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La justicia taiwanesa empieza a revocar las limitaciones a los matrimonios del mismo sexo binacionales

Miércoles, 19 de mayo de 2021
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182966833_4273575082655331_2159006619214155577_nLa justicia de Taiwán ha concedido por primera vez el derecho a casarse a una pareja del mismo sexo en la que uno de los miembros procede de un país que no reconoce el matrimonio igualitario. Se trata del taiwanés Ting Tse-yen y su novio Leong Chin-fai, procedente de Macao (región administrativa especial de la República Popular China). El activismo confía en que la sentencia allane el camino para la superación de esta limitación, impuesta en la ley de matrimonio igualitario que aprobó el Parlamento de Taiwán en mayo de 2019. El país se convirtió en el primero, y por ahora único, del continente asiático en garantizar el derecho de todas las parejas a casarse con independencia del sexo de los contrayentes.

En mayo de 2017, la Corte Constitucional de Taiwán emitía un fallo histórico en el que instaba al Yuan Legislativo (el parlamento taiwanés) a legalizar el matrimonio igualitario en un plazo de dos años. Si no se producía la reforma por la vía legislativa tras un periodo de dos años, la sentencia decretaba que a partir de mayo de 2019 las parejas del mismo sexo podrían comenzar a registrar sus matrimonios automáticamente. Comenzaba entonces la movilización de los grupos anti-LGTBI, articulados en torno a la denominada «Alianza para la Felicidad de la Próxima Generación», un conjunto de grupos religiosos que reunieron las firmas suficientes para promover la celebración de un referéndum sobre la materia.

El referéndum, que constaba de varias preguntas, tuvo lugar en noviembre de 2018 y los grupos LGTBIfobos, que llevaron a cabo una muy agresiva campaña y que contaron con importantes apoyos económicos, consiguieron más votos (ello a pesar de que las encuestas muestran que el matrimonio igualitario cuenta con el apoyo de una mayoría de los taiwaneses). Así, por ejemplo la apertura del matrimonio a las parejas del mismo sexo recibió 3.250.165 votos a favor y 6.701.859 en contra (el censo electoral era de 19.757.067 votantes). Un resultado que entraba en colisión con las disposiciones constitucionales y legales que el Gobierno estaba obligado a resolver.

Finalmente el Gobierno de Taiwán, del Partido Progresista Democrático, optó por evitar que se agotase el plazo concedido por la Corte Constitucional y presentó ante el Yuan Legislativo un proyecto de ley muy medido en su lenguaje. Por ejemplo, el lugar de llamarlo proyecto de ley de matrimonio, la norma se presentó bajo el aséptico título de «Ley parlamentaria de ejecución de la interpretación judicial nº 748». No era, además, un proyecto de ley de simple reforma de las leyes de matrimonio vigentes para abrirlas por defecto a todas las parejas, sino un texto legal específico. El proyecto autoriza a las parejas del mismo sexo a registrarse como matrimonios y les concede el estatus legal de esposos, aunque limita algunas cuestiones.

Entre ellas, que las parejas del mismo sexo seguirán sin poder adoptar conjuntamente hijos con los que no tengan relación biológica ni se habilitarán como «parejas infértiles» a efectos de acceso a los procedimientos de reproducción asistida. Los taiwaneses, además, no podrán contraer matrimonio con extranjeros de su mismo sexo a menos que sus países de origen reconozcan también el matrimonio igualitario. El texto fue finalmente aprobado en tercera lectura el 17 de mayo de 2019, por 66 votos a favor (varios de ellos procedentes del Partido Nacionalista Chino o Kuomintang, principal fuerza opositora) y 27 en contra. La ley entró en vigor el 24 de mayo del mismo año.

Pocos meses después, la pareja formada por el taiwanés Ting Tse-yen y el macaense Leong Chin-fai, recibía la negativa de la administración a su solicitud para contraer matrimonio. El motivo, que Leong procede de Macao, una región administrativa especial de la República Popular China en la que (como en el resto del país) no están permitidos los matrimonios entre personas del mismo sexo. Ting y Leong recurrieron a la justicia y, el pasado 6 de mayo, la Alta Corte Administrativa de Taipei les dio la razón.

Se trata de la primera vez que los tribunales amparan a una pareja binacional del mismo sexo, un hito que el activismo taiwanés ha celebrado como una primera victoria hacia la supresión de esta cláusula discriminatoria con respecto a las parejas de distinto sexo. Ting y Leong, que han fundado un grupo para asistir a otras personas en su misma situación, confían en que la sentencia siente un precedente para estos taiwaneses que quieren contraer matrimonio con sus parejas del mismo sexo procedentes de Japón, Tailandia, China o Vietnam.

Fuente Dosmanzanas

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Taiwán aprueba (con algunas limitaciones) el matrimonio igualitario

Sábado, 18 de mayo de 2019
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taiwan-lesbianas-2Una semana antes de que terminara el plazo dado por el Constitucional en 2017, el Parlamento de Taiwán legaliza el matrimonio igualitario

Taiwán ya es definitivamente el primer país asiático en legalizar el matrimonio igualitario. Y es que aunque en 2017 se legalizó «de facto», no ha sido hasta ahora que se ha aprobado la ley.

El 17 de mayo de 2019, fecha en la que se conmemoraba el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, pasará a la historia de la lucha en favor de los derechos LGTB como el día en el que por primera vez un país asiático, Taiwán, aprobó el matrimonio igualitario. Una aprobación que cuenta con algunas limitaciones, pero que ha sido recibida por satisfacción por el activismo taiwanés, que ve como se gana una importante batalla jurídica que comenzó en los tribunales hace varios años y en la que los grupos cristianos de la isla han ofrecido gran resistencia.

