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Primer Domingo de Adviento. Ciclo B. 03 de diciembre, 2023

Domingo, 3 de diciembre de 2023
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Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos. ¡Velad!”

(Mc 13, 33-37)

¡Ya está cerca! Es lo que nos dice y nos repite a todos este tiempo de Adviento. Es la cuenta atrás de algo querido y esperado. La emoción empieza a hacernos cosquillas en el corazón porque lo que esperamos, mejor dicho, a quien esperamos es bueno, ¡muy bueno!

Como sucede cuando esperas a alguien miramos el reloj una y otra vez, como si al mirarlo hiciéramos que el tiempo pasara más deprisa. Y repetimos con emoción: ¡Ya llega!, ¡Ya queda menos! ¡MARANATHA!

Es Jesús mismo quien, al empezar el Adviento, nos aconseja que estemos despiertas. ¡Velad!  El día de Navidad tiene fecha en el calendario, pero el momento en el que Él se va a hacer presente en nuestra vida no sabemos cuál es.

Nos puede sorprender en la oración, pero también en el autobús, en una enfermedad, o en la mirada de una persona querida.

No, no sabemos el día ni la hora. Tampoco el lugar. En este primer domingo de Adviento te invitamos a traer al corazón algún momento de encuentro con Dios que haya sido significativo en tu vida, ese momento, o momentos, que guardas como un tesoro.

Acércate a él, destápalo despacio, como quien saca un objeto valioso de su caja y contémplalo. Deja que haga vibrar tu corazón, que lo ponga en marcha para empezar este Adviento. No tengas prisa; saborea tu recuerdo. Y cuando termines, no lo guardes, déjalo visible. Sí, como un adorno navideño. O como ese objeto que solo tú y otra persona sabéis que tiene mensaje.

Los símbolos nos conectan con nuestra realidad más profunda, por eso ante ellos experimentamos algo más que recuerdos. Son aliento y confianza, experiencia que se renueva.

Oración.

Enciende, Trinidad Santa, en nosotras, esos recuerdos de tu paso por nuestras vidas, para que nuestro corazón pueda ser un lugar acogedor en el que vengas a nacer.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

***

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Él está adviniendo siempre.

Domingo, 3 de diciembre de 2023
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jesus-meditando-600x400DOMIGO 1º DE ADVIENTO (B)

Mc 13,33-37

Estamos en el primer día del Nuevo Año litúrgico. El Adviento no es solamente un tiempo litúrgico, sino toda una filosofía de vida. Se trata de una actitud vital que tiene que atravesar toda nuestra existencia. Adviento viene de la palabra “adventum” del verbo “advenio” que no significa venir sin sobrevenir. Este matiz es muy importante, porque nos obliga a pensar en algo que se añade a lo que ya somos. Lo importante no es recordar la primera venida de Jesús; eso es solo el pretexto para descubrir que ya está aquí. Mucho menos prepararnos para la última, que solo es una gran metáfora.

Todo el AT está atravesado por la promesa y por la espera. Según el relato bíblico, Dios les va prometiendo lo que ellos más ansían. A Abrahán, descendencia; a los esclavos en Egipto, libertad; En el desierto, una tierra que mana leche y miel; cuando han conquistado Canaán, una nación fuerte y poderosa; cuando están en el Exilio, volver a su tierra; cuando destruyen el templo, reconstruirlo; en aquel momento librarles de los romanos. En el AT siempre les promete cosas terrenas porque es lo único que ellos esperan. Jesús promete algo muy distinto. “He venido para que tengan Vida y la tengan abundante.”

Según el AT Dios les puso la zanahoria delante de las narices o el palo en el trasero para hacerles caminar según su voluntad. Tomado al pie de la letra sería ridículo. Dios no puede hacer promesas para el futuro, porque ni tiene nada que dar ni tiene futuro. Las promesas de Dios son hechas por los profetas, para ayudar al pueblo a soportar momentos de adversidad. Nada de lo que anunciaron los profetas se cumplió en Jesús. Gracias a Dios, porque todos los textos están encaminados hacia una salvación material. Hoy podemos entender aquellas imágenes como metáforas de la verdadera salvación.

La clave del relato evangélico está en la actitud de los criados. Nos quiere decir que Dios está siempre viniendo. Él es “el que viene”. La humanidad vive un constante adviento, pero no por culpa de un Dios cicatero que se complace en hacer rabiar a la gente obligándola a infinitas esperas antes de darle lo que ansía. Estamos todavía en Adviento, porque estamos dormidos o soñando con logros superficiales, y no hemos afrontado con la debida seriedad la existencia. Todo lo que espero de Dios, lo tengo ya dentro de mí.

Vigilad. Para ver no solo se necesita tener los ojos abiertos, se necesita también luz. No se trata de contrarrestar el repentino y nefasto ataque de un ladrón. Se trata de estar despierto para afrontar la vida con una conciencia lúcida. Se trata de vivir a tope una vida que puede transcurrir sin pena ni gloria. Si consumes tu vida, dormido, no pasa nada. Esto es lo que tenía que aterrarte; que pueda transcurrir tu existencia sin desplegar las posibilidades de plenitud que te han dado. La alternativa no es salvación o condenación. Nadie te va a condenar. La alternativa es o plenitud humana o simple animalidad.

Pues no sabéis cuando es el ‘momento’. En griego hay dos palabras que traducimos al castellano por “tiempo”: “kairos” y “chronos”. Chronos significa el tiempo astronómico, relacionado con el movimiento de los cuerpos celestes. Kairos sería el tiempo psicológico, el momento oportuno para tomar una decisión. Por no tener en cuenta esta sencilla distinción, se han hecho interpretaciones descabelladas. En el evangelio que acabamos de leer, se habla de kairos. Naturalmente que el hombre, como criatura se encuentra siempre en el chronos, pero lo verdaderamente importante para él es vivir el kairos.

El punto clave de nuestra reflexión debe ser: ¿Esperamos nosotros la misma salvación que esperaban los judíos? Si es así, también nosotros hemos caído en la trampa. Jesús no puede ser nuestro salvador. La mejor prueba de que los primeros cristianos, verdaderos judíos, no estaban en la auténtica dinámica para entender a Jesús, es que no respondió a sus expectativas y creyeron necesaria una nueva venida. Esta vez sí, nos salvará de verdad, porque vendrá con “poder y gloria”. No os parece un poco ridículo. La médula de su mensaje es que la salvación que Dios nos ofrece está en la entrega y el don total.

Las primeras comunidades oraban: “Maranatha” (ven Señor). Vivieron la contradicción de una escatología realizada y otra futura. “Ya, pero todavía no”. “Ya” por parte de Dios, que nos ha dado ya la salvación. “Todavía no” porque seguimos esperando una salvación a nuestra medida y no hemos descubierto la verdadera salvación, que ya poseemos. Aquí radica el sentido del Adviento. Porque “todavía no” ha llegado la verdadera salvación, tenemos que tratar de adelantar el ya. Eso no lo conseguiremos si seguimos dormimos.

Luchar por un mayor consumismo y creyendo que en él está la verdadera salvación sería una trampa. Descubrir ese engaño sería estar despiertos. El ser humano sigue esperando una salvación que le venga de fuera, sea material, sea espiritual. Pero resulta que la verdadera salvación está dentro de cada uno. En realidad, Jesús nos dijo que no teníamos nada que esperar, que el Reino de Dios estaba ya dentro de nosotros. En este mismo instante está viniendo. Si estamos dormidos, seguiremos esperando.

La falta de encuentro se debe a que nuestras expectativas van en una dirección equivocada. Esperamos un Dios que llegue desde fuera. Esperamos actuaciones espectaculares por parte de Dios. Esperamos una salvación que se me conceda como un salvoconducto, y eso no puede funcionar. Da lo mismo que la espere aquí o para el más allá. Lo que depende de mí no lo puede hacer Jesús ni lo puede hacer Dios. Esta es la causa de nuestro fracaso. Seguimos esperando que otro haga lo que solo yo puedo hacer.

La religión me ofrece salvación, pero solo me salva de los lazos que ella misma me ha colocado. Dios es la salvación y ya está en mí. Lo que de Dios hay en mí es mi verdadero ser. No tengo que conseguir nada ni cambiar nada en mí auténtico ser, simplemente tengo que despertar y dejar de potenciar mi falso yo. Tengo que dejar de creer que soy lo que no soy. Esta vivencia me descentrará de mí mismo y me proyectará hacia los demás. Me identificaré con todo y con todos. Mi falso ser y mi individualidad serán disueltos.

El verdadero problema está en la división que encontramos en nuestro ser. En cada uno de nosotros hay dos fieras luchando a muerte: Una es mi verdadero ser que es amor, armonía y paz; otra es mi falso yo, que es egoísmo, soberbia, odio y venganza. ¿Cual de los dos vencerá? Muy sencillo y lógico. Vencerá aquella a quien tú mismo alimentes.

Como los judíos, seguimos esperando una tierra que mane leche y miel; es decir mayor bienestar material, más riquezas, más seguridades de todo tipo, poder consumir más… Seguimos pegados a lo caduco, a lo transitorio, a lo terreno. No necesitamos para nada la verdadera salvación o, a lo máximo, para un más allá. Si no sientes necesidad no habrá verdadero deseo, y sin deseo no hay esperanza. Hoy, ni los creyentes ni los ateos esperamos nada más allá de los bienes materiales. También Dios sigue esperando.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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¡Viene el Señor!

Domingo, 3 de diciembre de 2023
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Mc 13, 33-37

«Velad, por tanto, ya que no sabéis cuándo viene el dueño de la casa»

La Navidad es una de las dos cumbres del calendario litúrgico, y viene precedida de un tiempo de preparación para celebrarla mejor; el Adviento. Pero una celebración será importante para mí en la medida en que lo sea el hecho que se celebra, y cuanto más lo sea, más me afanaré en prepararla bien. Por tanto, me importará preparar bien la Navidad si lo que ocurre en ella es importante; y si no, no.

Pero ¿qué ocurre en Navidad?…

En Navidad celebramos el nacimiento de Jesús, su aniversario; podríamos decir que celebramos su cumpleaños, pero Jesús murió hace mucho tiempo y nadie celebra el cumpleaños de los muertos. Si lo seguimos celebrando es porque no está muerto, sino tan vivo en nosotros que lo consideramos parte de nuestra vida; porque la llegada de Jesús es algo que sucedió y que sigue sucediendo. Pero, ¿Quién es Jesús para mí? …  ¿Qué importancia tiene en mi vida?

Jesús es importante para mí porque es el que da sentido a mi vida. Porque en Jesús he descubierto que Dios no es un arcano inaccesible, sino que es Abbá, la madre que nos acompaña en esta vida y nos espera al otro lado de la muerte. En Jesús hemos aprendido que la forma de vivir es perdonando, compartiendo, compadeciendo, ayudando, sirviendo, trabajando por la paz y la justicia… y de Jesús hemos recibido una misión: ser sal, ser luz, ser semilla, ser levadura… para que el mundo tenga sabor, para que no camine en tinieblas, para que dé buena cosecha; para que de buenos frutos.

Jesús es para nosotros presencia de Dios salvador en el mundo, y al encontrarnos con él, nos estamos encontrando con Dios mismo. Y desde esta perspectiva, la Navidad cobra toda su importancia. Estamos celebrando que “Dios está con nosotros”, que ha apostado por nosotros, es decir, que la aventura humana —la mía en particular y la de del conjunto de la humanidad en general— tiene sentido, que nuestra vida es mucho más de lo que ven los ojos, que está pensada por Dios y que nuestro destino no es morir, sino Vivir.

La venida histórica de Jesús marcó una encrucijada para el pueblo de Israel, y también es una encrucijada para nosotros. Hay que elegir entre conformarse con esta vida, con sus valores y sus satisfacciones, y resignarse a morir… o no conformarse, fiarse de la Palabra de Jesús y aspirar a más, a más vida, a otros valores que el orín no puede corroer. Por eso, nosotros, la Iglesia, aprovechamos todos los años la Navidad para que Jesús vuelva a nacer con más fuerza en cada uno, para que conociéndole mejor, aceptándole más, creyendo más en él, nuestra vida se vaya trasformando todos los días y tenga sentido.

El Adviento es por tanto un tiempo de urgencia, de despertar si nos habíamos dormido, de avivar nuestra fe. ¡Viene el Señor! ¡Qué alegría! Dios está con nosotros, es nuestro aliado y nunca nos abandona.

Miguel Ángel Munárriz Casajús 

Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo sobre este evangelio, pinche

Fuente Fe Adulta

 

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Mirada apocalíptica en tiempos coyunturales.

