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Fe activista contra la LGTBIfobia episcopal

Lunes, 27 de febrero de 2017
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soy-homosexual-tengo-hijos-soy-catolico1Por su interés publicamos este artículo que hemos leído en Público:

El “quién soy yo para juzgar a una persona gay?” del papa Francisco no provocó grietas en el rechazo doctrinal a los derechos sexuales

El discurso alineado con la doctrina oficial es el único que tiene cabida en sermones y escritos

Las posibilidades de vivir un cambio sustancial no es esperable a corto plazo

Personas católicas del movimiento LGTBI asumen el reto de desmontar la lectura con la que la doctrina oficial condena a la diversidad afectivo-sexual y de identidad de género, una posición excepcionalmente replicada dentro de las comunidades de creyentes.

Por, Meritxell Rigol

Una pequeña cruz de plata le cuelga del cuello con una fina cadena. En la muñeca, una goma de pelo color cielo junto a un rocío crean una pulsera que hace pensar en la bandera del orgullo trans, casualidad o no. Marta Siscar, de hecho, dice que no cree precisamente, en las casualidades. Proveniente de una familia que no era de ir a misa, encuentra que pasar años dentro de la Iglesia -desde que se acercó de pequeño a hacer de monaguillo hasta ingresar al seminario-, no lo ha sido una, de casualidad. “Si mi trayectoria ha sido la que ha sido es porque Dios ha querido que yo fuera trans y creyente, y poder dar testimonio de las dos cosas juntas”, explica convencida.

O ser cura o vivir como la mujer que era. Hace seis años que Marta tuvo que escoger qué parte de sí misma pesaba más. “Yo no he perdido la vocación sacerdotal y, si algún día se pueden ordenar mujeres, me plantearé volver al seminario”, explica en unos momentos en que ya no mantiene la relación con los curas que tenía cerca. “Ya no puedo hablar con ninguno de ellos, me ven como una loca, como una endemoniada…”, lamenta, con un punto de sarcasmo.

58ac25b92df63-r_1487796539577-0-35-640-365En Barcelona, donde se trasladó desde su Valencia natal al dejar el seminario, Marta no se ha ligado a una comunidad católica, sino que acude a una u otra parroquia una vez a la semana. Se dedica a la música como directora de coro -ahora, sin órgano-, echa un cable a la administración de la Fundació Enllaç -de apoyo a personas mayores LGTBI- y es activista de Generem!, la asociación impulsora de la Plataforma Transforma la salut, la iniciativa que ha promovido los cambios para despatologitzar el modelo de salud para las personas trans en Cataluña. Un reto similar lo ve, también, de cara a la Iglesia.

“Me da igual que haya cuatro obispos que digan tonterías sin fundamento bíblico sobre las personas trans y la homosexualidad, escudándose en un par de pasajes fuera de contexto, aunque con la voluntad de controlar a la sociedad. Lo que hace falta es hacer una relectura de las escrituras desde el contexto actual “, reivindica Marta Siscar, que cursó los dos primeros años de la carrera de teología, antes de abrirse la puerta del armario.

“Tonterías” o “sandeces”, son términos coincidentes con los que personas católicas y, al mismo tiempo, activistas del movimiento de defensa de los derechos de las personas gays, lesbianas, bisexuales, transgéneros e intersexuales se refieren a las tesis LGTBIfobicas que son predicadas desde el Vaticano en las parroquias de los barrios. Aunque se esfuerzan en diferenciar la posición fundamentalista de la jerarquía contra las realidades no heteronormativas de la realidad que viven las personas LGTBI en las comunidades católicas, el discurso alineado con la doctrina oficial es el único que tiene cabida en sermones y escritos de los hombres de Iglesia y es la perspectiva que empapa a buena parte de los creyentes.

Asignatura pendiente de la comunidad católica

11566085593_1051a9e493_z“Aunque siempre hay excepciones, la diversidad afectivo-sexual y de identidad de género es tabú todavía, y en muchas parroquias se prefiere guardar silencio y discreción. Es una asignatura pendiente de la comunidad católica que, tarde o temprano, deberá afrontar con amor, valora Alejandro Pastor, dinamizador del grupo de fe y espiritualidad de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bissexuals (FELGTB).

