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El Gobierno de Uganda planea una nueva ley contra la homosexualidad aún más represora

Viernes, 14 de noviembre de 2014
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yoweri-museveniEl activista LGTB Frank Mugisha ha asegurado que, según una copia filtrada de la ley, ésta será más dura que la aprobada previamente.

El Gobierno de Uganda está planificando introducir una nueva legislación contra los homosexuales que se basará en un artículo del Código Penal que contempla la cadena perpetua para las personas que cometan “actos contra natura“, según un ministro.

El ministro, que ha hablado bajo condición de anonimato, ha afirmado que la legislación propuesta será una versión del Acta Contra la Homosexualidad, que fue declarada inconstitucional en el mes de agosto en medio de la presión de la comunidad internacional.b“Sólo han manipulado el lenguaje, pero sigue siendo lo mismo. De hecho, es peor, porque la parte de la ‘promoción’ es más dura y castigará la financiación de los grupos humanitarios y LGTB, ha manifestado el activista Frank Mugisha, en declaraciones al diario británico The Guardian.

El Tribunal Constitucional invalidó en agosto la ley promulgada en febrero por el presidente ugandés, Yoweri Museveni, por la que se condenaba a cadena perpetua a los homosexuales y prohibía la existencia de asociaciones de gays y lesbianas. El tribunal respondió así a la petición de diez activistas de Derechos Humanos, académicos y políticos de la oposición. El Gobierno también había recibido la presión internacional, en particular de Estados Unidos que anunció sanciones como la prohibición de la entrada al país de las autoridades ugandesas.

Sin embargo, la derogación de la ley no acabó con la persecución de la homosexualidad en el país, ya que todavía se considera delito. La homosexualidad se condena con la cárcel y la normativa de Museveni establecía además la cadena perpetua y la prohibición de las asociaciones LGTB. Según un estudio de las Minorías Sexuales de Uganda, desde que se votó la ley se ha registrado un incremento del acoso, el chantaje, los desalojos y la tortura hacia los homosexuales. El Proyecto de Refugiados de la Ley también ha visto censuradas varias de sus actividades por “promover la homosexualidad”, según el Gobierno.

Apenas unos días después de la sentencia del Tribunal Constitucional que derogaba por defecto de forma la infame ley para endurecer el trato penal a las personas homosexuales y a los que les dieran apoyo, un grupo de diputados ya se puso en marcha para reactivar de alguna forma la medida en el Parlamento. El nuevo proyecto, según ha filtrado un ministro, elimina las referencias directas a la homosexualidad, que queda sustituida por el eufemismo “prácticas sexuales antinaturales” y se centra en castigar (con hasta siete años de cárcel) cualquier actividad considerada como “promoción” de las relaciones no tradicionales.

Según el activista Frank Mugisha, las consecuencias de una ley así podrían ser muy amplias. “La gente no se da cuenta de que la parte de la ‘promoción’ afectará a todos. Si los periódicos informan sobre homosexualidad, se podría ver como promoción. Mi cuenta de Twitter se podría ver como promoción. Todos los grupos pro derechos humanos que incluyan la defensa de los derechos LGTB entre sus actividades podrían ser acusados de promoción”, alerta.

Con esta jugada, el presidente Museveni intentaría recuperar popularidad sin poner en riesgo la ayuda externa que recibe el país. Aunque el presidente amagó en su momento con vetar la anterior ley anulada en agosto, al final optó por sumarse a la corriente homófoba y apoyarla; una decisión adoptada en clave interna, pero que a nivel internacional no le trajo más que quebraderos de cabeza, incluyendo sanciones económicas en forma de reducción de la ayuda exterior. De hecho, los analistas prevén nuevas presiones por parte de los países desarrollados si comienza a tramitarse un nuevo proyecto para criminalizar a las personas LGTB y a los que les brinden apoyo.

Recordamos que la decisión del alto tribunal ugandés, ante el que los activistas LGTB habían recurrido en marzo, no se pronunció sobre el fondo de la cuestión, y se limitó a considerar que en la votación del texto por el pleno del Parlamento este no disponía del quórum necesario (la Constitución ugandesa obliga a que cuando se vota una ley estén presentes al menos un tercio de los diputados electos, proporción que no se alcanzó entonces). El fallo, conviene precisar, no supuso la despenalización de las relaciones homosexuales en Uganda, ya ilegales en el marco jurídico anterior.

Cualquier nuevo texto que se presente en el Parlamento deberá someterse en cualquier caso a una tramitación completa, proceso que se puede dilatar muchos meses y que Museveni podría detener, si lo ve conveniente, por medio del Ministerio de Hacienda, que en este caso solo tendría que emitir un dictamen negativo de impacto fiscal para que el proyecto no prosperara.

