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Abigail Galindo, la mujer trans que documentó la memoria LGBT de Honduras

Martes, 16 de enero de 2024
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IMG_2227Durante 35 años Abigail Galindo, mujer trans, anduvo por las calles, los escenarios y las fiestas con su cámara. Esas imágenes de la memoria LGBTIQ forman parte crucial del Archivo Honduras Cuir.

TEGUCIGALPA, Honduras. Las mujeres de la fotografía no sonríen a la cámara, pero se les ve felices. En la imagen, tomada en la capital de Honduras hace treinta años, en un parque, en una banca, bajo un árbol, cuatro trabajadoras sexuales esperan clientes. La noche es densa, sus miradas penetrantes. De izquierda a derecha posan Gaby Spanik, Bessy Ferrera, Abigail Galindo y Michelle: cuatro figuras importantes del movimiento trans en Honduras.

Flash. Un relámpago, la noche y, de repente, son inmortales.

En unos años, a dos de ellas las van a matar, otra va a migrar escapando de la violencia. Solo quedará Abigail para contar sus historias.

Pero en la fotografía —ahora un ícono— se les ve felices.

IMG_2215Tantas, tantas fotos. Cuelgan de la pared, se apilan en álbumes, reposan en retrateras. Al principio eran nada más la colección personal de Abigail Galindo, una mujer trans, defensora de los derechos humanos. Ella fotografió por 35 años sin saber, sin imaginarse. Ahora tiene 52, dejó el trabajo sexual hace 20 y sus imágenes son parte de la memoria colectiva de las personas LGTBIQ+ de Honduras.

Se digitalizan para Instagram, se imprimen tamaño póster, se exponen ante miles. De aquella Abigail  que recorrió las calles de la capital de Honduras con tacones, lentejuelas y furia queda una figura delgada, casi tímida, que avanza despacio en su silla de ruedas, con una pierna menos. Todavía se sorprende cuando encuentra a cientos de personas, reunidas a su alrededor, escuchándola.

Durante la mayor parte de su vida, la fotografía no fue más que un pasatiempo aficionado para ella. No esperaba, ni hubiera soñado, que sus fotos iban a ser parte de exposiciones ni que iba a guiar recorridos por los fragmentos de su vida. Su intención era atrapar memorias en la película de 60 milímetros, recordar junto a sus amigas las fiestas, los amores y las noches, una vez fueran ancianas.

Siempre me gustó eso de andar tomando fotografías en todos lados —dice— . Andaba con un rollo de 36 películas. Cuando íbamos a algún evento o salíamos, lo primero que agarraba era la cámara, lista para tomar las fotografías a mis compañeras, a mis amigas.

IMG_2216En junio de 2022 Abigail conoció a un fotógrafo llamado Dany Barrientos. Él le habló de «memoria histórica» y de un proyecto para «reconstruir y deconstruir» la historia de personas como ella: el Archivo Honduras Cuir, una iniciativa que buscaba, a través de cualquier pedazo de papel que encontraban, evidenciar que las personas LGTBIQ+ existieron. Abigail, con sus fotos y con sus historias, iba también a convertirse en una pieza crucial de la memoria viva de las que quedaban y de las que ya no están. 

Tomaba tantas fotos para tener mis recuerdos —dice—. Las fotografías son muy importantes porque son la historia reflejada en un papel. Si nosotros tenemos memoria y nos acordamos de todo, lo podemos explicar, pero sin una fotografía… Ninguna historia se puede contar sin tener una prueba, ¿verdad?

Las historias tras las imágenes de Abigail revelan lo que diversas organizaciones LGTBIQ+ han denominado un transgenocidio en Honduras, del que ella es una superviviente. El resto de sus amigas, como las que posan en la foto del parque, se fueron así: una noche dos hombres salieron de sus casas, les dijeron adiós a sus esposas, se subieron a un carro de vidrios oscuros y condujeron por la ciudad con la intención en la mano. A Bessy la mataron a balazos. Su cuerpo quedó tendido sobre la acera en la que trabajaba.

IMG_2217Un día un cliente le dijo a Michelle te llevo conmigo a Guatemala y ella dijo me voy a Guatemala con el cliente. Lo que pasó en medio no se sabe, lo que se sabe es que pudieron identificar los que quedó de Michelle por sus tatuajes. A Abigail le da un escalofrío cuando se acuerda.