La pluralidad a la que apelaba el Arzobispado de Barcelona ante las muestras de rechazo por la celebración de la conferencia del escritor gay Philippe Ariño, organizada hace poco más de una semana en la Parroquia de Santa Ana, es un argumento que cae con la práctica de la institución, por norma, en cualquiera de las diócesis.

Ninguna perspectiva que contradiga la tesis ortodoxa adoptada y difundida por Ariño, según la cual negarse a las relaciones afectivo-sexuales con personas del mismo sexo es la única opción cristiana que tienen gays y lesbianas, no es autorizada en el marco eclesial. Un ejemplo bastante cercano lo encontramos en la prohibición, el pasado marzo en la parroquia de Sant Medir de Barcelona, de una conferencia de Krzysztof Charamsa, el sacerdote de la Congregación para la Doctrina de la Fe expulsado del Vaticano, después de que, en la víspera del Sínodo de Familia, a finales de 2015, hiciera público que era gay y reivindicara su “felicidad y orgullo” junto a su pareja.

obispos-go-homePreguntados por este caso, desde el Arzobispado de Barcelona mantienen que la convocatoria “fue suspendida por el rector de la parroquia después de que el conferenciante fuera apartado tanto del dicasterio romano como del sacerdocio”. Sin embargo, la conferencia prevista se celebró unos pasos más allá de la parroquia del barrio de la Bordeta -en un local no eclesial-. Allí, como en muchos otros espacios fuera de la Iglesia, Charamsa se situó en el polo opuesto de la doctrina oficial para defender que la abstinencia de vida afectiva exigida a las personas homosexuales es “inhumana”.

“¿Con qué derecho me dicen con quién me debo acostar y con quién no? ¿Y con quién tengo que vivir y con quién no? Hago daño a alguien? He sido profesora de religión y nunca he estudiado nada en la carrera de teología que me haga sentir contradicción por ser católica y lesbiana “, asegura Amada Rodríguez, miembro de LGTBEbre y de la Asociación de Familias Lesbianas y Gays de Catalunya. “A mi hija la bautizamos, yo le he hecho catequesis, en las noches rezamos … Con mi mujer hemos cuidado esta dimensión y la mía ¿no es una familia cristiana? ¿Por qué? ¿Por qué somos dos mujeres?”, expresa con indignación.

El “quién soy yo para juzgar a una persona gay?” del papa Francisco fue una declaración que, si bien generó revuelo, no provocó grietas en el rechazo doctrinal a los derechos sexuales y reproductivos de las personas LGTBI. “Varios sacerdotes y profesores de teología no dominados por una ideología fundamentalista, que no hayan estudiado en universidades como las del Opus, comparten un discurso de recuperación del cuerpo, en el que no se ve como contrapuesto al espíritu y pecaminoso, sino como un elemento más para estar contentos de la creación y por tener relaciones con la trascendencia”, remarca Jordi Valls, consiliario de la Asociación de Cristianos LGTBI (ACGIL), entidad miembro de la plataforma LGTBIcat, impulsora de la ley catalana contra la LGTBIfobia.

Valls asegura que una relectura no represiva de la sexualidad, que comprende y respeta la diversidad fuera del heteronorma, puede sentirse en confesionarios y en despachos de consejeros espirituales, pero que “no tiene ningún altavoz”. “Ni lo escriben ni lo predican públicamente, porque es imposible salirse del dogma en el sistema perverso que ha instalado en esta institución total. Se debe tener gran valentía o un trabajo bien atado fuera de la Iglesia para poder decir lo que piensan “, añade.

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Silencios cómplices

Consciente del peso que tienen las tesis LGTBIfòbiques a las comunidades católicas, Amada Rodríguez reconoce que, en los entornos eclesiales, es donde más le cuesta visibilizarse como lesbiana. Aunque opta por moverse en ellos “con pies de plomo”, dice, después de 25 años con su pareja y de haber formado una familia lesbomarental.