Domingo, 3 de diciembre de 2023
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IMG_1321Mc 13, 33-37

El relato de Mc 13,33-37 se inserta al final de un discurso llamado de género apocalíptico. En él se ven reflejados momentos que pueden ser críticos en la historia o también que son propicios para el desenlace de determinados acontecimientos. Este capítulo 13 se enmarca en una etapa ciertamente decisiva: comienza con la plausible destrucción de Jerusalén y está ubicado justo antes del complot para arrestar a Jesús. ¿Cómo vivir estas situaciones que conmueven las mismas bases religiosas? La respuesta apunta en primer lugar a la atención, a la observación vigilante e incluso la aceptación, tanto de los acontecimientos globales (caída del templo, guerras, destrucción…) como de los individuales (los azotarán, los entregarán…). En segundo lugar, el texto da pistas espirituales para vivir en estos momentos: la constancia, el cuidado recíproco, la confianza… son algunas de las actitudes para sobrellevar las situaciones conflictivas. Y, en tercer lugar, el relato agrega unas “tareas” (cf. Mc 13,34: “asignó a cada uno una tarea”) que se deben realizar durante este tiempo que tiene un plazo determinado y concreto.

Como venimos describiendo, el género apocalíptico es muy sugerente sobre todo para leer en momentos difíciles, por ejemplo, durante una pandemia o una guerra, o incluso con la cercanía de la muerte de algún ser querido. Los relatos apocalípticos desarrollan, explican, y hasta dan detalles acerca del devenir de los acontecimientos que son ciertamente coyunturales. Y además proponen cómo vivir y afrontar este tipo de situaciones: con atención a la realidad -sin huir de ellas-, con la mirada atenta y conscientes de que el desenlace está próximo -no durará mucho-.

Este texto de género tan marcadamente apocalíptico se proclama en la liturgia del tiempo de Adviento. Probablemente se debe a que la tradición de la Iglesia asocia el Adviento a un momento sumamente decisivo en la historia: la esperanza de una próxima y radical venida de Jesús. La Iglesia trae al recuerdo cómo los primeros cristianos, pasada la muerte de su maestro y aun percibiendo las señales de su resurrección, lo esperan y desean apasionadamente que vuelva. En este tiempo de esperanza era posible ser radicales en todas las opciones y acciones porque era “por poco tiempo”. La motivación para vivir los principios del Reino era exigente entonces y el tiempo estrechamente limitado. Como dice el relato de Marcos, al igual que un señor que se va de viaje y deja tareas a sus empleados, así también cada uno tiene una misión que cumplir, durante este “corto tiempo intermedio”. Pasados los años y las primeras generaciones, la esperanza se alarga, el tiempo se prolonga, y se espera que el Señor venga “pronto”, que “no tarde” (como rezan muchos himnos).

El Adviento pretende entonces volver a acortar el tiempo y sugiere afrontar la realidad con una mirada clara y profunda, podríamos decir desde la proximidad de un devenir que lo transforma todo. Los acontecimientos, todos ellos, han de leerse con ojos atentos, confiados e incluso vivirse con la radicalidad de un desenlace próximo. Atención a cada instante, a cada momento. La hondura del presente, siempre y en toda circunstancia, se consolida como el tiempo propicio para acoger una presencia próxima y transformadora. ¡Que este Adviento nos encuentre alerta!

Paula Depalma

Fuente Fe Adulta

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Vivir en la atención

Domingo, 3 de diciembre de 2023
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IMG_1320Domingo I de Adviento

03 Diciembre 2023

Mc 13, 33-37

Algunas parábolas, probablemente por influjo de los responsables de las primeras comunidades, acabaron tomando un tono, no ya solo moralizante, sino incluso amenazador: el “dueño de la casa” podría aparecer en el momento menos pensado, dispuesto a castigar el menor descuido.

Es una pena, porque el tono moralizante y amenazador, no solo desvirtúa la sabiduría que la parábola contiene, sino que hace que sea desechada por una mente adulta.

La sabiduría se mueve en otra dirección: no hay que “velar” para que no nos castiguen, sino para vivir cada vez más en plenitud, es decir, en coherencia con lo que realmente somos.

Velar significa estar despierto, por contraposición al sueño, que es sinónimo de despiste, ignorancia y confusión, que acaban en sufrimiento. Así entendida, la parábola plantea esta cuestión: ¿quieres vivir despierto, consciente de quien eres, acogiendo la vida y permitiendo que la vida se viva en ti, o prefieres seguir sobreviviendo en la superficie, a merced de lo que suceda, ignorante de tu referencia interna o brújula interior?

Pues bien, lo que marca la diferencia entre vivir despierto o sobrevivir adormilado es la atención: eso significa la invitación a “velar”. Atención no es tensión, como alguien parece entenderla, sino todo lo contrario: descanso consciente apoyado en la confianza.

Vivir en la atención -la única manera de vivir con gusto y sentido- significa vivir en presente. Desde ahí, podemos recordar el pasado e incluso preparar el futuro, utilizar la mente -como una herramienta- cuando la necesitamos y comprometernos en procesos de cambio individual o colectivo. Peri nada de eso tiene por qué sacarnos del presente y, en último término, de la presencia que somos.

Vivir en la atención significa vivir en conexión con nuestra verdadera identidad, en ese “lugar” donde, más allá de los movimientos mentales y emocionales, experimentamos de manera estable la paz y la vida.

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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Nadie invocaba tu nombre, nadie salía del letargo (Isaías) … Como hoy

Domingo, 3 de diciembre de 2023
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IMG_1560Del blog de Tomás Muro, La Verdad es libre:

Primer Domingo de Adviento (ciclo B)

01.- Adviento.

    Comencemos serena y esperanzadamente el Adviento. Es un tiempo de calma y de despertar la esperanza.

    Por mal que vayan las cosas, a pesar de nuestras propias limitaciones y debilidades, confiemos, “esperemos contra toda desesperanza” (S Pablo).

02.- Dios es nuestro Padre y nuestro libertador.

Es espléndida la primera lectura del libro de Isaías.

El pueblo de Israel se ha olvidado de Dios y vive a la deriva. Nadie invocaba tu nombre, nadie salía del letargo para adherirse a ti. Como siempre y como todos, como nuestro propio pueblo. Las Iglesias se van vaciando, nadie se acuerda de Dios…

Posiblemente muchos no estaréis de acuerdo, pero un pueblo que vive sin Dios, buscando simplemente crecer económicamente y subsistir, el “Friday black”, vegetar y porno en el móvil, no tiene futuro, porque no tiene esperanza en Dios Padre.

El profeta Isaías nos presenta un pensamiento y una forma de vida sana y liberadora: Dios es nuestro Padre y nuestro liberador.

Isaías tiene nostalgia y ora para que los cielos se rasguen  y Dios descienda sobre nosotros: que las nubes lluevan al justo. San Pablo, en la segunda lectura subraya la misma idea: aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo

La manifestación de JesuCristo ya ha acontecido: Jesús está ya en medio de nosotros y nos ha dicho que Dios es nuestro Padre y nuestro liberador.

03.- Esperamos a Cristo. Vivir en esperanza.

    El ser humano por naturaleza es un ser esperanzado.

     3.1. La esperanza es la materia de la que estamos hechos los seres humanos. El ser humano es esperanza.

Vivir es esperar. Esperanza es la relación de confianza que establezco con el futuro. Esperamos un futuro mejor del que actualmente somos y tenemos, sobre todo aguardamos un futuro absoluto y pleno, que es Dio: Padre y libertador.

Cuando no se confía en el futuro comienzan a abrirse brechas a la desesperanza, si no desesperación, lo cual comienza a ser más que problemático.

    El médico Laín Entralgo decía que el ser humano espera por naturaleza “algo” que no está en su naturaleza”. Estamos abiertos Dios, caminamos hacia Él fragmentariamente, con pequeños pasos, por lo que cualquier pequeño paso de verdad, de amabilidad, de ayuda, de esperanza, es enormemente valioso.

      3. 2. Segunda venida:

El Adviento (y toda la vida es un Adviento) es aguardar la “segunda” venida del Señor, es decir esperar  el encuentro personal y de toda la humanidad con quien ha dado sentido a la historia.

Este mundo y el hombre creado por Dios y redimido por Jesucristo no terminará en el vacío.

Somos barro, pero: Señor, tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú nuestro alfarero: todos somos obra de tu mano.

 En el Adviento de la vida Dios alentará en nosotros la esperanza cristiana, el aliento vital, el espíritu: todo acabará bien, en las manos de Dios.

       3.3. Velad, estad preparados:

Vivamos lúcidos y despiertos. ¡Alegres en la esperanza! La esperanza de lo que aguardamos es la alegría del presente. Lo decisivo en la vida no es lo que tenemos, sino lo que esperamos.

El Señor viene a concluir la historia. Él es nuestra fortaleza. Esperemos contra toda esperanza.

Señor, tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú nuestro alfarero: todos somos obra de tu mano.

Ven pronto, Señor.

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Siete salmos bíblicos. Para sentir y orar, esperando el Adviento de Dios y de la vida.

Viernes, 3 de noviembre de 2023
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IMG_1126Del blog de Xabier Pikaza:

Enel CITES de Ávila, un lugar único, en plena naturaleza, ante el muro de la ciudad. Sin nada que hacer, sino escuchar y orar con siete salmos, en silencio interior, en compañía….

            Entre todos ellos quiero destacar en este curso siete salmos místicos, no porque otros no lo sean, sino porque éstos lo son de modo más intenso, como iré mostrando (explicando y aplicando), en la línea de mi estudio Enséñanos a Orar. El libro de los Salmos (VD, Estella 2023):

1. Mística del Cosmos: Cuando contemplo el cielo, Sal 8

Muchos cantan a Dios en el mundo, como Sal 29: La voz del Señor sobre las aguas)

                Hay unos 20 salmos de mística de la naturaleza, como he puesto de relieve en Vocabulario final de mi libro de los salmos. Entre ellos comentaré Sal 8, con Sal 29, canto de los siete truenos retomado y comentado en forma emocionada por Ap 10, 1-7. Ante los truenos y toques de aviso y amor de Dios en el mundo seguimos morando los cristianos.

En el principio está según eso la experiencia cósmica de Dios, en la línea de una “ecología mística”, desarrollada en la iglesia por Francisco de Asís (Hermano sol, hermana luna) y Juan de la Cruz: Mi amado, las montañas… El Papa Francisco (Laudato sí…) nos ha invitado a empezar a empezar así nuestro itinerario, desde el principio de una espiritualidad de la infancia (de la boca de los niños de pecho…), vinculada al descubrimiento de la grandeza del hombre en: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?

2. Mística de interioridad. Tú me sondeas y me conoces. Sal 139

Ahora conozco como en un espejo borroso. Entonces conoceré como soy conocido (1 Cor 13)

            El mayor horror sería un Dios que nos vigila para castigarnos. El mayor amor es Dios que nos mira y sostiene, nos crea y hermosea con la luz de su mirada (y yéndolos mirando, con sola su figura vestidos los/nos dejó con su hermosura. Por la mirada/palabra de Dios hemos nacido; en ella vivimos, nos movemos y somos. Este Dios que nos sondea y así vive en nosotros, aparece en este salmo como “rehem” (vientre de amor: tú me formaste tus entrañas, me tejiste en tu vientre materno…

Este tema reaparece en Sal 22 y de un modo especial en 2 Mar 7: El mundo entero es vientre materno de Dios en quien somos y nacemos…Por otra parte, conforme a una mística mariana (desarrollada por ejemplo por Elkhart), nuestra vida es vientre de amor en el que Dios nace, como saben otros salmos y textos del AT, retomados por Pablo en Rom 8 (¡dolores de parto!) y en 1 Cor 13: Dios nos conoce y concibe. y nosotros también le concebimos, como sabe Juan de la Cruz diciendo que respiramos con la misma respiración de Dios (B 39 y Llama).

3. Mística de camino y comunión.Como busca la cierva corrientes de agua… Sal 42

Salmo del creyente desterrado. Relectura desde Juan de la Cruz: Como ciervo huiste…

             Un sacerdote del templo, desterrado en las montañas del Norte (Hermón), contempla al ciervo que brama y corre buscando aguas de vida de su Dios. “Así me alma te busca”, Dios mío, entre rocas y cataratas de estruendo: Tus torrentes y tus olas me han arrollado…

     La recreación más poderosa de este salmo la ofrece Juan de la Cruz, en el Cántico, pero el orante no busca ya a Dios como ciervo, sino al mismo Dios Escondido de amor (como ciervo huiste habiéndome herido…). Entre el amante desterrado de Sal 41-42 (sicut cervus ad fontes aquarum) y el amante buscador que corre tras el “ciervo vulnerado” se despliega toda la mística cristiana. Hay otros salmos que ponen de relieve ese motivo. Pero la comparación de este salmo con el Cántico de Juan de la Cruz es motivo sobrado de contemplación ycamino.