De ahí solo dos estamos vivas, la Campero (Gaby Spanik) que está en Alemania y yo, que estoy acá.

Acá: Honduras, según la organización TransRespect este pedacito de tierra entre el Caribe y el Pacífico es uno de los más violentos del mundo para las personas trans y en especial si son trabajadoras sexuales. Diferentes organizaciones se han dedicado a registrar los ataques, las armas homicidas, las resoluciones judiciales y todo lo que haga falta para explicar la complejidad de toda esa violencia, pero la conclusión es que en Honduras, como en otros países de América Latina, las mujeres trans no llegan a viejas.

Yo siempre les digo a las chicas: «Tomémonos una foto, porque no sabemos si es la última». 

Las fotos de Abigail en el Archivo Honduras Cuir 

Cuando le preguntan a Dany Barrientos, el fundador del Archivo Honduras Cuir, qué es lo que ve cuando mira las 700 fotos de Abigail Galindo, no duda un segundo.

La genealogía de la comunidad.

Dany Barrientos estudió arte contemporáneo en La Fototeca de Guatemala y tiene una trayectoria en fotografía documental y editorial. Y se inspiró en los proyectos de otros países, como el Archivo de Memoria Trans en Argentina, para contar «la otra historia»: la memoria de la población LGTBIQ+.

En los primeros meses de vida de su proyecto, escuchó de una extrabajadora sexual trans que había registrado gran parte de la década de los 80 y 90. No muchos años después de la última dictadura militar en Honduras, cuando las noches eran más largas, la policía controlaba las calles y se fundaron los primeros colectivos LGTBIQ+ en el país.

Abigail dice que el Archivo le salvó la vida. Tras un accidente con agua hirviendo, recibió serias quemaduras en su pie derecho y, por las complicaciones de su diabetes, perdió la pierna por debajo de la rodilla. La muerte, de la que se había escapado tantas veces, venía por ella. Se sentó a esperarla. Lo único que iba a dejar eran sus fotos y ahí estaba alguien que prometía cuidarlas.

— Tras el accidente, antes de la amputación, ella veía venir que algo malo le iba a pasar y creo que ese fue uno de los motivos por los cuales me prestó las fotos —dice Dany.

Las fotos eran lo que estaba buscando.

IMG_2220El Archivo, que almacena todos los documentos relacionados a la población diversa en Honduras entre 1934 y 2015, no tiene un espacio físico. Al comienzo del proyecto, las fotografías y documentos que se habían recuperado se digitalizaban y subían a Instagram, con información que brindara contexto sobre lo que enseñaba la imagen: escenas de la cotidianidad, escenas de fiestas, cartas de amor, recortes de periódico con noticias discriminatorias, etc. Cientos de personas de la comunidad LGTBIQ+ de Honduras, empezaron, por primera vez, a ver su historia reflejada. Meses después de inaugurada la cuenta de Instagram, comenzaron diversos conversatorios en vivo donde se narraba la historia detrás de cada foto y las vidas detrás de cada nombre.

“Aquí tenemos una historia propia”

Grecia Ohara, activista trans y defensora de los derechos de la población LGTBIQ+, resalta la importancia del Archivo Honduras Cuir para la comunidad diversa del país. Permite recordar las vidas, las luchas y el trabajo que las generaciones pasadas hicieron para avanzar el reconocimiento y respeto a los derechos humanos en Honduras. Pero, además, señala el cómo ayuda a construir una identidad LGTBIQ+ nacional.

Siempre que aquí pensamos en derechos LGTB estamos consumiendo lo internacional: lo de Estados Unidos, lo mexicano, lo del sur del continente  —dice Grecia—. Aquí también tenemos una historia propia. Pongamos personas hondureñas, nuestra personas a quienes reconocemos como líderes para que, como comunidad, podamos sentirnos identificadxs con nuestra propia gente y con nuestro propio contexto.

IMG_2221Es por esa construcción de la identidad LGTBIQ+ hondureña que Dany Barrientos destaca el trabajo fotográfico de Abigail Galindo. Su colección de fotos, dice,  revela una fluidez en la mirada, soltura con el uso de la cámara y una pulsión por retratar las cosas que amaba y que componían su mundo.

