Archivo

Archivo para Domingo, 10 de diciembre de 2023

Preparad el camino del Señor.

Domingo, 10 de diciembre de 2023
Comentarios desactivados en Preparad el camino del Señor.

12

Si la paciencia es la madre de la espera, es la misma espera la que produce nuevo gozo en nuestras vidas. Jesús nos ha hecho entrever no sólo nuestros sufrimientos sino también lo que está más allá de ellos. «También vosotros ahora estáis tristes, pero os veré de nuevo y vuestro corazón se llenará de gozo». Un hombre, una mujer que no alimentan su esperanza en el futuro, no están en disposición de vivir el presente con creatividad.

La paradoja de la espera está precisamente en el hecho de que los que creen en el mañana están en disposición de vivir mejor el hoy; que los que esperan que de la tristeza brote el gozo están en disposición de descubrir los rasgos inaugurales de una vida nueva ya en la vejez; que los que esperan con impaciencia la vuelta del Señor pueden descubrir que él ya está aquí y ahora en medio de ellos (…).

Precisamente en la espera confiada y fiel del amado es donde comprendemos cómo ya ha llenado nuestras vidas. Como el amor de una madre por su propio hijo puede crecer mientras espera su regreso, como los que se aman pueden descubrirse cada vez más durante un largo período de ausencia, así nuestra relación interior con Dios puede ser cada vez más honda, más madura mientras esperamos pacientemente su retorno.

*

H. J. M. Nouwen,
Forza dalla solitudine, Brescia 1998, 59-62).

***

Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Está escrito en el profeta Isaías

“Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.””

Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaba sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba:

– “Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.”

*

Marcos 1,1-8

***

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , ,

“Renovación interior”. 2º Domingo de Adviento – B (Marcos 1,1-8). 10 de diciembre 2023

Domingo, 10 de diciembre de 2023
Comentarios desactivados en “Renovación interior”. 2º Domingo de Adviento – B (Marcos 1,1-8). 10 de diciembre 2023

IMG_1684Para ser humana, a nuestra vida le falta una dimensión esencial: la interioridad. Se nos obliga a vivir con rapidez, sin detenernos en nada ni en nadie, y la felicidad no tiene tiempo para penetrar hasta nuestro corazón. Pasamos rápidamente por todo y nos quedamos casi siempre en la superficie. Se nos está olvidando escuchar la vida con un poco de hondura y profundidad.

El silencio nos podría curar, pero ya no somos capaces de encontrarlo en medio de nuestras mil ocupaciones. Cada vez hay menos espacio para el espíritu en nuestra vida diaria. Por otra parte, ¿quién se va a ocupar de cosas tan poco estimadas hoy como la vida interior, la meditación o la búsqueda de Dios?

Privados de alimento interior, sobrevivimos cerrando los ojos, olvidando nuestra alma, revistiéndonos de capas y más capas de proyectos, ocupaciones e ilusiones. Hemos aprendido ya a vivir «como cosas en medio de cosas» (Jean Onimus). Pero lo triste es observar que, con demasiada frecuencia, tampoco la religión es capaz de dar calor y vida interior a las personas. En un mundo que ha apostado por «lo exterior», Dios resulta un «objeto» demasiado lejano y, a decir verdad, de poco interés para la vida diaria.

Por ello no es extraño ver que muchos hombres y mujeres «pasan de Dios», lo ignoran, no saben de qué se trata, han conseguido vivir sin tener necesidad de él. Quizá existe, pero lo cierto es que no les «sirve» para su vida.

Los evangelistas presentan a Jesús como el que viene a «bautizar con Espíritu Santo», es decir, como alguien que puede limpiar nuestra existencia y sanarla con la fuerza del Espíritu. Y quizá la primera tarea de la Iglesia actual sea precisamente la de ofrecer ese «bautismo de Espíritu Santo» a los hombres y mujeres de nuestros días.

Necesitamos ese Espíritu que nos enseñe a pasar de lo puramente exterior a lo que hay de más íntimo en el ser humano, en el mundo y en la vida. Un Espíritu que nos enseñe a acoger a ese Dios que habita en el interior de nuestras vidas y en el centro de nuestra existencia.

No basta que el evangelio sea predicado. Nuestros oídos están demasiado acostumbrados y no escuchan ya el mensaje de las palabras. Solo nos puede convencer la experiencia real, viva, concreta, de una alegría interior nueva y diferente.

Hombres y mujeres convertidos en paquetes de nervios excitados, seres movidos por una agitación exterior y vacía, cansados ya de casi todo y sin apenas alegría interior alguna, ¿podemos hacer algo mejor que detener un poco nuestra vida, invocar humildemente a un Dios en el que todavía creemos y abrirnos confiadamente al Espíritu que puede transformar nuestra existencia? ¿Podrán ser nuestras comunidades cristianas un espacio donde vivamos acogiendo el Espíritu de Dios encarnado en Jesús?

José Antonio Pagola

Biblia, Espiritualidad , , , , , , ,

”Allanad los senderos del Señor”. Domingo 10 de diciembre de 2023. Domingo 2º de Adviento.

Domingo, 10 de diciembre de 2023
Comentarios desactivados en ”Allanad los senderos del Señor”. Domingo 10 de diciembre de 2023. Domingo 2º de Adviento.

02advientoB2cerezoLeído en Koinonia:

Isaías 40,1-5.9-11: Preparadle un camino al Señor.
Salmo responsorial: 84:
Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
2Pedro 3,8-14: Esperemos un cielo nuevo y una tierra nueva.
Marcos 1,1-8: Allanad los senderos del Señor.

En los tiempos que escribe el profeta Isaías el pueblo de Israel se encuentra en el exilio de Babilonia y es inminente un posible retorno a la tierra de Israel. Isaías da aliento a su pueblo diciéndoles que ya han satisfecho la pena que tenía estipulada por sus culpas, satisfacción lograda por medio de la esclavitud y los trabajos forzosos que han vivido en Babilonia. Ahora vendrá un mensajero, que el escritor no le da nombre, proclamando que todo monte sea rebajado, allanando, aplanado para hacer una senda a nuestro Dios que regresa triunfante a Jerusalén conduciendo a su pueblo como en otro tiempo lo hizo con los israelitas saliendo de Egipto. El escritor ha tomado una costumbre de su época, según la cual cuando un rey ganaba una guerra o una batalla se hacían caminos ceremoniales en los cuales se celebraba el triunfo del rey sobre sus enemigos. Asimismo Yahvé es el Señor, el Dios de Israel que retorna glorioso triunfante a Jerusalén por un camino preparado por Él. El mensajero anuncia a todo el pueblo esta noticia, noticia de esperanza y de alegría para una comunidad que vivía marginación y explotación. Los evangelistas han asociado a este mensajero que prepara el retorno de Yahvé con Juan el Bautista.

