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Archivo para Domingo, 15 de mayo de 2016

Espíritu Santo, ven…

Domingo, 15 de mayo de 2016
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hiver_13

“Sin el Espíritu Santo, Dios es lejano, Cristo queda en el pasado, el Evangelio es letra muerta, la Iglesia una simple organización, la autoridad un dominio, la misión proselitismo, el culto una evocación, la praxis humana una moral de esclavos…

Pero en el Espíritu Santo el cosmos es elevado a gemidos de parto del Reino, Cristo resucitado está presente, el Evangelio es potencia de vida, la Iglesia significa comunión, la autoridad un servicio, la misión es un pentecostés, la liturgia un memorial y una anticipación, la praxis humana queda divinizada”

*

Ignacio IV,
patriarca de Antioquía

***

 

Pentecost-fire

***

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

“Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros.

El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.

El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.

Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.”

*

Juan 14, 15-16. 23b-26

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“Invocación”. Pentecostés – C (Juan 14,15-16.23b-26)

Domingo, 15 de mayo de 2016
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8-PENTECOSTES-300x294Ven, Espíritu Creador, e infunde en nosotros la fuerza y el aliento de Jesús. Sin tu impulso y tu gracia, no acertaremos a creer en él; no nos atreveremos a seguir sus pasos; la Iglesia no se renovará; nuestra esperanza se apagará. ¡Ven y contágianos el aliento vital de Jesús!

Ven, Espíritu Santo, y recuérdanos las palabras buenas que decía Jesús. Sin tu luz y tu testimonio sobre él, iremos olvidando el rostro bueno de Dios; el Evangelio se convertirá en letra muerta; la Iglesia no podrá anunciar ninguna noticia buena. ¡Ven y enséñanos a escuchar solo a Jesús!

Ven, Espíritu de la Verdad, y haznos caminar en la verdad de Jesús. Sin tu luz y tu guía, nunca nos liberaremos de nuestros errores y mentiras; nada nuevo y verdadero nacerá entre nosotros; seremos como ciegos que pretenden guiar a otros ciegos. ¡Ven y conviértenos en discípulos y testigos de Jesús!

Ven, Espíritu del Padre, y enséñanos a gritar a Dios «Abba» como lo hacía Jesús. Sin tu calor y tu alegría, viviremos como huérfanos que han perdido a su Padre; invocaremos a Dios con los labios, pero no con el corazón; nuestras plegarias serán palabras vacías. ¡Ven y enséñanos a orar con las palabras y el corazón de Jesús!

Ven, Espíritu Bueno, y conviértenos al proyecto del «reino de Dios» inaugurado por Jesús. Sin tu fuerza renovadora, nadie convertirá nuestro corazón cansado; no tendremos audacia para construir un mundo más humano, según los deseos de Dios; en tu Iglesia los últimos nunca serán los primeros; y nosotros seguiremos adormecidos en nuestra religión burguesa. ¡Ven y haznos colaboradores del proyecto de Jesús!

Ven, Espíritu de Amor, y enséñanos a amarnos unos a otros con el amor con que Jesús amaba. Sin tu presencia viva entre nosotros, la comunión de la Iglesia se resquebrajará; la jerarquía y el pueblo se irán distanciando siempre más; crecerán las divisiones, se apagará el diálogo y aumentará la intolerancia. ¡Ven y aviva en nuestro corazón y nuestras manos el amor fraterno que nos hace parecernos a Jesús!

Ven, Espíritu Liberador, y recuérdanos que para ser libres nos liberó Cristo y no para dejarnos oprimir de nuevo por la esclavitud. Sin tu fuerza y tu verdad, nuestro seguimiento gozoso a Jesús se convertirá en moral de esclavos; no conoceremos el amor que da vida, sino nuestros egoísmos que la matan; se apagará en nosotros la libertad que hace crecer a los hijos e hijas de Dios y seremos, una y otra vez, víctimas de miedos, cobardías y fanatismos. ¡Ven, Espíritu Santo, y contágianos la libertad de Jesús!

José Antonio Pagola

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“El Espíritu Santo os lo enseñará todo”. Domingo 15 de mayo de 2016. Pentecostés

Domingo, 15 de mayo de 2016
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33-pentecostesC cerezoLeído en Koinonia:

Hechos de los apóstoles 2,1-11:  Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar.
Salmo responsorial: 103:  Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
1Corintios 12,3b-7.12-13: Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo.
Juan 20,19-23:  Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo

En el presente ciclo C pueden utilizarse tambien las siguientes lecturas:

Romanos 8, 8-17: Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios.
Juan 14, 15-16. 23b-26: El Espíritu Santo os lo enseñará todo

Nota 1: Este año, como ciclo C, hay otras lecturas posibles este día; consúltese esta fecha en el calendario litúrgico (http://www.servicioskoinonia.org/biblico/calendario), o directamente aquí:

http://servicioskoinonia.org/biblico/calendario/texto.php?codigo=20100523&cicloactivo=2010&cepif=0&cascen=0&ccorpus=0

