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“Teresa de Jesús: mujer libre e iluminada”, por Pedro Miguel Lamet

Sábado, 5 de noviembre de 2022
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1C710CFE-ACB1-4240-9F93-249EDD8D1F11Leído en su blog:

¿Qué puede fascinar de Teresa a un joven de hoy?

“ ¡No somos tan fáciles de conocer las mujeres!, que (los hombres) muchos años las confiesan, y después ellos mismos se espantan de lo poco que han entendido”.

Lleva adelante su propio camino. Es cierto que se ayuda de confesores, sobre todo de los más ilustrados, dominicos y jesuitas, pero cambia con libertad y frecuencia, según lo necesita. Y no tiene miedo de plasmar sus experiencias en sus escritos, entre sospechas inquisitoriales de iluminismo.

En un momento como el actual de avidez de contemplación, aunque sea en calderilla, con la práctica del yoga, el zen y el mindfulness, ahondar en su autobiografía o en Las Moradas es apuntar al silencio interior, donde el ser humano puede intuir la unidad del todo y el último sentido de la vida.

Me preguntan en El Cultural qué puede fascinar de Teresa de Jesús a un joven de hoy desde la perspectiva de la fe. En las escasas líneas que me conceden, diré en primer lugar que “la mujer”. En una época de marginación absoluta de las féminas, Teresa, enorme lectora y mejor autora, funda las descalzas, se enfrenta a los calzados, se cartea con Felipe II, sortea a la Inquisición y escribe con valentía que las mujeres tienen más fe que los hombres hasta afirmar: ”¡No somos tan fáciles de conocer las mujeres!, que muchos años las confiesan, y después ellos mismos se espantan de lo poco que han entendido”.

Si Hernando de Talavera le escribe a Isabel la Católica que “comúnmente las mujeres están y fueron hechas para estar encerradas e ocupadas en su casa, y los varones para andar en procurar las cosas de fuera”, la andariega atraviesa España fundando en una carreta. Cuando escribí mi novela biográfica sobre san Juan de la Cruz, me sorprendió cómo éste estuvo siempre a sus órdenes, como toda la rama masculina del Carmelo.

No menos sorprendente es su libertad en lo espiritual. Lleva adelante su propio camino. Es cierto que se ayuda de confesores, sobre todo de los más ilustrados, dominicos y jesuitas, pero cambia con libertad y frecuencia, según lo necesita. Y no tiene miedo de plasmar sus experiencias en sus escritos, entre sospechas inquisitoriales de iluminismo.

Pero sobre todo fascina la doctora de la Iglesia (se retrasó esta proclamación hasta Pablo VI porque se pensaba que obstat sexus) como mística. En un momento como el actual de avidez de contemplación, aunque sea en calderilla, con la práctica del yoga, el zen y el mindfulness, ahondar en su autobiografía o en Las Moradas es apuntar al silencio interior, donde el ser humano puede intuir la unidad del todo y el último sentido de la vida. ”Acá no hay nada de esto, ni se ve oscuridad, sino que se representa una por una noticia del alma más clara que el sol”. Todo con los pies el suelo, sentido común y una encantadora “humildad, que es la verdad”.

 

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Eternamente jóvenes

Jueves, 11 de febrero de 2021
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7c1b0fb3cc7b7491a5e1bf5751f91124Miguel Ángel Mesa
Madrid.

ECLESALIA, 29/01/21.- Ya he superado los sesenta años (voy camino de cumplir 62) y cuando alguien me dice (porque me mira con buenos ojos) que no aparento la edad que tengo, lo primero que hago es agradecérselo, pero le comento a continuación que ya he entrado en la cuarta edad, porque divido la existencia en cuatro etapas: la primera hasta los 20 años, la segunda hasta los 40, la tercera hasta los 60 y la cuarta a partir de la sesentena.

Hablando en serio, creo que una de las mayores presiones que ejerce la sociedad actual sobre las personas mayores, que ya peinamos canas, es la no aceptación del paso de los años, reconociendo que hemos entrado en otra etapa vital.

La publicidad de toda clase nos impone el querer ser siempre jóvenes, aparentándolo mediante cremas que nos rejuvenezcan, vistiéndonos con la ropa de nuestros hijos, haciendo ejercicios físicos que ya no somos capaces de aguantar, y otros muchos reclamos más… aparentando ser quienes no somos.