Me gusta cómo se yuxtapone la mirada que tenían los grandes consorcios de periodistas como La Tribuna o El Heraldo, que también la retrataron. Y la forma en que ella se mira a sí misma —dice Dany.

Muchas de las fotos más íntimas, como las que hizo a su familia o amantes, no son parte del Archivo Honduras Cuir, pero representan una parte del cuerpo fotográfico que, quizá, permiten entender mejor la figura de Abigail Galindo más allá de su papel como representante de la población LGTBIQ+, activista trans, showgirl o trabajadora sexual.

Últimamente tengo mucho afecto por un tramo de los archivos de Abigail que son fotos de su familia —dice Dany—. En esas imágenes que hay una nostalgia, una melancolía muy linda, no puedo evitar preguntarme qué de la identidad de Abigail se contrapone a la identidad de su mamá como un peso en contra, como una rebeldía, y qué de la persona que fue su madre ella tomó para sí.

—Si no estuvieran las fotos, ¿cómo explicarías quién es Abigail Galindo?

—Diría que es un ser humano sorprendente con una gran capacidad de sobreponerse —dice Dany Barrientos— con un una furia ardiente por dentro que lo puede consumir todo y también una generosidad increíble.

El álbum familiar 

IMG_2222La casa de Abigail, en un barrio antiguo de Tegucigalpa, es un museo, una tienda de souvenirs y un derrumbe. De las paredes húmedas cuelgan cuadros desteñidos y un millón de artesanías. Flores de papel, de plástico y de goma. Un atrapasueños con plumas de colores y un retrato de su madre. Sobre las repisas hay fotos de su familia, velas aromáticas que nunca han sido usadas y velas de parafina a medio consumir. Hay figuritas de porcelana y un montón de águilas del Motagua, el equipo de fútbol del que es aficionada. A la par, colocada con mucho mimo está su compañera: una Canon Sure Shot 38-60 mm.

Abigail creció con cinco hermanos mayores y un hermano menor.  Hija de José del Carmen Galindo, un soldado de la Fuerza Aérea y de Eva Soto, una costurera a quien Abigail le dedicó una parte considerable de su obra. Los retratos de Eva Soto hechos por la menor de sus hijas destacan por la naturalidad de la vida hogareña, en contraste al resto de su obra, en que el artificio y el exceso eran parte del encanto.

Me paraba en un lugar y mi mamá estaba distraída y yo le decía «¡Mami!» y ella volteaba a ver y flash, le tomaba la foto, distraída la agarraba… Me gustó porque se las tomaba así, sin posar.

Eva era una mujer chapada a la antigua: seria, hogareña y bajo el yugo militar de su marido, soñando con más. Un día Eva, quien había llegado hasta el sexto grado, intentó seguir estudiando, pero su marido le prendió fuego a los cuadernos.

Siempre les cae como un balde de agua fría

IMG_2223La personalidad y las vivencias de su madre, más los años trabajando en las calles de Comayagüela —la ciudad hermana de Tegucigalpa, precarizada y con altos índices de violencia— moldearon a Abigail de una niña retraída y hasta pasmada en una mujer rebelde, volcánica y con un sentido del humor ácido.

Al principio ellos no me aceptaban… como siempre ¿verdad? —dice— En todas las familias siempre les cae como un balde de agua fría. Yo digo que muchas veces no es que no nos quieren nuestros padres… lo que quieren evitar es el rechazo de la sociedad hacia nosotros. Me acuerdo de que mi papá una vez me dijo «prefiero tener un ladrón, un asesino o un marihuanero que tener un maricón en la casa».

Su padre no se enteró por varios años, y su madre, quien descubrió la identidad de su hija por un chisme, hizo lo posible por ocultarlo. Fue en vano. A los 16 años Abigail se escabullía de su casa mochila al hombro, con un vestido y tacones ocultos y se reunía con sus amigas, varios años mayores, que paraban en las esquinas.

La primera vez solo salí a ver cómo era la cosa, acompañar a las chicas en la calle, a conocer el ambiente. Nos íbamos para los chupaderos. Siempre he sido alta, entonces nos maquillábamos como con un poquito de edad más y nos dejaban entrar. Después las cipotas me regalaron una peluca y yo me miraba al espejo y me sentía bien. Sentía que esa era yo, y no la que estaba en la casa.