Ya explicamos en su momento que el Tribunal Constitucional de Taiwán había sentenciado que el Código Civil del país (que definía el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer) era discriminatorio porque violaba “las garantías constitucionales de libertad de matrimonio en igualdad“. En mayo de 2017, la Corte Constitucional de Taiwán emitía un fallo en el que instaba al Yuan Legislativo (el parlamento taiwanés) a legalizar el matrimonio igualitario en un plazo de dos años.  Si no se producía la reforma por la vía legislativa tras un periodo de dos años, la sentencia decretaba que a partir de mayo de 2019 las parejas del mismo sexo podrían comenzar a registrar sus matrimonios automáticamente. La sentencia  otorgaba al Parlamento dos años que se cumplían dentro de una semana para modificar el Código Civil y legislar el matrimonio igualitario; aunque ya entonces se podía decir que se había legalizado puesto que el Tribunal dejaba claro que si en ese periodo de tiempo el gobierno no había presentado una ley, ese artículo del Código Civil se consideraba erróneo y las parejas homosexuales podrían empezar a casarse en los Ayuntamientos.

Comenzaba entonces la movilización de los grupos anti-LGTB, articulados en torno a la la denominada «Alianza para la Felicidad de la Próxima Generación», un conjunto de grupos religiosos que reunieron las firmas suficientes para promover la celebración de un referéndum sobre la materia. El referéndum, que constaba de varias preguntas, tuvo lugar el pasado mes de noviembre, y los grupos LGTBfobos, que llevaron a cabo una muy agresiva campaña y que contaron con importantes apoyos económicos, consiguieron más votos (ello a pesar de que las encuestas muestran que el matrimonio igualitario cuenta con el apoyo de una mayoría de los taiwaneses). Así, por ejemplo la apertura del matrimonio a las parejas del mismo sexo recibió 3.250.165 votos a favor y 6.701.859 en contra (el censo electoral era de 19.757.067 votantes). Un resultado que entraba en colisión con las disposiciones constitucionales y legales que el Gobierno estaba obligado a resolver.

Finalmente, el Gobierno de Taiwán optó por evitar que se agotase el plazo concedido por la Corte Constitucional y presentó ante el Yuan Legislativo un proyecto de ley muy medido en su lenguaje. Por ejemplo, el lugar de llamarlo proyecto de ley de matrimonio, la norma se presentó bajo el aséptico título de «Ley parlamentaria de ejecución de la interpretación judicial nº 748». Era, además, no un proyecto de ley de simple reforma de las leyes de matrimonio vigentes para abrirlas por defecto a todas las parejas, sino un texto legal específico. Pues ayer 17 de mayo, justo una semana antes de que se cumpla ese plazo, en el Parlamento de Taiwán se han debatido tres propuestas. Una de ellas quería llamar al matrimonio igualitario «relación familiar homosexual» (con cada miembro llamado «miembros de familia homosexual«) y la otra propuesta proponía llamarlo «unión homosexual» y a cada miembro «compañero doméstico».

En la propuesta presentada por el Gobierno y respaldada por el Partido Democrático Progresista (que ya llevaba el reconocimiento de este derecho en su programa electoral hace años aunque no se puso manos a la obra hasta recibir una intensa presión popular a raíz del caso del activista Chi Chia-Wei) sí hablaba de matrimonio, incluía además derechos de adopción limitados y era la única que los activistas LGTB+ del país apoyaban.

Finalmente ésa ha sido la propuesta aprobada en el Parlamento por una amplia mayoría: 66 votos a favor y 27 en contra.

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Un proyecto que ha sido finalmente aprobado en tercera lectura este 17 de mayo, por 66 votos a favor (varios de ellos procedentes del Partido Nacionalista Chino o Kuomintang, principal fuerza opositora) y 27 en contra. Un resultado que ha provocado alivio entre el activismo LGTB, que veía con temor la posibilidad de que el Yuan Legislativo optase por dar su apoyo a cualquiera de los otros dos proyectos de ley alternativos presentados en la cámara con objeto de regular las uniones entre personas del mismo sexo de forma explícitamente diferente al matrimonio y con menos derechos de los que conceden el proyecto finalmente aprobado.

El proyecto autoriza a las parejas del mismo sexo a registrarse como matrimonios y les concede el estatus legal de esposos, aunque limita algunas cuestiones. Los taiwaneses no podrán contraer matrimonio con extranjeros de su mismo sexo a menos que sus países de origen reconozcan también el matrimonio igualitario, y los derechos de homoparentalidad continuan muy limitados: las parejas del mismo sexo seguirán sin poder adoptar conjuntamente hijos con los que no tengan relación biológica ni se habilitarán como «parejas infértiles» a efectos de acceso a los procedimientos de reproducción asistida.

El colectivo LGTB+ había convocado manifestaciones y marchas hacia el Parlamento para seguir la votación y, una vez se han conocido los resultados, han celebrado la victoria. Y es que la decisión también ha sido mayoritariamente celebrada por los grupos LGTB, que pese a las limitaciones de la ley (por cuya corrección en el futuro seguirán trabajando) han conseguido una importante victoria simbólica y moral, que además ha colocado a Taiwán en las primeras páginas de todos los periódicos del mundo como primer país asiático en aprobar el matrimonio igualitario. Hay que recordar, en este sentido, que aunque el estatus de Taiwán como sujeto político internacional permanece en un limbo diplomático desde el final de la guerra civil china y numerosos países no lo reconocen oficialmente como estado, en la práctica y a nivel comercial, turístico o cultural es considerado un país más.

Por otra parte, no está de más recordar que también en occidente la aprobación del matrimonio igualitario ha contado con limitaciones iniciales en varios países. La aprobación mediante un texto legislativo específico plagado de particularidades, por ejemplo, ya sucedió en Inglaterra y Gales. Y Bélgica, segundo país del mundo en aprobarlo en 2003, no permitió la adopción homoparental conjunta hasta 2006. Lo mismo sucedió en Portugal, que aprobó el matrimonio igualitario en 2010 pero la adopción homoparental tuvo que esperar hasta 2016.

Gay rights supporters celebrate outside Parliament after lawmakers legalised same-sex marriage bill in Taipei on May 17, 2019. - Taiwan's parliament began debating Asia's first gay marriage law as conservative lawmakers launch a last-ditch attempt to scupper the most progressive bill in favour of a watered-down "civil-union" law. (Photo by Sam YEH / AFP) (Photo credit should read SAM YEH/AFP/Getty Images)

Partidarios de los derechos humanos celebrando la legalización del matrimonio igualitario (Foto: AFP/Getty/Sam Yeh)

La propia presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, del Partido Progresista Democrático y que siempre se ha mostrado favorable a las reivindicaciones del colectivo LGTB, expresaba en redes sociales su confianza en que el proyecto recibiese finalmente el apoyo de la mayoría. «Hoy tenemos la posibilidad de hacer historia y mostrar al mundo que los valores progresistas pueden echar raíces en una sociedad del Asia oriental», tuiteaba:«El 17 de mayo de 2019 en Taiwan, #LoveWon. Hemos tomado un gran paso hacia la igualdad y hemos hecho de Taiwán un país mejor«, publicaba la presidenta del país, Tsai Ing-wen, en su cuenta de Twitter.

