Cuidado con el Clericalismo
Del blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:
- La mies es mucha.
La Iglesia no es, no debe ser, un “ghetto”, un coto cerrado de personas más o menos religiosas. Mucho menos la iglesia es el clero, con el peligro del clericalismo en el que ciertamente hemos caído.
Sería un reduccionismo pensar que los trabajadores de la mies se refiera a los curas o a las vocaciones o a los seminarios. Francisco es muy consciente de que hemos de abandonar el clericalismo. En la visita a una parroquia de Roma decía el papa:
“Debemos extirpar el clericalismo de la Iglesia. Un párroco sin Consejo pastoral corre el riesgo de llevar la parroquia adelante con un estilo clerical, y debemos extirpar el clericalismo de la Iglesia. El clericalismo hace mal, no deja crecer a la parroquia, no deja crecer a los laicos”.
Id y predicad, que la mies es mucha. Francisco ha entendido muy bien cuando habla y desea una Iglesia de las periferias, una Iglesia que incluso puede padecer accidentes y enfermedades por andar a descampado, en las afueras: entre los pobres, en el mundo sociopolítico, en la educación de los niños y universitarios. La mies es mucha.
En el museo de la evolución, que se encuentra en Burgos, muestran un cerebro en formol. La Iglesia es -debe ser- primavera y vida, no formol. ¿A qué se debe si no la escasa o nula presencia de la Iglesia en los ámbitos políticos, culturales, en la sociedad? En lugar de transmitir el evangelio nos limitamos a atacar el ateísmo, el relativismo, el marxismo, los medios de comunicación, etc.
La Iglesia ha de estar donde se trabaja, se cultiva, se lucha, donde el pueblo sufre y vive.
Dice Francisco: “cuando la Iglesia se encierra, se enferma”; “prefiero mil veces una Iglesia accidentada a una que esté enferma por encerrarse en sí misma”.
- Los obreros pocos.
Ante todo, los obreros de la mies no son, al menos no son solamente los obispos y los curas. Obreros, trabajadores del Evangelio somos todos. Jesús nos llama a todos a ser testigos del Evangelio.
Da la impresión de que en muchos momentos y contextos no somos testigos del Evangelio sino más bien de un sistema religioso. Nos lamentamos de que la gente se haya marchado de la Iglesia, pero es que a veces da la impresión de que el Evangelio (buena noticia) está muy escasamente en los medios eclesiásticos. A muchos grupos y sectores no les interesa lo más mínimo nuestro mensaje. Les interesaría el Evangelio, pero no nuestro sistema.
Por otra parte, el mensaje de Jesús no se impone. El Evangelio no se extiende por proselitismo, sino por la atracción que tiene el mismo Evangelio.
- 0 volver al evangelio.
Los discípulos vuelven contentos porque han hecho obras, han expulsado demonios, etc. El éxito ejerce un gran atractivo. Al sistema religioso le vuelve loco los números: han asistidos miles de personas, tantas vocaciones, etc.
Lo que importa no es el éxito, sino el mérito, el trabajo callado, el servicio humilde.
La novedad de la Iglesia está en salir con el Evangelio. Hemos vivido años, décadas, de enquistamiento, de cerrazón. En algunas diócesis y movimientos religiosos seguimos en ese repliegue. Id, salid a las afueras, a todos los caminos. La Iglesia ha de salir de sí misma a la periferia, a dar testimonio del Evangelio y a encontrarse con los demás”.
Los obispos tenían que apoyar a sus curas y laicos cuando se equivocan por anunciar el evangelio.
- poneos en camino.
La actitud de camino, de Éxodo, de Emaús es muy humana y cristiana. Caminar en la vida -en todos los sentidos- y vivir en actitud de búsqueda y de camino es algo muy cristiano. Tanto en el orden de la misión, como en las búsquedas personales, en cuestiones doctrinales, ideológicas el ser humano es quien está abierto y en búsqueda:
Poneos en camino y no llevéis ni alforja, ni dinero, ni poder,
Llevad la buena noticia
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