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Rechazado el referéndum sobre el matrimonio igualitario en Australia

Viernes, 11 de noviembre de 2016

34732_matrimonio-igualitario-australia-socialist-alliance¿Pero es que se pueden someter los derechos fundamentales a referendum?

Colectivos LGTB demandan que las distintas fuerzas políticas trabajen para aprobar el matrimonio igualitario sin someterlo a ningún tipo de plebiscito.

La propuesta de plebiscito que estaba programado para celebrarse en febrero del próximo año fue rechazada por 33 votos en contra frente a 29 a favor.

El proyecto de ley que proponía una votación nacional sobre la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo fue rechazado el lunes en la cámara alta del Parlamento, Senado, de Australia, lo que podría retrasar uniones legales durante años

La Cámara Alta del Parlamento australiano en una votación ajustada, el órgano político ha decidido rechazar una iniciativa para llevar a referéndum la lagalización del matrimonio igualitario, lo que podría suponer un retraso de varios años en una de las demandas más importantes para el activismo LGTB aussi.

La coalición liberal-nacional había presentado este proyecto para que lxs australianxs decidiesen sobre la legalización del matrimonio igualitario, pero la Cámara Alta ha terminado tumbando la propuesta en una ajustada votación. Para aprobar el proyecto de ley se requería el apoyo de algunos legisladores de la oposición, porque la coalición liberal-nacional de Turnbull solo tiene mayoría en la cámara baja del Parlamento y no en la cámara alta (Senado).

La decisión supone un varapalo para el propio Malcolm Turnbull, primer ministro del país. La coalición liderada por Turnbull consiguió pasar por el filtro del Parlamento donde tiene la mayoría, pero la propuesta fue finalmente rechazada en el Senado por 33 votos en contra frente a los 29 políticos que votaron a favor.

El líder de la oposición laborista, Bill Shorten, anunció el rechazo de su grupo a la pretensión del primer ministro de celebrar un referéndum en febrero del año próximo. El Gobierno liberal-conservador amenaza con un encallamiento del asunto en lo que queda de legislatura. La oposición laborista, que ya había mostrado su descontento con la celebración de una consulta “cara y divisiva”, confirmó su voto negativo a la propuesta de plebiscito cuando esta llegase al Senado. Los Verdes, que cuentan con 9 senadores, ya habían anunciado que votarían en contra y, como los de Shorten, son partidarios de la tramitación directa por el Parlamento. El líder laborista advirtió de los efectos dañinos, en particular para los jóvenes LGTB, la campaña de un referéndum sobre sus derechos. Si se celebrara la consulta, el Gobierno tendría que subvencionar con la misma cantidad de dinero a los partidarios del “sí” y del “no”. El otro temor de los partidos de la oposición, así como de los activistas LGTB, es que la movilización de los sectores homófobos de la sociedad australiana junto con una escasa participación provocaran una victoria del “no” en la votación.

El opositor Partido Laborista ha argumentado que someter esta cuestión a referéndum generaría un espinoso debate social y, en cambio, ha abogado por que la decisión recaiga íntegramente en el Parlamento. Una solución que daría a los laboristas el derecho exclusivo de decidir sobre el matrimonio igualitario puesto que tienen mayoría en el Senado. “El plebiscito es innecesario, caro y divisivo”, argumenta Shorten. “Hay una vía mejor y más rápida para hacer realidad la igualdad matrimonial. El Parlamento debería hacer su trabajo y pactar una ley de igualdad matrimonial, sobre la que todos los partidos tuvieran libertad de voto”. Las estimaciones de los costes que conllevaría la celebración de la consulta varían entre los 160 millones de dólares australianos (unos 108 millones de euros) que contempla el presupuesto en vigor hasta los 250 millones (168 millones de euros) que estiman otras fuentes. Pero el verdadero temor de los laboristas, así como de los activistas LGTB, es que la movilización de los sectores homófobos de la sociedad australiana junto con una escasa participación se tradujeran en un voto negativo en el referéndum. Pero la lucha sigue con el incansable trabajo de las asociaciones LGTB que ya han anunciado que seguirán luchando por alcanzar este derecho y un mayoritario apoyo por parte de la población australiana.

El fiscal general de Australia, George Brandis había advertido que una derrota podría retrasar el matrimonio entre personas del mismo sexo en el país en los próximos años. “Ahora que la legislación sobre el plebiscito está muerta, llamamos de nuevo a los partidarios de la igualdad de matrimonio en todos los partidos políticos a trabajar juntos para encontrar una vía”, dijo Alex Greenwich, copresidente del grupo de derechos por el matrimonio igualitario de Australia.

Solo ha habido tres plebiscitos en la historia de Australia, dos relacionados con el servicio militar obligatorio durante la Primera Guerra Mundial, y uno para elegir una canción nacional en 1977.

Una sociedad favorable con líderes contrarios la igualdad

El debate sobre la aprobación del matrimonio igualitario en Australia viene de muy lejos. Ya antes de las elecciones de 2013, que dieron la victoria a Tony Abbott, fueron los laboristas, entonces al frente del Gobierno, los que actuaron como freno. La que hasta junio de ese año había sido primera ministra, Julia Gillard, se oponía, y  durante sus años de gobierno no dudó en maniobrar para impedir que los partidarios de la igualdad dentro del Partido Laborista trasladaran su criterio al Parlamento. Y ello pese a que ya en su congreso nacional de 2011 el partido incorporaba la defensa del matrimonio igualitario a su ideario. Ideario que Gillard se encargó de convertir en papel mojado al imponer que los legisladores laboristas –cuyos votos eran todos necesarios, debido a lo ajustado de su mayoría– tuvieran libertad de voto. Una libertad que Tony Abbott negó entonces a los suyos y que desembocó en el fracaso de la iniciativa. De la mano de Gillard, Australia perdía una primera oportunidad histórica.

La impopularidad de Gillard llevó a Kevin Rudd a arrebatarle el liderazgo del partido y el puesto de primer ministro (mediante una maniobra similar a la que luego destronó a Abbott, y que a su vez antes había utilizado Gillard para sustituir a Rudd). Ya por entonces Rudd se había convertido en defensor del matrimonio igualitario, pese a que su anterior etapa como primer ministro se caracterizó también por un rechazo frontal. Pero la sustitución de Gillard no evitó la derrota laborista, y, tras las elecciones, Abbott (un católico conservador fuertemente opuesto al matrimonio igualitario, pese a tener una hermana abiertamente lesbiana) se convertía en primer ministro. Su victoria alejó las expectativas de aprobación, pese a que un número no determinado de diputados de su partido son partidarios del matrimonio igualitario, y de hecho ya desde el principio el propio Abbott reconoció que en el futuro le resultaría complicado mantener la disciplina de voto en esta materia. Lo consiguió… pero el empeño contribuyó a la gran bajada de popularidad que finalmente acabó por costarle el puesto y ser sustituido por Malcolm Turnbull.

Fuente Redacción Chueca/Cristianos Gays/Dosmanzanas

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