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Religiosidad verdadera.

Domingo, 2 de septiembre de 2018
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abriendo-puertas1“En un estado verdaderamente libre, el pensamiento y la palabra deben ser libres.” (Suetonio) 

2 de septiembre. Domingo XXII del TO

Mc 7, 1-8. 14-15. 21-23

¿Por qué no siguen tus discípulos la tradición de los mayores, sino que comen con manos impuras?

Jesús no ignora las tradiciones de sus antepasados, pero combate el concepto legalista de las mismas que, en 2, 21 pone un ejemplo -el del trozo de tela nueva para remendar un vestido viejo- que justifica esta doctrina. Sus discípulos, a imitación del Maestro, habían empezado ya a liberarse de leyes que esclavizan y no están al servicio de la vida. “Como raposos entre ruinas son tus profetas, Israel”, decía el profeta Ezequiel en 13, 4. Y Jeremías en 23, 1, “¡Ay de los pastores que dispersan y extravían mi rebaño!”.

La libertad es la experiencia esencial de la vida humana. El tema de la libertad es fundamental para entender el Evangelio, porque el mensaje de Jesús es un mensaje liberador: “A los judíos que habían creído en él les dijo: Si os mantenéis fieles a mi palabra, seréis realmente discípulos míos, entenderéis la verdad y la verdad os hará libres” (Jn  8, 31). El Maestro de Nazaret fue siempre un hombre soberanamente libre y se opuso a toda forma de opresión: ante la Ley: “El sábado se hizo para el hombre, no el hombre para el sábado” (Mc 2, 27); ante la familia: “Y mirando a los que estaban sentados en círculo alrededor de él, dijo: Mirad, estos son mi madre y mis hermanos” (Mc 3, 34), ante las costumbres de su tiempo: “Tú no me diste el beso de saludo; desde que entré, ella no ha cesado de besarme los pies” (Lc 7, 45); ante el templo (Jn 4, 21): “Créeme, mujer, llega el momento en que ni en este monte ni en Jerusalén se dará culto al Padre” (Jn 4, 21).

Los poemas de Hesíodo (s. VII a. C.), poeta de la Antigua Grecia, abrieron la conciencia individual al hombre antiguo, el reconocimiento a un Derecho sancionado por la divinidad y, lo que es más importante, a la organización espacial y temporal, religiosa e histórica del mundo. Una de las figuras más destacadas, entre las ninfas era Lisianasa, señora de la libertad de encantadora figura y belleza que, con hermosa forma de sirena, nada libremente por los espacios del mar sin que la embriden las olas gobernadas por Neptuno. John William Waterhouse pintó una de ellas a principios del XIX en estilo prerrafaelista. La criatura mitológica peina su blonda cabellera, y brilla en todo su esplendor con proporciones, luminosidad, colores, fondo y movimiento. Actualmente se encuentra en la Royal Academy, Londres, Reino Unido. ¿Será también el suyo, como el de Jesús, un pincel libre de una legalidad que oprime las conciencias?

El occidente medieval vivió toda una serie de transformaciones de carácter sociocultural, y espiritual del siglo XI al XIV en todos los estratos sociales. Una auténtica rebelión contra el poder y el orden establecido por la Iglesia oficial. La beguina Margarita Porete (1250-1310) fue una mística radical declarada herética y quemada en la hoguera por la Inquisición por no negar ni prohibir la difusión de su obra Espejo de las almas simples y anonadadas.

En una semana de contacto que tuve la suerte de participar en unas sesiones con el Dalai Lama en Freiburg (Alemania) hace unos diez años, a la pregunta de ¿cuál es para Vd. la mejor religión? La respuesta fue rápida y taxativa: “La que a Vd. le haga más feliz”. Aquella noche dormí a pierna suelta con la conciencia plenamente tranquila, pues como ya decía Sócrates: “La buena conciencia es la mejor almohada para dormir.

El historiador y biógrafo Gayo Suetonio (70-126) escribió: “En un estado verdaderamente libre, el pensamiento y la palabra deben ser libres”. Porque, como entona mi Poema de hoy, el viento vive libre en mi casa / y vive bajo mi techo. Y como en mí, en el de toda persona que se precia de ser libre.

 PUERTAS AL VIENTO

¿Hay osado que se atreva
a poner puertas al viento?

Mis murallas personales,
derribadas hace tiempo
están abiertas al campo.

No hay alarmas ni porteros
que me den la voz de alarma
en mis vigilias o sueños.

El viento es libre en mi casa,
y vive bajo mi techo:
Yo le acojo y él me acoge.

Mis murallas se rindieron
a sus vitales poderes
y al soñar de su misterio.

