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Arzobispo miembro del Sínodo se opone al fallo pro-LGBTQ+ del tribunal de Kenia que reconoce a grupo LGBTQ+ como ONG.

Viernes, 22 de septiembre de 2023
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IMG_0593Arzobispo Martín Kivuva Musonde

 Un arzobispo que será miembro de la próxima asamblea del Sínodo del Vaticano ha criticado el fallo de un tribunal de Kenia de que un grupo LGBTQ+ puede obtener reconocimiento legal. En una entrevista con la agencia de noticias ACI, el arzobispo Martin Kivuva Musonde, de la arquidiócesis de Mombasa, afirmó que la decisión del tribunal equivale a promover una agenda LGBTQ+ en Kenia.

Los comentarios del arzobispo Kivuva se produjeron tras la sentencia dictada el 12 de septiembre por el Tribunal Supremo, que desestimó un recurso contra una decisión anterior que permitía a la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Gays y Lesbianas (NGLHRC) registrarse como organización no gubernamental.

La semana pasada, la Corte Suprema de Kenia desestimó una impugnación de su fallo anterior de que la National Gay and Lesbian Human Rights Commission (NGLHRC) -Comisión Nacional de Derechos Humanos de Gays y Lesbianas, debe ser reconocida como una organización no gubernamental legal. Los fallos se producen después de una batalla legal de una década por parte del grupo para obtener dicho reconocimiento después de que se lo negaran..

Hace diez años, la Junta de Coordinación de ONG de Kenia, encargada de registrar a las ONG, denegó una solicitud del grupo alegando que “promueve comportamientos homosexuales”. En febrero, sin embargo, el Tribunal Supremo revocó esa decisión, y su reciente sentencia confirma que el grupo puede registrarse.

La sentencia provocó la celebración dentro de la comunidad gay de Kenia. “Las [sentencias] significan seguridad para organizarnos como comunidad, movimiento y organización. [Esta] victoria nos da la seguridad de que vamos en la dirección correcta”, afirmó Marylize Biubwa, de Queer Republic.

Androgenous Alpha, director general de Nadharia Kenya, una ONG que trabaja para promover los derechos de los homosexuales, lo calificó de momento “agridulce. Es dulce porque el sistema jurídico reconoce que estamos aquí. Que existimos”, afirmó. El aspecto amargo de la sentencia, según Alpha, se deriva del desajuste entre una decisión histórica como ésta y la ignorancia general de la sociedad en materia de derechos humanos.

Es una sentencia que puede no ser del agrado de los dirigentes políticos del país. El Presidente William Ruto ha expresado en repetidas ocasiones su desaprobación de las relaciones homosexuales, y afirmó que la decisión del Tribunal Supremo no cambiará eso. “Respetamos la decisión del Tribunal Supremo, pero eso no significa que tengamos que estar de acuerdo con ella. Nuestros valores, costumbres y cristianismo no nos permiten apoyar los matrimonios entre personas del mismo sexo. Tenemos leyes que nos rigen aquí en Kenia. Quiero decirles que eso no será posible… puede ocurrir en otros países, pero no aquí”, afirmó Ruto.

El vicepresidente Rigathi Gachagua también ha insistido en que la administración no avalará las relaciones entre personas del mismo sexo. “Aquí no vamos a permitir que se hable de eso. Eso es obra del diablo. El presidente de este país es temeroso de Dios; hará lo que haya que hacer. En cualquier caso, tenemos nuestras tradiciones y costumbres, y lo que están sugiriendo repugna a la moral y la justicia y a nuestra forma de vida”, dijo Gachagua.

“Decimos no a que las mujeres se casen con otras mujeres y viceversa. Como líder temeroso de Dios, no permita que esto ocurra”, afirmó la diputada Alice Ng’ang’a.

Kivuva dijo que no puede entender por qué, a pesar de la oposición de las más altas autoridades del país, el Tribunal Supremo sigue permitiendo a las personas LGBTQ+ el derecho a formar asociaciones. Crux  informó sobre la respuesta negativa del arzobispo Martin Kivuva Musonde de Mombasa:

“Es muy lamentable. Si legalizas algo, significa que lo estás promocionando Registrarlas (asociaciones LGBTQ) significa que estás dando vida a los comportamientos. Si te unes a un club de fútbol, significa que estás listo para jugar al fútbol”, dijo [Kivuva].