Nota 2: Como casi todas, Pentecostés no es una fiesta originariamente cristiana (propuesta por Jesús) ni siquiera israelita (decidida por Israel), sino una celebración que es parte de una cultura religiosa que siempre está en evolución, y se acomoda y se enriquece con el transcurso del tiempo y la sucesión de las distintas vivencias del pueblo. Como «Fiesta de las Semanas» o «de la Cincuentena», en Israel fue una fiesta netamente agraria, que celebraba el inicio de la cosecha. Se celebraba siete semanas (cincuenta días) a partir de la Pascua, para dar gracias a Dios por la nueva cosecha (cf. Ex 23,16;34,22; Lv 23,15-21; Dt 16,9-12). En el judaísmo tardío se transformó en festividad plenamente religiosa: pasó a ser memoria del don de la Ley en el Sinaí al pueblo liberado de Egipto. Para recordar o estudiar la interesante «prehistoria» de las festividades cristianas, casi desconocida, y muy iluminadora, recomendamos el clásico libro de Thierry MAERTENS, «Fiesta en honor de Yahvé». (Puede ser recogido en la biblioteca de Koinonía: servicioskoinonia.org/biblioteca).

Sugerencias para la homilía (Escritas para el Diario Bíblico Latinoamericano en un ciclo anterior por el biblista Silvio Báez, recientemente nombrado obispo auxiliar de Managua, a quien agradecemos).

El Espíritu es la misma vida de Dios. En la Biblia es sinónimo de vitalidad, de dinamismo y novedad. El Espíritu animó la misión de Jesús y se encuentra también a la raíz de la misión de la Iglesia. El evento de Pentecostés nos remonta al corazón mismo de la experiencia cristiana y eclesial: una experiencia de vida nueva con dimensiones universales.

La primera lectura (Hch 2,1-11) es el relato del evento de Pentecostés. En ella se narra el cumplimiento de la promesa hecha por Jesús al final del evangelio de Lucas y al inicio del libro de los Hechos (Lc 24,49: “Por mi parte, les voy a enviar el don prometido por mi Padre… quédense en la ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza que viene de lo alto”; Hch 1,5.8: “Ustedes serán bautizados con Espíritu Santo dentro de pocos días… ustedes recibirán la fuerza del Espíritu Santo”).

Con esta narración Lucas profundiza un aspecto fundamental del misterio pascual: Jesús resucitado ha enviado el Espíritu Santo a la naciente comunidad, capacitándola para una misión con horizonte universal. El relato inicia dando algunas indicaciones relativas al tiempo, al lugar y a las personas implicadas en el evento. Todo ocurre “al llegar el día de Pentecostés” (Hch 2,1). Pentecostés es una fiesta judía conocida como “fiesta de las semanas” (Ex 34,22; Num 28,26; Dt 16,10.16; etc.) o “fiesta de la cosecha” (Ex 23,16; Num 28,26; etc.), que se celebraba siete semanas después de la pascua.

Parece ser que en algunos ambientes judíos en época tardía, en esta fiesta se celebraban las grandes alianzas de Dios con su pueblo, particularmente la del Sinaí que estaba directamente relacionada con el don de la Ley. Aunque Lucas no desarrolla esta temática en el relato de Pentecostés, seguramente conocía esta tradición y es probable que haya querido asociar el don del Espíritu, enviado por Cristo resucitado, al don de la Ley recibido en el Sinaí. En la comunidad de Qumrán, contemporánea a Jesús, Pentecostés había llegado a ser la fiesta de la Nueva Alianza que aseguraba la efusión del Espíritu de Dios al nuevo pueblo purificado (cf. Jer 31,31-34; Ez 36).

El texto de los Hechos da otra indicación: “estaban todos juntos en un mismo lugar” (Hch 2,1). Con estas palabras se quiere sugerir que los presentes estaban unidos, no sólo en un mismo sitio, sino con el corazón. Aunque no se habla de una reunión cultual, no sería extraño que Lucas imaginara a los creyentes en oración, esperando la venida del Espíritu, de la misma forma que Jesús estaba orando cuando el Espíritu bajó sobre él en el bautismo (Lc 3,21: “Mientras Jesús oraba… el Espíritu Santo bajó sobre él”; Hch 1,14: “Solían reunirse de común acuerdo para orar en compañía de algunas mujeres, de María la madre de Jesús y de los hermanos de éste”).

Lucas utiliza en primer lugar el símbolo del viento para hablar del don del Espíritu: “De repente vino del cielo un ruido, semejante a una ráfaga de viento impetuoso y llenó la casa donde se encontraban” (Hch 2,2). Aunque los discípulos estaban a la espera del cumplimiento de la promesa del Señor resucitado, el evento ocurre “de repente” y, por tanto, en forma imprevisible. Es una forma de decir que se trata de una manifestación divina, ya que el actuar de Dios no puede ser calculado ni previsto por el ser humano. El ruido llega “del cielo”, es decir, del lugar de la trascendencia, desde Dios. Su origen es divino. Y es como el rumor de una ráfaga de viento impetuoso.