“Sabes lo que hay y me genera incomodidad pensar en encontrarme en la parroquia con una situación que me dolería mucho”, justifica. “Mi mujer y yo habíamos vivido armariozizadas y, al adoptar a Mila, incluso dejé de frecuentar la parroquia, porque sentía cierta inseguridad de lo que nos podrían decir, pero al final tener una hija nos ha hecho mostrarnos tal como somos; no podíamos dejarle el trabajo que teníamos que hacer nosotros”, explica. En la práctica, sin embargo, asegura que nunca han vivido un ataque lesbofobia en su palabradedios1-940x742Los resultados de una encuesta global sobre actitudes ante las personas LGTBI, llevada a cabo el año pasado por la ILGA, la federación mundial de organizaciones por los derechos de las personas LGTBI, recoge que, sin importar la insistencia con que las voces representantes de las religiones condenan las relaciones entre personas del mismo sexo, grandes franjas de las poblaciones no ven conflicto entre tales creencias religiosas y el deseo sexual entre personas del mismo sexo. “Esto sugiere que los argumentos anti LGTB basados en dogmas religiosos reciben una atención desproporcionada. Dicho de otro modo: las cosas están cambiando, más lentamente de lo que esperamos, pero cambian”, concluye el informe, elaborado a partir de las respuestas de más de 700 personas de cada uno de los 54 estados incluidos.

A los resultados en España, un 50% de las personas encuestadas declara que el deseo entre personas del mismo sexo no le genera un conflicto con sus creencias religiosas. Es el porcentaje más alto obtenido de los 12 estados europeos encuestados (Ucrania, Croacia, Rusia, Serbia, Portugal, Polonia, Reino Unido, Francia, Países Bajos, Italia e Irlanda, además de España). La media europea cae hasta el 35%.

El grueso de personas que declara que sí encuentra conflicto se limita a un 10% en el caso español, el porcentaje más reducido de los estados europeos encuestados. La media europea obtenida doble la cifra.

“Como ocurre en la sociedad en general, en las comunidades cristianas los niveles de homofobia y transfobia crecen en las personas que no conviven con personas LGTBI y bajan cuando conviven, sin embargo, a no ser que estén dominadas por ideologías fundamentalistas, como la del OPUS o los Legionarios, la mayoría de comunidades no excluyen las personas LGTBI “, asegura Valls. Ahora bien, el consiliario de ACGIL reconoce que cuesta encontrar a alguien que, públicamente, “se levante a favor de los derechos de las personas LGTBI” y que corte, así, el eco de LGTBIfòbia episcopal que impregna las parroquias.

“El mensaje oficial tiene mucha influencia en las personas vinculadas a la Iglesia y hay mucha gente sufriendo esto desde el armario, porque la mayoría no tiene formación como para ser capaz de decir a obispos y cardenales que la LGTBIfòbia no tiene ningún sentido bíblico”, lamenta Marta Siscar, y añade: “La poca implicación de las personas LGTBI católicas en la Iglesia, donde somos muy minoritarias, se explica porque, para muchas personas, resulta más fácil apostatar, dejarlo de lado”.

El discurso ortodoxo en las bases

gay_marriage_usa_2El impacto del discurso oficial, que entiende las prácticas homosexuales y las identidades transgénero como “desórdenes” del “orden natural” -según el cual mujer y hombre son seres opuestos y complementarios-, es fuente de LGTBIfobia y dolor para muchas personas creyentes, que reciben de la doctrina de la Iglesia un mensaje de rechazo frontal a su identidad. Por ello, es habitual que personas que no responden a la heteronormatividad perciban como irreconciliable ser lesbiana, gay o trans y, a la vez, católica.

Romper la idea de contradicción entre fe religiosa e identidad de género u orientación sexual no heteronormativas motivó una campaña de la sección europea de la ILGA, hace unos meses, bajo el lema Gay vs. God. El objetivo ha sido contribuir a derrumbar mitos sobre religión e identidades LGTBI y “defender que no se trata de elegir un bando, sino que ambas piezas son partes profundas de la identidad de muchas personas”. “La compañía, que amamos y lo que creemos no puede justificar nunca la negación de los derechos humanos a nadie”, reivindica la ILGA.

Rechazo de los obispos a la ley contra la LGTBIfobia

10246628_670162999705965_4433119449604008436_nLa negación de los derechos de las personas LGTBI llevó a los obispos catalanes a pronunciarse en contra de la ley para erradicar la LGTBIfobia, aprobada por una amplia mayoría en el Parlamento de Catalunya en octubre de 2014 –con los únicos votos en contra del PP y de Unió Democràtica de Catalunya. El gran éxito del movimiento LGTBI en el país fue considerado, para los obispos, como “desacertado”, al advertir en ella “graves consecuencias en el ejercicio de los derechos humanos de la libertad religiosa, de pensamiento y de conciencia”.

