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Sombra

Domingo, 4 de julio de 2021
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Sombras-y-lucesDomingo XIV del Tiempo Ordinario

4 julio 2021

Mc 6, 1-6

La desconfianza suele ser un mecanismo de defensa, que fácilmente adopta la forma de desprecio, como en este caso, y de descalificación gratuita.

 Como tantos otros mecanismos de ese tipo, pretende defender, en realidad, del propio malestar, probablemente no confesado y ni siquiera reconocido. Es como si, al descalificar al otro, me “calificara” a mí mismo. En este sentido, la desconfianza, el desprecio y la descalificación suelen ser síntomas y, por tanto, mensajeros de la propia sombra no reconocida ni aceptada. Ello explica que, habitualmente, vayan acompañados de acritud. Es sabido que la sombra se detecta porque aparece crispación, según la conocida ley: todo aquello que me crispa está en mí.

  Para salir de ese laberinto mortal, la puerta se halla en la aceptación de toda nuestra verdad, sin disimularla, maquillarla ni negarla. Porque la sombra no es mala; solo se convierte en algo hostil cuando la ignoramos y no la tenemos en cuenta. “La sombra solo resulta peligrosa ­-decía el psiquiatra Carl Jung- cuando no le prestamos la debida atención”.

  Si, en lugar de dejarme llevar por ella, en actitudes defensivas y descalificadoras, la acepto, reconociendo mis sentimientos, notaré que la sombra, antes temida y rechazada, me humaniza, me baja del pedestal al que me había subido mi ego neurótico y me hace humilde. Solo ese camino nos regala la paz, que únicamente podemos encontrar cuando abrazamos toda nuestra verdad.

  Y, al encontrarnos en la aceptación de toda nuestra verdad, habremos “encontrado” también a los otros. Porque la sombra aceptada y abrazada nos unifica y nos hace compasivos. Como diría el propio Jesús, cuando vemos la “viga” en el ojo propio podemos comprender la “mota” en el ojo del hermano (Mt 7,3). De ese modo, la energía antes devoradora se convierte en energía sanadora.

¿Sé que mi acritud y juicio o descalificación del otro es síntoma de mi sombra no reconocida ni aceptada?

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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¿Una homilía? Con la Biblia en una mano y el periódico en la otra

Domingo, 4 de julio de 2021
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1535107871_3pY1k5vjDel blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

  1. La biblia en una mano y el periódico en la otra

         Decía el gran teólogo luterano Karl Barth (1886-1968) que una homilía hay que hacerla con la Biblia en una mano y el periódico en la otra.

Esta homilía de hoy la comienzo con algunas grandes cuestiones, preguntas que impregnan hoy en nuestra realidad social y eclesial.

  1. Secularización, ateísmo

         Es evidente, si no nos tapamos los ojos, que en Occidente, -sobre todo en Europa- y en el último siglo y medio se ha producido una gran deserción de mucha gente de la religión, de las religiones cristianas. Constatamos cómo la descristianización, la secularización, el ateísmo, etc. empapan el tejido social-cultural de nuestros pueblos. “Dios ha muerto” y las iglesias están “medio vacías”.

         De esta constatación se deducen algunas preguntas:

         + ¿A qué se debe esta situación “atea” en la que nos encontramos?

+ ¿Será cierto que, a mayor desarrollo científico, económico, tecnológico, más desciende el nivel de religiosidad de los pueblos y de las gentes?

+ ¿Habrá que admitir que la religiosidad es cosa de pueblos primitivos, quizás rurales, de modo que, el hombre de la sociedad industrial ya no es religioso y ha de abandonar la fe como abandonamos la creencia en los Reyes Magos?

+ ¿Cuál o cuáles serán los caminos y contenidos de una fe sana?. (Absténganse fanáticos y religiosos terminales)

  1. Algunas consideraciones

03.1.  El ser humano -la humanidad- no ha sido atea, ni irreligiosa.

         El ateísmo es un fenómeno relativamente nuevo, nos viene de mediados del siglo XIX. Feuerbach (1804-182) fue el “primer ateo oficial”. Nietzsche (1844-1900) fue quien “proclamó” la muerte de Dios.

Sin embargo la humanidad ha sido -y es-  religiosa. Otro problema distinto es cuál sea el Dios o el ídolo en quien crea.

         Del mismo modo que el ser humano es inteligente (más o menos, pero inteligente), o es ser sexuado (otra cosa es si uno es casado, célibe, homosexual, etc,) pero somos seres sexuados, de esa misma manera somos seres religiosos.