4. Mística de encuentro: Epitalamio.  Sal 45

Comentario histórico-teológico, con interpretación y aplicación esponsal

Éste es un salmo histórica y temáticamente complejo que la tradición ha vinculado al Cantar de los Cantares, y ha interpretado como canto de amor humano (abierto al amor de Dios) y canto de amor divino (abierto al amor humano). Ha sido entendido desde antiguo en forma mística, pero debe ser profundamente reinterpretado, pues de lo contrario el amado seguiría siendo un guerrero sanguinario, opuesto a Dios (y a Cristo). La esposa aparece además como “mujer sometida” (cf. Juan de Ávila, Audi Filia, 1556, un libro “condenado” `por la Inquisición), en contra de la mujer de en el NT (y de la novia del Cordero del Apocalipsis).

Éste es un salmo “necesario”, pero debe ser situado y reinterpretado desde el evangelio, revisando la figura de  Dios (Señor guerrero) distinguiendo las dos mujeres (madre-reina e hija-novia). Sólo así, podrá y deberá ser entendido como expresión de mística de amor y comunión en Dios, para varones y mujeres, desde Cristo. Así lo he mostrado en mi comentario, superando los estereotipos de un hombre y una mujer  que no responden al amor del evangelio..

5. Mística del perdón: Misericordia, Dios mío, por tu piedad…  Sal 51

Ascética de fondo de toda  mística. Perdona nuestras deudas, como nosotros perdonamos

            Éste salmo “penitencial se ha interpretado en forma ascética,  como si trazara un camino previo de “conversión”, en la línea de Juan Bautista y de la primera semana de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio… (¿desde las primeras moradas de Santa Teresa?). en el esquema de Juan de la Cruz, este salmo correspondería a la Subida (aunque él no quiso que lo cantaran en su lecho de muerte).

Sin duda, este salmo tiene elementos penitenciales, pero se trata de una “penitencia gozosa”, enamorada, propia de aquel que al saberse amado sabe y siente que su vida puede cambiar, pues el mismo Dios le cambia y recrea en su amor, superando expresiones menos afortunadas, como la que dice “en pecados me concibió mi madre”. Dicho esto, pienso que este salmo ha de ser leído (rezado, recuperado) desde la experiencia más alta del perdón y de la gracia. Sólo un hombre o mujer  que se sabe perdonado y amado puede entender este salmo y rezarlo, confesando sus pecados de un modo agradecido, en la línea del Padre Nuestro.

6. Mística de la Cruz. ¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? Sal 22.

Salmo israelita, lamento de Cristo en la Cruz, canto esencial del cristiano

            Éste es el salmo de la “mística” de la Cruz, que debe leerse y orarse desde la experiencia judía más honda del “abandono de Dios”, al que debemos acompañar y ayudar en la línea de Etty Hillesum. Es un salmo complejo, con una experiencia intensa de abandono  de Dios (Santo abandono, sabiendo que venimos de Dios y en el somos). Es, al mismo tiempo, un salmo de abandono de los hombres. Allí donde los hombres luchan entre sí, y se matan unos a otros, Dios se identifica con los asesinados, hambrientos… (Mt 25, 31-46).

            Este abandono forma parte de la revelación de Dios en la historia, como proclaman los evangelios de Marcos y Mateo poniendo en boca de Jesús estas palabras (que han podido ser recreadas por Juan de la Cruz:  Quedéme y olvidéme, el rostro recliné sobre el amado, cesó todo, y dejéme …). En esa línea, en su segunda parte (22, 20-32), éste es un salmo de victoria pascual: el orante que ha compartido con Jesús el camino de la muerte, penetrando con las mujeres de Mc 16, 1-8 en su tumba sabe que éste es un salmo de pascua.

7. Mística pascual: Siéntate a mi derecha. El sacerdocio de Melquisedec Sal 110

Salmo israelita y cristiano (Hebreos). Todo creyente es sacerdote según Melquisedec

            Este salmo es quizá, con Sal 45, el más complejo de todos los salmos. Es posiblemente un canto pre-israelita (jebuseo), contrario al sacerdocio levítico de Jerusalén, pero más tarde (hacia el siglo IX-VIII a.C.) se aplica a los reyes-sacerdotes davídicos de Jerusalén, concebidos como hijos de Dios, vencedores sobre todos los enemigos, con un tipo de violencia militar casi insoportable (amontonará cadáveres, aplastará cabezas…). La traducción de los LXX (siglo III a.C.) lo reinterpreta mesiánicamente y los cristianos lo aplican a Jesús (Mc 12, 36 par)

            Este salmo ha sido recreado por la carta a los Hebreos, que presenta a Jesús como principio de un sacerdocio universal (no ministerial), aplicado a todos los creyentes, varones y mujeres.  Jesús es sacerdote al dar su vida por todos, penetrando así en el “cielo de Dios”, y con él son sacerdotes todos los que comparten su vida asumen su camino.  En esa línea, la mística sacerdotal de Sal 110, recreada por Jesús, forma parte de la vida más honda de todos los creyentes que son, en él y con él, sacerdotes de la nueva alianza de Jesús, según el orden de Melquisedec.

 Desarrollo del curso

– Se comentará en cada clase un salmo, en sentido histórico (AT), cristiano (desde Jesús) y actual (en el contexto nuevo del siglo XXI)

– El profesor seguirá básicamente su comentario: Enséñanos a orar. El libro de los salmos, lectura cristiana, VD, Estella 2023, con apuntes complementarios que ofrecerá como material de estudio posterior al final del curso.Hay numerosos comentarios populares y pastorales a los salmos. Entre ellos, los más importantes en lengua castellana son:  L. Alonso Schokel, Salmos I-II, Verbo Divino, Estella 1882; H. Kraus, Salmos I-II, Sígueme, Salamanca 1993

Hay otros libros muy importantes en la Biblia, tanto en el AT (Génesis, Éxodo, Isaías, Job, etc.) como en el NT (evangelios, cartas…) pero quizá, entre todos, el más complejo, enigmático y profundo es este libro de Sal mos. Ningún otro abarca tantos temas y ofrece tantas interpretaciones: 150 visiones de conjunto de la acción y presencia de Dios, con la experiencia personal y social de los creyentes, desde la perspectiva del templo de Jerusa- lén. Ese templo ha tenido muchas limitaciones, y ha sido criticado, y en un sentido condenado, por Jesús; pero en otro sentido ha sido un laboratorio esencial de oración, como sabe el mismo Jesús cuando afirma que ha de ser«casa de oración para todos los pueblos» (Mc 11,17; con cita de Is 56,7).

Muchos problemas que se exponen (cantan y debaten) en los salmos son todavía los nuestros, pues los salmistas nos han enseñado a escuchar, buscar, sentir y decir lo que somos ante el misterio de Dios, en el corazón de la vida. Solo podrá entenderlos de verdad quien se introduzca en su dina- mismo religioso y teológico, divino y humano, en el sentido profundo de la palabra. No hace falta ser expresamente creyentes para entenderlos, pero desde la dinámica más honda de diálogo con Dios Vida puede entenderse mejor su sentido.

En esa línea he querido escribir  y exponer esta «lectura cristiana», es decir, religiosa y mesiánica de los salmos. Quiero que los lectores y orantes de este libro (de los salmos) admiren su lenguaje, entiendan su discurso, pero quiero, sobre todo, que ellos puedan introducirse en su «dinámica» espiritual, cantando y bailando, llorando y riendo con la Biblia de Jesús. Mirados así, los salmos son un clave de la cultura universal, un testimonio excelso de poesía, de experien-cia estética, espiritual, humana, un don y regalo del judaísmo, antiguo y moderno, entendido y aplicado de un modo especial por Jesús, en la tradi- ción cristiana. 

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Al igual que el Adviento, católico transgénero escribe sobre “incertidumbre y espera” en su viaje de género

Sábado, 24 de diciembre de 2022
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índiceMaxwell Kuzma

Un católico transgénero ha escrito una reflexión de Adviento sobre la experiencia de espera y sorpresa cuando se trata de su viaje de sexualidad y género.

Maxwell Kuzma, un católico trans de Ohio, escribió sobre las conexiones entre su viaje personal y la temporada de Adviento en el  National Catholic Reporter.

Kuzma abrió escribiendo que “la incertidumbre y la espera” eran características definitorias de ser un joven católico LGBTQ. Sus experiencias de sexualidad y luego de género fueron diferentes a las de sus compañeros, lo que significa que “la plenitud de mi identidad no podía ser discutida con las personas en las que se suponía que podía confiar en mi viaje de fe”. Este período adolescente también incluyó incomodidad con su cuerpo y esperar, como le habían dicho, a superarlo como lo hacen la mayoría de los adolescentes.

Kuzma conservó su fe en este período y fue un miembro activo de su parroquia. Sin embargo, escribe, “mi viaje de fe estaba pasando por dolores de crecimiento similares” y “fuera de la Misa, sentí un abismo cada vez mayor entre yo y otros católicos”. Él continúa:

“Escuché que la pubertad se describe como una transformación natural hermosa y desordenada que implicaría momentos y sentimientos incómodos, pero que finalmente terminaría en una especie de paz y armonía interna, un momento ‘ajá’ en el que todo encajó en su lugar. Pero a medida que mi cuerpo cambió, se volvió cada vez más extraño para mí a medida que pasaba el tiempo. Luché por dar sentido a la incomodidad de mi vida diaria. Fue difícil para mí conectarme con otros católicos que no parecían compartir la relación incómoda que yo tenía entre el cuerpo y el espíritu”.

12.22.22 Illustration by Max Kuzma_0

Ilustración de Maxwell Kuzma

Kuzma se dedicó a su trabajo en la producción de videos para grupos católicos, invirtiendo por completo en el avance de su carrera y aún “esperando que Dios haga que todo funcione”. Este camino solo condujo al agotamiento y forzó un tiempo de reflexión y descanso necesarios, lo que llevó a Kuzma a preguntarse dónde estaba Dios en su vida, específicamente en su vida interior que había sido descuidada en favor del trabajo. Este tiempo libre condujo a una apertura:

“Pasó el tiempo y comencé a sanar. Me permití considerar las cuestiones aterradoras de la identidad sexual y de género. Conocí a los ancianos de la comunidad LGBTQ —muchos eran personas de fe— quienes, a su manera tranquila y firme, me mostraron cómo era sostener aparentes contradicciones. Mi vida de oración cambió. Al ver que las personas de fe LGBTQ son fieles a sí mismas y a Dios, me di cuenta de que podría haber un camino a seguir para mí. Este tipo de encarnación no se parecía a nada que me hubiera permitido considerar.

“Mientras pensaba en esta posibilidad, sentí a Dios cerca de mí de una manera que nunca antes había sentido. No era una valla publicitaria enorme; no fue un gesto performativo; fue una nueva intimidad conmigo misma que me permitió entender la Escritura ‘ama a tu prójimo como te amas a ti mismo’ por primera vez porque finalmente pude amar las partes de mí que no eran cisgénero o heterosexual. La forma en que finalmente aprendí a amarme a mí mismo fue inesperada, tan inesperada como la llegada del rey del universo a un establo sucio y desordenado. No hubo una respuesta fácil, y los cabos sueltos no se ataron instantáneamente, pero el mundo poco a poco se hizo más brillante. La vida comenzó a ser más fácil”.

Kuzma concluye su reflexión señalando que, a medida que vivía de manera más auténtica, también podía apreciar la vida. Y cierra:

“Empecé a entender que durante esos momentos dolorosos en los que Dios se sentía tan distante, en realidad estuvo allí todo el tiempo, esperando que yo reconociera el amor que había derramado sobre mí, esperando que yo también recibiera ese amor en mi cuerpo. como mi alma.”

—Robert Shine (él/él), New Ways Ministry, 23 de diciembre de 2022

Fuente New Ways Ministry

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“El fuerte se hizo débil”, por Gabriel María Otalora.

Viernes, 23 de diciembre de 2022
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corazonmariaDe su blog Punto de Encuentro:

10.12.2022 | Gabriel Mª Otalora

Cuando soy débil, entonces soy fuerte, dice Pablo, en su segunda Carta a los Corintios. Antes, Jesús llamó bienaventurados a los pobres, entre otras afirmaciones paradójicas que dan razón de la esperanza que atesora la idea de fortaleza que se hace débil para fortalecerse. La debilidad de la humildad, de la misericordia, del perdón, del amor verdadero. De tanto escuchar y leer estas llamadas del Evangelio, no nos impactan lo suficiente en la conducta de quienes procuramos vivir en cristiano. Y para eso están los tiempos fuertes, como el Adviento.

Siguiendo con Pablo, él nos cuenta una experiencia sobre su debilidad. Le pide a Dios ¡tres veces! que le quite el aguijón -no se especifica qué tipo de mal era-, pero la divina respuesta fue que le bastaba la Gracia, porque “mi poder se perfecciona en la debilidad”.

Todos pasamos por debilidades que en no pocas ocasiones nos conducen a estados de sufrimiento y hasta de desesperación. Sin duda que le hemos pedido al Señor que las quite de nuestra vida, pero ellas siguen en nosotros. ¿Por qué sufrimos con ellas? No hay respuesta directa al misterio del sufrimiento. Sin embargo, el mismo Jesús había hecho esta oración al Padre pidiendo que le quite el cáliz de la Pasión y el Padre no le respondió… en ese momento.

