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Archivo para Domingo, 8 de junio de 2014

Vivir en incandescencia

Domingo, 8 de junio de 2014
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Del blog À Corps… À Coeur:

vivre-en-incandescence

¿ Qué palabra tener

Que mantenga vivo

Y atraviese el espesor de la muerte?

¿ Qué verbo de carne

Puede levantar el  pesado  entorpecimiento

De los vivos sin vida,

Despertar la luz enterrada?

¡ Tarea imposible –

Pero la Palabra

Venida de lo Alto

Desangra al corazón herido –

El deseo

en palabras de amor repudiado

– Revelación Suprema –

Abre a la conversación vertical!

*

Eric de Rus, Vivir en incandescencia, Ad Solem, 2013

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , , , ,

“Vivir a Dios desde dentro”. 8 de junio de 2014. Pentecostés (A). Juan 20, 19-23.

Domingo, 8 de junio de 2014
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31-PentecostesA cerezoHace algunos años, el gran teólogo alemán, Karl Rahner, se atrevía a afirmar que el principal y más urgente problema de la Iglesia de nuestros tiempos es su “mediocridad espiritual”. Estas eran sus palabras: el verdadero problema de la Iglesia es “seguir tirando con una resignación y un tedio cada vez mayores por los caminos habituales de una mediocridad espiritual”.

El problema no ha hecho sino agravarse estas últimas décadas. De poco han servido los intentos de reforzar las instituciones, salvaguardar la liturgia o vigilar la ortodoxia. En el corazón de muchos cristianos se está apagando la experiencia interior de Dios.

La sociedad moderna ha apostado por “lo exterior”. Todo nos invita a vivir desde fuera. Todo nos presiona para movernos con prisa, sin apenas detenernos en nada ni en nadie. La paz ya no encuentra resquicios para penetrar hasta nuestro corazón. Vivimos casi siempre en la corteza de la vida. Se nos está olvidando lo que es saborear la vida desde dentro. Para ser humana, a nuestra vida le falta una dimensión esencial: la interioridad.

Es triste observar que tampoco en las comunidades cristianas sabemos cuidar y promover la vida interior. Muchos no saben lo que es el silencio del corazón, no se enseña a vivir la fe desde dentro. Privados de experiencia interior, sobrevivimos olvidando nuestra alma: escuchando palabras con los oídos y pronunciando oraciones con los labios, mientras nuestro corazón está ausente.

En la Iglesia se habla mucho de Dios, pero, ¿dónde y cuándo escuchamos los creyentes la presencia callada de Dios en lo más hondo del corazón? ¿Dónde y cuándo acogemos el Espíritu del Resucitado en nuestro interior? ¿ Cuándo vivimos en comunión con el Misterio de Dios desde dentro?

Acoger al Espíritu de Dios quiere decir dejar de hablar solo con un Dios al que casi siempre colocamos lejos y fuera de nosotros, y aprender a escucharlo en el silencio del corazón. Dejar de pensar a Dios solo con la cabeza, y aprender a percibirlo en los más íntimo de nuestro ser.

Esta experiencia interior de Dios, real y concreta, transforma nuestra fe. Uno se sorprende de cómo ha podido vivir sin descubrirla antes. Ahora sabe por qué es posible creer incluso en una cultura secularizada. Ahora conoce una alegría interior nueva y diferente. Me parece muy difícil mantener por mucho tiempo la fe en Dios en medio de la agitación y frivolidad de la vida moderna, sin conocer, aunque sea de manera humilde y sencilla, alguna experiencia interior del Misterio de Dios.

José Antonio Pagola

Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
Contribuye a difundir la experiencia interior de Dios. Pásalo.

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“Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo”. Domingo 8 de junio de 2014. Pentecostés

Domingo, 8 de junio de 2014
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resucitoLeído en Koinonia:

Hechos de los apóstoles 2,1-11: Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar
Salmo responsorial: 103: Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
1Corintios 12,3b-7.12-13: Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo
Juan 20,19-23: Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo

El relato de Hechos que leemos en la primera lectura es una construcción del escritor lucano. Su finalidad es eminentemente teológica. No es un acontecimiento cronológico sino kairótico en la misma línea de la fiesta de la ascensión que celebramos y comentamos el domingo pasado. Lucas recoge la «fiesta de las semanas» del antiguo Israel. Esta fiesta se celebraba para conmemorar la llegada del pueblo al Sinaí. La entrega de las tablas de la Ley a Moisés en medio de truenos relámpagos y viento huracanado.

El redactor de Hechos toma los elementos simbólicos de resonancia cósmica para manifestar que es una intervención de Dios. Quiere significar la irrupción del Espíritu Santo en la historia humana. Es el comienzo de la etapa definitiva en la historia de la salvación. Es el comienzo de la predicación del evangelio por parte de la Iglesia apostólica. Estos elementos también recuerdan el anuncio profético del «Día del Señor». Este pasaje entrelaza elementos históricos y escatológicos. El Espíritu empuja a la Iglesia más allá de las fronteras geográficas y culturales. Por eso todos entienden el mensaje en su propia lengua. Allí se han dado cita todos los pueblos hasta entonces conocidos indicando la universalidad del mensaje evangélico. Otro elemento importante es el aspecto comunitario: los discípulos están reunidos en comunidad y el anuncio inaugura una nueva comunidad.

En la primera de Corintios Pablo enfatiza la acción del Espíritu en la vida de los creyentes y en la construcción de la Comunidad eclesial. Conciente de las divisiones que se vivían al interior de esta comunidad insiste en que los dones, los carismas, los ministerios y los servicios proceden de un mismo Espíritu. Por lo tanto todos los carismas, dones y ministerios están en función del crecimiento de la Iglesia. La acción del Espíritu cualifica la misión de la Iglesia en el mundo y no sólo para la santificación individual. El Espíritu articula interiormente la misión de Jesús y la misión de la Iglesia.

El cuarto evangelio presenta dos escenas contrastantes. En primer lugar, los discípulos encerrados en una casa, llenos de miedo y al anochecer. En segundo lugar, la presencia de Jesús que les comunica la paz, les muestra sus heridas como signo de su presencia real, se llenan de alegría y Jesús les comunica el Espíritu que los cualifica para la misión. El miedo, la oscuridad y el encerramiento de «la casa interior» se transforman ahora con la presencia de Jesús en paz, alegría y envío misionero. Son signos tangibles de la acción misteriosa y transformante del Espíritu en el interior del creyente y de la comunidad. Resurrección, ascensión, irrupción del Espíritu y misión eclesial aparecen aquí íntimamente articuladas. No son momentos aislados sino simultáneos, progresivos y dinamizadores en la comunidad creyente.

Jesús cumple sus promesas. Les ha prometido a sus discípulos que pronto regresará, que nos les dejará solos. Les ha dicho que el Espíritu Santo de Dios les asistirá para que entiendan todo lo que él les ha anunciado. Así lo hace. Ahora les comunica el Espíritu que todo lo crea y lo hace nuevo. Jesús sopla sobre ellos como Dios sopló para crear al ser humano. Ellos son las personas nuevas de la creación restaurada por la entrega amorosa de Jesús.

La violencia, la injusticia, la miseria y la corrupción en todos los ámbitos de la sociedad nos llenan de miedo, desaliento y desesperanza. No vemos salidas y preferimos encerrarnos en nosotros mismos, en nuestros asuntos individuales y olvidarnos del gran asunto de Jesús. Entonces es cuando él irrumpe en nuestro interior, traspasa las puertas del corazón e ilumina el entendimiento para que comprendamos que no nos ha abandonado. El sigue presente en la vida del creyente y en el seno de la comunidad. Sigue actuando a través de muchas personas y organizaciones que se comprometen a cabalidad para seguir luchando contra todas las formas de pecado que deshumanizan y alienan al ser humano. El Espíritu de Dios sigue actuando en la historia aunque aparentemente no lo percibamos. No es necesario hacer tanta bulla para decir que el Espíritu está actuando. Muchas veces no lo sentimos porque actúa en forma muy sencilla a través de gestos que pueden pasar desapercibidos.

¿Qué signos de la presencia dinamizadora del Espíritu de Dios podemos percibir en nuestra vida personal, familiar y comunitaria? ¿Conocemos personas que actúan bajo la acción del Espíritu? ¿Por qué? ¿Qué podemos hacer para descubrir y potenciar los dones y ministerios que el Espíritu sigue suscitando en personas y comunidades?

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Pentecostés 2. Una vigilia de meditación

Domingo, 8 de junio de 2014
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MANDALADel blog de Xabier Pikaza:

Nos preparamos para celebrar la fiesta del amor de Dios ya culminado, la fiesta del su Espíritu, la Vida de Dios, que Jesús nos ha dado. San Juan de la Cruz vivió esta fiesta, y penetrando en ella dijo:

El rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado entre azucenas olvidado.

Reclinó su rostro, se dejó llenar por el latido y el aliento del Amado, y supo que todo se había ya cumplido. Ésta es la fiesta de la Vida que se expresa y expande por Jesús, ya fiesta del gran gozo todo lo transforma y que vence a la muerte:

— Es la fiesta del que dice ¡Ya Señor,no sigas pero sigue, que no puedo, y necesito poder , pues se rompen los vasos de gozo de mi vida y sólo así soy yo mismo, en ti que me das la vida. Ésta es la fiesta del que sale de sí, porque le sacan (ek-stasis de amor), descubriendo y sintiendo así que vive en otro, en el Dios que le da vida.