Pienso que es bueno, necesario y esencial, cuidar bien de nuestro cuerpo, vestirnos como mejor nos encontremos ante el espejo, seguir bailando, paseando y haciendo deporte, para mejorar nuestra salud, etc. Pero reconociendo bien nuestros límites y los años que tenemos.

Creo incluso que hoy día es algo contracultural, una postura auténticamente alternativa, el hacer gala de nuestra edad, pues aquí seguimos, con alegría, en este momento de nuestra vida, aunque ya nos visiten algunos achaques, se nos cuelen unas goteras y tengamos que reconocer diversas carencias.

Es heroico, en la mayoría de las ocasiones, saber decir que no a lo que no puedes hacer ya en este momento vital. Pero admitidas las propias limitaciones con serenidad, desde la realidad personal de cada uno, brota el agradecimiento inmenso por todo lo que se ha vivido y la dicha por todo lo que nos queda por vivir, por experimentar, por compartir, por disfrutar… Y para ello, aquí dejo algunos ingredientes necesarios para conseguirlo:

  • Alimentar cada día lo que de verdad nos da calidad y calidez humana, el encuentro con los demás, el compromiso solidario, con toda nuestra historia (lo bueno y lo malo, pues de todo podemos aprender) en la mochila que llevamos a la espalda, la satisfacción por ser quienes somos, aquí y ahora.
  • Analizar lo que sinceramente merece la pena, lo que es primordial y lo que solo es humo, vanidad, secundario y accesorio.
  • Apreciar la belleza y el valor que hay en lo escondido, en lo pequeño, en lo que no trasciende, en lo cotidiano, desechando lo que es solo apariencia y superficialidad.
  • Mantener viva la llama de la esperanza, trabajando cada día para que sea un aliento eficaz en nuestro entorno vital y en el mundo, reavivando así la ilusión y la confianza de los demás.
  • Aceptar que ya no somos quienes éramos en nuestra juventud, pero que aún brilla en nuestras pupilas el destello del niño o la niña que fuimos, y por eso nos seguimos divirtiendo y gozando con las cosas más nimias y cotidianas.
  • Reconciliarnos (con mucho humor) con nuestras fragilidades y nuestra vulnerabilidad, nos ayudará a caminar con ánimo, demostrando a la vez madurez y sabiduría.
  • Cuando vuelvan a nosotros los recuerdos de cualquier tipo, llevemos a la práctica lo que significa re-cordar: volver a pasar todo por el corazón.
  • Reavivar la pasión, el asombro, pues mantener viva una actitud de admiración y conmoción, ante tantas realidades que nos rodean, no tiene ningún límite de edad.
  • Descubrir que no todo es blanco ni negro, porque existen una inmensa variedad de grises y otros muchos colores. Esto también demuestra inteligencia, consideración, aceptación y tolerancia.
  •  Acompañar y dejarnos acompañar. Cuidar y dejarnos cuidar. Acariciar y dejarnos acariciar. Amar y dejarnos amar.
  • Seguir explorando siempre cosas nuevas, motivando los sueños personales y solidarizándonos con los anhelos colectivos.
  • Abandonar las pre-ocupaciones para ocuparnos generosamente, ayudando a sanar tantas heridas, enjugar tanta lágrima, aliviar tanta soledad y desconsuelo.
  • Disfrutar, pasear, charlar y reír con los amigos y amigas. Abrazar y besar con ternura siempre que podamos.
  • Solo se trata de aceptarnos tal como somos y brindar por la vida que nos palpita dentro, en el mundo que tenemos a nuestro alrededor y el universo del que formamos parte.
  • Y por último, tratemos de vivir el momento presente con profundidad, agradecimiento e intensidad, como lo expresó admirablemente Antonio Machado: “Hoy es siempre todavía, toda la vida es ahora”.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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Gerardo Villar: Escuchar, escuchar.

Sábado, 19 de septiembre de 2020
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EditorialEscucharJovenesJosé María Bautista acaba de ultimar su cuarta publicación sobre las distintas generaciones. La última, para el cambio de liderazgo. Es fecundísimo. En ellas va describiendo las características de cada edad en la vida.

Pero pone en interrogante todos nuestros conocimientos y nuestros convencimientos. Al leerlo siento que necesito un cambio radical en mis planteamientos pastorales. Cuando leo Aprendizaje Espiritual -en cualquiera de sus cuatro libros- me voy dando cuenta de que muchas veces estoy transmitiendo un lenguaje, un contenido, unos símbolos, una pedagogía que son propios de mediados del siglo 20 y resulta que, lo quiera o no, hoy estamos y están viviendo las personas en el siglo 21 y a toda marcha.