El Salmo canta la esperanza del pueblo desterrado que ahora retorna. Ellos se preguntan hasta cuándo Dios estará alejados de ellos, y la respuesta es unánime: Él mora en aquellos que le son fieles. Ese día Yahvé se hará presente. La justicia y la paz reinarán y las cosechas, que no han producido lo esperado, prosperarán. Es un himno al Dios compasivo que ahora retorna a su tierra para hacerla fructificar. Es la espera y la esperanza en un futuro mejor.

La segunda lectura de la carta de Pedro, nos sitúa dentro del debate sobre el día de la segunda venida del Señor. La comunidad para la que esta dirigida la carta de Pedro se preguntaba cuándo sería ese día en que Jesucristo resucitado volvería. En un principio se les había dicho que pronto pero pasaba el tiempo y no retornaba. El apóstol le responde diciéndole que el Señor no se retrasa en el cumplimiento de la promesa como ellos suponen, sino que usa de la paciencia de los hombres queriendo que todos lleguen a la salvación; por que un día es como mil años y mil años como un día para el Señor. En ese día se inaugurara un nuevo cielo y nueva tierra. Lo que nosotros tenemos que hacer es esforzarnos para ser hallados en paz ante él, y ésta debe ser una actitud permanente pues no sabemos el día en que vendrá. Pedro anima a la espera a una comunidad impaciente, y más que a una espera a vivir esperanzadamente en un futuro mejor. No niega que haya problemas en la comunidad (divisiones, persecuciones), pero lo que nos debe identificar como cristianos es la confianza en un futuro mejor.

El evangelio de Marcos se centra en la predicación de Juan el Bautista. En él se cumple la profecía de Malaquías según la cual vendrá un mensajero delante del Mesías (que sería Elías); y del profeta Isaías que expresa la misión del precursor preparar el camino de aquel que ha de venir. Juan proclamaba un bautismo de conversión el cual era signo del perdón de los pecados y que implicaba el compromiso de cambio de vida. Predicaba un castigo inminente de Dios y ante esa amenaza debíamos reconocernos pecadores, débiles, que hemos fallado, por lo cual el bautismo era expresión de un real cambio de vida y no solo un simple rito. Esta predicación era muy aceptada por las gentes de Jerusalén y de Judea, especialmente los más pobres (luego evangelistas nos dirán que los fariseos y los doctores de la ley, personas importantes, no creyeron en él). Caracteriza a Juan su vestimenta y su dieta, que significaba su talante profético. Se viste a sí porque las tradiciones de la época identificaban con estos rasgos a los profetas. La venida inminente de quien bautizará en Espíritu, es la esperanza que el grupo de seguidores de Juan arraiga en su corazón.

Como vemos, la liturgia del día de hoy nos invita a esperanza, a creer que en medio de las dificultades, de las persecuciones, de las realidades más duras de la vida; es posible un futuro mejor, porque el Señor es fiel a quienes asumen los valores de la verdad, de la justicia, de la fraternidad. Todas estas esperanzas que nos invitan las lecturas, como cristianos, las leemos en Jesús, sobre todo en este tiempo de espera alegre de la Navidad, espera de un nuevo mundo. Que nuestra esperanza sepa dar testimonio ante el mundo de que un futuro mejor, en medio de las difíciles condiciones de nuestra realidad, es posible. Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , , ,

10.12.23: Dom 2 Adviento. Principio de Navidad, Juan Bautista (Mc 1, 1-8)

Domingo, 10 de diciembre de 2023
Comentarios desactivados en 10.12.23: Dom 2 Adviento. Principio de Navidad, Juan Bautista (Mc 1, 1-8)

275px-San_Juan_Bautista_-_El_Greco_-_Lienzo_-_hacia_1600_-_1605Del blog de Xabier Pikaza:

Muchos no sabemos cómo empezar Navidad, aunque muchas ciudades han encendido luces de colores, han alzado árboles de christmas y han sacado a la calle renos con Papa-Klaus o San Nicolas  vestidos de blanco y colorado, con toques verdes, bellas muchachas y comidas de familia con turrones.

Todo eso está bien, aunque apenas aparece el niño del verdadero futuro de la vida  cristianaque es Navidad. Está bien, aunque para los cristianos, según el Evangelio de Marcos, evangelio del año litúrgico que empieza, en el principio, como precursor de la Navidad, no está el Santo Klaus, ni los renos/abetos del norte,  sino Juan Bautista, en el río del desierto, con comida y vestido especial, invitándonos al agua de su río, a la palabra de su mensaje, al presente y futuro más hondo de la vida de Jesús, porque es Adviento, viene la Navidad.

Texto: Marcos 1,1-8

 Éste es el comienza del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios, como está  escrito en el profeta Isaías: “Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.” Este comienzo es Juan bautizando en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaba sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán.

Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba: “Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.”

Desierto, contra una cultura consumo y desperdicio, que crea pobreza Jesús iniciará su camino en Galilea (Mc 1, 14), para culminarlo en Jerusalén. Juan, en cambio ha comenzado volviendo al desierto, al principio de la vida, que está hecha de lo esencial, de la vida simple, de los dones esenciales,  sin cruzar el Jordán de la gran abundancia y empezar malgastando la vida con riquezas inútiles y opresoras, con comidas de derroche….

Juan nos invita a volver al desierto ¿estamos preparados? Al desierto de la vida compartida en el camino… para buscar lo esencial. Desde ese fondo, Juan  rechaza las estructuras sociales y las instituciones sacrales de los judíos instalados ya en la tierra de la gran abundancia. Su estilo de vida es un signo de condena para aquellos que quieren tener y tener siempre más, oprimiendo si es preciso a los pobres los ricos. Por eso vuelve al principio de la historia israelita (trazada en los libros que van del Éxodo al Deuteronomio), reuniendo a unos discípulos en el desierto y preparar la llegada del juicio de Dios, que les permitirá entrar en la tierra prometida.

