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El Vaticano levanta el veto: el moralista Martin Lintner será decano a partir de septiembre

Sábado, 20 de abril de 2024

IMG_2903El Dicasterio para la Cultura y la Educación no le concedió el ‘nihil obstat’ solicitado el año pasado

Finalmente, el Vaticano ha levantado el veto y permitirá al teólogo moralista Martin M. Lintner, asumir el cargo, a partir del próximo 1 de septiembre, de decano de la Universidad de Brixen, de la diócesis italiana de Bolzano-Bressanone

Lintner, quien fue presidente de la Sociedad Europea de Teología Católica y la Asociación Internacional de Teología Moral y Ética Social, no recibió el ‘nihil obstat’ debido a escritos no especificados sobre temas de moral sexual, según se publicó entonces, lo que motivó la crítica de más de un centenar de teólogos italianos

Ahora, según informó la diócesis italiana, el obispo Ivo Muser ha recibido la pertinente aprobación de la Santa Sede y el teólogo ha mostrado su alegría por el hecho de que se hayan disipado las reservas contra él, también en relación con sus publicaciones

Martin M. Lintner: “¿Qué carga hemos impuesto a la gente en la Iglesia con una moral sexual tan estricta?”

Finalmente, el Vaticano ha levantado el veto y permitirá al teólogo moralista Martin M. Lintner, asumir el cargo, a partir del próximo 1 de septiembre, de decano de la Universidad de Brixen, de la diócesis italiana de Bolzano-Bressanone, según informa Katholische.

Lintner, quien fue presidente de la Sociedad Europea de Teología Católica y la Asociación Internacional de Teología Moral y Ética Social, no recibió el pasado año el ‘nihil obstat para esa función por parte del Dicasterio para la Cultura y la Educación debido a escritos no especificados sobre temas de moral sexual, según se publicó entonces, lo que motivó la crítica de más de un centenar de teólogos italianos, que consideraron la medida “objetivamente desproporcionada e intrínsecamente inconsistente, dadas las razones generales presentadas sin argumento público”.

Ahora, según informó la diócesis italiana, el obispo Ivo Muser ha recibido la pertinente aprobación de la Santa Sede y el teólogo ha mostrado su alegría por el hecho de que se hayan disipado las reservas contra él, también en relación con sus publicaciones.

Es de gran importancia para mí cerrar este capítulo, tan estresante para todos los involucrados y concentrarme nuevamente en el trabajo teológico. Afronto los nuevos desafíos como decano de nuestra universidad con alegría y confianza”, declaró Lintner, quien no quiso especular con que si este cambio de postura en el Vaticano tiene que ver con la revisión del procedimiento sobre la concesión del ‘nihil obstat’ que se estaría llevando a cabo desde hace un año.

Una ética renovada de la sexualidad

Martin M. Lintner, con la obra Ética de las relaciones cristianas: desarrollos históricos – fundamentos bíblicos – perspectivas actuales (Herder), asegura que la institución eclesial, con su rígida moral sexual, dificultaba innecesariamente la vida de las personas y les causaba graves problemas de conciencia”.

Desde ahí hay que entender lo que pretende con esta nueva obra, con la que no ignoraba que pueda acarrearle nuevas dificultades como profesor de teología moral.Pero no dejaré que este miedo me paralice. Me veo como un teólogo moral y un sacerdote religioso que forma parte de la comunidad de la iglesia y que, según mi leal saber y entender”.

“Me gustaría seguir pensando en esta visión de una ética renovada de la sexualidad, las relaciones y el matrimonio en la línea del Concilio Vaticano II, y también incorporar perspectivas de las ciencias naturales, humanas y sociales, incluidos los estudios de género. Se trata de apoyar a las personas como Iglesia para que descubran y acepten su identidad sexual, sean reconocidas con ella y practiquen y vivan un enfoque responsable de su sexualidad. Considero que la moralidad eclesiástica de prohibiciones y mandamientos no ayuda a una ética de relaciones que sirva a la vida”, concluye.

Fuente Religión Digital

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Martin M. Lintner: “¿Qué carga hemos impuesto a la gente en la Iglesia con una moral sexual tan estricta?”

