Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Cambio’

“Porque, cuando soy débil, es entonces cuando soy fuerte” (1 Cor 12, 10)

Jueves, 3 de abril de 2014
Comentarios desactivados en “Porque, cuando soy débil, es entonces cuando soy fuerte” (1 Cor 12, 10)

Del blog À Corps… À Coeur:

aaapart_19

El culto al resultado reviste en nuestros días un carácter despiadado. Un divorcio, la pérdida de un empleo son sentidos como fracasos personales graves. (…) Se impone una conversión de la mirada. Ya es hora de admitir que, no sólo el fracaso no es un drama, sino que puede hacerse muy a menudo un acontecimiento positivo. Su primera ventaja, que está lejos de ser despreciable, consiste en disponernos en una actitud de humildad frente a la vida. Nos fuerza a aceptar la vida tal como es y no tal como la queremos o la soñamos. El verdadero sufrimiento nace de nuestra resistencia al cambio, al movimiento de la vida, a su flujo. Entonces regocijemonos cuando estemos en lo alto; y cuando los bajos se presenten, aceptemoslos y procuremos que nos sirvan de trampolines.

*

Frédéric Lenoir

1cor1210

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , , , , , , , , , ,

“¿Qué queda del proyecto del Papa?”, por Juan A. Estrada

Domingo, 23 de marzo de 2014
Comentarios desactivados en “¿Qué queda del proyecto del Papa?”, por Juan A. Estrada

Francisco2_t670Leído en la página web de Redes Cristianas

DESDE el principio, el papa Francisco sorprendió y abrió espacio a la esperanza. No hay duda de que ha cambiado el estilo del Papa, rompiendo con el autoritarismo y la sacralidad que impregnaron a muchos papados anteriores. El papa Francisco optó por humanizar el Papado, después de siglos de un proceso de divinización, y por despapalizar la Iglesia. Ya no era sólo él quien bendecía, sino el pedía ser bendecido.

Pidió y sigue pidiendo que se rece por él, subrayando su debilidad y la necesidad que tiene de todos, para dar una perspectiva evangélica a la Iglesia. Frecuentemente cambian las personas al asumir un cargo, según el conocido refrán popular de “si quieres conocer a Juanillo, dale un carguillo”. En este caso es la persona la que está transformando el cargo, aunque también éste impregna a la persona que lo ocupa.

Es uno de esos casos, en los que a mayor responsabilidad y altura de miras, se mejora a las personas. Bergoglio fue mejor obispo que superior de los jesuitas y el papa está mostrando que puede ser mejor que el arzobispo de Buenos Aires. El contacto con el pueblo, en lugar de aislarse de él; la toma de conciencia del sufrimiento de las personas; la sensibilización con las necesidades de los pobres y la percepción de que la corrupción, el nepotismo y el autoritarismo tienen un lugar en la Iglesia, está determinando el nuevo estilo papal. Por eso, un año después, subsiste la esperanza y hay todavía confianza en su proyecto.

Pero una cosa es predicar y otra dar trigo. Es más fácil cambiar la sensibilidad personal y ofrecer un nuevo estilo de ejercer la autoridad que acometer las necesarias reformas en la Iglesia y replantear sus instituciones. Hay aquí un círculo inevitable. Son las personas las que construyen las estructuras. Pero, las instituciones, a su vez, inciden en las personas, las impregnan y las determinan. El ser humano es un producto social, además de ser protagonista de la sociedad. Si no cambiamos las instituciones, éstas acaban transformando a las personas.

El pecado de los hombres genera estructuras de pecado y éstas revierten en los sujetos que las han creado. Hay que atender a ambos frentes, el personal y el social. Por eso, no basta un papa bueno y más evangélico, sino que se necesita también el reformador de una Iglesia que se ha quedado obsoleta en un tiempo de rápidos cambios. Sobre todo hace falta el impulsor de un proceso de cristianización de la iglesia, porque ésta se ha constituido en un poder bastante mundano, alejado del espíritu y la letra de los evangelios.

