con los demás es un garabato que no me enriquece en nada.

Lo que me hace cristiano no es el partir el pan eucarístico, sino el partirme y repartirme para que los demás me coman. Dejarse comer para dar Vida a los demás es el verdadero mensaje de Jesús. Está sin estrenar.

7.- Del Jesús que no vino a ser servido al Cristo al que hay que servir

Una y otra vez repiten los evangelios con palabras y hechos, que Jesús no había venido a ser servido sino a servir. Fue esta postura tan contraria al sentir de sus seguidores que Jesús tuvo que hacérselo ver incluso con críticas muy fuertes contra los que querían ser más que los demás.

El lavatorio de los pies a los apóstoles narrada por Juan en la última cena es el paradigma de este mensaje. Pedro no está de acuerdo con que su Jefe se humille. No entraba en la concepción que ellos tenían del Mesías.
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Fray Marcos: Del Jesús real al Cristo imaginado (I).

Sábado, 16 de octubre de 2021
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rosto-de-jesus-na-multidaoINTRODUCCIÓN

Vamos a tomar conciencia del abismo que los seguidores de Jesús traspasaron al dar el salto de Jesús de Nazaret y a Cristo divinizado. Mi pretensión es que tomemos conciencia del hecho, no de dar una explicación convincente. El salto fue inevitable desde el momento que en la experiencia pascual vivieron un realidad de Jesús que no se puede deducir de lo que habían visto y oído de él.

Los evangelios dan por supuesto que hubo una continuidad entre Jesús y la primera comunidad de sus seguidores. Dan por sentado que el domingo de Pascua antes de amanecer se apareció Jesús a las mujeres y por la tarde se apareció a los apóstoles ya reunidos. Nada más lejos de  la realidad. Sus seguidores eran todos galileos y como nos dicen los evangelistas, todos lo abandonaron y huyeron.

Naturalmente se marcharon a Galilea. Tanto Jesús como sus seguidores eran todos galileos, habían venido a la fiesta. Si no hubiera pasado nada al día siguiente todos habían vuelto a sus casas. Los acontecimientos adelantaron la vuelta. El domingo por la mañana, aún no habían dejado de correr huyendo de la quema.

Pero si no hubo continuidad, ¿cómo se explica ese paso desconcertante? ¿Cómo pudieron pasar de la experiencia del fracaso más rotundo a verlo como triunfo absoluto? Ese paso no tiene explicación posible. Fue consecuencia de una serie de factores que concluyeron en ese convencimiento de que aquel Jesús con el que convivieron durante tres años, era mucho más de lo que habían pensado. El problema surge cuando tratan de comunicar a los demás ese “plus” que descubrieron en Jesús en la experiencia pascual.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que nunca hubiera pasado por la cabeza de un judío la idea de un hombre divinizado si no se hubieran encontrado con gran número de hombres divinizados en las culturas y religiones del entorno. Sobre todo en los grandes imperios de Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma, se había divinizado a cientos de personajes que se habían vistos como extraordinario. La divinización no fue un invento de los cristianos, fue una imitación de otras religiones. ¿Cómo entendieron ellos ese lenguaje que utilizaron?

¿No os parece un poco ingenuo seguir pensando que todos esos casos no son más que engaños y que solo el nuestro responde a una realidad objetiva y trascendente? La divinización de Jesús es un intento de decir de él todo lo que estaban viviendo las primeras comunidades de seguidores. Para hablar de lo que había de sobrehumano en Jesús no tuvieron más remedio que aprovechar los relatos ya disponibles y utilizar un lenguaje que pudieran entender los que no habían tenido la experiencia.

Ellos no se equivocaron al actuar de ese modo porque no tenían otra opción.  Nos equivocamos nosotros cuando hemos dado sentido real y físico a esas expresiones míticas. No hay ningún inconveniente en seguir hablando de Jesús como Señor, Mesías, Hijo de Dios, etc. con tal de que lo entendamos como apuntes que nos lanzan más allá de los sentidos y la razón pudieron descubrir en él.

El mensaje de Jesús no fue entregado en unas tablas de piedra, como los diez mandamientos. Fue un utopía irrealizable y por lo tanto, ilusionante y frustrante a la vez. A la hora de trasmitir esa propuesta no nos debe extrañar que se dieran infinidad de interpretaciones. Es más, todo lo que ha llegado a nosotros son interpretaciones y nosotros tenemos que seguir intentando nuevas interpretaciones más acordes con la persona del Jesús real.

Lo que fue Jesús es imposible meterlo en conceptos, por eso se intentó una y otra vez hablar de él por medio de metáforas, signos, mitos… Jesús fue seguramente el ser humano más extraordinario de la historia, pero la comprensión de su figura estuvo limitada por los condicionamientos de sus seguidores. Al ser todos judíos, se vieron en la necesidad de interpretarlo según su religión y su cultura.

¿Podemos conocer con certeza algo del Jesús real que anduvo por Galilea? Directamente no. No se conserva absolutamente nada de él. Tampoco escribió sobre Jesús nadie que le conociera personalmente. Los primeros escritos que han llegado a nosotros sobre él son de Pablo y fueron escritos unos veinte años después de su muerte. Pero Pablo no quiso saber nada de Jesús real, más bien presumía de no haberle conocido. Pablo empezó la cas por el tejado, predicando directamente a Cristo glorificado. Es imposible que Pablo nos lleve a descubrir el Jesús de Nazaret.

Los evangelios se escribieron medio siglos después de su muerte y son recuerdos de recuerdos de los que vivieron con él. La trasmisión oral está sujeta a limitaciones, sea por alteraciones involuntarias sea por la voluntad de cambiar lo recibido para acomodarlo a nuevas situaciones. Los evangelios sí tienen como fondo al Jesús de carne y hueso, pero tampoco se preocupan de lo que sucedió o de lo que dijo sino de cómo entendieron las primeras comunidades su mensaje.

A pesar de todo, quedan en los escritos sobre Jesús muchas huellas del Jesús real. Durante los últimos siglos se han hecho cientos de estudios muy concienzudos sobre Jesús, tratando de separar la interpretación de los seguidores de lo que pudo ser su vida real Y su mensaje. Por medio de la exégesis hemos podido adivinar no tanto lo que fue Jesús es sí cuanto lo que podemos afirmar que fue añadido de sus seguidores. Esto nos permite escapar de la trampa de creer que lo que dicen los escritos del NT es históricamente verdad.

En esta charla iremos repasando distintas oposiciones entre Jesús y Cristo. La primera opción es siempre Jesús de Nazaret, el hombre de carne y hueso que nación de unos padres en una familia; que perteneció a un pueblo concreto y a una cultura determinada; que practicó una religión estricta durante toda su vida y que finalmente quiso purificarla de todas las adherencias espurias que la habían alejado de sus orígenes. Jesús no podía pensar en una nueva religión, solo pretendió una nueva manera de vivir la relación con Dios y con los demás.

El segundo término del contraste es un mito, Cristo. Al decir mito no quiero decir mentira. Quiero decir que es una creación mental nuestra. Nos asusta esta manera de hablar porque tenemos una idea equivocada de mito. El mito es un intento de llegar más allá de las posibilidades de nuestra capacidad racional. Intenta explicar lo inexplicable, comprender lo incomprensible, verbalizar lo que está más allá de toda palabra y de todo concepto.

Lo que fue Jesús nunca podremos comprenderlo racionalmente. Cristo es el intento de ir más allá de todo lo que se puede comprender de Jesús. Al ir más allá de la realidad del Jesús terreno, trata de llevarnos hasta los límites de lo humano para adentrarnos en lo divino. No estoy criticando la mitificación de Jesús. Lo que intento es tomar conciencia de que el mito no pretende crear una nueva realidad sino descubrir en Jesús lo que había de Dios.

1.- Del judaísmo al cristianismo

Antes de tratar lo que pudo pasar entre el Jesús real y lo que dijeron de él las primeras comunidades cristianas, puede ser interesante dilucidar como era el judaísmo de su tiempo y en qué se diferencia de él el primer cristianismo. El  cambio a una nueva religión ni fue inmediato ni fue drástico. Jesús no fue cristiano sino judío y murió judío, los primeros cristianos también eran todos judíos y ni se les ocurrió pensar en otra religión. Vivieron su religión desde la perspectiva de Jesús al que vieron como el Mesías anunciado por el AT. Leer más…

Espiritualidad ,

Francisco ofrece explicaciones a los judíos por sus comentarios sobre la Torá

Viernes, 10 de septiembre de 2021
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HoyCumplidoEscritura

El Gran Rabinato entiende la respuesta papal como signo de reconciliación

En una audiencia general el 11 de agosto, el Santo Padre dijo: “Sin embargo, la ley (Torá) no da vida (…). No ofrece el cumplimiento de la promesa porque no es capaz de poder cumplirla (…) los que buscan la vida necesitan mirar la promesa y su cumplimiento en Cristo”

El Gran Rabinato pidió a Koch que “transmitiera nuestra angustia al papa Francisco” y pidió una aclaración al Sumo Pontífice para “asegurarse de que cualquier conclusión despectiva extraída de esta homilía sea claramente repudiada”

Francisco le pidió a Koch que explicara que sus palabras sobre la Torá que reflejan los escritos de San Pablo en el Nuevo Testamento no deben tomarse como un juicio sobre la ley judía

El papa Francisco ha tomado medidas para disipar las preocupaciones de los judíos por los comentarios que hizo sobre sus libros de la ley sagrada, luego que los principales rabinos de Israel demandaran explicaciones, dijeron el lunes fuentes del Vaticano y de la comunidad hebrea.