“Kivuva, de 71 años, se encuentra entre los prelados elegidos por la Asociación de Conferencias Episcopales Miembros de África Oriental para participar en el próximo Sínodo de Obispos sobre la Sinodalidad en el Vaticano, del 4 al 29 de octubre, donde, entre otros temas, se abordará la cuestión de la bendición. Se espera que surjan uniones entre personas del mismo sexo”.

El arzobispo también cuestionó el fallo de la Corte Suprema en la forma en que lo hizo, dado que los líderes del gobierno se oponían a reconocer a los grupos LGBTQ+. Sugirió que la decisión podría deberse a preocupaciones financieras:

Tuvimos una [reunión] con el anterior y el actual presidente y estaban claramente en contra de esto. ¿Por qué ocurre esto ahora? ¿Hay dinero de por medio? ¿El dinero cambia de manos? ¿Es el dinero lo único que necesitamos?, se preguntó.‘”

La referencia al dinero podría deberse a lo sucedido en la vecina Uganda, donde el Banco Mundial ha retenido fondos críticos para el país con el argumento de que “promulgó leyes draconianas contra los homosexuales. Nuestro objetivo es proteger a las minorías sexuales y de género de la discriminación y la exclusión en los proyectos que financiamos. Estas medidas se están debatiendo actualmente con las autoridade”, declaró el Banco Mundial en un comunicado sobre la suspensión de la financiación en Uganda.

El arzobispo Kivuva ha hecho un llamamiento a los kenianos para que sigan defendiéndose, una declaración que refleja otras anteriores de los obispos del país en relación con la sentencia del Tribunal Supremo de febrero. En aquel momento, los obispos insistieron en que la homosexualidad “busca destruir la vida” y que va contra el “orden natural de los seres”.

A principios de este año, cuando la Corte Suprema de Kenia falló por primera vez en este caso, el arzobispo Anthony Muheria de Nyeri dijo que el resultado era peligroso porque podría normalizar a las personas LGBTQ+ en Kenia, donde la homosexualidad está criminalizada. En 2019, el cardenal John Njue y el obispo Alfred Rotich apoyaron abiertamente la continua criminalización de la intimidad entre personas del mismo sexo cuando la Corte Suprema de Kenia consideró el asunto.

La situación de las personas LGBTQ+ en Kenia y los países vecinos es terrible y genera miles de refugiados, muchos de los cuales, y quizás la mayoría, son católicos, como detalla un artículo reciente en el National Catholic Reporter. Varios sacerdotes y hermanos religiosos han ofrecido apoyo a las comunidades LGBTQ+ allí, y los católicos de todo el mundo han expresado su solidaridad. Sin embargo, en general, los obispos de la región han respondido bastante mal.

La inclusión LGBTQ+ probablemente surgirá en la asamblea global para el Sínodo programada para el próximo mes en Roma, en la que participará el Arzobispo Kivuva. Un sacerdote jesuita de Camerún escribió recientemente que los delegados africanos probablemente se resistirían a los esfuerzos por ser más inclusivos con las personas LGBTQ+, dados sus profundos prejuicios culturales. Si bien las cuestiones de relaciones, bendiciones e identidades pueden ser más complejas, una declaración básica a la que la asamblea debería comprometerse es que las personas LGBTQ+ no deben ser criminalizadas y merecen protección contra la discriminación. De hecho, hacerlo sería simplemente ponerse al día con la posición del Papa Francisco  antes y después de su reciente viaje a África,

Un pasado de persecución y LGTBfobia de Estado

kenyaSon varios los artículos del Código Penal de Kenia (modificado en 2003) que castigan las relaciones homosexuales (página 99 del informe Homofobia de Estado de ILGA 2017). El artículo 162 establece penas de 14 años de cárcel para quienes «tengan conocimiento carnal con otra persona contra el orden de la naturaleza» o «quien permita que un varón tenga conocimiento carnal con él o ella contra el orden de la naturaleza».  El artículo 163, por su parte, castiga a «quien intente cometer alguno de los delitos establecidos en el artículo 162 comete delito grave y será penado con prisión de 7 años».