Algunas ideologías tienen como Dios a la patria: lo estamos viendo en cada campaña electoral y en los parlamentos. Los partidos políticos tienen como Dios el poder. Muchas personas adoran el dios dinero, otras muchas personas se postran ante el dios eros, etc.

         El ser humano es, pues, religioso por naturaleza: nos re-ligamos con un Dios o con un  ídolo.

         Y conviene no equivocarse a la hora de elegir el dios que rija nuestra vida.

03.2   adaptación a los momentos y situaciones culturales en la historia.

         El cristianismo nace en un contexto judío –Jesús era judío- y ya el mismo San Pablo ha de hacer un esfuerzo por “traducir” el cristianismo a los moldes de la cultura griega. San Agustín, a finales del siglo IV y comienzos del V, vierte el cristianismo al pensamiento griego de Platón, que era el hábitat cultural de aquel tiempo en los pueblos mediterráneos. Así van entrando en el cristianismo conceptos griegos que hoy los vivimos espontáneamente, pero que originariamente no estaban presentes en el cristianismo: conceptos como inmortalidad, persona, pecado original, bautismo de niños, etc. son adaptaciones del cristianismo a la cultura de su tiempo.

         Se trata de la inculturación (término acuñado por el P. Arrupe). Inculturaciòn es el proceso de integración de una cultura en otra. Así por ejemplo: la Teología de la Liberación es el proceso de inculturación del cristianismo en Latinoamérica.

         Demos un paso más:

         Probablemente la Iglesia no ha entrado ni ha asumido la modernidad, no se ha inculturado en la modernidad-.

+       Pongamos que desde la época de Galileo (1564-1642) la Iglesia se lleva mal y a “regañadientes”, o más bien “no se lleva” con el mundo moderno, con las ciencias, la política, la democracia, etc. El pensamiento eclesiástico admite de mala gana el evolucionismo de Darwin (1809-1882) y en muchas iglesias evangélicas se prohíbe explicar que el ser humano viene por evolución y no por el barro, Adán y Eva, el paraíso, la manzana, etc. (teniendo estos mitos un gran valor simbólico y teológico).

         Tampoco la Iglesia se siente cómoda en la diversidad de las opciones políticas. La Iglesia “chirría” cuando se habla de democracia, de libertad.

En los sectores más conservadores de la Iglesia no se admite la interpretación de la Biblia, los géneros literarios en la misma, etc.

         A partir de la modernidad, que nace en los siglos XVII-XVIII se produjo una bifurcación entre mundo profano-científico y la Iglesia. Cada cual va por su lado y no se suelen dar momentos de encuentro.

03.3   Vaticano II

         El concilio Vaticano II supuso -hasta cierto punto- una presencia del Evangelio en el mundo y en los problemas del hombre moderno. Probablemente ese acercamiento fue debido -sobre todo- a la bonhomía de Juan XXIII. La bondad y sensatez de Juan XXIII fue más valiosa que toda la dogmática y legislación eclesiásticas.

         Probablemente el Vaticano II ha sido -hasta Francisco- el único momento de adaptación del cristianismo a la modernidad.

  1. El evangelio puede volver llenar la vida.

El Evangelio no es un bloque dogmático de creencias (Denzinger), ni un entramado de leyes (Código de Derecho), ni un amasijo de ritos estrictos, ni una permanente discusión acerca del poder. El evangelio es la buena noticia liberadora para el ser humano. El Evangelio es bondad.

Jesús estaba del lado del ser humano, no de la Ley, ni de los esquemas religiosos del Templo, de la sinagoga.

Jesús curaba enfermos, sanaba, daba de comer, acogía a mujeres, trataba con publicanos y pecadores, perdonaba, levantaba de la muerte.

         El Dios de Jesús no es un Dios tremendista, ni un Dios aliado con los poderes de este mundo, sino que Dios es Padre que acoge.

Soñaba el papa Francisco con una Iglesia que fuese un hospital de campaña, un lugar amable. La Iglesia, el sistema religioso que pretenden restaurar muchos obispos se parece más a un cuartel que a un hogar, pero el evangelio no se presenta a cañonazos y condenas.

El hombre moderno -ya más bien postmoderno- será creyente, cristiano si experimentamos y respiramos en la Iglesia bondad y amabilidad de Dios, si vivimos en respeto, libertad, sensatez.