El mes pasado, Reuters reportó que el rabino Rasson Arousi, presidente de la Comisión del Gran Rabinato de Israel para el Diálogo con la Santa Sede, había escrito una severa carta al Vaticano, diciendo que los comentarios de Francisco parecían sugerir que la Torá o la ley judía, estaba obsoleta.

En una audiencia general el 11 de agosto, el Santo Padre dijo: “Sin embargo, la ley (Torá) no da vida”.

“No ofrece el cumplimiento de la promesa porque no es capaz de poder cumplirla (…) los que buscan la vida necesitan mirar la promesa y su cumplimiento en Cristo”.

“Angustia” de los judíos

La Torá, los primeros cinco libros de la Biblia hebrea, contiene cientos de mandamientos que los judíos deben seguir en su vida diaria. La medida de adherencia a la amplia gama de pautas difiere entre los judíos ortodoxos y los judíos reformistas.

Arousi envió su carta en nombre del Gran Rabinato, la autoridad rabínica suprema del judaísmo en Israel, al cardenal Kurt Koch, cuyo departamento del Vaticano incluye una comisión para las relaciones religiosas con los judíos.

En la carta, Arousi pidió a Koch que “transmitiera nuestra angustia al papa Francisco” y pidió una aclaración al Sumo Pontífice para “asegurarse de que cualquier conclusión despectiva extraída de esta homilía sea claramente repudiada”.

Luego, Francisco le pidió a Koch que explicara que sus palabras sobre la Torá que reflejan los escritos de San Pablo en el Nuevo Testamento no deben tomarse como un juicio sobre la ley judía, dijeron las fuentes.

Signo de reconciliación

papa-en-el-muro_560x280La semana pasada, Koch envió una carta a Arousi que contenía una cita hecha por el papa Francisco en 2015: “Las confesiones cristianas encuentran su unidad en Cristo; el judaísmo encuentra su unidad en la Torá”.

Fuentes judías dijeron que vieron la carta del Vaticano como un signo de reconciliación.

Por su parte, el Santo Padre pareció desviarse de su camino en sus dos últimas apariciones públicas para tratar de aclarar lo que el Vaticano considera un malentendido.

En una audiencia general el 1 de septiembre, Francisco dijo que sus palabras sobre los escritos de San Pablo eran “simplemente una catequesis (enseñanza de la homilía) (…) y nada más”.

Fuente Religión Digital

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Redescubriendo a Cristo

Jueves, 9 de septiembre de 2021
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Del blog Amigos de Thomas Merton:

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“Hoy, en un momento de prueba, he redescubierto a Jesús,
o quizá Le he descubierto por primera vez.
He estado más próximo que nunca a la plena comprensión
de la verdad según la cual nuestras relaciones con Jesús
están infinitamente más allá
del nivel de la imaginación y de la emoción.

Sus ojos, que son los ojos de la Verdad,
están fijos en mi corazón.
Donde se posa Su mirada hay paz,
porque la luz de Su Rostro, que es la Verdad,
produce verdad allá donde resplandece.

También se experimenta alegría,
y Él dice a quienes ama:
Tendré fijos mis ojos en ti.
Sus ojos están siempre sobre nosotros
en todas partes y en todos los momentos.
Ninguna gracia viene a nosotros del cielo
sin que El mire nuestro corazón.

La gracia de esa mirada de Cristo en mi corazón
ha transfigurado este día como un milagro.
Me parece que he descubierto una libertad
que no he conocido nunca
antes en mi vida.

He sentido que el Espíritu de Dios estaba sobre mi
y he pensado que, con solo volver un poco la cabeza,
vería una hueste de ángeles con armadura plateada
avanzando detrás de mí por el cielo,
viniendo por fin a limpiar
de un plumazo el mundo entero.

Me ha llevado a un vivido océano de paz.
Y el mundo entero y el cielo entero estaban llenos
de una música maravillosa,
como ha solido ocurrirme estos días”.

*

Thomas Merton

***

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El signo del amor

Viernes, 3 de septiembre de 2021
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Del blog Amigos de Thomas Merton:

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Lo amable de la humanidad que Dios ha tomado consigo mismo en amor, después de todo, ha de verse en la humanidad de nuestros amigos, nuestros hijos, nuestros hermanos, la gente que amamos y que nos ama.

Ahora que Dios se ha encarnado, ¿por que nos empeñamos tanto en desencarnarle otra vez, en destejer la vestidura de carne y reducirle de nuevo a espíritu? Como si el Cuerpo del Señor no se hubiera hecho “Espíritu dador de Vida“… Se puede ver la belleza de Cristo en cada persona individual, en lo que es más suyo, más humano, más personal en él, en cosas de que un asceta aconsejaría severamente prescindir. Pero esos apegos también, son importantes para vuestra vida en Cristo, y he observado que los novicios que tratan de desprenderse con demasiada severidad de sus parientes y amigos, y de las demás personas en general, a menudo carecen de una importantísima dimensión espiritual en sus vidas, y con frecuencia fallan en absoluto como monjes.

Los que son más “humanos” son mejores monjes, precisamente porque son más humanos, y porque no creen, sencillamente, las intimaciones de los que tratan de decirles que deben ser menos humanos… El signo del amor está en esos novicios y son preciosos para siempre a ojos de Dios“.

*

Thomas Merton
Conjeturas de un espectador culpable

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Este es mi cuerpo…

Martes, 31 de agosto de 2021
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¿Quieres honrar el cuerpo de Cristo? No permitas que sea objeto de desprecio en sus miembros, es decir, en los pobres, que carecen de paños para cubrirse. No lo honres aquí, en la iglesia, con telas de seda mientras que fuera lo olvidas cuando sufre por el frío y la desnudez.

El que ha dicho: «Éste es mi cuerpo», confirmando el hecho con la palabra, ha dicho también: «Me visteis hambriento y no me disteis de comer» (cf. Mt 25,35) y «Os aseguro que, cuando dejasteis de hacerlo con uno de estos pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo» (Mt 25,45) […].

Aprendamos, pues, a pensar en honrar a Cristo como él quiere. En efecto, el honor más agradable que podemos rendir a aquel a quien queremos venerar es el que él mismo quiere, no el que nos inventemos nosotros […]. Haz que los hombres se beneficien de tus riquezas.

Dios no tiene necesidad de vasos de oro, sino de almas de oro […]. Por consiguiente, mientras adornas el lugar del culto, no cierres tu corazón al hermano que sufre. Éste es un templo vivo más precioso que aquél.

*

Juan Crisóstomo,
Homilía sobre el evangelio de Mateo,
50, 3ss: en PG 58, cois. 508ss.

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Cristo es la Transparencia

Viernes, 6 de agosto de 2021
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Dios mismo vino sobre la tierra como un pobre,
como un humilde.
Vino a través de Cristo Jesús.
Dios permanecería lejos de nosotros si
Cristo no fuera la transparencia.
Desde el comienzo Cristo estaba en Dios.
Desde el nacimiento de la humanidad,
era palabra viva.
Vino sobre la tierra para hacer accesible
la confianza de la fe.
Resucitado, hace su morada en nosotros,
nos habita por el Espíritu Santo.
Y descubrimos que el amor de Cristo se expresa ante todo
por su perdón y por su presencia continua dentro de nosotros.

*

“15 días con el Hermano Roger de Taizé “
escrito por Sofía Laplane
Editorial Ciudad Nueva

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En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Juan y a Santiago y subió al monte para orar.

Mientras oraba, cambió el aspecto de su rostro y sus vestidos se volvieron de una blancura resplandeciente.

En esto aparecieron conversando con él dos hombres. Eran Moisés y Elías,  que, resplandecientes de gloria, hablaban del éxodo que Jesús había de consumar en Jerusalén.

Pedro y sus compañeros, aunque estaban cargados de sueño, se mantuvieron despiertos y vieron la gloria de Jesús y a los dos que estaban con él.

Cuando éstos se retiraban, Pedro dijo a Jesús:

Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Vamos a hacer tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

Pedro no sabía lo que decía. Mientras estaba hablando, vino una nube y los cubrió, y se asustaron al entrar en la nube. De la nube salió una voz que decía:

Este es mi Hijo elegido; escuchadlo.

Mientras sonaba la voz, Jesús se quedó solo. Ellos guardaron silencio y no contaron a nadie por entonces nada de lo que habían visto.

*

Lucas 9,28b-36

***

Si supiéramos reconocer el don de Dios, si supiéramos experimentar estupor, como el pastor Moisés, ante todas las zarzas que arden en los bordes de nuestros caminos, comprenderíamos entonces que la transfiguración del Señor -la nuestra- empieza con un cierto cambio de nuestra mirada. Fue la mirada de los apóstoles la que fue transfigurada; el Señor permanece el mismo.

La cotidianidad de nuestra vida, trivial y extraordinaria, debería revelar entonces su deslumbrante profundidad. El mundo entero es una zarza ardiente, todo ser humano -sea cual sea la impresión que suscita en nosotros- es esta profundidad de Dios.

