La Turquía de Erdoğan desprecia al colectivo LGTB: la Policía vuelve a impedir el Orgullo de Estambul con el uso de la fuerza
Los agentes obligaron a los detenidos a escuchar versículos del Corán en los coches patrulla
Los colectivos LGBT de Estambul deciden desafiar la prohibición de las autoridades para celebrar la marcha del Orgullo en Estambul, este domingo, 25 de junio, manteniendo la convocatoria para las 14 horas en la calle Istihlal, corazón comercial de la ciudad y tradicional punto de encuentro de este desfile que se celebra desde 2003 en la ciudad del Bósforo.
La deriva autocrática de Turquía se está volviendo incompatible con los derechos humanos, en general, y con los de la comunidad LGTB, en particular. El pasado sñabado nos hacíamos eco de las amenazas de un grupo ultranacionalista turco al Orgullo de Estambul. “No les permitiremos marchar”, decían. Lejos de blindar la seguridad para permitir el libre ejercicio del derecho de manifestación del colectivo LGTB, el gobernador de Estambul prohibía el sábado la manifestación del Orgullo (convocada para el domingo 25 de junio), cediendo al chantaje de los extremistas LGTBfóbicos. A pesar de todo, cientos de valientes activistas han salido a la calle con sus pancartas y banderas arcoíris para reclamar los derechos igualitarios, incluso se han leído manifiestos. Como en años anteriores, la Policía ha impedido la normal celebración de la marcha: han bloqueado los accesos a Taksim, han usado la fuerza y han practicado detenciones. Incluso han hecho desvestirse a personas que llevaban ropa multicolor o con mensajes reivindicativos.
A través de su cuenta de Twitter, el gobernador de Estambul, Vasip Şahin, compartía el sábado la decisión de la oficina que dirige: se prohibía el Orgullo LGTB. Esta institución gubernamental anunciaba su decisión justificándose en las “graves reacciones de diferentes sectores de la sociedad en contra de esta llamada”. Las autoridades alegan su incapacidad de “salvaguardar el orden público” y, por consiguiente, “no se permitirá la realización de reuniones y manifestaciones” del activismo LGTB y de los partidarios de la igualdad de derechos en Turquía. Las administraciones del país, controlado con mano férrea por el presidente Recep Tayyip Erdoğan, no permiten la celebración del Orgullo desde 2014. Las ediciones de 2015 y 2016, igual como la de este año (convocada para ayer), han sido reprimidas por la Policía mediante el uso de la fuerza.
A finales de la semana pasada publicábamos que The Alperen Hearths, una organización vinculada al extraparlamentario Partido de la Gran Unidad (BBP) amenazaba al Orgullo LGTB de Estambul diciendo que “bajo ninguna circunstancia les permitiremos marchar”, porque “necesitamos prevenir esta inmoralidad”. Poco más ha necesitado el Gobernador de Estambul para vetar la manifestación del Orgullo.
Eso sí, ninguno de los grupos o representantes de los mismos que han hostigado públicamente al colectivo LGTB ha sufrido la más mínima consecuencia, amonestación o represalia legal. Por ejemplo, Kürşat Mican, líder provincial de The Alperen Hearths, apareció en KRT TV ofreciendo un discurso de odio y exclusión. Además de salirle gratis, a Mican le ha servido para visibilizarse (a él y a su organización) y, encima, recibe la razón del gobernador en forma de prohibición del Orgullo. En cambio, el activismo igualitario, víctima de las amenazas y de la violencia verbal, ha sufrido las consecuencias del veto gubernamental al Orgullo de Estambul, por tercer año consecutivo.