El evangelista quería describir el descenso del Espíritu Santo como poder, como potencia y dinamismo y, por tanto, el viento era un elemento cósmico adecuado para expresarlo. Además, tanto en hebreo como en griego, espíritu y viento se expresan con una misma palabra (hebreo: ruah; griego: pneuma). No es extraño, por tanto, que el viento sea uno de los símbolos bíblicos del Espíritu. Recordemos el gesto de Jesús en el evangelio, cuando “sopla” sobre los discípulos y les dice: “Reciban el Espíritu Santo” (Jn 20,22), o la visión de los esqueletos calcinados narrada en Ezequiel 37, donde el viento–espíritu de Dios hace que aquellos huesos se revistan de tendones y de carne, recreando el nuevo pueblo de Dios.

“Entonces aparecieron lenguas como de fuego, que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos” (Hch 2,3). Lucas se sirve luego de otro elemento cósmico que era utilizado frecuentemente para describir las manifestaciones divinas en el Antiguo Testamento: el fuego, que es símbolo de Dios como fuerza irresistible y trascendente. La Biblia habla de Dios como un “fuego devorador” (Dt 4,24; Is 30,27; 33,14); “una hoguera perpetua” (Is 33,14). Todo lo que entra en contacto con él, como sucede con el fuego, queda transformado. El fuego es también expresión del misterio de la trascendencia divina. En efecto, el ser humano no puede retener el fuego entre sus manos, siempre se le escapa; y, sin embargo, el fuego lo envuelve con su luz y lo conforta con su calor. Así es el Espíritu: poderoso, irresistible, trascendente.

El evento extraordinario expresado simbólicamente en los vv. 2-3 se explicita en el v. 4: “Todos quedaron llenos del Espíritu Santo”. Dios mismo llena con su poder a todos los presentes. No se les comunica un auxilio cualquiera, sino la plenitud del poder divino que se identifica en la Biblia con esa realidad que se llama: el Espíritu. Se trata de un evento único que marca la llegada de los tiempos mesiánicos y que permanecerá para siempre en el corazón mismo de la Iglesia. Desde este momento el Espíritu será una presencia dinámica y visible en la vida y la misión de la comunidad cristiana.

La fuerza interior y transformadora del Espíritu, descrita antes con los símbolos del viento y del fuego, se vuelve ahora capacidad de comunicación que inaugura la eliminación de la antigua división entre los seres humanos a causa de la confusión de lenguas en Babel (Gen 11). “Y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según el Espíritu Santo les concedía expresarse” (v. 4). En Jerusalén, no en la casa donde están los discípulos, ni en el espacio cerrado de unos pocos elegidos, sino en el espacio abierto donde hay gente de todos las naciones (v. 5), en la plaza y en la calle, el Espíritu reconstruye la unidad de la humanidad entera e inaugura la misión universal de la Iglesia.

El pecado condenado en el relato de la torre de Babel es la preocupación egoísta de los seres humanos que se cierran y no aceptan la existencia de otros grupos y otras sociedades, sino que desean permanecer unidos alrededor de una gran ciudad cuya torre toque el cielo. El Espíritu debe venir continuamente para perdonar y renovar a los seres humanos para que no se repitan más las tragedias causadas por el racismo, la cerrazón étnica y los integrismos religiosos.

El Espíritu de Pentecostés inaugura una nueva experiencia religiosa en la historia de la humanidad: la misión universal de la Iglesia. La palabra de Dios, gracias a la fuerza del Espíritu, será pronunciada una y otra vez a lo largo de la historia en diversas lenguas y será encarnada en todas las culturas. El día de Pentecostés, la gente venida de todas las partes de la tierra “les oía hablar en su propia lengua” (Hch 2,6.8). El don del Espíritu que recibe la Iglesia, al inicio de su misión, la capacita para hablar de forma inteligible a todos los pueblos de la tierra.

En el evangelio se narra la aparición del Señor Resucitado a los discípulos el día de pascua. Todo el relato está determinado por una indicación temporal (es el primer día de la semana) y una indicación espacial (las puertas del lugar donde están los discípulos están cerradas).

La referencia al primer día de la semana, es decir, el día siguiente al sábado (el domingo), evoca las celebraciones dominicales de la comunidad primitiva y nuestra propia experiencia pascual que se renueva cada domingo. La indicación de las puertas cerradas quiere recordar el miedo de los discípulos que todavía no creen, y al mismo tiempo quiere ser un testimonio de la nueva condición corporal de Jesús que se hará presente en el lugar. Jesús atravesará ambas barreras: las puertas exteriores cerradas y el miedo interior de los discípulos. A pesar de todo, están juntos, reunidos, lo que parece ser en la narración una condición necesaria para el encuentro con el Resucitado; de hecho Tomás sólo podrá llegar a la fe cuando está con el resto del grupo.