Fuete Cáscara Amarga y Dosmanzanas

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El Gobierno ugandés recurrirá la sentencia que anula las leyes antigay.

Lunes, 4 de agosto de 2014
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noticias_file_foto_834812_1406973112Pedro Zerolo celebra la derogación de la ley antigays de Uganda

Museveni niega que la presión internacional haya tenido que ver con la sentencia que anula la Ley Anti Homosexualidad

Era lo esperado. El Gobierno de Uganda no ha esperado mucho para anunciar que recurrirá la sentencia del Tribunal Constitucional del país que anula la legislación anti gay que entró en vigor en el país el pasado mes de febrero. Los jueces se basaron en un defecto de forma, la falta de quórum en el Parlamento en el momento de aprobarse la ley, para invalidar todo el proceso. La primera reacción por parte del Gobierno vino por parte del parlamentario que introdujo el proyecto de ley, David Bahati. “La sentencia de la corte no es ninguna victoria, la moral del pueblo de Uganda prevalecerá. El Fiscal General, que es muy competente, presentará una demanda al Constitucional sobre su sentencia. Nuestro competente equipo legal continuará el proceso en la Corte Suprema y creo que ganaremos”, explicó Bahati al diario local The Monitor.

El parlamentario agradeció también a todos los parlamentarios que habían defendido “lo que es correcto” y criticó que la abogada del Estado, Patricia Mutesi, no había tenido oportunidad de probar la cuestión del quórum en el Parlamento. El panel de cinco jueces que anuló la legislación, sin embargo, había considerado probado, por unanimidad, que la portavoz del Parlamento, Rebecca Kadaga, no había atendido las advertencias de tres parlamentarios que habían alertado de la falta de quórum. Entre ellos se encontraba el primer ministro, Amama Mbabazi, que fue de los primeros en pronunciarse en contra de la ley.

La sentencia además establece que los demandantes solo tendrán que pagar la mitad de los costes judiciales. Los demandantes eran el profesor Joe Oloka-Onyango, el parlamentario del Partido Independiente Fox Odoi-Oywelowo, el periodista y activista Andrew Mwenda, el profesor Morris Latigo, el doctor Paul Nsubuga Ssemugoma, y los activistas Jacqueline Kasha Nabagesera, Julian Pepe Onziema, y Frank Mugisha.

La demanda estaba apoyada además por el Foro por la Promoción de los Derechos Humanos (HRAPF) y el Centro por la Salud, los Derechos Humanos y el Desarrollo (CEHURD).

Foto: Activistas celebran la sentencia (Monitor).

Fuente: Ragap

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Última Hora: El Tribunal Constitucional de Uganda ha derogado la Ley contra la Homosexualidad del país hoy viernes 1 de agosto de 2014.

Viernes, 1 de agosto de 2014
Comentarios desactivados en Última Hora: El Tribunal Constitucional de Uganda ha derogado la Ley contra la Homosexualidad del país hoy viernes 1 de agosto de 2014.

noticias_file_foto_834323_1406893665El Tribunal Constitucional de Uganda ha derogado la Ley contra la Homosexualidad del país hoy viernes 1 de agosto de 2014.

Es derogada por una cuestión de forma, sin entrar al fondo del asunto.

Los activistas LGBT de Uganda creen difícil que el Parlamento vuelva a aprobarla.

La norma condenaba a cadena perpetua a los homosexuales y prohibía asociarse a este colectivo

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Buena noticia la que conocíamos este 1 de agosto. El Tribunal Constitucional de Uganda ha anulado la ley aprobada en diciembre por el Parlamento de ese país en que endurece el trato penal a las personas homosexuales, con penas que pueden llegar a la cadena perpetua, y castiga además a las personas y organizaciones que les presten ayuda o soporte. La decisión, adoptada por unanimidad, no se pronuncia sobre el fondo de la cuestión y se limita a considerar que la votación del texto por el Parlamento no se ajustó a las normas procedimentales.

El Tribunal Constitucional de Uganda ha invalidado este viernes la ley por la que se condenaba a cadena perpetua a los homosexuales y prohibía la existencia de asociaciones de gays y lesbianas. La norma fue aprobada por el presidente Yoweri Museveni en febrero de 2014.

Con vítores y aplausos han acogido los activistas LGBT y por los derechos humanos la sentencia del Tribunal Constitucional de Uganda que ha dado esta mañana la razón a los demandantes y ha invalidado la legislación contra la homosexualidad que fue aprobada el pasado mes de febrero en el país. Ha sido un defecto de forma, la falta de quórum en el Parlamento en el momento de aprobarse la ley, lo que ha invalidado todo el proceso. “Primera victoria: El juez está de acuerdo con los demandantes en que no había quórum cuando la ley contra la homosexualidad se aprobó. Dice que fue una ilegalidad. Segunda victoria: la corte declara el proceso entero de aprobar la ley anti homosexualidad como nulo”, ha explicado en Twitter el activista ugandés Andrew Mwenda.