Jueves, 22 de febrero de 2024
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IMG_2903IMG_2902El teólogo moralista publica un nuevo libro para “una ética renovada de la sexualidad

“Veo mi libro como una oferta de diálogo al Magisterio sobre temas que hasta el día de hoy conducen a dolorosos conflictos entre la teología y el Magisterio y donde la Iglesia claramente ha perdido crédito”

“En el libro trato de manera integral y crítica el desarrollo de la moral sexual de la Iglesia. Me gustaría mostrar por qué la Iglesia a menudo ha adoptado una posición sexualmente hostil y cómo podemos superar esta visión negativa”

“Para decirlo de manera sencilla, fueron los Padres de la Iglesia, es decir, clérigos o religiosos predominantemente célibes, quienes moldearon la moral sexual de la Iglesia a lo largo de los siglos”

“El celibato sacerdotal obligatorio no se estableció definitivamente en la Iglesia latina hasta el siglo XII. Esto tenía que ver no solo con la interpretación negativa de los actos sexuales, que harían impuro a un sacerdote por celebrar los sacramentos en la persona de Cristo”

 Un hombre casado y con tres hijas, ordenado sacerdote en Bélgica. El cardenal caldeo Sako presidió la ceremonia, avalada por el arzobispo de Bruselas, por el rito caldeo

En el libro trato de manera integral y crítica el desarrollo de la moral sexual de la Iglesia. Me gustaría mostrar por qué la Iglesia a menudo ha adoptado una posición sexualmente hostil y cómo podemos superar esta visión negativa”. Es el objetivo explícito del teólogo y sacerdote Martin M. Lintner, quien con la obra Ética de las relaciones cristianas: desarrollos históricos – fundamentos bíblicos – perspectivas actuales (Herder), asegura que la institución eclesial, “con su rígida moral sexual, dificultaba innecesariamente la vida de las personas y les causaba graves problemas de conciencia”.

Y desde ahí, pretende “hacer una contribución teológicamente sólida y constructiva en el área de la ética sexual y de las relaciones. Veo mi libro como una oferta de diálogo al Magisterio sobre temas que hasta el día de hoy conducen a dolorosos conflictos entre la teología y el Magisterio y donde la Iglesia claramente ha perdido crédito”.

“Para decirlo de manera sencilla, fueron los Padres de la Iglesia, es decir, clérigos o religiosos predominantemente célibes, quienes moldearon la moral sexual de la Iglesia a lo largo de los siglos. La idea de que el deseo sexual es inherentemente pecaminoso se remonta a Agustín. Lo asocia directamente con la caída del hombre. Sin embargo, tuvo que aceptarlo como un mal menor porque, al menos en los hombres, está indisolublemente ligado al acto de procreación a través de las relaciones sexuales”, señala este profesor en entrevista con Katholisch.

Una visión con efectos perversos

Sin embargo, esta perspectiva meramente reproductiva ha tenido efectos perversos, como el propio Lintner ha podido comprobar durante su ministerio pastoral. “Me he encontrado con personas mayores que me han hablado de este dilema, porque se sentían culpables porque -como aprendieron en la catequesis- ‘abusaron del matrimonio’ y se avergüenzan de tener relaciones sexuales entre o intercambiar afectos cuando son mayores, es decir, cuando ya no pueden reproducirse.

Escuchar algo así en una confesión -prosigue el sacerdote- me da rabia y tristeza al mismo tiempo. Porque pienso: ¿Qué le hemos hecho a la gente con una moral sexual tan estrictamente regulada? ¿Qué carga les hemos impuesto, capaz de robarles la alegría y la espontaneidad al abordar su sexualidad? ¡Qué centrados estábamos en la reproducción, sospechando de todo lo que tuviera que ver con la atracción erótica!”, señala el moralista.

En este sentido, Litner, a quien el año pasado Roma le negó el nihil obstat para asumir las funciones de decano de la Universidad de Filosofía y Teología de Brixen, aborda también la cuestión del celibato, para reiterar que se trata de una práctica que no existía en las comunidades primitivas y que fue implementada en la Iglesia en el siglo XII.

Celibato opcional

“En la Iglesia primitiva, los líderes comunitarios podían casarse, pero sólo una vez, probablemente para diferenciarse de prácticas que existían en la época, como la promiscuidad o volver a casarse después de una separación. Incluso la propia Iglesia subraya que el modo de vida célibe no es esencial para el sacerdocio. Sin embargo, se considera un modo de vida sacerdotal apropiado, en referencia, por un lado, a Jesús, que, según el testimonio de los Evangelios, vivió célibe, y, por otro, a la tarea sacerdotal de estar completamente entregado a su comunidad”, apunta.

