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Palabra clave: ‘Oscar Arnulfo Romero’

Semana Santa para no creyentes.

Jueves, 24 de marzo de 2016
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jesus-nazarethDel blog de El Catalejo del Pepe:

Amiga, amigo, disculpa esta invitación que quizá no te interese. Si es así, dale un clic y lo tiras fuera.

Pero si me aceptas el mensaje, será ocasión de dialogar la amistad que te ofrezco de mi parte.

En primer lugar, hay que precisar algunos conceptos:

  • Admitir la existencia histórica de un tal Jesús, de Nazaret. No me refiero a

escritores cristianos sino a historiadores o cronistas paganos como Suetonio, Tácito, Plinio El Joven. También escritores judíos no cristianos como Josefo y Filo Judeo.

  • Esos escritores testifican que ese tal Jesús fue un predicador judío con características de taumaturgo, y que fue considerado por las autoridades como revoltoso, por lo cual fue condenado a muerte.
  • Los seguidores de ese agitador popular lo consideraron con carisma y aptitudes sobrehumanas. De ahí, el paso siguiente, fue considerarlo divino. Lo creyeron viviente, después de haberlo visto muerto mediante el castigo de los criminales; y esa creencia se fue comunicando de boca en boca, de grupo en grupo, de pueblo en pueblo, hasta crear una vasta comunidad de seguidores que se autocalificaron con su nombre: cristianos.
  • Todo lo referente a su vida, sus actividades, su destino final, ya no se puede comprobar por medios neutros, sino que pertenece al imaginario de sus seguidores. Lo que se conoce de él es a través de escritos hechos por sus adeptos, lo que le quita seguridad científica a lo que se afirma de él.
    Con el paso del tiempo, las comunidades que llevaban su nombre y mantenían su fe en él, pasaron de ser perseguidas y maltratadas a ser dominadoras del espacio social, en Occidente y el Oriente cercano. Aún más: se convirtieron en predicadoras y buscaron prosélitos en las cinco partes del mundo. Después, al revertirse la situación, ellos se declararon dominadores y se pusieron a perseguir a los demás.
  • Admitida la existencia histórica de Jesús, habrá que conocer lo que dicen sus seguidores respecto a la llamada semana santa de los cristianos.

JUEVES:

Jesús se reúne a comer con su grupo de amigos más cercanos. Unos dicen que se trató de la comida ritual de los judíos en la celebración del Pésaj, que recordaba la liberación del pueblo de la esclavitud en Egipto. Otros dicen que fue, al menos, un día antes de la comida ritual, por lo que las viandas ofrecían un menú más amplio; por ejemplo, se podía comer diversas verduras (no solamente lechugas amargas); con más comodidad, es decir tirados sobre almohadones y no de pie (como se exigía para el Pésaj); se podía comer pan normal y no el pan ritual del Pésaj que debía ser sin levadura.

Lo cierto es que pudo ser una cena de amigos y amigas (en ciertas comidas de fiestas había incluso bailarinas que danzaban para alegría de los comensales).

Y en esa ocasión, Jesús habló con el corazón en la mano: manifestó su estado de ánimo, su preocupación por los acontecimientos que estaban afectando a su vida, y advirtió que uno de sus más cercanos amigos le había hecho traición denunciándolo a las autoridades que buscaban eliminarlo. Debió ser una comida con sentimientos encontrados muy fuertes. El que quiera conocer más en detalle lo que allí se dijo puede leerlo en el evangelio de Juan, capítulo XIII y siguientes.

Finalizada la comida, el grupo se dirigió a un huerto cercano donde podían cobijarse bajo los olivos. Allí hacían alguna oración y dormitaban junto a alguna fogata.

Allí llegó también una patrulla de soldados romanos, guiados por Judas Iscariote, un amigo de Jesús, para llevarlo prisionero ante las autoridades. Lo acusaban de agitador.

En realidad Jesús había mantenido un discurso subversivo que lo llevó a la muerte.

El lo suponía. Porque todo el que anuncia liberación de cadenas que oprimen el crecimiento humano, todo el que denuncia las corrupciones, tiene el mismo fin. La historia de la humanidad ha sido testigo de esto.

Y como Jesús no pertenecía al templo (sacerdotes y funcionarios del culto), ni pertenecía a la clase militar, ni tampoco tenía titulo de perito en la legislación judía (ley de Moisés), no tuvo defensa alguna. Era simplemente un hombre de la calle, un judío marginal; que además estaba tachado de impuro: se mezclaba con gente de mala clase, no cumplía algunas normas severas como el respeto al día de descanso; se había hecho continuador de la predicación de Juan el bautizador del río Jordán diciendo su mismo discurso: había que enderezar los caminos sociales y religiosos para que pudiera avanzar la liberación.

Esa noche del jueves, Jesús enfrentó su prueba de fuego. Hay que ser bien gallo para mirar cara a cara al destino y no huir del martirio. Pudo haberlo hecho. ¡Tantos valentones en la historia han salido corriendo a buscar refugio después de haber asegurado a sus pueblos que darían la vida por una causa!