 

La ley aprobada entrará en vigor el próximo viernes, 24 de mayo, fecha a partir de la cual comenzarán a celebrarse los primeros matrimonios. Veremos si ello tiene efecto arrastre en otros países del área en los que ya desde hace varios años ha comenzado a plantearse la posibilidad de aprobar el matrimonio igualitario, como Vietnam, o por el contrario refuerza las posiciones de los cada vez más influyentes grupos cristianos anti-LGTB, que ya han conseguido tumbar iniciativas en favor de la igualdad, por ejemplo, en Corea del Sur. O ambas cosas. Estaremos atentos.

Como no podía ser de otra manera los homófobos han protestado mucho y han pataleado más y han asegurado que el gobierno está legislando en contra del pueblo porque ellos celebraron un referéndum que decía que el 72% de la población de Taiwán está en contra. Alguien tiene que explicarles que los derechos de las minorías no deben someterse a referéndum (porque la minoría jamás será más numerosa que la mayoría que no concede ese derecho, aunque no le afecte en absoluto), aunque tampoco es necesario porque el Gobierno ya aclaró que ni referéndum ni referéndam: la sentencia del Constitucional es la que es y los derechos humanos son los que son.

Fuente El Diario.es, vía HazteQueer/Dosmanzanas

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Grupos religiosos de Taiwán siguen su cruzada contra el matrimonio igualitario: ahora quieren forzar un referéndum vinculante

Lunes, 19 de febrero de 2018
Comentarios desactivados en Grupos religiosos de Taiwán siguen su cruzada contra el matrimonio igualitario: ahora quieren forzar un referéndum vinculante

p03-180214-marriageLa Alianza de Grupos Religiosos de Taiwán para la Protección de la Familia, que agrupa a las jerarquías de las principales religiones de este pequeño país asiático, sigue dando vueltas de tuerca a su lucha contra la igualdad de las parejas del mismo sexo. Este miércoles, 14 de febrero, representantes de la citada organización presentaban su segunda apelación ante el Tribunal Administrativo Superior de Taiwán en contra de la interpretación constitucional que instruye al Yuan Legislativo a legalizar el matrimonio igualitario antes de 2019. Si no se producen cambios en este sentido, a partir de mayo del año que viene las parejas del mismo sexo podrán comenzar a registrar sus matrimonios automáticamente, por orden del Tribunal Constitucional. En este sentido, además de las apelaciones registradas, la Alianza de Grupos Religiosos de Taiwán para la Protección de la Familia ha presentado ante la Comisión Electoral Central la petición de celebrar un referéndum vinculante.

El pasado 10 de febrero, la Alianza de Grupos Religiosos de Taiwán para la Protección de la Familia recibía su primer mazazo: la justicia taiwanesa desestimaba su primera alegación en contra de la interpretación del Tribunal Constitucional favorable a la apertura del matrimonio a las parejas del mismo sexo. Sin embargo, lejos de amedrentarse, a los cuatro días presentaban su segunda alegación. También conocíamos que la Comisión Electoral Central de Taiwán se verá obligada a estudiar la solicitud de la misma agrupación religiosa sobre la celebración de un referéndum.

La legislación de este país, que oficialmente recibe el nombre de República de China, establece un mínimo de 1.879 firmas para la toma en consideración sobre la celebración de un referéndum. Al parecer, la Alianza de Grupos Religiosos de Taiwán para la Protección de la Familia logró presentar 3.549 firmas (casi el doble de las necesarias). En cualquier caso, hay que recalcar que este primer paso solo obliga a la toma en consideración de la propuesta. En caso de que el Comité Electoral la aceptara, los promotores tendrían que ser capaces de presentar 281.745 firmas válidas, dentro de un plazo establecido, para la efectiva celebración del referéndum.

La pregunta que figura en la propuesta presentada por la Alianza de Grupos Religiosos es la siguiente: “¿está de acuerdo con que el gobierno mantenga la definición actual de matrimonio como el de un hombre y una mujer y apruebe una ley diferenciada para proteger el derecho de las parejas del mismo sexo a vivir juntos?”. El objetivo de la organización de jerarquías religiosas de Taiwán es agitar el odio, el miedo y el desconocimiento sobre la realidad LGTB entre la población para impedir la igualdad. De todas formas, incluso en el escenario de la hipotética celebración de un referéndum, habría que ver hasta qué punto su resultado colisionaría con la resolución del más alto tribunal del país, que es favorable a la igualdad matrimonial y que, como explicábamos en líneas anteriores, dictaminó en 2017 que si en dos años no se modifica el Código Civil en el parlamento, las parejas del mismo sexo podrán registrar sus matrimonios a partir de mayo de 2019.

En declaraciones a la prensa, representantes de la Alianza de Grupos Religiosos decían este miércoles cosas como que “el movimiento por los derechos de los homosexuales está devorando a Taiwán”, que “una vez que se aprueben estas leyes discriminatorias, las personas no tendrán libertad de expresión ni libertad religiosa” o que “queremos la educación sobre la liberación sexual fuera de nuestras escuelas”.

“Por lo tanto, pedimos a los jueces del Tribunal Administrativo Superior que tengan la conciencia y la integridad moral para decidir sobre nuestra apelación, a través de su propia postura independiente, y no ceder a la influencia política y a las fuerzas de intimidación, de cara a tomar una decisión conforme a las libertades y los valores de nuestra sociedad democrática”, decía Chang Shou-yi, secretario general de la Alianza de Grupos Religiosos de Taiwán para la Protección de la Familia.