“El celibato sacerdotal obligatorio no se estableció definitivamente en la Iglesia latina hasta el siglo XII. Esto tenía que ver no solo con la interpretación negativa de los actos sexuales, que harían impuro a un sacerdote por celebrar los sacramentos en la persona de Cristo, sino también con cuestiones muy prácticas y seculares, como las obligaciones sucesorias hacia los hijos, que la Iglesia quería prevenir”.

Preguntado sobre el celibato sigue teniendo sentido hoy, Litner apuesta por hacerlo opcional. “No porque no crea que este modo de vida tenga sentido (yo también lo elegí como sacerdote) ni porque crea que con él podríamos solucionar la escasez de sacerdotes, sino por otra razón. Hay sacerdotes que, por cualquier motivo, no observan el celibato y entablan una relación con una mujer o se convierten en padres. Esto muchas veces significa un gran sufrimiento para ellos, sus parejas y sus hijos. O viven una vida secreta de doble rasero o se enfrentan a la decisión de elegir. Si eligen la familia, la Iglesia perderá sacerdotes comprometidos y competentes”, justifica.

Una ética renovada de la sexualidad

Desde ahí hay que entender lo que pretende con esta nueva obra, con la que no ignora que pueda acarrearle nuevas dificultades como profesor de teología moral.Pero no dejaré que este miedo me paralice. Me veo como un teólogo moral y un sacerdote religioso que forma parte de la comunidad de la iglesia y que, según mi leal saber y entender”.

“Me gustaría seguir pensando en esta visión de una ética renovada de la sexualidad, las relaciones y el matrimonio en la línea del Concilio Vaticano II, y también incorporar perspectivas de las ciencias naturales, humanas y sociales, incluidos los estudios de género. Se trata de apoyar a las personas como Iglesia para que descubran y acepten su identidad sexual, sean reconocidas con ella y practiquen y vivan un enfoque responsable de su sexualidad. Considero que la moralidad eclesiástica de prohibiciones y mandamientos no ayuda a una ética de relaciones que sirva a la vida”, concluye.

Fuente Religión Digital

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“Ahora estamos ante la era de la sexualidad liberada”: El cardenal arzobispo de Munich, Reinhard Marx afirma que los obispos alemanes han evolucionado en el enfoque de la moral sexual

Miércoles, 15 de marzo de 2023
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el-cardenal-marxEl cardenal Reinhard Marx afirmó el pasado sábado día 4, que se había producido “una evolución”entre los obispos alemanes sobre el tema de la sexualidad aceptando la legitimidad de la diversidad de orientaciones sexuales e identidades de género.

 El arzobispo de Munich y Freising dijo: “Por el bien de los seres humanos, es hora de seguir desarrollando una moral y una doctrina que sirvan a la vida y proclamen la filantropía de Dios a la altura de los debates actuales.

“¿Pasión, lujuria y sexo contra la razón, el amor y la moral?», dijo el cardenal en una intervención en el programa «Zum Sonntag» de la radio bávara. “A veces suena un poco como si existiera o una vida pecaminosa, impulsiva e irracional o el ideal del amor puro. Esta visión también existe en la Iglesia, pero tales extremos exagerados tienen poco que ver con la realidad”. En esencia, dijo, “la imagen cristiana del hombre quiere abrir perspectivas positivas y liberadoras incluso en el ámbito más personal e íntimo de la vida humana, tanto para la vida del individuo como para la convivencia”.

En la inauguración de la exposición “¡Maldita lujuria! Iglesia. Cuerpo. Arte” en el Museo Diocesano de Freising, Marx afirmó entretanto que se había producido una ”gran discusión” en el Camino Sinodal “sobre el hecho de que el texto sobre sexualidad no ha logrado -al menos por ahora- la mayoría de dos tercios de los obispos”. Sin embargo, hay que señalar: “el 60% ha aprobado un texto que hace veinte o treinta años no habría figurado en absoluto en el orden del día de la Conferencia Episcopal”. Por lo tanto, se había producido “una evolución”.

El texto que fracasó en la Vía Sinodal decía, entre otras cosas que: “Es urgente el reconocimiento de la equivalencia y legitimidad de las orientaciones no heterosexuales, sus prácticas y relaciones, y en su contexto la eliminación de las discriminaciones basadas en la orientación sexual… La autoconfianza en la propia identidad de género es una base indispensable para la felicidad personal en la vida de todas las personas. Como Iglesia, tenemos que respetar la autocomprensión individual de la identidad de género de cada persona como parte inviolable de su imagen única de Dios (Is 43,7)”.