Él me inhala, yo le inhalo,
él me siente, yo le siento,

Somos una misma vida
que vive en un mismo cuerpo.
¡¡En él estamos fundidos
en un solo ser eterno!!

*

(El legendario reino de los sentimientos.
Ediciones Feadulta)

Vicente Martínez

Fuente Fe Adulta

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Religión es relación.

Domingo, 2 de septiembre de 2018
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18_01_11_abriendo_fronteras-1No dejes que la relación se convierta en rutina.

La primera lectura de ese domingo nos remonta al principio de la formación del pueblo de Israel. Pone el libro del Éxodo en boca de Moisés la Palabra de Dios que promete la posesión de la tierra, la sabiduría e inteligencia y sobre todo la cercanía de ese mismo Dios. Los preceptos y mandatos que se derivan de esta relación son siempre en beneficio del prójimo. El pueblo judío conservaba esta tradición pasada de unas generaciones a otras como algo sagrado, intocable.

En la liturgia dominical la primera lectura y el evangelio están siempre profundamente relacionados. Los garantes de la ley, fariseos y letrados critican a los discípulos de Jesús por no llevar esta tradición a rajatabla y le cuestionan a Jesús por ello.

“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí”. Is.29, 13a, cita Jesús para mencionar una relación que se ha anquilosado con el paso del tiempo. “El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos”. Is.29, 13b; simple rutina, añade otra traducción.

Mientras el pueblo de Dios estaba en camino, a la intemperie, viviendo el día a día, sin saber muy bien a dónde se dirigían necesitaban de un Dios cercano, protector. Con el paso del tiempo y el asentamiento los intereses iban por otro lado y convenía más un Dios lejano que no se entrometiera mucho en su día a día. Los preceptos sirven ahora para distinguir a los que están dentro de los que están fuera, los que pertenecen a los elegidos y los que no. Incluso ayudan a no seguir la propia conciencia y auto engañarse.

Eso es lo que capta Jesús y denuncia claramente: “Dejáis de lado el mandamiento de Dios para aferraros a las tradiciones de los hombres”. Mc 7, 8.

Cuando la religión (relación), se convierte en culto vacío, palabras que se lleva el viento, simple rutina, se acaba la vida y languidece hasta morir. Ya no hay sabiduría, (saboreo), ni inteligencia, ni cercanía de Dios.

La religión no puede ni debe anular la conciencia de la persona. Sería un engaño intentar acallar con preceptos y normas lo que la voz de Dios nos sugiere en el interior.

Formar esa conciencia es la tarea de todo ser humano para llegar a la plenitud de su ser. Por eso tampoco nos podemos dejar llevar por opiniones sin profunda reflexión personal.

De ahí nace la sabiduría fruto del saboreo uniendo mente y corazón. En esa cercanía de Dios que habita en mí y me conecta al universo se fragua mi identidad de hij@ de Dios hermana de tod@s. Cuando conecto con esta realidad toda mi vida se equilibra y cobra sentido. He dado con la fuente.

¿Cómo alcanzo yo esa sabiduría que anhelo profundamente?

“Nosotros somos la Tierra que camina, que piensa, que ama, que venera. Debemos aprender del universo, que es un sistema abierto, a estar también siempre abiertos y atentos para lo nuevo que pueda irrumpir”. Leonardo Boff

Carmen Notario

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No es lo mismo seguir a Jesús (Moral) que cumplir con la Ley.

Domingo, 2 de septiembre de 2018
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seguimiento-de-jesusDel blog de Tomás Muro, La Verdad es Libre:

01. ALGUNAS ACLARACIONES PREVIAS.

v 1. FARISEOS. Grupo religioso y político caracterizado por el mantenimiento riguroso y exacto de la Ley escrita (Torá) como identidad nacional y religiosa. Tenían una gran estima de la Ley oral: Tradición de los mayores fielmente transmitida y que constituía un cuerpo de jurisprudencia que determinaba el comportamiento de los individuos).

LETRADOS (ESCRIBAS) DE JERUSALÉN. Responsables centrales de esa jurisprudencia, pertenecientes al movimiento fariseo. Ejercían una especie de derecho de inspección.

MORAL
es una palabra derivada del latín (mos-moris) y significa: costumbre/s. La moral es la regulación -el ordenamiento- de las costumbres, de los hábitos y comportamientos de la vida.

La vida hay que estructurarla, regularla.

v.2 MANOS IMPURAS: No se trata de una norma higiénica sino de la tradición de los mayores, sino de una pureza ritual indispensable en el AT para un trato adecuado con Dios.

A Dios no se puede acercar uno de cualquier manera.

CORAZÓN: era la sede (simbólica) de la interioridad humana consciente y responsable.