Es la fiesta del que entra del todo (en-stasis) y descubre las más honda lámpara de fuego de su vida, el fuego que le arde y enamora, diciendo ¡Ahora sé por qué he vivido! Es la fiesta del que sabe y saborea sabiendo que Dios le ama y le regala su vida, con todos y cada uno de los hombres y mujeres, de los niños y mayores con quienes se sabe divino, pues el vino de Dios pasa por sus venas y las llena de gozo y de gracia.

Como introducción a esta fiesta quiero comentar con libertad los dos pasajes principales de la liturgia del domingo, el Día de Dios que es Espíritu de Cristo.

1. Textos.

(Juan 20,19-23:

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en su casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: “Paz a vosotros.” Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: “Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envió yo.” Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.”

Hechos de los Apóstoles 2,1-11

(a: El fuego y la palabra). Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería.

(b. La comunión de amor universal). Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos preguntaban: “¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua.”

Pentecostés de Jesús

Este es un día de gozo, de plenitud de amor. No es día de reflexión. A pesar de ello, para los que quieren reflexionar quiero indicar algunos rasgos del Pentecostés de Jesús, siguiendo las reflexiones de ayer. El Espíritu que ha actuado como palabra y presencia materna en el nacimiento de Jesús, sigue actuando en el conjunto de su vida, como presencia de amor, fuerza divina que le anima y unge, haciéndole Mesías, como indica de un modo privilegiado el texto sobre la expulsión de los demonios (Mt 12, 28; Lc 11, 20): si es que expulso a los demonios por medio del Espíritu de Dios es que el reino ha llevado a vosotros.

De esa forma se vinculan Espíritu y Mesías. Ambos expresan y realizan la misma acción salvadora de Dios: Jesús en cuanto humano concreto, el Espíritu en cuanto poder que suscita su vida (encarnación), que le unge para la tarea del reino (bautismo) y que le resucita, brotando de su entrega (Pascua y Pentecostés). Así aparecen ambos vinculados:

– Encarnación como repliegue de Dios en Jesús. Jesús ha surgido por obra del Espíritu, de manera que su encarnación debe entenderse como culminación del camino profético: allí donde la palabra profética llega a su culmen y se expresa (encarna) en una vida humana surge el Mesías a quien podemos llamar el humano del Espíritu. Esta es la nota esencial del Pentecostés del Antiguo Testamento.

– Pascua-Pentecostés como despliegue del Dios de Jesús, que se abre al conjunto de la humanidad. El Dios de Jesús se expande y se hace Dios de todos. Así podemos afirmar que el Espíritu es la verdad de su palabra y el poder de su mensaje; es la fuerza de amor y de vida que proviene de Jesús resucitado y que realiza (expande, continúa) su acción de reino sobre el mundo entero.

– Vida de Jesús, Pentecostés del evangelio. Como intermedio entre las dos perspectivas anteriores viene a situarse la vida pública de Jesús, que viene a presentarse como Mesías del Espíritu, desde el Bautismo (cf. Mc 1, 9-11), pasando por la misión liberadora (Lc 4, 18-19), hasta la consumación en la cruz, cuando entregó su vida en manos de Dios, para salvación de los humanos, por medio del Espíritu (cf. Hebr 9, 14)

Queremos insistir en ese último momento, en eso que pudiéramos llamar Pentecostés de la vida histórica o del evangelio. El portador y presencia del Espíritu en el mundo es el mismo Jesús de Nazaret en su tarea concreta de “ungido de Dios”, de portador de humanidad, de salvación, en medio de la tierra. Esta es la verdad radical del mesianismo, el centro de las obras de Dios. Aquí culmina el camino anterior (el Espíritu se ha expresado del todo, suscitando a Jesús); aquí se centra y arraiga lo que sigue (realizada su obra por la pascua, Jesús ofrece el Espíritu a todos los humanos).

Encarnación de Dios, unción del Espíritu Santo

El Espíritu se hallaba antes vinculado al profetismo, al camino de búsqueda humana, a la maternidad mesiánica. Ahora, nacido Jesús, el Espíritu se expresa totalmente por su vida, de tal modo que en ella y por ella actúa Dios. Así se puede hablar de un misterio (revelación de Dios) y dos misterios: encarnación personal, efusión pneumatológica:

– Hay una encarnación personal de Dios en Jesús. El Logos o palabra de Dios, a quien llamamos Hijo eterno, se identifica con el mismo Jesús de Nazaret. Él es revelación de Dios, es el humano plenamente realizado. Sin esta encarnación personal carece de sentido todo lo que sigue. De ahora y para siempre, el Espíritu de Dios es espíritu de encarnación dentro de la historia humana.

– Hay una “unción” o efusión del Espíritu de Dios por medio de Jesús. Si sólo hubiera encarnación, la iglesia no sería más que una expansión del Cristo individual y los cristianos un momento de su “cuerpo”, de manera que ellos acabarían perdiendo su identidad e independencia. Pues bien, en contra de eso, la encarnación (Jesús es el Hijo de Dios) va unida a la efusión del Espíritu, expresado por medio de su vida y de sus obras, como fuente de libertad y principio de comunión. Así decimos que el Espíritu “ungido” a Jesús para hacerle liberador de los humanos, para expresarse de esa forma a través de sus acciones (H. Mühlen).

Por eso llamamos a Jesús el Mesías del Espíritu, Mesías de la acción liberadora y del programa de comunión abierto para todos los humanos. En el centro de la experiencia cristiana y de la teología se sitúa así el misterio de las relaciones entre Jesús como Cristo individual (como humano concreto que es Hijo de Dios) y Cristo comunitario, ungido por el Espíritu para crear libertad y comunión abierta a todos los humanos.

De esa forma se vinculan desde el principio el aspecto personal-individual de Jesús, que es un humano concreto, y su aspecto personal-comunitario, abierto por el Espíritu a todos los humanos. En el primer caso podemos hablar de encarnación, por utilizar una terminología ordinaria de la iglesia. En el segundo caso podemos hablar de efusión o expansión del Cristo, por medio del Espíritu, ofreciendo comunión a todos los humanos.

El Cristo Jesús y el Cristo humanidad

No es que haya dos cristos separados, sino uno sólo que es, al mismo tiempo, el humano individual (encarnación de Dios en Jesús) y el humano completo de la comunidad o iglesia (apertura por medio del Espíritu). De esta forma se vinculan el despliegue humano de Jesús (como persona individual perfecta) y el camino de encuentro o comunión entre los humanos. Por medio de la unción mesiánica de Jesús, el Espíritu Santo viene a mostrarse como principio de comunión interhumana, fuente de vida y amor expandido y expresado como iglesia.

La misión del Espíritu santo en la naturaleza humana de Jesús es lo que la Escritura llama unción de Jesús con el Espíritu santo. Entre encarnación y unción no se puede hablar de una diferencia temporal sino lógica. Tal diferencia es, a nuestro parecer, fundamentalmente identica a la distinción entre encarnación e iglesia, en la medida en que la iglesia comienza verdaderamente por la unción de Jesús. (H. Mühlen, El Espíritu Santo en la Iglesia, Secretariado Trinitario, Salamanca. Trinitario, Salamanca 1974, 248)

Los dos misterios (del Hijo y del Espíritu) quedan de esa forma unificados. El problema consiste en precisar sus relaciones: la forma en que el Espíritu depende del Hijo, mostrando, al mismo tiempo, su personalidad; el problema está en descubrir que la unción (o efusión) del Espíritu depende de la encarnación pero no se identifica simplemente con ella.

Como podrá observarse, distinguimos y unimos la encarnación (Jesús es el Hijo eterno de Dios) y la unción (Jesús ha recibido el Espíritu, realizando su obra mesiánica al servicio de los demás, siendo así el Cristo). Si por un imposible hubiera encarnación sin unción de! Espíritu, Jesús encerraría en sí mismo la filiación divina, sería Hijo de Dios por aislado, sin expresar en el mundo el misterio del reino. En ese caso, la humanidad seguiría perdida, el “padre” divino de ese Jesús no sería el Dios cristiano. Pero encarnación y unción se unen en la historia salvadora: Jesús ha recibido el Espíritu de Dios para expandirlo, para abrir la comunión divina a todos los humanos, para hacer así posible el surgimiento de la historia mesiánica. En esta perspectiva pueden unirse dos misterios:

– El Espíritu de Dios en la Trinidad. Conforme a la visión cristiana, al interior del misterio trinitario, el Espíritu es la unión de amor que liga al Padre con el Hijo; así podemos definirle como comunión, historia de amor.

– Por la encarnación, ese mismo Espíritu (eterna comunión divina), viene a expresarse en el mundo como principio de unión (comunión histórica) entre y para los humanos; de esa forma vincula a Jesús con los cristianos (y a los cristianos entre sí).

Así podemos afirmar que el misterio cristiano tiene dos facetas o rasgos: es el misterio del Cristo, Hijo de Dios, y de la unión mesiánica de todos los humanos en el Cristo. Un Jesús, Hijo de Dios, sin Espíritu no sería Cristo, sino una especie de Señor que domina desde arriba la vida de los hombres y mujeres de la tierra.