Por esa actitud de valentía, Jesús merece el reconocimiento de los que valoramos la dignidad.

VIERNES:

Dicen, los que fueron testigos del acontecimiento, que al hombre se lo llevaron maniatado hasta las autoridades.

Fue como el anticipo de lo que pasaría después en la historia de los pueblos. Cuando no se puede acallar una voz que molesta porque desencuaderna los esquemas de abuso y prepotencia, hay que maniatarlo, condenarlo y sacrificarlo.

Veintisiete años estuvo Mandela encerrado en una cárcel por defender los derechos de los negros en Sud Africa; de un balazo le quitaron la vida a Martin Luther King, a Oscar Arnulfo Romero, a Camilo Torres, a Ernesto Guevara, pero no pudieron acallar sus voces.

Con cuatro clavos quisieron impedir la predicación liberadora de Jesús, acusado de “no ser amigo del César”.

Vano intento en todas esas pretensiones. Las voces libertarias no las calla ni la muerte.

El hecho es que a Jesús lo juzgaron y condenaron a muerte por crucifixión, que era el castigo para los rebeldes, los esclavos y los criminales.

 SABADO:

Tras su muerte, su cuerpo fue colocado en la cripta funeraria de uno de sus seguidores, desde donde desapareció un par de días después.

DOMINGO:

Algunos de sus seguidores (discípulos) dijeron algo inaudito: que lo habían visto, habían compartido con él y habían recibido sus palabras y mensajes, porque había resucitado. No había vuelto a esta vida, sino que estaba vivo pero en otra dimensión: un verdadero misterio que se ha mantenido hasta el día de hoy.

Y a partir de ese momento, el rumor se fue extendiendo, esa creencia fue alimentando la vida de sus seguidores.

Lo que aconteció, según la fe de ellos, está resumido en una frase, cuando a Pablo de Tarso lo llevaron a juicio, tras haberse convertido de perseguidor en un predicador: lo llevaron preso “a causa de un tal Jesús, muerto, del que Pablo dice que está vivo” (Hech 25,19).

Siguiendo esa misma proclamación, millones y millones de personas han mantenido esa fe aún por encima de persecuciones y martirios.

De todo esto, lo invito a hacer tres consideraciones:

1. Puede ser que todo esto sea un cuento bien urdido. Habrá que tomarlo como tal.
2. Puede ser que todo eso haya sido realidad vivida, pero que no afecta en nada a las personas hoy día.
3. Puede ser que sea una verdad que afecta a la vida de la gente, y en ese caso vale la pena tomarla en serio.

Aceptar cualquiera de las dos primeras consideraciones, es inocuo. No pasa nada.

Pero si se acepta la tercera, es un compromiso vital, y por eso mismo puede pasar mucho.

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“Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo”. Domingo 1 de noviembre de 2015. Domingo 31 ordinario. Todos los Santos

Domingo, 1 de noviembre de 2015
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58-TodoslossantosALeído en Koinonía:

Apocalipsis 7,2-4.9-14: Apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua.
Salmo responsorial: 23: Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor. 1Juan 3,1-3Veremos a Dios tal cual es.
Mateo 5,1-12a: Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

Se celebra hoy la Solemnidad de Todos los Santos. Qué bueno sería que los «santos» en ella celebrados no se redujeran sólo a los del “mundo católico”, los santos de nuestro pequeño mundo, de la Iglesia Católica, sino a «todos los santos del mundo», a los santos de un mundo verdaderamente «cat–hólico» (etimológicamente, según el todo, referido al todo), o sea, «universal». ¿No queremos celebrar en este día a todos los santos que están ya ante Dios? ¿Pues cómo vamos a limitarnos a pensar en «catálogo romano de los santos», de los «canonizados» por la Iglesia católica romana, según esa práctica llevada a cabo sólo desde el siglo XI, de «inscribir» oficialmente a los santos particulares de nuestra Iglesia, en ese libro? ¿Será que quienes figuran oficialmente inscritos durante 9 siglos en esta sola Iglesia son «todos los santos»… o tal vez serán sólo una insignificante minoría entre todos ellos?

Es decir: pocas fiestas como ésta requieren ser «universalizadas» para hacer honor a su nombre: la festividad de «todos los santos». Por tanto, hay que hacer un esfuerzo por entenderla con una real universalidad. Ésta es una fiesta «ecuménica»: agrupa a todos los santos. Es más que ecuménica, porque no contempla sólo a los santos cristianos, sino a «todos», todos los que fueron santos a los ojos de Dios. Ello quiere decir, obviamente, que también incluye a los «santos no cristianos»… a los santos de otras religiones (debería ser una fiesta inter-religiosa), e incluso a los santos sin pertenencia a ninguna religión, los «santos paganos» (Danielou tituló así un libro suyo), los santos anónimos (éstos deben ser verdadera legión), incluso los «santos ateos», a los que el pasaje de Mt 25,31ss pone en evidencia («cada vez que lo hicieron con alguno de mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron»).