Una espera “sencillamente agonizante”  para las parejas del mismo sexo

En un inclusivo editorial publicado este miércoles por el diario Taipei Times, se comparaba el enroque del matrimonio igualitario en Taiwán con lo ocurrido en Australia, que “legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo en diciembre del año pasado, mientras que el mes pasado, el Alto Tribunal Administrativo de Taipei rechazó a la tercera pareja de lesbianas que intentó registrar su matrimonio desde octubre del año pasado. El tribunal dijo que, dado que las enmiendas que legalizaban el matrimonio entre personas del mismo sexo no se habían aprobado en la legislatura, no tenía base legal para aprobar la solicitud de matrimonio”.

Recogíamos en diciembre el caso de Liang Tzung-huei y Chu Pei-shuan, una pareja de mujeres que contrajo, en 2014, matrimonio en Canadá y que el Estado taiwanés seguirá sin reconocer a tenor de la resolución sobre la apelación que presentaron y que era denegada por un tribunal. Esta respuesta de la justicia entronca con casos anteriores y posteriores que han obtenido la misma negativa.

El citado editorial periodístico recuerda que “las restricciones al matrimonio entre personas del mismo sexo han sido declaradas inconstitucionales” y denuncia que “cuando la Ley de Referéndum fue enmendada en diciembre del año pasado, reduciendo los umbrales para iniciar, secuestrar y aprobar referéndums, casi se esperaba que los grupos opuestos al matrimonio homosexual saltaran sobre ella para promover su agenda”.

Prosigue diciendo, en referencia a la Alianza de Grupos Religiosos de Taiwán para la Protección de la Familia, que “no tiene sentido discutir en contra de estos grupos, ya que es probable que no se detengan incluso después de que el matrimonio gay se legalice formalmente, pero solo continuamos resaltando que el gobierno no ha tomado medidas para convertir el fallo en ley”. Y finaliza señalando que “las uniones del mismo sexo se legalizarán en mayo del próximo año en cualquier caso, a menos que el gobierno tenga otras ideas”, ya que “es un tema de derechos humanos y la larga espera es sencillamente agonizante para la comunidad LGBT, muchos de los cuales necesitan desesperadamente casarse por motivos legítimos y prácticos”.

La lucha por el matrimonio igualitario ya acumula un largo recorrido en Taiwán

Sirva de ejemplo del largo recorrido que acumula el matrimonio igualitario en Taiwán la lucha del activista Qi Jia-wei (o Chi Chia-wei) y su novio, que llevan años peleando en los tribunales para ver reconocido su derecho a contraer matrimonio. Una batalla jurídica que parecía perdida después de que la Corte Administrativa de Taipéi desestimase su demanda en 2014, al considerar que la legislación vigente simplemente no lo permitía. O lo sucedido en septiembre de 2013, cuando 800 activistas celebraron con gran éxito un banquete nupcial frente a la sede presidencial para reclamar su derecho a casarse.

Tras las promesas nunca satisfechas de Nepal o de Vietnam, Taiwán (o la República de China, su nombre oficial) es el principal candidato a ser el primer país asiático que aprueba una ley de matrimonio igualitario. Por un lado, su sociedad es una de las más abiertas de Asia hacia la realidad LGTB: una encuesta llevada a cabo en 2014 mostraba ya entonces que el 68% de la población estaba a favor de que las parejas del mismo sexo pudieran casarse, cifra que ascendía al 71% en otra encuesta llevada a cabo un año después. Taipéi, de hecho, es considerada por muchos la ciudad más gay-friendly del continente asiático, celebra un Orgullo multitudinario y es un destino turístico LGTB en alza.

Asimismo, entre la clase política el matrimonio igualitario cuenta ya con un respaldo significativo. Tanto la capital y Kaohsiung, la segunda ciudad del país, cuentan con un registro de parejas del mismo sexo. Y en octubre de 2015, por primera vez, en las bodas masivas de Taipéi participaron 10 parejas del mismo sexo (cuya unión fue simbólica y sin validez legal), con el apoyo y la bendición de su alcalde, el independiente Ko Wen-je. Pero el hito político que marcó un antes y un después fue la elección, en enero de 2016, de una presidenta, Tsai Ing-wen, favorable al matrimonio igualitario. Su partido, el Partido Progresista Democrático (DPP) conseguía además la mayoría absoluta en el Yuan Legislativo. En octubre, de hecho, se anunciaba una iniciativa parlamentaria de modificación del Código Civil. Dos meses más tarde el proyecto superaba sus dos primeras lecturas.

El proceso de aprobación del matrimonio igualitario, estancado

Ninguno de los partidos representados en el Yuan Legislativo se ha comprometido oficialmente a que la medida sea finalmente aprobada. Una reticencia basada en las reservas de los diputados de los distritos más conservadores y en el temor a la reacción de los votantes cristianos, que suponen alrededor del 5% de la población de Taiwán pero cuyos sectores homófobos han empezado a movilizarse muy activamente. En noviembre de 2016, por ejemplo, tenía lugar una manifestación de diez mil personas en Taipéi convocadas por la Alianza de Grupos Religiosos de Taiwán para la Protección de la Familia, para mostrar su protesta tras la aprobación en primera lectura. No demasiadas, comparadas con las 82.000 que participaron en el anterior Orgullo, pero suficientes como para generar un importante ruido mediático.

En marzo de este año, de hecho, nos hacíamos eco de la inquietud que cundía en el activismo LGTB taiwanés ante la actitud de precaución que parecía haber adoptado Tsai Ing-wen al respecto. La presidenta, tras reunirse tanto con partidarios como con opositores al matrimonio igualitario, reconocía las dificultades políticas a las que se enfrentaba el proyecto y afirmaba incluso que se abría un camino “largo y díficil”.

Fuente Dosmanzanas

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Un tribunal de Taiwán rechaza reconocer el matrimonio de una pareja de mujeres celebrado en Canadá en 2014

Martes, 2 de enero de 2018
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201712270015t0001Liang Tzung-huei y Chu Pei-shuan, dos mujeres de origen taiwanés, contrajeron matrimonio legalmente en Canadá en 2014. Al regresar a Taiwán, solicitaron su inscripción como pareja casada en la Oficina de Registro de Hogares del distrito Zhongzheng de Taipei. Ante la negativa del registro, presentaron la correspondiente apelación y este miércoles llegaba la respuesta desestimatoria del tribunal. Como venimos recogiendo en los últimos años, tras este tipo de procesos judiciales a favor de la igualdad matrimonial en Taiwán subyace un activismo organizado y concienciado. En este sentido, un grupo de 30 parejas del mismo sexo solicitaron al registro en 2014 el reconocimiento legal de sus matrimonios y, sin éxito, varias de ellas acudieron a la vía judicial. Todas ellas con la misma respuesta infructuosa hasta el momento. La última de ellas, la formada por Liang Tzung-huei y Chu Pei-shuan, contaba con la particularidad de que ya están casadas oficialmente en el extranjero y buscan que el matrimonio sea homologado en su país natal.