Es el Espíritu el que unge a Jesús como Mesías, en camino de redención (de reconciliación) que se expande a todos los humanos. Por eso, desde ahora, para los cristianos, el Espíritu se identifica con la obra de Jesús, con su proyecto de reino, expresado como buena nueva de evangelio. De esa forma podemos afirmar que el Espíritu se encarna por medio de Jesús:

– El Espíritu de Dios ha suscitado y guiado a Jesús, haciéndole Cristo, Mesías. No basta le encarnación (decir que Jesús ha nacido por obra del Espíritu). Hay que dar un paso más y afirmar que el Espíritu se expresa por medio de la obra de Jesús, por medio del mensaje y entrega de su vida.

– Según eso, el Espíritu pertenece a la entraña de Jesús, al camino de su vida. A través de su entrega por los demás, en camino que culmina con la muerte, Jesús ido abriendo un camino de libertad y comunión interhumana, abierta a todos los perdidos de la tierra).

La Vida que Jesús expande con su vida, vida de Dios para toda la humanidad: eso es el Espíritu. El Amor que se expresa y confirma en su entrega en favor de los demás, ese es el amor divino. Eso significa que la encarnación del Espíritu en Jesús ha venido a explicitarse y expandirse en el misterio de la gracia abierta a todos los humanos.

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Dom 8.VI.14. Ruah de Dios, amor materno. Pentecostés 1.

Domingo, 8 de junio de 2014
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imagesDel blog de Xabier Pikaza:

Pentecostés,Ciclo A. Hechos de los Apóstoles 2, 1-11. Nos acercamos a la fiesta de Pentecostés, culminación de las fiestas cristianas, tiempo que podemos decir y decimos.

Quiero contar durante tres días algunos rasgos del Espíritu de Dios, presencia creadora, amor materno… volviendo al principio de la Biblia Hebrea, para caminar hacia Jesús para reflexionar después con algunos teólogos rusos, que han insistido en la “maternidad” del Espíritu de Dios.

Ésta será la primera epifanía, el primer pentecostés, en la línea del Antiguo Testamento, que culmina en la venida de Jesús, el Cristo.

De Dios venimos, en Dios nacemos. Formamos parte de la Historia humana de su Espíritu. Felices los que lo sepan (lo sepamos), felices los que podamos vivir para que se exprese y expanda en el mundo el Espíritu de Dios.

Ruah, aliento de Dios o Espíritu

Al decir que Dios es Espíritu, estamos diciendo que Dios no es un “ser cerrado en sí”, sino apertura, ser para los otros. A Dios le llamamos Espíritu porque es fuerza creadora, aliento en que las cosas y humanos se sustentan. Siendo reales, las cosas son en Dios. Teniendo autonomía, el humano existe únicamente desde el ámbito de Espíritu divino.

En otras palabras, el Espíritu es el espacio abierto del amor y realidad que Dios suscita en torno suyo, Dios mismo como fuerza expansiva y como trasfondo de vida de los humanos, como seno maternal y fecundante en que podemos llegar a la existencia verdadera.

Por eso, el hombres nunca vive desde sí ni para sí; existe inmerso en el Espíritu divino y caminando hacia el futuro (el nuevo nacimiento) a que el Espíritu le abre.Ciertamente, el ser humano tiene ruah, aliento y vida propios. Pero su aliento es vacilante, su vida siempre corta, amenazada por la muerte, deficiente.

Por eso, el humano sólo es ruah de verdad, sólo existe de manera profunda, esperanzada y creadora si se deja penetrar y transformar por el Espíritu divino. Dios existe en la medida en que se expresa (se actualiza) como fuente de ser y realidad, en el Espíritu. El ser humano existe (tiene realidad) en cuanto está fundamentado (protegido y potenciado) en el Espíritu.

El Espíritu no es esencia cerrada, sino acción y presencia

La Escritura de Israel no se ocupa de la “naturaleza” divina en sí. Para el Antiguo Testamento, el Espíritu es Dios en cuanto actúa de manera eficaz sobre los seres, de manera que ruah es, una noción teológica; la noción del encuentro entre Dios y las criaturas, la dependencia indigente del humano y la omnipotencia bienhechora de Dios, la experiencia y fuerza de la gracia.

La ruah no es una entidad ni divina ni humana, sino un modo de ser y un modo de existir. ¿Se podría definir utilizando el término participación? Ese término nos parece equívoco, pues deja suponer un parentesco de esencia… Por eso preferimos el término dependencia relacional (o, mejor dicho, relación entitativa), … (D. Lys, Rûach: le Souffle dans l´AT, PUG, Paris 1962, 557-358). Esta dependencia relacional que constituye el contenido del Espíritu en el Antiguo Testamento tiene dos vertientes.

(a) Desde Dios, el Espíritu es la abertura libre y creadora por medio de la cual ha hecho surgir al humano con quien puede dialogar en forma personal.

(2) Desde el ser humano, el Espíritu es la acogida, hallarse sostenido en ese campo fecundante del amor divino y abierto hacia el encuentro con Dios y hacia la propia plenitud humana. Precisamos estos rasgos:

– Ruah es la acción (o la presencia) de Dios que vítaliza el ser del mundo y de una forma peculiar la historia de los humanos. No es propiedad ontológica del ser de lo divino a se (existente por sí mismo), sino expansión de amor con que ese Dios que actúa sin cesar haciendo que la vida nazca y que los humanos lleguen a alcanzar la salvación.

– Ruah es la misma hondura de vida de los seres humanos en el mundo. Ella sustenta el cosmos y la historia, pero se explicita en nosotros de forma vacilante, limitada, siempre débil. Ciertamente, la existencia de los humanos tiene en Dios su fundamento. Sin embargo, en las actuales condiciones de la historia es como un soplo que se pierde, una llamita que dejada en soledad viene a apagarse.

– Ruah es fuerza de esperanza, de manera que desborda las actuales condiciones de la vida. Nos hallamos en Dios y abiertos al futuro; nuestra verdadera realidad no se apoya en las propiedades que tenemos (aquello que ahora somos) sino, más bien, en el misterio vitalizante del Espíritu divino.

El Espíritu, un futuro. La esperanza del hombre

El verdadero ser del humano no ha nacido todavía, está escondido en esperanza. El humano es como un germen que se está gestando y puede (debe) nacer en plenitud. Sabemos, ciertamente, que Dios es como padre: dirige el mundo en su palabra y traza leyes de vida para los humanos. Pero, al mismo tiempo, Dios recibe y ofrece aspectos maternales, sobre todo allí donde le vemos como Espíritu de vida y fuente de realidad para los humanos.

Ciertamente, la aportación religiosa fundamental del pueblo israelita no ha estado en aplicar a Dios los símbolos del padre y/o de la madre sino en descubrirle como trascendente. Pero, al mismo tiempo, ese Dios trascendente se hace fuerza y principio de futuro, se hace maternidad a través de la profecía.

Este concepto de Dios traduce la experiencia original de una trascendencia que se expresa para los humanos como fuente de vida. Así lo han puesto de relieve los profetas de Israel, así lo ha recogido la iglesia cristiana al afirmar que el Espíritu habló por los profetas. Hablar significa aquí abrirse, abriendo un campo de futuro. Hablar significa comunicarse, en palabra que se vuelve principio de existencia para los humanos:

El Espíritu profético es aquel poder de Dios que abre a los hombres hacia el futuro de su plena realización, en la justicia y plenitud humana. Por eso, el mismo Dios del Antiguo Testamento recibe rasgos de Espíritu, dentro de esto que llamamos su primera epifanía. Conforme a la visión israelita, el Espíritu actúa en los humanos como fuerza de vida y esperanza, dirigiendo su vida hacia el surgimiento del mesías (hacia la nueva humanidad, el humano pleno).

El surgimiento de esa nueva humanidad (del Cristo) es obra de Dios y humanos. Es la obra del Espíritu de Dios que se ha autoexpresado en Jesús totalmente, expresándose así fuera de sí mismo (sin perderse). Es la obra de la humanidad que alcanza en Jesús aquella plenitud hacia la que estaba dirigida. Por eso afirmamos que esta primera epifanía (todo el AT) culmina allí donde Jesús ha nacido del Espíritu por medio de María.

El Espíritu, una maternidad. No hemos nacido del todo todavía

El Espíritu acaba apareciendo así como signo de la maternidad escatológica de Dios. Conforme a una imagen judía, popularizada en clave cristiana por Ap 12, podemos presentar al Dios de Israel como mujer en dolores de parto; es mujer fecundada por el Espíritu de Dios, llena de la palabra, enriquecida por la profecía. Es mujer de la esperanza que puede dar a luz, haciendo así que nazca el “hijo” de Dios, la nueva humanidad vencedora del mal (de la serpiente), ya reconciliada.

Para muchos cristianos, esta imagen de la mujer profética, llena de la palabra, fecundada por el Espíritu, que alumbra al Hijo de Dios, se ha expresado simbólicamente en ya María; en ella se concreta y visibiliza, se vincula y alcanza su plenitud, la maternidad del Dios del AT y de la humanidad que busca plenitud. De esa común maternidad de Dios y los humanos ha nacido Jesús, el Hijo de Dios Padre. Hasta entonces el Espíritu podía actuar sólo en parte y realizar su acción sin expresar su realidad del todo. Ahora ha actuado de forma definitiva, haciendo surgir la totalidad de Dios en medio de los humanos.