Una fiesta, pues, que podría hacernos reflexionar sobre dos aspectos: sobre la santidad misma (¿qué es, en qué consiste, qué «confesionalidad» tiene…?), y sobre el «Dios de todos los santos». Porque muchas personas todavía piensan -sin querer, desde luego- en «un Dios muy católico». Para algunos Dios sería incluso «católico, apostólico… y romano». O sea, «nuestro». O «un Dios como nosotros», de hecho. Pudiera ser que, también… un poco… hecho «a imagen y semejanza» nuestra.

La actitud universalista, la amplitud del corazón y de la mente hacia la universalidad, a la acogida de todos sin etiquetas particularistas, siempre nos cuestiona la imagen de Dios. Dios no puede ser sólo nuestro Dios, el nuestro, el que piensa como nosotros e intervendría en la historia siempre según nuestras categorías y de acuerdo con nuestros intereses… Dios, si es verdaderamente Dios, ha de ser el Dios de todos los santos, el Dios de todos los nombres, el Dios de todas las utopías, el Dios de todas las religiones (incluida la religión de los que con sinceridad y sabiendo lo que hacen optan con buena conciencia por dejar a un lado “las religiones”, aunque no «la religión verdadera» de la que por ejemplo habla Santiago en su carta, 1,27). Dios es «católico» pero en el sentido original de la palabra. Está más allá de toda religión concreta. Está «con todo el que ama y practica la justicia, sea de la religión que sea», como dijo Pedro en casa de Cornelio (Hch 10).

Hoy nos parece todo esto tan natural, pero hace apenas 50 años que estamos pensando de esta manera -los años que hace que se celebró el Concilio Vaticano II-. En las vísperas de aquel Concilio, el famoso teólogo dominico Garrigou-Lagrange (avanzado, progresista, y por ello perseguido) escribía, con la mentalidad que era común en el ambiente católico: «Las virtudes morales cristianas son infusas y esencialmente distintas, por su objeto formal, de las más excelsas virtudes morales adquiridas que describen los más famosos filósofos… Hay una diferencia infinita entre la templanza aristotélica, regulada solamente por la recta razón, y la templanza cristiana, regulada por la fe divina y la prudencia sobrenatural» (Perfection chrétienne et contemplation, Paris 1923, p. 64). Danielou, por su parte, afirmaba: «Existe el heroísmo no cristiano, pero no existe una santidad no cristiana. No debemos confundir los valores. No hay santos fuera del cristianismo, pues la santidad es esencialmente un don de Dios, una participación en Su vida, mientras que el heroísmo pertenece al plano de las realidades humanas» (Le mystère du salut des nations, Seuil, Paris 1946, p. 75). Todas las grandes figuras de la humanidad, personajes como Sócrates o como Gandhi… sólo podrían considerarse héroes, no santos. No quedarían incluidos hoy en esta fiesta, según la visión católico-romana de aquellos tiempos preconciliares, porque «santos», sólo podrían serlo los buenos cristianos, ¡y católicos! Ésta es una de las tantas «rupturas» que realizó el Concilio Vaticano II.

La primera lectura bíblica de esta fiesta litúrgica, del Apocalipsis, aun estando redactada en ese lenguaje no sólo poético, sino ultra-metafórico, lo viene a decir claramente: la muchedumbre incontable que estaba delante de Dios era «de toda lengua, pueblo, raza y nación»… En aquel entonces, hablar de «las naciones» implicaba a las religiones, porque se consideraba que cada pueblo-raza-nación tenía su propia religión. A Juan le parece contemplar reunidos, en aquella apoteosis, no sólo a los judeocristianos, sino a «todos los pueblos», lo que equivale a decir: a todas las religiones.

Si corregimos así nuestra visión, estaremos más cerca de «ver a Dios tal como es» (segunda lectura), tal como podremos verle más allá de los velos carnales del chauvinismo cultural o el tribalismo religioso -que no son muy distintos-. Obviamente, esos «ciento cuarenta y cuatro mil» (doce al cuadrado, o sea, «los Doce», o «las Doce ‘tribus’ de Israel», pero elevadas al cuadrado y multiplicadas por mil, es decir, totalmente superadas, llevadas fuera de sí hasta disolverse entre «toda lengua, pueblo, raza y nación»), esos ciento cuarenta y cuatro mil, o los entendemos como un símbolo macroecuménico, o nos retrotraerían a un fantástico tribalismo religioso.