23 maridos y colecciones fotográficas 

IMG_2224Tres círculos de luz, flashes de cámaras o luces reflectoras, rebotan en un espejo detrás de ella. En la foto de principios de los 90s está parada sobre el escenario con un bikini azul y negro y un tocado de plumas a la cabeza. Se balancea sobre un tubo, sonriente. Detrás de ella, bien oculto entre las sombras, un guardia de seguridad vigila, cruzado de brazos y con expresión de te rompo la cara: su trabajo era evitar que clientes borrachos tocaran a Abigail en sus noches de espectáculo. La imagen decora su habitación, acompañada de los recuerdos de sus mejores años.

Ese de ahí estaba enamoradísimo de mis huesos —relata— pero yo ni en cuenta. «No podemos tener una relación amorosa aquí», le decía yo, hubiera sido peligroso.

No es que el peligro hubiera faltado, pero tampoco le faltó el amor. Uno de sus álbumes está dedicado exclusivamente a sus 23 parejas que sobreviven congeladas en el tiempo. Se recuestan despreocupados y desnudos, sonriendo a la cámara, indefensos. Ella los recuerda como “mis maridos” y 22 de ellos están muertos.

Las fotos de sus noches de espectáculo son cada una su propia historia. Durante años Abigail dominó los bares y discos «de ambiente» en Comayagüela y Tegucigalpa, donde se convertía por unos minutos en Selena o Thalía a cambio de comida y todo lo que se pudiera beber. Ganaba más con sus clientes en la calle y a pesar de tratarse de una adolescente trans de 16 años ya era una figura nocturna.

En una de sus colecciones fotográficas dedicada a esa época se le ve en fiestas y espectáculos, recorriendo pasarelas en desfiles de belleza, desfilando por las calles en un traje de palillona o un un traje de plumas durante uno de sus shows.

No voy a decir que todo fue oscuro, gris y negro. También ha habido momentos bonitos.

IMG_2225En esos momentos, dispersos en el tiempo inamovible de la pequeña caja azul en que guarda sus fotos, aparece  alguien sonriendo. Un disfraz de Halloween. Ropa militar. Un hombre desnudo. El rostro de su madre. Globos de colores. Un cigarro encendido. Un corsé. Un perrito de bolso. Un amante. Una reina de belleza con su tiara. Una mujer vestida de hombre. Un bautizo católico. Dos hombres dándose un beso. Una peluca imposiblemente rubia. Un almohadón con forma de corazón. El rostro de su madre. Un bebé regordete y rosado. Un muslo con un tatuaje de corazón. Una bandera arcoíris. Una camisa que dice «El de al lado es gay». Seis mujeres vestidas de hombre. Un poster de Pamela Anderson desnuda. Un desfile de palillonas. Un sostén de leopardo. Una persona bailando. Una persona que murió de SIDA. Una persona a la que mataron. Una persona que huyó del país. Alguien que se ríe. Otro amante. El rostro de su madre.

Memorias del trabajo sexual 

No hay fotos de los clientes.

Abigail cuenta que empezó a ejercer el trabajo sexual a los 17 años. En trece años le había ofrecido el servicio a todo tipo de hombres. Profesionales, diplomáticos, políticos, militares. Querían verla bailar mientras se masturbaba, hablar de sus problemas sin ser juzgados, acostarse con alguien del mismo sexo. También estaban los que llegaban con peticiones que, tantos años después, le siguen asqueando.

Y estaban los policías, los militares.

Encontrárselos podía significar una buena paga o pasar la noche en un calabozo. A finales de los 90, cuenta Abigail, la alcaldesa de Tegucigalpa, Vilma Castellanos, ordenó que sacaran a las trabajadoras sexuales de la zona del Hotel Honduras Maya, el más elegante de la época y donde los clientes pagaban más. En este tiempo la arrestaron 25 veces acusada de escándalo en vía pública.