Marx dijo que el tema de la sexualidad no está acabado para la Iglesia “si pensamos que ahora hemos dejado atrás todos los lados oscuros, todo lo que se ha dicho en el ámbito de la sexualidad y la teología, y ahora estamos ante la era de la sexualidad liberada. Pongo un gran signo de interrogación sobre eso. Siempre será una tarea de vida modelar esto de tal manera que sirva al ser humano y que sirva al amor”.

Fuente Agencias

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La enseñanza de la Iglesia sobre la homosexualidad tiene “cimientos inestables”, dice importante revista católica

Miércoles, 8 de febrero de 2023
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índice“Es problemático, si no contradictorio, defender la dignidad de una persona gay de cualquier sexo mientras se deplora lo que los define como homosexuales, es decir, su deseo de tener relaciones personales íntimas con otras personas del mismo sexo. Esto es parte de su identidad, y es una identidad relacional. ¿Es el imperativo de encontrar el amor, como sea que se defina o se exprese, un aspecto crucial de la dignidad humana que también merece respeto? Dada la importancia que se sabe que tienen la calidez y la intimidad para la salud emocional y mental de una persona, parecería que sí. “

Esas frases de un editorial en The Tablet, una importante revista católica internacional publicada en Londres, resumen bien todo el argumento que presentan los editores para defender la doctrina católica actual sobre la homosexualidad: “A Church Teaching With Shaky Foundations.” “Una enseñanza de la Iglesia con fundamentos inestables”. (Aunque hay un enlace al editorial original, el texto completo está detrás de un muro de pago, sin embargo, permite leer este único artículo de forma gratuita registrándose en el sitio web). El editorial fue provocado no solo por la reciente declaración del Papa Francisco que se opone a las leyes que criminalizan a las personas lesbianas y homosexuales, sino también por los recientes comentarios del cardenal Jean-Claude Hollerich de Luxemburgo, quien también es Relator General del Sínodo sobre la Sinodalidad y Presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea. En una entrevista de 2022, Hollerich dijo sobre la enseñanza de la iglesia sobre la homosexualidad: “El fundamento sociológico-científico de esta enseñanza ya no es correcto”.

El editorial cita la sección 2357 del Catecismo que dice:

“Apoyándose en la Sagrada Escritura, que presenta los actos homosexuales como actos de grave depravación, la tradición siempre ha declarado que ‘los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados’. Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una genuina complementariedad afectiva y sexual. Bajo ninguna circunstancia pueden ser aprobados.”

¿Cuál es la opinión de los editores de The Tablet sobre esta enseñanza?: “Esto es problemático en cada oración”. El editorial afirma lo que muchos eruditos de las Escrituras han estado señalando durante décadas, pero que muchos líderes de la iglesia han seguido ignorando:

“Ellos [los pasajes de las Escrituras] no abordan lo que ahora se entiende como una orientación innata y de por vida, una atracción erótica hacia personas del mismo sexo y, de manera igualmente significativa, alejarse de las personas del sexo opuesto. Los actos homosexuales generalmente se ven en las Escrituras como elecciones voluntarias perversas, que a menudo involucran la explotación de hombres jóvenes por parte de otros hombres con dinero y poder. La homosexualidad manifestada en relaciones amorosas estables entre iguales, como las sociedades modernas generalmente la encuentran, no es a lo que se refieren los textos bíblicos. El mismo término ‘homosexualidad’, como disposición permanente, es un concepto relativamente moderno”.

Los editores señalan que cuando la enseñanza católica usa palabras “duras” como “trastorno objetivo“, una respuesta común de las personas homosexuales ha sido abandonar la iglesia, o incluso peor:

“[En respuesta al “trastorno objetivo”], [n]o es de extrañar que los católicos homosexuales a menudo informen que luchan con un tipo de rechazo existencial, incluso con odio a sí mismos, que no solo es cruel sino muy dañino tanto para el cuerpo como para el cuerpo. alma. Muchos finalmente se defienden rechazando no su identidad sexual sino la Iglesia misma. Algunos, sabemos, incapaces de reconciliar su amor por la Iglesia con lo que enseña sobre el deseo homosexual, incluso han sido llevados a quitarse la vida”.