Todo acontecimiento lleva en él un rayo de su luz. Nosotros, que hemos aprendido a mirar hoy tantas cosas, ¿hemos aprendido los datos elementales de nuestro oficio de hombres? Se vive, en efecto, a la medida del amor, pero se ama a la medida de lo que se ve. Ahora, en la transfiguración, nuestra visión participa en el misterio, de ahí que el amor esté en condiciones de brotar de nuestros corazones como fuego que arde sin consumir, y así puede enseñarnos a vivir.

Debemos pasar de la somnolencia de la que habla el evangelio a la auténtica vela, a la vigilancia del corazón. Cuando despertemos se nos dará la alegría inagotable de la cruz. Al ver, por fin, en la fe, al hombre en Dios y a Dios en el hombre -Cristo- nos volveremos capaces de amar y el amor saldrá victorioso sobre toda muerte.

El Señor se transfiguró orando; también nosotros seremos transfigurados únicamente en la oración. Sin una oración continua, nuestra vida queda desfigurada. Ser transfigurados es aprender a ver la realidad, es decir, a nuestro Dios, a Cristo, con los ojos abiertos de par en par. Ciertamente, en este mundo de locos, siempre tendremos necesidad de cerrar los ojos y los oídos para recuperar un cierto silencio. Es necesario, es como una especie de ejercicio para la vida espiritual. Sin embargo, la vida, la que brota, la vida del Dios vivo, es contemplarlo con los ojos abiertos. Él está en el hombre, nosotros estamos en él. Toda la creación es la zarza ardiente de su parusía. Si nosotros «esperásemos con amor su venida» (2 Tim 4,8), daríamos un impulso muy diferente a nuestro servicio en este mundo .

*

J. Corbon,
La alegría del Padre, Magnano 1997

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Durante el verano, vuestras hermanas y hermanos de Cristianos Gays rezan contigo y por tí. De hecho, nuestro deseo es vivir nuestra vida cotidiana, iluminados interiomente por medio de Jesucristo. Queremos estar cerca de los que pasan las pruebas.

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Penetrar el misterio de Cristo

Viernes, 25 de junio de 2021
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Del blog  Amigos de Thomas Merton:

9664608117_c0347ee9ee_b(Obra de Justo Arosamena Lacayo)

“Admito que los jóvenes no tienen hoy ni la mitad de los problemas con que yo me debatía cuando era escolar. Su calma hará que se acalle, finalmente, cuanto queda todavía en mi propia confusión. Acuden a mí con preguntas inteligentes, y a veces con una aún más inteligente ausencia de las mismas. Me reaniman con su simplicidad. De manera espontánea comparten conmigo mi amor hacia cualquier cosa que haya descubierto por estos lugares, pero ignoran mi persistente interés en complicaciones teológicas. Para mí, ello es al mismo tiempo confusión y educación; veo que pueden proseguir perfectamente sin aquello que solía considerar necesario, aunque cambiara de opinión cuando estaba perfectamente cuerdo.

He dicho complicaciones teológicas, no Teología, porque constantemente les predico, basándome en las encíclicas, que deben saber Teología. Por las tardes, después de cenar, leo y admiro a santo Tomás, sentado en un montón de troncos detrás del prado, allí donde nuestros vecinos vienen los domingos a cazar. En ese lugar he descubierto que, después de todo, lo que los monjes necesitan no son conferencias sobre el misticismo, sino más luz acerca de las virtudes ordinarias, ya sean fe o prudencia, caridad o templanza, justicia o fortaleza. Y, sobre todo, lo que más precisan y desean es penetrar en el misterio de Cristo“.

*

Thomas Merton

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En esta tarde, Cristo del Calvario.

Viernes, 2 de abril de 2021
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En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero, al verte, mis ojos van y vienen
de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.

¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?

¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?

Ahora ya no me acuerdo de nada,
huyeron de mí todas mis dolencias.
El ímpetu del ruego que traía
se me ahoga en la boca pedigüeña.

Y sólo pido no pedirte nada,
estar aquí, junto a tu imagen muerta,
ir aprendiendo que el dolor es sólo
la llave santa de tu santa puerta.

Amén,

*

Gabriela Mistral

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Una semana diferente…

Lunes, 29 de marzo de 2021
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En este tiempo de Coronavirus, en tiempos de LGTBIfobia asesina en muchas partes del mundo, como vemos casi a diario en esta página Cristianos Gays,  esta Semana será muy, muy diferente…

Para algunos será una semana de confinamiento, para alguno, quizá, de vacación y ocio. Para otros, semana de fe y de oración, de Cristos yacientes y Dolorosas con lágrimas en los ojos y espadas en el corazón.

Pero si el pueblo recuerda a Jesús no es porque sufrió y murió, sino porque resucitó. Nadie evoca ni celebra la muerte de un fracasado. Ni se entiende el dolor del Viernes Santo, sin la apoteosis del Domingo de Resurrección. Por eso, la Semana Santa, no puede considerarse como una enfermiza y caduca forma de recrearse en el dolor, sino como afirmación rotunda y gozosa de que, a través de la Cruz, se llega a la Pascua.  Que es Luz, Vida y Esperanza para los creyentes. Es la base de nuestra fe cristiana.

Hay algo que los cristianos debemos evitar en Semana Santa: convertirnos en meros espectadores de la Pasión. A este Dios sólo se le entiende cuando sabemos amar a los que sufren, acercarnos a ellos y compartir su Pasión. Como la Verónica y el Cirineo del Evangelio. La Semana Santa es buena ocasión para mirar a nuestro derredor, porque  son muchos los cristos anónimos que cargan con su cruz y suben al Calvario. Arrimar el hombro al dolor de este mundo es el mejor modo de resucitar con Él.

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pintada

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Hay que salvar a Dios

En 1972, Maurice Zundel fue llamado al Vaticano por Pablo VI para predicar en el retiro de Cuaresma. Místico, teólogo, Maurice Zundel es un verdadero profeta del siglo XX.  En palabras del abbé Pierre: “Con él, nos encontrábamos en presencia de Alguien. Por su misma persona accedíamos casi naturalmente al misterio de Dios. A lo absoluto.

Os invitamos a seguir con Maurice Zundel, paso a paso, hasta Pascua …

Cristo en Auschwitz

Porque la Pasión de Jesucristo revela en el tiempo el amor eterno de Dios para con el hombre, Dios será eternamente crucificado mientras haya un único ser, una sola criatura que diga no. No hay parcialidad en Dios. Dios no es una madre que discierne entre sus hijos; cada criatura es el objeto de una ternura infinita y, mientras haya una sola que no sea recogida en las cosechas eternas, Dios será crucificado. Esto es el Infierno, el Infierno de Dios, el Infierno en la luz de la Cruz, el Infierno al cual condenamos a Dios y del cual absolutamente hay que librarlo. Es la única manera de escuchar la llamada de la Cruz. No se trata de un sacrificio ofrecido a Moloch por un inocente acosado y abandonado, se trata de esta inocencia del Dios revelado en Jesús. Se trata de la Pasión de un Dios que es madre, infinitamente más que todas las madres, y cuya justicia maternal contiene esta sustitución de la inocencia infinita a la culpabilidad ilimitada. Y si esto es verdad,  hay que revertir absolutamente todas las perspectivas: no es a nosotros, es a Dios a quien hay que salvar.  Hay que salvar a Dios de nosotros mismos, como es necesario salvar la música de nuestro ruido, la verdad de nuestros fanatismos y el amor de nuestra posesión. La Cruz finalmente es la cicatrización de todas las heridas que Dios noha cesado de sopotar en el curso de la Historia, ya que todos los males y las catástrofes que afectaron el Universo, la Vida y la humanidad, fueron otras tantas heridas en el Corazón de Dios.

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David Trullo+Ecce Homo(David Trullo+Ecce Homo)

Señor Jesús, Tú que consentiste que te hirieran, gracias por venir para habitar mi gran herida. Dame la gracia de abandonarme en Ti en la confianza, Tú que conoces el peso de los días y la dureza del camino …

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Maurice Zundel
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Antonio Piñero: “Hay que distinguir entre el personaje histórico Jesús de Nazaret y el Cristo celeste”

Martes, 9 de marzo de 2021
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Nos encontramos ante la continuación de la publicación el año pasado de La Aproximación al Jesús histórico, en esta misma editorial. Esta continuación de su obra corresponde en realidad a ponerse en diálogo con otros autores. Se trata de su última publicación que nos trae una visión crítica de la cristología

Y es que parece que al tratar este tema central de la teología cada uno defiende a su Jesús y Antonio Piñero pretende presentarlo como fruto de un consenso, pero “ese consenso no lo es de historiadores confesionales, sino consenso de historiadores independientes y claro está, dentro de ese consenso los hay de todo pelo y condición”

“Jesús histórico: otras aproximaciones” de Antonio Piñero en Trotta

En esta obra podemos encontrar por una parte la aproximación teológico-histórica y por otra parte una histórico-crítica donde podemos encontrar al Jesús de Antonio Piñero. Afirma que es cierto que cada autor tiene a su propio Jesús y trata de “reproducir fielmente el pensamiento de la persona a la que voy a someter a crítica” para con posterioridad poder exponer lo que según su parecer no se aproxima al Jesús histórico y aquello que sí pero siempre enmarcándolo dentro de una hipótesis. Es importante por ello hacer una buena presentación para luego dar alternativas y aceptar la parte buena que al parecer de Piñero tiene ese autor.