Río de frontera, emigrantes todos Allí donde acaba el desierto discurre el Jordán y aquellos que lo crucen de verdad (como hicieron antaño Josué y los suyos; cf. Jos 1-4) recibirán la herencia de la tierra prometida. A la vera del río habita Juan, preparándose para pasar al otro lado, a la tierra de la fraternidad (Mc 1, 5). En su entorno se forma una “iglesia” o comunidad de emigrantes, atentos al primer “movimiento” del agua (cf. Jn 5, 3-4) para atravesar el río y entrar en la tierra prometida.

Juan no podrá pasar el rio, pues le matarán antes de cruzarlo; no podrá emigrar, pero quiere que otros emigremos con Jesús… Sigue habiendo emigrantes de necesidad, del sur pobre al norte rico, del hambre a la comida, de la persecución a la libertad… Muchos quieren sobrevivir, cruzando el  río Grande de América del Norte, el gran Estrecho del mar para llegar a la  Europa fecunda en vanidades; muchos mueren en el camino…

Pero la más honda emigración tenemos que hacerla nosotros, los instalados en la abundancia,  los ricos de la tierra, una emigración para vaciarnos de nuestro egoísmo, para encontrar nuestra verdad, para celebrar con Juan el camino del Adviento que lleva a Jesús.

Vestidos con vestiduras de fidelidad a la tierra de comunicación de bienes.

La Navidad de nuestro mundo opulento es Navidad de vestiduras de lujo,  de apariencia vanidosa de marcas, de colores de reclamo hacia un gozo de apariencia.   En contra de esos vestidos de apariencia de mercado, tejidos con el sudor y opresión de los pobres, Juan Bautista, en el desierto, junto al río,  nos pide ante todo con su ejemplo que nos desnudemos de nuestros “hábitos” de mentira  y opresión, que quedemos desnudos, siendo lo que somos, en comunión de vida con los otros, lo que somos,  para entrar de esa manera al río.

Juan quiere que abandonemos las vestiduras de poder,  tejidas de orgullo, poder y opresión se los otros.  Por eso, mientras llega el momento de cruzar el río, Juan y sus discípulos se cubren con túnicas sencillas, de pelo de camello, y se ciñen con simples cinturón de cuero (Mc 1, 6), recordando a a Elías, profeta ejemplar (a quien seguirá recordando Jesús), anunciador del juicio de Dios sobre el Carmelo (cf. 1 Rey 18).

Estas vestiduras son signo de austeridad profética y de vida en comunión  de todos, signo de vuelta a la naturaleza, en la línea de una ecología hecha de respeto a la naturaleza y a la vida. Se trata de no destruir el mundo para vestirnos nosotros; no vestirnos de lujo para que otros sufran de hambre… Nuestro “hábito  (hábitat) es la naturaleza que nos ofrece, hojas de higuera, con tejidos naturales de lino y algodón, con  de pelos/pieles de animales a los que hemos cuidado como hermanos.   Somos de alguna manera lo que vestimos, lo que ponemos por encima de nuestra  piel, igual para todos…

Adviento es aprender a desvestirnos de las ropas de orgullo y violencia, para establecer así una   comunicación real, de persona a persona. Ser lo que somos, eso es adviento. Vestirnos de naturaleza, de pelo de camello (los animales del campo…), de cinturón de cuero, de la piel de animales que han sido nuestros compañeros de camino, con ellos, como ellos, en un mundo donde hay espacio para todos.

Comida natural, en fraternidad: saltamontes y miel silvestre (Mc 1, 6). Lo que vestimos somos, pero también lo que comemos, como sabe y dice Jesús en el Sermón de la Montaña (Mt 6, 25-34), en comunión con la naturaleza, con lirios del campo y la pájaros/cuervos del cielo. Nos viste Dios, es decir, la naturaleza, como sabe y dice Jesús, discípulo de Juan Batista. Podemos confiar, como pájaros y  lirios, pero trabajando de un modo fraterna en la naturaleza, no para destruirla, sino para cuidarnos con ella y para devolverle su dignidad con nuestro cuidado.

Un tipo de cultura actual lo “come” (devora, fagocita todo…), combustibles fósiles y minerales,  come y come, destruye y destruye todo, en todo el mundo, de todo el mundo. Juan, en cambio, quiere comer lo que le ofrece la naturaleza, de un modo normal, como sobrante…, lo que le sobra al mundo. En su contexto de desierto, junto al río, saltamontes y miel silvestre… En nuestro contexto otros frutos, plantas  y animales, manzanas de árbol, cereales de campo… Pero comer lo que necesitamos, en fraternidad con la naturaleza, no para destruirla, para enriquecerse unos y pasar hambre otros, destruyéndonos y destruyendo la tierra.

Comer con sobriedad, sin devorarlo todo… Vivir con lo que nos da la naturaleza, allí donde estamos, cada uno en un hábitat distinto, compartiendo con solidaridad, para enriquecer a la tierra con nuestro paso por ella,s para dar gracias de Dios y bendecirnos mutuamente, unos a los otros.

Conversión, transformación, y bautismo. La vida de Adviento, preparación de la llegada del “más fuerte” que es un niño, ha de ser, conforme a lo anterior, una vida sobriedad, de inserción positiva en el mundo, de fraternidad,  revestidos de la vida de la tierra, alimentados de ella, sin devorarlo todo, sin devorarnos unos a los otros, en gesto de conversión, dispuestos a pasar por el “agua nueva del bautismo a  la vida” verdadera.

Bautizarse significa con-vertirse, transformarse, empezar de nuevo, como seres que respiran (viviendo), que comen, que se limpian y renuevan y reviven en el agua de la con-versión, para así “pasar” e introducirnos en la vida de Dios.