Esas reformas todavía no se han realizado, un año después. De tal modo que si mañana se muriera el papa dejaría un cuerpo institucional que, básicamente, es el mismo que heredó, a pesar de su cambio de estilo. Pero las grandes reformas necesitan tiempo, tanto más cuanto más profundas sean. Y ese cambio ya está en proceso con comisiones de cardenales que tienen que acometerlo; con la preparación de un sínodo que tiene que abordar grandes problemas que inciden en la vida de las personas; con nombramientos episcopales que buscan universalizar una nueva forma de ejercer la autoridad; con una llamada a la participación de todas las iglesias y un nuevo contexto que permite expresarse a cristianos hasta ahora silenciados… Hay mucha gente que respira después de sentirse asfixiada durante décadas, hay más libertad y participación, y crece el interés por el cristianismo en gente muy distante de la Iglesia en décadas anteriores.

Podríamos recurrir al símil de los brotes verdes o del final del túnel, según el modismo político que prefiramos. Pero se trata sólo de eso, aunque no es poco, porque subsisten los indicios y la esperanza que se generó el primer momento. Pero, hasta ahora, es un programa más en ciernes que realizado; más un proyecto y un deseo que una realidad constatable. Es comprensible el entusiasmo que genera el Papa, más cercano en su estilo a Juan XXIII que a sus predecesores inmediatos, aunque hay que evitar la lacra del culto a la personalidad que subsiste en la Iglesia.

También debe imperar la prudencia ante una personalidad de religiosidad y teología conservadora, aunque de indudable talante evangélico. Salvando las distancias, es el dilema que tuvo el arzobispo Óscar Romero en el Salvador, que pasó de un tradicionalismo cerrado a ser un reformador de la iglesia y un propulsor de un cambio evangélico. Esperemos que el proceso de cristianización que vive Bergoglio en el contacto con la realidad de la Iglesia le lleve también a ser el renovador e inspirador de una nueva forma de iglesia. Se trata de seguir adelante con el Concilio Vaticano II, que inauguró una primavera en la Iglesia. En ambos momentos históricos subsisten estructuras, grupos y personas que se resisten a una reforma de la Iglesia. Por eso, el proyecto de renovación ha comenzado, pero lo más difícil queda por hacer.

Diario de Sevilla, 18 03 14

Espiritualidad, General, Iglesia Católica , , , , ,

“Cuaresma para un cambio de dirección”, por Carlos Ayala Ramírez.

Domingo, 16 de marzo de 2014
Comentarios desactivados en “Cuaresma para un cambio de dirección”, por Carlos Ayala Ramírez.

cambiosLeído en Adital:

El año litúrgico, según el conocido psicoanalista Carl Jung, es un sistema terapéutico que toca, presenta y transforma todos los elementos de la vida. Desde esta perspectiva, la Cuaresma y la Pascua, por ejemplo, se consideran tiempos de adiestramiento para el cambio interior y comunitario. La expresión bíblica para señalar la transformación es metanoia, que indica cambio, conversión, dar vuelta, tener a la vista otro camino para andar, otro sendero que emprender con un cambio de dirección. Según este tiempo litúrgico, el camino hacia la transformación comienza simbólicamente con el Miércoles de Ceniza. Con la imposición del polvillo, reconocemos la necesidad de dar un giro con todo nuestro ser. Cambiar nuestro corazón de piedra por un corazón de carne, misericordioso, con entrañas, humano. Esto lo expresa la liturgia de la Iglesia mediante una fórmula ritual: al colocar la cruz de ceniza en la frente de los creyentes, se les dice: “Conviértete y cree en el Evangelio”. Es decir, cambia de camino, con renovada decisión, hacia la causa de Jesús de Nazaret: su reinado de justicia.

La palabra “camino” suele usarse como símbolo para definir la vida humana. En el mensaje del papa Francisco para la Cuaresma 2014, se retoma ese símbolo y se proponen algunas reflexiones para el camino personal y comunitario de conversión, considerando las problemáticas actuales. En primer lugar, el papa recuerda que la intención del año litúrgico es hacer presente el misterio de Cristo en el tiempo de los hombres y mujeres para reproducirlo en sus vidas. Esta presencia, explica, no es meramente subjetiva y limitada a la contemplación reflexiva y afectiva de los aspectos del misterio de Cristo que se van conmemorando, sino que entraña una eficacia salvífica objetiva. Por eso, las fiestas y los tiempos litúrgicos no son aniversarios de los hechos de la vida histórica de Jesús, sino presencia redentora en la acción ritual y en todos los signos litúrgicos de la celebración.

