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Dom 30. 8. 15. Estos me honran con los labios… Contra el purismo de los puros

Domingo, 30 de agosto de 2015
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Este-pueblo-me-honra-con-los-labiosDel blog de Xabier Pikaza:

Dom 22º tiempo ordinario, ciclo B. (Mc 7, 1-23). Este evangelio es la “carta magna” de la libertad cristiana, y nos permite entrar con Jesús en el laberinto de las distorsiones ideológicas de aquellos que ponen a un Dios a quien no conocen (1 Juan 4, 20) por encima de los pobres a quienes conocen y marginan…

El mensaje de Jesús es claro: Aquellos mismos judíos (o cristianos) legalistas que acusan a otros, diciendo que “no cumplen” la Ley, son los que más la rompen. Este argumento nos sitúa en la línea Mt 7, 1-5 (¿cómo criticas la paja en el ojo ajeno si no ves la viga en el tuyo), y de Pablo en Rom 1-2: Quien acusa a los otros de pecado es más culpable que ellos. Desde ese fondo se entiende este pasaje, dividido en tres secciones:

‒ Fariseos y escribas a Jesús porque no cumplen su ley de pureza (7, 1-5).
‒ Jesús acusa a sus acusadores por olvidar la Ley original de Dios (7, 6-13).
‒ Jesús explica el significado y fin de la pureza “religiosa” (7, 14-23).

Este evangelio es una crítica en contra de un mal fariseísmo que pervive en muchos cristianos legalistas, que olvidan el buen corazón, para seguir defendiendo tradiciones impositivas de los “presbíteros” de turno. Este evangelio:

‒ Va contra los que ponen la ley por encima de las personas concretas
‒ Va contra los que ponen una religión por encima de la libertad humana
‒ Va contra los que emplean su religión para oprimir a los demás

Es un texto fuerte, no puedo comentarlo enteramente, sólo ofrezco algunas líneas generales. Buen fin de semana, buen domingo.

1.- Acusación farisea. Normas de comida (7, 1-5)

Mc 7, 1 Los fariseos y algunos escribas procedentes de Jerusalén se acercaron a él 2 y observaron que algunos de sus discípulos comían los panes con manos impuras, es decir, sin lavárselas 3. [Es de saber que los fariseos y los judíos en general no comen sin antes haberse lavado las manos meticulosamente, aferrándose a la tradición de sus presbíteros; 4 y al volver de la plaza, si no se bautizan no comen; y observan por tradición otras muchas costumbres, como los bautismos de vasos, jarros, bandejas y lechos]. 5 Así que los fariseos y los escribas le preguntaron: ¿Por qué tus discípulos no proceden conforme a la tradición de los presbíteros, sino que comen el pan con manos impuras?

Fariseos y escribas identifican mandamiento de Dios y tradición de los presbíteros (paradosis tôn presbyterôn: 7, 3) y de esa forma han trazado en torno al pueblo una especie de valla de seguridad (cf. Abot 3, 13), un muro de protección social que les permite dominar a unos (los de dentro) y expulsar a otros (los de fuera). Así identifican la fe en Dios con una experiencia de vinculación nacional a través de unos ritos propios, sólo para ellos.

Así distinguen alimentos puros e impuros, con hombres puros e impuros, de manera que sólo unos pueden comer sus comidas (sus eucaristía). Así escribas critican a Jesús de dos cosas: De comer (hacer) cosas impuras y de juntarse con otras gentes impuras.

Estos escribas y fariseos acentúan la comida limpia, destacando así la identidad del grupo, con fronteras claras para defenderse (para crear de esa manera una tribu religiosa, la primera y más importante de la historia).

Éste es el problema que está al fondo del llamado Concilio de Jerusalén (cf. Hech 15) y de la polémica de Pablo con otros grupos cristianos, donde se intentó que la la comida (no sólo la eucaristía estricta) fuera para todos. Pues bien, partiendo del mensaje y de la vida de Jesús, tal como ha sido interpretado por Pablo, y partiendo de este Concilio de Jerusalén, bien interpretado, Marcos vincula aquí dos principios esenciales:

–Principio de universalidad: todos los hombres y mujeres pueden y deben compartir la comida mesiánica; la eucaristía es para todos

— Principio de interioridad. Es necesaria una forma de purea, pero la pureza verdadera brota y se mantiene a nivel de corazón (cf. 7, 21).

Esos principios (universalidad e interioridad: cuando más profundo más universal, y no al revés, como en cierta lógica escolar que oponía extensión y contenido… ) expresan la más honda aportación del evangelio. Según eso, lo que Mc 7 pone en juego no son unas verdades teóricas sino el bien de los pobres (hambrientos, enfermos). Jesús no ha comenzado discutiendo teorías sobre lo puro o impuro sino curando a los enfermos, ofreciendo comida a los hambrientos…

2.- Contra-acusación de Jesús: mandato de Dios y tradiciones humanas (7, 6-13)

(Denuncia profética, tomada de Isaías) Mc 7, 6 Pero él les contestó: Bien profetizó Isaías (cf. Is 29, 13) de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. 7 En vano me dan culto, enseñando doctrinas que son preceptos humanos. 8 Vosotros dejáis a un lado el mandamiento de Dios y os aferráis a la tradición de los hombres.

(Argumentación legal) 9 Y añadió: ¡Qué bien anuláis el mandamiento de Dios para conservar vuestra tradición! 10 Pues Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y el que maldiga a su padre o a su madre, será reo de muerte. 11 Vosotros, en cambio, afirmáis que si uno dice a su padre o a su madre “feclaro corbán (es decir, don sagrado) lo que puedo deberte”, 12 ya le permitís que deje de socorrer a su padre o a su madre, 13 anulando así el mandamiento de Dios con esa tradición vuestra, que os habéis transmitido. Y hacéis otras muchas cosas semejantes a ésta.

1. Denuncia profética.

Jesús se vuelve duro en este pasaje, pero lo hace citando unas palabras importantes de la tradición judía, tomadas del profetas Isaías. Según esas palabras, las leyes de separación ritual (nacionalismo religioso) son invento humano, obra de aquellos que se escuchan y buscan a sí mismos en vez de buscar a Dios.

Por fidelidad a Dios (a su palabra originaria, formulada antaño por Isaías) Jesús ha superado los principios de comensalidad cerrada de algunos, para conducirnos a través de un camino de libertad al amplio espacio de lo humano, al lugar donde judíos y gentiles, (conforme al signo de la multiplicación de los panes) podemos compartir una misma palabra y comida. Con estilo profético duro, critica Jesús la familia nacional de los presbíteros (avalada por la pureza del templo) para que pueda surgir la comunión universal de los humanos.

2. Argumentación legal.

Jesús ha mostrado, con un ejemplo sangrante, que el purismo de los puros fariseos acaba siendo contradictoria, pues pone a un Dios abstracto (el de la ley) por encima del bien concreto de los pobres (que en este caso pueden ser los mismos padres necesitados). El argumento del texto es complejo (y debe estudiarse históricamente con cuidado, como he querido hacer en mi Comentario de Marcos, Verbo Divino, Estella 2012), pero su sentido resulta transparente: Esos que insisten en la importancia de la religión de la identidad… ponen a Dios por encima de las personas, de manera que en nombre de la religión se acaba en el fondo “humillando” a los pobres, empezando por los mismos padres ancianos. Leer más…

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