Actualmente, los grupos parlamentarios del Congreso estudian un proyecto de ley por los derechos de las personas LGTBI, presentado el pasado septiembre por la FELGTB. La organización confía en que no acabe el año sin tener la ley, inspirada en la decena de leyes autonómicas contra la LGTBIfobia hasta ahora aprobadas al Estado.

Atendiendo a los precedentes, la presión ruidosa del sector más conservador de la sociedad, movilizado en torno a las premisas de la Conferencia Episcopal, es esperable que sea una de las líneas del nuevo capítulo de avance de los derechos de las personas LGTBI que puede empezar a escribirse . “Mientras que la bondad y el respeto son el corazón de las religiones, líderes y autoridades que buscan el apoyo de los sectores más conservadores de sus sociedades interpretan la religión de forma excluyente para justificar violencia y discriminación”, valora Renato Sabbadini, director ejecutivo de ILGA.

Las activistas situadas en la incómoda bisagra entre el movimiento LGTBI y las comunidades católicas coinciden en apuntar que las posibilidades de vivir un cambio sustancial en la posición de la doctrina católica no es esperable a corto plazo, pero no renuncian a ir provocando un efecto revulsivo en las bases de la Iglesia. “La jerarquía católica está tan equivocada y genera tanto sufrimiento que a las entidades LGTBI nos toca luchar, también, por el derecho humano a la libertad religiosa”, defiende Amada Rodríguez, aunque el rebote -cabreo y dolor comprensibles, dice- que es habitual encontrarse en los colectivos LGTBI al hablar con ellos de religión.

Fuente Público

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La homosexualidad sigue sin ser reconocida por las principales religiones

Domingo, 7 de agosto de 2016
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Homosexualidad-y-religión

Las visiones contradictorias de la temática, a debate en Barcelona

Charamsa: “Algunos católicos hablan de homosexuales como si fueran los nazis de estos tiempos”

Las principales religiones del mundo siguen sin ofrecer una postura clara respecto a la homosexualidad y aportan visiones contradictorias, según afirmaron ayer expertos en las principales doctrinas en la conferencia “Homosexualidad y religiones”. La conferencia se celebró ayer en Barcelona en el marco del Festival gay Circuit, que se celebra esta semana en la capital catalana.

El primer sacerdote en declararse abiertamente gay, Krysztof Charamsa, quien además fue expulsado del Vaticano al confesar su condición, ha apuntado que la Iglesia “no ha aceptado el descubrimiento científico de identidad de género y de orientación sexual, que es el gran regalo del siglo XX”.

Según Charamsa, se trata de una “condena irracional”, y ha afirmado que “la Biblia nunca ha dicho nada negativo sobre la homosexualidad como la conocemos hoy”.

Sobre el Papa Francisco, Charamsa ha expresado que “parecía la esperanza, parecía que iba a eliminar el acoso sobre la homosexualidad, dejó la puerta algo abierta, pero al final no dijo nada sino que además la cerró sin alguna discusión”. “El papa no puede estudiar la homosexualidad, como cabeza de la Iglesia católica necesita a colaboradores que estudien para él, pero éstos hablan de homosexuales como si fueran los nazis de estos tiempos”, ha afirmado.

El especialista en historia LGTBI Leopold Estapé ha recordado que a lo largo de la historia la homosexualidad ha sido perseguida y condenada en Europa, y que durante muchos siglos los europeos huían a refugiarse al norte de África, a ciudades como Tánger (Marruecos).

Según Estapé, el mundo islámico ha tenido una relación “intermitente” con la homosexualidad: “en la Córdoba de los califas había un barrio habitado por personas que hoy definiríamos como homosexuales y transexuales, y también ha habido monarcas homosexuales incluso en los imperios islámicos”.

El practicante budista y autor del blog budismosecular.org, Bernat Font, ha explicado que “la religión es un lugar donde la gente va a encontrar respuestas, amor y recursos para aceptar y querer al otro”, y que en el caso del budismo, “a pesar de haberse mantenido bastante neutral a lo largo de los siglos, existe una gran diversidad de puntos de vista”.