02. NACIMIENTO DE LA MORAL
La vida hay que estructurarla, configurarla, regularla: la familia, la sociedad, la educación, el trabajo, las fiestas, el tráfico, etc; hay que organizarlos. Tal regulación la realiza la moral, la ética y, en sus formas más concretas, el derecho (los diversos derechos).

Toda moral, todo comportamiento brota de lo que creemos y de lo que pensamos. Vivimos conforme a lo que creemos, aun con nuestras incoherencias (en términos cristianos, pecado).

Toda moral-ética no dependen de sí mismas, sino de la fe en que viva una persona, una iglesia, una sociedad, un pueblo.

o Pensemos, por ejemplo, que la moral islámica depende de la fe islámica. De la fe islámica se deriva el modo de entender el matrimonio, la mujer,la alimentación, el odio y persecución a los cristianos, etc.

o Auschwitz y la shoa no se habrían producido sin un “sueño del Reich”. La ética nazi dependía de la “fe e idealismos nazis (grandeza y superioridad de un pueblo, de una etnia, etc.)”.

o El archipiélago Gulag y las purgas de Stalin son consecuencia de una soñada “sociedad perfecta”.

o Si yo creo en un Dios que “no deja pasar una” y “el que la hace la paga”, estamos muy cerca de la moral en la que muchos de nosotros fuimos educados, moral a la que se quiere volver en muchos ambientes eclesiásticos.

Hoy en día hablamos mucho de crisis u ocaso de los valores (de la ética-moral), y, por tanto, solemos decir que hemos de inculcar valores. La intención es buena, pero los valores no existen en sí, dependen de la “fe” (o si no se es creyente del techo cultural en que vivamos). Infundir los valores por sí mismos puede constituir un voluntarismo que no hace bien y que servirá de muy poco. Se trata de comunicar una fe que valga la pena.

Nos comportamos (moral – ética) desde lo que creemos (fe, pensamiento, ideología).

03. EL MIEDO Y LA SEGURIDAD FRENTE A LA GRACIA Y LA LIBERTAD.

amerindia-congresoEl primer gran problema de la Iglesia fue el de los JUDAIZANTES: la tendencia legalista a cumplir estrictamente lo que ordenaba la ley del AT. Parte de los primeros cristianos no querían dejar el judaísmo como pauta moral y cultural.

Judaizante es la postura que busca la seguridad que proviene del derecho, del cumplimiento de la ley. Tal actitud ve la liturgia es estrictamente un vademecum de ritos. La teología es un prontuario de afirmaciones con pretensión de abarcar la Verdad y que ya casi nadie entiende. La moral un código de normas a cumplir.

A duras penas y con fuertes enfrentamientos, incluso rupturas, superaron -si lo lograron- este problema de romper con el Antiguo Testamento. Un buen sector de cristianos provenientes del AT querían permanecer en la ley de Moisés, en las purificaciones, alimentos puros e impuros, la circuncisión, etc. San Pablo fue el líder de la libertad, quien liberó a la iglesia naciente de tanta rémora legalista.

En el fondo es el miedo que tenemos en nuestro interior y, por tanto, la búsqueda de seguridad. El cumplimiento de la ley confiere una cierta satisfacción y seguridad, pero ello no significa que uno tenga buen corazón, ni tan siquiera significa que la ley cumplida sea buena ni nos vuelva buenos.

No es lo mismo cumplir que confiar, no es lo mismo Derecho Canónico que Gracia (gratuidad).

o Yo sé que si saco el DNI y tengo los “papeles” en regla, ya soy legal y nadie me puede decir nada. Si soy legal “me siento seguro, estoy asegurado”.

o Si tengo una seguridad social, Osakidetza, un buen dinero en el banco, ya estoy a buen recaudo.

o ¿Si cumplo con la ley estoy salvado?

Este esquema, este mecanismo lo aplicamos a Dios. Si cumplimos con las normas, ya estamos asegurados, nuestros miedos quedan despejados, (¿).

La tendencia judaizante es constante en la historia y también hoy en algunos ámbitos de nuestra iglesia estamos volviendo a una situación judaizante.

Esto se puede apreciar en la normativa que emanan los obispados: días de precepto y no precepto; se aprecia en la meticulosidad judaizante en la liturgia, en el lenguaje teológico, etc.

La cobarde exigencia al papa Francisco para que dimita o renuncie que ha hecho hace unos días el ex nuncio en Washington, Viganó, en el fondo no es sino la punta del iceberg del grupo ultraconservador lleno de miedo y con ansias del poder, que piensa que Francisco es excesivamente laxista y hay que volver a la más estricta observancia legalista.
(Cfr. Nota al final de esta liturgia).