Estamos ante un personaje muy investigado e interesante, soporte y fundamento de más de dos mil millones de personas pero cuya obra, dichos y hechos han sido transmitidos por sus seguidores y recogido por escrito entre cuarenta y setenta años después encontrándonos con escritos como el Evangelio de Juan que tratan de divinizar y ensalzar su figura. Pero esto no solo ocurre en los evangelios sino que es norma de toda biografía antigua.

Ese es el motivo por el que apenas tenemos reseñas de su infancia, se centran en su vida de adulto y ensalzan sus virtudes. Cierta similitud encontramos en autores como Tácito o Plutarco a la hora de hablar de la vida de los Césares o del personaje al que narran y que ensalzan sin reparos. Era la forma de escribir en la época y nos hace pensar como historiadores del siglo XXI hasta qué punto podemos tragarnos esa magnificación, elevación y ensalzamiento.

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Antonio Piñero: “Elija Usted su Jesús mítico”

Los ‘Jesús’ de la investigación teológica

Senén Vidal divide la vida de Jesús en tres partes con tres proyectos distintos. El primero como discípulo de Juan el Bautista, al que sigue su etapa judía pero su última etapa parece un tanto irreal al limitarse a una semana. Quizá sería mejor verlo como un proceso progresivo y no tanto dividido. Cosa que ayudaría a no encontrarnos con un Jesús que comienza el domingo de ramos como el mesías y rey de Israél que cuatro días más tarde hace saltar el sistema expiatorio del templo instituyendo una cena pascual irruptiva. En una persona como Jesús parecería poco plausible que rompiera con sus propias creencias de esta manera.

Sean Freyne ha escrito cosas muy interesantes con un enfoque marxista en la historia al considerar que los condicionantes sociales y económicos de la sociedad galilea donde podemos hurgar el pensamiento teológico de ese momento que podremos considerar determinó el pensamiento de Jesús. Ante este autor Piñero desaprueba la visión de un Jesús al final de su vida como siervo de Yahvé, por ser una construcción teológica cristiana cristiana y no judía. Para los judíos no era interpretado mesiánicamente sino como el justo perseguido.

Otro autor de calado  en José Antonio Pagola al que hay que agradecer la valentía de intentar hacer un Jesús histórico rompiendo el fuego en el sitio más difícil, dentro de una jerarquía. Pero según Piñero no es un autor consecuente al “meter ciertas morcillas teológicas” que no corresponden al Jesús de la historia. Y cuando encuentra alguna cosa histórica que puede molestar al establishment de los obispos, lo pone en nota y aún así no salió bien parado. Para Piñero, el Jesús histórico de Pagola no es histórico sino teológico.

Seguimos con el Jesús de James D.G. Dunn que intenta hacer un punto de vista muy interesante al hacer una aproximación sobre el Jesús recordado, puliendo el recuerdo hasta llegar a la persona histórica. La critica vendrá por considerar que hay un montón de recuerdos de Jesús que son independientes de la creencia de aquellos que conservan esa creencia en la resurrección de Cristo. Esto es inaceptable para Piñero puesto que todos los recuerdos son dependientes en líneas generales de la fe en la Resurrección.

Rafael Aguirre, Carmen Bernabé y Carlos Gil Albiol tratan de buscar un Jesús histórico pero Piñero considera que no sacan las consecuencias de un Jesús que es judío. Jesús no es el fundador de una nueva religión sino el fundamento que causa la reinterpretación que posteriormente hará Pablo y sus discípulos. La crítica a este grupo será la de considerar que toman su camino silenciando a todo el que discrepa de sus ideas.

Gerhard Lohfink presenta un desarrollo muy aceptable pero cae en la misma dinámica que Pagola al presentar a un Jesús más teológico. Y por último citamos a Javier Gomá Lazón hay que reconocer el esfuerzo de presentar a Jesus en su culmen como un Jesús ejemplar a quien Dios premia su ejemplaridad con la resurrección. Pero claro, esto de la resurrección no se puede probar con la filosofía y así lo reconoce pero termina por obviarlo y dejarse llevar por lo teológico.

Aproximaciones histórico-críticas

Nos queda comentar la segunda sección del libro que trata de hacer una aproximación histórico-crítica con otros autores de calado como Paul Heinrich Dietrich, Holbach, Gerd Theissen y Annet Merz, José Monserrat Torrents. Destaca de este grupo la apreciación de Torrents al considerar que los romanos solo utilizaron la muerte en cruz con aquellos que iban armados y esto ha sido muy silenciado por la tradición y esta postura es demasiado unilateral ya que en la Palestina del siglo I no era de extrañar ir armado como medio de defensa y por tanto no sería de justicia hacer de Jesús un galileo armado.

Mención especial de Piñero a John P. Meier ante el que se quita el sombrero pero que  “destaca demasiado acríticamente que Jesús fue un personaje unicum, un único, y creo que el personaje unicum atribuido a Jesús no es real porque Jesús entra dentro de una serie de rabinos que con ingenio discutían sobre sus conocimientos aunque para muchos judíos, las parábolas de Jesús son la perla de la literatura judía del siglo primero”

Antonio Piñero, junto a  Gonzalo Puente Ojea y Fernando Bermejo son herederos de la escuela filológica alemana que reducen a Jesús a 27 puntos de consenso. Entre estos investigadores independientes defienden que entre el Jesús histórico y Jesucristo hay una especie de barranco o especie de salto insalvable. Para Puente Ojea, Cristo es un mito, para Piñero es un concepto teológico y para Bermejo Jesucristo es una historiografía puramente inventada por los evangelios que hay que reducirlo a su justo término. Pero los tres son defensores acérrimos de un Jesús de Nazaret histórico sobre cuya base, fundamentalmente Pablo de Tarso y sus sucesores, construyeron al Cristo celeste. Por tanto, hay que distinguir entre el personaje histórico Jesús de Nazaret y el Cristo celeste.

Toda una interesante lectura que podemos encontrar en Trotta Editorial bajo el título EL JESÚS HISTÓRICO otras aproximaciones, reseña critica de algunos libros significativos en lengua española.

 Fuente Religión Digital

Biblioteca, Cristianismo (Iglesias), General , , , , ,

Ser cristiano es vivir como Cristo y quedar unido a él.

Lunes, 15 de febrero de 2021
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Del blog Amigos de Thomas Merton:

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El siguiente texto es un prefacio, escrito por Thomas Merton, para una edición japonesa de su libro VIDA Y SANTIDAD, uno de los más exitosos en cuanto a acogida de los lectores se refiere. En mi caso particular he leído ese libro muchas veces y me he aprovechado de él, académica y espiritualmente. A unos días de celebrar otro aniversario del natalicio del monje trapense, lo comparto acá:

El hecho de que el cristianismo se desarrollara en Occidente, y de que la cristiandad o la «cultura cristiana» se haya identificado durante tanto tiempo con la cultura europea, nos hace olvidar que el cristianismo es, desde el punto de vista europeo, «oriental» en su origen. Los rasgos culturales que el cristianismo adquirió desde que se aclimató a Europa no son necesariamente cristianos. De ahí que el cristianismo en ocasiones presente la apariencia de un sistema marcadamente activo, individualista y ético, basado en un cuerpo de verdades dogmáticas que tienden a definir a Dios objetivamente y a ofrecernos una explicación clara y definida de Su voluntad y de Sus planes para el mundo. Lo que le queda al hombre es aceptar esas descripciones y explicaciones especulativas y vivir una vida energética, progresista y productiva llena de rectitud y buenas obras.

Este concepto activo del cristianismo parece implicar que ser «cristiano» comporta también ser «moderno», «progresista» y «occidental». Para quienes son partidarios de las ideas occidentales, esa visión del cristianismo les puede resultar atractiva. Ciertamente se trata de una religión que mira hacia el futuro, pero no pone sus esperanzas meramente en el progreso humano. Del mismo modo, la esperanza del cristiano es sin duda una esperanza en el hombre, pero deposita su confianza en Dios y no en el hombre.

El Dios escondido, de cuyo ser nos damos cuenta oscuramente cuando somos conscientes de nuestra propia vida y libertad, pero al que no podemos ver, ni definir de forma adecuada o explicar con claridad, sin duda alguna se ha revelado. Pero no ha expuesto a la luz claramente el misterio interior de Su naturaleza escondida, tal y como Él es en Sí mismo. Lo que ha revelado en el Evangelio es Su amor al hombre. Este amor nos ha abierto un camino de salvación, en el que oímos Su voz llamándonos a una plenitud que al principio no podemos entender, pero que puede alcanzarse si obedecemos Su voluntad misteriosa. Esa voluntad es algo más que una ley externa. Es una vida en la que Dios mismo vive en nosotros, a través de Su Espíritu Santo.