Como informábamos el pasado mes de mayo, la Corte Constitucional de Taiwán consideraba que las disposiciones del Código Civil que impiden a las parejas del mismo sexo contraer matrimonio no se ajustan a la legalidad y daba un plazo de dos años al Yuan Legislativo (el Parlamento taiwanés) para que apruebe su reforma. En caso contrario, las parejas del mismo sexo podrán automáticamente comenzar a registrar sus matrimonios. Entretanto, en medio del largo camino que queda por delante, el activismo organizado sigue visibilizando en los tribunales la discriminación vigente todavía.

Este miércoles se ha hecho público el fallo sobre el caso de Liang Tzung-huei y Chu Pei-shuan, una pareja de mujeres que contrajo matrimonio hace tres años en Canadá, que el Estado taiwanés seguirá sin reconocer a tenor de la resolución sobre la apelación que presentaron y que ahora ha sido denegada por un tribunal. Esta respuesta negativa de la justicia entronca con casos anteriores que han obtenido la misma respuesta.

Sirva de ejemplo la lucha del activista Qi Jia-wei (o Chi Chia-wei) y su novio, que llevan años peleando en los tribunales para ver reconocido su derecho a contraer matrimonio. Una batalla jurídica que parecía perdida después de que la Corte Administrativa de Taipéi desestimase su demanda en 2014, al considerar que la legislación vigente simplemente no lo permitía. O lo sucedido en septiembre de 2013, cuando 800 activistas celebraron con gran éxito un banquete nupcial frente a la sede presidencial para reclamar su derecho a casarse.

Tras las promesas nunca satisfechas de Nepal o de Vietnam, Taiwán (o la República de China, su nombre oficial) es el principal candidato a ser el primer país asiático que aprueba una ley de matrimonio igualitario. Por un lado, su sociedad es una de las más abiertas de Asia hacia la realidad LGTB: una encuesta llevada a cabo en 2014 mostraba ya entonces que el 68% de la población estaba a favor de que las parejas del mismo sexo pudieran casarse, cifra que ascendía al 71% en otra encuesta llevada a cabo un año después. Taipéi, de hecho, es considerada por muchos la ciudad más gay-friendly del continente asiático, celebra un Orgullo multitudinario y es un destino turístico LGTB en alza.

Asimismo, entre la clase política el matrimonio igualitario cuenta ya con un respaldo significativo. Tanto la capital y Kaohsiung, la segunda ciudad del país, cuentan con un registro de parejas del mismo sexo. Y en octubre de 2015, por primera vez, en las bodas masivas de Taipéi participaron 10 parejas del mismo sexo (cuya unión fue simbólica y sin validez legal), con el apoyo y la bendición de su alcalde, el independiente Ko Wen-je. Pero el hito político que marcó un antes y un después fue la elección, en enero de 2016, de una presidenta, Tsai Ing-wen, favorable al matrimonio igualitario. Su partido, el Partido Progresista Democrático (DPP) conseguía además la mayoría absoluta en el Yuan Legislativo. En octubre, de hecho, se anunciaba una iniciativa parlamentaria de modificación del Código Civil. Dos meses más tarde el proyecto superaba sus dos primeras lecturas.

El proceso de aprobación del matrimonio igualitario, estancado

Ninguno de los partidos representados en el Yuan Legislativo se ha comprometido oficialmente a que la medida sea finalmente aprobada. Una reticencia basada en las reservas de los diputados de los distritos más conservadores y en el temor a la reacción de los votantes cristianos, que suponen alrededor del 5% de la población de Taiwán pero cuyos sectores homófobos han empezado a movilizarse muy activamente. En noviembre de 2016, por ejemplo, tenía lugar una manifestación de diez mil personas en Taipéi convocadas por la Alianza de Grupos Religiosos de Taiwán para la Protección de la Familia, para mostrar su protesta tras la aprobación en primera lectura. No demasiadas, comparadas con las 82.000 que participaron en el anterior Orgullo, pero suficientes como para generar un importante ruido mediático.

En marzo de este año, de hecho, nos hacíamos eco de la inquietud que cundía en el activismo LGTB taiwanés ante la actitud de precaución que parecía haber adoptado Tsai Ing-wen al respecto. La presidenta, tras reunirse tanto con partidarios como con opositores al matrimonio igualitario, reconocía las dificultades políticas a las que se enfrentaba el proyecto y afirmaba incluso que se abría un camino “largo y díficil”.

Fuente Dosmanzanas

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La presidenta de Taiwán niega un cambio en su apoyo al matrimonio igualitario pero dice que su aprobación será “larga” y “difícil”

Lunes, 6 de marzo de 2017
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taiwan_studies_tsa_ying_wen_091511El optimismo con el que el colectivo LGTB taiwanés recibió el nombramiento de Tsai Ing-wen como presidenta del país a principios de 2016 se está convirtiendo ahora en un estado de cierta preocupación. A través de su cuenta de Facebook, el activista Vincent Huang denunciaba que la presidenta le habría dicho que “puede que no veas el matrimonio entre personas del mismo sexo en tu vida”. Desde la Oficina Presidencial se apresuraban a aclarar que no ha habido un retroceso en la postura de Tsai Ing-wen en su apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo, aunque la propia dirigente admite que su aprobación será “un camino largo” y “difícil”.

El Partido Progresista Democrático de Taiwán defendió abiertamente, cuando todavía estaba en la oposición, su apoyo sin fisuras a la igualdad matrimonial. Con esa promesa, entre otras, consiguió el apoyo generalizado de la comunidad LGTB y la mayoría absoluta parlamentaria. Ahora que Tsai Ing-wen ya es la presidenta de este país asiático, niega que haya cambiado de postura pero admite que existen dificultades para sacar la legislación adelante.

