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Un combatiente de ISIS envió mensajes de flirteo a su captor: ‘Radicalízame, nene’

Lunes, 15 de febrero de 2016

noticias_file_foto_1027105_1455275463Durante el juicio a tres islamistas que ayudaron a los hermanos Nasser Muthana, de 20 años y Aseel Muthana, de 17 años de edad a salir del Reino Unido en 2014 para llegar a Siria y unirse a las filas de Daesh, el Estado Islámico que está sembrando el terror en el mundo, se desveló unos detalles que podrían poner en peligro la vida de Aseel frente a sus compañeros de filas. El joven había coqueteado mandando desde el móvil mensajes con iconos de besos, símbolos de corazón y declaraciones de amor a Forhad Rahman, uno de los acusados de haber preparado su huida de Inglaterra. En un mensaje que se leyó en la corte, Aseel le escribió “Radicalízame, nene” y también se dijo que había entablado una “intensa amistad” con el hombre. Inicialmente el tribunal decidió proteger la identidad de Aseel Muthana por temor a que sus compañeros de Daesh sospechasen que tenía relaciones sexuales con hombres.

En su intervención durante el juicio, el fiscal Daniel Pawson-Pounds dijo que los mensajes de chats del WhatsApp mostraban “una cercanía emocional entre Rahman y Muthana. No puede haber ninguna duda de que estos jóvenes rápidamente se convirtieron en amigos cercanos ya que se expresan el uno al otro en términos de afecto”.

En opinión del fiscal, los mensajes de WhatsApp entre los jóvenes revelan una “sexualidad abierta a la interpretación”. De hecho, Rahman describió a Muthana como un “gales mono”.

A pesar de las implicaciones de los mensajes, no se mostró ninguna prueba de la supuesta homosexualidad de Aseel Muthana pero ISIS no tolera ninguna tendencia sexual que no sea la impuesta por el grupo terrorista y desde hace varios años realizan juicios sumarios en los que un tribunal religioso condena a gays a ser arrojados desde azoteas y lapidados en el suelo ante una turba impasible que participa de estas atrocidades.

De acuerdo con el periódico The Times, en una rueda de prensa previa al juicio, el ex jefe de policía adjunto de Gales del Sur, Nikki Holland, dijo no estar de acuerdo con la revelación de estos mensajes: “Todo el mundo tiene derecho a la protección de la policía. No se detiene en la frontera, incluso para un terrorista. Él tiene derecho a la vida. Podría afectar a sus derechos humanos, ya que nos convertimos en responsable de lo que le suceda”.

El padre de los dos yihadistas británicos, Ahmed Muthana, cree que sus hijos se unieron a las filas de Reyaad Khan, el terrorista muerto en un ataque aéreo de la RAF y teme que sus hijos sean los siguientes. El hecho es que no se sabe nada de Nasser y Aseel desde que se abandonaron Cardiff para unirse a Daesh en Siria.

Un infierno para la comunidad LGTB

Siria e Irak, hace años estados de tradición laica (vinculada al baazismo) en los que las personas LGTB podían encontrar pequeños espacios de libertad, han acabado por convertirse para ellas en un infierno. En Irak, la homosexualidad fue legal hasta 2001, cuando Sadam Hussein, para contentar a los sectores religiosos, decidió castigarla con cárcel y, en caso de reincidencia, con pena de muerte. Tras la invasión, la situación se sumió en un estado de confusión. La entonces autoridad administrativa estadounidense ordenó en 2003 retrotraer los códigos penal y civil a la situación vigente en los 70, pero la diversidad de autoridades existentes según la zona del país, así como el papel preponderante que los líderes religiosos alcanzaron, facilitó que la persecución de las personas LGTB fuera en aumento. En los años sucesivos la situación no hizo más que empeorar, y las denuncias sobre el secuestro, la tortura y el asesinato de homosexuales, involucrando además a las fuerzas de seguridad, no hacían sino aumentar en todas las zonas del país.

En el área suní de Irak, la situación de descontento con el régimen surgido de la invasión, unida a la difusión de las ideas religiosas más radicales, terminó por cristalizar en el surgimiento del Estado Islámico, que también controla ya una parte importante de Siria. En este último país, la revuelta contra el régimen de Bashar al-Asad, alentada en sus inicios desde los países occidentales (y de la que ya en 2013 conocíamos sus consecuencias para los homosexuales sirios) ha confluido en el mismo fenómeno. En este caso, además, el propio régimen de Asad utilizó la persecución de los homosexuales como un instrumento de propaganda contra los rebeldes.

El Estado Islámico o Daesh, finalmente, ha hecho de la persecución de las personas LGTB, y muy singularmente de los varones que mantienen relaciones con otros hombres o que son percibidos como homosexuales, uno de sus principales elementos de propaganda. Cada cierto tiempo son difundidas imágenes de ejecuciones. A finales de julio, por ejemplo, era difundido un vídeo en el que se podía ver como dos jóvenes, supuestamente acusados de mantener relaciones homosexuales, eran arrojados desde lo alto de un edificio en Palmira (Siria) y posteriormente lapidados. A finales de junio, otros cuatro hombres eran arrojados también desde lo alto de un edificio en Deir ez-Zor, también en Siria, muertes que activistas islamistas aprovecharon para “celebrar” a su modo en redes sociales la sentencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos a favor del matrimonio igualitario.

Antes ya habíamos recogido la ejecución de dos hombres a los que además se les dijo, pocos segundos antes de ser lapidados hasta la muerte, que habían sido “perdonados”. Tras ser conducidos a una explanada con los ojos vendados y abrazarse a uno de sus verdugos, fueron lapidados hasta la muerte por una horda enfervorecida que continuó lanzándoles piedras incluso cuando era ya evidente que habían fallecido. Ocurrió en un lugar indeterminado de Siria. O el degollamiento de cuatro jóvenes en Mosul, ciudad iraquí en manos de los islamistas en la que semanas antes otros dos hombres eran arrojados desde lo alto de un edificio. O la muerte de otro joven arrojado al vacío en Raqqa (Siria); la muerte por lapidación de dos hombres, también en la provincia siria de Deir ez-Zor; el asesinato de otro hombre en un lugar indeterminado, arrojado también desde lo alto de un edificio, o el asesinato de otro hombre de unos cincuenta años arrojado al vacío en Tal Abyad (Siria), luego lapidado al sobrevivir a la caída.

Son solo algunas de las muertes que han trascendido. Por razones obvias, resulta imposible disponer de información contrastada sobre estos asesinatos y torturas. Como otras veces hemos destacado, resulta imposible disponer de información contrastada sobre estos asesinatos. En realidad es difícil saber si se trata de personas LGTB o simplemente de opositores al Estado Islámico a los que se acusa de serlo como pretexto para asesinarlos y utilizar sus muertes como propaganda. Organizaciones en favor de los derechos LGTB hacían en enero un llamamiento a la prudencia, con objeto de no exacerbar el miedo de las personas LGTB que viven en la zona y causar daños mayores. Sin embargo, cada vez resulta más difícil pensar que no asistimos simplemente a un proceso de exterminio, máxime cuando hay testimonios que aseguran que los islamistas se hacen pasar por homosexuales como “gancho” para así atrapar a sus víctimas.

Fuente Ragap/Cristianos Gays

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