Y ahí se trasluce la concepción de las cosas de siglos pasados. Por eso, no estoy dialogando con los jóvenes de hoy: no funciono con sus símbolos, no conecto con sus canciones, no vivo sus valores. No descubro ahí la Buena Nueva.

Lo que más me afecta es que evangelizar no es transmitir ideas y mensajes para convencerles de mi fe, sino aprender a evangelizar desde el acontecer cotidiano, buscando las huellas de Dios en ellos y en su vida.

Para ver el acontecer diario, hay que escucharlos y conectar con ellos. No se trata de evangelizarles sino dejarnos evangelizar por ellos, porque Dios está y actúa ahí. Se trata de generar expectativas en ellos y seguirles en su crecimiento.

No se trata de transmitirles la fe, porque eso es un don de Dios. Jesús no lo hizo. Jesús contaba parábolas. Jesús no construía el Reino; lo acogía. Por eso la pedagogía no ha de ser transmitir, sino escuchar, escuchar y escuchar. El mejor indicador es revisar si nuestra teología es la del anuncio y la escucha.

Evangelizar, nos dice, no es otra cosa que confiar ciegamente en las personas y creer que ellas encontrarán su propio camino. Porque en ellas actúa Dios.

Tenemos la oportunidad de actualizar los relatos de Jesús con las palabras y las realidades de hoy, con parábolas de hoy.

El grave problema no está en que la sociedad no es religiosa, sino en que los que somos religiosos no estamos en la sociedad actual.

Gerardo Villar

Fuente Fe Adulta

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“Mi testamento espiritual en tres mensajes”, por José María García Mauriño

Miércoles, 11 de septiembre de 2019
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mauriñoBalance fecundo de vida…

1.- Mensaje de la edad avanzada

Haber cumplido los 80 se puede decir que es una edad avanzada, pero haber cumplido los 90 es haber entrado en una edad superavanzada. Por primera vez en mi vida he cumplido 90 años. Es la primera vez que acumulo 90 años de juventud. A esta edad se piensan muchas cosas, por ejemplo, si desde que se nace, la autenticidad y profundidad de la persona radica en el ser, más que en el hacer… A cierta edad de la vida, la esencia de la persona está ya plenamente en el ser; pero el Ser está configurado por el hacer: somos lo que hacemos es una sentencia de Ortega y Gasset. Somos ahora, a la edad avanzada, lo que hemos ido haciendo a lo largo de nuestra existencia.

El hacer se va dejando para las nuevas generaciones, que lo necesitan y lo pueden hacer mejor. Saber dar paso a la juventud desde esta conciencia y disposición interior, es importante. Saber hacerse a un lado, y no pretender seguir con ciertas tareas, que se las dejamos a los jóvenes, es un acierto de la edad de la sabiduría. Esta disposición me lleva a vivir en libertad y armonía con mi ser más profundo; a habitar el fondo insondable de mi tierra, mi yo más íntimo. Y, es desde esta conciencia como vivo con gozo la propia edad, con todo lo que ella conlleva de riqueza, pobreza y limitaciones. A mi edad veo muy mal y oigo peor… Son mis limitaciones. Yo cambio de ritmo, pero no de camino; continúo por la senda de la opción por los pobres, que ha guiado mi vida entera.

En la avanzada edad las fuerzas físicas disminuyen, la energía y dinamismo no es el mismo de la juventud; todo se realiza a paso lento, con un ritmo más bien pausado, acompasado, armonioso, melodioso; se ter- minó el ritmo estridente, rápido y a veces discordante; para dar paso a otro, mucho más suave y armonioso.

En la avanzada edad se da una belleza que ni la persona misma ha llegado a descubrir, y mucho menos los que la rodean. Aprender a vivir la belleza de las distintas etapas de la vida es señal de madurez, de un buen equilibrio mental, humano y espiritual.

Las notas de la avanzada edad son más armoniosas, porque la vida ha ido modelando el ser más profundo de la persona, redondeando las esquinas y picos que hacían que la vida reprodujese muchas notas discordantes, rompiendo la armonía, el equilibrio y la belleza de la “pieza”.

Pues la vida es como una partitura de música en la que aprendemos a reproducir las notas a lo largo y ancho de nuestra existencia. La nota esencial de la vida será la muerte, asumida desde la libertad de la vida. El sentimiento de que soy una creatura limitada, finita, es el acto de mayor libertad, la nota más armoniosa y justa que podemos cantar… Aunque el “canto” sea de un hombre mayor que apenas puede ver y oye muy mal.