El cristianismo es en primer lugar un modo de vida antes que una forma de pensar. Limitarse a estudiar las verdades cristianas y obtener de ese modo comprensión intelectual no basta. De hecho, el estudio, por sí solo, no nos aporta una comprensión completa de las mismas. Únicamente si vivimos la vida cristiana podemos llegar a entender el significado completo del mensaje cristiano. El sentido de ese mensaje es precisamente que Dios ha venido a morar en el hombre y a mostrar, en él, que las penas, los sufrimientos y los fracasos inherentes a la existencia humana jamás pueden privar al hombre de sentido siempre que sea capaz de decidir vivir como un hijo de Dios y que permita que Dios viva y triunfe en su corazón. Eso no es tan solo cuestión de consuelo individual sino de amor fraterno. El cristiano da testimonio del amor de Dios al mundo viviendo una vida comunitaria en la cual la presencia de Cristo se manifiesta oscuramente en el amor que los hermanos se muestran entre sí.

No se puede vivir la vida cristiana tal como se debe sin aspirar a ser santo. Para ser santo se ha de estar libre de la tiranía y de las ataduras del pecado, la lujuria, la ira, el orgullo, la ambición, la injusticia y el espíritu de violencia. Cuando se renuncia sinceramente al pecado y a la vida egoísta, se comienza a encontrar algo de la paz y de la serenidad que vienen de la conciencia de que Dios vive y obra en nosotros. Sin embargo, el «hombre viejo» y pecador todavía no ha muerto en nosotros. Pronto tiene lugar una nueva fase de lucha e incertidumbre en la que nos damos cuenta de que la santidad no es fácil, y no consiste solamente en fuerza de voluntad y en buenas intenciones. En esta lucha difícil ganamos experiencia de nuestras propias limitaciones y flaquezas. Pero también aprendemos, por experiencia, que si confiamos en el poder de Dios, y buscamos imitar a Su Hijo amado, Jesucristo, en Su pasión y en Su victoria, recibimos una fuerza misteriosa cuya fuente no es humana. Entonces comenzamos a identificarnos más con Cristo y a darnos cuenta, al menos en el silencio del corazón que ama y confía en Él, que Él mismo vive en nosotros y es nuestra fuerza. Jesucristo es nuestro nuevo y secreto yo. Nuestro verdadero camino a la vida pasa, pues, por renunciar a nuestro yo externo, con sus deseos e ilusiones egoístas a fin de que Cristo pueda vivir en nosotros. Así es como empezamos a ser auténticamente cristianos. Pues entonces la vida nueva que comenzó en nosotros sacramentalmente por el bautismo se convierte en una cuestión de experiencia cotidiana, puesto que Cristo toma posesión de nuestro ser a fin de ser Él mismo la vida, la santidad y la sabiduría en nosotros.

El camino cristiano necesariamente comienza aprendiendo a obedecer ciertas normas de conducta, pero pronto se convierte en una forma de simple obediencia a Dios en el Espíritu del amor que mora en su Iglesia, la asamblea de todos los fieles que son Uno en Cristo.

Este aspecto comunitario de la santidad cristiana es importante. La perfección cristiana no es únicamente el severo desapego ascético del individuo que se ha propuesto seguir una vía heroica de renuncia. Es ante todo una comunión en el amor jubiloso de Cristo viviente en Su Iglesia. Es una forma de compartir la alegría de la fe, una participación en la adtextosoración y en la luz espiritual, una vida común en el Espíritu Santo. De esta vida nadie queda excluido, ni el pobre, ni el despreciado, ni el pecador infortunado que consiente en ser amado y en volver a Cristo.

Ser cristiano no consiste, pues, en creer en Cristo sino en vivir como Cristo y, de una manera misteriosa, en quedar unidos a Cristo. En eso se basan al mismo tiempo la vida y la santidad cristianas.

El camino a la santidad cristiana no exige una extraordinaria virtud ni poderes milagrosos sino la fidelidad y el amor sencillos en el día a día de la vida ordinaria. El trabajo, la vida de familia, los consuelos sencillos y los sufrimientos ordinarios de los cristianos se viven con un nuevo Espíritu, y están llenos del amor y de la fe que persiguen solamente la voluntad de Dios, y no el provecho y la gratificación personales.

Este libro está escrito para cristianos que han decidido que no pueden contentarse con una práctica exclusivamente externa de su religión. No les basta con limitarse a «cumplir sus obligaciones» y con vivir vidas «correctas». Son conscientes de que se puede ser bueno exteriormente sin conocer a Cristo, pero no les satisface una vida que no Lo conozca. Creen que su vocación cristiana entraña una revolución interior en la que lo que parece ser su «yo» se destruye gradualmente y a cambio aparece otro ser más profundo, el Espíritu de Cristo. Esos cristianos son verdaderos cristianos que saben que «Dios es amor» y que no buscan sino abandonarse a ese amor. Amando a Dios es como aprenden a amar a los demás como a sí mismos. Su amor pone de manifiesto que Dios mora en ellos.

Pero vivir esa vida de amor hoy en día requiere un gran valor y paciencia. El mundo está en crisis. La sociedad humana está asolada por una especie de locura que amenaza con destruirla en su totalidad. La fe, el amor y la paciencia de los santos son las únicas fuerzas que pueden salvarnos de esa destrucción. El cristiano, con profunda compasión, debe intentar ayudar a sus semejantes a escapar de las terribles consecuencias de la avaricia y el odio. Debe interesarse por la justicia social y la paz en la tierra. Sería un error grave confundir el cristianismo con la ideología del poder y la fuerza que a veces influye en las políticas de ciertas naciones que apelan al cristianismo para verse legitimadas.

Está claro que los cristianos de Asia y de África han de aprender cada vez más a crear formas auténticas de testimonio cristiano que sean propias y no estén dominadas por las ideas culturales y los prejuicios importados del mundo occidental.

Esta traducción permite al autor expresar su profundo amor hacia sus hermanos y hermanas de Corea, y asegurarles que ora por ellos, al tiempo que les pide que también ellos recen por él para que pueda ser fiel a la tarea que tiene asignada dentro de la Iglesia.

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Thomas Merton,
LA VOZ SECRETA.
Reflexiones sobre mi obra en Oriente y Occidente

(Sal Terrae, 2015)

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“La resurrección de Jesús según san Pablo”, por Gonzalo Haya.

Lunes, 25 de enero de 2021
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St.Paul-Icon-700pxEl primer documento escrito sobre la resurrección de Jesús se lo debemos a Pablo, solamente 20 ó 30 años después de su crucifixión. El obispo episcopaliano J. S. Spong ( 1, 2,) hace hincapié en este dato, porque se trata de una escueta interpretación de la resurrección, sin la escenografía de apariciones que 40 ó 50 años después presentaron los evangelistas. Y esa escenografía nos ha llevado a imaginar la resurrección como vuelta a la vida del cuerpo, mientras que Pablo interpretó la resurrección como una transformación en otra dimensión.

Exponemos a continuación los textos de Pablo y un resumen de los argumentos del trabajo de Song:

Rom 1,4; que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,

Rom 4,25; el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.

Rom 8,34;  ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

Rom 14,9; Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.

1Cor, 15,3-8; Lo que os transmití fue, ante todo, lo que yo había recibido: que el Mesías murió por nuestros pecados, como lo anunciaban las Escrituras, que fue sepultado y que resucitó al tercer día, como lo anunciaban las Escrituras; que se apareció a Pedro y más tarde a los Doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez: la mayor parte viven todavía, aunque algunos han muerto. Después se le apareció a Santiago, luego a los apóstoles todos. Por último se me apareció también a mí, como al nacido a destiempo.

1Cor, 15,15-17; Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan.  Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.

· Pablo nos da las primeras referencias sobre la resurrección de Jesús, principalmente en Rom 1,4 y 1Cor 15,3-8. No conoce nada sobre signos portentosos a la muerte de Jesús ni sobre el sepulcro vacío. Para comprender lo que dice Pablo tenemos que olvidar de momento todo lo que dicen los evangelios sobre la resurrección de Jesús: discípulos de Emaús, tumba de José de Arimatea, mujeres que llevaban ungüentos a la tumba, y otras apariciones.

· Pablo concibió la resurrección según los tres modelos que encontraba en la tradición judía: Henoc “caminó con Dios y después desapareció porque Dios se lo llevó” (Gén 5,24). Moisés murió “como lo había dispuesto el Señor, y lo enterró… y hasta la fecha nadie sabe dónde está enterrado” (Dt 34,5-6) de modo que el pueblo creyó que no había muerto y estaba con el Señor. Elías fue arrebatado por un carro de fuego y transportado vivo a la presencia de Dios (2Reyes 2,11). Estos eran los modelos que tenía Pablo para comprender su experiencia de Jesús vivo a pesar de había sido crucificado y sepultado.

· La resurrección es el momento en que Dios constituye a Jesús como su Hijo, Mesías y Señor (Rom 1,3-4). Esta afirmación podría ser considerada como “adopcionista” según el concilio de Nicea.

· Según Pablo, Jesús se aparece primero a Pedro (según Juan se apareció primero a María Magdalena, según Marcos Mateo y Lucas el primer anuncio fue a un grupo de mujeres que habían seguido a Jesús). Sigue la aparición a los Doce; ahora bien, o Doce es un número simbólico, o Pablo no sabe nada de la traición de Judas, o quizás el personaje simbólico, elaborado posteriormente, sea Judas. Después a quinientos hermanos; después a Santiago, ¿el hermano del Señor? “Por último”, e igualmente,a Pablo; ¡cuya conversión sucedió entre uno o seis años después de la muerte de Jesús!