Asimismo, el artículo 165 establece que «el varón que, en público o en privado, cometa un acto de indecencia grave con otro varón, o indujera a otro varón a cometerlo con él mismo, o intentara inducir la realización de un acto similar, incluso con terceras personas, es culpable de un delito grave y será penado con prisión de 5 años». Según los datos del propio Gobierno de Kenia, solo entre 2010 y principios de 2014 se procesó a 595 personas por estos cargos.

Kenia es un país mayoritariamente cristiano (aunque con una importante minoría musulmana), en el que a las leyes vigentes y a la agresividad de las fuerzas policiales se suma una marcada homofobia social. Según un estudio del Pew Global Attitudes Project de 2013, únicamente un 8% de sus 44 millones de habitantes estaba dispuesto a algún reconocimiento social de los homosexuales, y un 90% consideraba tal orientación sexual inaceptable. La prensa alienta esta homofobia social: en mayo de 2015 se publicaba, en la portada de un periódico keniano, un listado con el nombre y la fotografía de las que supuestamente eran las doce personas gais y lesbianas más influyentes en el país, poniendo en grave riesgo su vida.

Aun así, existe en Kenia un valeroso grupo de activistas LGTB. Entre sus miembros se encuentra por ejemplo Denis Nzioka, que en 2012 trató de presentarse a las elecciones presidenciales como candidato y así visibilizar a la población LGTB. También David Kuria Mbote se presentó entonces como senador, aunque tuvo que cancelar su campaña debido a las fuertes amenazas recibidas y la falta de fondos. Su breve campaña, sin embargo, sirvió para que por primera vez un político abiertamente gay pudiera dirigirse a sus conciudadanos. El de Kuria es, como no podía ser menos, otro de los nombres citados en la publicación.

La salida del armario del escritor keniano Binyavanga Wainaina y el que se desarrollaran sin incidentes las protestas convocadas en Nairobi en 2014 contra la legislación ugandesa alentaban incluso la esperanza de una mayor apertura en Kenia para los derechos LGTB. Esperanza que vio luego truncada, como muestra la detención en julio de 2014 de sesenta personas en un club de ambiente de Nairobi. Incluso se ha presentado una iniciativa ante el Parlamento de la nación, que pretende que los actos homosexuales sean sancionados con cadena perpetua para los kenianos y lapidación para los extranjeros. El propio presidente Uhuru Kenyatta declaraba en 2015 que, si bien no permitiría “cazas de brujas” contra la población LGBT de Kenia, tampoco derogaría las leyes que castigan la homosexualidad debido a su gran aceptación social. En junio de 2016, un tribunal de este país consideraba “legal” y “razonable” usar torturas anales para incriminar a sospechosos de ser gais.  Kenyatta se reafirmaba en su posición en abril de este año tachando los derechos LGTB de asunto «no aceptable» y «sin importancia para el pueblo de la República de Kenia».

Otro gran revés para la población LGTBI de Kenia fue la negativa de su Tribunal Superior de Justicia a derogar la criminalización de las relaciones homosexuales en mayo de 2019 (no deberíamos olvidar, en este sentido, la campaña que CitizenGO, la marca internacional de la organización ultraconservadora HazteOír, llevó a cabo contra la despenalización).

En 2020. Kenia prohíbía la innovadora comedia romántica gay de Bollywood Shubh Mangal Zyada Saavdhan, y animaba “ve a verla en India”

El pasado mes de enero, era asesinado el activista LGBTQ Edwin Chiloba, y conocíamos que  Varias personas trans de Kenia buscaban  refugio en medio de las represalias tras la muerte de dicho activista.

Fuente Agencias/Robert Shine (él/él), New Way Ministry, 19 de septiembre de 2023/Cristianos Gays

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Periódico de Kenia publica una lista de personas homosexuales, promoviendo su persecución

Miércoles, 13 de mayo de 2015
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citizenEn Kenia “no hay lugar para la homosexualidad”

Nuevamente un periódico de un país africano pone en riesgo la vida de personas LGTB llevando a su portada sus nombres y fotografías.