Es preciso hacer la voluntad de Dios, seguir su senda, aunque no responda a la oración… en ese momento. Nos basta su Gracia. Porque Dios cumple todas sus promesas aunque no cumpla todos nuestros deseos puntuales; hoy no es siempre, y en los terrenos de Dios la lógica divina solo se vislumbra amando: Él tomó nuestras flaquezas (por amor) y cargó con nuestras enfermedades (Is 53,4).

En cada Adviento se nos invita a reconocer la vida vulnerable de Dios alumbrándose a través de una sencilla mujer, María, en medio de los poderes de turno -el poder teocrático del Sanedrin, el poder de Herodes y el poder de los romanos. Dios se vino a encarnar, no en el gran imperio del momento, ni en un gran Templo como el de Jerusalén, Atenas o Corinto, sino que se fija en una joven de un territorio pobre e insignificante, de donde no se espera que pueda salir algo bueno (Jn 1,46).

María es la gran protagonista del Adviento divino, gracias a su fiat, abierta a la acción de Dios y creyendo contra toda esperanza sin poder humano alguno. Me pregunto qué sentiría ella en el momento de recibir los despojos de Jesús recién bajado del madero, cuando lo prometido era que su niño iba a ser especial, nada menos que el Mesías que traería consigo la historia de amor que pueda imaginarse, hecha realidad para todos. Pero de tanto repetirlo, acabamos construyendo una imagen de María irreal, etérea y cuasi divina, “superhumana”, sin el acento en que puso su vida al servicio radical de la Vida. María nos invita a la escucha humilde para preparar la Navidad de la Buena Nueva de Cristo vivida entre debilidades y esperanzas.

Pero ella también es nuestra intercesora =

María de la Esperanza

María de Nazareth,
compañera de nuestra vida,
quédate con nosotros.
Te necesitamos, madre buena,
vivimos tiempos difíciles,
atravesamos bajones,
tenemos caídas,
nos inmoviliza la apatía,
nos da rabia el brillo de la injusticia.

María,
contágianos tu fuerza,
ayúdanos a vivir con alegría.
Que no nos desalienten las espinas de la vida,
que no perdamos la utopía,
madre buena,
de creer que es posible otro mundo mejor.
Que no bajemos los brazos
en la lucha por la justicia divina.
Que no se enturbie nuestra mirada,
y no veamos la luz del Señor
que nos acompaña siempre,
y sostiene en los momentos duros.

María,
tú también pasaste tiempos de incertidumbre,
de no entender las cosas que pasaban,
de sufrimiento y soledad.
Y saliste adelante,
fuerte en la debilidad,
con entrega.
Nos enseñaste con tu ejemplo,
todos los días.
¡Cómo cuesta decirle sí al Señor!
Enséñanos a esperar en el Señor,
a confiar en su palabra,
a dejarnos guiar por su Espíritu,
a llenarnos de alegría.
Enséñanos a escuchar su voz,
en la realidad de cada día,
en el sufrimiento de tantos.

María,
enséñanos a orar
para no perder la Esperanza
para discernir nuestro lugar y misión.
Enséñanos a orar para no desalentarnos
en las dificultades y contratiempos.
(Extracto de Aciprensa)

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Este adviento, apostándolo todo por un mundo sin violencia anti-LGBTQ+

Martes, 20 de diciembre de 2022
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C654F100-C153-40C4-BC5C-C4CAEB66C178La reflexión de hoy es de la colaboradora de Bondings 2.0 Allison Connelly-Vetter, cuya biografía está disponible aquí.

El Adviento es mi tiempo litúrgico favorito. Las canciones, los rituales y las oraciones que marcan las cuatro semanas antes del nacimiento de Jesús me mantienen anclado en el presente, un rechazo litúrgico a cambiar la preparación navideña espiritual por la preparación navideña material. Juan el Bautista y el arcángel Gabriel me recuerdan que viene algo grande: un nuevo líder hacia una nueva vida en un mundo nuevo.

Este año, mi práctica de Adviento, mi reorientación hacia ese nuevo mundo, se siente un poco más desesperada y un poco más urgente.

A la medianoche del 20 de noviembre de 2022, el último domingo antes de que comenzara el Adviento, cinco personas fueron asesinadas y veinticinco más resultaron heridas en el tiroteo masivo en el Club Q, un club nocturno LGBTQ en Colorado Springs, mientras la gente celebraba y bailaba. Este horrible acto de violencia anti-queer ocurrió en el Día del Recuerdo Trans, cuando yo y muchos otros ya estábamos de luto y recordando a las más de 35 personas trans y no binarias asesinadas en 2022. Me llenó de dolor y rabia: en este , acto específico de violencia en el Club Q, y en los muchos, muchos actos de violencia contra las personas trans en todo el país.

Y yo ya estaba furioso. A principios de esa misma semana supe que uno de mis amigos había muerto en junio. Aunque la causa de la muerte de mi amiga no fue revelada por su familia, fue repentina, trágica, inesperada y prevenible. Aparte de mi conmoción y la desagradable sensación de haber estado enviando mensajes de texto y correos electrónicos y contactando a esta amiga muerta durante los últimos cinco meses, me enojó mucho que muriera. Su muerte fue absoluta y escandalosamente prevenible, porque la sociedad le falló en todas las formas imaginables. Mi amiga necesitaba ayuda como vivienda, atención médica, transporte y el perdón de su iglesia por un error que lamentaba profundamente.

Las personas a menudo responden a muertes como la de mi amigo con llamadas para “controlar a sus seres queridos” porque nunca sabemos quién podría estar luchando. No estoy negando la importancia de las conexiones personales. Pero el apoyo emocional y material individual no es rival para la negación abrumadora y sistémica de la dignidad, el cuidado y los recursos básicos que afecta a tantas personas.

No hay razón para que mi amiga haya muerto cuándo y cómo lo hizo, pero las personas con poder hicieron que el dolor y el aislamiento como el de ella no solo fueran posibles, sino inevitables.

Al igual que su muerte, cada acto de violencia contra una persona trans o queer, y aquellos que habitan los espacios trans y queer, es total y exasperantemente prevenible. Especialmente sus muertes. Los actos individuales de violencia están totalmente habilitados y empoderados por la homofobia sistémica, la transfobia y el culto social a las armas de muerte. Ninguna cantidad de apoyo individual supera por completo estos sistemas.

Este Adviento creo —tengo que creer— en la venida de un mundo nuevo. Creo que Jesús viene con nuevas promesas, nuevas capacidades, una nueva forma de vivir y relacionarse en la que la muerte por opresión es simplemente imposible. Jesús nació en una comunidad que fue aplastada por el imperialismo romano, con gente muriendo de muertes prevenibles, perseguidos por su cultura e identidad, con una amenaza constante de violencia y odio. Estaban tan desesperados por la liberación como yo.

Jesús arriesgó todo lo que tenía: sus amistades, sus relaciones familiares, su reputación y su vida, con la creencia de que el mundo no tiene por qué ser así. Jesús conoce íntimamente mi indignación y angustia, y aún promete que nosotros, colectivamente, somos capaces de co-crear algo mejor que esto, mejor que la violencia y el aislamiento y la desesperación, mejor que asesinar a personas trans y mejor que aterrorizar a los bares gay y mejor que abandonar Locos o enfermos mentales para morir demasiado jóvenes y demasiado solos. Jesús viene a este mundo: Dios, el Creador de cada estrella y uña del pie, entre nosotros en carne y sangre, para cumplir esta promesa, darnos recursos, cuidarnos, guiarnos y mostrarnos cómo hacer eso para nosotros y para los demás.

Este Adviento, me juego todo a la creencia de que otro mundo es posible. Yo creo —tengo que creer— que la vida en la que Jesús cree, el modo de ser que Jesús compromete en nuestra memoria, está llegando. Está cerca. Es pronto. Es posible.

—Allison Connelly-Vetter (ella/ella), New Ways Ministry, 19 de diciembre de 2022

Fuente New Ways Ministry

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El adviento de José y María.

Lunes, 19 de diciembre de 2022
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Ojos limpios y serenos
para otear el horizonte sin miedo
y verte en otros rostros siempre.

Brazos fuertes y extendidos
para abrazar con seguridad y mimo
a todos los débiles y perdidos.

Manos suaves y cálidas
para acariciar a ancianos y niños
y crear redes de vida.

Oídos abiertos y atentos
para escuchar los susurros y gritos
y llegar a tiempo a tu encuentro.

Olfato sensible y bien dispuesto
para percibir las fragancias y olores
que te preceden y hacen presente.

Pies firmes y ligeros
para andar por la vida
siguiendo tu brisa y tus sendas.

Corazón tierno y grande
para sentir tus latidos
en este aquí y ahora que vivimos.

Entrañas maternales
para acogerte siempre
aunque nos sorprendas y descoloques…

en las noches oscuras
y en las alboradas,
vengan con pesadillas o blanca escarcha.

Así es el Adviento de José y María,
Así queremos que sea el nuestro cada día.

*

Florentino Ulibarri
Fe Adulta

***

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En tu casa

Lunes, 19 de diciembre de 2022
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6B892300-B8E2-4365-A136-8B1BB542D536El sueño de José, detalle del altar mayor en la Iglesia de San José en Bad Urach, Alemania

Este Adviento, Bondings 2.0 te invita a hacer un viaje espiritual a través de reflexiones guiadas sobre las lecturas de los cuatro domingos de la temporada. El ejercicio de reflexión a continuación se puede hacer individualmente, con un amigo cercano o en un grupo de intercambio de fe. Los reflejos están especialmente diseñados para personas LGBTQ y aliados.

Estos ejercicios de Adviento son parte de la serie Journeys de New Ways Ministry: una colección de selecciones bíblicas, preguntas de reflexión, oraciones y meditaciones en video.

Esperamos que estas ayudas espirituales los ayuden a todos en sus propios viajes. Para las lecturas de este domingo, haga clic aquí.

Si desea compartir algunas de sus reflexiones con otros lectores de Bondings 2.0, no dude en agregar las respuestas que tenga en la sección “Comentarios” de esta publicación.


Desde las sombras de las Escrituras, la historia de un carpintero ordinario sale a la luz en el capítulo inicial del Evangelio de Mateo. El carpintero no pronuncia palabras; sus acciones, sin embargo, atraen toda la atención.

Descendiente de la casa del rey David, su linaje emana realeza, pero sus orígenes parecen humildes y, en ocasiones, objeto de burlas. “¿Puede salir algo bueno de Nazaret?” argumentó Natanael (Juan 1:46). En otra ocasión la multitud comenta: “¿No es éste Jesús, el hijo del carpintero?” (Mateo 13:55)

Pero a medida que el Evangelio de Mateo inserta más y más detalles en la narración, la dignidad del carpintero queda al descubierto. Y aprovechando la fe y la obediencia de este hombre, el extraordinario plan de Dios se desentraña.

Lo más impresionante de este personaje que de otro modo pasaría desapercibido es cómo este individuo divinamente inspirado desafió las costumbres y tradiciones sociales de su tiempo para llevar a María a su hogar.

Conocemos al hombre como San José.


 

Mateo 1, 18-24

La generación de Jesucristo fue de esta manera:

María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.

José, su esposo, que era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:

«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta:

«Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”».

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.


 

PARA LA REFLEXIÓN

01.-  Como persona o aliado LGBTQ, ¿ha estado expuesto a la vergüenza o al ridículo? ¿La gente se ha “divorciado” discretamente de ti por lo que eres? Frente a tal rechazo, ¿quiénes eran los “justos” en su vida? ¿Quién estuvo a tu lado?

02.- “No temas recibir a María, tu esposa, en tu casa”. ¿Tienes que desafiar las costumbres y tradiciones sociales, o las leyes, para vivir tu vida como persona o aliado LGBTQ? ¿Cómo respondes a aquellos que censuran tu identidad y creencias? ¿Cómo te anima en tu camino el nombre Emmanuel, que significa “Dios está con nosotros”?

o3.- Dios confió a Jesús y María al cuidado de San José. Si es padre de niños LGBTQ, o si es padre LGBTQ, ¿dónde o cuándo ha sentido la necesidad de proteger a sus hijos, ya sean jóvenes o adultos? ¿Qué sentimientos o emociones surgieron a través de usted cuando prestó atención a sus instintos maternos o paternos?

04.- Si eres una persona “soltera”, ¿cómo te invita Dios a relacionarte con los demás? ¿Cómo explora la intimidad, el amor y el servicio del Evangelio?

05.- ¿Sientes que Dios te dirige a través de tus sueños? Comparta cómo Dios se comunica con usted a través de su subconsciente.