El tiempo no es oro, el tiempo es vida, el tiempo es historia. El Tiempo es algo más que el oro, algo que ni se compra ni se vende, se Vive. El tiempo no es dinero, el tiempo son vivencias, experiencia, sentimientos, ideas, lucha por la vida y movimiento. El movimiento que tanto asusta al poder. La vida que florece, la vida que se impone, la vida que estalla y grita y piensa y siente, asusta al poder que nos prefiere callados, quietos, como muertos.

El poder nos quiere asustados. El poder nos asusta para dominarnos. Frente al miedo retorcido que retuerce las palabras y nos retuerce el cuello, hay que oponer la valiente sencillez y claridad de ideas y la sencilla pero difícil tarea de la libertad de pensamiento. Sin libertad de pensamiento, la libertad de expresión y la democracia no valen nada.

Yo lo he recordado en múltiples ocasiones: el mandato latino de Horacio que Kant divulgó como lema de la Ilustración. “Sapere aude”. Atrévete a pensar. ¡Piensa por ti mismo! Y si te atreves a pensar, te atreverás a vivir. Solo el que se atreve a vivir, puede llegar a vivir con libertad. La vida es el arte de vivir; somos “artesanos de la vida”. Se trata de salir de la minoría de edad para pasar a la edad madura.

La libertad es un don de la avanzada edad. Un fruto que va madurando en el transcurso de la existencia y que se recoge con gozo y alegría al atardecer de la vida, como quien se encuentra con un gran tesoro. La libertad es el tesoro más extraordinario que la persona puede adquirir. La naturaleza nos ha proporcionado la libertad, esa libertad interior que siempre lleva a obrar el bien y a amar en plenitud, sin miedos. Y también a actuar con justicia y equidad, a ser lo que realmente soy sin caretas, sin armadura que me desfigure. La libertad va unida a la autenticidad, a la verdad.

También es la edad de la fe profunda, la que deja a un lado las “seguridades” intelectuales, para dar paso a la confianza plena en Jesús, fiarse de él, a pesar de la oscuridad y las dudas. Estamos en las manos de Dios. Esta es la edad del creyente, es decir, de mi fe en Jesús y en el mensaje subversivo de Jesús, del que me fío y confío más que en mis propios razonamientos.

Y en esta avanzada edad se posee un “patrimonio” unificador, el cual da seguridad, paz, confianza y gozo de la misión cumplida, del compromiso realizado. Con la edad madura todo se va unificando para vivir, en paz, la entrega, la libertad y el amor.

2.- Mensaje de Bondad

Lo importante es restaurar la BONDAD en el mundo. Hay mucha maldad en el mundo, hay mucha injusticia. Ser buenos es ser buenas personas y esto comporta una exigencia ética. “El principal talante ético es la bondad” –escribía A.Machado–. La bondad es una actitud vital ante la vida, una actitud alegre, una vida sencilla que hace cosas sencillas, ordinarias, cada día. Pero haciéndolas de forma extraordinaria se puede cambiar el mundo, decía Galeano. Significa no perder nunca el ánimo, no perder nunca la esperanza. Significa defender siempre los derechos humanos, preocuparse por humanizar la justicia, quitar el hambre en el mundo, defender siempre la libertad y los valores éticos fundamentales.

La bondad es incompatible con el capitalismo: porque es una opción de vida y nuestro actual sistema es un sistema de muerte. Quiero un mundo donde la bondad sea tan fuerte que sea capaz de acabar con las guerras y con el hambre en todo el planeta. Una bondad atravesada por la Justicia, y empapada en el compromiso por los Derechos Humanos, es una conducta solidaria y liberadora, y es propia de una buena persona.

Una bondad que toma parte y partido por los más débiles y excluidos de la sociedad es, sin duda, lo propio de una buena persona.

Una bondad llena de compasión por el sufrimiento humano, desobediente con las leyes injustas, es propia de una buena persona.

Una bondad que es incapaz de hacer daño a nadie es propia de una buena persona.

Una bondad que sabe perdonar siempre cualquier ofensa, es propia de una buena persona.

Una bondad que se acepta como la mejor persona, amiga y compañera de sí misma en esta vida, configura una personalidad muy madura.

En definitiva, una bondad que supera la mediocridad de la mayoría.