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“Jonás, un profeta contracultural”, por Gonzalo Haya

Jueves, 27 de mayo de 2021
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Y… hoy me dedico especialmente este texto acerca del libro de Jonás

Invito a leer un simpático cuentecito del Antiguo Testamento que, con  una fina ironía teológica, nos da una imagen de Dios que muchos cristianos actuales todavía no han descubierto.

Es un cuentecito, dos páginas, que desarrolla la historieta de un profeta al que Dios envía a Nínive con tremendas amenazas si no se arrepienten de su inmoralidad. El profeta huye hacia el otro extremo del mundo para evitar esta ingrata tarea. En su travesía surge una tormenta, castigo de Dios por su desobediencia, y es arrojado al mar; se lo engulle un enorme pez, reza a Dios, y el pez lo devuelve a la playa. Ahora sí; va a Nínive (capital del Imperio asirio, enemigo tradicional de Israel y símbolo de crueldad y opresión), predica su amenaza, y Nínive se convierte desde el rey hasta el último habitante. Dios los perdona, el profeta se siente estafado, y Dios baja para apaciguarlo. Un cuentecito, conscientemente increíble como historia, pero literariamente excelente como apólogo.

Es contracultural. Parece que se escribió hacia el siglo V ó IV antes de Cristo, después de la vuelta de los cautivos de Babilonia, cuando Esdras y Nehemías habían impuesto una campaña para cimentar el nacionalismo judío entorno al Dios de Israel. Con este fin reescribieron la Torá y, para apartar a los judíos de los gentiles, exigieron el cumplimiento del descanso sabático y de los alimentos impuros,  y expulsaronn a las mujeres cananeas que se habían casado con los judíos. Contra este nacionalismo religioso, el profeta presenta a un Dios que ama también a los gentiles.

Es irónico. El profeta huye de Dios, se embarca hacia Tartesos (España) en dirección contraria a Nínive (Irak actual). Teme que va a arriesgarse en un país enemigo, para que luego Dios perdone a los malos, y su profecía no se cumpla. ¿Orgullo profesional herido? En aquellos tiempos existía la profesión de profetas, a los que se pagaba como a los videntes actuales, y ni el pueblo ni los reyes sabían distinguir entre los profesionales y los enviados por Dios. Nuestro profeta se enfada, Dios (al que ni siquiera los profetas podían mirar directamente) conversa aquí amigablemente con él tratando, con poco éxito, de calmarlo; pero Jonás le replica justificando su enfado: ¡Claro que me enfado! Y mortalmente.

Es profundamente teológico. No porque los evangelistas relacionaran la resurrección de Jesús con el episodio de la ballena, sino porque sabe que el Dios de Israel no es un Dios nacionalista, es el Dios de todos los pueblos, y no sólo para castigarles sino para amarlos, para compadecerse de sus sufrimientos. No es un Dios que premia a los buenos y castiga a los malos, sino que ama a los buenos y a los malos.

Yo sabía que eres un Dios compasivo y clemente, lento para enojarte y de gran misericordia; yo sabía que te arrepientes de las amenazas.

El enfado del profeta no es sólo por su desprestigio; deja ver un cierto resentimiento por ese amor que Dios muestra por unos gentiles, que además están ignorando los mandamientos que el pueblo de Dios trata de observar a regañadientes. También los cristianos sabemos de estos resentimientos al condenar tajantemente a los malos que no cumplen los mandamientos. ¿Creemos que Dios ama y perdona a Boko Haram?

La teología de este profeta anticipa lo que más tarde mostrará Jesús en la parábola de la oveja perdida, la del jornalero de la última hora que cobra igual que los que echaron la jornada completa, y la del hermano mayor enfadado por el recibimiento del padre al hijo pródigo. Es irónico hasta el final:

Entonces le dijo el Señor. Tú te apiadas de un arbolito que no has plantado…

¿No voy yo a compadecerme de Nínive, esa gran ciudad en la que viven más de ciento vente mil ignorantes y en la que hay mucho ganado?

Gonzalo Haya

Fuente Atrio

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Nuestra vocación profética

Lunes, 1 de marzo de 2021
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Del blog Amigos de Thomas Merton:

SISTO-AND-MERTON

Para vivir proféticamente, tenemos que escrutar e indagar los factores que están detrás de los hechos. Tenemos que ser conscientes de que hay contradicciones. En cierto sentido, en ello consiste nuestra vocación profética: en registrar y sufrir las contradicciones de la sociedad. Esta es la cruz que hoy en día nos toca llevar. Porque nosotros mismos somos en parte responsables. Una cruz más pesada aún es, para muchos de nosotros, la de las contradicciones en el seno de la Iglesia. Y las contradicciones de nuestro pasado y nuestras vidas cristianas, contradicciones de las que no somos totalmente responsables, pero que tenemos que aceptar, afrontándolas constantemente. Tenemos que trabajar con ellas y resistir la tentación de culpar a otros de nuestros errores.