Utilizando un lenguaje dogmático posterior (propia de las iglesias cristianas), podemos decir que este Pentecostés del Antiguo Testamento va del Padre al Hijo (Jesús) por medio del Espíritu y se expresa o culmina de una forma paradigmática en el descenso del Espíritu sobre Israel (María), para el nacimiento del Hijo de Dios. En este contexto y dentro del nivel de simbolismo en el que estamos situados, resulta coherente que algunos textos (que la iglesia ha dejado al margen de su Escritura canónica) afirmen que Jesús es Hijo del Espíritu, como dice el Evangelio a los Hebreos (K. Aland, Synopsis quattuor evangeriorum, Stuttgart 1965, 27. Cf. E. Hennecke, NT Apocrypha I, London 1963, 163-164).

Teólogos rusos. Maternidad hipostática de Dios.

S. Boulgakov (Le Paraclet, Paris 1946, 215-217) decía que las funciones del Espíritu y María (vistas simbólicamente) se unifican: la obra del Espíritu de Dios que suscita al Cristo se realizan en concreto (humanamente), dentro de Israel, por medio de María. Esta María no ya (sólo) una mujer concreta, sino el signo (un signo muy importante) de la maternidad de Dios como Espíritu. Siguiendo en esa línea, podemos añadir que el seno materno de María (Israel, humanidad) constituye sobre la tierra la realización (la concreción) del ámbito materno del Espíritu divino.

Así se ha podido decir que el Espíritu santo es la maternidad hipostática de Dios, como seno fecundante de amor en el que Dios, siendo trascendente, suscita y expresa su vida. “El Espíritu santo no sustituye al Padre, pero crea el estado maternal como poder espiritual de concebir, de acrecentar el ser” (P. Eudokimov, La mujer y la salvacion del mundo, Barcelona 1970, 237; cf. 235-238, 160 s, 206 s, 216 s.).Resumiendo esta experiencia, podemos afirmar:

– Dios no es solamente el Padre original y trascendente que está lejos de los humanos y les manda cumplir sus mandamientos, sino que es (se expresa) como fuente de Espíritu, principio fundante de vida para los humanos. Si Dios fuera simplemente un Padre de ese tipo (alejado, legal) no podría hablarse de salvación. Dios y el ser humano se hallarían separados para siempre. Si, al contrario, no fuera más que el ámbito materno del Espíritu no habría distinción fundamental entre humano y lo divino, habría un panteísmo. Nuestra experiencia nos conduce a precisar los dos momentos: sin dejar de ser el Padre trascendente, Dios es campo maternal en que se hace (surge) nuestra vida.

– Jesús procede de Dios como efecto del Espíritu: nace de la obra, presencia fecundante de la ruah de Yahvé en la historia; al mismo tiempo le llamamos Hijo, la expresión del Padre que, siendo trascendente, se ha expresado (se autoaliena) de manera total en Jesús de Galilea. Así presentaremos al Espíritu como fuente y seno de vida de Dios que se expresa originando al Hijo. En esta misma perspectiva algunos textos cristológicos centrales, como los que pres entan el bautismo de Jesús y su resurrección (cf. Rom 1, 3-4) como obra del Espíritu.

Así culmina la primera epifanía del Espíritu, allí donde pasamos del habló por los profetas el se encarnó por obra del Espíritu santo. El Espíritu de Dios realiza su obra por la encarnación: allí donde el humano se expresa plenamente como humano, en apertura a Dios, en diálogo con todos humanos, descubrimos la presencia del espíritu.

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Domingo de Pentecostés. Ciclo A.

Domingo, 8 de junio de 2014
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Pentecostés El Greco0001Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

Para el Greco, María Magdalena vale por ciento siete

En el famoso cuadro de Pentecostés pintado por El Greco, que ahora se conserva en el museo del Prado, hay un detalle que puede pasar desapercibido: junto a la Virgen se encuentra María Magdalena. Por consiguiente, el Espíritu Santo no baja solo sobre los Doce (representantes de los obispos) sino también sobre la Virgen (se le permite, por ser la madre de Jesús) e incluso sobre una seglar de pasado dudoso (a finales del siglo XVI María Magdalena no gozaba de tan buena fama como entre las feministas actuales). Ya que el Greco se inspira en el relato de los Hechos, donde se habla de una comunidad de ciento veinte personas, podemos concluir que la Magdalena representa a ciento siete. ¿Cómo se compagina esto con el relato del evangelio de Juan que leemos hoy, donde Jesús aparentemente sólo otorga el Espíritu a los Once? Una vez más nos encontramos con dos relatos distintos, según el mensaje que se quiera comunicar. Pero es preferible comenzar por la segunda lectura, de la carta a los Corintios, que ofrece el texto más antiguo de los tres (fue escrita hacia el año 51).

La importancia del Espíritu (1 Corintios 12, 3b-7.12-13)

En este pasaje Pablo habla de la acción del Espíritu en todos los cristianos. Gracias al Espíritu confesamos a Jesús como Señor (y por confesarlo se jugaban la vida, ya que los romanos consideraban que el Señor era el César). Gracias al Espíritu existen en la comunidad cristiana diversidad de ministerios y funciones (antes de que el clero los monopolizase casi todos). Y, gracias al Espíritu, en la comunidad cristiana no hay diferencias motivadas por la religión (judíos ni griegos) ni las clases sociales (esclavos ni libres). En la carta a los Gálatas dirá Pablo que también desaparecen las diferencias basadas en el género (varones y mujeres). En definitiva, todo lo que somos y tenemos los cristianos es fruto del Espíritu, porque es la forma en que Jesús resucitado sigue presente entre nosotros.

Hermanos: Nadie puede decir: «Jesús es Señor», si no es bajo la acción del Espíritu Santo. Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

Volvemos a las dos versiones del don del Espíritu: Hechos y Juan.

La versión de Lucas (Hechos de los apóstoles 2,1-11)

A nivel individual, el Espíritu se comunica en el bautismo. Pero Lucas, en los Hechos, desea inculcar que la venida del Espíritu no es sólo una experiencia personal y privada, sino de toda la comunidad. Por eso viene sobre todos los presentes, que, como ha dicho poco antes, era unas ciento veinte personas (cantidad simbólica: doce por cien). Al mismo tiempo, vincula estrechamente el don del Espíritu con el apostolado. El Espíritu no viene solo a cohesionar a la comunidad internamente, también la lanza hacia fuera para que proclame «las maravillas de Dios», como reconocen al final los judíos presentes.

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería.
Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos, preguntaban:
― ¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua.

La versión de Juan 20, 19-23

El evangelio de Juan, en línea parecida a la de Pablo, habla del Espíritu en relación con un ministerio concreto, que originariamente sólo compete a los Doce: admitir o no admitir a alguien en la comunidad cristiana (perdonar los pecados o retenerlos).

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
― Paz a vosotros.
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
― Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
― Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.

Estas breves ideas dejan clara la importancia esencial del Espíritu en la vida de cada cristiano y de la Iglesia. El lenguaje posterior de la teología, con el deseo de profundizar en el misterio, ha contribuido a alejar al pueblo cristiano de esta experiencia fundamental. En cambio, la preciosa Secuencia de la misa ayuda a rescatarla.

El don de lenguas

«Y empezaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse». El primer problema consiste en saber si se trata de lenguas habladas en otras partes del mundo, o de lenguas extrañas, misteriosas, que nadie conoce. En este relato es claro que se trata de lenguas habladas en otros sitios. Los judíos presentes dicen que «cada uno los oye hablar en su lengua nativa». Pero esta interpretación no es válida para los casos posteriores del centurión Cornelio y de los discípulos de Éfeso. Aunque algunos autores se niegan a distinguir dos fenómenos, parece que nos encontramos ante dos hechos distintos: hablar idiomas extranjeros y hablar «lenguas extrañas» (lo que Pablo llamará «las lenguas de los ángeles»).

El primero es fácil de racionalizar. Los primeros misioneros cristianos debieron enfrentarse al mismo problema que tantos otros misioneros a lo largo de la historia: aprender lenguas desconocidas para transmitir el mensaje de Jesús. Este hecho, siempre difícil, sobre todo cuando no existen gramáticas ni escuelas de idiomas, es algo que parece impresionar a Lucas y que desea recoger como un don especial del Espíritu, presentando como un milagro inicial lo que sería fruto de mucho esfuerzo.

El segundo es más complejo. Lo conocemos a través de la primera carta de Pablo a los Corintios. En aquella comunidad, que era la más exótica de las fundadas por él, algunos tenían este don, que consideraban superior a cualquier otro. En la base de este fenómeno podría estar la conciencia de que cualquier idioma es pobrísimo a la hora de hablar de Dios y de alabarlo. Faltan las palabras. Y se recurre a sonidos extraños, incomprensibles para los demás, que intentan expresar los sentimientos más hondos, en una línea de experiencia mística. Por eso hace falta alguien que traduzca el contenido, como ocurría en Corinto. (Creo que este fenómeno, curiosamente atestiguado en Grecia, podría ponerse en relación con la tradición del oráculo de Delfos, donde la Pitia habla un lenguaje ininteligible que es interpretado por el “profeta”).