La bondad es compasión en el sentido profundo del término, y está transida de indignación ética, ya que la conmoción interna experimentada (esa es la indignación ética) se traduce en una exigencia ineludible contra la injusticia y sus causas.

La indignación ética percibe como intolerable el sufrimiento humano y reacciona frente a él, no se queda de brazos cruzados. Esta compasión, este padecer-con, siempre apuesta por el cambio transformador. Decimos esto porque el término “bueno” puede dar lugar a equívocos. Ser bueno de verdad tiene un carácter rebelde y desobediente frente al orden establecido.

La bondad no se predica, ni se enseña, ni se impone. La bondad se contagia. El que es bondadoso/a, crea un clima de bondad. Y eso cambia la vida; La de uno; Y la de los demás. Ser siempre bondadoso, reconocer los propios límites y las propias contradicciones. Sólo así podremos hacer que, pase o no pase la crisis, viviremos mejor. Y nos sentiremos mejor.

Ya sé que esto no es la panacea universal. Sería ingenuo pensar que sólo con el “buenismo” se arregla el mundo. No. Entre otras razones porque la bondad lleva consigo no quedarse callados y pasivos cuando uno ve sufrir, y sufrir tanto, a los más débiles. El que se calla, en tales condiciones, no se distingue por su bondad, sino por su cobardía, por su miedo, por intereses inconfesables. Eso no es bondad. Eso da vergüenza verlo, sufrirlo y hasta pensarlo. Porque, es un hecho, la bondad es lo que más nos asusta y hasta nos desconcierta.

No tiene nada que ver con ese dicho que “todo el mundo es bueno” (tó er mundo é güeno) o con ser un “bonachón”. Juan XXIII era el Papa “bueno” pero armó un escándalo con el concilio Vaticano II. No se trata sólo de ser mejores, de ser más buenos; lo que se pretende es organizar la convivencia para que todos y todas seamos capaces de ser felices. No es nada fácil tratar de ser buenas personas en una sociedad que se rige por códigos capitalistas.

A Jesús no lo mataron por ser “bueno”: lo mataron porque estorbaba, denunciaba a los que mantenían las injusticias y entró en un duro conflicto con los dirigentes políticos y religiosos. Sólo podremos hablar de bondad, si asumimos la tarea ética de luchar contra este (des)orden establecido por quienes se empeñan en mantener un mundo en el que sólo unos pocos viven muy bien, mientras una inmensa mayoría malvive o muere lentamente.

3.- Mensaje de rebeldía

Este es mi mensaje: Jesús dijo no podéis servir a Dios y al dinero. Yo he optado por servir al Dios de la vida y de la libertad y rechazar al dios del dinero, al dios del capital, que es el reino de la muerte y de la esclavitud.

Quiero mantener siempre vivo el espíritu de rebeldía frente a este sistema de muerte, que es lo mismo que luchar y gritar el derecho de los pobres para vivir con dignidad. Es decir, exigir el derecho de los empobrecidos a tener propiedad privada de unos bienes necesarios que les permitan tener lo indispensable para una vida humana, como pueden ser: el trabajo, la vivienda, la alimentación, sanidad (médicos y medicinas), cultura (que todo el mundo sepa leer y escribir, ocio, tiempo libre).

Cuanto mayor voy siendo, me siento más rebelde, porque sin duda veo la injusticia con mayor claridad. Soy un antisistema, (y no lo digo gritando y con el puño levantado, sino sencillamente pero con voz firme e inalterable). Soy un insubordinado de este mundo insostenible. Insisto en la necesidad de disentir, de desobedecer, de oponernos con justicia a este capitalismo depredador, este modelo injusto. No nos podemos rendir. Creo que tenemos el deber de vivir. Tenemos el deber de pensar libremente.

Tenemos también el derecho, el derecho que nos niegan quienes deberían garantizar ese derecho. Pero no se puede negar la vida, La vida vence. La vida empuja. La vida crea. Otro mundo no solo es posible, es seguro.

Cuesta aprender a vivir, es decir, amar la vida sobre todas las cosas, la vida digna, la vida humana y humanizada, una vida que reúna la humanidad, el bienestar y la justicia suficientes para ser merecedora de tal nombre. Se trata de la apasionante tarea que es vivir, aprender a vivir, que la vida puede sobre el silencio, la palabra sobre el ruido, el pensamiento sobre la sinrazón, la humanidad sobre el capital.

Esta es la edad de la fortaleza, de la serena rebeldía, de la audaz sensatez, de saber decir que NO a este sistema depredador y decir que SÍ a la solidaridad con los excluidos de este mundo.