04. LA MORAL DE JESÚS NO TIENE NI SU FUENTE, NI “SU SEDE” EN LA LEY, SINO EN EL INTERIOR DEL SER HUMANO. JESÚS FUE UN “ILEGAL”.

congresoJesús fue un hombre libre y liberador. Jesús no tiene ningún reparo en saltarse todas las leyes habidas y por haber en aras de salvar una vida, una persona.

o De hecho Jesús transgredió muchas normas y muchas leyes de la cultura-religión judía: la hemorroísa se acerca a Jesús, (hemo: sangre / reo: fluir: perdía sangre), y a los judíos no les estaba permitido tocar). Aquella mujer toca el manto de Jesús y quda curada.

o ¿A cuántos leprosos se acercó Jesús, los tocó y sanó? (los leprosos eran seres marginados que no podían acercarse a la convivencia de la vida normal).

o Jesús se acerca a ese mundo difícil de la epilepsia y enfermedades psíquicas. ¿Cuántos demonios echó Jesús?, (los endemoniados vivían igualmente a las afueras, en los cementerios, etc.

o Jesús se salta igualmente las prescripciones sobre la impureza de la muerte (Jesús está cerca de los que mueren a su alrededor: Lázaro, etc.).

o La mujer era menospreciada y postergada. Jesús no puso verjas de hierro para hablar con la samaritana, con la Magdalena, con la madre de Jairo y con otras muchas mujeres. De hecho es acusado de comer con toda clase de mujeres y pecadores, de tratar con samaritanos y paganos, extranjeros.

o Jesús tampoco anduvo muy fino y muy legal con el tinglado del Templo cuando les volcó las mesas del sistema religioso. Ese culto está vacío, son preceptos humanos.

Jesús está mucho más cerca de lo que habían dicho ya los profetas:

“Vuestras solemnidades y fiestas las detesto; se me han vuelto una carga que no soporto más. Cuando extendéis las manos, cierro los ojos”. (Isaías 1, 14-15).

Yo quiero amor, no sacrificios, (Oseas 6,6)

Ya Ezequiel había anunciado que Dios arrancaría nuestro corazón de piedra (aludiendo a cuando la moral se convierte solamente en las piedras del Sinaí), y nos pondría un corazón humano, (Ez 36,24-28)

El bien y el mal no surgen de la mera confrontación matemática de un comportamiento con determinada ley eclesiástica o civil.

No todo lo legal es moralmente bueno. El sistema económico vigente es legal pero es profundamente inmoral; la pena de muerte es legal (al menos en determinados países y estados), pero es profundamente inmoral). (Gracias a Dios Francisco la ha quitado hace unos meses del catecismo de la Iglesia Católica). La legislación sobre los emigrantes y pateras será legal, pero antihumana y nada moral.

Del hecho de que una persona cumpliera con todas las normas y preceptos del Código de Derecho Canónico no se concluiría que fuese cristiano.

05. ES HERMOSO Y REALIZADOR SEGUIR A CRISTO.

BERNARD HÄRING, “padre de la nueva visión de la moral cristiana”, que brotó en torno al Vaticano II, publicó allá en los años conciliares una gran obra titulada: La ley de Cristo. La moral cristiana es el seguimiento de Cristo, no el cumplimiento de unas leyes: la moral cristiana es vivir libre y gozosamente conforme a Cristo. Y vivir conforme a Cristo hace personas.

Se trata de seguir a Cristo, no preceptos humanos.

Decía K. Rahner que, probablemente, en la Iglesia solamente existe un criterio moral: el amor. Es lo que decía San Agustín: ama y haz lo que quieras.

Tal vez suene un poco fuerte, pero hace pensar aquellas palabras de Paul Tillich:

Cuando oigáis la llamada de Jesús, olvidad todas las doctrinas cristianas, olvidad vuestras propias convicciones y vuestras dudas particulares. Si alguna vez Le seguís, olvidad toda la moral cristiana, vuestros logros y vuestras dudas particulares. Nada se os pide -ninguna idea de Dios, ninguna bondad especial propia, ni que seáis religiosos, ni que seáis cristianos, ni siquiera que seáis sabios, ni que os atengáis a una moral. Lo que se os pide es tan sólo que os abráis a lo que se os da y que queráis aceptarlo: el Nuevo Ser, el ser de amor, de justicia y de verdad que se manifiesta en Aquel cuyo yugo es llevadero y cuya carga es ligera.

Es hermoso y realizador escuchar y seguir a Cristo: las bienaventuranzas, la paz, la libertad, “hoy estarás conmigo en el Paraíso”, amaos unos a otros, perdonar setenta veces siete…

Seguir a Cristo la moral cristiana no es un conjunto de leyes a cumplir, sino el estar con el Señor y vivir con él.