“El budismo no ha propagado una visión negativa de los homosexuales, no ha promovido nunca su persecución activa y en general ha tendido a adaptarse a las costumbres culturales de los países donde ha viajado. Sin embargo, la cultura tibetana tiene una percepción negativa de la homosexualidad, pero en el caso de China y Japón son culturas tolerantes, sobre todo entre hombres”, ha apuntado Font. “El problema del budismo no se encuentra en la homosexualidad en general, sino con la sexualidad en general, con el deseo, que crea lazos que generan sufrimiento”, ha remarcado.

Font ha explicado que ante las dudas del público en general, los maestros chinos afirman que la homosexualidad “ni está bien ni mal, es simplemente algo que la gente hace, y si no se perjudican los unos a los otros su vida privada es asunto suyo y tenemos que tolerarlo”. “Para el budismo la orientación sexual no es un asunto moral, lo que tiene relevancia ética es si los comportamientos generan sufrimiento o no”, ha añadido.

Sin embargo, Font ha añadido que “el Dalai Lama, a pesar de afirmar que si las relaciones son consensuadas no existen problemas independientemente del género resulta contradictorio, al afirmar que la sodomía y el sexo oral son inapropiados”. “Podemos afirmar humildemente pero con convicción que cualquier postura que no sea de inclusión y escucha no es coherente con los valores fundamentales del budismo”, ha sentenciado Font.

El representante de la Asociación Cristiana de Gays y Lesbianas, Jordi Valls, ha recordado que “lo que nos pasa a la comunidad LGBTI es que hemos sido tan maltratados por las religiones, que hemos huido de ellas con miedo”, pero ha explicado que “si les damos portazo también estaremos rechazando la espiritualidad como elemento donador de plenitud”.

(Por su interés, mañana lunes publicaremos un resumen de la intervención de Jordi Valls)

Fuente Religión Digital/Efe

Budismo, Cristianismo (Iglesias), Hinduísmo, Homofobia/ Transfobia., Islam, Judaísmo , , , , , , , , , ,

Cristianos homosexuales: “Los obispos que dicen barbaridades son cuatro y están enfermos”

Lunes, 7 de julio de 2014
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n-GAYS-large570“Los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados”, “contrarios a la ley natural” y “no pueden recibir aprobación en ningún caso”. Por eso, “las personas homosexuales deben ser acogidas con respeto” pero “están llamadas a la castidad”. Todo eso (y más) está escrito en el Catecismo de la Iglesia Católica y resume la postura de la institución al respecto.

“Es un mensaje muy sibilino: ‘Aceptamos, no llegamos a condenar, pero… Pues mira, nosotros no lo aceptamos. Porque es una visión negativa, muy juzgadora y no es lo que dice el Evangelio”.

Elena habla en representación de sus compañeros de Betania, un grupo creado hace 15 años y del que forman parte unos 12 cristianos LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales) de entre 28 y 61 años de Bilbao. Apenas 48 horas antes de la marcha del Orgullo Gay de Madrid, todos ellos están reunidos analizando textos del teólogo y sacerdote progresista José Antonio Pagola.

Se juntan cada 15 días para reflexionar sobre el Evangelio y poner en común sus pensamientos. En fechas puntuales realizan oraciones en grupo. Por ejemplo, en Navidad, en el día contra la homofobia o en semana santa. Así, explican, generan un espacio donde pueden sentirse “cómodos” compartiendo dos pilares de su vida: la orientación sexual y su fe.

CADA VEZ MENOS HOSTILIDAD

Como el suyo, hay grupos de cristianos LGTB en varias ciudades españolas. Jordi Valls es el portavoz de la Asociación Cristiana de Gays y Lesbianas de Cataluña, que aglutina a 15 socios que llegan a 200 personas. Asegura que cada vez sienten menos hostilidad contra ellos.

“Cada vez hay más comunidades cristianas menos fundamentalistas y por tanto más abiertas a la diversidad. Entre la comunidad LGTB también se ha redescubierto la dimensión espiritual, que todo no termina en el cuerpo, sino que hay algo más. Y empiezan a aceptar la realidad cristiana”, asegura.

Todos admiten, en cualquier caso, que ni es fácil ni les agrada escuchar las declaraciones homófobas que miembros de la jerarquía eclesiástica realizan de vez en cuando. El obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Plá, es uno de los más combativos contra los gays y las lesbianas. En 2012, por ejemplo, dijo quela revolución sexual está produciendo muertos”.