El tribunal ha estimado que la normativa es anticonstitucional ya que no contó con el mínimo de votos necesarios, al menos el respaldo de un tercio de los parlamentarios presentes en el momento de la votación, el pasado 20 de diciembre, según informaron corresponsales del portal Buzzfeed presentes en la sala en el momento de la sentencia. El tribunal responde así a la petición de 10 activistas en derechos humanos, académicos y políticos de la oposición. El Gobierno también había recibido la presión internacional, en particular de Estados Unidos que anunció sanciones como la prohibición de la entrada al país de las autoridades ugandesas.

edit-18384-1406882250-18El activista Anti-LGBT  Martin Ssempa (derecha) en Tribunal  Constitucional el 30 de julio con su hijo (centro). ISAAC KASAMANI/AFP / Getty Images

Los jueces han desestimado los argumentos de la abogada del Estado, Patricia Mutesi, que consideró que no había evidencia de que no existiera quórum. Los jueces recuerdan que hasta tres parlamentarios llamaron la atención sobre la falta de quórum, incluyendo el vicepresidente Amama Mbabazi, sin que la portavoz de la cámara, Rebecca Kadaga, atendiera la petición. Por lo tanto considera nulo todo el proceso judicial. La demanda la habían presentado diez activistas respaldados por colectivos como el de Minorías Sexuales de Uganda. La sentencia anula totalmente la ley, que solo podría reinstaurarse si se repitiera todo el trámite parlamentario, lo que por el momento elimina la prohibición de la homosexualidad. La ley endurecía las penas de cárcel para las relaciones entre personas del mismo sexo y obligaba a los ciudadanos a delatar a quienes mantuvieran relaciones homoeróticas. Todo eso queda ahora anulado.

Pese a todo la noticia ha sido recibida con entusiasmo por los defensores de los derechos humanos en Uganda y muy especialmente por los activistas LGTB que habían recurrido la ley ante el Tribunal Constitucional. “Soy oficialmente legal”tuiteaba Frank Mugisha, director de Sexual Minorities Uganda, nada más conocer la noticia. ”Ya no soy una criminal. Hoy hemos hecho historia”declaraba también en su perfil de Twitter Kasha Nabagesera, de la organización Freedom and Roam Uganda. No es de extrañar esta alegría. La noticia supone, incluso en el peor de los casos, un importante alivio temporal: los partidarios de la ley pueden volver a proponerla, pero deberá procederse a la tramitación parlamentaria completa. Hay que tener en cuenta, a este respecto, que desde que en 2009 se propuso endurecer la legislación contra los homosexuales hasta que la ley fue aprobada pasaron casi cinco años.

Por otra parte, el marco jurídico es muy distinto: una cosa es que las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo estén tipificadas en el Código Penal ugandés, como ya sucedía antes, y otra que se criminalice la propia realidad homosexual, se persiga a aquellas personas que hacen activismo o que simplemente ayudan o dan soporte a personas homosexuales bajo la acusación de “promover la homosexualidad” e incluso que los ciudadanos que simplemente conozcan la existencia de una relación homosexual estén obligados a denunciarla.

1406893039_370769_1406893809_noticia_normalActivistas por los derechos de los homosexuales, en el Constitucional en Kampala. / AFP

Sin embargo, la derogación de la ley no acaba con la persecución de la homosexualidad en el país, donde todavía se considera delito. La homosexualidad se condena con la cárcel y la normativa de Museveni establecía además la cadena perpetua y la prohibición de las asociaciones LGTB. Aunque la decisión permite a los homosexuales volver a hacer su vida cotidiana, no se descarta una oleada de violencia homófoba ante la postura del Constitucional.

Según un estudio de las Minorías Sexuales de Uganda, desde que se votó la ley se ha registrado un incremento del acoso, el chantaje, los desalojos y la tortura hacia los homosexuales. El Proyecto de Refugiados de la Ley también ha visto censuradas varias de sus actividades por “promover la homosexualidad”, según el Gobierno.

Alivio para Museveni en vísperas de su encuentro con Obama

No lo expresará públicamente, pero de lo que pocos observadores dudan es de que la noticia habrá sido recibida con alivio por el presidente ugandés, Yoweri Museveni, que amagó en su momento con vetar la ley aunque al final optó por sumarse a la corriente homófoba.

Una decisión adoptada en clave interna, pero que a nivel internacional no le ha traído más que quebraderos de cabeza, incluyendo sanciones económicas en forma de reducción de la ayuda exterior, y que lastraba su próxima visita a Washington, prevista para dentro de unos días con motivo de la primera cumbre África-Estados Unidos.