· Lucas sitúa todos los acontecimientos de Pascua, entre la resurrección y la ascensión, en 40 días. Los casi seis años de Pablo y la falta de detalles de una apariencia física -mensajes orales y contacto físico- nos indican que Pablo no entendió la resurrección como la revivificación del cuerpo físico de Jesús; esas descripciones fueron elaboradas posteriormente por las comunidades y recogidas por los evangelistas.

· Pablo solamente había experimentado que Jesús vivía y entendió que había sido constituido Señor y Mesías. La resurrección fue, más bien, la transformación en un plano diferente, a un orden de conciencia más allá de los límites del tiempo y del espacio… lo que él llamó cuerpo espiritual” 1Cor 15,44). No hubo una revivificación del cuerpo que permaneciera en la tierra durante unos días y luego fuera “elevado” a los cielos. Al morir, fue transformado; ya no es un mortal, “la muerte ya no tiene dominio sobre él” (Rom 6,9). “Esta carne y hueso no pueden heredar el reino de Dios, ni lo ya corrompido heredar la incorrupción (1Cor 15:50)

Tenemos dificultad de imaginar esta transformación porque necesitamos explicarla con los conceptos e imágenes obtenidas de este mundo material, y porque nuestro imaginario se ha nutrido con los relatos de los evangelistas que trataron de plasmar y visualizar la resurrección de Jesús. El pueblo sólo concebía una vida real en un cuerpo; un ser sin cuerpo les parecería un fantasma.

Los estudios bíblicos se concilian mejor con los estudios de la antropología actual, y nos facilitan una comprensión más actual y adulta de nuestra fe. Lo trascendente sigue siendo un misterio, pero al menos no resulta contradictorio con nuestros conocimientos científicos de lo inmanente.

Gonzalo Haya

Fuente Fe Adulta

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Hemos de convertirnos en lo que ya somos

Miércoles, 23 de diciembre de 2020
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Del blog Amigos de Thomas Merton:

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“En palabras de Thomas Merton: hemos de convertirnos en lo que ya somos. La venida de Cristo en nuestras vidas nos ayuda a darnos cuenta de que Él es como si dijéramos nuestro auténtico Yo, la realidad profunda dentro de todos y cada uno de nosotros. Una vez que Dios entra en la condición humana, todos nos convertimos en seres potencialmente divinos. Por medio de la encarnación de su Hijo, Dios se incorpora a la humanidad entera, pasada, presente y futura, con su propia majestad, dignidad y gracia. Cristo mora dentro de nosotros de una manera misteriosa, pero muy real. El propósito principal de toda la liturgia, de la oración y de los ritos es conducirnos a esa percepción de Su presencia y unión con nosotros”

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Thomas Keating,
El misterio de Cristo

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Mireia Rourera: El cuerpo de las mujeres también encarna a Cristo.

Lunes, 19 de octubre de 2020
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SwNfmhnL_400x400La plataforma de mujeres creyentes ‘Alcem la Veu’ se dio a conocer en Cataluña pocos días antes del 8 de marzo pasado con una concentración ante la catedral de Barcelona. Fue una acción coordinada con otras manifestaciones parecidas que se hicieron en más de 20 ciudades del mundo bajo el paraguas del movimiento internacional de Voices of Faith, en que las mujeres que forman parte de la Iglesia reivindican su papel, su derecho a tener voz y voto, y su compromiso feminista. Una de las impulsoras de Alcem la veu (“Levantemos la voz”) es Neus Forcano.

¿Qué es Alcem la veu?

Se trata de una plataforma que se crea el julio del 2019. Nace cuando un grupo de mujeres activas en movimientos y parroquias que nos conocemos de coincidir en diferentes manifestaciones, congresos o cursos, nos decidimos a crear una entidad para reivindicar nuestros derechos y para manifestar públicamente la Iglesia en que creemos. Algunas de estas mujeres provienen del Movimiento de Profesionales Católicos de Barcelona (MPCB); otras, de la HOAC; otras participan en la Acción Católica Obrera (ACO)… y también hay mujeres del Col·lectiu de Dones en l’Església, las pioneras.

¿Quiénes son?

La reivindicación de los derechos de las mujeres dentro de la Iglesia la venía protagonizando en Cataluña, de forma muy activa y desde el 1986, el Col·lectiu: Maria Pau Trayner, Roser Soler, Sefa Amell, Maria Martinell… Algunas de nosotras hemos aprendido de ellas, hemos querido agrandar el movimiento. Con la plataforma Alcem la veu nos damos a conocer coincidiendo con el 8 de marzo, a pesar de que la concentración la convocamos unos días antes para no dividir la concentración unitaria del día 8, en la que siempre hemos participado.

¿Qué es lo que decís?

Queremos explicar que en la Iglesia católica también hay mujeres conscientes que reivindicamos la igualdad, nos sabemos dignas y no queremos renunciar a formar parte de las comunidades dónde celebramos y compartimos la fe. Queremos que la gente sepa que la Iglesia católica no es uniforme, que también existe nuestra visión, la de mujeres feministas.

¿Y escribisteis un manifiesto?

El manifiesto no pretende ser un punto de origen, recoge reivindicaciones históricas de las mujeres de Iglesia. Es un manifiesto maduro que explicita que las mujeres católicas podríamos ejercer las mismas funciones y tener acceso directo a los ministerios como los hombres, y añadimos que esto no esté pasando es una discriminación clarísima. Tenemos argumentos teológicos, argumentos racionales y los derechos humanos que nos avalan. Hemos crecido en un cristianismo que esto lo entiende y lo ve factible. Lo que nos extraña es que no haya un cambio, que no haya más eco dentro de la Iglesia para que esto pueda ser una realidad.

Bien es verdad que los cambios son lentos.

Si se observa solo el organigrama eclesiástico, todo es muy lento y no hay visibilidad de las mujeres. Ahora bien, si vas conociendo movimientos y personas que trabajan dentro de organizaciones eclesiales, las mujeres toman relevancia y tienen un papel importante. Hay mujeres en el ámbito académico, en acción social, algunas forman parte de los equipos de coordinación o de representación en movimientos y grupos eclesiales, pero no en órganos de decisión directa de la jerarquía eclesial. No hay ningún obispo o ningún jerarca que públicamente haga un alegato a favor de la participación más explícita de las mujeres en órganos de decisión de la Iglesia, prefieren callar, como si fuera algo que sólo reivindicamos nosotras, como si fuera sólo cosa nuestra. A nivel particular, pueden reconocerlo, pero no lo harán públicamente. Las mujeres ya ejercen de diáconas y, sin embargo, no pueden ser ordenadas como diáconas ni reciben la denominación de diáconas. ¿Por qué no se puede llamar diácona a una mujer que ejerce de diácona?

¿Qué lo impide?

El Código Canónico. Pero el derecho canónico es derecho, es ley que responde a la evolución de la historia de la Iglesia. No hay nada que no pueda ser cambiable. Y dentro de la Iglesia, como en todas partes, hay personas más estrictas, que se acogen a la ley, y personas de vanguardia que se atreven a nombrar lo que ya es una realidad.

En Barcelona este año sólo se habrán ordenado cinco presbíteros. La Iglesia tendrá que acabar aceptando las mujeres.

Ante la carencia de presbíteros ya se decía hace tiempo que habría que aceptar a las mujeres, como diáconas, como presbíteras…. Pero no. Han preferido confiar en varones de otros países que no conocen ni la cultura, ni las lenguas de aquí. Siguen una formación, pero acaban siendo las mujeres y los laicos de las parroquias quienes los forman y los acogen para que puedan presidir la Eucaristía a pesar de las dificultades con el idioma, el choque cultural e incluso dificultades de integración en la comunidad… ¡Todo muy artificial!

En el Sínodo de la Amazonia, Francesc admitió que a falta de presbíteros hay mujeres que hacen sus funciones: casan, bautizan, hacen misa, dan la comunión…

Por supuesto. El papa Francisco es inteligente y sabe que está en una posición en que tampoco puede ser vanguardia unilateral de muchas cosas. Como papa intentará crear espacios, encuentros y lugares donde los creyentes puedan ir hablando, donde la Iglesia pueda ir madurando, y bendecirá estos movimientos. Está haciendo una política de dejar que cada cual en su lugar intente avanzar lo máximo que pueda en esta dirección más abierta, más plural, más inclusiva… A nosotras nos está bien, pero sabemos y no esperamos que desde la Iglesia del Vaticano, desde la jerarquía, se nos abra la puerta. Lo que nosotras queremos es darlo por hecho allí donde estamos, donde compartimos nuestra fe y nuestra experiencia comunitaria.

Concentració de Alcem la Veu

Concentració de Alcem la Veu

¿Qué quiere decir?

Que nosotras, desde la base, desde los movimientos, desde nuestros lugares, lo vivamos y lo celebremos como si esta posibilidad ya existiera. Es lo que hicieron las primeras comunidades cristianas. La primera comunidad cristiana es una comunidad judía con pluralidad de voces, donde una secta mesiánica cree que el personaje llamado Jesús es ya el Mesías definitivo, el que ya ha hecho el gesto de amor total. Y a partir de ahí se lee la historia bíblica de forma diferente, y se cambian ritos. Si no hubiera habido personas que hubieran creído en esta nueva secta, no se habría separado esta sinagoga cristiana de la sinagoga judía.