El bien hace bien a todos, el amor humaniza a todos. La moral de Jesús es: misericordia quiero y no sacrificios (Mt 12,7), porque un corazón contrito y humillado Dios no lo desprecia, (Salmo 50,12).

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Agua ideal: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro…

Domingo, 30 de agosto de 2015
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IMG_1688Agua ideal

Agua redonda y cerrada,
el agua del pozo piensa.

El agua andante del río
es buena como una arteria.

La del mar… está muy lejos
para la sed de la tierra.

El torrente lleva el agua
sin saber por qué la lleva.

La fuente, en su boca clara,
la lleva como un poeta.

…Yo busco un agua sin cauces,
pero pensativa y buena.
Honda y cercana. Y sonora.
¡Señor, el agua perfecta!

Los dos bueyes hermanos
sorben pausadamente
la sangre del ocaso.

Los plátanos aplaudían
en silencio, con sus manos verdes
y aterciopeladas.

La torrentera embestía
las rocas como una vaca
de lengua turbia.

Y la tarde
se moría desangrada…

En la feria de tus viñas,
los cascabeles dorados
—de miel y de sol—, Septiembre.
Bajo el toldo de tu cielo,
¡dulce domingo del año!

*

Pedro Casaldáliga,
Palabra ungida (Poemas), 1955

***

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. ( Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes la manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas. ) Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús

– “¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores“?

Él contesto:

“Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos.” Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.”

Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo:

– “Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer la hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.”

*

Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23

***

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“No aferrarnos a tradiciones humanas”. 22 Tiempo Ordinario – B (Marcos 7,1-8.14-15.21-23)

Domingo, 30 de agosto de 2015
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22-852858-300x200No sabemos cuándo ni dónde ocurrió el enfrentamiento. Al evangelista solo le interesa evocar la atmósfera en la que se mueve Jesús, rodeado de maestros de la ley, observantes escrupulosos de las tradiciones, que se resisten ciegamente a la novedad que el Profeta del amor quiere introducir en sus vidas.

Los fariseos observan indignados que sus discípulos comen con manos impuras. No lo pueden tolerar: «¿Por qué tus discípulos no siguen las tradiciones de los mayores?». Aunque hablan de los discípulos, el ataque va dirigido a Jesús. Tienen razón. Es Jesús el que está rompiendo esa obediencia ciega a las tradiciones al crear en torno suyo un «espacio de libertad» donde lo decisivo es el amor.

Aquel grupo de maestros religiosos no ha entendido nada del reino de Dios que Jesús les está anunciando. En su corazón no reina Dios. Sigue reinando la ley, las normas, los usos y las costumbres marcadas por las tradiciones. Para ellos lo importante es observar lo establecido por «los mayores». No piensan en el bien de las personas. No les preocupa «buscar el reino de Dios y su justicia».

El error es grave. Por eso, Jesús les responde con palabras duras: «Vosotros dejáis de lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».

Los doctores hablan con veneración de «tradición de los mayores» y le atribuyen autoridad divina. Pero Jesús la califica de «tradición humana». No hay que confundir jamás la voluntad de Dios con lo que es fruto de los hombres.

Sería también hoy un grave error que la Iglesia quedara prisionera de tradiciones humanas de nuestros antepasados, cuando todo nos está llamando a una conversión profunda a Jesucristo, nuestro único Maestro y Señor. Lo que nos ha de preocupar no es conservar intacto el pasado, sino hacer posible el nacimiento de una Iglesia y de unas comunidades cristianas capaces de reproducir con fidelidad el Evangelio y de actualizar el proyecto del reino de Dios en la sociedad contemporánea.

Nuestra responsabilidad primera no es repetir el pasado, sino hacer posible en nuestros días la acogida de Jesucristo, sin ocultarlo ni oscurecerlo con tradiciones humanas, por muy venerables que nos puedan parecer.

José Antonio Pagola

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“Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.”. Domingo 30 de agosto de 2015. Domigno 22º ordinario

Domingo, 30 de agosto de 2015
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48-ordinarioB22 cerezoDe Koinonia:

Deuteronomio 4, 1-2. 6-8. No añadáis nada a lo que os mando. . ., así cumpliréis los preceptos del Señor.
Salmo responsorial: 14: Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?.
Santiago 1, 17-18. 21b-22.27: Llevad a la práctica la palabra.
Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23:Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.