Los escritores también cuestionan la afirmación del Catecismo de que la actividad sexual entre personas del mismo sexo no puede proceder del amor:

“[L]a afirmación del Catecismo de que las relaciones homosexuales ‘no proceden de una genuina complementariedad afectiva y sexual’ es contradicha por la evidencia. La enseñanza moral basada en estereotipos obsoletos es defectuosa.

“La gran contribución del cardenal [de Inglaterra] [Basil] Hume fue reconocer que muchas relaciones homosexuales son estables, profundas y amorosas, y prosiguió declarando que ‘el amor entre dos personas, ya sea del mismo sexo o de sexo diferente, es para ser atesorado y respetado’. Amar a otra persona, continuó, “es haber entrado en el ámbito de la experiencia humana más rica, ya sea que el amor sea entre personas del mismo sexo o de un sexo diferente”.

Hume fue un predecesor de varios líderes de la iglesia más contemporáneos que han elogiado la bondad de las parejas y relaciones del mismo sexo. (Para ver más extractos de la declaración del cardenal Hume sobre la homosexualidad, haga clic aquí. Para ver el texto de la versión completa, haga clic aquí).

Hume, sin embargo, mantuvo la desaprobación tradicional de la jerarquía de cualquier acto sexual que no tuviera potencial procreativo, señala el editorial. Sin embargo, el cardenal Hollerich va más allá que Hume:

“[Hollerich] afirma que la enseñanza católica tradicional en contra de la anticoncepción y la homosexualidad consideraba que cualquier desperdicio de la semilla masculina era paralelo al aborto. Hasta que se entendió la biología de la reproducción, se asumió que la semilla contenía un embrión humano potencial que necesitaba ser plantado en el útero de una mujer y, por lo tanto, no debe descartarse, como lo sería en un acto sexual entre hombres, o una relación sexual. actuar en el uso de anticonceptivos entre hombres y mujeres.

“Es notable que estos argumentos tradicionales contra la homosexualidad y los anticonceptivos no tienen relevancia para el sexo entre mujeres, sin embargo, las lesbianas católicas están cubiertas por el mismo lenguaje condenatorio que los hombres homosexuales. Esto puede deberse a que la moralidad sexual católica está orientada hacia los hombres y, en su ignorancia de la sexualidad femenina, pasa por alto la experiencia sexual de la mitad de la raza humana”.

[Nota del editor de Bondings 2.0: aunque Hollerich de hecho hizo estas declaraciones, varios meses después, pareció retractarse de la fuerza de su llamado al cambio doctrinal. Si bien es decepcionante que lo haya hecho, la retractación ocurrió en el contexto de una conferencia de prensa sobre el sínodo, y sus comentarios parecían sugerir que estaba “insistiendo en que la iglesia realmente se escuche unos a otros en este proceso sinodal, y luego crecer a partir de los conocimientos adquiridos”, según Robert Shine, editor gerente de Bondings 2.0. Para ver el video del comentario de la conferencia de prensa de Hollerich, haga clic aquí.]

El editorial cierra cuestionando quién, exactamente, se ve perjudicado por las relaciones amorosas entre personas del mismo género, y si y por qué Dios, de quien el Papa Francisco ha dicho que creó a las personas homosexuales, realmente se ofendería por ellas:

“A la Iglesia le tomó mucho tiempo darse cuenta de que el abuso sexual de niños a menudo dejaba a sus víctimas dañadas de por vida; aún no ha absorbido el hecho de que los actos homosexuales entre adultos que consienten generalmente no tienen víctimas. ¿Contra quién están transgrediendo, pues? ¿Solo Dios es ofendido por la homosexualidad, cuando es, como dice el Papa Francisco, parte de una naturaleza dada por Dios? ¿La Iglesia está bastante contenta con todo esto? Parece que está empezando a dudarlo, lo que puede ser el comienzo de la sabiduría.”

Felicitaciones a los editores de The Tablet por unirse al creciente coro de líderes de la iglesia que piden un cambio en la enseñanza de la iglesia sobre la homosexualidad. Las personas LGBTQ+ y muchas otras saben desde hace mucho tiempo que la enseñanza no refleja la realidad espiritual vivida por personas reales. Si bien no espero que ocurra un cambio pronto, espero (y oro) que más líderes de la iglesia tengan la perspicacia y el coraje para señalar la base defectuosa de la desaprobación de las relaciones sexuales amorosas de parejas del mismo sexo. Los fieles han dicho y continúan hablando que esta enseñanza no refleja su comprensión de la relación de Dios con el mundo. Si más líderes no hablan, nuestra iglesia seguirá perdiendo personas que reconozcan que, como ha dicho el Papa Francisco sobre las leyes de criminalización, esta enseñanza contra las relaciones amorosas es simplemente injusta.