¿Y vosotras, hacéis lo mismo?

Nuestra fe es imposible vivirla desde esquemas o formulaciones que no concuerdan con nuestro sentir. Participamos en nuestras comunidades, pero también organizamos plegarias y celebraciones donde nosotras somos concelebrantes. No significa que estemos haciendo una Iglesia paralela. Formamos parte de la Iglesia y lo que reivindicamos es que ésta no es uniforme, no es sólo la Iglesia jerárquica. No queremos pasar desapercibidas ni ser silenciadas, queremos tener voz. Y lo queremos hacer público para que la gente sepa que hay un cristianismo que piensa y que vive así.

¿Y cuando decís que queréis recuperar la memoria de mujeres de la Iglesia?

En este punto también tenemos que romper el tópico de que, en la Iglesia, las mujeres no han tenido nunca voz. No sería justo decirlo así porque, precisamente en el cristianismo europeo y en todos los siglos, las mujeres han podido hacer cosas que quizás los códigos civiles o las normas y costumbres de las sociedades del momento no les permitían hacerlo con la misma libertad. El papel que ellas tuvieron en la Iglesia fue también una apertura a poder hacer más en el ámbito público, de cara a la comunidad, con un valor y una dignidad de la que tal vez no gozaban en la sociedad civil del momento.

Por Corpus Christi, este pasado junio, hicisteis una plegaria muy especial.

Partimos de las palabras de Pablo cuando dice “todos sois uno”, un solo cuerpo, y todos formamos parte de este cuerpo, que es el Cristo. Nosotras, que nos sentimos plenas y formando parte de este cuerpo, quisimos celebrar el día del Cuerpo de Cristo siguiendo las propuestas de la teóloga Emma Martínez Ocaña, que habla de la palabra encarnada en el cuerpo de las mujeres. Valorar las diferentes partes de nuestro cuerpo nos hace conscientes para conocernos y animarnos a movernos, a saber dónde queremos ir, qué queremos construir…Hicimos la plegaria celebrando el cuerpo de las mujeres, porque el cuerpo de las mujeres es digno y encarna también a Jesús, el Cristo. Así, todo aquello que hacemos desde la fe en Cristo forma parte del hacer Iglesia, del hacer camino.

¿Una plegaria con sororidad?

La palabra sororidad, como defiende la antropóloga mexicana Marcela Lagarde, se usa en el feminismo para indicar la unión o el vínculo que hay entre mujeres por un objetivo político, o para reivindicar algo justo. Esto es lo que le da miedo a la Iglesia. Las mujeres somos mayoría pero no tenemos acceso a la acción ministerial. Queremos conseguirlo cómo lo han hecho las anglicanas o cómo lo disfrutan las protestantes. El catolicismo está a la cola de ponerse al día, pero no lo decimos con rabia, porque desde hace tiempo, cuando conviene, nosotras también celebramos. En Europa hay movimientos fuertes a favor de la ordenación de católicas y también hay mujeres que voluntariamente han querido ser presbíteras y han buscado quién las pudiera ordenar…

Pensaba que solo estaba la polaca Ludmila Javorova…

Hay más. En el Estado hay una gallega, Christina Moreira, que es presbítera y forma parte también de este movimiento. Su comunidad le da un apoyo total. Son realidades que ya existen pero que la gente no las conoce… ni la jerarquía deja que se vean.

Desde vuestra entidad estáis apoyando a una teóloga francesa que quiere ser arzobispo de Lyon.

Sí, a Anne Soupa. El cardenal Philippe Barbarin tuvo que renunciar el mes de marzo al arzobispado de Lyon por haber encubierto un caso de abusos sexuales, y Anne escribió al nuncio del papa pidiendo poder ocupar el cargo de obispo. Tiene 73 años, es teóloga y tiene claro que está capacitada para ocupar este lugar y que una mujer tiene que tener la oportunidad para ocuparlo. Argumenta que las mujeres pueden ocupar lugares funcionales de la Iglesia sin necesidad de tener el ministerio ordenado. No sólo la apoyamos sino que creemos que, si más mujeres estuvieran dirigiendo la Iglesia y participaran en la política, en general, podrían cambiar cosas.

¿De cara al año que viene estáis trabajando para poder hacer una peregrinación a Roma?

Sí. Uno de los objetivos del año que viene es participar en la convocatoria internacional para ir a Roma el noviembre del 2021. Ya veremos si se podrá hacer, pero lo más importante no es la meta sino el camino… así que cada grupo y cada comunidad está trabajando en diferentes acciones para dar visibilidad al pensar de las mujeres, al hacer de las mujeres y a la voz de las mujeres dentro de la Iglesia. Por eso pretendemos hablar con todas las mujeres que están implicadas en movimientos de la Iglesia catalana, que son activas en parroquias o que son teólogas. Queremos saber qué piensan de su papel dentro de la Iglesia, y en función de lo que expresen, organizaremos diferentes acciones o encuentros. Otros grupos españoles también se suman a esta iniciativa. Todas las contribuciones, reflexiones, las compartiremos en la plataforma internacional Voices of Faith, desde donde se organiza este peregrinaje mundial para el reconocimiento del pensar y el querer de las mujeres de Iglesia.

Mireia Rourera

Fuente Atrio

Neus Forcano es licenciada en filología y da clases de lengua y literatura de bachillerato en una escuela concertada de Barcelona. Hizo un máster de historia de las mujeres y ha estudiado ciencias religiosas en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Barcelona (ISCREB). Siempre interesada en la teología, ha formado parte del Col·lectiu de Dones en l’Església y ahora es una de las impulsoras de la plataforma de mujeres creyentes Alcem la veu. Entre los temas que más ha estudiado y por los cuales se ha interesado hay las primeras comunidades cristianas y también recuperar y dar a conocer las voces de las mujeres que han hecho Iglesia, muchas de las cuales han sido silenciadas. Es miembro de la Asociación Europea de Mujeres para la Investigación Teológica (ESWTR), miembro del Consejo de Dirección de Iglesia Viva y colaboradora de Cristianisme i Justícia.

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Que todos sean uno.

Domingo, 6 de septiembre de 2020
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Que la oración divina de Cristo obtenga satisfacción y realización en esta esperanza y con estos deseos :

” Padre santo, cuida en tu nombre a aquellos a los que  tú me has dado
para que sean uno como nosotros comos uno…
Santifícalos en la verdad: tu palabra es la verdad…
No ruego sólamente por ellos, sino también por los que,
gracias a su palabra, creerán en mí…;
para que perfectamente sean uno…

Ven.

De esta armonía tan deseada y de esta unidad que la caridad fraterna

debe alimentar y mantener nacerá una gran paz que sobrepasa

todo sentimiento porque viene del cielo.

*

 Juan XXIII

***

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En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

“Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.

Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”

*

Mateo 18,15-20

***

Hay un significado clásico de la corrección fraterna, en perfecta consonancia con el mandato evangélico de Mt 18, que entiende este servicio fraterno, en la línea de recuperación de quien se ha equivocado, como un modo evangélico de situarse ante el pecado ajeno. La corrección fraterna “es un gesto purísimo de caridad, realizado con discreción y humildad, en relación con quien ha errado; es comprensión caritativa y disponibilidad sincera hacia el hermano para ayudarle a llevar el fardo de sus defectos, de sus miserias y debilidades a lo largo de los arduos senderos de la vida; es una mano tendida hacia quien ha caído para ayudarle o levantarse y reemprender el camino…; es una práctica y eficaz catequesis que hace creíbles el amor y la verdad; es uno solícita intervención fraterna que quiere curar las heridas del alma sin causar sufrimientos ni humillaciones”.

Pero hay también otro significado que está abriéndose camino progresivamente en la interpretación de la corrección fraterna. “A lo largo  de los últimos años, la corrección fraterna se ha desplazado desde la esfera penitencial hacia la Espiritual”, es decir, ha pasado gradualmente de la finalidad exclusivamente negativa (el reproche por un error) a una positiva “propositiva”, que se articula “en una pluralidad de intervenciones graduales, no fácilmente definibles a priori, que van desde la ayuda que se presta al hermano para que no se extravíe, el apoyo que se ofrece a los débiles o el estímulo dirigido a los pusilánimes, la exhortación, la llamada de atención y la corrección, hasta la drástica medida de la excomunión, en el caso de que se revele como útil “.

Así pues, siempre se trata de una intervención motivada por la presencia del mal, de lo limitación, de la debilidad, de la incertidumbre, pero con la intención de superar todas estas realidades en virtud de la fuerza positiva siempre presente en el sujeto; la corrección fraterna quiere poner de manifiesto este bien para hacerlo fructificar. Se trata de corregir “promoviendo” y de “promover” corrigiendo. Precisamente, gracias a esta apertura o a esta mirada prospectiva tiene lugar la integración del mal.