Temor a represalias por parte de los homófobos

Como era de esperar, la noticia ha sido recibida con indignación por los defensores de la ley. Es el caso del pastor evangélico Martin Ssempa, uno de los propagadores del odio homófobo más conocidos del país, que de hecho ha acusado al presidente Museveni de estar detrás de la decisión del Constitucional y ha pedido al Parlamento que investigue si se ha vulnerado la independencia judicial.

El principal promotor de la ley, el diputado David Bahati (bien conectado por cierto con la derecha religiosa estadounidense) confía por su parte en que el fiscal general de Uganda apelará la sentencia y en que al final “la moral del pueblo de Uganda prevalecerá”.

Una indignación que los activistas LGTB temen que se pueda trasladar los próximos días a las calles en forma de pogromo contra las personas homosexuales, como ya ha advertido Kasha Nabagesera. No sería de extrañar, teniendo en cuenta el clima de odio desatado en Uganda desde la entrada en vigor de la ley ahora anulada, periodo durante el cual se han producido decenas de incidentes homófobos, que incluyen linchamientos, violencia colectiva, incendio de hogares, chantaje, pérdida de puestos de trabajo, detenciones, expulsiones y suicidios.

A continuación reproducimos íntegramente la nota de prensa de Fundación Triángulo con fecha 1 de Agosto de 2014.

En los cinco meses transcurridos desde que Uganda adoptó la ley, que imponía una pena de hasta cadena perpetua por la homosexualidad y tipificaba como delito la defensa de los derechos LGBT, los y las LGBT ugandeses han vivido bajo la amenaza constante de ser detenidos o sufrir violencia.

El tribunal anuló la ley por razones de procedimiento, diciendo que no era válida porque no había quórum en el Parlamento cuando se aprobó la legislación el 20 de diciembre. (El quórum es el requisito de que al menos un tercio de los miembros están presentes cuando se realice una votación). El tribunal se pronuncia sobre una petición presentada por un grupo de 10 activistas de derechos humanos, juristas y políticos de la oposición.

El tribunal no se pronunció sobre la cuestión de fondo de si las leyes anti-LGBT violan los derechos humanos básicos, por lo que el código de la sodomía preexistente, que se impuso cuando Uganda era una colonia británica, se mantiene en su lugar.

Para Miguel Ángel Sánchez, responsable del programa ÁfricaLGBT de Fundación Triángulo: “Es una magnífica noticia. La ley era una vergüenza para Uganda y ha sido el recurso de los propios ugandeses ante el tribunal lo que ha logrado que se anule. Cuando se aprobó la ley los diputados homófobos se saltaron el procedimiento, solo buscaban su propio interés. Ahora se ha puesto al descubierto su trampa. Felicitamos a los grupos LGBT y de Derechos Humanos ugandeses. Ese es el camino correcto, apoyar desde los países del norte la lucha por la igualdad de los propios ciudadanos de Uganda y de otros países. No intentamos imponer nuestra visión, sólo exigimos respeto a los Derechos Humanos en todo el mundo. Son los ciudadanos gais, lesbianas, trans, o simplemente gente de bien, los que exigen a sus gobiernos que cese la corrupción y la violencia contra las personas homosexuales y transexuales”.

Fuente El País, Ragap , Dosmanzanas y Universogay

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Canadá deniega el visado a los activistas ugandeses que iban a participar en el World Pride de Toronto

Miércoles, 28 de mayo de 2014
Comentarios desactivados en Canadá deniega el visado a los activistas ugandeses que iban a participar en el World Pride de Toronto

WorlPride-2014-TorontoEl activista ugandés Frank Mugisha consigue el permiso para asistir al World Pride de Toronto

Durante la celebración del World Pride 2014 en Toronto (Canadá), que tendrá lugar a finales del próximo mes de junio, se ha convocado la Conferencia de Derechos Humanos WorldPride 2014, un conjunto de encuentros y ponencias en los que se tratará de obtener una visión global de los derechos de las personas LGTB en el mundo. Sin embargo, y ante la protesta generalizada de convocantes y participantes, el gobierno canadiense ha denegado el visado a 10 activistas LGTB de Uganda que iban a formar parte de dichos encuentros, ante el temor de que puedan solicitar asilo tras su entrada en el país.

Organizada por World Pride y el Centro Bonham de estudios sobre la diversidad sexual, dependiente de la Universidad de Toronto, la Conferencia de Derechos Humanos WorldPride 2014 se postula como un encuentro de activistas, artistas, educadores, periodistas, políticos, estudiantes y otras personas que luchan a favor de los derechos humanos de las personas LGTB en todo el mundo. La conferencia, según sus organizadores, ofrecerá una oportunidad única para un diálogo global sobre los derechos humanos de las personas LGTB, con actuaciones y presentaciones que comprenderán los ámbitos del activismo, la política, y el mundo académico.