Jesús “se presentó en medio de ellos” (v.19). El texto habla de “resurrección” como venida del Señor. Cristo Resucitado no se va, sino que viene de forma nueva y plena a los suyos (cf. Jn 14,28: “me voy y volveré a vosotros”; Jn 16,16-17) y les comunica cuatro dones fundamentales: la paz, el gozo, la misión, y el Espíritu Santo.

Los dones pascuales por excelencia son la paz (el shalom bíblico) y el gozo (la járis bíblica), que no son dados para el goce egoísta y exclusivo, sino para que se traduzcan en misión universal. La misión que el Hijo ha recibido del Padre ahora se vuelve misión de la Iglesia: el perdón de los pecados y la destrucción de las fuerzas del mal que oprimen al ser humano. Para esto Jesús dona el Espíritu a los discípulos. En el texto, en efecto, sobresale el tema de la nueva creación: Jesús “sopló sobre ellos”, como Yahvé cuando creó al ser humano en Gen 2,7 o como Ezequiel que invoca el viento de vida sobre los huesos secos (Ez 37). Leer más…

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Dom 15.5.16. Pentecostés 1. Las obras del Espíritu Santo (educación y consejo)

Domingo, 15 de mayo de 2016
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pentecostesDel blog de Xabier Pikaza:

Año tras año he venido repitiendo en esta fiesta, desde 2007, el tema y teología del Espíritu Santo, y así podrá verlo quien lo quiera, buscando en mi blog de RD.

Pues bien, este año he querido hablar de las Obras del Espíritu Santo, que se identifican con las obras del misericordia espirituales, esto es, Espíritu Santo, obras que iglesia viene proponiendo desde finales de la Edad Media.

Empezaré recordando, a modo de ejemplo que suele hablarse los siete “dones” del Espíritu Santo, en la línea de Is 11, para evocar después los siete frutos, citados por San Pablo en Gal 5, 22. Pero me detendré después en las obras del Espíritu Santo, que son obras de misericordia humana, pero son, al mismo tiempo, obras de la misericordia de Dios, que es el Espíritu Santo.

En esa línea, Pentecostés es la fiesta de Dios como Espíritu de amor/vida que se manifiesta y actúa en la vida de los hombres. Pero es al mismo tiempo la “fiesta y compromiso” de los hombres, que se van haciendo espirituales, en un gesto de amor mutuo, de experiencia de vida.

Como el tema es largo, publicaré hoy sólo las dos primeras obras (enseñar, aconsejar) A lo largo de la Semana de Pentecostés publicaré las cinco siguientes.

Como verá quien siga leyendo, según el evangelio, la primera “obra” del Espíritu Santo es la enseñanza (el Espíritu Santo os lo enseñará todo…). En esa línea, las obras del Espíritu Santo comienzan por la enseñanza. Buena Vigilia y día de Pentecostés.

Evangelio de Pentecostés: Juan 14, 15-16. 23b-26 (extracto)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros… Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.”

1. SIETE DONES, SIETE FRUTOS

a. Siete dones (Is 11, 1-3)

La tradición católica ha puesto de relieve los siete dones o espíritus de los que habla la traducción latina de Is 11, 1-3 (cf. Catecismo de la Iglesia católica 1992, num 1831). El texto original hebreo habla sólo de de seis espíritus:

«Un retoño brotará del tronco de Jesé y un vástago de sus raíces dará fruto. Sobre él reposará el espíritu de Yahvé: espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de conocimiento y temor de Yahvé. Él se deleitará en el temor de Yahvé».

La traducción de la Vulgata ha interpretado el texto, añadiendo un don:

Y descansará sobre él el Espíritu del Señor:
Espíritu de sabiduría y entendimiento,
Espíritu de consejo y fortaleza,
Espíritu de ciencia y de piedad,
y le llenará el Espíritu del temor de Dios.

Al final del texto hebreo se repetía, por paralelismo literario, el espíritu de temor; pero EL texto latino pone «piedad» en lugar de la primera vez en que aparece temor. De esa forma quedan los siete dones del Espíritu, que la tradición católica ha destacado.

Esos siete dones son la expresión más alta del “espíritu mesiánico”, es decir, de la presencia y acción del Espíritu Santo en la vida de los que siguen a Jesús:

sabiduría y entendimiento,
consejo y fortaleza,
conocimiento y piedad
y temor de Dios.

b. Los siete frutos (Gal 5, 22)

San Pablo conoce y expone, en un lugar privilegiado de su obra, los siete frutos del Espíritu Santo, es decir, los frutos que produce en el creyente la presencia y obra del Espíritu Santo. San Pablo los contrapone a las obras de la “carne”, es decir, de la vida estéril de aquellos que se cierran en su egoísmo (Gal 5, 19-21) que son:

fornicación, impureza, desenfreno,
idolatría, hechicería,
enemistades, pleitos, celos, ira, contiendas, disensiones, partidismos,
envidia, borracheras, orgías y cosas semejantes a éstas.