Las bienaventuranzas comparten esta misma visión «macro-ecuménica»: valen para todos los seres humanos. El Dios que en ellas aparece no es «confesional», de una religión, no es «religiosamente tribal». No exige ningún ritual de ninguna religión. Sino el «rito» de la simple religión humana: la pobreza, la opción por los pobres, la transparencia de corazón, el hambre y sed de justicia, el luchar por la paz, la persecución como efecto de la lucha por la Causa del Reino… Esa «religión humana básica fundamental» es la que Jesús proclama como «código de santidad universal», para todos los santos, los de casa y los de fuera, los del mundo «católico»…

Si a propósito de la festividad de Todos los Santos se nos sugiere el texto de las Bienaventuranzas, es porque ellas son en verdad el camino de la santidad universal (y supra-religional, simple y profundamente humana); en y con las Bienaventuranzas como carta de navegación para nuestra vida es posible alcanzar la meta de nuestra santificación, entendida como la lucha constante por lograr en el cada día el máximo de plenitud de la vida según el querer de Dios.

En la homilía, en la oración, en la conversación que tengamos sobre el tema, no dejemos de nombrar hoy a Gandhi, que tiene que ir de la mano con Francisco de Asís; a Martin Luther King acompañado por Mons. Oscar Arnulfo Romero –finalmente reconocido como «mártir» por Roma–; a la mística santa Teresa con el incomparable Ibn Arabí; al inefable Juan de la Cruz con el místico Nisagardatta («¡Yo soy Eso!»)… La manera de cambiar la vieja mentalidad «tribal», que también nos ha afectado en la concepción de la santidad, es practicar, conversar, manifestar la nueva mentalidad macroecuménica.

Dentro de la perspectiva cristiano-católica, para una aplicación más parenética de este precedente comentario exegético, recomendamos como la mejor referencia el capítulo V de la Constitución Dogmática de la Iglesia “Lumen Gentium”, del Vaticano II, sobre el “Universal llamado a la santidad”. Antes del Concilio se solía pensar que había una especie de «profesionales de la santidad», que se dedicaban de un modo especializado a conseguirla, como los monjes y los religiosos/as, que se decía que vivían en el «estado de perfección»; a los demás, los laicos/as o seglares, como que se les consideraba de alguna manera dispensados de tener que tender a la santidad. Leer más…

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Brasil dona a El Salvador fármacos contra el VIH valorados en 250.000 dólares

Jueves, 20 de agosto de 2015
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buendiario-Tivicay-medicamento-uso-aprueban-hiv-vih-fda-2El donativo comprende alrededor de 500 mil comprimidos de Atazanavir y Lopinavir + Ritonavir, que alcanzarán para tres meses de tratamiento gratuito para unas de 1.500 personas infectadas con el virus.

El Salvador ha recibido un donativo de medicamentos antirretrovirales de segunda generación, de parte del Gobierno de Brasil, para la prevención de la transmisión y control de la infección por VIH, valorado en 230.000 dólares.

El donativo de carácter humanitario comprende alrededor de 500 mil comprimidos de Atazanavir y Lopinavir + Ritonavir, que alcanzarán para tres meses de tratamiento gratuito para unas de 1.500 personas infectadas con el virus y que actualmente son atendidos en 20 hospitales de la red pública de salud.

Los medicamentos están indicados para personas con VIH que se encuentran en la segunda línea de tratamiento antirretroviral, debido a que la adherencia al tratamiento de la primera línea no fue efectiva, informó el Ministerio de Salud (MINSAL) de El Salvador.

Los medicamentos, que suman cerca de una tonelada, llegarán este viernes al Aeropuerto Internacional Monseñor Oscar Arnulfo Romero, donde el MINSAL realizó los trámites del desaduanaje, para posteriormente distribuirlos en los 20 hospitales nacionales que cuentan con Clínicas de Atención Integral a personas con VIH.

La ministra de Salud, Violeta Menjívar, agradeció el donativo del Gobierno brasileño, “que demuestra la excelente coordinación” entre el Programa Nacional de ITS/VIH-Sida de El Salvador y la Dirección de ETS/AIDS/Hepatitis Virales del Ministerio de Salud de Brasil para “garantizar la salud de las personas con VIH en ambos países”.

Las relaciones con el pueblo de Brasil se fortalecieron “por el trabajo conjunto” con el Grupo de Cooperación Técnica Horizontal (GCTH), que a partir del 18 de agosto será presidido, durante dos años, por Ana Isabel Nieto, Coordinadora del Programa Nacional ITS/VIH/SIDA.

La toma de posesión de la presidencia se hará en el marco del Segundo Foro Latinoamericano para la atención al VIH, que se celebrará en Río de Janeiro (Brasil).

Fuente Agencias

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Más allá de una sola Iglesia… y de toda la Iglesia en su conjunto universal

Domingo, 5 de julio de 2015
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88729La celebración de la beatificación de Monseñor Óscar Arnulfo Romero será mañana sábado aquí en San Salvador. Llegué ayer para participar en el acto, invitado, junto con seis personas más de World Vision, por la Conferencia Episcopal Salvadoreña. Este es un gesto de fraternidad que agradecemos profundamente.