Hace solo unos días, la presidenta se reunía por separado con grupos de partidarios y detractores del matrimonio igualitario. Entre los opositores, fundamentalmente, se encuentran grupos religiosos que están ejerciendo una gran presión mediática y social para evitar el acceso de todas las personas a la institución matrimonial, con independencia de su orientación sexual. De hecho, a finales de 2016, coincidiendo con la reunión del Comité Judicial y de Leyes Orgánicas para revisar las enmiendas propuestas a la ley que haría legal el matrimonio entre personas del mismo sexo en Taiwán, la Alianza de Grupos Religiosos de Taiwán para la Protección de la Familia convocaba a 10.000 personas contrarias a la igualdad.

Por otra parte, varias familias homoparentales con hijos también fueron recibidas por la presidenta, ante representantes de altos funcionarios de la Oficina Presidencial, diputados del Yuan Legislativo y miembros del Gabinete y el comité legislativo del Partido Progresista Democrático. Alex Huang, portavoz de la Oficina Presidencial, ha asegurado que mientras se discute posiciones y se trata de llegar a un acuerdo con todas las partes, el Ministerio de Justicia se encuentra recopilando información sobre el matrimonio igualitario y los procedimientos legales pertinentes que se han aplicado en otros países.

El colectivo LGTB taiwanés, muy movilizado

82.000 personas apoyaron en octubre de 2016 el Orgullo LGTB de Taipéi (capital de Taiwán), casi 10.000 más que en la edición de 2015. Aunque los fines son radicalmente opuestos, si se compara la asistencia del Orgullo con la de la manifestación LGTBfóbica de noviembre, que apenas sumaba 10.000 personas, se puede concluir que una minoría ruidosa pretende imponer sus postulados discriminatorios e injustos.

Entre los participantes hubo representantes de la Unión Europea, los Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia y Hong Kong. Más de 100 asociaciones igualitarias, de derechos humanos, grupos feministas y estudiantiles de Taiwán fueron acompañados por delegaciones de varias misiones diplomáticas en el Orgullo LGTB de Taipéi, incluido el Instituto Americano de Taiwán.

En diciembre de 2014, el parlamento taiwanés era el primero en Asia en debatir la aprobación del matrimonio igualitario; una cuestión propuesta, precisamente, por el Partido Progresista Democrático de Taiwán y que cuenta con el rechazo del Kuomintang. El ahora principal partido de la oposición sí apoya las uniones civiles. Antes de convertirse en presidenta, Tsai Ing-wen publicó un vídeo para celebrar el equivalente chino del día de San Valentín en el que se incluyen tres parejas del mismo sexo. Ya era bien conocida su postura y la de su partido con respecto al apoyo explícito a la comunidad LGTB (y esperemos que así siga siendo).

Aunque el matrimonio igualitario todavía no es legal en Taiwán, el clima sociopolítico es cada vez más aperturista. La vía legislativa parece la única viable, después de que la batalla jurídica emprendida por el activista Qi Jia-wei (o Chi Chia-wei) y su novio para contraer matrimonio fracasara cuando la Corte Administrativa de Taipéi desestimó su demanda al considerar que según la legislación vigente en Taiwán, el matrimonio debe contraerse entre un hombre y una mujer.

Por lo que se refiere a la aceptación social, hay indicios positivos. En octubre del año pasado, por primera vez, en las bodas masivas de Taipéi participaron 10 parejas del mismo sexo (cuya unión fue simbólica y sin validez legal), con el apoyo y la bendición del alcalde de Taipéi, Ko Wen-je. El principal escollo proviene del ámbito religioso. La Alianza Nueva Generación fue uno de los grupúsculos cristianos que criticaron la medida de incluir a parejas del mismo sexo en las bodas masivas: “nos oponemos firmemente a la promoción en la ciudad de la cultura gay con nuestro dinero, sin ninguna discusión”. Con todo, cabe recordar que los cristianos solo representan en torno al 3,9 % de la población taiwanesa.

Por otra parte, en 2014 el Orgullo LGTB batía un nuevo récord de asistentes: 64.000 personas. Ese mismo año, se hacía público que el 68 % de la población está a favor del matrimonio igualitario. En septiembre de 2013, 800 activistas celebraron con gran éxito un banquete nupcial frente a la sede presidencial para reclamar la aprobación del matrimonio igualitario. Taipéi, por su parte, es considerada por muchos la ciudad más gay-friendly del continente asiático y es hoy un destino turístico LGTB en alza. La capital y Kaohsiung, la segunda ciudad del país, cuentan desde este año con un registro de parejas del mismo sexo.

Fuente Dosmanzanas/Cristianos Gays

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El proceso de aprobación del matrimonio igualitario en Taiwán da un paso adelante

Jueves, 29 de diciembre de 2016
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taiwan_gay-a6El proceso de aprobación del matrimonio igualitario siue adelante en Taiwán. Un comité legislativo del Yuan Legislativo (el Parlamento unicameral taiwanés) ha aprobado en segunda lectura una modificación del Código Civil de la isla que abre el matrimonio a las parejas del mismo sexo. La culminación del proceso no será sencilla, de todas formas. Quedan aún dos lecturas más, cuya discusión seguramente no tendrá lugar hasta mediados del año 2017, y la oposición de los grupos religiosos es intensa. El hecho de que las manifestaciones a favor sean realmente multitudinarias y de que las encuestas arrojen un apoyo mayoritario de la población permite sin embargo mantener la esperanza.

El vuelco electoral ocurrido en enero, que hizo presidenta a Tsai Ing-wen y daba mayoría absoluta a su partido, el Partido Progresista Democrático (DPP), acababa desembocando hace unas semanas en la presentación de varias iniciativa legislativas en esa dirección. La nueva presidenta, recordemos, es favorable al matrimonio igualitario (antes de convertirse en presidenta ya nos hicimos eco de uno de sus vídeos, en el que incluyó a parejas del mismo sexo) y la mayoría de su partido, al menos sobre el papel, también lo apoya.