José María García Mauriño. Madrid, 9 de agosto de 2019

Fuente Atrio

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El viejo sabio

Martes, 24 de julio de 2018
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Del blog Pays de Zabulon:

vieux-sage

“El viejo sabio dijo:

el joven camina más rápido que el viejo,

pero el viejo conoce el camino.

*

(Proverbio africano)

***

Fuente de la foto: “Memento”, 2016, © Philip Gladstone

Foto y texto: en la página de Facebook de At N’go

***

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Dios es joven

Jueves, 19 de abril de 2018
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jesus-hipster“Es formular, con otras palabras, el mensaje de Pascua”

(Víctor Codina sj).- Para muchos, Dios no existe. Algunos, siguiendo a Nietzsche, creen que el mayor acontecimiento presente es el anuncio de que Dios ha muerto. Otros consideran a Dios como un venerable anciano, bondadoso y con barba blanca.

Ahora Francisco, en una conversación con el periodista y escritor Thomas Leoncini, con motivo del próximo sínodo de obispos sobre los jóvenes, nos sorprende con la novedosa expresión de que “Dios es joven”.

Quizás es un poco sensacionalista poner esta frase como título de un libro que contiene otras numerosas afirmaciones de Francisco sobre la generación joven: su centralidad y protagonismo en la historia, sus potencialidades, pero también sus tentaciones y riesgos; su marginación social y la importancia del diálogo entre las nuevas generaciones y los ancianos, etc. Pero esta afirmación sobre la juventud de Dios es sin duda lo más original de esta entrevista.

Francisco parte del texto del libro de Apocalipsis 21,5 donde se dice que Aquel que se sienta en el trono, convierte en nuevas todas las cosas. A partir de aquí, afirma Francisco:

“Así pues, Dios es aquel que lo renueva todo. ¡Dios es joven! Dios es el Eterno que no tiene tiempo, pero que es capaz de renovar, de rejuvenecerse continuamente y de rejuvenecerlo todo (…) Es joven porque “hace nuevas todas las cosas” y le gustan las novedades, porque asombra y le gusta asombrarse, porque sabe soñar y desea nuestros sueños, porque es fuerte y entusiasta”.

Me imagino que esta afirmación de Francisco sorprenderá y tal vez escandalizará a los que tienen otra imagen de Dios. Pero afirmar que Dios es joven es retomar de modo novedoso atributos tradicionales de Dios: creador, vivificador, el que ha sido, es y será, el que hace pasar del no-ser a la existencia y resucita los muertos, el que con el Espíritu de Jesús rejuvenece la Iglesia y la lleva, junto con toda la humanidad, a su plenitud definitiva.

Todo esto tiene consecuencias: ver a la juventud como imagen de Dios y que los jóvenes-como les pidió Francisco en Chile- ayuden a que la Iglesia “no sea la santa abuela Iglesia”.

Ante una sociedad en muchos sentidos decadente y envejecida, ante una Iglesia en muchos lugares parecida más a un geriátrico que a una comunidad viva y misionera que sale a la calle, ante la gerontocracia de muchos dirigentes eclesiales y unas comunidades con pocos jóvenes, y frente también a la tentación de convertirnos en profetas de calamidades al ver esta realidad, el grito de Francisco de que Dios es joven, es una señal de vida y de esperanza.

Es formular, con otras palabras, el mensaje de Pascua: Jesús ha resucitado y su Espíritu ha descendido sobre toda la creación. ¿Seremos capaces los adultos y ancianos de transmitir, sobre todo a las generaciones jóvenes, que el mayor acontecimiento de nuestro tiempo no es que Dios ha muerto sino que Dios es joven?

Fuente Religión Digital

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Jesús, eternamente joven.

Jueves, 1 de febrero de 2018
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Del blog Pays de Zabulon:

jesus-hipster

 

La fe provoca en los jóvenes sentimientos de aventura que invitan a pasar por paisajes increíbles, nada fáciles, en absoluto tranquilos … Pero os gustan las aventuras y los desafíos.

El problema somos nosotros los mayores quienes, muy a menudo, con una cabeza de sabelotodo, decimos: “Él piensa así porque es joven, pronto madurará”.