Lo primero que hice al llegar a la ciudad fue dirigirme a la sede de World Vision-El Salvador para participar en un acto en memoria de la vida, mensaje y testimonio de Romero. Estuvo presente el presbítero Héctor Pinto, representante de la Conferencia Episcopal Salvadoreña. También nos acompañaron la señora Ana Romero y el señor Milton Romero, sobrinos de Monseñor. Ellos tuvieron la amabilidad de participar en una entrevista sobre la vida de su tío y algunos recuerdos familiares. Me concedieron el honor de dirigir la entrevista y de exponer una perspectiva bíblica y cristiana de la vida de Monseñor.

¿Y por qué yo como pastor evangélico bautista (que considero la santidad de otra manera) y World Vision (que no es una Iglesia) participamos en esta beatificación? Porque Monseñor Romero, más allá de su filiación católica y de lo que internamente significa su beatificación ―que es un acto canónico estrictamente católico― es un cristiano universal que nos dejó un elocuente testimonio de radicalidad evangélica, coherencia de vida y santidad política que los cristianos y cristianas de hoy necesitamos retomar. Estar aquí es reconocer el valor de ese testimonio para la fe cristiana en nuestro continente.

World Vision no es una Iglesia, en el sentido institucional; es una organización cristiana interconfesional que sirve a niñas, niños y sus familias pobres y marginadas a través de programas de desarrollo humano, emergencias e incidencia en políticas públicas. Trabajamos con sentido de unidad cristiana: católicos, evangélicos, ortodoxos, anglicanos, protestantes históricos y otros creyentes de diversas comunidades de fe, en procura de un mundo más digno y solidario, donde la plenitud de vida sea una realidad que puedan gozar las niñas y niños de nuestro mundo.

Por este sentido interconfesional y esta perspectiva de servicio a la promoción humana es que estamos aquí, para celebrar la vida y el legado de quien se entregó por la causa de la justicia, la paz y la reconciliación, que son causas del Reino de Dios. Y este Reino, como sabemos, está más allá de una sola Iglesia… y de toda la Iglesia en su conjunto universal.

San Salvador, 22 de mayo de 2015

Por Harold Segura C en Lupa Protestante

Publicado por ICM Pan de Vida

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Juan XXIII y Juan Pablo II: canonización de dos modelos de iglesia irreconciliables.

Domingo, 27 de abril de 2014
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francisco-juan-xxiii-y-juan-pablo-iiLombardi confirma que Benedicto XVI concelebrará con Francisco en la canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII

Pablo Ordaz: Santificación exprés en el Vaticano

Pablo Ordaz: Roma se prepara para la fiesta de los dos papas

Philip Pullella: La histórica canonización de dos papas divide a la Iglesia

En la ceremonia del 27 de abril, Francisco canonizará dos modelos contrapuestos de iglesia, en tal sentido podemos leer estas canonizaciones como un acto político más que religioso, visualizando las verdaderas intenciones y proyectos de la institución eclesiástica y sus dirigentes a tal grado que “donde mejor se conoce la Iglesia que se quiere es en el modelo de santos súbito que se canonizan” y donde mejor se expresa la iglesia que no se quiere es en el modelo de santos que no se canonizan como es caso del Santo del pueblo salvadoreño y Latinoamericano: Oscar Arnulfo Romero

El próximo domingo 27 de abril el papa Francisco canonizará en El Vaticano a dos de sus predecesores: los papas Juan XXIII y Juan Pablo II, en una ceremonia histórica de resonancia mundial no sólo por la relevancia de ambas figuras en la historia reciente de la iglesia católica, sino también por tratarse de dos personajes claramente antagónicos, representantes de dos modelos de iglesia a todas luces opuestos; y porque la “santidad” de uno de ellos, la del papa polaco, está en el telón de juicio de la historia contemporánea, ya que al amparo de su pontificado ocurrió el mayor número de casos de pederastia clerical conocido hasta ahora en toda la historia del catolicismo.

La canonización es inminente e inevitable, pero es nuestra responsabilidad advertir a las millones de personas que hoy se alistan para enaltecer a Juan Pablo II sobre la tremenda injusticia que entraña esta apresurada canonización, al tiempo que invitarlas a la reflexión sobre el presente y futuro de la Iglesia en un contexto de exclusión y destrucción global donde sigue siendo urgente la reforma de la Iglesia inaugurada por el “papa bueno” Juan XXIII y continuada en América Latina por tantos hombres y mujeres mártires, en especial por Mons. Oscar Arnulfo Romero, canonizado por el pueblo.

¿Qué puede significar en pleno siglo XXI esta canonización? Como afirma acertadamente el teólogo José Ma. Castillo, a lo largo de los siglos de cristianismo “los intereses de la Iglesia han modificado radicalmente la imagen de la santidad”, por lo que las canonizaciones dan a conocer las verdaderas intenciones y proyectos de la institución eclesiástica y sus dirigentes a tal grado que “donde mejor se conoce la Iglesia que se quiere es en el modelo de santos que se canonizan” y donde mejor se expresa la iglesia que no se quiere es en el modelo de santos que no se canonizan.