La Policía, mano ejecutora de la represión LGTBfóbica de Estado
Los organizadores del Orgullo de Estambul 2017 se comprometieron a manifestarse el 25 de junio en la plaza central de Taksim, usando un hashtag turco para “marchar” (#Yürüyoruz), a pesar de la prohibición del gobernador. Pero la Policía establecía puntos de control de acceso en las inmediaciones, lo que ha impedido que los activistas entraran en la zona en grupo. Desde el mediodía, la policía acordona los numerosos accesos al punto de encuentro registrando a los transeúntes en busca de banderas arco iris y vetando a quienes visten con ropa llamativa. “La marcha es imposible, no hemos podido ni pasar a la calle Istiklal, por nuestro aspecto (…). Las autoridades dicen que han prohibido la marcha por nuestra seguridad, vistas las amenazas de sectores ultranacionalistas, pero creemos que es un pretexto (…). No solo se prohíbe la marcha gay: desde hace un par de años, y especialmente desde la proclamación del estado de emergencia en julio pasado, no se puede hacer ninguna manifestación, sea del signo que sea, salvo si la convoca el propio gobierno“, declara una activista.
Ante la imposibilidad de reunirse en el lugar previsto, al menos un centenar de manifestantes conseguían congregarse en el barrio adyacente de Cihangir, frecuentado por un público más liberal y abierto, donde despliegan sus pancartas y no dudan en agitar sus banderas, tocando tambores, coreando consignas igualitarias e incluso leyendo un manifiesto. Entre otras, estos defensores de los derechos LGTB portaban una pancarta que decía: “Acostúmbrate, estamos aquí”, es uno de los lemas vitoreados por los asistentes que no dudan en escenificar escenas de cariño entre personas del mismo sexo. Sin embargo, la celebración es también coartada por una unidad policial que se adentra en la zona lanzando de nuevo algunos botes de gas lacrimógeno.
“No han usado cañones de agua, porque los grandes vehículos blindados no pueden entrar en estas calles”, señala un activista. Portavoces de los colectivos LGBT han asegurado que al menos hay una decena de personas detenidas, entre ellas una extranjera, aunque no tienen todavía cifras definitivas. “Pese a la prohibición hemos conseguido realizar nuestra marcha anual; la policía nos dispersa, pero aquí estamos (…). Por una parte hemos acudido cada vez más gente: se nos ve mucho más que antes, hemos crecido, y por eso damos más miedo al gobierno, y por otra parte cada vez hay más represión política en todos los aspectos (…). Pero hemos estado antes, estamos ahora y estaremos en el futuro”, declara un participante anónimo de la marcha.
La Policía ha hecho uso de gases lacrimógenos para dispersar a las multitudes y algunos activistas han subido a redes el lanzamiento de agua a presión contra manifestantes, así como el disparo de bolas de goma y la utilización de botes de humo por parte de los agentes.
Faşizm#Yürüyoruz. #AramızdaNeVar #Pride2017 pic.twitter.com/vKtYF8EzAw
— Devrimci Kadınlar (@DevrimciKadnlar) 25 de junio de 2017
La agencia de noticias Anadolu de Turquía habla del arresto de “unas 20 personas”, que supuestamente habrían ignorado las advertencias policiales de dispersarse porque “la marcha no tiene permiso”. Andrew Gardner, investigador y activista de Amnistía Internacional en Turquía, ha fotografiado y compartido en su cuenta de Twitter algunas de las detenciones, de las que ha sido testigo, y que asevera que se han producido “al azar”:
Police detain more people, seemingly at random, from the crowd of around 50 people. Firuzağa, Cihangir. #IstanbulPride pic.twitter.com/rFOPkc7FnQ
— Andrew Gardner (@andrewegardner) 25 de junio de 2017
Varios activistas, que gritaron lemas a favor de los derechos de los homosexuales, fueron detenidos en la calle peatonal Istiklal. Según el comité organizador de la Semana del Orgullo Gay de Estambul, los arrestados fueron obligados a escuchar rezos del Corán en los coches policiales. Uno de los detenidos ha sido Bram Janssen, periodista de Associated Press, quien se encontraba cubriendo el Orgullo LGTB de Estambul. La agencia para la que trabaja está tratando de esclarecer los motivos por los que ha sido arrestado por la Policía. Lucas Waagmeester, corresponsal en Turquía de los Países Bajos, ha grabado el momento de su detención y lo ha colgado en Twitter:
Moment waarop Bram Janssen wordt meegenomen. Serie willekeurige arrestaties, in een poging de groep Pride-deelnemers uit elkaar te krijgen. pic.twitter.com/RGxOMcrN1S
— Lucas Waagmeester (@NOSWaagmeester) 25 de junio de 2017
Pero la actuación policial ha superado el absurdo cuando ha obligado a algunos asistentes a quitarse su camiseta por llevar la palabra “Orgullo” con los colores del arcoíris:
#Turkey police force someone to take off their t-shirt because it says “pride”. #Istanbul #LGBTPride pic.twitter.com/CADdUUKuUn
— Mark Lowen (@marklowen) 25 de junio de 2017
El activismo LGTB turco no se rinde
“Hacer declaraciones de prensa es un derecho, protestar es un derecho, organizarse, objetar y resistir son derechos; No pueden ser objeto de permiso”. Es una de las más claras declaraciones que ha realizado el activismo LGTB de Turquía tras el veto oficial al Orgullo de Estambul. A través de una nota de prensa, el 25º Comité de la Semana LGBTI + Orgullo de Estambul así lo ha dicho y, además, se ha quejado de la decisión gubernamental. Especialmente, después de solicitar una reunión “hace 20 días” con Vasip Şahin y no haber recibido ninguna respuesta.
Una de las detenidas por participar en la Marcha del Orgullo Gay en Estambul.
A la justificación de “salvaguardar el orden público” y mantener la seguridad de todos que ha hecho el gobernador, los organizadores del Orgullo le han recriminado que “nuestra seguridad será proporcionada reconociéndonos en la Constitución, garantizando la justicia, la igualdad y la libertad. Nuestra seguridad será proporcionada en un país donde podemos tener una manifestación del Orgullo LGBTI”.
Los colectivos igualitarios han insistido en que “no tenemos miedo” y lanzan el siguiente mensaje a los que aplican políticas cobardes contra el activismo: “nosotros somos los que declaramos la revolución del amor y la identidad de género. Somos los que somos excluidos, ignorados, pero resistentes. No estamos solos, no estamos equivocados, y no renunciaremos de ninguna manera. Gobernadores, gobiernos o estados cambian, nosotros nos quedamos. ¡Estas amenazas, prohibiciones, presiones no nos detendrán! Echamos de menos nuestra marcha, no renunciamos a nuestra marcha. Estamos celebrando el 25 aniversario de la Semana LGBTI + Orgullo de Estambul, y estamos orgullosos. ¡Estad furiosos vosotros!”.
Erdoğan, más autoritarismo y menos democracia
Desde el fallido intento de golpe de estado en Turquía, en julio de 2016, el presidente del país, Recep Tayyip Erdoğan, lo ha utilizado para acallar cualquier voz crítica que le resulte molesta. Hasta el momento, ha despedido a más de 100.000 funcionarios públicos, acusándolos de golpistas, según denuncia la organización Human Rights Watch. También se ha perseguido a periodistas y medios de comunicación críticos con el Gobierno, a políticos de la oposición y se ha detenido a activistas LGTB como Levent Pişkin o Uğur Büber. Solo en 2016, se le han imputado cargos por “terrorismo” a 47.000 personas.
El pasado mes de abril de 2017, Turquía aprobaba en referéndum convertirse en un estado presidencialista. Además de eliminar el cargo de primer ministro y concentrar poderes en su persona, de un modo autocrático, Erdoğan podrá nombrar ministros del gabinete, uno o varios vicepresidentes, emitir decretos, elegir jueces de los tribunales superiores y disolver el Parlamento. Con los dos mandatos de cinco años, aprobados como el plazo máximo que un presidente tendrá posibilidad de ejercer el cargo, Erdoğan podría mantener su poder casi absoluto hasta 2029. Sin duda, una noticia muy preocupante para el respeto de los derechos humanos y del colectivo LGTB en Turquía.
Fuente Dosmanzanas/Universogay
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