En la conferencia participarán más de 160 ponentes y 400 delegados de más de 40 países durante los días 25, 26 y 27 de junio. Una de las delegaciones que iba a participar estaba formada por 11 activistas ugandeses, cuya participación era especialmente esperada tras la reciente aprobación de las leyes homófobas en su país. Recordemos que la nueva legislación, además de incrementar el castigo para quienes mantengan relaciones homosexuales, prohíbe también la llamada “promoción de la homosexualidad”, lo que imposibilita de hecho la existencia de organizaciones que defiendan los derechos de las personas homosexuales. Es obvio que el testimonio de quienes desarrollan su labor en una situación tan precaria era de primer orden.

Sin embargo, 10 de los activistas ugandeses han visto denegada su solicitud de visado para participar en la conferencia. Tan solo podrá participar como delegado de Uganda el activista Frank Mugisha, ganador del premio Robert F. Kennedy a la defensa de los derechos humanos, al poseer un visado de múltiple entrada de viajes anteriores.

Activistas LGTB denuncian la hipocresía del gobierno canadiense

Brenda Cossman, una de las organizadoras de la conferencia, expresaba su malestar por la ausencia de estos delegados, puesto que “la conferencia es una conversación global sobre los derechos humanos de las personas LGTB. Es muy importante para los ugandeses estar aquí, para que podamos saber por ellos mismos lo que está ocurriendo sobre el terreno en Uganda. No solo estarían aquí para compartir sus historias. Queremos construir un movimiento global en cuanto a la forma de ser unos aliados eficaces… Corremos el peligro de perder sus voces”.

Otros activistas LGTB se mostraban más duros con el gobierno canadiense, al que tachan de hipócrita por denegar estos visados tras condenar públicamente el pasado mes de febrero la aprobación de las leyes homófobas ugandesas. Andrea Houston, de la coalición ENDhatelaws, mostraba su estupor afirmando que “estamos consternados y horrorizados. Estas personas de Uganda son algunos de nuestros héroes más valientes. Vendrían para compartir sus historias con la intención de volver a sus casas tras la conferencia, porque todos tienen trabajo que hacer en Uganda. Y en el supuesto de que vinieran para solicitar asilo, la pregunta es: ¿por qué no pueden, si vienen de uno de los lugares más hostiles del mundo para las personas LGBT?”.

El gobierno canadiense se escuda en que se ha limitado a aplicar estrictamente la ley, denegando las solicitudes de visado al estimar que los demandantes no cumplían los requisitos requeridos. Entre ellos estarían el no haber demostrado solvencia económica para mantenerse durante su estancia y regresar a su país, o el no acreditar un propósito comercial legítimo en Canadá.  Nancy Caron, portavoz del Departamento de Inmigración, declaraba que, a pesar de que las autoridades comprendían la frustración de los demandantes de visado, “estas decisiones son tomadas por funcionarios públicos altamente capacitados. Todas las solicitudes son evaluadas por igual, con exactamente los mismos criterios, independientemente del país de origen”. Según Caron, los funcionarios deben asegurarse de que la intención de los solicitantes de visado es una residencia temporal y no definitiva.

El diputado de la oposición Craig Scott informaba de que estaba trabajando con el ministro de Inmigración, Chris Alexander, para que pueda reiniciarse el proceso con una nueva presentación de solicitudes por parte de los activistas ugandeses.

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Uganda desata con fervor la caza al gay.

Lunes, 10 de marzo de 2014
Comentarios desactivados en Uganda desata con fervor la caza al gay.

1394304005_679519_1394304618_noticia_normalKasha Jacqueline Nabagesera, activista lesbiana de Uganda. / tadej znidarcic (redux / cordon press)

Un artículo de El País que relata la terrible realidad de los homosexuales ugandeses…

Se han registrado 49 ataques alentados por la ley que condena a los homosexuales a cadena perpetua

Evangelistas de EE UU están detrás de la oleada de homofobia

La ley antigais ugandesa convierte en criminales a miles de personas

“Mamá, soy gay”

Obama advierte a Uganda de que la ley antigay puede complicar su relación

Condena de por vida para los homosexuales de África

Incluso cuando ríe apoyando la cabeza y las largas trenzas sobre sus brazos delgados, tirados en la mesa; incluso cuando saca la lengua entre dientes, con los mofletes bien inflados, para burlarse de todo un poco; incluso en ese pequeño instante, la ugandesa Kasha Jacqueline parece de paso. Tuerce el gesto para hablar de lo suyo, observa a un lado y a otro, en alerta, y un poco más tranquila, sigue hablando. “Rezo por ti, Kasha, te he visto en el periódico”, le dice un vecino del barrio de Ntinda, al este del centro de Kampala, capital de Uganda. Jacqueline es lesbiana y su nombre aparece en la lista incriminatoria de 200 homosexuales que el diario radical ugandés Red Pepper publicó tras la aprobación y firma presidencial de la controvertida Ley de Antihomosexualidad.