Es decir, que detrás del interés espiritual de poner a una persona como modelo a seguir en la iglesia, la canonización entraña también intereses políticos, sociales e inclusive económicos.

Este modelo de santidad que enarbola El Vaticano en la actualidad es el resultado en gran medida del largo pontificado de Juan Pablo II, quien estableció en 1983 las normas que rigen hoy todo proceso de canonización y que, entre otras cosas, redujo a cinco años el tiempo mínimo post-mortem para iniciar un proceso de beatificación o canonización. También fue quien más santos y santas ha canonizado en toda la historia de los papas (prácticamente más que todos los papas anteriores juntos), acentuando un modelo de santo tradicional anterior al Concilio Vaticano II.

Por ello sorprende que a su lado y en la misma ceremonia de canonización sea también elevado a los altares el papa Juan XXIII, cuya sencillez de vida y apertura eclesial marcaron un antes y un después para la iglesia católica del siglo XX. ¿Por qué precisamente se va a canonizar a dos personajes que parecieran, ante los ojos de la gente común, tener una gran distancia de vida y pensamiento? ¿Por qué en la misma ceremonia? Esto parece también ser fruto del papa polaco, quien puso de moda las canonizaciones masivas, llegando a elevar a los altares a más de 100 de una sola tirada. Pero también es leída esta doble canonización como una estrategia del papa Francisco para atenuar el fervor exacerbado hacia Juan Pablo II, cuando han salido a la luz las sombras de su pontificado.

Ojalá fuera el último caso, sin embargo no es suficiente este gesto. Se hace necesario detener la canonización de Karol Wojtila. Voces acreditadas nos dan la razón. No sólo de las víctimas de su pontificado, sino de eminentes cardenales como el jesuita Carlo María Martini, que abiertamente afirmó que no era necesaria la canonización de Juan Pablo II, “bastaba sólo considerar el testimonio histórico de su dedicación seria a la Iglesia y al servicio de las almas”.

En tal sentido, hay que leer la próxima canonización de Juan Pablo II como acto político más que religioso y manifestar las razones por las que nos oponemos:

  1. Combatió la libertad de pensamiento y enseñanza en la Iglesia, silenciando o excomulgando a más de 500 teólogos/as en todo el mundo durante su pontificado.
  2. Atacó, sin conocerla, a la Teología de la Liberación llevando a cabo un proceso sistemático de desarticulación de la Iglesia de los pobres mediante la condena de sus principales representantes, la cancelación de centros de enseñanza teológica, la alianza con sectores conservadores del poder político en los países de América Latina y la promoción de experiencias eclesiales contrarias a la liberación.
  3. Su silencio ante las dictaduras militares latinoamericanas y caribeñas costó la vida de innumerables cristianos y cristianas en nuestro continente, entre ellos la de Mons. Oscar Arnulfo Romero, que un año antes de su muerte visita Roma y no es recibido ni apoyado por el papa.
  4. Negó la dignidad de las mujeres en la iglesia, al no reconocer la participación del género femenino en la toma de decisiones con liderazgos similares a los hombres, enfatizando únicamente su papel de madres-esposas y vírgenes. (Mulieris Dignitatem)
  5. Apoyó y protegió hasta su muerte a Marcial Maciel, sabiendo del dolor y abuso infligido a innumerables víctimas.
  6. Está en entredicho su participación en el encubrimiento a innumerables sacerdotes pederastas (incluyendo obispos y cardenales) al cambiarlos de residencia para protegerlos de la justicia y ocasionando con ello la multiplicación exponencial del daño a menores, a sus familias y a la iglesia misma. Pues aun aceptando que los abusos sexuales no son un comportamiento generalizado en la iglesia católica, sino casos particulares (supongamos al menos 1 sacerdote pederasta en cada una de las casi 3000 diócesis católicas que hay en el mundo), estaríamos hablando de cientos de miles de víctimas, pues se calcula que un sacerdote puede llegar a abusar de más de 100 niños gracias al sistemático comportamiento de traslado y protección del abusador por parte de la estructura eclesiástica.

Aunque El Vaticano le ha lavado las manos a Juan Pablo II, negando en todo momento que tuviera conocimiento de los casos de pederastia o sobre los abusos de Maciel, resulta poco creíble que así fuera, toda vez que desde la curia romana hubo disposiciones canónicas expresas de protección a los curas abusadores que no pudieron ser decretadas sin el consentimiento del papa. En última instancia, como han manifestado una y otra vez las víctimas, hubo en la alta jerarquía católica una sistemática voluntad de no saber. Un pecado de omisión que en la persona del papa tuvo y sigue teniendo terribles consecuencias.