  Esa vida de con-versión (en vestidos y comida, en fraternidad) culmina y se expresa en el bautismo. Ésta es la mayor esperanza de los discípulos de  Juan; esta fue la esperanza de Jesús, discípulo de Juan, esta es nuestra esperanza de Adviento: pasar Jordán y entrarán, de manera liberada, en la tierra prometida. Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , , ,

“Tres caminos hacia Jesús.” 2º Domingo de Adviento. Ciclo B

Domingo, 10 de diciembre de 2023
Comentarios desactivados en “Tres caminos hacia Jesús.” 2º Domingo de Adviento. Ciclo B

IMG_1744Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

El camino poético (Isaías 40,1-5.9-11)

            Hacia el año 540 a.C., los judíos llevaban medio siglo desterrados en Babilonia. Años duros, de grandes sufrimientos, de ansia de libertad y de vuelta a la patria. Esa buena noticia es la que anuncia el profeta. Pero el largo camino, a través de zonas a menudo inhóspitas, puede asustar a muchos y desanimarles de emprender el viaje. Entonces, una voz misteriosa, da la orden, no se sabe a quién, de preparar el camino al Señor. No se dirige a hombres, porque la labor que realizarán es sobrehumana: construir en el desierto una espléndida autopista, allanando montes y colina, rellenando valles. Por ella volverá el pueblo judío, acompañado de su Dios, como un pastor apacienta a su rebaño.

Consolad, consolad a mi pueblo, -dice vuestro Dios-; hablad al corazón de Jerusalén, gritadle, que se ha cumplido su servicio y está pagado su crimen, pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados.

Una voz grita: «En el desierto preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios; que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale. Se revelará la gloria del Señor, y la verán todos los hombres juntos – ha hablado la boca del Señor».

Súbete a un monte elevado, heraldo de Sión; alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén; álzala, no temas, di a las ciudades de Judá: «Aquí está vuestro Dios. Mirad, el Señor Dios llega con poder, y su brazo manda. Mirad, viene con él su salario, y su recompensa lo precede. Como un pastor que apacienta el rebaño, reúne con su brazo los corderos y los lleva sobre el pecho, hace recostar a las madres».

         El camino ético (Qumrán)

         Con el tiempo, la idea de preparar un camino al Señor en el desierto adquirió un sentido nuevo: a mediados del siglo II a.C., un grupo de sacerdotes y seglares judíos, descontentos con el comportamiento de los sumos sacerdotes de Jerusalén y de las costumbres paganas que se estaban introduciendo, recordando el texto del libro de Isaías, decide retirarse al desierto de Judá y allí, en Qumrán, fundar una especie de comunidad religiosa. En el desierto preparan el camino del Señor. Ya no se trata de un camino poético, sino de una conducta conforme a la Ley del Señor. (En hebreo, derek puede significar “camino” y “forma de conducta”, igual que way en inglés).

        El camino del Señor Jesús (Marcos 1,1-8)

        Esta misma interpretación del texto de Isaías es la que aplica el evangelio a Juan Bautista. También él marcha al desierto a preparar un camino. A primera vista parece tratarse de un camino ético, como en Qumrán, ya que Juan exhorta a la conversión y al bautismo para el perdón de los pecados. Pero sus palabras dejan claro que prepara el camino a una persona más poderosa que él y que trae un bautismo superior al suyo: Jesús.

Comienzo del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.

Como está escrito en el profeta Isaías: «Yo envío a mi mensajero delante de ti el cual preparará tu camino. Voz del que grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus senderos»; se presentó Juan en el desierto bautizando y predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Acudía a él toda la región de Judea y toda la gente de Jerusalén. Él los bautizaba en el río Jordán y confesaban sus pecados.

Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba:

-Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo, y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero é1 os bautizará con Espíritu Santo.

            Lugar. «En el desierto». ¿Por qué no predica Juan en Jerusalén, o en alguna ciudad, como Hebrón o Jericó? Si recordamos las tensiones religiosas y políticas que se produjeron en Israel desde el siglo II a.C., el hecho de que Juan predique en el desierto significa que pertenece a un grupo de oposición, que mira con malos ojos al clero de Jerusalén. El Reino de Dios no se puede anunciar en el templo, ni en la ciudad santa. Tiene que ser en un ambiente distinto, al margen de la religión institucional. Y el signo de la conversión no serán sacrificios de animales, sino el reconocimiento de los pecados y el bautismo.

        Actividad bautismal. Bautizar significa en griego «lavar». Es lo que hacen los fariseos y la mayor parte de los judíos cuando vuelven de la plaza: «no comen si no se lavan/bautizan totalmente» (Mc 7,4).   Juan se dedica a lavar, no copas, jarras y ollas (ver Mc 7,4), sino personas. Lógicamente, lo hace con agua, por eso actúa junto al río Jordán. ¿De dónde le viene esa idea? El profeta Ezequiel, dirigiéndose a los deportados en Babilonia y en otros países, les promete en nombre de Dios que volverán a la patria, y allí: «Os rociaré con un agua pura que os purificará, de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar» (Ez 36,25). En Israel existían desde antiguo ritos de purificación, pero a comienzos del siglo I estaban especialmente difundidos entre los fariseos y en la comunidad de Qumrán. La novedad que introduce Juan es que no se trata de un rito que se repite varias veces al día (como en Qumrán) sino de un rito único, acompañado de la confesión de los pecados, y supone un cambio de vida.

             Respuesta de la gente. La distancia del desierto y la extraña personalidad de Juan no desanima a la gente. Acude a él toda la región de Judea e incluso los habitantes de Jerusalén. El hecho de que estos se desplacen al desierto para escucharlo significa que encuentran en él algo que no encuentran en los dirigentes religiosos. Se trata de una crítica velada que el evangelista no desarrolla, solo sugiere.

           La gente acudía para recibir el bautismo tras confesar sus pecados. No sabemos cómo hacían esta confesión. En la Biblia encontramos confesiones individuales y comunitarias. David confiesa su pecado cuando el profeta Natán lo acusa de haber cometido adulterio con Betsabé y de haber asesinado a su marido Urías. En estos hechos se inspira el autor del famoso salmo 50: «Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa». El rey Ajab reconoce haber pecado permitiendo que su mujer ordenase la muerte de Nabot. Pero no sabemos cómo confesaba la gente sus pecados ante Juan.

          Tampoco sabemos con exactitud cómo realizaba Juan el bautismo. Poco después se cuenta que Jesús, tras ser bautizado, «subió del agua». Esto sugiere que el bautizando entraba en el río.