“Este sitio en el que hemos quedado”, desvela Jacqueline soltando la mochila sobre la mesa, atenta al tintineo frenético de los mensajes de móvil, “es el único al que voy, el único en el que me siento protegida”. El local, a la espalda de un centro comercial, está montando las mesas; no hay nadie más, pero los pocos que están la conocen. “Si vienen a arrestarme”, explica con una mueca de consuelo, “los responsables de seguridad y la gente del barrio llegarían corriendo para evitarlo; harían mucho ruido”. Ofrece un cigarrillo y pilla la cerveza con gusto. “A veces, entre todo esto, es lo que más necesitas, el alcohol, y eso es un riesgo”. Tiene miedo a que la agredan. A que lo hagan de nuevo. La última vez fue hace unos días: unos individuos en coche la hicieron saltar de golpe a la acera. La próxima vez, soltaron por su boca, irían en serio.

Jacqueline es lesbiana y nunca, desde que fue consciente de ello en secundaria —“ya me lo advirtió una profesora cuando tenía siete años, aunque no lo entendí”—, lo guardó en el armario. Quizá por este descaro penado en Uganda, Jacqueline es una de las activistas en la defensa de los derechos de los gais más conocidas —junto a Pepe Onziema y Frank Mugisha, también en la lista de los 200—, por su trabajo en la organización Freedom and Roam Uganda (Libertad y Camino, podría traducirse). “Todo el mundo sabe quién soy; la prensa me ha llegado a perseguir hasta el supermercado”. Ya no sale de casa, no coge su coche, no pasea, solo tira de su boda-boda (mototaxi) para ir de un sitio a otro. Para seguir hablando, al límite de eso que la ley criminaliza por ser “promoción” de la homosexualidad. “Sí, por eso también me pueden detener”, sonríe Jacqueline, “pero no voy a dejar de hacerlo ni voy a abandonar este país”.

Desde que el presidente Yoweri Museveni, con el trasero en la silla de mando desde hace 28 años, firmase la ley, apoyado por un comité médico que defiende que la homosexualidad se aprende y desaprende, se han multiplicado los arrestos, agresiones y el acoso a los homosexuales. 52 ataques desde diciembre, según documentan grupos de activistas. No está en la calle, no se palpa, Kampala es una ciudad abierta, luminosa, con un tráfico terrible y arropada por el verde frondoso que nace a orillas del gigante lago Victoria. La homosexualidad, su condena, no es evidente, como tampoco lo es la expresión de la heterosexualidad. Ya decía Museveni en una declaración dirigida a Obama que incluso él perdería el voto si alguien le viera besarse en la calle con su mujer, Janet, con la que lleva casado 41 años.

El presidente estadounidense había amenazado con un cambio en las relaciones bilaterales si la norma progresaba —Washington envía unos 400 millones de dólares (288 millones de euros) al año a Kampala en asistencia—. No sirvió más que para desatar el discurso más patriótico entre los medios afines al Gobierno. También han lanzado sus advertencias el Banco Mundial, Noruega, Suecia, Dinamarca… Si se corta la ayuda, las previsiones de crecimiento económico de un 6% se irán al traste.

1394304005_679519_1394305014_sumario_normalrachel adams (efe).Ser africano y gay no es una elección, dice la pancarta de un manifestante en el Orgullo Gay de Kampala (Uganda) en 2012

La redacción de la norma, conocida también como la ley mata al gay, se ha retocado, no obstante, en los últimos tiempos. De la pena capital que incluía el primer texto del parlamentario David Bahati, conocido por su fervor religioso evangelista, se ha pasado a la cadena perpetua por uniones del mismo sexo y a penas de entre cinco y siete años para la práctica del sexo entre gais, su promoción (incluso a través de los medios), la coacción a terceras personas, la incitación a la prostitución de menores, la gerencia de burdeles para homosexuales… La ley, en cualquier caso, no ha entrado en vigor a falta todavía de una orden ministerial. Pocos en la calle conocen este detalle.

A la carrera y esquivando el atasco de Kampala para atender a un cliente detenido, Nicholas Opiyo, abogado experto en derechos humanos, así lo explica: “Da igual que no esté en vigor, las agresiones y la homofobia ya existían, lo que ha hecho la ley es codificar algo que ya se practicaba, les ha dado más poder”. Muchos de los que aparecieron en la lista de Red Pepper han tenido que dejar sus trabajos o domicilios ante la condena pública y el rechazo de su entorno.