06.- “Llamarás su nombre Jesús”. ¿Quién te nombró? ¿Qué significa su nombre? ¿Cómo revela tu nombre la singularidad de quién eres? ¿Qué tan importante es su propia genealogía para usted? ¿Por qué?


E80CAA40-7064-4A02-A735-271BB371F401ORACIÓN

a San José

Glorioso San José,
cuyo poder hace posible lo imposible,
ven en mi ayuda
en estos tiempos de angustia y dificultad.

Toma bajo tu protección
las situaciones graves y preocupantes
que te recomiendo,
que puedan tener un final feliz.

Mi amado padre, toda mi confianza está en ti.
Que no se diga que en vano te invoqué,
y como todo lo puedes con Jesús y María,
muéstrame que tu bondad es tan grande como tu poder,

Amén


VÍDEO MEDITACIÓN

El video a continuación, “La notable historia de José el carpintero”, llena algunos de los vacíos en el Evangelio de Mateo e invita al espectador a profundizar en las costumbres y tradiciones sociales de la época en que se escribió la historia de Navidad.

A través de la evidencia de las Escrituras y un poco de imaginación, la relación entre María y José cobra vida, cumpliendo una profecía predicha desde hace mucho tiempo.

– Dwayne Fernandes, New Ways Ministry, 18 de Diciembre de 2022

Fuente New Ways Ministry

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“Dios está con nosotros”. 4 Adviento – A (Mateo 1,18-24)

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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María 04_4-Adv-A_1643053La Navidad está tan desfigurada que parece casi imposible hoy ayudar a alguien a comprender el misterio que encierra. Tal vez hay un camino, pero lo ha de recorrer cada uno. No consiste en entender grandes explicaciones teológicas, sino en vivir una experiencia interior humilde ante Dios.

Las grandes experiencias de la vida son un regalo, pero, de ordinario, solo las viven quienes están dispuestos a recibirlas. Para vivir la experiencia del Hijo de Dios hecho hombre hay que prepararse por dentro. El evangelista Mateo nos viene a decir que Jesús, el niño que nace en Belén, es el único al que podemos llamar con toda verdad «Emmanuel», que significa «Dios con nosotros». Pero ¿qué quiere decir esto? ¿Cómo puedes tú «saber» que Dios está contigo?

Ten valor para quedarte a solas. Busca un lugar tranquilo y sosegado. Escúchate a ti mismo. Acércate silenciosamente a lo más íntimo de tu ser. Es fácil que experimentes una sensación tremenda: qué solo estás en la vida; qué lejos están todas esas personas que te rodean y a las que te sientes unido por el amor. Te quieren mucho, pero están fuera de ti.

Sigue en silencio. Tal vez sientas una impresión extraña: tú vives porque estás arraigado en una realidad inmensa y desconocida. ¿De dónde te llega la vida? ¿Qué hay en el fondo de tu ser? Si eres capaz de «aguantar» un poco más el silencio, probablemente empieces a sentir temor y, al mismo tiempo, paz. Estás ante el misterio último de tu ser. Los creyentes lo llaman Dios.

Abandónate a ese misterio con confianza. Dios te parece inmenso y lejano. Pero, si te abres a él, lo sentirás cercano. Dios está en ti sosteniendo tu fragilidad y haciéndote vivir. No es como las personas que te quieren desde fuera. Dios está en tu mismo ser.

Según Karl Rahner, «esta experiencia del corazón es la única con la que se puede comprender el mensaje de fe de la Navidad: Dios se ha hecho hombre». Ya nunca estarás solo. Nadie está solo. Dios está con nosotros. Ahora sabes «algo» de la Navidad. Puedes celebrarla, disfrutar y felicitar. Puedes gozar con los tuyos y ser más generoso con los que sufren y viven tristes. Dios está contigo.

José Antonio Pagola

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“Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David”. Domingo 18 de diciembre de 2022. 4º de Adviento

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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04-advientoa4-cerezoLeído en Koinonia:

Isaías 7,10-14: Mirad: la virgen está encinta.
Salmo responsorial: 23: Va a entrar el Señor, él es el Rey de la gloria.
Romanos 1,1-7: Jesucristo, de la estirpe de David, Hijo de Dios.
Mateo 1,18-24: Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David.

 Vamos a hacer en primer lugar un comentario litúrgico-pastoral a estos textos bíblicos en una línea más bien tradicional. Luego haremos una nota crítica.

En el pasaje de Isaías que escuchamos hoy resuena ese anuncio esperanzador del nacimiento de alguien que estará permanentemente inserto en medio de su pueblo. Al parecer estas palabras del profeta al rey Acaz se dieron en un contexto en el que las esperanzas del mantenimiento de la seguridad del reino de Judá se centraban más en el poder político y militar, dejando a un lado la confianza en el Dios YHWH. Isaías ha visto los afanosos intentos del rey para aliarse con sus vecinos en orden a defenderse de las amenazas del reino del norte, quienes a su vez se han aliado con otros para defenderse del poderoso de turno.

Para despertar de nuevo la confianza en Dios, el profeta se vale de un hecho probablemente histórico, el embarazo de alguna de las doncellas del rey. Así como esa joven dará a luz un primogénito, del mismo modo enviará Dios un descendiente davídico que asuma los destinos del pueblo, en medio del cual estará siempre; por eso su nombre “Emmanuel”, Dios con nosotros. Con base en esta profecía, se fue fomentando la idea de que el Mesías nacería de una virgen. Desde entonces, toda primeriza en Israel albergaba la esperanza de ser la madre del Mesías; todo ello debido a la misma terminología empleada tanto en el hebreo como en el griego y luego en nuestra lengua. Cuando Mateo relata la concepción de Jesús, se hace eco de esta profecía de Isaías y la cita textualmente.

La segunda lectura está tomada de la carta de san Pablo a los romanos, concretamente se trata del encabezamiento de la carta. Allí relata Pablo a los cristianos de Roma su propia vocación al apostolado, para lo cual fue elegido por el mismo Dios. Para Pablo está claro que el evangelio que él predica es Jesucristo mismo, su persona, su obra, su muerte y resurrección. Es muy importante para el apóstol subrayar que este Jesús es descendiente de David en cuanto a lo humano, pero que Dios le otorgó su Espíritu constituyéndolo en Mesías todopoderoso, Señor Único, resucitándolo de entre los muertos. Otra cosa que recalca Pablo es que su actividad evangelizadora le ha sido otorgada por puro don, por vocación; de ahí que su preocupación haya sido durante toda su vida el dar a conocer a la noticia de Jesucristo especialmente a los gentiles.

En el evangelio, Mateo nos narra el origen de Jesucristo. María estaba desposada con José, pero aún no vivían juntos. Ello indica que estaban en un período que llamaban desposorio o compromiso matrimonial, período que podía durar de seis meses a un año, tiempo prudente para el esposo construir o acondicionar la casa en donde recibiría a su esposa. En el entretiempo la novia seguía viviendo con sus padres, dependiendo de su papá hasta que pasara formalmente a depender de su marido. La promesa de matrimonio o desposorio implicaba completa fidelidad al novio; todo acto de infidelidad era adulterio, y como tal podía ser castigado conforme a la ley mosaica.

En esas circunstancias, nos narra el evangelio que María resultó embarazada; pero aclara diciendo: “por obra del Espíritu Santo”. El hecho haría sentirse muy mal a José; sin embargo, agrega Mateo, que como “era un hombre justo, y para no exponerla a la infamia, decidió abandonarla en secreto”. José hubiera podido hacer valer sus derechos, exigir el castigo previsto por la ley…; con todo, quizá sin darse cuenta, va colaborando también él con los planes divinos.

En estos planes divinos no todo está garantizado, pues en ellos también están involucradas la libertad y la voluntad humanas. Es una constatación que podemos hacer en toda la historia de la salvación partiendo desde el mismo paraíso. Parece que los planes de Dios caminaran sobre el filo de la navaja (!). Un ejemplo de ello lo tenemos en el relato que hoy nos cuenta Mateo.

Pero en esos planes hay siempre una cosa muy importante que se llama diálogo. Precisamente en el diálogo con el ángel que le habla en sueños a José se nos muestra cómo Dios va incorporando a su proyecto a sus mismas criaturas. El silencio de aceptación de José es la respuesta que Dios nos pide también a nosotros. Le ponemos muchas trabas y condiciones a la obra de Dios. A veces intentamos “corregir” la manera como Dios actúa; ¡no es necesario! Basta que pongamos nuestra fuerza y voluntad al servicio del plan de Dios, lo demás Él sabe cómo lo hace.

Aunque en nuestro pasaje se resalta la figura de José en su duda, en su aceptación de ser padre de Jesús y de ponerle el nombre, la verdad es que María, que apenas es nombrada, está también allí recordándonos su actitud de fe y sumisión a los planes de Dios que son vida para el hombre y la mujer de todos los tiempos.

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 133 de la serie «Un tal Jesús», de los hnos. López Vigil, titulado «Una noche de dudas». El audio, el guión del texto, y su comentario bíblico-teológico, puede ser tomado de aquí: https://radialistas.net/article/133-una-noche-de-dudas/

Como nota crítica podríamos decir algo que hace mucho tiempo que es ya un «lugar común» en el mundo bíblico: los profetas no fueron en su tiempo adivinos del futuro, ni muchas de las cosas que los primeros cristianos creyeron ser «cumplimiento de lo anunciado por las Escrituras» realmente lo fueron. Ese esquema apologético de que lo sucedido en Jesucristo estaría previsto y anunciado en el pasado, hace tiempo que ha sido abandonado en los estudios bíblicos. Más. Desde hace apenas unos años, menos de veinte, se está hablando de una nueva ola, un «revolcón» en el tema de la historicidad bíblica. Ya sabíamos que había muchas cosas y figuras (importantes) de la Biblia que no eran literalmente histórica. Los grandes especialistas bíblicos ya exhibían hace tiempo una visión bastante matizada de la base histórica de la Biblia. Los planteamientos concordistas de La Biblia tenía razón, aquel famoso libro (1955), hace mucho tiempo que no gozan de audiencia. Pero en los últimos años, como decimos, se ha dado una vuelta de tuerca. Hay toda una corriente arqueológica última, la más actual, que se pronuncia ya con claridad por una postura bastante más radical sobre la historicidad. No quieren ya utilizar la arqueología para ornamentar con curiosidades la ciencia bíblica, sino que creen que debemos ser honrados y someter los estudios bíblicos a lo que la arqueología descubre y cree poder probar. Es, de alguna manera, una nueva edición del conflicto entre la ciencia y la fe, pero a estas alturas, la solución del conflicto está ya muy precocinada, y no caben componendas. Ya no vamos a condenar a Galileo… ni a los arqueólogos.

No podemos entrar aquí en más profundidad. Remitimos a un libro clave, de Finkelstein, La Biblia desenterrada. Una nueva visión arqueológica del antiguo Israel y de los orígenes de sus textos sagrados, Siglo XXI Editores, Madrid y Buenos Aires, 2003. O vean cualquiera de estos cuatro videos: https://vimeo.com/user10361814/videos, que son de toda calidad científica. Leer más…

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18.12.22: José, Hijo de David (depredador sexual, guerrero sangriento).

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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FCA7CCD8-A41B-43B7-BF77-1D6D78FF7C79Del blog de Xabier Pikaza:

David fue  rubio, de hermoso parecer y bello aspecto (1 Sam 16, 12), matador de gigantes y seductor de mujeres). José, su “hijo”  fue justo, compañero y amigo de María, padre fiel de Jesús.

Toda la Biblia, camino de humanización (salvación), se condensa en la historia que lleva de David a Jesús, Hijo de José), según Mt 1, 18-25, el evangelio judío de Jesús.

David (gran mito judío universal), fue en esencia un guerrero guapo, depredador de mujeres, pastor de ganado, matador de Goliat; fue guerrillero/terrorista al servicio del mejor postor (filisteo o israelita), rey/conquistador de Jerusalén. El Salmo 44/45 le dedica el más bello y doloroso (=falso) de todos los poemas de la Biblia: Canto de bodas del guerrero divino de Sion con la hija/mujer de Tiro, la presa sexual más rica y más codiciada.

 David no habla con mujeres, no dialoga con ellas, las domina, desea sexualmente y posee, poniéndolas al servicio de sus intereses de poder… Amar, lo que se dice amar, David sólo puede amar a un compañero de conquistas, guerrero con guerreros. Estamos muy cerca de una visión “griega” de la homosexualidad, donde los guerreros pueden amarse entre sí, pero a las mujeres no las aman, sino que las desean como presas sexuales o “peones” al servicio de su política.

Mt 1. 18-25  presenta a José, Hijo de David, como hombre fiel y pobre, a quien el ángel de Dios le pide que reciba en su casa y que ame (acoja, acompañe) a María, mujer embarazada de Dios, que corre el riesgo de ser  lapidada por los “claros” (oscros) varones. Sin un José “convertido” y sin una María que le acoge en amor y le eleva en humanidad no podría haber nacido Jesús, no habría futuro.