Nosotras andábamos como venadas corriendo para arriba y para abajo porque no nos dejaban trabajar —dice—; a cada rato llegaban las patrullas. Una vez me llevaron a la posta de la Ulloa en una paila civil. A mí y a otras ocho. Los policías también andaban de civil pero armados hasta los dientes. Nos subieron a la fuerza, nos secuestraron. Nos llevaron por Ciudad del Ángel. Era de tierra todo eso. Estaba oscuro, oscuro, y nos dijeron: «Aquí vamos a matar a todos estos culeros» —. La voz de Abigail se estrecha hasta ser un solo hilo, monocorde, por el que las palabras se deslizan entre los dientes—. Nos abrazamos todas —sigue—, empezamos a llorar y a despedirnos. Y los policías va de reírse. Pensamos que ni modo, que sólo quedaba agarrarnos las manos para que cuando estuviéramos muertas nos fuéramos juntas. Pero empezaron a disparar al aire. Y después, ¿qué hicieron? Nos subieron al carro otra vez y nos llevaron para la posta, donde nos violaron. Mientras nos violaban, nos dijeron que nos iban a matar, que éramos unos culeros, que no valíamos nada. Que la gente ni nos iba a llorar.

De nada de eso tiene fotos, pero no olvida.

Cómo recordar

IMG_2226Abigail piensa en cómo quiere ser recordada. Lo piensa porque, a sus amigas, suelen recordarlas por su fin. Ella quiere que la recuerden por lo que vivió, por el arte que creó, por los retratos de sus amores y también esas últimas fotos que tomó de amigas y compañeras antes de que ellas también se convirtieran en estadística y pasaran a vivir solo en sus fotografías y en su memoria.

Aunque ya no se dedica tanto a la fotografía como antes, Abigail Galindo ha empezado a explorar nuevos intereses: escribe un libro de memorias, guía un tour del Archivo, actúa en cortometrajes y comenzó a asistir a una iglesia de Los Santos de los Últimos Días donde encontró una nueva misión: cambiar 200 años de tradición mormona.

Me dice el obispo: «No sé cómo tratarla». Aquí en la tierra todo se vale, le respondo, así es que usted me va a decir Abigail porque es como yo me siento bien. A mí no me diga de otro modo, a menos que me vaya a dar un cheque con dinero– se ríe.

( pincha sobre las fotografías para agrandarlas )

3 de enero de 2024
Daniel Fonseca
Jorge Cabrera y Archivo Honduras Cuir
Edición: María Eugenia Ludueña

Fuente Agencia Presentes

General, Historia LGTBI , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

La activista trans Megan Kerr, atropellada en Desfile del Orgullo en Tegucigalpa

Miércoles, 9 de agosto de 2023
Comentarios desactivados en La activista trans Megan Kerr, atropellada en Desfile del Orgullo en Tegucigalpa

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“Estuve a centímetros de que ese carro me pasara por encima y me dejara las piernas quebradas”
, dijo Megan Kerr, de Arcoíris Honduras.

Contribuyeron con este reporte Kate Orellana, Eva Galeas, Amílcar Cárcamo, Daniela Palma y José Manuel Serén

TEGUCIGALPA, Honduras. “¡Cuidado!”, gritaron. Las asistentes a la Marcha del Orgullo LGBTIQ+ 2023 en Tegucigalpa, centro de Honduras, vieron cómo el turismo Honda plateado aceleraba sobre la calle mojada y levantaba una cortina de agua lluvia. Siguieron gritando cuando el carro derribó a Megan Kerr y frenó unos metros más adelante. Durante unos segundos creyeron que el violento golpe había terminado en tragedia.

Eran las 7:40 de la noche del sábado 29 de julio. El conductor tomó la calle principal en vez de la alterna en el bulevar Suyapa, cerca de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, y se llevó de encuentro a un motociclista antes de arrollar a Megan. “El chico aceleró el carro y la atropelló”, agregó una testigo poco después del accidente que estuvo a punto de causar una desgracia en el final del Pride 2023.

El vestido de Megan quedó enrollado bajo las llantas del automóvil. No podía moverse. Estaba atrapada bajo la pesada carrocería. Las personas asistentes a la marcha se echaron de inmediato encima del Honda plateado para impedir que el responsable del arrollamiento escapara del lugar. “Empujemos el carro para atrás. No vayan a dejar que se vaya”, gritaron.

El conductor, un hombre de barba, camiseta ocre y pantalones verdes que muchas personas identificaron en redes sociales como “Barba Juca”, salió del carro al verse rodeado de manifestantes. “Estaba borracho”, aseguraron después muchas de las personas presentes.

Reportar Sin Miedo todavía no ha podido identificar de forma independiente la identidad ni las redes sociales de la persona que atropelló a Megan, quien es integrante de la asociación Arcoíris Honduras.