 Es antigua la tentación de considerar que lo esencial de una religión está en el cumplimiento de formalidades rituales, y no en la asunción de sus principios vitales. También esta tentación acompañó al «pueblo de Dios» de Israel -como a muchos otros «Pueblos de Dios»-, desde tiempos inmemoriales. Hoy, si alguna persona se atreve a cuestionar, aunque sea indirectamente, ciertos lastres históricos y a proponer alternativas coherentes con el evangelio, en poco tiempo es tachada de «desviarse de la auténtica doctrina». Sin embargo, como nos recuerda el Salmo, no son los muchos ornamentos ni el boato de las celebraciones lo que nos eleva a Dios, sino la justicia, la honestidad, la recta intención y el respeto. Anunciar la justicia y vivirla en el día a día constituye la exigencia fundamental de las Escrituras judeocristianas –y en esto coinciden con tantas otras Escrituras-. Los rituales, las prescripciones, las ceremonias… nos pueden ayudar a continuar por el camino de Dios, pero no pueden sustituirlo. Por esta razón, la exhortación que Moisés dirige a su pueblo se centra en la necesidad que tiene el pueblo de Dios de hacer una clara opción por el Dios de la libertad y de la justicia que los ha sacado de Egipto. De lo contrario, el sueño de la «tierra prometida» se puede convertir en una cruel pesadilla.

Los primeros cristianos experimentaron en carne propia la amenaza del formalismo y el ritualismo. Después de un tiempo de dedicación y fervor por la misión, los ánimos comenzaron a ceder y la comunidad se vio rápidamente atraída por las relaciones puramente funcionales y formales. De este modo se perdía la fraternidad que les daba identidad y coherencia.

La carta de Santiago nos pone en guardia contra una religión que no encarne los valores del Evangelio. La palabra escuchada en la Sagrada Escritura debe ser discernida según el Espíritu para vivirla dócilmente en la vida cotidiana. El cristianismo no es una formalidad social que cumplir, ni un ritual más en las prácticas piadosas de una cultura. El cristianismo se manifiesta como una opción vital que requiere del compromiso íntegro de la persona. La comunidad de creyentes es el espacio ideal para que la persona realice su opción y viva, en compañía de otros hermanos y hermanas, el llamado de Jesús.

Aunque el libro del Deuteronomio -que Jesús sigue muy de cerca- propone como religión una serie de principios éticos orientados a crear lazos de solidaridad, equidad y justicia; sin embargo, el judaísmo del primer siglo estaba más inclinado a valorar las formalidades. Lavarse o no lavarse la manos antes de ingerir alimentos había pasado de ser una norma elemental de higiene a convertirse en una norma que decidía quién era religioso y quién era un pecador. La tentación de canonizar los objetos, los rituales, los espacios y el tiempo le pueden hacer olvidar a la persona piadosa que la esencia de su relación con Dios no está en los protocolos culturales, sino en el respeto, la compasión y la misericordia.

Jesús nos invita a redescubrir la esencia del cristianismo en nuestra opción por construir la Utopía de Dios -lo que él llamaba en arameo «Malkuta Yavé», Reino de Dios- y por vivir de acuerdo con los principios del evangelio. Todas nuestras normas y protocolos están al servicio de una auténtica vivencia de sus enseñanzas. Nosotros no debemos renunciar a una vida auténtica y creativa para seguirlo a él. Todo lo contrario. Debemos recrear aquí ya ahora toda la novedad de su profecía y toda la radicalidad de su amor incondicional por los excluidos.

Conectado con todo este tema está aquel otro de «la letra y el espíritu»: la letra es el detalle de lo mandado, la prescripción, el rito, la acción concreta, la «verdad superficial» (Niels Bohr)… El espíritu es el sentido con el que ha sido concebida aquella práctica concreta, y la vivencia con la que debe ser vivida, la «verdad profunda» (Bohr). Por eso se dice que la letra (se entiende: la sola letra, o la letra sin espíritu, la verdad superficial) mata, mientras que el espíritu vivifica. La letra es medio, mientras que el espíritu es un fin. Éste puede darse aun sin aquélla, al margen o incluso «en contra» de ella: en efecto hay veces que, en circunstancias muy especiales, el espíritu de una ley o de una práctica ritual puede exigir hacer en aquella situación, «precisamente lo contrario» de lo que la letra prescribe. Esa flexibilidad, esa «libertad de espíritu» se exige a los cristianos, como a todo ser humano adulto y maduro.

Otro problema distinto –que no podemos abordar aquí, pero que sería bueno no dejar de mantenerlo dentro del horizonte- es que la religiosidad actual se está transformando. Por su propia naturaleza, las «religiones» (llamamos así aquí, técnicamente, a «la forma que ha revestido la espiritualidad del ser humano a partir de su sedentarización neolítica», a partir de la revolución agraria, hace sólo unos pocos miles de años -porque antes había espiritualidad, pero no «religiones»), han tenido en los ritos, en las prácticas rituales, minuciosamente prescritas, un medio importantísimo de expresión, y un modo a la vez de control social. La religión, en las sociedades agrarias, ha sido el mejor y más potente vehículo de identidad de la sociedad, y de control por parte del poder, y han sido los ritos su expresión más visible.