Sin embargo, no es claro que esta interpretación tan teológica y profunda sea la única posible. En ciertos grupos carismáticos actuales hay personas que siguen «hablando en lenguas»; un observador imparcial me comunica que lo interpretan como pura emisión de sonidos extraños, sin ningún contenido. Esto se presta a convertirse en un auténtico galimatías, como indica Pablo a los Corintios. No sirve de nada a los presentes, y si viene algún no creyente, pensará que todos están locos.

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4ª etapa del Camino a Pentecostés. El Espíritu Santo consagra, unge a Jesús, para su Misión: Anunciar la Buena Nueva a los Pobres, y la liberación a los oprimidos Arnaldo Zenteno S.J. del equipo Animador CEB. Managua, Nicaragua

Domingo, 8 de junio de 2014
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5Leído en la página web de Redes Cristianas

El Espíritu Santo nos unge para seguir fielmente a Jesús en su Misión.

Nota previa: En la etapa anterior, vemos como el Espíritu conduce a Jesús al Desierto y le acompaña para vencer las Tentaciones que deformarían su identidad como Mesías. O sea en negativo vemos en lo que rechaza Jesús, la deformación del Mesías, lo contrario al Proyecto de Dios. En esta etapa vemos en positivo como el Espíritu lo unge para realizar su Misión conforme con el Corazón de Dios. Y nos preguntamos por nuestra Misión.

VER.

1.- Si vemos el ambiente que nos rodea, en la práctica para muchos cristianos a)Digamos en pocas palabras ¿Cuál es la Misión de Jesús?
b) Valoremos y analicemos las afirmaciones siguientes- de lo que suele pensar la gente que nos rodea o con la que tratamos o la que participa en nuestros Proyectos:
– ¿Su Misión es sobre todo hacer Milagros y responder así a nuestra Oraciones?
– ¿Su misión es estar en cada uno de nosotros-as y darnos la salvación individualmente y sin que esto tenga que ver con la situación del mundo que nos rodea ni con el cambio que sería necesario hacer en nuestra sociedad? ¿Lo principal que le interesa a Jesús en nuestra salvación eterna?
-La Misión de Jesús ¿es perdonarnos nuestros pecados?
– La Misión de Jesús ¿es sobre todo consolarnos en nuestras penas?

2.- Pensando ahora en nosotros mismos digamos en pocas palabras ¿Cuál es la Misión de Jesús , su identidad como Mesías? ¿Cómo vemos a Jesús nosotros?

3.- Digamos ahora en pocas palabras ¿Cuál es nuestra Misión como Comunidades y en qué se parece o se diferencia de la Misión de Jesús?

4.- En lo que recogimos de lo que mucha gente piensa sobre la Misión de Jesús ¿dónde aparece o no aparece la acción del Espíritu Santo? Y ¿por qué?

5.-Cuándo formulamos la Misión de las Comunidades ¿aparece allí el Espíritu Santo? Sí o No, y ¿por qué?

JUZGAR:

1.-Jesús ya ha predicado y hecho milagros fuera de Nazaret pequeño poblado-ranchería o comarca donde vivió y trabajó. Sus vecinos y conocidos se dicen ¿no es este el artesano que conocimos? ¿de dónde le viene todo esto? Desean y esperan sobre todo que haga Milagros a favor de ellos. También quieren escuchar su palabra.

Y Jesús en la Sinagoga va a presentarse, va a decirles quién es El y cuál es su Misión.Busca y halla un texto del Profeta Isaías (texto del 3er Isaías escrito al regreso del destierro en Babilonia) y Jesús empieza diciendo claramente: El Espíritu , me ha ungido, me ha consagrado….La palabra Cristo o Mesías quiere decir eso: Ungido y Consagrado, y lo es por el Espíritu Santo.

2.- Nosotros y en general los cristianos hablamos de la Misión de Jesús, pero no solemos hablar del Espíritu Santo en relación con la Misión de Jesús, a no ser ahora lo digamos por estar preparando la celebración de Pentecostés. Para Jesús es fundamental la acción, la consagración o unción del Espíritu Santo, pero para nosotros es algo irrelevante o que simplemente ni aparece. Y ya hemos visto en las etapas anteriores que el Espíritu Santo está presente y actúa desde la Encarnación de Jesús, en su conciencia de ser el hijo muy amado del Padre, y es el Espíritu el que lo conduce, lo empuja y lo acompaña al Desierto para ser tentado y definir su Misión, el sentido verdadero de su Mesianismo. Y ahora dando sentido a todas sus palabras nos dice, proclama: El Espíritu me ha consagrado para…
Pregunta: Podemos preguntarnos a) ¿Por qué nosotros no explicitamos la acción del Espíritu Santo en la Misión de Jesús? b) ¿Por qué probablemente tampoco lo hacemos al explicitar la Misión de nuestras Comunidades, y nuestra propia Misión personal y familiar?
-Si por el Bautismo somos consagrados como discípulas-os de Jesús ¿ no deberíamos vivir esto como fiel respuesta a la acción, al Actuar del Espíritu Santo en nosotras-os?

3.- Jesús nos dice expresamente que está Consagrado, Ungido por el Espíritu para Anunciar la Buena Noticia a los Pobres, la liberación a los Oprimidos y proclamar el Año de Gracia (de Justicia y Reconciliación también social) Si contrastamos esto con la predicación de Juan Bautista, y quizá con nuestra propia predicación, vemos que Juan Bautista habla sobre todo del pecado y de la conversión para ser buenos judíos y recibir al Mesías- y habla también del castigo si no nos convertimos. Jesús empieza a hablar de la Buena Noticia- claro también hablará y denunciará el pecado como lo contrario a la Buena Noticia de Dios, y lo diráen relación con esa Buena Noticia y el Amor Misericordioso de nuestro Buen Padre Dios.

4.-Jesús hizo Milagros conmovido en su corazón ante el dolor y la exclusión humana, pero no fue un curandero, ni médico. Hizo Milagros , pero en relación a la Buena Noticia de Dios

5.- Cuando preguntamos que es el Reino de Dios, se suele responder la Justicia, la Solidaridad etc… y eso es verdad en parte, pero allí ¿dónde aparece la Buena Noticia de Dios- pues se habla del Reino y de la Justicia, sin embargo no se explicita que eso, que esa vida Digna, es el sueño de Jesús, su Misión, el Reino de Dios? y cuándo hablamos del Reino de Dios ¿ aparece allí la Acción el Actuar, el impulso, la Inspiración del Espíritu Santo? Tal vez ahora en Pentecostés es un momento de convertirnos de reconocer, explicitar y abrirnos a la Acción del Espíritu Santo.

6.- Si meditamos o analizamos una de las formulaciones de nuestra Misión podemos sin duda reconocernos y alegrarnos por esta Misión, pero me vuelvo a preguntar y les pregunto:¿dónde se explicita ahí la acción del Espíritu Santo?

7.- Como insisten hoy los teólogos es muy importante no solo ver al Cristo Resucitado o exaltado ya en la Gloria, sino verlo en relación con el Jesús histórico que vivió, caminó y luchó, y fue ejecutado en nuestra historia caminando semejante a nosotros en todo , excepto en el pecado. Pero insisten en que el seguimiento fiel de Jesús histórico, no lo podemos separar, sino ver indisolublemente ligado en Jesús y en nosotros a la Acción del Espíritu Santo.

ACTUAR:

Para nuestro Actuar podemos tomar el texto de Lucas al hablar de la Ascensión de Jesús al cielo: Ustedes serán Bautizados en el Espíritu Santo (Hechos 1,5) Van a recibir la fuerza del Espíritu para ser mis Testigos en Jerusalén, Samaria y hasta los límites de la tierra(Hechos 1,8), y podemos preguntarnos 1.- ¿Qué vamos a hacer en nuestras familias y Comunidades para tener más conciencia y explicitar más y reconocer e invocar la Acción del Espíritu en Jesús y en nosotras-os y nuestras Comunidades?

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“3ª etapa del camino hacia Pentecostés: el Espíritu Santo lleva a Jesús al desierto”, por Arnaldo Zenteno, S.J. del equipo animador CEB. Nicaragua

Domingo, 8 de junio de 2014
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hombre_rezando_en_el_desiertoLeído en la página web de Redes Cristianas

EL ESPÍRITU SANTO NOS LLEVA TAMBIÉN A NOSOTROS AL DESIERTO ¿Y NUESTRA RESPUESTA?

“Jesús lleno del Espíritu Santo volvió de las orillas del Río Jordán,y se dejó guiar por el Espíritu al Desierto” (Lc 4,1) “ Después el Espíritu Santo condujo a Jesús al Desierto para que fuera tentado por el diablo”( Mt 4,1) “Después del Bautizo, el Espíritu lo empujó al Desierto y allí fue tentado por Satanás”(Mc 1,12-13)

VER

1-Muchas veces hemos meditado el pasaje del Evangelio que nos habla de las Tentaciones de Jesús en el Desierto, pero ¿nos hemos detenido a pensar en lo que repiten los 3 evangelistas: el Espíritu Santo lo condujo, lo empujó, lo guió al Desierto…?.Y Jesús se dejó guiar. Esto que es muy importante y lo subrayan los 3 Evangelistas ¿qué tiene que ver con nuestra vida personal y con la vida de nuestras Comunidades?