Solicitamos información a la Policía de Tránsito sobre el accidente, pero todavía no hay reporte oficial del caso. Se espera que la primera audiencia se desarrolle esta semana.

Mientras impedían la huida del agresor, participantes del Pride trataron de empujar el Honda plateado para liberar a Megan. A pesar de los gritos de las personas indignadas y los lamentos de la activista trans, el conductor se negó a mover el automóvil. Por el contrario, empezó a comportarse de manera irracional y se quitó la camisa mientras discutía con las personas que rodearon su carro.

«Estuve a centímetros de que me pasara por encima»

“Por milagro de Dios no me tocó los pies ni pasó por encima de mí el carro”, relató Megan en exclusiva a Reportar sin Miedo tras el accidente. “La gente comenzó a mover el carro hacia atrás y me lograron sacar. Me golpeó la rodilla y la cadera”.

Poco después llegaron los paramédicos y le dijeron a Megan que no necesitaba hospitalización, pero que tendría problemas físicos debido al atropello. “He estado con dolores en la cadera y la rodilla”, afirmó. “Estuve a centímetros de que ese carro me pasara por encima y me dejara las piernas quebradas”. 

Para Esdra Sosa, directora de Arcoíris, el ataque a Megan fue más que un “acto de transfobia”. Mientras tanto, para la líder de AFET y Frida Trans, Angie Orellana, participar en el Pride en Tegucigalpa significó exponerse al peligro. “Teníamos miedo de que nos tiraran un carro o unas balas. Sabemos del odio impulsado por los grupos antiderechos contra nuestras orientaciones, expresiones e identidades”.

La Policía de Tránsito “costó un mundo que llegara”, añadió Megan Kerr. Cuando las autoridades acudieron a las 9:00 p.m. al lugar del accidente, el responsable del arrollamiento “empezó a molestar a los policías. Lo que hicieron fue arrestarlo y meterlo a la patrulla”.

Sin embargo, el odio que estuvo a punto de acabar con la vida de Megan no había hecho más que comenzar.

Amenazas y discursos de odio 

No habían pasado dos horas desde que atropellaron a Megan Kerr durante el desfile del Orgullo LGBTIQ+ cuando empezaron los ataques en redes sociales contra la vida de la activista trans y el equipo periodístico de Reportar sin Miedo.

¿La razón? Haber denunciado los mensajes de odio después del atropello de Megan.

Las actitudes odiantes de los propietarios de varias cuentas inundaron Twitter con más de 50 comentarios que incluían insultos, amenazas de muerte y pornografía dirigida contra los periodistas del medio digital inclusivo.

En algunos de los comentarios amenazaron al equipo periodístico y a las disidencias sexuales con atropellarlos, colgarlos de un puente o ponerles una bomba.

En consecuencia, Reportar Sin Miedo emitió una alerta condenando las agresiones contra Kate Orellana, Eva Galeas, Amílcar Cárcamo y Dunia Orellana, quienes hicieron el viernes y sábado cobertura colectiva de la semana Pride en el acompañamiento de las defensoras de derechos humanos Daniela Palma, de la colectiva Nosotras la Preferimos Sencilla, y la abogada Dixi Ponce.

El viernes 28 de julio, un auto siguió a dos compañeras de Reportar Sin Miedo mientras estaban en la cobertura del evento del foro LGBTIQ+ organizado por el Comité de la Diversidad Sexual de Honduras y Usaid Honduras, en donde se presentó la declaración de de Amapala que busca proteger derechos.

“No es la primera vez que nuestro equipo es víctima de asaltos, amenazas, hackeos y persecución por parte de funcionarios, empresas y personas extremistas”, expresó el anuncio.

“Ser una mujer, una persona LGBTIQ+ y hacer periodismo independiente en Honduras significa poner nuestra vida en peligro. En Reportar Sin Miedo enfocamos nuestras coberturas en las luchas por los derechos de las mujeres, personas disidentes y defensa del territorio. Quieren callarnos, pero no lo harán”, manifestaron en la red social.

Por otro lado, Víctor Grajeda, diputado del Congreso Nacional de Honduras, también sufrió amenazas y recibió una serie de comentarios de odio. Grajeda, primer diputado abiertamente gay en el Legislativo, expresó a Reportar Sin Miedo que teme que algo malo le pase a su familia, ya que sus agresores amenazaron con atentar contra su vida y la de sus padres.