Hoy estamos llegando precisamente al fin de la edad agraria (el neolítico), después de la revolución industrial y tecnológica, la mundialización plural, y el progresivo advenimiento de la sociedad del conocimiento. Las «religiones agrarias» -en aquel sentido técnico preciso- ya no tienen cabida. (Sí lo tiene, insuperablemente, la espiritualidad, la religiosidad profunda, más allá de sus concreción en las diferentes «religiones»). El ser humano post-agrario ya no puede aceptar su identidad ni puede aceptar un control por los vehículos «religionales» basados en «creencias» (en sentido también técnico). Obviamente, la espiritualidad del ser humano va a continuar, es inamisible. Pero lo que han sido técnicamente «las religiones agrarias», está muriendo, va a desaparecer, y es bueno que desaparezca, porque la humanidad está en otra etapa de su historia. Los ritos, las prácticas religiosas prescritas… son, por eso, en alguna sociedades actuales avanzadas, realidades «residuales», que desaparecen vertiginosamente. Si la Iglesia no acepta afrontar sin miedo estos planteamientos, lo único que hace es retrasar el reconocimiento de una enfermedad que no deja de socavarle sus entrañas en los millones de fieles que silenciosamente se van autoexiliando cada año, no sólo en las sociedades llamadas «avanzadas», sino también ya en América Latina. Fue en el año 2008 que comenzamos a conocer «apostasías» voluntarias de cristianos en algunos países de América Latina, un fenómeno absolutamente nuevo en su historia, pero un fenómeno significativo -y creciente- en el momento actual de la historia globalizada del mundo. Leer más…

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Dom 30. 8. 15. Estos me honran con los labios… Contra el purismo de los puros

Domingo, 30 de agosto de 2015
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Este-pueblo-me-honra-con-los-labiosDel blog de Xabier Pikaza:

Dom 22º tiempo ordinario, ciclo B. (Mc 7, 1-23). Este evangelio es la “carta magna” de la libertad cristiana, y nos permite entrar con Jesús en el laberinto de las distorsiones ideológicas de aquellos que ponen a un Dios a quien no conocen (1 Juan 4, 20) por encima de los pobres a quienes conocen y marginan…

El mensaje de Jesús es claro: Aquellos mismos judíos (o cristianos) legalistas que acusan a otros, diciendo que “no cumplen” la Ley, son los que más la rompen. Este argumento nos sitúa en la línea Mt 7, 1-5 (¿cómo criticas la paja en el ojo ajeno si no ves la viga en el tuyo), y de Pablo en Rom 1-2: Quien acusa a los otros de pecado es más culpable que ellos. Desde ese fondo se entiende este pasaje, dividido en tres secciones:

‒ Fariseos y escribas a Jesús porque no cumplen su ley de pureza (7, 1-5).
‒ Jesús acusa a sus acusadores por olvidar la Ley original de Dios (7, 6-13).
‒ Jesús explica el significado y fin de la pureza “religiosa” (7, 14-23).

Este evangelio es una crítica en contra de un mal fariseísmo que pervive en muchos cristianos legalistas, que olvidan el buen corazón, para seguir defendiendo tradiciones impositivas de los “presbíteros” de turno. Este evangelio:

‒ Va contra los que ponen la ley por encima de las personas concretas
‒ Va contra los que ponen una religión por encima de la libertad humana
‒ Va contra los que emplean su religión para oprimir a los demás

Es un texto fuerte, no puedo comentarlo enteramente, sólo ofrezco algunas líneas generales. Buen fin de semana, buen domingo.

1.- Acusación farisea. Normas de comida (7, 1-5)

Mc 7, 1 Los fariseos y algunos escribas procedentes de Jerusalén se acercaron a él 2 y observaron que algunos de sus discípulos comían los panes con manos impuras, es decir, sin lavárselas 3. [Es de saber que los fariseos y los judíos en general no comen sin antes haberse lavado las manos meticulosamente, aferrándose a la tradición de sus presbíteros; 4 y al volver de la plaza, si no se bautizan no comen; y observan por tradición otras muchas costumbres, como los bautismos de vasos, jarros, bandejas y lechos]. 5 Así que los fariseos y los escribas le preguntaron: ¿Por qué tus discípulos no proceden conforme a la tradición de los presbíteros, sino que comen el pan con manos impuras?