Más muestras de la postura de la jerarquía: el cardenal Fernando Sebastián aseguró este mismo año que “señalar a un homosexual una deficiencia no es un ofensa, es una ayuda, porque muchos casos de homosexualidad se pueden recuperar, se pueden normalizar con un tratamiento adecuado“.

SON CUATRO ENFERMOS

¿Qué piensan los homosexuales cristianos cuando escuchan declaraciones como estas? En general, afirman, se lo toman con calma. “Esos obispos… se trata de personas enfermas que necesitan acudir a un buen especialista para que les cure de su homofobia”, dice, con mucha tranquilidad, Valls.

“Sabemos que los que dicen barbaridades no han tenido una vida fácil, que han tenido problemas. Y expresan su malestar diciendo estas barbaridades. Lo que tienen que hacer es ponerse en manos de un buen profesional y no vamos a contestarles porque se trata de personas enfermas, con un problema. Nos consta que alguno es un homosexual de armario”, avisa.

Valls subraya que los “obispos que dicen barbaridades” son “cuatro contados” y que son personas con “problemas” que no van “a la cuerda del papa”. “La gente mínimamente sana no ve absolutamente ningún problema. Las jerarquías están muy equivocadas”, asegura. Y añade que su grupo tiene contacto con la Iglesia de base y que siempre los han acogido bien. “Sólo hemos tenido problemas con parroquias o comunidades que están dominadas por alguien que quiere hacer carrera eclesiástica”.

Desde el grupo de cristianos gays de Bilbao matizan que “es tanto o más triste que no haya nadie dentro de la jerarquía que no se posicione claramente en contra de las declaraciones salidas de tono”.

“Van en contra del Evangelio, que no dice nada de eso, sino todo lo contrario. El mensaje del Evangelio es de amor, de respeto, de aceptación y de acogida a todo el mundo. Las palabras de Jesús nunca dan lugar al rechazo, ni a la expulsión, ni a los ‘peros’, ni a juzgar a nadie“, afirman.

TAMBIÉN SE PROHÍBE COMER MARISCO

Antonio C., del grupo Ichthys de Sevilla, que aglutina a 30 personas, también resta importancia a las declaraciones homófobas de los obispos y se remite al contenido del Evangelio.

“Desde la Iglesia no puede surgir el odio”, advierte. Recuerda, además, que en el Levítico, un libro del Antiguo Testamento, se dice que “se condenará” quien yazca con otro hombre. “Pero en el mismo libro dice que te condenarás si comes marisco y hoy por hoy ni está prohibido ni es un pecado. ¿Si una cosa no es pecado por qué lo otro sí lo es?”, se pregunta.

También resta importancia al contenido del Catecismo y subraya la contradicción de que se condenen los actos homosexuales porque “son actos de amor”. “No pensamos que una conducta desordenada pueda serlo si surge del amor. No entendemos que se nos prohíba desarrollar nuestra afectividad”, lamenta.

Al mismo tiempo, recuerda: “Dios nos ha hecho para ser felices y si nos ha creado el instinto del hambre, o de la sed, o el sexual, ha sido para dar placer bien entendido. El catecismo no es una ley, es una serie de normas. Incumplirlo no es pecado”.

¿Y EL PAPA?

A la vez, Antonio C. celebra el cambio de registro del papa Francisco, pero reconoce que no tienen esperanzas en que la Iglesia vaya a cambiar “de la noche a la mañana, ni de que esté próximo el día en que los homosexuales puedan casarse por la Iglesia”.

En el grupo de Bilbao apoyan esa tesis y llaman a dar tiempo al pontífice. Advierten de que, por el momento, hay “signos positivos” pero ahora hay que ver “si las palabras pasan a los hechos”.

Uno de esos hechos, por ejemplo, sería acabar con la discriminación dentro de la Iglesia. “Nos llegan casos de chicos o chicas que son homosexuales y cuando el cura de turno se ha enterado les ha echado del grupo con malas formas. Profesores y profesoras de centros religiosos que tienen que llevar su pertenencia en secreto porque pueden perder su trabajo…“, critica Jordi Valls. Mientras, ellos y ellas siguen esperando.

Fuente El  Huffington Post

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