—Francis DeBernardo, New Ways Ministry, 3 de febrero de 2023

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“Vida, muerte y resurrección de la moral sexual”, por José Arregi

Jueves, 22 de abril de 2021
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b27724f9bb8818c1d678a4f4578290c328f16d2661efbe9aa2ba662f9f8330eaDe su blog Umbrales de luz:

En el año 30 de la era común, más conocida todavía en el mundo occidental como “después de Cristo”, cuando la primera luna llena de primavera iluminaba la noche de Palestina, un joven profeta libre llamado Jesús de Nazaret fue apresado, juzgado en juicio sumarísimo y condenado a la cruz por el procurador romano a instancias y con la connivencia del Sanedrín religioso.

Su delito: haber proclamado de palabra y de obra que “el sábado es para la vida y no la vida para el sábado”, a saber, que la ley más absoluta de cualquier Estado o sociedad y de cualquier Iglesia o religión está supeditada al bien de la vida, no el bien de la vida supeditado a ninguna ley, por divina o imperial que sea. Unos y otros decidieron que el profeta era una amenaza para el orden establecido, y todos juntos lo eliminaron en la víspera de la Pascua, a primera hora de la tarde. Y hoy lo volverían –quiero decir lo volvemos– a hacer.

Pero María de Magdala, que amaba a Jesús que también la amaba, purificada su mirada por las lágrimas del duelo, vio claramente que el crucificado vivía para no volver a morir y lo amó más todavía en cuerpo y alma. Y abrió los ojos de Pedro y de otros compañeros y compañeras, y volvieron a ser el movimiento itinerante, creativo, reformador de Jesús que habían sido sin otra doctrina ni autoridad que su memoria libremente releída a la luz de la vida. Sin otra ley que el bien de la vida siempre nueva.

Una generación después, la memoria empezó a derivar en doctrina, la presencia en culto ordenado, la igualdad fraterno-sororal en jerarquía clerical, la vida en código moral. En el siglo IV, el siglo de Constantino, el movimiento de Jesús se convirtió en religión establecida. Hasta hoy. Y hoy nos hallamos frente a una disyuntiva histórica: o bien recuperamos el aliento de Jesús, la llama pascual de la vida que resucita sin cesar en todo, o bien seguimos encerrados en un sistema religioso obsoleto desde hace 300 años por lo menos, y vamos dejando que el tiempo y las nuevas generaciones olviden (con razón) nuestros credos, cultos y códigos, e incluso tal vez (desgraciadamente) la memoria subversiva de Jesús, su aliento renovador de la vida.

¿Y qué tiene que ver todo este preámbulo con la “vida, muerte y resurrección de la moral sexual”, título que se me ha propuesto para esta reflexión pascual? Tiene que ver con que la “moral sexual” vigente ya no vive ni hace vivir, está muerta y hace morir, y mejor será que quede muerta en su tumba milenaria a no ser que resucite totalmente transformada por el espíritu pascual de la vida. Y tiene que ver con que la vida y la muerte pascual de Jesús debería ser, para las iglesias cristianas, el criterio básico para la transformación pascual de todas sus creencias, ritos y códigos, y de su entera enseñanza sobre la sexualidad. Me pregunto, pues: ¿cuáles serían las señales y condiciones para poder decir que la moral sexual –rancia denominación que mejor será sustituir por “ética sexual– ha “resucitado verdaderamente”? Indicaré unas cuantas fundamentales:

  • cuando las iglesias en su conjunto y sus gobernantes y “magisterio” en particular asuman los conocimientos adquiridos por la historia, la psicología, la antropología, la biología, la medicina y las ciencias en general sobre aquello que, en el campo de la conducta sexual, es bueno y sano para la vida personal e interpersonal, y nunca enseñen nada que sea contradictorio con los datos científicos;
  • cuando admiren y celebren que la evolución de la vida haya seleccionado, hace por lo menos 1.200 millones de años, la reproducción sexual –desde las algas hasta toda clase de animales– porque ella hace que la vida sea más diversa y creativa, y reconozcan que la sexualidad es un canto a la diversidad –desde la polinización entre plantas hasta complejos rituales, danzas y cortejos de apareamiento– y dejen definitivamente de creer que algún “Dios” haya dictado una única forma de práctica sexual como buena y lícita;
  • cuando puedan leer con admiración contemplativa el libro bíblico del Cantar de los Cantares, que se abre con estas palabras: “¡Que me bese con besos de su boca! Son mejores que el vino tus amores”, y en ese tono sigue hasta el fin, hablando sin pudor ni morbo de pechos y de sexo, de cuerpos que se encienden y se funden, de “licor de granadas”…, y sin nombrar nunca el término “Dios”, aunque no habla de otra cosa;
  • cuando reconozcan la enorme mutación que, por primera vez en los 300.000 años de historia del Homo Sapiens, ha tenido lugar en nuestra generación, a saber: que la reproducción se ha desligado de la relación sexual y que, por lo tanto, la relación sexual tiene sentido en sí independientemente de que esté o no esté orientada a la reproducción; cuando, en consecuencia, el Vaticano derogue de raíz la desdichada Encíclica Humanae Vitae de Pablo VI en 1968 que tanto sufrimiento inútil e injusto ha infligido a toda esta generación de católicas y católicos;
  • cuando se gocen profundamente de que la misteriosa y sabia energía de la vida, en su asombrosa evolución, haya dotado al sexo de un éxtasis de placer, y no solo no lo censuren sino que lo bendigan como bueno, sano y santo en sí, tan sano y santo como el placer de comer y beber, de tumbarse al sol de la primavera o de escuchar el canto tranquilo del mirlo en su rama, sin otro límite que el no hacerse daños a sí mismas o a otras personas, y lo contemplen como epifanía de la santa Creatividad de la vida que es Dios;
  • cuando la Iglesia católica, en consonancia con la mayoría de las religiones y de las demás iglesias cristianas, en conformidad con el silencio de toda la Biblia y de buena parte de la propia historia de la Iglesia católica, desculpabilice enteramente la masturbación y, de acuerdo con la biología y la psicología y la observación del comportamiento humano al respecto en todas las culturas humanas y en otras especies animales, acepte el carácter natural y totalmente inocuo de esa práctica sexual, y reconozca su error y le pese profundamente la inmensa, opresiva angustia de culpabilidad que ha provocado, sobre todo en los últimos siglos, por haberla considerado como pecado y además mortal, merecedor del infierno eterno…;
  • cuando se duelan del enorme dolor, vergüenza y hasta asco de sí que durante siglos y siglos han hecho sentir a las personas LGTBIQ+, obligándolas a verse como enfermas, culpables, pervertidas o invertidas, y pidan sinceramente perdón, y reconozcan al amor y a la relación sexual de las personas LGTBIQ+ la misma dignidad que al amor y a las relaciones sexuales de personas heterosexuales canónicamente casadas, y bendigan aquellas tanto como éstas y las confiesen por igual como sacramento del Amor, de la Vida, de Dios;
  • cuando, en resumen, las jerarquías y el llamado “magisterio” –que Jesús no quiso– se liberen de los prejuicios, represiones y obsesiones relacionadas con la sexualidad –que no vienen de la Biblia ni de Jesús, sino de filosofías como el maniqueísmo y el platonismo, sobre todo a través de San Agustín y de San Jerónimo–, prejuicios y represiones de las que ellos mismos han sido las primeras víctimas y que han impuesto a todos los demás en nombre de “Dios”, y abran por fin los ojos para mirar el cuerpo humano y el sexo, con toda su maravillosa diversidad, como símbolo de la belleza y de la fragilidad de la vida y como llamada a cuidar y a bendecir dicha diversidad, a nunca condenarla ni herirla, y corrijan de arriba abajo el Catecismo y el Código de Derecho Canónigo….

… entonces será la Pascua de la moral sexual en la Pascua de Jesús, que es mi forma de decir y de celebrar la Pascua permanente y universal de la vida.

Creo que todavía tendremos que seguir esperando muchas primeras lunas llenas de primavera antes de que tenga lugar la resurrección de la moral sexual en la Iglesia católica, pero seguiremos celebrando cada año y cada día la Pascua de Jesús. Y seguiremos esperando, es decir, dejándonos alentar por el espíritu del crucificado viviente y anticipando en nuestra vida un poco de su Pascua, haciendo que el amor tome cuerpo, se haga carne.

Aizarna, 28 de marzo de 2021

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