Texto:

 El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.” Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: “Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”.” Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer (M 1, 18-25).

Tema

 Este evangelio es el compendio mejor de la Biblia judía y cristiana, y de toda la historia pasada, presente y futura de la humanidad, una historia que está por cumplirse todavía y que puede resumirse así:
  1. Los judíos postbíblicos, que han debido pasar del David de sus leyendas a la Biblia de sus realidades rabínicas, han tenido y tienen mucha dificultad en aceptar el auténtico camino que lleva de David a José, y siguen llorando ante las piedras-ruinas del muro/templo de David, profanado por Herodes y destruido por los romanos el 70 d.C.
  2. Los primeros cristianos “alegorizaron” la historia que va David a José, porque tuvieron miedo de ella. Así espiritualizaron casi todo (es decir, lo confundieron “santamente”), y lo hicieron de manera falsa pero conservaron (recrearon) el machismo de David (guerrero sangriento, depredador), sin saber qué hacer con José. Ha seguido así vivo el “mejor” David de la nueva humanidad del re-nacimiento, con sus genitales al aire de Florencia, bella y falsa imagen del machismo moderno.
  3. Los cristianos actuales,año 2023. Quizá por vez primera, volviendo al verdadero José (con María) y a la verdadera comprensión de la Biblia (superando el mito del David macho, guerrero vencedor y mujeriego, podemos situarnos ante el Adviento de Dios, es decir, de la verdadera humanidad. El “mito” machista hecho de guerra y violaciones (Gen 1, 1-6) de los duros “ángeles custodios” y de David puede transformarse en historia de José, el justo, compañero y amigo de María, humanizados ambos en libertad, en amor mutuo, en acogida…
  4. Son muchos los están (=estamos) queriendo escribir con nuestra vida y nuestra comunidad (seamos judíos o cristianos) una historia como ésta, pasando de la exclusión a la acogida mutua, del varón-macho-David y la mujer-sumisa y violada, al varón liberado de su violencia y a la mujer, también liberada (José y María) mutuamente acogidos y elevado, varones y mujeres, para que llegue por fin el “hombre/mujer nuevo (Navidad).

Esta es una historia compleja, son muchas/muchos, las mujeres y varones que quieren escribirla con su pensamiento y con su vida… Desde algún tiempo he querido aportar mi pequeña reflexión, recuperando de forma algo distinta la figura y la historia de María y José, en obras como la Historia de Jesús y en la postal sobre José publicada en RD y en FB, el pasado…

Esta una historia que seguiré narrando, Dios mediante en Días sucesivos. Hoy empiezo contando la historia David Guerrero y Depredador para llegar después al “justo” José, esposo de María, que tuvo que reescribir con su vida, acogiendo en amor fiel a su mujer, y sufriendo siendo vencido y desterrado, fugitivo con ella, por Jesús, según el evangelio.

DAVID GUERRERO (Texto tomado de entradas de Gran Diccionario).

Un compendio. Nacimiento de la monarquía judía

F4149F3E-D0A2-4CD5-876A-C9383694B267El camino de Israel a la monarquía no se explica en la Biblia de manera mítica, como en otros pueblos del entorno (el rey es meta del drama creador) sino de forma histórica, vinculada al riesgo de los filisteos, que formaban una aristocracia militar que había conquistado las plazas costeras del sur de Palestina (Ekron, Gaza, Askalon, Gat, Asdod; cf. 1 Sam 6, 17), estableciendo allí su dictadura económico-social expansionista. Su poder estaba ligado a la táctica guerrera, dirigida por cinco seranim o tiranos de su pentápolis, que controlaban el comercio y, por su mayor tecnología, ligada al monopolio del hierro, ejercían un severo control sobre el armamento.

No se encontraba un herrero en todo el país de Israel, pues los filisteos se decían: ¡que los hebreos no fabriquen armas ni espadas! Por eso, los israelitas tenían que bajar adonde los filisteos para afilar sus arados, sus azadones y sus hachas, pagando… Aconteció, pues, que el día de la batalla no había en Israel lanza ni espada (1 Sam 13, 10-21).

Esta era la situación hacia el 1050 a. de C. Antes, las tribus de la zona montañosa habían sido capaces de enfrentarse con las ciudades cananeas, cuyos carros no podían maniobrar en las quebradas y/o llanuras pantanosas, donde se imponía la guerrilla. Pero ahora los filisteos controlan el hierro y disponen de armamento superior ligero e individual (cf. 1 Sam 17, 5 ss) que les enfrenta con ventaja sobre los israelitas, que responden buscando un jefe carismático: Saúl. En sentido estricto, Saúl no es aún rey (no unifica la administración ni tiene corte) sino general en jefe de unas tribus que convoca contra los nómadas de oriente, en Galaad (cf. 1 Sam 11), y contra Filistea (1 Sam 13-14). Antes los soldados volvían a sus casas al acabar la guerra, ahora no:

La guerra contra los filisteos fue muy viva… y en cuanto Saúl veía cualquier hombre fuerte o valiente lo atraía hacia sí… Y Saúl se escogió tres mil hombres de Israel: dos mil estaban con él en Mikmas…, y mil, con Jonatán (su hijo) en Gibea de Benjamín. En cuanto al resto del pueblo, los mandó a su casa (1 Sam 14,52 ; 13,2).

 Ha nacido un ejército profesional, pues la defensa exige una milicia constante, en cuarteles o campamentos, cerca de los puestos de peligro, dispuesta al pronto combate. Surge de esa forma una primera división de clases: los soldados se separan del resto de la población, de la que viven y a la que defienden. Lógicamente, hacen falta impuestos para su manutención y utillaje, pues el hierro es caro.

 

       Saúl fracasó, muriendo en Gelboe, en manos de los filisteos, hacia el 1000 a. de C.29. En su lugar surgió David, que había empezado como soldado y jefe particular (condottiero de guerreros profesionales), culminando para su provecho una brillante carrera político-militar que le hizo rey. La misma Biblia, que idealiza su figura, conserva claro el recuerdo de sus orígenes guerreros. Era, ante todo, estratega y soldado, ya en tiempos de Saúl:

Se le juntaron todos los hombres en situación apurada, cuantos tenían un acreedor y todos los individuos amargados; David hízose su caudillo, resultando sus acompañantes como unos 400 hombres (1 Sam 22, 2).

 Su ejército puede compararse a los modernos cuerpos de mercenarios guerrrilleros, con soldados que no tienen más oficio que la guerra: de ella viven, para ella se preparan. El mismo David había sido mercenario al servicio filisteo (1 Sam 27), sabiendo granjearse con regalos a los representantes de Judá (1 Sam 30) que le ungieron rey tras la caída de Saúl (2 Sam 2, 2-4). Su mandato fue eficaz y las restantes tribus de Israel también lo hicieron:

Vinieron, pues, todo los ancianos de Israel donde el rey, hasta Hebrón, y el rey David pactó con ellos alianza en Hebrón, delante de Yahvé, y ungieron a David como rey sobre Israel (2 Sam 5, 3).

       7CA9880A-E9ED-4DF0-9A0B-9142F60938F4David dirige la guerra de las tribus contra Filistea, unificando fuerzas y logrando liberar al pueblo; pero, al mismo tiempo, debe respetar la estructura y vida interna de las tribus que le prometen asistencia30. Él supo cumplir pacto y deseos personales:

 – Sigue siendo un condottiero, rodeado por antiguos compañeros de guerrilla (cf. 1 Sam 22, 2) que forman su guardia militar, centrada en los treinta héroes, oficiales mayores de su tropa (cf. 2 Sam 23)31.

Al enriquecerse como rey, David contrata soldados mercenarios de Creta y Filistea (cereteos y peleteos: cf. 2 Sam 8, 18; 18, 20) que pone a su servicio, no al servicio de las tribus o la guerra santa.

Por pacto con las tribus, él es jefe de la milicia popular de Israel, que debía reclutarse cuando fuera necesaria la defensa del pueblo, puesta ya bajo el mando de sus profesionales (cf. Cron 27).

 Con sus soldados particulares y sus mercenarios (sin la participación de las tribus), David conquistó un importante enclave cananeo-jebusita, incrustado como cuña entre Judá y el norte: se dirigió con sus hombres hacia Jerusalén…, tomó la fortaleza y habitó en ella, llamándola Ciudad de David (cf. 2 Sam 5, 6-9). La nueva capital no será parte de las tribus sino propiedad del rey, lugar donde residen sus mercenarios, convirtiéndose después en punto de confluencia del nuevo Israel (Judá) supra-tribal, unificado. De esta forma, el pueblo de las libertades tiende a centrarse en torno a una ciudad que es capital política, centro de culto religioso (con el traslado del Arca; cf. 2 Sam 6) y cuartel militar de un ejército mixto que logró vencer a los filisteos y conquistar las ciudades y reinos del entorno (2 Sam 5,10-21)32.

David conservó la estructura de las tribus, pero empleándola para fines no tribales. Ciertamente, conquistó la tierra cananea, en gesto que se interpreta como cumplimiento de las viejas promesas patriarcales (Gén 15)33. Pero, al mismo tiempo, creó una serie de problemas que serán casi insolubles para el yahvismo posterior: el centralismo administrativo, con la división de clases y un ejército profesional como signo de poder contrario a la antigua experiencia religiosa israelita. Además, la conquista indiscriminada de las ciudades cananeas será una amenaza para la pureza del yahvismo, como han visto los profetas.

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“El mejor regalo de Navidad”. Domingo 4º de Adviento. Ciclo A

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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imageDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre:

Este año 2022, lo que más preocupará a muchos el 18 de diciembre no será el 4º domingo de Adviento sino quién ganará la copa del mundo de fútbol. Quienes tengan más amplitud de miras, esperarán que les toque la lotería de Navidad dentro de unos días. Todos ellos, y también nosotros, debemos recordar que ya nos ha tocado la auténtica lotería, la que tocó y sigue tocando todos los días y en todas partes del mundo.

            El premio

        No son millones de euros. Es un premio mucho mayor: una persona. Al principio puede resultar decepcionante. Con este premio no se puede comprar un gran chalé, ni un coche de último modelo. No podemos permitirnos un crucero de lujo ni costear una operación en el mejor hospital del mundo. Pero es un premio personal, que redime nuestro pasado y garantiza nuestro futuro. Las lecturas dedican pocas frases a describir a esa persona: desciende del rey David, nace de una muchacha virgen. Pero, cosa extraña, recibe dos nombres, y cada uno de ellos expresa un regalo de Dios.

            El primer premio: la cercanía de Dios (Emmanuel) (Isaías 7,10-14)

            ¿Está Dios con nosotros, o estamos dejados de la mano de Dios? Esta pregunta no es moderna ni fruto de gente escéptica, casi atea. La formularon algunos israelitas ya hace muchos siglos. La respuesta la dio el profeta Isaías. En el año 734 a.C. los reyes de Siria y Efraím se coaligaron para conquistar Judá y deponer al rey Acaz de Jerusalén. Cuando llegó la noticia, «se agitó el corazón del rey y del pueblo como se agitan las hojas de los árboles con el viento». El profeta se presenta ante el rey y le ofrece una señal, un signo portentoso realizado por Dios, para mantener la calma. Acaz, que ha pedido ayuda a Asiria, confía en este imperio (los EE. UU de la época) más que en Dios, y responde que no quiere pedir señal alguna. Pero Isaías se la da: «la muchacha está encinta y da a luz un hijo, y le pone por nombre Emmanuel, que significa Dios con nosotros». El nacimiento del niño garantizará la salvación de Judá y de Jerusalén. Dios, aunque sea de forma misteriosa, aparentemente débil, está con nosotros.

En aquellos días, el Señor habló a Acaz:

—«Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo».

Respondió Acaz:

—«No la pido, no quiero tentar al Señor».

Entonces dijo Dios:

—«Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal:

Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa «Dios-con-nosotros».

            El segundo premio: la salvación (Mateo 1,18-24)

            En tiempos de Isaías, algunos pensaron que la muchacha encinta era la esposa del rey, y Emmanuel el hijo que nacería dentro de poco: Ezequías. Este niño fue un buen rey, pero no cumplió las grandes esperanzas depositadas en él. Pasaron los siglos y Emmanuel no llegaba. Hasta que los cristianos ven cumplida la promesa en el nacimiento de Jesús. Este viene del Espíritu Santo y José le pondrá ese nombre «porque él salvará a su pueblo de los pecados». No salvará de los asirios, ni de los romanos, ni de Putin, sino de nuestros pecados, muriendo por nosotros. Y Mateo añade: «Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta». Ya no hay que seguir esperando. Ha salido el segundo premio, tan importante como el primero.

María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:

‒ José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”.»

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

           El evangelio del domingo pasado hablaba del desconcierto de Juan Bautista, y nos obligaba a pensar en el desconcierto y escándalo que podemos sentir ante la conducta y el mensaje de Jesús. El evangelio del cuarto domingo da un paso adelante. El desconcierto y el escándalo se pueden superar. El asombro se da ante el misterio y no acaba nunca, dura toda la vida.