Parecería que madurar, sea aceptar la injusticia, creer que no podemos hacer nada, que todo ha sido siempre así …

*

Papa Francisco, a los jóvenes de Chile, 17 de enero de 2018)
(citado por La Croix  el 19 de enero de 2018)

***

Esto es así.
Jesús muerto a los 33 años. Más o menos.
(y resucitado)
Eternamente joven, ¡ahí queda eso!

Así que, escuchemos, esta llamada, esta canción, siempre renovada, de la juventud .
En cada generación
Canto de renovación, canto de la promesa, canto del futuro.

Cada vez nuevo, y sin embargo el mismo.

El canto de la locura del amor,
el canto del ideal de la felicidad
el canto de la rebelión contra la injusticia
el canto de la danza ininterrumpida
el canto de la paz y la alegría reunidos
el canto de la nueva locura
el canto del amor
.

Constantemente renovado.

Lejos, muy lejos de los conservadurismos
del repliegue sobre uno mismo
del miedo a la renovación
que existen también
y que son caricaturas
de la juventud

Jesús es eternamente joven
vuelto hacia el futuro,
la abolición de toda servidumbre,
toda esclavitud,
cualquier discriminación,
todo juicio fundado en la diferencia.

Jesús, es el futuro en potencia,
en revelación
en cumplimiento de sus potencialidades de vida.

Jesús, salvador de la muerte,
revelador – despertador de la vida,
fin de los conservadurismos,
fin del adormecimiento,
fin del horrible conformismo.

Sanación en sábado
mano atrofiada que retoma su forma natural,
espigas arrancadas y comidas un día de ayuno,
comida tomada con Zaqueo el publicano,
enfrentarse contra los mercaderes del Templo,
locura, locura, locura,
del amor de Dios
Eterna juventud,
Dios en nuestras vidas
Jesús sobre nuestros caminos.
Jesús
Hoy.

*

Z- 20 de enero de 2018

***

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3 de cada 10 jóvenes españoles afirman que la Iglesia es la institución en la que menos confían.

Lunes, 13 de noviembre de 2017
Comentarios desactivados en 3 de cada 10 jóvenes españoles afirman que la Iglesia es la institución en la que menos confían.

jovenes-de-san-t-egidio-por-la-paz_560x280La confianza de los jóvenes españoles en las instituciones religiosas está bajo mínimos. Según el último Barómetro 2017 de ProyectoScopio elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD, un 32,8% de los jóvenes de nuestro país de entre 15 y 29 años consideran que las religiosas son las instituciones en las que menos confían.

La Iglesia es, según esta encuesta, la segunda institución que genera menos confianza entre los jóvenes españoles. Los partidos políticos, sin duda alguna, son los instrumentos sociales menos valorados. Así, dos de cada tres (64%) no confían en la política. En el siniestro tercer lugar del pódium, el sistema financiero, en el que no confían el 28,9% de los jóvenes.

El Barómetro pone especial énfasis en dos preguntas. En primer lugar, cuál es la institución en la que menos confían los jóvenes. En segundo término, cuál es la que más. En lo negativo, las instituciones religiosas están en segundo lugar. En términos positivos, sólo un 3,5% de los encuestados considera a la Iglesia como la institución que les genera mayor confianza.

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Con todo, el nivel de confianza de los jóvenes en otras instituciones es bajísimo, hasta el punto de que el 40% dice no confiar en ninguna. Desde el punto de vista evolutivo, podríamos señalar que a lo largo de estos años se ha producido un deterioro en la confianza en muchas instituciones, sobre todo en los partidos políticos.

Sin embargo, y a pesar de esta distancia entre la mayoría de esos jóvenes y las estructuras de la política formal, el estudio constata su interés creciente por los temas políticos. En 2008, no llegaban al 27% los jóvenes muy o bastante interesados por la política. En 2014 se supera el 41%.

Estos resultados, afirma el estudio, muestran claramente una crisis del modelo social imperante y la apuesta por el poder de la ciudadanía para transformar el estado actual de las cosas.

Esta confianza quebrada de la juventud en los partidos políticos, en las estructuras formales de participación política, se ve también reflejada en la utilidad que perciben en distintas formas de participación.

No llega a la mitad del colectivo quienes consideran útil y se implican en el voto cuando toca (47%) y poco más de un tercio en la firma de peticiones de apoyo. Alrededor de la cuarta parte dice implicarse en acciones de huelga (24,4%) y en la asistencia a manifestaciones o concentraciones (23%).

Tampoco son proclives a colaborar u opinar sobre política, solamente el 3,8% ve de utilidad pertenecer o colaborar en un partido político y solo el 11% se implica en debates sobre estos temas.