           Forma de vida de Juan. En el evangelio no se habla generalmente del modo de vestir de una persona ni de su forma de alimentarse. De Juan se dice que su vestido era de piel de camello, tenía un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. El vestido recuerda al del profeta Elías, que «llevaba una piel ceñida con un cinto de cuero» (2 Re 1,8). Este simple detalle basta para que el lector piense en el cumplimiento de lo anunciado por Malaquías: «Yo os enviaré al profeta Elías antes de que llegue el día del Señor, grande y terrible» (Mal 3,23). El alimento a base de saltamontes y miel silvestre carece de paralelo en el Antiguo Testamento, pero recuerda al grupo de los recabitas, más radicales que los vegetarianos, enemigos de la cultura agrícola porque supone impetrar la ayuda de los dioses paganos para que concedan la lluvia y la fecundidad de la tierra. En cualquier caso, Juan se opone al lujo en la comida y el vestido, típicos de la clase alta y del sacerdocio jerosolimitano. No hacen falta vestidos lujosos para preparar el camino al Señor ni una comida abundante para mantenerse en forma. ¿Será esta forma de vestir y de alimentarse un modelo para Jesús? Marcos dejará claro más adelante que no.

         Mensaje. Aunque al principio dice Marcos que Juan predica un bautismo de conversión, al final añade unas palabras a propósito de Jesús, sin nombrarlo expresamente. Se limita a considerarlo superior a él («no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias») y anuncia que trae un bautismo mucho más importante: él bautiza con agua, el que viene bautizará con Espíritu Santo. La fórmula «bautizar con Espíritu Santo» debe pertenecer a la catequesis primitiva porque aparece en los textos más diversos (Mt 3,11; Mc 1,8; Lc 3,16; Jn 1,33; Hch 11,16). En el contexto de Marcos, el sentido parece ser: yo os limpio simplemente con agua; mi bautismo se queda en lo exterior; el que viene os limpiará interiormente con el don del Espíritu Santo.

           Juan establece una interesante relación entre el poder del que vendrá y el Espíritu Santo, que también se encuentra en los Salmos de Salomón, de origen fariseo. Hablando del rey descendiente de David que salvará a su pueblo dice: «No se debilitará durante toda su vida, apoyado en su Dios, porque el Señor lo ha hecho poderosos por el espíritu santo» (SalSal 17,37). La relación entre Jesús y el Espíritu quedará mucho más clara en el episodio del bautismo.

          Esperad y apresurad la venida del Señor (2 Pedro 3, 8-14)

          A mediados y finales del siglo I, muchos cristianos empezaron a sentirse desconcertados. Les habían repetido que la vuelta del Señor y el fin del mundo eran inminentes. Sin embargo, pasaban los años y el Señor no volvía. El autor de la 2ª carta de Pedro (que no es san Pedro) sale al paso de esta inquietud, ofreciendo una respuesta que, después de veinte siglos, no convence demasiado: el Señor no se retrasa, sino que nos da un plazo para que podamos convertirnos. El autor mantiene la postura tradicional de que la llegada del Señor y el fin del mundo será algo repentino, inesperado. Y en vez de quejarnos de que el Señor se retrasa, debemos «esperar y apresurar la venida del Señor». Además, el fin del mundo será el comienzo de un nuevo cielo y una nueva tierra, y hay que prepararse para recibirlos llevando una vida santa y piadosa, en paz con Dios, inmaculados e irreprochables.

No olvidéis una cosa, queridos míos: que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retrasa su promesa, como piensan algunos, sino que tiene paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie se pierda, sino que todos accedan a la conversión. Pero el día del Señor llegará como un ladrón. Entonces los cielos desaparecerán estrepitosamente, los elementos se disolverán abrasados, y la tierra con cuantas obras hay en ella quedará al descubierto. Puesto que todas estas cosas van a disolverse de este modo, ¡qué santa y piadosa debe ser vuestra conducta, mientras esperáis y apresuráis la llegada del Día de Dios!

Ese día los cielos se disolverán incendiados y los elementos se derretirán abrasados. Pero nosotros, según su promesa, esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia. Por eso, queridos míos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con él, intachables e irreprochables.

         Una ética basada en Jesús

         La segunda lectura, igual que el evangelio, une el camino de la ética con el camino que lleva a Jesús: Juan Bautista lo relaciona con la primera venida; la carta de Pedro, con la segunda. La liturgia nos indica que el Adviento no es época de espera pasiva, como quien espera que empiece la película: hay que comprometerse activamente. Y ese compromiso debe basarse en el recuerdo de la venida del Señor y en la esperanza de su vuelta.

Biblia, Espiritualidad , , , , , , ,

Segundo Domingo de Adviento. Ciclo B. 10 Diciembre, 2023

Domingo, 10 de diciembre de 2023
Comentarios desactivados en Segundo Domingo de Adviento. Ciclo B. 10 Diciembre, 2023

D0A145AB-1B35-4D5E-A098-3768DB33937B

Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo. Yo no soy digno ni de postrarme ante él para desatar la correa de sus sandalias.”

(Mc 1, 1-8)

El evangelio de este Domingo nos coloca en la primera página del Evangelio de Marcos. El Evangelio más antiguo que tenemos. Y Marcos abre su obra diciendo: “comienzo de la buena noticia de Jesús, Mesías, Hijo De Dios”. No se anda con rodeos, casi podríamos decir que nos hace spoiler… aunque bien pensado no puede contarnos el final, sencillamente porque este evangelio no tiene final. Se queda abierto, se dirige a ti (a quien tenga la osadía de leerlo) y te pide que lo continúes, te pide que te impliques.

Pero no nos vamos a adelantar tanto, ahora estamos en la primera página y se nos presenta al primer personaje. De hecho se presenta él mismo con la contundencia, la humildad y la lucidez de quién se conoce a sí mismo. “Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo. Yo no soy digno ni de postrarme ante él para desatar la correa de sus sandalias.”

La actitud de Juan es la actitud de todo verdadero discípulo. Ese saber quitarse de en medio. Ser un anuncio que no distraiga. Para ello primero necesitamos conocernos y conocer a Jesús. Acallar nuestro orgullo y permitir que la humildad nos haga conocernos, acogernos y amarnos. Solo así nos preparamos para ser discípulas y discípulos.

También Juan necesitó tiempo y desierto para prepararse. Antes de salir al Jordán a Bautizar, pasó años en la soledad y el silencio, acallando ruidos y tentaciones, moldeando una vida sencilla y austera. El evangelio nos lo muestra tan seguro de sí en mitad de una multitud que lo escucha y lo respeta, pero nos lo muestra casi al final de su recorrido, cuando ya se conoce, cuando ya se ha equivocado mil veces. Ahora se encuentra en el momento decisivo de su vida, y aun así tendrá dudas y necesitará enviarle mensajeros a Jesús: “¿Eres tú o tenemos que esperar a otro?”. El camino de la fe no es fácil, no es una autovía, se parece más a un bosque sin sendero, donde solo hay camino si das un paso más.