Ya hace dos años, de hecho, que el Parlamento de Taiwán discutió el tema por primera vez, pero ahora el equilibrio de fuerzas parece más favorable. El matrimonio igualitario contaría con el apoyo de una fracción significativa del DPP, así como del minoritario Partido del Nuevo Poder (NPP), que tiene 5 diputados. Cuenta, sin embargo, con la oposición de la mayoría de los diputados del Kuomintang o Partido Nacionalista Chino, principal fuerza de la oposición (aunque también hay algún miembro de este que lo apoya).

La propuesta de modificación del Código Civil fue aprobada en primera lectura el pasado 8 de noviembre (en concreto, se aprobaron dos propuestas de enmienda). Este lunes, al menos una de las propuestas, la presentada por el diputado del DPP Yu Mei-nu, conseguía el aval del Comité Judicial y de Leyes Orgánicas de Yuan. No sin debate, de hecho. La redacción original, que sustituía a “el hombre y la mujer” por “las dos partes” en el texto legal, era sustituida por una nueva redacción, que sin eliminar la referencia al “hombre y la mujer” añadía una línea más al Código Civil específicando que el matrimonio también pueden tener lugar “entre dos personas del mismo sexo”, con los mismos requerimientos y consecuencias. La reforma también implica que las parejas del mismo sexo no podrán ser rechazadas en las solicitudes de adopción en base a su orientación sexual.

Comienza ahora el proceso posiblemente más delicado: las negociaciones entre los diputados para conseguir avanzar hacia una segunda y tercera lectura, que tendrían lugar ya a mediados del año 2017. Y es que, como ya comentamos en una entrada anterior, ninguno de los partidos representados en el Yuan Legislativo se ha comprometido oficialmente a que la medida sea finalmente aprobada. Una reticencia basada, muy posiblemente, en las reservas de los diputados de los distritos más conservadores. Y es que el proceso de discusión parlamentaria se está acompañando de una intensa movilización de los sectores homófobos. En noviembre nos hacíamos eco, por ejemplo, de una manifestación de diez mil personas en Taipéi, la capital taiwanesa, convocadas por la Alianza de Grupos Religiosos de Taiwán para la Protección de la Familia, para mostrar su protesta tras la aprobación en primera lectura.

Sin embargo, también el movimiento en favor de la igualdad en Taiwán ha sido capaz de mostrar músculo. Semanas antes de la manifestación homófoba, unas 82.000 personas habían apoyado la celebración del Orgullo LGTB de Taipéi. Y ya en diciembre, un concierto en favor del matrimonio igualitario, que contó con algunas de las figuras más populares del pop taiwanés, fue capaz de atraer a unas 150.000 personas.

Veremos qué sucede finalmente. A día de hoy, la vía legislativa parece la única viable, después de que la batalla jurídica emprendida por el activista Qi Jia-wei (o Chi Chia-wei) y su novio para contraer matrimonio fracasara cuando la Corte Administrativa de Taipéi desestimó su demanda al considerar que la legislación vigente simplemente no lo permitía.

Punta de lanza de la igualdad en el Extremo Oriente

Lo cierto es que en Taiwán el clima social es cada vez más aperturista hacia el matrimonio igualitario. Una encuesta llevada a cabo en 2014 mostraba que el 68% de la población estaría ya a favor. Cifra que ascendía al 71% en otra encuesta llevada a cabo un año después. Los gestos públicos también parecen demostrarlo. En septiembre de 2013, 800 activistas celebraron con gran éxito un banquete nupcial frente a la sede presidencial para reclamar la aprobación del matrimonio igualitario. Y en octubre de 2015, por primera vez, en las bodas masivas de Taipéi participaron 10 parejas del mismo sexo (cuya unión fue simbólica y sin validez legal), con el apoyo y la bendición de su alcalde, el independiente Ko Wen-je.

Taipéi, por su parte, es considerada por muchos la ciudad más gay-friendly del continente asiático y es hoy un destino turístico LGTB en alza. La capital y Kaohsiung, la segunda ciudad del país, cuentan desde este año con un registro de parejas del mismo sexo.

Fuente Dosmanzanas

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Miles de personas protestan en Taiwán contra el matrimonio igualitario

Lunes, 21 de noviembre de 2016
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gettyimages-623786348-e1479378241715-520x347Cambian los actores y los escenarios, pero la historia se repite. Grupos civiles contrario a los derechos humanos de las personas LGTB, en este caso auspiciados por las jerarquías agrupadas en torno a la Alianza de Grupos Religiosos de Taiwán para la Protección de la Familia, han exhibido su intolerancia ante la posible aprobación del matrimonio igualitario en este país asiático. Sin embargo, los 10.000 manifestantes de la marcha homófoba solo representan un 12% de las personas que recientemente dieron su apoyo al Orgullo LGTB de Taipéi, que logró congregar 82.000 asistentes. Por otra parte, un pequeño grupo de agitadores LGTBfóbicos trató de colarse en el interior del parlamento nacional taiwanés, sin éxito, para reclamar un referéndum y “audiencias públicas” antes de que se decida la cuestión. A pesar de estas movilizaciones, el proyecto de ley ya ha pasado su primera lectura (a falta de dos más).

La buena noticia es que parece ser que es bastante probable que Taiwán se convierta en el primer país asiático en aprobar el matrimonio igualitario. Diez diputados del gobernante Partido Progresista Democrático (DPP), que consiguió en las pasadas elecciones una victoria más que suficiente y que apoya los derechos del colectivo LGTB -o al menos algunos-, han presentado un proyecto de ley para modificar la legislación sobre el matrimonio. La gran mayoría de la comunidad LGTB taiwanesa apoya el texto del DPP, aunque otros partidos han presentado sus propias versiones (cuatro en total). La propuesta de la formación que sustenta al Gobierno propugna eliminar las referencias de género en el capítulo matrimonial del Código Civil, reemplazando los términos ‘hombre’ y ‘mujer’ por “las dos partes”. El artículo 972 del Código Civil de Taiwán, que regula los derechos de los cónyuges, sería enmendado en consecuencia para establecer que “el acuerdo matrimonial será realizado por las dos partes”.Y se espera que no tenga problema en ser aprobada en el parlamento.