             Los afortunados (Romanos 1,1-7)

             El regalo no se limita a unos pocos, todos lo reciben. Es lo que dice Pablo a los romanos. El regalo no es solo para los judíos, también para los paganos. Lo reciben no solo en Jerusalén o Belén, también en Roma. Allí, entre los paganos, se ha difundido el evangelio y se sienten «amados por Dios y llamados a formar parte de su pueblo santo». Igual que nosotros, al cabo de veintiún siglos, debemos sentir la alegría de haber sido beneficiados por Dios.

Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar el Evangelio de Dios. Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor. Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por Cristo Jesús. A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

Complemento

Lo anterior es un sencillo esquema que ayuda a entender el mensaje del cuarto domingo y a prepararnos para la Navidad. Para comprender mejor el evangelio entresaco algunos datos de mi comentario El evangelio de Mateo. Un drama con final feliz (Verbo Divino, Estella 2019, pp. 52-56.

Mateo da un título a lo que va a contar: El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera. Sin embargo, no es eso lo que cuenta, se limita a ofrecer una serie de datos sobre ese misterio.

El relato consta de los elementos típicos: planteamiento, nudo y desenlace. Como en cualquier novela policíaca. Pero existe una diferencia. Mientras Agatha Christie dedica la mayor parte al nudo, a las peripecias de Hércules Poirot en busca del asesino, Mateo es brevísimo en las dos primeras partes y pasa enseguida al desenlace. No se trata de un relato dramático, sino didáctico.

Planteamiento

Parte de unos personajes que da por conocidos para el lector, María y José, y de una costumbre que también da por conocida entre judíos: después de los desposorios (la petición de mano), los novios son considerados como esposos, con el compromiso de fidelidad mutua, pero siguen viviendo por separado. De repente, resulta que María espera un hijo del Espíritu Santo. Mt no deja al lector ni un segundo de duda. Con perdón del Espíritu Santo, y siguiendo el símil policiaco, el lector sabe desde el principio quién es el asesino.

Nudo

La duda es para José, hombre bueno. Según el Deuteronomio, si un hombre se casa con una mujer y resulta que no es virgen, si la denuncia, “sacarán a la joven a la puerta de la casa paterna y los hombres de la ciudad la apedrearán hasta que muera, por haber cometido en Israel la infamia de prostituir la casa paterna” (Dt 22,20ss). José prefiere interpretar la ley en la forma más benévola. La ley permite denunciar, pero no obliga a hacerlo. Por eso, decide repudiar a María en secreto para no infamarla. Mt escribe con enorme sobriedad, no detalla las dudas y angustias de José. Como mejor se advierte esto es comparando el relato con un fragmento del Génesis Apócrifo encontrado en Qumrán, en el que leemos algo parecido a propósito del patriarca Lamec: advierte que su mujer, Bitenós, está encinta, y duda de que ese hijo sea suyo (el estado fragmentario del texto no permite saber por qué duda). La angustia del personaje la refleja el autor de forma casi patética:

“Entonces pensé que la concepción era obra de los Vigilantes, y la preñez de los Santos, y pertenecía a los Gigantes […] y mi corazón se trastornó en mi interior por causa de este niño. Entonces yo, Lamec, me asusté y acudí a Bitenós, mi mujer, y dije […]: júrame por el Altísimo, por el Gran Señor, por el Rey del Universo […] que de veras me harás saber todo, me harás saber de veras y sin mentiras si esto […]. Júrame por el Rey de todo el Universo que me estás hablando sinceramente y sin mentiras […] Entonces Bitenós, mi esposa, me habló muy reciamente, lloró y dijo: ¡Oh, mi hermano y señor! Recuerda mi placer, el tiempo del amor, el jadear de mi aliento en mi pecho […] Yo te juro por el Gran Santo, por el Rey de los cielos, que de ti viene esta semilla, de ti viene este embarazo, de ti viene la siembra de este fruto, y no de ningún extranjero, ni vigilante, ni hijo del cielo. ¿Por qué está la expresión de tu rostro tan alterada y deformada, y tu espíritu tan deprimido?” (1QapGn Col. II, 1-17).

Ni siquiera con estas palabras de su esposa queda tranquilo Lamec; acude a su padre, Matusalén, para que le pregunte a Henoc y se informe de todo con certeza. Es una pena que la columna esté tan estropeada en algunos momentos capitales para la interpretación del argumento. El relato de Mt parece en muchos detalles como la antítesis del Génesis Apócrifo.

Desenlace

En cuanto José toma la decisión, se aparece el ángel que resuelve el problema. José obedece, y María da a luz un hijo al que José pone por nombre Jesús. En esta sección final, entre las palabras del ángel y la obediencia de José introduce Mt unas palabras para explicar el misterio: se trata de cumplir la profecía de Is 7,14 (que se lee hoy como 1ª lectura).

Mensaje

Este análisis literario demuestra que Mt no ha intentado poner en tensión al lector. Sabe desde el comienzo a qué se debe el misterio. Entonces, ¿qué pretende decirnos con este episodio? Tres cosas fundamentales a propósito del protagonista de su obra.

¿Quién es Jesús? Al comienzo del evangelio, en la genealogía, Mt acaba de indicarnos que es verdadero israelita y descendiente de David. ¿Significa que sea el Mesías? Para eso hace falta algo más según la tradición de ciertos grupos judíos. El Mesías debe nacer de una virgen, según está anunciado en Is 7,14. Este episodio demuestra que Jesús cumple ese requisito. Pero hay otro dato que no contiene el texto de Isaías: Jesús viene del Espíritu Santo, con lo cual se quiere expresar su estrecha relación con Dios.

¿Qué hará Jesús? Lo indica su nombre: salvar a su pueblo de los pecados. Salvar de los pecados no es lo mismo que perdonar los pecados. Perdonar los pecados se puede hacer de forma cómoda, sentado en el confesionario, o incluso paseando o tomando un café. Salvar de los pecados sólo se puede hacer ofreciendo la propia vida. Sabemos desde niños que Jesús, para salvarnos de nuestros pecados, dio su vida por nosotros. Pero no debe dejar de asombrarnos. Porque la actitud normal de un judío piadoso ante el pecado no es comprenderlo ni justificarlo, mucho menos morir por el pecador. Es condenarlo.

¿Qué repercusiones tiene su aparición? Mt, al escribir su evangelio, parte de la experiencia de su comunidad, perseguida y rechazada por aceptar a Jesús como Mesías. Mt le indica desde el comienzo que las dificultades son normales. Incluso las personas más ligadas al Mesías, sus propios padres, sufren problemas desde que es concebido. El cristiano debe ver en José un modelo que le ayuda y anima. No debe tener miedo a aceptar a Jesús y seguirlo, porque “viene del Espíritu Santo” y “salvará a su pueblo de los pecados”.

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Cuarto Domingo de Adviento. 18 diciembre, 2022

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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“José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le podrás por nombre Jesús, porque salvará a su pueblo de los pecados.”

(Mt 1, 18-24)

¡Ya viene! se puede decir que ya se oye el rumor de sus pasos… La Navidad ya está muy cerca recordándonos que Dios ha querido ponerse en nuestras manos frágil, pequeño y desnudo.

Y supongo que nos pasa un poco como a José: ¡que no acabamos de creerlo! Se nos llena el corazón de dudas…

¿Cómo es posible que Dios tenga algo que ver en esta historia nuestra? ¿Cómo lo vamos a reconocer envuelto en tanta fragilidad, con una apariencia tan vulnerable?

No tuvo que ser nada fácil para José reconocer el paso de Dios por su vida precisamente en la “irregularidad” del embarazo de su prometida. Porque, vamos a ver, no es fácil reconocer el paso de Dios en aquello que nos hiere y nos complica de quienes más cerca tenemos: una novia embarazada, un marido enfermo, una amiga con sida, un primo con cáncer… no parece, a simple vista, la tarjeta de visita de la felicidad, de la vida plena, del amor. No, no lo parece.

Pero Dios, Nuestro Dios Amor, nos sorprende haciendo brillar aquello que nos parecía una terrible oscuridad. Así viene Dios a nuestras vidas bajo unas apariencias sospechosas, que muchas veces nos dan miedo y nos llenan de dudas.

María y José pueden ser un ejemplo de cómo puede llegar a descolocarse la vida cuando Dios viene a tu historia. Muchas veces nos empeñamos en hacer de las grandes figuras bíblicas o de las personas con fama de santidad unas criaturas extrañas, especiales, que tenían muy claro lo que Dios quería de ellas y cómo tenían que llevarlo a cabo, pero no fue así. Todas ellas tuvieron sus dudas y dificultades. Pasaron por momentos de desconcierto, de no entender. Todas probaron el sabor amargo de tener que cambiar sus planes, sus vidas.

El evangelio de este domingo nos muestra la lucha de José. A nosotras que nos sabemos el final de la historia nos pasa casi desapercibido. Pero el texto dice claramente: “José, su esposo, que era bueno y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto”. Llegar a tomar esta decisión debió de costarle más de una noche sin dormir. A fin de cuentas, lo único en claro que podía sacar José era que María le había engañado. Ella estaba embarazada y él no tenía nada que ver…

Llevamos todo el adviento diciéndole a Dios que venga: ¡Maranatha, ven Señor Jesús! Hoy podemos pararnos a pensar si estamos dispuestas a dejarle venir como él quiera…

¿Le abriríamos la puerta si viene llenando nuestras vidas de dificultades? ¿Dejaremos que entre si viene poniendo en tela de juicio nuestra buena fama y la de nuestra familia? ¿Podremos dejarle entrar si viene con una enfermedad?

Quién sabe, tal vez este año tampoco encuentre posada y es que las cosas de Dios son bastante complicadas…

Oración

Si te decides a venir, Buen Jesús, no te olvides de traer algo de valentía, de esa que ensancha el corazón y abre los ojos a la luz que tú pones en toda oscuridad.

Si vienes, insiste, que aunque dudamos y no queremos complicarnos la vida, tampoco podemos vivir sin ti.

Ven que cuando ya estés aquí, se nos quitarán los miedos y desaparecen las dudas.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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En Jesús lo divino nunca se percibe por los sentidos.

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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Mt 1,18-24

Hoy la clave nos la da Pablo: “Nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu, Hijo de Dios.” Juan lo dice más esclarecedora, cuando Jesús propone a Nicodemo nacer de nuevo: “lo que nace de la carne es carne; lo que nace del espíritu es espíritu”. De la carne no puede nacer el espíritu ni del espíritu puede nacer la carne. Pablo considera normal la procedencia de la humanidad de Jesús. “nacido de una mujer”, pero lo importante es lo que hay en él de divino; y eso ha nacido del Espíritu.

Los relatos “de la infancia” de Mateo y Lucas no son crónicas de sucesos, no son “historia”, son teología narrativa. Marcos no sabe nada de la infancia. Juan tampoco sabe nada de esas historias. La fuente Q tampoco hace alusión alguna a ellas. Por otra parte, los relatos de Mateo y Lucas solo coinciden en lo esencial. En los detalles, no se parecen casi en nada. Su intención no fue darnos información periodística. El interés por Jesús empezó con su vida pública, y sobre todo, con la muerte-resurrección. Antes de eso, nada extraordinario sucedió en él que se pudiera descubrir desde el exterior.

Para resaltar lo que Jesús fue para los cristianos, vieron la necesidad de hablar de las maravillas de su infancia. Fue una necesidad de comunicación, para hacer creíble lo que ellos habían descubierto en Jesús. Lo hicieron tomando ejemplo de otros personajes famosos. Los conocimientos que hoy tenemos nos hacen pensar que la infancia de Jesús fue de lo más normal. Nadie pudo adivinar lo que después iba a manifestar con su vida. Sus padres lo trataron siempre como un niño normal. La mejor prueba de ello es que, cuando empezó a salirse de la norma, creyeron que estaba loco y quisieron impedírselo.

Solo después de la experiencia pascual, se intentó explicar quién era Jesús, más allá de lo que se podía percibir. El modo en que lo hicieron era lo lógico para ellos. Ni se engañaban ni quisieron engañar. Nos engañamos nosotros al entender literalmente el texto, dando al relato un sentido distinto al que ellos le dieron. En todas las culturas se ha intentado explicar la grandeza de unos personajes, contando historias sobre su nacimiento. De más de cuarenta personajes anteriores a Cristo, se dice, que han nacido de madre virgen. No pretenden afirmar nada sobre sus madres sino sobre los personajes.

Es ridículo tratar de determinar, desde nuestra manera de entender el mundo, si es verdadero o es falso lo que dicen. Todas esas afirmaciones tienen su verdad. En todos los casos se habla de la infancia de esos personajes después de haber constatado que su vida sobrepasó lo que se puede esperar de un ser humano. Si lo que hacen es más que humano, tiene que ser divino. Es una manera de hablar que todos entendían y que no causaba conflicto alguno. Los cristianos, después de descubrir lo que Jesús significaba, razonaron: Si de tantas se pudo decir que son hijos de dios, de Jesús con más razón.