¿Siempre fue así? “No; antes, la homosexualidad no era un tema de debate, era privado, pero desde hace 15 años ha habido un gran cambio, llegó el pentecostalismo e inició una campaña contra los homosexuales”, apunta el abogado.

La religión, las nuevas iglesias en alza, las ramificaciones del evangelismo… Por ahí van unos y otros cuando tratan de dar forma a la vía de penetración del odio visceral al homosexual. “El Gobierno necesita del pentecostalismo para llegar a la gente que va todos los días a la iglesia”, continúa entre semáforos Opiyo, “y el pentecostalismo necesita a los políticos para llegar al poder”. Un detalle para marcar esta diferencia: “Antes, Uganda era un país en el que la política contra el VIH predicaba el uso del condón”, dice el letrado, “ahora eso ha desaparecido. Algún cartel queda, dicho sea de paso. Y en este cambio muchos ven la mano de Janet Museveni, fiel devota también del evangelismo.

Aparca en el juzgado y aparca la charla. “Mira”, aclara Opiyo, “aquí no hay muchos que sepan siquiera de qué se habla, pero todos rechazan el sexo entre hombres, sobre todo el anal, cuando la mayoría de los heterosexuales lo practican”. Y marcha relatando la historia de un conocido transexual que fue detenido en el aeropuerto tras enseñar la foto de su pasaporte. No casaba con su aspecto y se lo llevaron.

Hablando de religiones, en el distrito de Nzambya, en el centro de la capital, en terreno polvoriento plagado de iglesias de toda creencia, se encuentra la sede de la Conferencia Episcopal Ugandesa. No hay quien no se pregunte qué opina de todo esto el catolicismo. Recibe el padre Philip Odii, quien pronto enseña, vaya por delante, un borrador que tiene sobre la mesa para que los obispos valoren y cierren una opinión única sobre la Ley de Antihomosexualidad. Están en ello, pero no parece fácil, porque acaban de leerse la norma. “Nosotros estamos contra cosas como la fornicación, como es sabido, comenta el risueño sacerdote, “pero [la homosexualidad] no se resuelve con la condena, sí quizá con ayuda”.

¿Qué dirá ese texto que aún se está cerrando? “Ya hemos dicho que defendemos el principio de no discriminación que señala la Biblia”, responde el padre Odii. Hasta ahí pueden leer, por el momento. Con una salvedad: “No estamos detrás de la ley”, dice con sorna. ¿Y los evangelistas? “Ellos sí han presionado”, admite golpeando su puño contra la palma. El guarda del recinto episcopal abre la puerta para despedir, aunque también tiene ganas de hablar. “Oiga, ¿sabe una cosa? El sexo entre un hombre y otro hombre va contra la naturaleza”, dice con un plato de comistrajo de arroz. Tenía razón entonces el abogado Opiyo: de las mujeres nadie se acuerda. “Eso está prohibido, y Occidente nos dice que discriminamos, ¿cómo es en su país?”.

El hombre blanco ha vuelto a traer la religión. Los ugandeses son testigos, más en las pequeñas localidades que en la gran ciudad, Kampala; pero los misioneros llegados sobre todo de Estados Unidos (Kansas, Atlanta, etcétera) no se esconden. Y el evangelismo en general se lleva la palma, aunque se oigan los nombres de movimientos como Religious Right, International Transformation Network, Born Again… Hasta los hay que preguntan por los illuminati, una suerte de secta del Nuevo Orden con la que se han vinculado a varias celebridades. Aquí, en Uganda, también tienen sus seguidores.

Pero si hay una persona que reúne muchas influencias es el parlamentario David Bahati, el padre de la ley contra los gais, al que el periodista Jeff Sharlet ha ligado a Familia, un grupo de fundamentalistas homófobos de Washington. En un restaurante algo desolado del barrio de Naguru —se puede hablar tranquilo—, al noreste del centro de la capital, aguarda la periodista freelance y consultora Patience Akumu. “Si no podemos cambiar de Gobierno”, dice con burla, “pues cambiamos de religión”. “Una nueva religión”, prosigue para analizar el auge de ciertas iglesias, “es una nueva esperanza, da soluciones”.

La clave, según relata Akumu, está en aportar “moralidad” cuando falta todo lo demás y hacerlo con ese ritmo gospel que va sin duda con el espíritu africano. “Antes la gente se dormía en misa”, señala. “Además”, puntualiza, “tienes que entender que vivimos en el tercer mundo, en un país con un 30% de alfabetización y una clase política ignorante”. Akumu, dicho sea, tiene miedo a escribir sobre la homosexualidad.