En ese contexto añade san Pablo los nueve frutos del Espíritu (que por paralilismo con lo anterior deberían llamarse obras del Espíritu Santo), que están mucho mejor estructurados que las obras de la carne (que eran al menos quince…):

amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad,
fidelidad, mansedumbre, continencia (Gal 5, 22)

De esos nueve frutos del Espíritu, que forman un esquema completo, que consta de nueve miembros (3 por 3) sólo quiero citar y comentar aquí los tres primeros, que forman una clara unidad:

‒ El primer fruto del Espíritu es el amor. Más que fruto se le podría llamar identidad, conforme a todo lo indicado: el espíritu de Dios se identifica en sí como con el amor, como supone 1 Cor 13. Comparando este pasaje con otros de San Pablo, podemos añadir que el amor es la verdad del Espíritu Santo, es decir, del perdón creador que Dios ofrece a los humanos en el Cristo.

‒ El segundo fruto es el gozo… que nace del amor y que aparece como signo del Espíritu. Frente al mensaje del Bautista, que puede condensarse como voz amenazante de juicio (cf. Mt 3, 7-12), el Espíritu del Cristo viene a presentarse como llamada desbordante a la alegría. Quizá pudiéramos añadir que el amor mismo se vuelve gozo: es el amor que ya no juzga, no se impone, no pretende nada por la fuerza, nada teme.

‒ El tercer fruto del Espíritu es la paz. En la trilogía anterior la paz venía antes que el gozo, ahora aparece después, como despliegue y culminación de ese gozo del Espíritu. Se trata, sin duda, de una paz interna, pero es claro también que ella se expresa en las diversas circunstancias de la vida externa, como expresión de la reconciliación humana lograda por el Cristo.

Amor, gozo y paz… Esta es la más perfecta definición del Espíritu Santo y de la vida del cristiano. Esto es el Espíritu de Dios, esto es Pentecostés. Del amor brota de un modo natural el gozo de la vida, la felicidad de ser amados y amar, en camino donde emerge la paz y se supera la violencia de la “carne” que conduce a la lucha y a la muerte entre todos los humanos.

2. SIETE OBRAS DE MISERICORDIA

imagessinfotogif(El tema ha sido desarrollado en Entrañable Dios. Las obras de Misericordia)

Las obras de misericordia “espirituales” constituyen la mejor definición vital del Espíritu Santo, es decir, de la acción del Espíritu en Pentecostés. Estrictamente hablando, las obras de misericordia eran seis, y habían sido formuladas en Mt 25, 31-46: dar de comer/beber al hambriento y sediento, acoger/vestir al exilado y desnudo, visitar y ayudar al enfermo y encarcelado. Pues bien, desde el final de la Edad Media, la Iglesia ha querido añadir unas obras de misericordia espirituales, que se identifican con la acción y presencia del Espíritu santo en la vida de la iglesia.

Estas siete obras ofrecen un precioso ideario y camino de educación y maduración cristiana (humana) y pueden entenderse como la gran obra del Espíritu Santo que actúa y se manifiesta en la misma vida humana (en la acción y el compromiso de maduración de los hombres).

De un modo muy significativo, estas obras pueden entenderse como los siete escalones o grados de un camino de presencia del Espíritu Santo desde enseñar al que no sabe hasta orar por vivos y difuntos, como han formulado hacia el final del Medioevo en los catecismos y tratados de moral. Este es el Pentecostés de la Iglesia:

enseñar al que no sabe,
dar buen consejo a quien lo necesite,
corregir al que yerra,
perdonar la injurias,
consolar a los tristes,
soportar con paciencia las adversidades y defectos de los otros
y orar por los vivos y difuntos.

1. ENSEÑAR AL QUE NO SABE.

Estrictamente hablando, esta primera obra de misericordia (este primer Pentecostés) es una tarea de justicia (en la línea de las obras corporales de Mt 25, 37, propias de los justos) y retoma el motivo fundamental del mensaje y vida de Jesús, profeta y maestro de sabiduría, que impartió su enseñanza al pueblo llano, mal guiado y educado por pastores y escribas que tendían a ponerse al servicio de los privilegiados. Leer más…

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Domingo de Pentecostés. Ciclo C.

Domingo, 15 de mayo de 2016
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pentecostes1Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

Una catequesis poco feliz ha hecho que muchos cristianos, sobre todo de mayor edad, vean al Espíritu Santo como algo raro, que no desempeña ningún papel en sus vidas. Las lecturas de este domingo podrían ayudarles a cambiar de opinión.

  1. El Espíritu Santo: orador y traductor simultaneo (Hechos 2,1-11).           

Los frecuentes viajes que realizamos hoy día nos han hecho conscientes de la importancia de los idiomas. Cuando solo se trata de comprar un bocadillo o un refresco no es problema. Pero hablar de la persona de Jesús y de su mensaje en las más diversas regiones del imperio romano no era nada fácil. Omitiendo otros muchos pueblos, la lectura de Hechos menciona a partos, medos, elamitas, habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, Egipto, Libia, cretenses y árabes. ¿Cómo pudieron los primeros cristianos proclamar el evangelio en idiomas tan distintos? Indudablemente, aprendiendo con enorme dificultad la lengua de cara región, como hicieron más tarde los misioneros en todas partes del mundo.