Oración

Enséñanos, Trinidad Santa, a andar vestidas de Evangelio y con sandalias por este tiempo de Adviento.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

***

Biblia, Espiritualidad , , , , , , ,

Juan fue una figura decisiva y autónoma.

Domingo, 10 de diciembre de 2023
Comentarios desactivados en Juan fue una figura decisiva y autónoma.

baptist_ADVIENTO 2º(B)

Mc 1,1-8

El evangelio del domingo pasado nos hablaba de estar despierto. Hoy hablan los que han despertado, los centinelas, los profetas. No se trata de un adivinador del porvenir. Tampoco se trata de un ser humano elegido por Dios, que le va indicando lo que tiene que decir. Profeta es el que está despierto. La principal característica del profeta es precisamente su inserción en el pueblo y su preocupación por la suerte de los más humildes. Su principal objetivo ha sido denunciar la injusticia.

Verdadero profeta sería el que ha llegado a una experiencia de su verdadero ser y, fiel a ella, ayuda a los demás a descubrir el camino de lo humano. Falso sería el que conduce al hombre a su deshumanización. El problema está en que lo “humano” solo se puede valorar desde lo humano. Por eso no hay manera de distinguir lo falso de lo verdadero, mientras no se tenga una mínima experiencia de humanidad.

No debemos extrañarnos de encontrar tantos y tan expresivos textos para este tiempo litúrgico. Lo que el segundo Isaías anuncia es un evangelio (buena noticia). El destierro había acabado con toda una teología triunfalista que invitaba a dormirse en los laureles de sentirse elegidos, sin aceptar ninguna responsabilidad para con Dios ni para con los demás. Las denuncias de todos los profetas advertían de que no se puede confiar en Dios mientras se practica toda clase de atropellos e injusticias.

La primera palabra del evangelio de Marcos es “arje”, que en griego designan el comienzo de un texto, pero también algo mucho más profundo. El evangelio de Juan comienza también con esta palabra y lo traducimos: “en el principio” = origen. “Arje” significa origen y fundamento, aquello que ha sido la causa de que otra cosa surja. La Vulgata lo tradujo por “Initium” que también significa “origen”. El texto se debía traducir: “Éste es el origen de la alegre noticia de Jesús el Ungido, el Hijo de Dios.

Tampoco “euanggelion debemos traducirlo por evangelio, que es un concepto muy elaborado, sino por buena noticia. Quiere decir que comienza el evangelio que es todo él una buena noticia. Lo mismo pasa con “Jesous” y “Christos” que en griego están separados y significan Jesús el ungido. Con el tiempo los cristianos unieron el nombre con el adjetivo y confesaron al Jesucristo que ha llegado hasta nosotros.

Mc es el primer evangelio que se escribió, pero no sabe nada de la infancia de Jesús. Debemos recordarlo a la hora de interpretar los textos de Lc y Mt, que vamos a leer en Navidad. Se fueron elaborando en primeros años de cristianismo y no tienen nada que ver con la historia. Son relatos míticos y leyendas anteriores al cristianismo que se han utilizado para dar mensajes teológicos, no para informarnos de lo que pasó.

Marcos pasa directamente a hablarnos de Juan Bautista como último representante del profetismo. El Bautista es el personaje clave en el tiempo de Adviento, porque se trata del último de los profetas del AT. Debemos recordar que hacía casi trescientos años que no había aparecido un profeta. Todos los evangelistas lo consideran el heraldo de Jesús, lo anuncia, lo propone al pueblo y es protagonista de su nacimiento en el Espíritu (bautismo), donde empieza Jesús a manifestar lo que realmente era.

No podemos asegurar que este relato responda a una situación histórica. Es muy poco lo que sabemos sobre la relación de Jesús con Juan. Es cierto que el primer dato histórico sobre Jesús, que se encuentra también en fuentes extrabíblicas, es su bautismo. No es descabellado suponer que Jesús, un buscador incansable, le llamara la atención un personaje como Juan que ya era famoso cuando él inició su vida pública. A Juan no le gustaba el cariz que había tomado su religión, como a Jesús.

Los primeros cristianos dieron al Bautista un papel relevante en la aparición del cristianismo, mayor del que hoy le reconocemos. La prueba está en que, en un momento determinado, vieron la necesidad de marcar distancias entre Jesús y Juan para dejar claro quién era el más importante. Seguramente esa relevancia se deba más a la necesidad de justificar una figura tan desconcertante como la de Jesús, conectándole con el profetismo del AT, que a una real influencia de Juan en Jesús.

Preparadle el camino al Señor. Este grito es el mejor resume del espíritu de Adviento. Pero fijaros que fuerza el sentido del texto, que habla de prepararle un camino a Yahvé, mientras Mc habla de preparar un camino a Jesús. El texto está insinuando que si Dios no llega a nosotros es porque nosotros se lo impedimos, que orientamos nuestra vida en otras direcciones. Él viene, pero nosotros nos vamos.

Yo bautizo con agua, pero él bautizará con Espíritu Santo. Es la clave del relato y marca la diferencia abismal entre Jesús y Juan. Las primeras comunidades tenían muy clara la originalidad de Jesús frente al pasado. Toda la relación con Dios, hasta la fecha, era considerada como externa al hombre y en relación desigual. Dios era el soberano y el ser humano el súbdito. Jesús manifiesta una relación con Dios distinta. Él está empapado del Espíritu y nos sumerge (bautiza) a todos en ese mismo Espíritu.

Los textos de este domingo nos hablan de utopía. Isaías dice: Aquí está vuestro Dios. Pedro: Nosotros esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva donde habite la justicia. El salmo: La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan. Mc: Él bautizará con Espíritu Santo. En un mundo tan pesimista, encontrarnos con esta oferta, es impactante. Pero tampoco tenemos que caer en el triunfalismo. Derrotismo y triunfalismo son estrategias extremas que utiliza el yo para fortalecerse.