En cuanto a su implicación en los mismos, solamente el 3,9% dicen pertenecer a un partido político y el 73,3% de jóvenes manifiestan no pertenecer a ninguno y no tener intención de hacerlo en el futuro.

Los jóvenes se muestran convencidos de que no basta con acudir a las urnas, sino que es necesario responsabilizarse y protagonizar la acción política. Las afirmaciones “Si los ciudadanos se organizan es posible cambiar las cosas” o “el verdadero poder lo tiene la ciudadanía si es capaz de comprometerse” son compartidas por más de siete de cada diez jóvenes españoles de 18 a 25 años.

Jesús Bastante

Fuente Religión digital

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Lunes, 19 de octubre de 2015
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Del blog Pays de Zabulon:

revenir

¿Lo que es verdad,
siempre es verdad?

Si.

Entonces, ¿por qué
he pasado tanto tiempo
yendome a otra parte
buscando otra cosa
huyendo de mí mismo
buscándome en otra parte?

Al final del viaje,
sin aliento,
Llego,
llego o vuelvo
vuelvo de nuevo a mí.

Es como esos caminos iniciáticos,
contados tantas veces, por los que
el viajero parte a países lejanos
a disfrutar de experiencias inéditas,
a enriquecer a su personaje,
luego regresa a su punto de partida.

Volver, sí,
pero diferente y más fuerte,
volver de otro modo,
volver capaz
de acoger su verdad
y sumergirse en ella.

Así que estoy de vuelta.

Al final del viaje,
sin aliento,
aquí estoy frente a mi vida,
como invitado a bucear
en lo Esencial.

Lo esencial…

Encuentro los brillos,
bellos y atrayentes,
de mi juventud,
como tantos instantes fundadores
que había abandonado.

Es un misterio este vagabundeo en otro lugar
salvo cuando estamos en casa.

Posiblemente era demasiado joven,
posiblemente demasiado ingenuo.
No, no demasiado ingenuo,
ingenuo simplemente.
Y, en la hermosa edad de la juventud,
cuando se es ingenuo,
somos sensibles y frágiles.

Y, hay que vivir,
y construir.
En todo caso,
es lo que se cree,
es lo que parece decir la vida.
Entonces yo mismo me fui, me fui.
lejos de mí mismo.

Oh, siempre fiel
a esta parte de mí mismo,
pero como en un sueño,
como recuerdo.

Ahora quiero volver.

Quiero encontrar
las intuiciones de mi juventud,
las que me llenaron
y me hacían vivir,
aquellas por las que me maravillaba
y estaba disponible para el mundo.

¡Quiero volver a mi casa,
encontrar la belleza de estos impulsos
que estaban directamente conectados a la Vida,
– y yo no lo sabía!
que encendían un fuego en mí,
¿o era una inundación?

Quiero encontrar mis sueños,
porque no eran sólo sueños,
eren una esperanza llevada al mundo
que brotaba de un infinito  profundo.

Quiero encontrar este tiempo
cuando yo era como una página en blanco,
una tierra sin cultivar,
 un campo sin surco.
¿Quién sabe si, ya,
yo estaba condicionado o influido
por mis experiencias intrauterinas
o mi más tierna infancia?
Yo era una tierra disponible,
una tierra hermosa y salvaje
en donde brotaban las fuentes 

La verdad que sentía,
no sabía que era la verdad.
Entonces salí a vivir,
salí a descubrir, experimentar,
me olvidé, me magullé un poco.

Me fui a vivir,
¿No es el camino de un hombre?

Pero porque esto es verdad,
es siempre verdad,
Quiero volver
Ahora.

Quiero volver a mi casa,
volver diferente y más fuerte,
pero no sin encontrar
esta ingenuidad
que hace que toda cosa es bella,
y que todo descubrimiento, todo encuentro,
son maravillosos.

Verdaderamente, Señor, vuelvo.
Acógeme en tu casa, en nuestra casa.
Querría volver a encender el fuego
sin buscar más en otro lugar.
Querría volver a encender el fuego,
y con calma acoger al que pase
como un amigo que está también sobre su camino,
ser signo para él de tu presencia
que le reenvía a su propio camino.

He aquí, he aquí mi vocación, finalmente.
Tanto tiempo para descubrirla.

Justo estar ahí,
dejarte hacer
con esta parte de mí
que es tuya
y que pide sólo crecer
desde el momento en que esté allí.

*

Zabulon – 13 oct 2015

***

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