El libro de los Hechos hablará de muy diversas actuaciones del Espíritu. Pero Lucas quiere comenzar por este episodio programático: si el evangelio se ha extendido por todo el mundo ha sido gracias al Espíritu Santo. Todo ha sido obra suya: el mensaje y la capacidad de traducirlo a cada lengua. El mensaje lo resumen los protagonistas en cuatro palabras: “las maravillas de Dios”. Lo que no acaban de entender es cómo ha sido posible ese fenómeno de traducción simultánea.

Para contar este acontecimiento, Lucas se inspira en relatos del Antiguo Testamento. Cuando Dios se revela a Moisés en el Sinaí: “hubo truenos y relámpagos y una nube espesa sobre el monte… y toda la montaña temblaba” (Ex 19,16.18). Por otra parte, el profeta Joel había anunciado que la venida del Espíritu iría acompañada de “prodigios arriba en el cielo y signos abajo en la tierra: sangre, fuego, columnas de humo”. Lucas no es tan tremendista. Le basta el ruido de un “viento recio” y lenguas de fuego, que no aterrorizan a nadie, sino que se posan suavemente sobre cada uno. El viento tiene estrecha relación con el Espíritu (en hebreo y en griego se usan la misma palabra para ambas realidades). Las lenguas anticipan ese don asombroso de hablar distintos idiomas.

  1. El Espíritu Santo y el sentirnos hijos de Dios (Romanos 8,8-17).

          Jesús nos enseñó a llamar a Dios “Padre”. Pero muchos lo siguen viendo como juez severo, dispuesto a castigar nuestros pecados, que infunde temor; otros, como un ser lejano, desinteresado de nuestros sufrimientos y preocupaciones. Si somos cristianos, si estamos bautizados y hemos recibido el Espíritu, ¿cómo podemos pensar de esa manera?

  La carta a los Romanos ilumina este contraste. Hemos recibido un espíritu de hijos, el Espíritu atestigua que somos hijos de Dios y herederos suyos. Pero no somos los hijos de un millonario que heredarán todo automáticamente mientras se dedican a derrochar la fortuna de la familia. Además de ser hijos hay que sentirse hijos, dejándose llevar por el Espíritu; para heredar con Jesús hay que compartir su pasión. En muchas ocasiones, lo difícil será conjugar estas dos experiencias: la del sufrimiento, la pasión, y la de la paternidad de Dios. Esa fe necesaria para llamar a Dios “Padre”, como hace Jesús en el huerto de los olivos, incluso cuando están cerca el sufrimiento y la muerte. Y esto lo conseguimos gracias al Espíritu.

  1. El Espíritu Santo, un premio sorpresa (Juan 14,15-16.23b-26).

“Si te portas bien, tendrás un premio”, dicen muchos padres a sus hijos. “Si me amáis y guardáis mis mandamientos, tendréis dos premios”, dice Jesús a sus discípulos. El primero será un ser misterioso que les servirá de consuelo cuando Jesús esté ausente. El segundo, la visita del mismo Padre y de Jesús, no una visita rápida y de compromiso sino quedarse con nosotros de forma permanente. Y termina aclarando quién es ese ser misterioso del primer premio: el Espíritu Santo. Este regalo no es un objeto inerte que nos limitamos a contemplar. Nos recuerda todo lo que dijo Jesús y nos enseña a cómo ponerlo en práctica. Consuelo, enseñanza y recuerdo, tres efectos del Espíritu en todos nosotros.

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Domingo de Pentecostés. 15 mayo, 2016

Domingo, 15 de mayo de 2016
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Pascua16

“…el Espíritu Santo, (…),

será quien os lo enseñe todo

y os vaya recordando todo lo que os he dicho.”
(Jn 14, 26)

¡Bienvenida, Santa Ruah!

Año tras año te espero impaciente, esta noche es como la noche de Reyes, vienes tú con tus siete dones y yo te espero entre ilusionada y nerviosa.

¿Qué me regalarás este año? Y sea el año que sea, y me encuentre como me encuentre, ¡aciertas! Me das justo lo que necesito.

Fortaleza, Piedad, Temor de Dios, Ciencia, Sabiduría, Entendimiento y Consejo ¡SIETE! Y aunque con los años ya me han ido tocando todos, y alguno más de una vez, la verdad es que siempre son nuevos.

Pero te diré algo: es verdad que me ilusiona recibir algo de ti, pero sobre todo me ilusiona recibirTE a ti Espíritu Santo, como esa hermosa persona de la Trinidad que eres, conversar contigo, dejar que seas tú quien me lo enseñe todo y me vayas recordando las palabras y los gestos de Jesús.

Sí, me gusta descubrirte como presencia cercana, viva. Como presencia amiga. Más, mucho más que un fuego, una paloma … También tú, Santa Ruah, eres Trinidad, eres Dios como lo son el Padre y el Hijo. Y es así, cercana como una mano amiga, como te descubro yo en mi vida. Y me alegra inmensamente tenerte de nuevo entre mis cosas, en mi cotidianidad en este tiempo especial, en este nuevo pentecostés.

