Turquía: la justicia considera legal la prohibición de actos LGTB impuesta por el gobernador de Ankara
Los tribunales administrativos 4º y 13º de Ankara, respectivamente, han rechazado los recursos de apelación de las organizaciones igualitarias Kaos GL y Pink Life (o Pembe Hayat), que pretendían acabar con la prohibición de celebrar actos LGTB, impuesta por el gobernador de Ankara, Ercan Topaca. Para la justicia, que se posiciona a favor de la oficina del gobernador, “la prohibición no causará resultados irrecuperables” y dictamina que tal decisión “no es ilegal”. En cambio, según argumenta el director de programas de ILGA-Europa, Björn van Roozendaal, “la prohibición general es indiscriminada, vaga, indefinida y una clara violación de las convenciones fundamentales de derechos humanos que Turquía ha suscrito voluntariamente”. El gobernador, alineado con la represión de estado LGTBfóbica del presidente Erdoğan, alega que, ante situaciones de “emergencia”, la Constitución de Turquía contempla “detener el uso de los derechos y libertades fundamentales”.
Como recogíamos, el gobernador de Ankara, Ercan Topaca, emitía un comunicado a finales de noviembre prohibiendo por tiempo indefinido todas las expresiones culturales de la comunidad LGTB en la capital turca. El antecedente había sido el veto a la celebración del Festival de Cine LGTBI Alemán, organizado entre otros por la embajada germana. Para la oficina del gobernador, los actos LGTB pueden generar “resentimiento y odio contra una parte de la sociedad”.
Frente tal situación, Kaos GL y Pink Life presentaban sendas apelaciones ante los tribunales, que finalmente han sido rechazadas al considerar que la prohibición “no es ilegal”. Para Björn van Roozendaal, director de programas de ILGA-Europa, “legitimar el odio hacia las personas LGTBI a través de una medida como esta es inaceptable. Debe transmitirse el mensaje de que esto no está bien, la comunidad turca LGTBI no está sola y que sus amigos en otros países de Europa continúan apoyándolos en su lucha legal”.
Y aunque la justicia cree que “la prohibición no causará resultados irrecuperables”, lo cierto es que está influyendo en la escalada LGTBfóbica del resto de Turquía, más allá de los límites de la capital, Ankara, donde la medida es de aplicación. El activismo igualitario turco denuncia que un Festival Queer fue prohibido en Beyoğlu, que la policía irrumpió en una proyección de película LGTB en Bursa y que la administración universitaria de la Universidad Técnica de Medio Oriente evitó dos proyecciones de películas con trasfondo igualitario, entre otras acciones discriminatorias.
Hemos informado de la involución de derechos y de visibilidad pública del colectivo LGTB en Turquía. En 2013 nos hacíamos eco de la histórica manifestación del Orgullo de Estambul, en la que participaron más de 15.000 personas (siendo la más multitudinaria hasta la fecha). Pero las ediciones de 2015 y 2016, en cambio, eran reprimidas violentamente por las autoridades. En 2015, según los organizadores del Orgullo, la marcha fue “prohibida de repente por la oficina del Gobernador de Estambul, a causa del mes de Ramadán, sin ningún aviso”.
Una circunstancia que, siendo exactamente igual, no impidió la manifestación en 2014 (un año en el que el Tribunal Constitucional de Turquía reconocía por primera vez que llamar “pervertidos” a las personas LGTB es lenguaje de odio). En 2016 la Policía turca disolvía violentamente la Marcha del Orgullo Trans de Estambul. Fue prohibida por el gobernador, que justificaba su decisión por “la seguridad de nuestros ciudadanos, en primer lugar, de los propios participantes”, pero desde el activismo LGTB se contempló como una claudicación ante las amenazas de grupos de extrema derecha nacionalista e islamistas. Una semana después, el Orgullo LGTB de Estambul correría la misma suerte. En agosto de 2016, la activista trans Hande Kader era brutalmente vejada y asesinada, después de haberse posicionado en primera fila durante el reprimido Orgullo Trans.
Una situación que se repetía en 2017, cuando tras las amenazas de un grupo ultranacionalista, y lejos de asegurar el ejercicio del derecho de manifestación del colectivo LGTB, el gobernador de Estambul prohibía la manifestación del Orgullo cediendo al chantaje de los extremistas. Cientos de valientes activistas desafiaron la prohibición y salieron a las calles, pero fueron duramente reprimidos.
El deterioro democrático y LGTBfóbico de Turquía
Desde el fallido intento de golpe de estado en Turquía, en julio de 2016, el presidente del país, Recep Tayyip Erdoğan, lo ha utilizado para acallar cualquier voz crítica que le resulte molesta. Ha despedido a miles de funcionarios públicos, acusándolos de golpistas, ha perseguido a periodistas y medios de comunicación críticos con el Gobierno y a políticos de la oposición y se ha detenido a activistas LGTB como Levent Pişkin o Uğur Büber. Solo en 2016, se imputaron cargos por “terrorismo” a 47.000 personas.
Como culminación del proceso de concentración de poder, el pasado abril Turquía aprobaba en referéndum convertirse en un estado presidencialista por un 51,41% de los votos. Erdoğan concentraba así toda la capacidad ejecutiva, junto a la potestad de elegir jueces de los tribunales superiores y disolver el Parlamento.
Con los dos mandatos de cinco años, aprobados como el plazo máximo que un presidente tendrá posibilidad de ejercer el cargo bajo la nueva Constitución, Erdoğan podría mantener su poder casi absoluto hasta 2029 (las próximas elecciones presidenciales no tienen lugar hasta 2019). Una situación altamente preocupante para el respeto de los derechos humanos y del colectivo LGTB en Turquía.
Fuente Dosmanzanas
Comentarios recientes