Víctor fue amenazado el pasado abril cuando sufrió una serie de ataques tras participar en las manifestaciones contra Roberto Contreras, alcalde de San Pedro Sula por sus comentarios LGBTIQ+ odiantes y racistas.

El sábado 29 de julio, no sólo las personas de las disidencia sexuales recibieron golpes y amenazas. También sufrieron agresiones las niñas, adolescentes y jóvenes después de que la presidenta Xiomara Castro vetara la ley de prevención del embarazo en adolescentes en Honduras.

El veto se dio tres horas antes de iniciar la marcha del orgullo en el bulevar Suyapa de Tegucigalpa, a la altura del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).

La decisión de la presidenta fue como una bomba para los grupos que defienden los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y las disidencias.

El mismo día de la Marcha del Orgullo, la presidenta Xiomara Castro publicó un tuit que dividió a la opinión pública. A un lado se situaron las organizaciones de la coalición en defensa de educación sexual integral y, al otro, los grupos antiderechos.

Estos últimos, con apoyo de iglesias fundamentalistas y líderes políticos, salieron a las calles el sábado 22 de julio a exigirle a la mandataria que no permitiera que la “ideología de género llegara a los salones de clases de las escuelas públicas y privadas.

No tardaron en dar su opinión quienes estaban en contra y a favor del veto presidencial. Un funcionario abiertamente gay que salió a marchar en el Pride 2023 le dijo a Reportar Sin Miedo que primero era persona y luego partidista y que sentía mucho la decisión de Castro de vetar la ley.

“Yo creo que esto es un retroceso bien marcado. Los grupos conservadores están tomando decisiones claves dentro del gobierno”, aseguró.

Por su parte, Fredy Fúnez, de la asociación Iguales, enfatizó en que el veto convirtió a esa ley en una promesa incumplida del gobierno de Castro. “Siguen irrespetando el Estado laico, siguen dejándose guiar por los grupos fundamentalistas. No podemos vivir en un país donde la religión toma las decisiones o decide qué se puede o no se puede hacer en el país”, señaló.

“Las cosas no han cambiado”, dijo Ramón Valladares. El legendario activista corrió a refugiarse de la lluvia junto con un pequeño grupo durante el Pride 2023.

Valladares, fundador de la Comunidad Gay Sampedrana, primera organización junto a Kukulcán en recibir la personería jurídica en 2004, esperó que la marcha continuara después de la tormenta que obligó a los colectivos a dispersarse en pequeños grupos para buscar refugio bajo pancartas de vinilo o sombrillas.

Mientras esperaba que dejara de llover, Ramón recordó las luchas desde hace más de 40 años. “Antes marchábamos en San Pedro Sula contra el pastor Misael Argeñal y el caricaturista Darío Banegas por discurso de odio. Ahora contra otros grupos fundamentalistas”

Banegas ya había sido denunciado públicamente por el Centro de Educación y Prevención en Salud, Sexualidad y Sida (Cepres) en 2017 y la Red Lésbica Cattrachas debido a su discurso de odio contra la diversidad sexual.

Cattrachas también fue una de las primeras organizaciones LGBTI+ en denunciar los ataques de odio provocados por el veto de la ley para prevenir embarazos en adolescentes. La red pidió a las poblaciones diversas mantenerse alerta ante los ataques físicos de fundamentalistas religiosos en el contexto del veto presidencial.

Aunque todavía estaba lloviendo a las 5:00 p.m. del 29 de julio, más de 500 participantes en el Pride 2023 no quisieron esperar y comenzaron a marchar hacia la UNAH. Una semana antes, otro grupo de padres, religiosos y políticos recorrieron las mismas calles, pero en sentido contrario, pidiéndole a Xiomara Castro proteger a la familia tradicional conformada por “varón y hembra”.

Un pelotón de policías y militares resguardó la protesta antiderechos. Por el contrario, apenas una patrulla policial y unos 10 policías cuidaron a los manifestantes en la Marcha del Orgullo. 

Si bien los policías podían contarse con los dedos de una mano, el Pride 2023 sí recibió el apoyo de observadores internacionales como la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh), las Brigadas Internacionales de Paz (PBI), Pasmo e integrantes del refugio Casa Frida de México. 