La homosexualidad se ha convertido en un tema de actualidad en Kenia tras el fallo de un tribunal en el que obliga al gobierno a permitir el registro de asociaciones de gays y lesbianas después la justicia considerara que este colectivo necesita reconocimiento. El tribunal estimó que la religión y la moral imperantes no pueden socavar los derechos constitucionales, entre ellos el de asociación. También resolvió que las garantías recogidas en la Constitución de Kenia son aplicables a todos los ciudadanos, sea cual sea su orientación sexual.

Habrá que esperar al resultado de la apelación anunciada por el Foro de Cristianos Profesionales de Kenia, que se personó como parte afectada en el bando de los acusados, lo que motivaría la intervención del Tribunal Supremo, que es el que tiene la competencia final para la interpretación de la Constitución. En cualquier caso el fallo fue recibido con satisfacción por la NGLHRC. Sin embargo, Kenia no es un país precisamente fácil para las personas LGTB, y entraba dentro de lo previsible que sucediera algo como lo ocurrido ahora.

Después de que este fallo provocara la indignación de la mayoría de la población keniana, que se opone a la homosexualidad en el país, el popular semanario Weekly Citizen ha causado un gran revuelo en la capital después de que publicara los nombres y fotos de varios kenianos populares, señalándoles como homosexuales.

El periódico de KeniaWeekly Citizen” publicó en su portada un listado de personas LGBT, con nombres y fotos, bajo el titular “Top gays, lesbians list in Kenya out” (“Destapamos la lista de los principales gays y lesbianas de Kenia”), una acción que pone en peligro sus vidas. El diario de Nairobi, que se describe a sí mismo como “el periódico político más acreditado de Kenia”, muestra en su portada las caras de 12 personas, con nombre, apellidos y descripción. En las páginas interiores se hace una descripción al detalle de cada uno de ellos, incluso de los que no habían salido públicamente del armario. Algunos de ellos son conocidos internacionalmente como activistas por los derechos de la comunidad LGBT. En la lista también aparece un político y un cantante de gospel. Podemos ver entre ellos políticos, hombres de negocios, periodistas y activistas. Un día después, la edición en papel del periódico llevaba a su portada las fotografías de diez de ellos. Algunas son personas abierta y públicamente LGTB, pero no todas, y en cualquier caso la publicación explicita de sus nombres en una lista así les sitúa en una posición de alto riesgo. “Si los homófobos querían un objetivo, si la policía quería detener a alguien, si jóvenes antigays estaban buscando adolescentes a los que atacar, ahora ya tienen un rostro y un nombre”, ha declarado a Gay Star News el activista Denis Nzioka, precisamente uno de los nombres de la lista. “Ahora somos objetivos andantes”, ha añadido.

Entre los que están en la lista se encuentra Maina Kageni, un célebre locutor de radio; el profesor de la Escuela universitaria de Derecho de Buffalo (en el estado de Nueva York) Makau Mutua; el escritor Binyavanga Wainaina, abiertamente gay, o el periodista John Githongo y muchos otros se encuentran entre los que han sido mencionados en el periódico. Los activistas temen que este artículo forme parte de “una campaña para encender aún más al odio contra la comunidad LGBT”.

Aunque Citizen Weekly presenta la información como periodística y se cuida de no llamar expresamente a la violencia, lo cierto es que todo apunta a que el artículo se inscribe en una campaña de hostilidad hacia las personas LGTB. Los antecedentes de publicaciones similares en otros países africanos, muy singularmente en la vecina Uganda, no son desde luego alentadores: desde el tabloide Red Pepper, que publicó en 2014 lo que llamó el “top 200″ de los homosexuales ugandeses, hasta el asesinato en 2011 del activista ugandés David Kato tras ser uno de los 100 ciudadanos homosexuales cuyo nombre y fotografía habían sido publicados por Rolling Stone (otra publicación local), acompañados de la leyenda “Hang Them” (“a la horca”).

La homosexualidad es ilegal en Kenia, lo que obliga a muchos kenianos a permanecer en el armario. Los activistas temen que el periódico incite a la violencia colectiva, similar a cuando el activista ugandés David Kato fue asesinado después de ser “nombrados y avergonzados” en la primera página de un periódico sensacionalista en 2010. La diferencia con el caso de Uganda es que en el Weekly Citizen no se llama directamente a la violencia o al asesinato, como ocurrió entonces.