¡Bienvenida Santa Ruah! ¡Entra! y ponlo todo a tu gusto, ¡estás en tu casa!

Entra en nuestra Iglesia y en nuestras iglesias, en nuestras comunidades y en nuestros corazones y haz lo que tú sabes: ¡descolócanos!

¡Haz sonar la música del Reino! ¡Y sácanos a bailar! a danzar, que nada ni nadie se quede quieto.

Y para terminar oremos con esa oración que resuena a través de los siglos:

Ven, Espíritu Divino
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.

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Al Espíritu Santo

Domingo, 15 de mayo de 2016
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Empújanos con tu fuerza,
dinamízanos con tu viento,
danos tu sabiduría,
despiértanos con tu música,
muévenos con tu energía,
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El Papa abre la puerta a que las mujeres puedan bautizar y oficiar matrimonios

Domingo, 15 de mayo de 2016
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mujeres_560x280Anuncia la creación de una “comisión oficial” sobre el diaconado femenino

En la actualidad, este servicio está reservado de manera exclusiva a los hombres

“Entre las funciones permitidas a los diáconos destacan la proclamación del evangelio, la predicación y la asistencia en el altar, la administración del sacramento del bautismo y el presidir matrimonios, dar bendiciones”

Francisco afirmó hoy que creará una comisión de estudio para analizar la posibilidad de permitir a las mujeres ejercer el servicio del diaconado en la Iglesia católica, actualmente reservado de manera exclusiva a hombres.

Esto durante un encuentro -en el Aula Pablo VI del Vaticano- con unas 900 líderes de congregaciones religiosas femeninas del mundo, asistentes a la asamblea trienal de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG).

En la reunión el pontífice respondió improvisando a seis preguntas de las presentes, una de ellas le cuestionó: “¿Por qué no constituir una comisión oficial para estudiar la cuestión?”.

En su respuesta el líder católico reveló que había abordado el asunto hace algunos años con un “buen y sabio profesor”, el cual tenía estudios sobre el uso de las mujeres diáconos en los primeros siglos de la Iglesia.

Siguió reconociendo que no estaba claro qué papel tenían esas mujeres. “¿Cuáles fueron estas mujeres diáconos? ¿Tenían ordenación o no? Está poco claro eso. ¿Cuál fue el papel de esas ‘diaconisas’ entonces?, se cuestionó.

“¿Constituir una comisión oficial que pueda estudiar la cuestión? Creo que sí. Sería bueno, para hacer que la Iglesia aclare este punto. Estoy de acuerdo, voy a hablar para hacer algo como esto. Acepto, me parece útil tener una comisión para aclarar”, añadió.

Actualmente la Iglesia católica reserva el diaconado exclusivamente a los hombres. Los seminaristas son ordenados “diáconos temporales” un tiempo antes de recibir la ordenación sacerdotal.

Pero no sólo pueden ser diáconos quienes serán presbíteros, también existe una categoría distinta de “diáconos permanentes” que incluso pueden ser casados. Estos son considerados el “grado inferior de la jerarquía eclesiástica”.

Entre las funciones permitidas a los diáconos destacan la proclamación del evangelio, la predicación y la asistencia en el altar, la administración del sacramento del bautismo y el presidir matrimonios, dar bendiciones. Ellos no pueden celebrar misa ni confesar o dar la unción de los enfermos.

La discusión sobre el diaconado femenino no es nueva. Durante la pasada asamblea del Sínodo de los Obispos, que tuvo lugar en el Vaticano en octubre de 2015, el arzobispo canadiense Paul-André Durocher avanzó el tema.

“El Sínodo debería reflexionar seriamente sobre la posibilidad de permitir el diaconado femenino, porque abriría el camino a mayores oportunidades para las mujeres en la vida de la Iglesia”, señaló.

“En donde fuese posible, a mujeres calificadas se les debería asignar posiciones y autoridades de decisión en las estructuras eclesiásticas”, añadió.

Fuente Religión Digital

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La archidiócesis de Baltimore publica la lista de clérigos acusados de pederastia

Domingo, 15 de mayo de 2016
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abusos-cruz_560x280Los grupos de apoyo a las víctimas alaban la actitud de monseñor Lori

Sólo 30 de las 170 diócesis USA han publicado una lista similar de presuntos abusadores

Para Terry McKiernan de BishopAccountability.org, la lista de Baltimore supone un “alivio enorme” y el descargo de un “peso terrible”

(Cameron Doody).- La archidiócesis de Baltimore, en el estado de Maryland, en los Estados Unidos, ha publicado una lista de los nombres de 71 curas y religiosos acusados de abuso sexual a menores. A pesar de que esta lista de presuntos clérigos abusadores ya se había publicado en una página web diocesana en enero de este año, había pasado desapercibida para el público hasta que el periódico The Baltimore Sun la publicara este pasado martes.