2.- En la Biblia ¿Qué significa el Desierto? Y por qué al inicio de su vida Pública y de después de haber sido reconocido como el Hijo muy amado de Dios, Jesús es llevado al Desierto para ser tentado por Satanás.

3.- En nuestra vida personal y como Comunidades ¿Qué sentido tiene entrar al Desierto? ¿Y podemos reconocer que es el Espíritu Santo el que nos lleva y conduce al Desierto?

4.- ¿Podemos pensar que nuestra Iglesia como Institución en los últimos años anteriores estaba en el Desierto y cómo empieza a salir del Desierto?

JUZGAR

1.- a) El Desierto en la Biblia sobre todo si vemos el Éxodo y los Profetas, en particular a Isaías y Jeremías, tiene varios sentidos: a) el Desierto es el lugar inhóspito y lo contrario del sueño de la Tierra Prometida que mana lecha y miel.

b) El Desierto es el lugar de la Tentación para el pueblo en su camino a la Tierra Prometida, y es el lugar donde el pueblo cae en la tentación, adora al becerro de oro y quiere regresar a los ajos y cebollas de Egipto aunque sea esclavo.

c) El Desierto es también un lugar privilegiado del encuentro con Dios; es lugar de una revelación especial de Dios y de una respuesta confiada del pueblo.

d) El Desierto no es el lugar de la morada permanente, si no es el camino que es necesario recorrer para llegar a la Tierra Prometida.

2.- En la vida de Jesús el Desierto con el Ayuno de 40 días es reflejo de los 40 años que el pueblo pasó atravesando el Desierto y de las tentaciones que allí tuvo el Pueblo y El ahora enfrenta.
a) Muchas veces hemos reflexionado sobre esas Tentaciones .Pero ¿Nos hemos preguntado por qué los Evangelios insisten en que Jesús es guiado por el Espíritu Santo al Desierto para ser tentado por el mal espíritu? Y hemos reflexionado ¿por qué esto pasa al inicio de su vida Pública y de su predicación?

nature guys 235PREGUNTA:Y NOSOTROS A NIVEL PERSONAL Y COMO COMUNIDADES ¿RECONOCEMOS QUE ES EL ESPIRITU SANTO EL QUE NOS GUIA AL DESIERTO, A NUESTROS DESIERTOS PARA SER TENTADOS? PODEMOS ANALIZAR ESTO PENSANDO EN ALGUNOS DESIERTOS QUE HEMOS TENIDO, POR EJEMPLO,LA GUERRA DE LOS AÑOS 80, LA INDIFERENCIA,CONFLICTO Y AUN PERSECUCIÓN ECLESIÁSTICA, EL HAMBRE Y MAYOR POBREZA AL TERMINAR ESA GUERRA Y COMENZAR LOS GOBIERNOS NEOLIBERALES.

b) Las Tentaciones que enfrenta Jesús no son cualquiera Tentaciones. Son Tentaciones Mesiánicas sobre su identidad como el Mesías que Dios quiere, así como las Tentaciones del pueblo Judío fueron Tentaciones sobre su fidelidad al Plan de Dios y sobre ser o no ser el pueblo de Dios.

PREGUNTA:EN LA VIDA DE NUESTRAS COMUNIDADES ¿QUÉ TENTACIONES TUVIMOS ANTES SOBRE NUESTRA IDENTIDAD Y CUALES SON LAS TENTACIONES QUE TENEMOS AHORA SOBRE NUESTRA IDENTIDAD COMO CEB , COMO ESTE NUEVO MODO DE SER IGLESIA?
d) Como decía arriba se trata de Tentaciones Mesiánicas o sea sobre la identidad misma de Jesús como Mesías. Jesús era un hombre de su tiempo y escuchaba y conocía distintas expectativas que tenía el pueblo sobre el Mesías. Muchos querían sobre todo al Mesías milagroso, otros muchos y quizás la mayoría esperaba al Mesías como un Rey, un Rey bueno pero poderoso que los librara de todos sus enemigos.

PREGUNTA. A NIVEL IGLESIA, Y A NIVEL DE NUESTRAS FAMILIAS,Y A NIVEL POLÍTICO-DE PARTE DEL GOBIERNO,LA OPOSICIÓN Y SOCIEDA CIVIL ¿ CUALES SON SUS EXPECTATIVAS SOBRE NOSOTRAS COMO COMUNIDADES? Y ¿CÓMO ESTO PUEDE SER UNA TENTACIÓN PARA NUESTRA VERDADERA IDENTIDAD?
e) No es Tentación tener hambre después de 40 días de Ayuno. La Tentación es usar el poder milagroso del Mesías para beneficio propio. Jesús rechaza esa Tentación por su fidelidad a la Palabra y al Plan de Dios. Él multiplicará los panes con el compartir milagroso pero bien del pueblo, no para su propia alimentación.

PREGUNTA: ¿ QUE TENTACIONES TENEMOS COMO COMUNIDADES DE USAR NUESTRO SER COMUNIDADES, NUESTRA HISTORIA, NUESTRO PESO SOCIAL O ECLESIAL PARA NUESTRO PROPIO BENEFICIO O GLORIA Y NO PARA EL BIEN DEL PUEBLO?

f) El Tentador le propone a Jesús que se arroje de la cúpula del templo y que nada le pasará. Es la Tentación de un Mesianismo espectacular en que se reconocería el poder de Dios y nos dejaría con la boca abierta. Pero Jesús rechaza esa Tentación y sigue el camino de un Mesías sencillo, humilde y que va a sufrir en su cuerpo y en su corazón como el Siervo Sufriente anunciado por Isaías. ¡Por ser fiel a su vocación cuántas cosas le pasaron a Jesús toda su vida y especialmente en su Pasión y Muerte!
PREGUNTAS. -Y NOSOTROS COMO COMUNIDADES ¿TENEMOS LA TENTACION DE QUE NO NOS PASE NADA, NI TENGAMOS SUFRIMIENTOS Y CONTRADICCIONES POR ANUNCIAR FIELMENTE EL EVANGELIO?

-¿TENEMOS LA TENTACIÓN DE SER MUY RECONOCIDAS, ALABADAS COMO FIELES DISCÍPULAS-OS DE JESÚS? Y ¿BUSCAMOS NUESTRA PROPIA GLORIA, NO LA QUE VIENE DE DIOS?

– EN EL FONDO ¿ESTAMOS DISPUESTAS-OS A TOMAR LA CRUZ Y SEGUIR FIELMENTE A JESÚS?
g) El tentador le ofrece a Jesús todo el poder, con tal que le adore y le sirva. Jesús rechaza la tentación del poder,y la rechaza por su fidelidad a Dios su Padre al que quiere servir fielmente aunque le cueste la vida. Ya camino de Jerusalén, y al lavar los piés de sus discípulos, Jesús les dice y nos dice: No sea así entre ustedes…. No aspiren a ser servidos, a dominar, sino a servir, como el Hijo del hombre que no vino a ser servido,sino a servir y dar la vida por nuestra salvación. No sean como los gobernantes que oprimen a los Pueblos, y quieren que les llamen Bienhechores.

PREGUNTAS.- ¿CUÁLES SON LAS TENTACIONES DE PODER- PODER QUE DOMINA Y OPRIME- QUE TENEMOS A NIVEL PERSONAL Y A NIVEL COMUNIDADES?- Tentaciones por el cargo, por nuestra antigüedad, por nuestra inteligencia y capacitaciones, por ser el animador o coordinador de la Comunidad, por conocer muy bien la Biblia, por nuestro carisma para hablar, para organizar etc…
– ¿VEMOS CLARO QUE CAER EN LA TENTACIÓN DEL PODER DOMINADOR ES LO MÁS CONTRARIO AL EJEMPLO DE JESÚS Y A LA OPCIÓN POR LOS POBRES- POR LA CAUSA DE LOS POBRES, A LOS QUE EN LA SOCIEDAD Y TAMBIÉN EN LA IGLESIA SE LES NIEGA MUY FRECUENTEME CUALQUIER PODER-PODER DE LA PALABRA, PODER EN LA TOMA DE DECISIONES ETC..?
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ACTUAR.
Jesús tuvo estas tentaciones , y tuvo en ese sentido otras muchas tentaciones como nos dice el mismo Evangelio: si eres el Hijo de Dios, bájate de la Cruz. Pedro también fue tentador para Jesús cuando le dice que lejos de él como Mesías el tomar la Cruz. Pero Jesús fiel al impulso del Espíritu Santo y a la voluntad de su Padre querido se mantuvo fiel en su vocación mesiánica, conforme al Plan de Dios

1.- ¿QUÉ VAMOS A HACER NOSOTRAS-OS PARA ANALIZAR Y RECONOCER QUÉ TENTACIONES TENEMOS HOY QUE AMENAZAN NUESTRA IDENTIDAD COMO COMUNIDADES, COMO FIELES DISCÍPULAS-OS DE JESÚS?
2.- ¿QUÉ DESIERTOS TENEMOS HOY EN NUESTRA VIDA COMO COMUNIDADES? Y ¿CÓMO PODEMOS RECONOCER QUE ES EL MISMO ESPÍRITU SANTO EL QUE NOS GUÍA PARA ENTRAR EN EL DESIERTO Y NOS ILUMINA Y FORTALECE PARA VENCER LAS TENTACIONES ? ¿ QUE VAMOS A HACER PARA VENCER ESAS TENTACIONES?