Esta propuesta no responde sólo a un compromiso de la presidenta electa, sino que además es fruto de las presiones que los grupos de activistas LGTB han ejercido sobre el gobierno taiwanés después del suicidio de un profesor francés, Jacques Picoux, que se quitó la vida tras la muerte de su pareja, Zeng Jingchao, y comprobar que, a efectos legales, eran completos desconocidos y no podía hacer nada para que se cumplieran las últimas voluntades del hombre con el que compartió 35 años de su vida.

Varios grupos religiosos, inspirados por los mismos grupos en países occidentales, estaban dispuestos a protestar para preservar la santidad del matrimonio… Y eso han hecho. Miles de manifestantes abarrotaron las calles de la capital, Taipei, para protestar por esta nueva propuesta del gobierno progresista.

La marcha LGTBfóbica celebrada este jueves ha coincidido con la reunión del Poder Judicial de la Legislatura y el Comité de Leyes y Estatutos Orgánicos para revisar las enmiendas propuestas a la ley que haría legal el matrimonio igualitario en este país de Asia. La Alianza de Grupos Religiosos de Taiwán para la Protección de la Familia quiere que la ley se vote en referéndum y que se celebren “audiencias públicas”, una posibilidad que serviría para dar voz en sede parlamentaria a supuestos “expertos” contrarios a la igualdad, así como a representes religiosos.

Los manifestantes vestían de blanco y llevaban pancartas, una parte de la manifestación consistía en sentarse delante de una pantalla gigante a ver trabajar al comité que trabaja en la redacción de la ley. Abucheos, negaciones, pulgares abajo.

Este vídeo recoge un momento de la manifestación contraria al matrimonio entre personas del mismo sexo:

Uno de los organizadores de la marcha, David Tseng, explicó que están enfadados porque para ellos el matrimonio ha de ser entre un hombre y una mujer: “Ahora quieren cambiar la ley para eliminar lo del “padre” y la “madre” de golpe. Somos diferentes a occidente. En la cultura asiática le damos mucha importancia a la piedad filial hacia el padre y la madre. Es una virtud que tenemos que mantener.

Wang Tzu-hao, pastor portavoz de una alianza cristiana del sur del país, ha defendido que “solo un matrimonio heterosexual puede crear la posibilidad de tener hijos y solo entonces podremos sostener la próxima generación de la nación”. Una opinión similar a la defendida por los organizadores de la manifestación discriminatoria, que aseveran que “somos diferentes de Occidente, ya que en la cultura oriental damos gran importancia al respeto filial al padre y a la madre, una virtud que debemos mantener”.

No obstante, la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, ya ha expresado su apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo. Ayer mismo, el portavoz de la oficina presidencial, Alex Huang, recordaba a los críticos y a los grupos homófobos que “Taiwán es una democracia” y, aunque todas las opiniones sean escuchadas, deben “respetar el debate en el parlamento y el proceso legislativo”. Si el proyecto de ley consigue superar las tres fases, Taiwán se convertiría en el primer país de Asia en aprobar el matrimonio igualitario.

Éxito del Orgullo LGTB de Taipéi

82.000 personas apoyaron hace unas semanas el Orgullo LGTB de Taipéi (capital de Taiwán), casi 10.000 más que en la edición de 2015. Aunque los fines son radicalmente opuestos, si se compara la asistencia del Orgullo con la de la manifestación LGTBfóbica, que apenas ha sumado 10.000 personas, se puede concluir que una minoría ruidosa pretende imponer sus postulados discriminatorios e injustos.

Entre los participantes hubo representantes de la Unión Europea, los Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia y Hong Kong. Más de 100 asociaciones igualitarias, de derechos humanos, grupos feministas y estudiantiles de Taiwán fueron acompañados por delegaciones de varias misiones diplomáticas en el Orgullo LGTB de Taipéi, incluido el Instituto Americano de Taiwán.

La punta de lanza de la igualdad en Asia

En diciembre de 2014, el parlamento taiwanés era el primero en Asia en debatir la aprobación del matrimonio igualitario; una cuestión propuesta, precisamente, por el DPP y que cuenta con el rechazo del Kuomintang. El ahora principal partido de la oposición sí apoya las uniones civiles. Antes de convertirse en presidenta, Tsai publicó un vídeo para celebrar el equivalente chino del día de San Valentín en el que se incluyen tres parejas del mismo sexo. Ya era bien conocida su postura y la de su partido con respecto al apoyo explícito a la comunidad LGTB.

Aunque el matrimonio igualitario todavía no es legal en Taiwán, el clima sociopolítico es cada vez más aperturista. La vía legislativa parece la única viable, después de que la batalla jurídica emprendida por el activista Qi Jia-wei (o Chi Chia-wei) y su novio para contraer matrimonio fracasara cuando la Corte Administrativa de Taipéi desestimó su demanda al considerar que según la legislación vigente en Taiwán, el matrimonio debe contraerse entre un hombre y una mujer.

Por lo que se refiere a la aceptación social, hay indicios positivos. En octubre del año pasado, por primera vez, en las bodas masivas de Taipéi participaron 10 parejas del mismo sexo (cuya unión fue simbólica y sin validez legal), con el apoyo y la bendición del alcalde de Taipéi, Ko Wen-je. El principal escollo proviene del ámbito religioso. La Alianza Nueva Generación fue uno de los grupúsculos cristianos que criticaron la medida de incluir a parejas del mismo sexo en las bodas masivas: “nos oponemos firmemente a la promoción en la ciudad de la cultura gay con nuestro dinero, sin ninguna discusión”. Con todo, cabe recordar que los cristianos solo representan en torno al 3,9 % de la población taiwanesa.

Por otra parte, en 2014 el Orgullo LGTB batía un nuevo récord de asistentes: 64.000 personas. Ese mismo año, se hacía público que el 68 % de la población está a favor del matrimonio igualitario. En septiembre de 2013, 800 activistas celebraron con gran éxito un banquete nupcial frente a la sede presidencial para reclamar la aprobación del matrimonio igualitario. Taipéi, por su parte, es considerada por muchos la ciudad más gay-friendly del continente asiático y es hoy un destino turístico LGTB en alza. La capital y Kaohsiung, la segunda ciudad del país, cuentan desde este año con un registro de parejas del mismo sexo.

Fuente: Pink News, vía Estoybailando/Dosmanzanas/Cristianos Gays

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