Hoy la necesidad de estar alerta es más apremiante que nunca, porque jamás se han ofrecido al ser humano tantos caminos falsos de salvación. Tenemos toda una gama de productos disponibles en el mercado, desde las drogas hasta los gurús a medida. Por eso necesitamos más que nunca de la figura del profeta. Seres humanos que por su experien­cia personal puedan arrojar alguna luz en esa maraña de senderos que se entrecruzan, pero son sendas perdidas que llevan a ninguna parte.

Nos volcarnos sobre lo sensible, buscando el placer inmediato o descubrir las posibilidades de plenitud que todos tenemos. El no tomar una decisión es ya tomar partido por lo que nos pide el cuerpo. No despertar es seguir dormidos. Decidirse por lo más difícil solo es posible después de una toma de conciencia, que tiene que ir más allá de los sentidos y de la razón. Es una iluminación que me empuja por un camino que ni siquiera sé a donde me va a llevar, pero convencido que me hará más humano.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , , ,

Juan y Jesús.

Domingo, 10 de diciembre de 2023
Comentarios desactivados en Juan y Jesús.

IMG_1546

Mc 1, 1-8

«Preparad el camino del Señor. Enderezad sus sendas»

Juan era un profeta enfrentado al sistema; un hombre austero y exigente consigo mismo que recorría el Jordán invitando al pueblo a volver la espalda al pecado, a cumplir su parte de la Alianza con Dios, a la penitencia y al bautismo por inmersión.

El gran éxito de Juan provenía del hecho insólito de abrir una puerta de salvación al pueblo llano y depauperado. A aquella chusma maldita —según expresión de los fariseos—, a los que todos despreciaban y condenaban de antemano, les decía que el Señor no les despreciaba; que también podían acceder al reino de Dios; que, en contra de lo que decían las autoridades religiosas, la salvación no estaba reservada a los selectos, sino a todos los que se convirtiesen arrepintiéndose de sus pecados.

Su enfrentamiento con las autoridades civiles tenía su origen en que Juan les hablaba con inusitada crudeza, denunciaba en público sus abusos y ponía de relieve sus vicios y corrupciones. También estaba amenazado por las autoridades religiosas, porque ofrecía la salvación al pueblo a través de un rito no sancionado por ellas, y en lugar profano; ajeno al Templo. La gente sagrada de Israel no podía permitir un hecho de estas dimensiones al margen de su omnímoda influencia.

En cualquier caso, su fama como profeta era formidable y crecía de día en día. Mucha gente de Jerusalén, de toda Judea e incluso de Galilea, salía al Jordán a escucharle y a ser bautizados por él. A Juan se le considera el heraldo de Jesús y por eso tiene un puesto destacado en los textos del Adviento, pero posiblemente fue mucho más.

Si leemos el evangelio con cierta perspectiva, resulta evidente la influencia de Juan en la decisión de Jesús de lanzarse a los caminos a predicar la buena Noticia. Por los sinópticos sabemos que Jesús visitó al Bautista, que fue bautizado por él (incluida la teofanía que aparece en todos ellos), que se retiró al desierto y fue tentado por el diablo, que volvió a Galilea e inició su vida pública. El evangelio de Juan, fiel a su estilo, omite el bautismo y las tentaciones, aunque también sitúa al Bautista al comienzo de todo.

Podemos imaginar que en un momento de su vida Jesús sintió la llamada de Dios, abandonó Nazaret y se dirigió al Jordán al encuentro del profeta al que todo el mundo respetaba. Algunos especialistas creen que permaneció allí bastante tiempo, e incluso que llegó a convertirse en discípulo de Juan. Aquel ambiente de oración y penitencia era propicio para que Jesús se empapase espíritu de Dios, y quedó tan lleno de él, que se sintió Hijo y decidió dedicar la vida a trabajar en las cosas de su Padre.

Antes, se retiró a los rigores del desierto a contrastar y afianzar su proyecto; a pedirle a su Padre fuerzas para culminarlo. Volvió a Galilea y (con mayor o menor conciencia mesiánica, no lo sabemos) se echó a los caminos a compartir con todos la buena Noticia que a él le había sido revelada: Dios no es el Juez que nos castiga, es Abbá.

Juan heraldo de Jesús. Jesús heraldo de Abbá.

Miguel Ángel Munárriz Casajús 

Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo sobre este evangelio, pinche aquí

Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , , ,

Carmen Soto: Preparar caminos inexplorados para la buena noticia.

Domingo, 10 de diciembre de 2023
Comentarios desactivados en Carmen Soto: Preparar caminos inexplorados para la buena noticia.

thumb_8_battista_predica_opa

Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios…”
Mc 1,1-8

Comienza…

antes de aquel día.
Antes de ser voceado
por Juan,
lo dijo Isaías.
Antes de escribir,
de gritar, antes.

Comienza…

Mucho antes
de predicar
de perdonar
de bautizar,

Comienza…”

cada día y
sigue, sigue, sigue…
en un instante infinito.

Comienza…

y nos llega
el agua fresca del Espíritu
que alivia y fortalece
por los siglos de los siglos.

+++

Mari Paz López Santos

2º Domingo Adviento,
FEADULTA

2023.12.10

+++

Biblia, Espiritualidad , , , , , , ,

El camino como metáfora

Domingo, 10 de diciembre de 2023
Comentarios desactivados en El camino como metáfora

IMG_1545Domingo II de Adviento

10 diciembre 2023

Mc 1, 1-8

 El camino es una metáfora universal para referirnos a nuestra existencia, constante y “obligado” caminar, incluso a pesar nuestro. En cierto modo, podría decirse que estamos “obligados” a caminar, de la misma manera que estamos “obligados” a ser libres. No salimos nunca de la paradoja.

En otros momentos de la historia, los humanos creyeron que se trataba de un camino hacia “algo” o “Alguien” fuera: el nivel mítico de consciencia no puede imaginarlo de otro modo, por cuanto creía en otro mundo paralelo habitado por dioses. Así, la vida se entendía como un camino hacia Dios (hacia el cielo) o incluso, como en la tradición bíblica, se hablaba de Dios que caminaba hacia nosotros. Así hay que entender el texto que se lee hoy, en la cita de Isaías con la que Marcos inicia su evangelio: “Preparad el camino al Señor”.

Las tradiciones sapienciales y espirituales, sin embargo, siempre han entendido que el camino del ser humano es un “camino sin camino”, por cuanto la meta a la que habría que llegar no se halla lejos, ni fuera, ni en el futuro. Somos ya eso que andamos buscando. Se trata, en consecuencia, no de perseguir algo externo, sino sencillamente de caer en la cuenta de lo que ya somos. No hay que alcanzar algo; solo hay que reconocerlo.