Del otro lado de la moneda, un papa desconocido para la mayoría, dada la distancia que nos separa de la primavera eclesial que significó el Concilio Vaticano II. Juan XXIII, un hombre sencillo, un pastor, alguien que no anhelaba ser reconocido, ni venerado; en cambio, sí veía el mundo, y era consciente de que la iglesia no respondía ni a los anhelos, ni a los sueños, ni a la realidad del mundo, que estaba totalmente alejada y mirando hacia dentro. Abrió las ventanas del catolicismo para que entrara aire fresco. Un revolucionario, un hombre religioso, que quería conocer los anhelos, los sueños, las preocupaciones, los dolores, de aquellos millones que le habían sido confiados. Un hombre que proclamó la iglesia de los pobres, que después millones de latinoamericanos harán realidad, hasta hoy.

¿Cómo podemos valorar esta contradicción? Como reflejo de la profunda crisis de la iglesia, que se debate entre luchas de poderes al interior. Es una invitación a la reflexión y a una toma de postura consciente y crítica de parte de la grey católica, que la aleje del fanatismo religioso que se avecina con las próximas canonizaciones y la comprometa con las causas de la justicia y el bien común.

Fuente Observatorio Eclesial

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El obispo de Avellaneda-Lanús (Argentina), expulsa a sacerdote del Grupo Curas en Opción por los Pobres por, entre otras cosas, “defender” el aborto

Sábado, 4 de mayo de 2019
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117140_1538143320Francisco “Paco” Olveira ante un mural homenaje al  jesuita villero Carlos Mugica asesinado por la extrema derecha argentina,

El obispo de Avellaneda-Lanús, Rubén Frassia, separó de sus diócesis al sacerdote Francisco “Paco” Olveira, del Grupo Curas en Opción por los Pobres.

El mismo cura protagonizó un episodio con Gabriela Michetti en la beatificación de Angelelli

Oliveira denunció que en la capilla Nuestra Señora de Itatí, que él levantó en la órbita de su parroquia, el nuevo párroco Mario Ghisaura, quitó imágenes de San Oscar Romero y del padre Carlos Mugica, entre otras

La Iglesia en el país no escapa a la grieta política que divide a muchos argentinos. El obispo de Avellaneda – Lanús, Rubén Frassia, acaba de expulsar de sus diócesis al sacerdote Francisco “Paco” Olveira, miembro del Grupo Curas en Opción por los Pobres, cuyos miembros simpatizan con el kirchnerismo, por considerar que partidizó su labor sacerdotal, poniendo en riesgo la unidad de su comunidad, y porque se pronunció a raíz del debate en el Congreso a favor de la legalización del aborto.

El padre Olveira había prestado su parroquia, Nuestra Señora de Fátima, en la Isla Maciel, en abril de 2016, para una reunión de Cristina Fernández de Kirchner con el Grupo de Curas en Opción por los Pobres, que la invitaron por estar interesados en conocer las propuestas de la entonces naciente agrupación Unidad Ciudadana, que encabeza la ex presidenta. El encuentro quedó inmortalizado en una foto muy difundida e aquel momento de Cristina con los sacerdotes.

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Francisco “Paco” Olveira con la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner

El Grupo de Curas en Opción por los Pobres –que no debe confundirse con el grupo que nuclea oficialmente a los curas villeros de Capital y GBA y que integran, entre otros, el obispo Gustavo Carrara y el padre Pepe Di Paola- produjo en los últimos años varias declaraciones con duras críticas al presidente Mauricio Macri. En la reciente beatificación del obispo Enrique Angelelli, dos curas y un laico, en La Rioja, Olveira se acercó a la vicepresidenta Gabriela Michetti y le dijo: “Con todo respeto, su presencia insulta la memoria de nuestros mártires por la política de hambre y represión” de su Gobierno.

Como Olveira, en rigor, hace ya varios meses que no es más párroco de Nuestra Señora de Itatí, a comienzos de este año un grupo de Madres de Plaza de Mayo se presentó en el obispado de Avellaneda Lanús para reclamar la reincorporación del sacerdote. En un encuentro no exento de tensión, el obispo les explicó las razones de su decisión que, según dice en una carta abierta a los fieles de la diócesis que acaba de difundir, “fue conversada (con Olveira) durante el año pasado, incluso él me manifestó que había llegado a un techo”. En cambio, el sacerdote afirma que Frassia lo echó.

La separación de la parroquia derivó ahora –según consigna el obispo en su carta- en la expulsión del cura. “Teniendo en cuenta la intransigencia y la poca voluntad del padre Francisco Olveira y no queriendo producir un daño profundo a la comunidad diocesana y a la acción pastoral de la Iglesia, a partir del día de la fecha (28 de abril) le retiro las licencias ministeriales en la diócesis de Avellaneda-Lanús, por lo que no es lícito que celebre públicamente los sacramentos en esta diócesis”. Olveira pertenece, en verdad, a la diócesis de Merlo –Moreno –estaba prestado a la de Avellaneda–Lanús-, a la que volvió a integrarse.