        En este sentido, la corrección fraterna es “un conjunto de comportamientos de iluminación, consejo, estimulo, reproche, amonestación y súplica que hay que cultivar pacientemente para adquirirlos como estilo propio y para hacerlos practicables cada día”, por medio de los cuales se trata de ayudar al hermano a desistir del mal y hacer el bien. “La corrección fraterna es entrar en la intimidad y del culpable, pero éste alberga en su interior quién sabe cuántos valiosos elementos positivos: hay que reservar un elogio para ellos”.

Supone una notable ampliación de significado y, de todos modos, en línea con ese sentido de fraternidad responsable que es la clave de la  lectura de Mateo 18, 15-17. En efecto, el verbo reprender traduce un término hebreo cuya raíz significa también “exhortar y educar”, no solo “corregir y castigar”. Existe, además, una interpretación etimológica realmente sugestiva (aunque no sé en qué medida esta fundada), según la cual “corregir” vendría del verbo cumregere, esto es, literalmente significaría “llevar juntos”, llevar juntos el peso de un problema, de una debilidad, de un pecado, en definitiva, de una situación complicada del hermano, para no dejarlo solo y ayudarle a salir de sus problemas. En cierto modo, como aquellos hombres del evangelio de Lucas que cargaron sobre sus espaldas al paralítico y lo llevaron ante Jesús para que lo curara: Jesús lo curó, como ya sabemos, al ver su fe (cf Lc 5,7-26). Corrección fraterna es también esto: cargar con el peso de alguien que es débil y que solo con sus fuerzas nunca podría llegar a resolver sus problemas, teniendo bien presente que, en otras ocasiones, nosotros mismos hemos sido llevados por otro. Entonces se realiza realmente la integración del mal.

*

A. Cencini,
Como ungüento precioso,
San Pablo, Madrid 2000, 11—213.

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Cristo es la Transparencia

Jueves, 6 de agosto de 2020
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Dios mismo vino sobre la tierra como un pobre,
como un humilde.
Vino a través de Cristo Jesús.
Dios permanecería lejos de nosotros si
Cristo no fuera la transparencia.
Desde el comienzo Cristo estaba en Dios.
Desde el nacimiento de la humanidad,
era palabra viva.
Vino sobre la tierra para hacer accesible
la confianza de la fe.
Resucitado, hace su morada en nosotros,
nos habita por el Espíritu Santo.
Y descubrimos que el amor de Cristo se expresa ante todo
por su perdón y por su presencia continua dentro de nosotros.

*

“15 días con el Hermano Roger de Taizé “
escrito por Sofía Laplane
Editorial Ciudad Nueva

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En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús:

“Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.” Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía:

“Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.”

Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo:

“Levantaos, no temáis.”

Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:

“No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.”

*

Mateo 17,1-9

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Si supiéramos reconocer el don de Dios, si supiéramos experimentar estupor, como el pastor Moisés, ante todas las zarzas que arden en los bordes de nuestros caminos, comprenderíamos entonces que la transfiguración del Señor -la nuestra- empieza con un cierto cambio de nuestra mirada. Fue la mirada de los apóstoles la que fue transfigurada; el Señor permanece el mismo.

La cotidianidad de nuestra vida, trivial y extraordinaria, debería revelar entonces su deslumbrante profundidad. El mundo entero es una zarza ardiente, todo ser humano -sea cual sea la impresión que suscita en nosotros- es esta profundidad de Dios.

Todo acontecimiento lleva en él un rayo de su luz. Nosotros, que hemos aprendido a mirar hoy tantas cosas, ¿hemos aprendido los datos elementales de nuestro oficio de hombres? Se vive, en efecto, a la medida del amor, pero se ama a la medida de lo que se ve. Ahora, en la transfiguración, nuestra visión participa en el misterio, de ahí que el amor esté en condiciones de brotar de nuestros corazones como fuego que arde sin consumir, y así puede enseñarnos a vivir.

Debemos pasar de la somnolencia de la que habla el evangelio a la auténtica vela, a la vigilancia del corazón. Cuando despertemos se nos dará la alegría inagotable de la cruz. Al ver, por fin, en la fe, al hombre en Dios y a Dios en el hombre -Cristo- nos volveremos capaces de amar y el amor saldrá victorioso sobre toda muerte.

El Señor se transfiguró orando; también nosotros seremos transfigurados únicamente en la oración. Sin una oración continua, nuestra vida queda desfigurada. Ser transfigurados es aprender a ver la realidad, es decir, a nuestro Dios, a Cristo, con los ojos abiertos de par en par. Ciertamente, en este mundo de locos, siempre tendremos necesidad de cerrar los ojos y los oídos para recuperar un cierto silencio. Es necesario, es como una especie de ejercicio para la vida espiritual. Sin embargo, la vida, la que brota, la vida del Dios vivo, es contemplarlo con los ojos abiertos. Él está en el hombre, nosotros estamos en él. Toda la creación es la zarza ardiente de su parusía. Si nosotros «esperásemos con amor su venida» (2 Tim 4,8), daríamos un impulso muy diferente a nuestro servicio en este mundo .

*

J. Corbon,
La alegría del Padre, Magnano 1997

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Durante el verano, vuestras hermanas y hermanos de Cristianos Gays rezan contigo y por tí. De hecho, nuestro deseo es vivir nuestra vida cotidiana, iluminados interiomente por medio de Jesucristo. Queremos estar cerca de los que pasan las pruebas.

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Vida contemplativa

Jueves, 28 de mayo de 2020
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Del blog Amigos de Thomas Merton:

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La Vida Contemplativa pertenece a donde haya vida. Donde esté el hombre, y su sociedad; donde haya esperanzas, ideales, aspiraciones de un futuro mejor; donde haya amor –donde haya dolor a la vez que alegría–, también allí tiene su lugar la Vida Contemplativa. Porque la vida, la alegría, el dolor, los ideales, las aspiraciones, el trabajo, el arte y todo lo demás tienen un significado. Si no tienen significado, entonces, ¿por qué perder tiempo en ellos? Pero si lo tienen, entonces el significado independiente de cada cosa debe converger de algún modo en un significado central y universal que ilumine desde el interior de sus más íntimas esencias. Esta realidad central tiene que ser una realidad «católica», una realidad «divina». Este significado central de la vida es la Vida misma, la Vida en Dios. Y este es el objeto del contemplativo.

En mi caso, la palabra de salvación, el Evangelio de Jesucristo, me ha llevado a la soledad y al silencio. Mi vocación es rara, quizás. Pero la contemplación no solo florece dentro de los muros del claustro. Todo hombre llamado a vivir una vida plena de significado es llamado, solo por eso, a conocer el significado interior de la vida y a hallar ese íntimo significado en su propia existencia inescrutable, por encima de sí mismo, por encima del mundo de las apariencias, en el Dios Vivo. Todo hombre nacido en esta tierra está llamado a hallarse y a realizarse en Cristo y, por ello, a comprender su unidad en Cristo con todos los demás hombres, de modo que los ame como se ama a sí mismo, y sea uno con ellos casi como es uno consigo mismo: pues el Espíritu de Cristo es Uno en los que le aman.

En el silencio de los campos y de los bosques, en la enclaustrada soledad de mi monasterio, he venido a descubrir el hemisferio occidental entero. Aquí es donde he podido, por la gracia de Dios, explorar el Nuevo Mundo; no viajando de ciudad en ciudad, no volando sobre los Andes y el Amazonas para detenerse un día aquí, dos allí, y luego seguir adelante. Quizás si hubiera viajado de esta manera por el hemisferio, no habría visto nada; pues generalmente los que viajan más, ven menos.

Pero me parece, por el contrario, que en el silencio de mi monasterio he oído la voz de todo el hemisferio que habla desde las profundidades de mi ser con una claridad a la vez magnífica y terrible… Me parece como si la inagotable belleza de todo el Nuevo Mundo, y sus casi infinitas posibilidades, se movieran dentro de mí como un gigante dormido, ante cuya presencia no puedo quedarme indiferente. En realidad casi me parece a veces que esta presencia que hay dentro de mí habla con la voz del mismo Dios: y yo lucho en vano por captar y entender alguna palabra, alguna sílaba del gran destino del Nuevo Mundo… ese destino que está aún oculto en el misterio de la Providencia.

*

Thomas Merton
Prefacio a la edición argentina de sus OBRAS COMPLETAS

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Anunciar a Cristo juntos

Viernes, 22 de mayo de 2020
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Del blog de Henri Nouwen:

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Robert Carter, derecha, con Dan McCarthy, izquierda, Bernard Lynch y John McNeill , segundo desde la derecha, lideran Dignity en la marcha del orgullo gay de Nueva York a principios de la década de 1980. (Crédito Carlos Chiarelli )

*

“Cuando Jesús habla sobre pastorear, no quiere que pensemos en un pastor valiente, solitario, que cuida de un gran rebaño de ovejas obedientes. Da a entender de muchas maneras que el ministerio es una experiencia comunitaria y mutua. Hemos sido llamados a proclamar el Evangelio juntos, en comunidad. Necesito a mis hermanas y mis hermanos para que recen conmigo, para que hablen conmigo sobre la misión espiritual que llevamos entre manos, y para exigirme permanecer limpio de mente, de corazón y de cuerpo. No solamente debemos vivir en comunidad, sino ejercer nuestro ministerio en comunidad.

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Henri Nouwen

En el nombre de Jesús

PPC

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Recordatorio

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