Es cierto que todo empieza por la búsqueda, que nace, no solo de la necesidad, sino también del anhelo profundo que nos habita. Necesitamos cosas que nos llenen, pero anhelamos también aquello que trasciende el mundo de los objetos. El ser humano es un buscador desde el inicio mismo de su existencia. En un primer momento, se volcará hacia fuera, pensando que así encontrará aquello que lo sacie. Con el pasar de los años y tras varias crisis y frustraciones padecidas, tal vez dirija la mirada hacia su interior y llegue un momento en que se haga consciente de que no hay nada que buscar, porque ya es, en su dimensión profunda, todo aquello que anhelaba.

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

Biblia, Espiritualidad , , , , , , ,

El Evangelio más que un libro es una persona, Cristo.

Domingo, 10 de diciembre de 2023
Comentarios desactivados en El Evangelio más que un libro es una persona, Cristo.

1jlfbweDel blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01.- EL EVANGELIO COMO PRINCIPIO DE NUESTRA VIDA.

El evangelio de hoy nos ofrece el PRINCIPIO del evangelio de JesuCristo.

San Marcos se sitúa en el comienzo de la Biblia, en el Génesis: en el PRINCIPIO creó Dios… (Gn 1,1) y también es el mismo modo con el que san Juan comienza su evangelio: En el PRINCIPIO existía la Palabra (Cristo).

No es una mera cuestión lingüística: No comenzamos a leer un libro, una biografía. Se nos está diciendo que el evangelio es el principio, la luz y la fuente de nuestra vida. El Evangelio es por principio “Buena Noticia” de JesuCristo para el ser humano. Nuestro principio (“nuestros principios”, como decimos coloquialmente) es el Evangelio de JesuCristo Hijo de Dios.

El mismo Dios de la creación y que se ha hecho uno de nosotros es nuestro evangelio, es nuestro principio en la

vida. Desde el PRINCIPIO, desde el Génesis hasta el final de la historia estamos impregnados de EVANGELIO, de salvación. ¡Estamos salvados!

Evangelio significa noticia salvífica, anuncio liberador.

02.-  EL EVANGELIO NO ES UN LIBRO, ES UNA PERSONA: CRISTO.

Se suele decir con razón que el evangelio es anterior a los cuatro evangelios. Y es que el evangelio no es un libro, o cuatro, sino una persona: el Señor Jesús. La buena noticia es Cristo. El encuentro personal con Cristo es evangelio, liberación, salvación.

Este es nuestro PRINCIPIO en la vida, este evangelio, Cristo, embarga toda nuestra existencia.

Hay situaciones en la vida en las que nos hace bien volver sobre “nuestros principios”, dirigir de nuevo la mirada y el corazón al “PRINCIPIO”: al EVANGELIO que preside desde el comienzo nuestras vidas. En nuestras noches oscuras, en nuestras dudas, “desiertos”, volvamos a la fuente de aguas vivas, al Evangelio.

Desde el principio y por principio Cristo es nuestro Evangelio.

03.-  ESTAMOS EN EL DESIERTO: JUAN BAUTISTA, (Marcos).

El texto de Marcos sitúa a Juan Bautista en el desierto. Extrañamente Juan Bautista predica, grita en el desierto. Pero en el desierto no vive nadie. ¿O sí?

El desierto no es tanto un lugar geográfico, cuanto un lugar de travesía, de crisis, y por tanto, el desierto es un momento de experiencia dura, de experiencia intensa humana y religiosa.

a. El Éxodo y la travesía de las tribus hebreas durante cuarenta años por el desierto fue una experiencia dura de constitución del pueblo. En el desierto, en el momento Sinaí se plasma la ética, los diez mandamientos. La libertad no es fácil y en el camino de Egipto estábamos mejor: al menos teníamos para comer. Vivieron una experiencia de la dureza de la vida: sin pan, sin agua (maná y la roca).

b. También hoy en día -siempre- los humanos atravesamos por desiertos y etapas de sequía y aridez. Se suele decir que no estamos tanto en una época de cambios, sino en un cambio de época. Todo se viene abajo: la religión, el matrimonio, la familia, las tradiciones. Sentimos que un mundo está concluyendo y nos

lamentamos de la pérdida de valores, de lo que han cambiado las cosas y de lo mal que van. Nada es ya lo que fue.

Este es nuestro desierto, nuestro lugar de crisis, de hundimientos, de no ver salida. Es también el lugar de purificación, de paciencia, de camino y esperanza.

04.-  CONSOLAD A MI PUEBLO, A MI GENTE, (ISAÍAS).

Pocas veces pensamos y ofrecemos consuelo, tan necesario en la vida.

El consuelo es el descanso y alivio de la pena y sufrimientos que pueden afligir y oprimir el ánimo del ser humano.

Dios consuela a su pueblo.

Consolar, estar cerca, aliviar son actitudes muy de nuestro Dios, de JesuCristo y, por tanto, entra también en nuestro PRINCIPIO para con nosotros mismos y para con los demás. Seremos consolados por el Señor, (Mt 5).

¡Cuántas veces vemos a Jesús consolando a personas, sintiendo lástima de los enfermos, llorando ante el pueblo de Jerusalén!

La misericordia, sentir compasión, consolar son cuidados muy humanizadores y, por tanto, cristianos.

05.- EL DESIERTO TERMINARÁ Y LLEGARÁN LOS CIELOS NUEVOS Y LA TIERRA NUEVA, (2 PEDRO).

El desierto de la vida termina. El evangelio del Señor nos anuncia un cielo nuevo y una tierra nueva.

El cielo no puede esperar”, porque es lo que da sentido a la tierra. Desde el PRINCIPIO estamos llamados a terminar nuestro desierto, nuestro Éxodo en la tierra de promisión. El destierro de las “muchas babilonias” concluye en la Nueva Jerusalén.

Esperemos y soñemos con los cielos nuevos y la tierra nueva.

Biblia, Espiritualidad , , , , , , ,

Recordatorio

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Yo, por supuesto, a petición de los autores, eliminaré el contenido en cuestión inmediatamente o añadiré un enlace. Este sitio es gratuito y no genera ingresos.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un lugar de entretenimiento. La información puede contener errores e imprecisiones.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.