En segundo lugar, nos habla del carácter contracultural del camino salvífico de Dios. Dios no se revela mediante el poder y la riqueza del mundo, sino mediante la debilidad y la pobreza: “Siendo rico, se hizo pobre por nosotros”. De igual manera, Cristo, el Hijo de Dios, se hizo pobre; descendió en medio de nosotros, se acercó a cada uno; se “vació” para ser en todo semejante a nosotros (Flp 2, 7; y Heb 4, 15). Y la razón última de todo esto, enfatiza Francisco, es el amor, un amor que es gracia, generosidad y deseo de proximidad. El amor que nos hace semejantes, crea igualdad, derriba los muros y las distancias. Y Dios nos amó de esta manera en Jesús. En efecto, Jesús “trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre”.

Finalmente, en congruencia con ese camino salvífico y humanizador de Jesús, el papa exhorta a hacer ese recorrido de vida en nuestra propia historia personal y colectiva. En ese sentido, afirma que los cristianos “estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas”. Según el obispo de Roma, en nuestro tiempo hay tres tipos de miseria: la miseria material, la miseria moral y la miseria espiritual. La material es la que coloquialmente llamamos pobreza y toca a cuantos viven en una condición que no es digna de una persona: privados de derechos fundamentales y de bienes de primera necesidad, como la comida, el agua, las condiciones higiénicas, el trabajo, la posibilidad de desarrollo y de crecimiento cultural.

Frente a esta miseria, dice, la Iglesia ofrece su servicio, para atender necesidades y curar heridas que desfiguran el rostro de la humanidad. En los pobres y en los últimos vemos el rostro de Cristo; amando y ayudando a los pobres, amamos y servimos a Cristo. En este punto, el papa Francisco hace una denuncia y plantea un desafío: “Cuando el poder, el lujo y el dinero se convierten en ídolos, se anteponen a la exigencia de una distribución justa de las riquezas. Por tanto, es necesario que las conciencias se conviertan a la justicia, a la igualdad, a la sobriedad y al compartir”.

Con respecto a la miseria moral, expresa que esta consiste en la pérdida del sentido de la vida y la privación de las perspectivas de futuro. Lamenta que muchas personas se ven obligadas a vivir esta miseria por condiciones sociales injustas, por falta de un trabajo, lo cual les priva de la dignidad que da llevar el pan a casa, por falta de igualdad respecto de los derechos a la educación y la salud. En estos casos, añade el papa, la miseria moral bien podría llamarse casi suicidio incipiente y suele ir unida a la miseria espiritual, que nos golpea cuando nos alejamos o rechazamos el amor de Dios; cerrándonos a la perspectiva de fe que nos revela que Dios es el único que verdaderamente salva y libera.

En definitiva, el mensaje papal para la Cuaresma 2014 es una invitación a actualizar el seguimiento a Jesús, que fue en busca de los pobres y los pecadores como el pastor con la oveja perdida, y lo hizo lleno de amor. Es un llamado a no olvidar lo esencial de la fe cristiana: la pasión por Dios y la compasión por el ser humano. Lo primero nos lleva a reconocer el Misterio último de la vida (Dios) como una presencia liberadora y primordialmente amorosa. Lo segundo, a vivir en fraternidad y ayudar a quien sufre y necesita de nuestra solidaridad. Esta sería la más genuina forma de vivir este tiempo litúrgico.

Espiritualidad , , , ,

Recordatorio

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Yo, por supuesto, a petición de los autores, eliminaré el contenido en cuestión inmediatamente o añadiré un enlace. Este sitio es gratuito y no genera ingresos.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un lugar de entretenimiento. La información puede contener errores e imprecisiones.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.