Fariseos y escribas identifican mandamiento de Dios y tradición de los presbíteros (paradosis tôn presbyterôn: 7, 3) y de esa forma han trazado en torno al pueblo una especie de valla de seguridad (cf. Abot 3, 13), un muro de protección social que les permite dominar a unos (los de dentro) y expulsar a otros (los de fuera). Así identifican la fe en Dios con una experiencia de vinculación nacional a través de unos ritos propios, sólo para ellos.

Así distinguen alimentos puros e impuros, con hombres puros e impuros, de manera que sólo unos pueden comer sus comidas (sus eucaristía). Así escribas critican a Jesús de dos cosas: De comer (hacer) cosas impuras y de juntarse con otras gentes impuras.

Estos escribas y fariseos acentúan la comida limpia, destacando así la identidad del grupo, con fronteras claras para defenderse (para crear de esa manera una tribu religiosa, la primera y más importante de la historia).

Éste es el problema que está al fondo del llamado Concilio de Jerusalén (cf. Hech 15) y de la polémica de Pablo con otros grupos cristianos, donde se intentó que la la comida (no sólo la eucaristía estricta) fuera para todos. Pues bien, partiendo del mensaje y de la vida de Jesús, tal como ha sido interpretado por Pablo, y partiendo de este Concilio de Jerusalén, bien interpretado, Marcos vincula aquí dos principios esenciales:

–Principio de universalidad: todos los hombres y mujeres pueden y deben compartir la comida mesiánica; la eucaristía es para todos

— Principio de interioridad. Es necesaria una forma de purea, pero la pureza verdadera brota y se mantiene a nivel de corazón (cf. 7, 21).

Esos principios (universalidad e interioridad: cuando más profundo más universal, y no al revés, como en cierta lógica escolar que oponía extensión y contenido… ) expresan la más honda aportación del evangelio. Según eso, lo que Mc 7 pone en juego no son unas verdades teóricas sino el bien de los pobres (hambrientos, enfermos). Jesús no ha comenzado discutiendo teorías sobre lo puro o impuro sino curando a los enfermos, ofreciendo comida a los hambrientos…

2.- Contra-acusación de Jesús: mandato de Dios y tradiciones humanas (7, 6-13)

(Denuncia profética, tomada de Isaías) Mc 7, 6 Pero él les contestó: Bien profetizó Isaías (cf. Is 29, 13) de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. 7 En vano me dan culto, enseñando doctrinas que son preceptos humanos. 8 Vosotros dejáis a un lado el mandamiento de Dios y os aferráis a la tradición de los hombres.

(Argumentación legal) 9 Y añadió: ¡Qué bien anuláis el mandamiento de Dios para conservar vuestra tradición! 10 Pues Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y el que maldiga a su padre o a su madre, será reo de muerte. 11 Vosotros, en cambio, afirmáis que si uno dice a su padre o a su madre “feclaro corbán (es decir, don sagrado) lo que puedo deberte”, 12 ya le permitís que deje de socorrer a su padre o a su madre, 13 anulando así el mandamiento de Dios con esa tradición vuestra, que os habéis transmitido. Y hacéis otras muchas cosas semejantes a ésta.

1. Denuncia profética.

Jesús se vuelve duro en este pasaje, pero lo hace citando unas palabras importantes de la tradición judía, tomadas del profetas Isaías. Según esas palabras, las leyes de separación ritual (nacionalismo religioso) son invento humano, obra de aquellos que se escuchan y buscan a sí mismos en vez de buscar a Dios.

Por fidelidad a Dios (a su palabra originaria, formulada antaño por Isaías) Jesús ha superado los principios de comensalidad cerrada de algunos, para conducirnos a través de un camino de libertad al amplio espacio de lo humano, al lugar donde judíos y gentiles, (conforme al signo de la multiplicación de los panes) podemos compartir una misma palabra y comida. Con estilo profético duro, critica Jesús la familia nacional de los presbíteros (avalada por la pureza del templo) para que pueda surgir la comunión universal de los humanos.

2. Argumentación legal.

Jesús ha mostrado, con un ejemplo sangrante, que el purismo de los puros fariseos acaba siendo contradictoria, pues pone a un Dios abstracto (el de la ley) por encima del bien concreto de los pobres (que en este caso pueden ser los mismos padres necesitados). El argumento del texto es complejo (y debe estudiarse históricamente con cuidado, como he querido hacer en mi Comentario de Marcos, Verbo Divino, Estella 2012), pero su sentido resulta transparente: Esos que insisten en la importancia de la religión de la identidad… ponen a Dios por encima de las personas, de manera que en nombre de la religión se acaba en el fondo “humillando” a los pobres, empezando por los mismos padres ancianos. Leer más…

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