3.- ESTO QUE VENIMOS REFLEXIONANDO ¿ CÓMO PUEDE ESTAR PRESENTE EN NUESTRA CELEBRACIÓN EL DOMINGO DE PENTECOSTÉS? ¿CON QUE SIGNOS PODEMOS EXPRESARLO? ¿EN QUÉ COMPROMISOS PODEMOS CONCRETARLO?

4.- OREMOS CON EL PADRE NUESTRO: NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN, y concretemos esto en las tentaciones que hoy tenemos yque si caemos en ellas debilitarían nuestra propia identidad como Comunidades, como Iglesia de los Pobres, por ejemplo, la indiferencia ante la situación de las y los migrantes, o el silencio profético de cara a tanta violencia o a la destrucción de la Naturaleza, o el no tener conflictos en lo eclesial o en lo político etc…

Arnaldo Zenteno S.J. del equipo animador CEB. Nicaragua 15 de mayo del 2014.

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“2ª etapa del camino hacia Pentecostés”, por Arnaldo Zenteno del Equipo Animador CEB. Managua, Nicaragua

Domingo, 8 de junio de 2014
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aafa_12Leído en la página web de Redes Cristianas

JESÚS UNGIDO POR EL ESPÍRITU SANTO, ES ANUNCIADO COMO EL HIJO MUY AMADO DE DIOS. POR LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO PODEMOS INVOCAR A DIOS COMO PADRE QUERIDO (Gálatas)

VER :En la vida concreta, en la predicación,en la catequesis etc… ¿Hay o no una clara contraposición entre hablar de Jesús el Hijo muy amado y nosotras-os tambien como hijas e hijos muy amados, y esa visión de temor, del Dios castigador, de tener en el centro obsesivamente el pecado y el castigo? Y como critica el Papa Francisco, esa exagerada conciencia de castigo ¿no nos lleva al ver a la Iglesia como una Aduana, no como la casa de Misericordia?

La primera vez que aparece expresamente la acción del Espíritu Santo en la vida pública de Jesús es en el Bautizo en el río Jordán.

Podríamos preguntarnos qué pensamos de este Bautizo de Jesús. Es frecuente que en la preparación de los bautizo se toma el texto de los Evangelios sobre el bautizo que Jesús recibe de Juan. ¿Nos parece correcto esto y realmente el Bautizo que Jesús recibe de Juan tiene que ver directamente con nuestro bautismo? ¿En qué sentido?

También podemos preguntarnos dónde aparece en ese bautismo la acción del Espíritu Santo y si esto es tomado en cuenta en la predicación y en nuestra propia conciencia.

También podemos preguntarnos si cuando bautizamos a nuestros hijos o hermanos, pensamos de alguna manera en la acción del Espíritu Santo que nos consagra como hijas-os muy amados de Dios, como hermanos y hermanas muy queridas de Jesús y como sus discípulas-os.

El hablar de Jesús como el Hijo muy amado de Dios y de nosotros en El, tambièn como hijas e hijos muy amados ¿no se contrapone al hablar tanto, aun en la Liturgia, del Dios Todopoderoso y Omniponte? Y ¿cómo se contrapone a esa visión de Dios como Castigador y al consecuente y desmedido temor de Dios

JUZGAR

1 Obviamente Jesús no tenía necesidad de ser bautizado por Juan Bautista. Él entró humildemente al río como lo estaba haciendo su pueblo. En cierto sentido podría parecer como una humillación pues Él aparecía como un pecador que necesitaba ese baño de purificación.

2 Dios le habla al corazón al Bautista y siente que no puede bautizar a Jesús. Pero ante las palabras de Jesús que le insiste en que lo hago pues es voluntad de Dios que Él camine así humildemente con el pueblo pecador, Juan lo bautiza.

3 Muchas veces nos quedamos ahí y parece que lo central es el Bautizo que realiza Juan Bautista y que Jesús recibe humildemente. Pero en el Evangelio lo que viene a continuación, es lo principal: se abre el Cielo y el Espíritu de Dios baja como paloma sobre Jesús y se oye una voz Celestial que dice: “Este es mi Hijo muy amado en el que tengo todas mis complacencias.” Lo central que marca toda la vida de Jesús está precisamente en esa revelación: Jesús se siente y toma toda conciencia de que es el Hijo muy amado de Dios Padre y en quien el Padre tiene toda su complacencia.

Esta consciencia clara recibida con todo amor va guiar plenamente la vida de Jesús, y le da una confianza ilimitada en su Abbá. Toda su vida está en relación con su Padre querido, con su Abba. Es una relación filial amorosa y de plena confianza. Como expresa la carta a los Hebreos, Jesús dice: holocaustos y sacrificios no quisiste, he aquí que vengo oh Dios mío para hacer tu voluntad(heb 10,5-7) Y al final del pasaje de la Mujer Samaritana, Jesús le dice a los discípulos que le traían alimento y que no entendían su diálogo con la Mujer samaritana y no entendían por qué no quería comer los alimentos que le traían, Jesús les dice, el cumplir la voluntad de mi Padre y llevar a cabo su obra, ese es mi alimento (Jn 4,34-35).-¿podemos decir lo mismo nosotros que ese es nuestro Alimento?

campanha-de-prevenção-a-aids-usa-imagem-de-santos-na-15ª-parada-do-orgulho-lgbt-de-sao-paulo-ronaldo-gutierrez-rick-hudson-tagide-peres-babado-e-confusao (9)4 Si esto pasó en la vida de Jesús podríamos preguntarnos si con la gracia del Espíritu Santo y con su luz, tenemos plena conciencia de que somos hijas e hijos muy amados de Dios. Y podemos preguntarnos si esa conciencia y ese sentir dentro del corazón que somos hijos e hijas muy amados de Dios guía toda nuestra vida.
Y también podemos preguntarnos si en nuestra acción evangelizadora movidos por el Espíritu, esa conciencia de ser hijas e hijos muy queridos de Dios, está en el centro de nuestro anuncio, de nuestra predicación, de nuestras celebraciones y del testimonio de nuestra vida personal y como Comunidades.

5 Cuando se dan las pláticas pre bautismales y cuando llevamos a bautizar se habla y con razón de la purificación del pecado, etc… Pero se habla poco de la acción del Espíritu Santo por la cual somos consagrados y proclamamos que somos hijas- hijos muy queridos de Dios y que estamos consagrados como hermanos y hermanas de Jesús, el Hijo muy amado de Dios. Y¿ subrayamos que somos consagrados como lo expresa sobre todo Mateo en el capítulo final del Evangelio que somos consagrados como discípulos y discípulas de Jesús (Mateo 28, 19-20)?

ACTUAR

1.- A la luz de esto que venimos meditando y reflexionando juntos, conviene que revisemos a nivel personal y a nivel comunitario, si en el centro de nuestra vida y como luz que ilumina a todo, está la conciencia agradecida de ser hijos e hijas muy queridos de Dios, hermanas y hermanos de Jesús sus queridos discípulos y que todo esto lo somos por la acción del Espíritu Santo. Un santo de la antigüedad decía breve y sabiamente que por la acción del Espíritu, somos hijos en el Hijo, que es Jesús.

2.-Y qué podemos hacer para que esta acción del Espíritu Santo, esta revelación de que somos hijas e hijos muy amados de Dios esté presente y muy viva en nuestras celebraciones y en nuestra predicación. Ojalá se refleje en nuestro caminar lo que Juan Bautista decía a sus contemporáneos: “Mi bautizo es un bautismo de agua, el que viene detrás de mí los bautizará con el soplo del Espíritu Santo” (Mt 3, 11-12). 3.-Ojalá con la acción del Espíritu Santo vivamos con mucha alegría y muchísimo agradecimiento esa conciencia y esa realidad hijos e hijas muy amados de Dios y que eso lo compartamos con toda nuestra vida.

ORACIÓN: Jesús, hermano nuestro tan querido, plenamente humano. Semejante a nosotros en todo, excepto en el pecado. Tú tuviste como nosotros,Alegrías y Tristezas muy profundas. Tuvistes desilusiones y fracasos.Tuviste sueños y esperanzas. Tú te sentiste plenamente Hijo Amado de Dios, tu querido Padre, y como bien nos dijiste,también Padre Nuestro.

Concédenos esta gracia que por la Acción del Espíritu Santo, nos sintamos profundamente hermanas y hermanos tuyos, y contigo hijas e hijos muy amados de Abbá, nuestro querido Padre que Tú nos has revelado. Que esta conciencia, que esta gracia de ser Hijas e Hijos muy amados ilumine nuestra vida con luz que no se apaga. Que esta gracia del Espíritu Santo nos transforme y nos haga vivir con inmensa Alegría para que donde quiera que estemos y en las situaciones diversas, aún las más difíciles, tengamos una Confianza Inquebrantable en nuestro buen Padre Dios, y que con nuestra vida toda- como hermanas y hermanos tuyos, seamos un Evangelio vivo, la Buena Noticia tuya, Revelación de nuestro Padre Misericordioso. Te pedimos la gracia de saber comunicar y compartir a los que nos rodean y especialmente a los más solos, más tristes, y oprimidos, la alegría del Evangelio, la Esperanza que no defrauda, tu sueño del Reino de Dios: una Vida Digna y plena. Amén.