Después de la tormenta sale el arcoíris 

En medio de los coletazos de la violencia y los discursos de odio, siempre quedó un espacio para las manifestaciones de esperanza. Líderes LGBTI+ presentes en el Pride 2023 hablaron también de cómo estos espacios les permiten manifestarse a favor de sus derechos y luchas.

Uno de esos líderes es José Zambrano. Cubierto de pies a cabeza con un traje de papel periódico y trifolios sobre la ESI y el VIH-sida, Zambrano protestó contra la intolerancia de grupos antiderechos que han promovido campañas de miedo y odio contra las disidencias sexuales en los últimos nueve meses.

La población LGTBIQ+ en Honduras que está prácticamente excluida y aislada, sobrevive porque es resiliente, pero también somos personas y tenemos derechos y aquí tenemos que reclamar en nuestro país nuestros derechos”, afirmó el miembro de la Asociación Para Una Vida Mejor (Apuvimeh).

Por otro lado, el líder de la juventud Néstor Hernández, de Honduras Diversa, dijo que se siente decepcionado e “instrumentalizado” por el gobierno de Castro. “Usan nuestra lucha, utilizan nuestros cuerpos y las estadísticas de muertes violentas contra la población LGBTI+ y actualmente no están haciendo absolutamente nada”.

A su vez, Obrayan Robison, de Negritudes Trans, considera la deuda pendiente del Estado de Honduras, pues no ha cumplido la sentencia de la Corte IDH en el caso Vicky Hernández y otras versus Honduras. La sentencia del caso debería haber brindado por primera vez el cambio de nombre en el documento nacional de identidad (DNI) a las poblaciones trans. Sin embargo, eso no ha sucedido.

“Hasta el momento no hemos tenido una respuesta verdadera que garantice el reconocimiento de nuestras existencias y de nuestros derechos. Siguen siendo nuestros pueblos exterminados, borrados de este sistema, de esta existencia”, dijo Robinson.

“Sentimos el compromiso de seguir luchando por nuestra identidad negra, por nuestra sexualidad. No es una lucha por separado. Estamos aquí como personas negras, garífunas, viviendo nuestras identidades y sexualidades. Vamos a ir luchando y resistiendo contra ese sistema”, agregó.

Mientras tanto, para Osman Lara, del Comité LGBTIQ+ del Valle de Sula, el veto de Xiomara Castro “coincidió” con el Día del Orgullo. “Esta marcha ya no es tanto de orgullo y de celebración, sino que se convierte en protesta contra este veto de la ley”, señaló.

Reportar Sin Miedo pudo observar que muy pocas personas no binarias participaron en la marcha. Tras los ataques de odio, algunes publicaron en sus redes sociales que tenían miedo de andar en eventos públicos porque alguien podría agredirles.

“Nosotras como palillonas lo dimos todo por el todo”, dijo JLo Córdova, de Muñecas de Arcoíris. La líder acudió a la marcha acompañada de su sobrina Bexara. “Algunas nos gritaban que nos mirábamos bellas y otras nos insultaron, pero nunca dejamos de bailar”, relató la defensora de derechos de las personas trans.

A pesar de los mensajes de odio y amenazas, Grecia O’Hara de Somos CDC expresó que Honduras está en un momento histórico donde las personas y las organizaciones LGBTIQ+ salen a las calles con orgullo a exigir sus derechos y pedir por las personas que les han quitado su voz. “Exigimos al Estado que garantice todos nuestros derechos”, reclamó.

El infractor no llegó a la audiencia

Reportar Sin Miedo se presentó hoy a la audiencia en las oficinas de Tránsito en Tegucigalpa, donde el responsable del atropello contra Megan Kerr tenía cita para ser escuchado acerca del caso.

Sin embargo, el infractor no llegó a la cita donde explicaría el arrollamiento ocurrido la noche del 29 de julio en el Pride 2023.

Quien sí acudió a la reunión de hoy por la tarde en Tránsito fue Megan Kerr. La activista trans dio más declaraciones a Reportar Sin Miedo sobre su estado de salud y otros detalles relativos a los sucesos en la Marcha del Orgullo donde ella estuvo a punto de sufrir graves fracturas por la irresponsabilidad del conductor.

4 de agosto de 2023
Dunia Orellana
Edición: Alianza Reportar Sin miedo (Honduras)

Fuente Agencia Presentes

General, Homofobia/ Transfobia. , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

Recordatorio

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