Leamos a los profetas del Antiguo Testamento. Su mayor problema consistía en eso, en que eran profetas. Jeremías no quería ser profeta. Y, en cierto sentido, nosotros estamos en el mismo brete. Dios nos impone la carga de sufrir las contradicciones de nuestro mundo y de la Iglesia, y la de revelarlas en la medida en que somos honestamente capaces de hacerlo“.

*

Thomas Merton

Los manantiales de la contemplación

***

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“Jonás, un profeta contracultural”, por Gonzalo Haya

Miércoles, 27 de mayo de 2020
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Y… hoy me dedico especialmente este texto acerca del libro de Jonás

Invito a leer un simpático cuentecito del Antiguo Testamento que, con  una fina ironía teológica, nos da una imagen de Dios que muchos cristianos actuales todavía no han descubierto.

Es un cuentecito, dos páginas, que desarrolla la historieta de un profeta al que Dios envía a Nínive con tremendas amenazas si no se arrepienten de su inmoralidad. El profeta huye hacia el otro extremo del mundo para evitar esta ingrata tarea. En su travesía surge una tormenta, castigo de Dios por su desobediencia, y es arrojado al mar; se lo engulle un enorme pez, reza a Dios, y el pez lo devuelve a la playa. Ahora sí; va a Nínive (capital del Imperio asirio, enemigo tradicional de Israel y símbolo de crueldad y opresión), predica su amenaza, y Nínive se convierte desde el rey hasta el último habitante. Dios los perdona, el profeta se siente estafado, y Dios baja para apaciguarlo. Un cuentecito, conscientemente increíble como historia, pero literariamente excelente como apólogo.

Es contracultural. Parece que se escribió hacia el siglo V ó IV antes de Cristo, después de la vuelta de los cautivos de Babilonia, cuando Esdras y Nehemías habían impuesto una campaña para cimentar el nacionalismo judío entorno al Dios de Israel. Con este fin reescribieron la Torá y, para apartar a los judíos de los gentiles, exigieron el cumplimiento del descanso sabático y de los alimentos impuros,  y expulsaronn a las mujeres cananeas que se habían casado con los judíos. Contra este nacionalismo religioso, el profeta presenta a un Dios que ama también a los gentiles.

Es irónico. El profeta huye de Dios, se embarca hacia Tartesos (España) en dirección contraria a Nínive (Irak actual). Teme que va a arriesgarse en un país enemigo, para que luego Dios perdone a los malos, y su profecía no se cumpla. ¿Orgullo profesional herido? En aquellos tiempos existía la profesión de profetas, a los que se pagaba como a los videntes actuales, y ni el pueblo ni los reyes sabían distinguir entre los profesionales y los enviados por Dios. Nuestro profeta se enfada, Dios (al que ni siquiera los profetas podían mirar directamente) conversa aquí amigablemente con él tratando, con poco éxito, de calmarlo; pero Jonás le replica justificando su enfado: ¡Claro que me enfado! Y mortalmente.

Es profundamente teológico. No porque los evangelistas relacionaran la resurrección de Jesús con el episodio de la ballena, sino porque sabe que el Dios de Israel no es un Dios nacionalista, es el Dios de todos los pueblos, y no sólo para castigarles sino para amarlos, para compadecerse de sus sufrimientos. No es un Dios que premia a los buenos y castiga a los malos, sino que ama a los buenos y a los malos.

Yo sabía que eres un Dios compasivo y clemente, lento para enojarte y de gran misericordia; yo sabía que te arrepientes de las amenazas.

El enfado del profeta no es sólo por su desprestigio; deja ver un cierto resentimiento por ese amor que Dios muestra por unos gentiles, que además están ignorando los mandamientos que el pueblo de Dios trata de observar a regañadientes. También los cristianos sabemos de estos resentimientos al condenar tajantemente a los malos que no cumplen los mandamientos. ¿Creemos que Dios ama y perdona a Boko Haram?

La teología de este profeta anticipa lo que más tarde mostrará Jesús en la parábola de la oveja perdida, la del jornalero de la última hora que cobra igual que los que echaron la jornada completa, y la del hermano mayor enfadado por el recibimiento del padre al hijo pródigo. Es irónico hasta el final:

Entonces le dijo el Señor. Tú te apiadas de un arbolito que no has plantado…

¿No voy yo a compadecerme de Nínive, esa gran ciudad en la que viven más de ciento vente mil ignorantes y en la que hay mucho ganado?