Ocho meses después de la investigación de 2002 de The Boston Globe -representada recientemente en la película Spotlight- acerca de abusos sexuales cometidos en Boston, la archidiócesis de Baltimore fue una de las primeras en los Estados Unidos en publicar una lista de 57 curas sospechosos de haber cometido actos de pedofilia. Esta nueva lista traída a la luz el martes por The Baltimore Sun añade al registro los nombres de otros 14 curas cuyos delitos se habrían cometido en los años posteriores a 2002.

snap-contra-los-abusosAunque los 71 nombres ya habían sido publicados a través de notas de prensa individuales, hasta ahora no se habían agrupado en una lista única y permanente, tal y como habían reclamado los defensores de las víctimas. Un portavoz de la archidiócesis de Baltimore, Sean Caine, dijo que la decisión de publicar los nombres fue “una respuesta a lo que hemos oído de los supervivientes”.

“El motivo principal de hacer pública una acusación es el de animar a cualquier otro que haya sido víctima de un individuo determinado a que lo denuncie también”, prosiguió Caine. “Hemos escuchado de las víctimas que un obstáculo importante al que se enfrentan es la sensación de que están solos”. Ahora que los nombres se han hecho públicos, dijo Caine, la idea es que los supervivientes no duden nunca más que sus casos fueran aislados.

Los grupos de apoyo a los supervivientes han recibido la medida tomada por el arzobispo de Baltimore, William E. Lori -el presidente de la Comisión de la Conferencia Episcopal de los EEUU para la Libertad Religiosa, y uno de los obispos estadounidenses más respetados- como un paso positivo en términos de la rehabilitación de las víctimas y como un modelo a seguir por otros obispos respecto a la responsabilización de las instituciones.

“Creo que es un punto a favor de Lori“, dijo Terry McKiernan, el presidente de la organización BishopAccountability.org, un grupo que vigila las respuestas eclesiásticas a los abusos de niños. “Hay que elogiar a Baltimore porque lo han hecho de buena voluntad; no lo han hecho porque fueran obligados a hacerlo [por la justicia]”.

David Lorenz, el director en Maryland de la Red de Supervivientes de Abusos por Curas (Survivors’ Network of those Abused by Priests, SNAP) también agradeció el gesto de Lori, pero recordó a The Baltimore Sun que, más allá de Baltimore, “hemos pedido que esto lo hagan todas las diócesis del país”.

bishoplori_250Según BishopAccountability.org, sólo 30 de las 170 diócesis católicas de los Estados Unidos han publicado una lista similar de presuntos abusadores. Y mientras que la base de datos de BishopAccountability.org tiene los nombres de 3.581 curas supuestamente pedófilos, en 2014 la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos elevó el número de clérigos sospechados, de manera “verosímil” o “creíble”, de haber cometido abusos sexuales en el período 1950-2013 a 6.427 personas: un hecho que significa que un 44% de los nombres de curas abusadores son todavía desconocidos por el público.

Para Terry McKiernan de BishopAccountability.org, la lista de Baltimore supone un “alivio enorme” y el descargo de un “peso terrible”. Sin embargo la SNAP, en una nota de prensa en respuesta a la publicación del registro de curas depredadores, alertó de la amenaza de que el mayor grado de transparencia en la archidiócesis pueda usarse como excusa de no reformar la ley “arcaica y favorecedora de abusadores” de Maryland de la prescripción de abusos sexuales a menores. “Hagan lo que hagan los legisladores u oficiales de la Iglesia”, rezó la nota de la SNAP, “instamos a cada una de las personas que hayan visto, sospechado o sufrido abusos y conspiraciones en iglesias o instituciones católicas . . . a que desenmascaren a estos criminales y que lo denuncien a la policía”.

Fuente Religión Digital

Baltimore Archdiocese publishes list of suspected paedophile priests

– Cameron Doody

The Archdiocese of Baltimore, Maryland, in the United States has published a list of the names of 71 priests and religious brothers accused of the sexual abuse of children. Despite the fact that this register of suspected sexual offenders had actually been posted on an archdiocesan website in January of this year, it had gone largely unnoticed until the newspaper The Baltimore Sun publicised it this past Tuesday. Leer más…

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James Alison, IX Premio Arco Iris de CRISMHOM

Domingo, 15 de mayo de 2016
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20150326_james_alisonEste año el premio Arco Iris Crismhom ha recaído en James Alison, sacerdote y teólogo defensor de nuestros derechos y dignidad como cristianos lgtb. Persona cercana a nuestra asociación pues ha estado siempre disponible a ayudarnos cuando lo hemos solicitado.

El acto de entrega se hará en la eucaristía del día 25 de junio, fin de semana anterior al orgullo lgtb.

Tendremos otra eucaristía para celebrar el X aniversario de Crismhom el día 4 de junio.

Estamos muy felices de poder entregar este premio y esperamos vuestra asistencia, anotad esas dos fechas pues son importantes para nuestra asociación.

Fuente Crismhom

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