El vicepresidente del país, William Ruto, afirmó en una iglesia de Nairobi la semana pasada que no “hay lugar” para la homosexualidad en la sociedad keniana y que está dispuesto a proteger “la religión y los valores culturales” del país. “No vamos a permitir la homosexualidad en nuestra sociedad porque viola nuestras creencias religiosas y culturales”, dijo Ruto en la iglesia Jesus Winner Ministry de las afueras de Nairobi. “Vamos a estar junto a nuestros líderes religiosos para defender nuestra fe y nuestras creencias (…) No hay lugar para la homosexualidad en este país, se lo puedo asegurar”, añadió.

La difícil situación de las personas LGTB en Kenia

Kenia es un país mayoritariamente cristiano (aunque con una importante minoría musulmana) y profundamente homófobo, que castiga la práctica de la homosexualidad con penas de hasta 14 años de cárcel, en base a leyes heredadas de la época colonial británica. Precisamente a principios de este año informábamos de la detención de dos hombres, acusados de practicar la homosexualidad, víctimas de una operación policial más amplia, con la que se pretendería dar ejemplo tras salir a la luz unos informes que señalan un aumento del turismo homosexual en la zona costera del país.

A las leyes vigentes y a la agresividad de las fuerzas policiales, se suma una marcada homofobia social. Según un estudio del Pew Global Attitudes Project de 2013, únicamente un 8% de sus 44 millones de habitantes estaría dispuesto a algún reconocimiento social de los homosexuales, y un 90% considera tal orientación sexual inaceptable.

Sin embargo, como evidencia la noticia que nos ha ocupado, existe en Kenia un valeroso grupo de activistas LGTB muy productivo. Entre sus miembros se encuentra Denis Nzioka, que incluso trató de presentarse en las últimas elecciones presidenciales como candidato y así visibilizar a la población LGTB. También David Kuria Mbote se presentó como senador en las últimas elecciones, aunque tuvo que cancelar su campaña debido a las fuertes amenazas recibidas y la falta de fondos. Su breve campaña, sin embargo, sirvió para que por primera vez una persona abiertamente gay pudiera dirigirse a sus conciudadanos y ser escuchado.

La salida del armario del escritor keniano Binyavanga Wainaina y el que se desarrollaran sin incidentes las protestas convocadas en Nairobi el pasado 2014 contra la legislación ugandesa alentaban incluso la esperanza de una mayor apertura en Kenia para los derechos LGTB. Esperanza que se ha visto truncada, como muestra la detención en julio de 2014 de sesenta personas en un club de ambiente de Nairobi. Incluso se ha presentado una iniciativa ante el Parlamento de la nación, que pretende que los actos homosexuales sean sancionados con cadena perpetua para los kenianos y lapidación para los extranjeros.

Fuente Cáscara Amarga y Dosmanzanas

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“En Kenia no vamos a permitir la homosexualidad porque viola nuestras creencias”, según su vicepresidente

Jueves, 7 de mayo de 2015
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WILLIAM-RUTO-DOCKEn la mayoría de los países de África los homosexuales son perseguidos y castigados. Recordemos cómo hace unas semanas una ciudadana de Camerúm pedía asilo en España porque en su tierra natal era buscada por las autoridades por el simple hecho de ser lesbiana.

Al este de este continente se encuentra Kenia, otro estado en el que las personas LGBT no lo tienen mucho mejor. Y es que su vicepresidente William Ruto dice sin ningún tipo de tapujos que allí no “hay lugar” para la homosexualidad, y muestra su disposición para proteger salvaguardar “la religión y los valores culturales” del país africano, tal como afirmó en una iglesia de Nairobi.
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Unas declaraciones que coinciden con la visita a Kenia del secretario de Estado norteamericano John Kerry, que prometió abordar con las autoridades del país la defensa de los derechos humanos.

No vamos a permitir la homosexualidad en nuestra sociedad porque viola nuestras creencias religiosas y culturales”, sentenció el político en la iglesia Jesus Winner Ministry, tal como recoge el periódico The Star. “Vamos a estar junto a nuestros líderes religiosos para defender nuestra fe y nuestras creencias (…) No hay lugar para la homosexualidad en este país, se lo puedo asegurar”.

 

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