“María estaba desposada con José”. El matrimonio constaba de dos partes: el contrato y la boda. Lo importante era el contrato (desposorio). En la boda se celebraba la acogida de la esposa en la casa familiar del novio. Según el relato, María y José estaban casados a todos los efectos jurídicos. ¿Por qué ha tenido tan poca repercusión en nuestra religión este anuncio, comparado con el que ha tenido la Anunciación de María? El anuncio se hace a José. Vamos a dar un somero repaso al texto que acabamos de leer.

“Antes de vivir juntos”. Mateo quiere afirmar el origen divino de Jesús. Por dos veces lo dice sin rodeos. Todo lo que es y significa Jesús es obra del Espíritu. Pero, ¿creéis que eso queda explicado diciendo que Dios se hizo espermatozoide? El pensar que Dios garantiza su presencia en Jesús por vía biológica es una monstruosidad. Dios no puede manipular el material biológico. Dios no tiene actos puntuales. En Dios, ser y actuar son lo mismo. La presencia de Dios en Jesús se manifiesta en lo humano, no fuera de ello.

“Por obra del Espíritu Santo”. Dos veces hace Lucas referencia al Espíritu. En los dos casos está sin artículo. Al traducirlo con artículo determinado, estamos empujando a entenderlo mal. “Pneumatos Agiou”, hace referencia a Dios Espíritu (viento, aliento vital, fuerza, energía). Sería: “por obra de la fuerza de Dios”. “Agiou” tampoco coincide con nuestro concepto de santo; significa, más bien, separado, incontaminado, distinto, y además separador y purificador. Apunta a una absoluta originalidad. Jesús no es obra de la casualidad, ni de una evolución, sino que responde a la presencia en él de Dios.

“José, su esposo, que era bueno”. José es el centro del relato. Ni la palabra “bueno” ni la de “justo” traducen la riqueza del término griego. Significaría un israelita auténtico, temeroso de Dios y cumplidor de la Ley. Simboliza el “resto de Israel” fiel y María la nueva comunidad. En las dificultades que encuentran estos dos personajes, se está manifestando el conflicto que se vivía en la comunidad de Mateo, entre el judaísmo fiel al AT y la nueva comunidad. El origen divino simboliza la superioridad del NT. El encargo de recibir a María indica que todo israelita debe aceptar la novedad que Dios ha querido.

“El ángel del Señor, no es una naturaleza angélica como lo concebimos nosotros, sino la presencia misteriosa del mismo Dios. Es Dios mismo el que hace la invitación a dar el salto. Los judíos pueden sentirse seguros al abandonar lo antiguo y hacerse cristianos. “En sueño” es la manera de dirigirse Dios a los hombres en todo el AT. “Hijo de David”. La referencia a David deja clara la pertenencia al pueblo judío. José es el encargado de legitimar la transición. Se trata de deshacer toda prevención por parte de los judíos.

“Tú le pondrás por nombre Jesús”. Si conociéramos lo que significaba en todo el AT poner el nombre a una persona, descubriríamos la importancia de José en este relato. El nombre es resumen de lo que va a ser una persona. El innombrable va a tener nombre, y la imposición de ese nombre va a depender de otro hombre, José. Recordemos que en relato de Lucas el nombre se lo revela a María el ángel y ella será quien se lo imponga.

“Para que se cumpliera la Escritura. Mateo hace hincapié en el cumplimiento de lo anunciado por el AT. En el párrafo de Isaías citado, la palabra hebrea `almâ’, que significa joven, fue traducida de manera incorrecta por “párthenos” que significa (célibe, soltera, doncella, virgen). En hebreo hay una palabra (betûâ) que significa de manera precisa virgen, pero no fue la usada en el pasaje. El malentendido lo denunció ya Trifón (s II). El relato bíblico se refiere a la joven esposa del rey Acaz que va a tener su primer hijo, y que iba a suponer la salvación para el reino. Jesús será salvador, como aquel hijo.

“Enmanuel (Dios-con-nosotros)”. La ausencia de Dios era la causa de todos los males para Judá. Su presencia garantizaba que las cosas iban a ir bien. Jesús no será un enviado más de Dios. No podía tener padre humano, porque sería a quien tenía que imitar en la tierra. Su modelo será exclusivamente Dios. Será Hijo porque en todo imitará al Padre. Para nosotros es un lenguaje extraño, pero en aquella época, era lo normal.

 

Meditación

Tengo que nacer del agua y del Espíritu.
Nadie puede hacerlo por mí; ni siquiera el mismo Dios.
El Espíritu ya está dentro de mí.
Mi tarea es darle a luz; es decir, tomar conciencia de esa realidad
y manifestarla en mi vida, para que la descubran los demás.
Ese proceso me llevará a la plenitud humana.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Obra del Espíritu Santo.

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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Mt 1, 18-24

«La criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo»

Es notable el número de fecundaciones divinas que pueblan los mitos, por lo que añadir el nombre de María a esa lista (reduciendo la acción del Espíritu a lo biológico) es perder el sentido profundo del relato. Todos “venimos” del Espíritu Santo; todo es obra suya, pero sin duda Jesús es su obra más acabada y no hay forma de entender su vida y su legado de otro modo.

En un principio, ese Espíritu de Dios se cernió sobre la Tierra poniendo orden en el caos primitivo, se coló por las narices del muñeco de barro para que en el mundo pudiese haber amor, tolerancia, libertad, felicidad… suscitó profetas que guiasen a los hombres y mujeres por el camino de la vida y sopló como un huracán en Jesús de Nazaret. Sin duda ha sido también el espíritu de Dios el que ha mantenido su memoria hasta nuestros días a pesar de las innumerables barbaridades que hemos cometido sus seguidores, y albergamos la esperanza de que seguirá actuando hasta que la humanidad alcance su plenitud.

El capítulo segundo del Génesis concibe al ser humano como una combinación de arcilla y aliento de Dios; de barro y espíritu de Dios: «Modeló Yahvé Dios al hombre de la arcilla y le sopló en el rostro aliento de vida». Y esta definición formulada en el Génesis hace más de tres mil años sigue siendo hoy válida para muchos de nosotros. El cronista no tiene ni idea de genética ni de evolución biológica, y aunque la hubiese tenido, le habrían parecido totalmente irrelevantes frente el mensaje central que nos quiere enviar: “El mundo es obra de Dios, y en el ser humano alienta su Espíritu”.

En todo ser humano sopla el viento de Dios, su espíritu, aunque en algunos este soplo sea apenas perceptible y en la mayoría de nosotros no pase de ser una brisa que solo en ocasiones pone de relieve nuestra humanidad.

Pero a lo largo de la historia, ese soplo, ese aliento, esa acción de Dios, en definitiva, se ha manifestado de forma poderosa en muchos hombres y mujeres de cualquier tiempo, lugar o condición. Sin apenas remontarnos en la historia, podemos recordar a Pedro Arrupe, Vicente Ferrer, Mohandas Gandhi, Teresa de Calcuta, Martin Luther King, Oscar Arnulfo Romero… y tantos otros que decidieron “negarse a sí mismos” para entregar su vida a los demás.

Pero tampoco es preciso acudir a la biografía de estos personajes para sentir el soplo de Dios en los seres humanos; basta que miremos a nuestro alrededor para que lo veamos en ese pariente, o ese amigo, o aquel compañero de trabajo… Es muy difícil sustraerse a una realidad tan evidente si uno va un poco atento por la vida.

Ahora bien, por encima de todos, hubo un hombre en quien el soplo de Dios se manifestó de una forma tan extraordinaria que somos incapaces de entenderla o formularla. Según su amigo Pedro, pasó por el mundo haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el mal porque Dios estaba con él… y es que, como dijo el Ángel: «No dudes José, porque la criatura que hay en su seno es obra del Espíritu Santo».

Miguel Ángel Munárriz Casajús

Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo en su momento, pinche aquí

Fuente Fe Adulta

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Enmanuel: Dios “en” nosotr@s.

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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joseph-songeMt 1, 18-24

Mt 1, 18-24

18 de noviembre de 2022

Avanza el Adviento y en este IV domingo, la liturgia nos regala un relato interesante para comprender el sentido del cristianismo y su arraigo en un Dios profundamente encarnado en nuestra humanidad.

Pero antes de adentrarnos en el mensaje, conviene recordar algunos acentos del Evangelio de Mateo para conocer el contexto de lo que hoy se narra. Este Evangelio fue escrito, aproximadamente, ocho décadas después de los acontecimientos que relata, por tanto, la lectura literal y escrupulosamente histórica, no sólo nos puede despistar, sino desviarnos de su verdadero significado.

Fue escrito para cristianos provenientes del judaísmo de la segunda mitad del siglo I y su intención más importante consistía en demostrar que, efectivamente, Jesús era el Mesías esperado. Se zanjaría así toda esperanza mesiánica para vivir el cristianismo independientemente del judaísmo. Estamos ante una gran obra que irradia muchas referencias al profetismo israelita que anunciaba la llegada definitiva del Mesías.

Por otro lado, tengamos en cuenta que los dos primeros capítulos de Mateo retoman géneros propios del Antiguo Testamento y otras tradiciones, como la “Anunciación”, o la revelación divina a través del “sueño”, que es la que nos ocupa en el fragmento del evangelio que estamos comentando. Por tanto, mi invitación sincera es a entrar dentro de este texto de hoy conscientes del lenguaje metafórico y religioso, más allá de la historicidad de éste, aunque se necesite para comprender el papel de María y José.

En este texto hay 4 protagonistas que tienen una función esencial no sólo en el relato sino en su significado: María, José, Dios y tú, lector(a) que entras en contacto con este texto.

Por un lado, María, mujer que vive en un contexto de reduccionismo de la feminidad a una función de maternidad fecunda para que el pueblo de Israel siga creciendo, siempre sometida a la voluntad del marido y de su familia. Mujeres hebreas fácilmente repudiadas por razones ilógicas, mujeres sin palabra, sin espacio, sin independencia, sin valor social o religioso. Desde esta clave, sólo el sentido común nos lleva a percibir a María como desafiante de esta tradición y con una misión clarísima de liberar a la mujer de esta carga discriminatoria que las dejaba fuera del sistema social y religioso. María lidera, de alguna manera, una visión de la mujer que no necesita la tutela de un varón para tener dignidad, valor y sentido de la vida; no necesita de una autoridad religiosa o política, para vivir su misión y para colaborar con el proyecto de Dios desde su identidad sin mediaciones y sin mediadores. ¿Realmente esto ya no ocurre en nuestro mundo o en nuestra Iglesia de hoy?

El segundo protagonista es José, un buen hombre de la Casa de David, “hombre justo” como es definido en el texto y que se ve sometido a un desafío muy importante en su vida. El problema en este momento no es de María sino de José. Tiene que tomar una decisión de mucho calado porque la que va a ser su esposa espera un hijo. José debe discernir diferentes opciones, ninguna de ellas fácil, según el contexto socio-religioso judío: podría denunciarla para anular el desposorio, celebrar el matrimonio y llevarla a su casa, repudiarla en público o en privado, o irse de Nazaret dejando que las cosas se olvidasen y a María también. Pero su elección también es desafiante. No es una decisión tomada desde la ley, desde la posición y rol del varón en aquella sociedad regida por una religión patriarcal, sino desde la luz de Dios en su conciencia que le hace ver la mejor decisión en esta compleja situación.  José asume la paternidad legal de Jesús para vivir en el tiempo histórico y colabora con María para hacer posible el tiempo de Dios en nuestra humanidad.

El tercer protagonista es Dios representado en el ángel a través del sueño de José. Un Dios que se revela en lo más profundo del ser humano para hacerle consciente de que no es un Dios lejano, fuera de la historia sino un Dios que forma parte de la misma entraña humana; Enmanuel, es más que un Dios con nosotros, es un Dios en nosotros. Se cumple así el final del evangelio de Mateo que confirma el inicio de su relato: «Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el final de los tiempos» (Mt 28,20).

Y ahora tú, lector(a), cuarto protagonista de esta historia, ¿no te sitúa de inmediato frente a tu dignidad y tu responsabilidad como creyente? ¿Realmente la historia de la humanidad es una realidad separada de este Dios de Jesús? ¿Puedes mirar de una manera nueva a esta humanidad que necesita un arraigo en la fuerza y la luz del Enmanuel?

Como hoy también celebramos la fiesta de la esperanza de María, hagamos nuestra la ESPERANZA de que la PAZ sea la fuerza que cambie el rumbo y la energía de nuestro mundo de hoy.

¡Feliz domingo! ¡Feliz día a todas las Esperanzas!

Rosario Ramos

Fuente Fe Adulta

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Recordatorio

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