Unas Iglesias u otras predican contra los gais por amenazar a la familia tradicional y dedicarse a reclutar a niños para la prostitución. Así, en bruto, es la idea que queda en muchos ciudadanos. Volvemos con Jacqueline. ¿Entiende que la juzguen por ser homosexual? “Es muy difícil de entender, pero pase lo que pase, aunque sea dentro de 15 años, esté yo o no esté, sé que esto que está pasando es para bien”. Y después de todo, en su vida privada, ¿puede tener pareja? “Claro, yo la protejo de esto”, asegura con la mano en el pecho. Jacqueline parece, sin duda, de paso, pero nunca víctima de nada.

El texto

Nada dice la ley sobre ser o no gay, siempre y cuando uno no mantenga forma alguna de relaciones homosexuales, promueve o reconozca este tipo de relaciones o contribuya de un modo u otro a ellas. Todo eso, tan abierto, está prohibido en un texto legal acogido por el colectivo gay como un todo vale para encerrar la homosexualidad para siempre. Estos son algunos de los apartados más significativos de la ley:

. La persona que comita la ofensa de homosexualidad, esto es, tocamiento, penetración o estímulo de boca o ano con el pene o algún artilugio sexual, podrá ser condenado a cadena perpetua.

. También podrá cumplir cadena perpetua el que cometa esta ofensa y su víctima sea un menor de 18 años, una persona discapacitada o tenga el VIH; sea el autor el padre o tutor del ofendido o tenga responsabilidad sobre él, o use drogas o cualquier otra cosa para aturdir a su víctima para cometer actos homosexuales.

. Aquel que intente cometer una ofensa de homosexualidad como las definidas anteriormente podrá ser condenado a siete años de prisión.

. También podrá recaer la sentencia de por vida para aquel que pretenda contraer matrimonio con una persona del mismo sexo. La institución o persona que ampare esta unión podrá cumplir hasta siete años de cárcel.

. Recaerá una pena de hasta siete años para el que ayude o induzca a otro a cometer actos homosexuales; para aquel que conspire en este sentido con falas pretensiones o de modo fraudulento, y para el que mediante amenazas e intimidaciones incite a un hombre a o una mujer a comportamientos carnales indecentes con alguien del mismo sexo.

. La persona que participe en la producción, obtención, marketing, difusión, diseminación o publicación de material pornográfico para promover la homosexualidad; la financie o patrocine; use aparatos eléctricos como Internet, películas, móviles para su promoción, o sea cómplice o intente inducirla podrá recibir una pena de cinco a siete años o multa económica.

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Frank Mugisha: “La homofobia no es algo propio de África, es una cosa importada”

Viernes, 21 de febrero de 2014
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2011_Frank_Mugisha_SMUG_leaderLeemos en Ociogay:

Frank Mugisha es el principal activista LGTB de Uganda

Si el presidente de Uganda decide firmar esta semana lo que se ha llamado el peor proyecto de ley contra los homosexuales en el mundo habrá una gran revuelo internacional. Para uno de los más prominentes activistas LGTB del globo la decisión tendría repercusiones inmediatas. Con toda probabilidad, no se le permitiría volver a casa.

Se trata de Frank Mugisha , de 32 años, activista ugandés que está  ahora en Londres para instar a los políticos a hacer campaña por los derechos de las personas homosexuales en su país. Lleva una especie de doble vida: en Uganda , donde ya es un crimen ser gay y donde el presidente se refiere a la homosexualidad como una ”anomalía “, su organización, Minorías Sexuales de Uganda opera desde una ubicación secreta. Está acostumbrado a ser golpeado en los supermercados y encerrado en la cárcel . Su colega, el activista David Kato, fue brutalmente asesinado hace tres años.

Fuera de su país, ha ganado muchos elogios, incluyendo el  premio Robert Kennedy de Derechos Humanos y el Thorolf Rafto por su activismo. Cuando la prensa británica le pregunta si sabe que corre peligro de muerte en su país, contesta: “Definitivamente”. “Estaría loco si no lo pensara, porque yo he visto lo que ha pasado y  lo que está pasando. Los propios ugandeses me preguntan : ‘ ¿Cómo te atreves ?”. Algunas personas que conozco no pueden decirle a la persona al lado que ellos son homosexuales. Tomo precauciones adicionales con todo lo que hago en la vida … pero he entendido que podía enfrentar el riesgo en cualquier momento”.

Para Mugisha esta oleada antihomosexual en su país no es algo natural. “Está claramente importado de Occidente”. Establece una  relación directa entre lo que está ocurriendo en Rusia y en su país. Asegura que el movimiento evangélico lleva desde 2009 haciendo un gran trabajo de lobby contra los homosexuales. Han recorrido durante años escuelas, ministerios, los partidos políticos advirtiendo de la poderosa agenda gay que tenía África como siguiente objetivo. Resultado: pena de muerte para los homosexuales.

Homofobia/ Transfobia. , , , ,

Recordatorio

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