Arnaldo Zenteno del Equipo Animador CEB. Managua, Nicaragua 14 de mayo del 2014

Fuente: Red Mundial de Comunidades Eclesiales

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José Antonio Pagola: “El ‘Jesús’ me ha hecho más creyente”

Domingo, 8 de junio de 2014
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jose-antonio-pagolaPagola: “Este libro me ha hecho más creyente”

Entrevista con el teólogo y escritor vasco autor de Jesús. Aproximación histórica

Su Aproximación histórica” (PPC), premio a la excelencia en EE.UU.

“Bergoglio fue uno de los primeros en comprar mi libro en la librería Claret de Buenos Aires”

No tengo por dentro ninguna herida. Es bueno sufrir alguna vez un poco por Jesús. Te identifica para siempre con Él”

Este libro me ha hecho más creyente. Ya no soy el mismo que empezó a escribir esta obra hace doce años. Jesús ha centrado totalmente mi vida.

 

JOSÉ LUIS CELADA. FOTOS: SERGIO CUESTA | Siete años después de su publicación, y tras sortear no pocas dificultades, Jesús. Aproximación histórica (PPC, 2007) sigue cosechando éxitos, el último de ellos, el Premio a la Excelencia Editorial 2014 que concede anualmente la Association of Catholic Publishers (ACP) de los Estados Unidos.

Aunque si algo conmueve a José Antonio Pagola (Guipúzcoa, 1937) son “los cientos y cientos de correos” de personas que le cuentan cómo, gracias a su libro, el encuentro con Jesús ha transformado sus vidas.

PREGUNTA: ¿Aquí se cumple también aquello de que “nadie es profeta en su tierra”? ¿Qué supone este reconocimiento que acaba de recibir su Jesús por parte de la Asociación de Editores Católicos de los Estados Unidos?

RESPUESTA: Creo que no. En primer lugar, porque yo no soy profeta; y, segundo, porque mi libro ha sido muy bien acogido entre nosotros, sobre todo por la gente sencilla.

Este último reconocimiento me llena de alegría porque contribuirá a que la Buena Noticia de Jesús pueda ser difundida en lugares como Australia, Canadá, India… Al menos, eso me han dicho. Me alegra también por Convivium Press, que, siendo una editorial modesta, ha logrado en poco más de tres años llegar a la quinta edición de mi libro en un mercado tan complejo como el de los Estados Unidos.

P: ¿Cómo asimila el éxito de una obra traducida ya a una decena de idiomas y con más de 120.000 ejemplares vendidos en todo el mundo?

R: Mira, yo soy hijo de mi madre. Sé quién soy. Eso que llamáis “éxito” me da mucha alegría y me estimula a seguir trabajando, pero no pasa de ahí. Lo que me conmueve son los cientos y cientos de correos que sigo recibiendo de todas partes, sobre todo de Latinoamérica, de personas que me dicen cómo se han encontrado con Jesús y cómo Jesús ha trasformado su vida, después de muchos años de indiferencia, agnosticismo e, incluso, de ateísmo militante.

Por ejemplo, me ha llegado el testimonio de alguna persona que había intentado quitarse la vida y ahora vive anunciando el Evangelio; prostitutas que, al terminar su jornada, se lavan y le dicen a Jesús que solo hacen su trabajo para alimentar a sus hijos; enfermos terminales que han muerto abrazados al libro y me dan las gracias por medio de sus viudas…

Anteayer recibí un correo de un ateo que me dice que, seguramente, no abandonará su ateísmo, pero que llora cada vez que lee el capítulo de la crucifixión y se pregunta por el misterio que se encierra en Jesús: me dice que Jesús le está haciendo más humano y más compasivo.

Solo Jesús salvará la fe

Portada de la edición en inglés.

Este libro me ha hecho más creyente. Ya no soy el mismo que empezó a escribir esta obra hace doce años. Jesús ha centrado totalmente mi vida.

P: Más allá del fenómeno editorial en que se ha convertido, ¿a qué achaca esa gran acogida y el impacto que produce entre los lectores?

R: A Jesús. Su poder de atracción es increíble. A veces, los cristianos no sospechamos su fuerza humanizadora y liberadora, cuando es presentado de manera sencilla, con un poco de frescura y autenticidad. Jesús nos libera de imágenes mediocres y poco humanas de Dios, nos atrae a vivir como Él haciendo la vida más humana, llena nuestra vida de alegría y de paz inconfundibles.

Es apasionante seguirlo de cerca. La crisis de las religiones cristianas no arrastrará a Jesús. Liberada de adherencias poco cristianas, la figura de Jesús crecerá. Solo Jesús salvará la fe cristiana. Esto es lo que yo siento por dentro.

P: ¿Todo su atractivo reside en la figura de Jesús de Nazaret que nos descubre? ¿Qué parte de responsabilidad tiene también en ello la aproximación que nos hace el autor?

R: Lo más importante es que el autor no estropee mucho su figura. Al escribir el libro, he pasado muchas horas en silencio “conversando” con Jesús. A veces, como historiador, le he preguntado: “¿Quién eres tú, que has dejado tras de ti tantos interrogantes y conflictos? ¿Qué misterio se encierra en ti para provocar tanto amor y tantos rechazos?”.

Otras veces, como creyente, le he dicho con toda sencillez: “Jesús, y ahora ¿qué puedo contar de ti a la gente de hoy? ¿Qué es lo más importante? Enséñame a encontrar palabras buenas, claras, sencillas, para tocar el corazón de los hombres y mujeres de hoy, tan necesitados de aliento y de esperanza”.

P:Han pasado siete años ya desde que el libro viera la luz. ¿En qué medida estas “buenas noticias” de ahora resarcen de los malos momentos de sospechas y condenas vividos tiempo atrás?

R: Aunque casi nadie me lo cree, ya no recuerdo apenas nada de ese pasado tan sorprendente y curioso. Seguramente, es lo mejor que me podía haber pasado. No tengo por dentro ninguna herida. Es bueno sufrir alguna vez un poco por Jesús. Te identifica para siempre con Él.

P: ¿Qué le ha dado (o le ha quitado) este “hijo” que no lo hayan hecho los demás?

R: Este libro me ha hecho más creyente. Ya no soy el mismo que empezó a escribir esta obra hace doce años. Jesús ha centrado totalmente mi vida. Solo me quiero dedicar a contagiar su Buena Noticia. Estoy convencido de que solo Jesús salvará a su Iglesia.

P: Así que sus futuros proyectos siguen pasando por la figura de Jesús…

R: Quiero contribuir con todas mis fuerzas a que en la Iglesia vivamos un proceso de conversión a Jesús y a su Evangelio. La renovación evangélica de la Iglesia a la que nos llama Francisco dependerá, en buena parte, del desarrollo de pequeños grupos y comunidades que se comprometan a actualizar hoy la experiencia primera que vivió junto a Jesús aquel primer grupo de discípulos y discípulas que escucharon su llamada y le siguieron. Para ello, estoy impulsando ahora los llamados ‘Grupos de Jesús’.

P: ¿Y qué son estos grupos?

R: Su objetivo principal es vivir juntos un proceso de conversión individual y grupal a Jesús, el Cristo, ahondando de manera sencilla en lo esencial del Evangelio. Esto es lo primero y decisivo. Hacer juntos un recorrido que nos lleve a conocer mejor a Jesús, a reavivar nuestra adhesión total a su persona y a seguirlo colaborando con Él en el proyecto humanizador del Reino de Dios.

P: ¿Se imagina por un instante que, como ha sucedido con otros títulos o autores, el papa Francisco sugiera un día en público la lectura de su Jesús?

R: El Papa está haciendo algo mucho más importante. Todos los días, con sus gestos, con sus palabras y con su vida entera, nos está arrastrando hacia Jesús y su Evangelio. Me sé sus palabras de memoria. En octubre del pasado año, decía:

La Iglesia ha de llevar a Jesús: es el centro de la Iglesia. Si alguna vez sucediera que la Iglesia no lleva a Jesús, sería una Iglesia muerta.

El Papa no habla de aggiornamento o adaptación de la Iglesia a los tiempos de hoy. No se queda tampoco en recuperar el espíritu y las líneas de fuerza del Vaticano II. Nos dice que hemos de volver a Jesucristo, que “puede romper los esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo”. Dice también que “hemos de volver a la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio”.

P: Dicen que el Papa ha leído su libro…

R: De Argentina me llegan noticias de que Jorge Bergoglio fue uno de los primeros en comprar mi libro en la librería Claret de Buenos Aires, y sé que se lo regaló a un obispo amigo suyo, mientras aquí estábamos distraídos con la polémica. Si es así, me alegra profundamente.

Para leer la entrevista íntegra, pincha aquí:

Fuente En el nº 2.897 de Vida Nueva

Publicado el 06.06.2014

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