Frassia incluyó entre las razones el hecho de que “desde hacía tiempo venia señalándole determinadas actividades y manifestaciones públicas, que en el caso de un laico se tratan de una manera y en un clérigo de otra; por ejemplo el tema del aborto, un tema que está muy claro en el Catecismo de la Iglesia católica y también en un contundente magisterio del papa Francisco, que no es compatible con el ejercicio del sacerdocio manifestarse en contra de la doctrina común de la Iglesia”.

Tras asegurar que Olveira entendió inicialmente los motivos del cambio, Frassia dijo que el cura “comenzó como él mismo lo definiera ‘una guerra’ desde tribunas como Madres de Plaza de Mayo e Instituto Patria (que lidera Cristina Kirchner), para que el obispo dé marcha atrás con el nombramiento del nuevo párroco y se siga una línea, que en su mayor porcentaje es una línea política e ideológica, no de pastoral como se hace en tantas diócesis a nivel barrios y también, con la llamada pastoral de ‘curas villeros`”.

Olveira, a su vez, denunció que en la capilla Nuestra Señora de Itatí, que él levantó en la órbita de su parroquia, el nuevo párroco Mario Ghisaura, quitó imágenes de San Oscar Romero y del padre Carlos Mugica, entre otras. Lo cierto es que en su carta el obispo también informa que le “concedió un tiempo sabático” a Ghisaura. Además de “una licencia para que realice estudios de posgrado” al también nuevo vicario parroquial, el padre Juan Manuel Rega. Así las cosas, la parroquia sede de la discordia necesitará, al menos hasta que las aguas se aquieten, de un nuevo párroco que contribuya a cerrar la grieta.

Fuente Religión Digital

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42 años después de su asesinato, Rutilio Grande será beato

Martes, 19 de marzo de 2019
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Mural-homenaje-Rutilio-Romero-Salvador_2102799765_9859593_660x371La Iglesia salvadoreña, que en su día ‘comprendió’ su asesinato, ahora concluye su causa de canonización

El sacerdote jesuita  “convirtió” a san Romero de América, y  marcó el camino de Ellacuría y los mártires de la UCA

El 12 de marzo de 1977, hace ahora justo 42 años, el vehículo en el que viajaba el jesuita salvadoreño Rutilio Grande fue ametrallado por un escuadrón de paramilitares. El discípulo-maestro de monseñor Romero, hoy ya santo de la Iglesia, no estaba solo: junto a él, Don Manuel Solórzano, de setenta y dos años; y Nelson Rutilio Lemus, de quince. Todos asesinados. Ahora, todo parece indicar que Rutilio también llegará a los altares.

El asesinato del jesuita provocó un terremoto en la opinión pública salvadoreña, y también en el modo de entender el Evangelio de buena parte de la Iglesia del país. Fundamentalmente, supuso un antes y un después para monseñor Romero, quien durante los tres años siguientes -hasta su asesinato el 24 de marzo de 1980- denunció la violencia gubernamental y abogó por un Evangelio encarnado en los pobres y los descartados, como había aprendido de Rutilio.

Rutilio, Romero, Ellacuría…

cq5dam.thumbnail.cropped.1000.563Un ejemplo, también en el martirio, que siguieron, nueve años después, Ellacuría y los mártires de la UCA. Durante años, todos ellos fueron condenados al ostracismo por parte de la jerarquía. Sin embargo, la llegada de Francisco a la cátedra de Pedro supuso un camino de no retorno en el reconocimiento de los mártires de El Salvador. Primero, en la figura de San Romero de América. Ahora, con Rutilio y, quién sabe si en el futuro, con Ellacuría.

Lo cierto es que el propio Papa ha señalado, hace pocas semanas, que el proceso de beatificación del jesuita “va muy bien”, algo en lo que coincide la Iglesia salvadoreña. “Rutilio es quien convirtió a Romero”, profetizó Bergoglio. Así, las diócesis del país conmemoran hoy el martirio de Rutilio. Una conmemoración que arrancó a las 7 de la mañana (hora salvadoreña) en ‘Las Tres Cruces’ (lugar donde ocurrió el martirio), al que siguió una peregrinación y una misa presidida por el arzobispo, José Luis Escobar.

Romero-mostra-a-Paolo-VI-la-foto-di-Rutilio-Grande Pablo VI bendice la fotografía de Rutilio que Monseñor Romero le entrega

Poco que ver con la reacción de la Iglesia tras su asesinato. Así en un comunicado del arzobispado, con fecha 13 de marzo de 1977, señalaron que la causa del asesinato fue “la intensa labor pastoral del tipo concientizador y profético que el referido párroco realizaba en todos los ámbitos de la parroquia. Llevaba una labor de promoción humana integral. Esta labor eclesial posconciliar, ciertamente, no es agradable para todos porque despierta conciencia de los campesinos. Afortunadamente, las cosas han cambiado, y mucho.

Fuente Religión Digital

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