Gonzalo Haya

Fuente Atrio

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“Una voz grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.”

Domingo, 8 de diciembre de 2019
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12

Juan Bautista

 Cual greñudo y piloso nazareno,
amigo de alimañas y de fieras,
piel de camello sobre cuerpo enjuto,
como hijo del ayuno y de la estepa,
Juan Bautista predica en el desierto,
-inhóspito desierto de Judea-
y anuncia la llegada del Mesías,
de quien es precursor y fiel profeta.
Y dice que se siente indigno siervo
de soltar sus sandalias y correas.

¡Allanad y hacer rectos los senderos;
preparad los caminos del señor,
porque a punto de llegar está el Mesías
y exige “metanoia”, conversión.
Los que esperáis ansiosos su llegada
del Mesías -Ungido del Señor-
purificad los cuerpos y las almas
en las aguas del Jordán y del perdón!

Y cuando aquel cobarde rey Herodes
mande un día te corten la cabeza,
y Salomé, danzante, se la sirva
en preciosa plateada bandeja,
todos verán, beodos y asombrados,
que tú aún sigues con la boca abierta
gritando la Verdad que nunca muere,
gritando la Verdad a boca llena.

¡Qué bien supiste, Juan, ser de Jesús
su precursor, testigo y fiel profeta!

*

José Luis Martínez

***

Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando:

“Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.”

Éste es el que anunció el profeta Isaías diciendo: “Una voz grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.” Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.

Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo:

“¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: “Abrahán es nuestro padre”, pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.”

*

Mateo 3,1-12

***

 

Los Padres del desierto consideraron la sociedad como un barco a la deriva que hay, que abandonar lanzándose a nadar a fin de salvar la vida (…). Éstos eran hombres que creían que dejarse llevar por la corriente aceptando pasivamente los principios y valores de la sociedad era pura y simplemente un desastre.

Nuestra sociedad no es precisamente una comunidad que irradia el amor de Cristo, sino una peligrosa red de dominación y manipulación en la cual podemos quedar atrapados y perecer. La pregunta fundamental que tendremos que hacernos es si nosotros estamos ya tan modelados por los poderes seductores del mundo de las tinieblas que nos hemos vuelto ciegos para ver nuestro desgraciado estado y el de los que nos rodean y hemos perdido ya la motivación necesaria para lanzarnos a nadar y salvar así nuestras vidas.

*

H. J. M. Nouwen,
El camino del corazón,
Madrid 1986, 16-17.

***

***

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Mujer, laica, profeta y mística

Sábado, 18 de mayo de 2019
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concecion-cabrera4 de mayo de 2019, Basílica de Guadalupe (México)
Beatificación de Conchita Cabrera
Mari Paz López Santos
Madrid

ECLESALIA, 03/05/19.- Al conocer la noticia de la beatificación de Conchita Cabrera, me alegré mucho y pensé que me uniría a la celebración escribiendo sobre algo sobre ella.

Luego me entraron las dudas y surgieron las preguntas: ¿Qué puedo escribir sobre esta persona que conozco tan poco? ¿Qué decir de una mujer que nació y vivió en un tiempo y una sociedad tan diferente, a nivel religioso, social, cultural, al que yo he vivido y en ello sigo?

De forma muy sencilla puedo compartir mi experiencia personal, lo que me llegó de Conchita a través de otros, acercándome a una espiritualidad de la que bebí durante bastantes años.

En 1984 nos cambiamos de casa, en otro barrio de Madrid. Fuimos recorriendo las parroquias más cercanas a nuestro nuevo domicilio, pero no sentíamos sintonía. Unos amigos nos hablaron de una parroquia que quedaba cerca aunque había que ir en coche. Un domingo nos acercamos con nuestros tres niños, bastante pequeños, a la misa de doce. Sin preguntar. Fallo. En esta parroquia (1) la misa empezaba a las… ¡doce menos cuarto! Curioso.

Hubo algo que ya nos introdujo en un “estar” al que quieres volver. La iglesia es preciosa y su estructura en forma de enorme tienda de campaña circular, te adentra en la liturgia con aires de acogida, de abrazo… “la tienda del encuentro”. Pero la homilía del sacerdote (2), que celebraba me impactó. Nos impactó. Tenía un reconocible acento mexicano.

No recuerdo las lecturas, no sé de qué trataba el evangelio pero salí diciendo por dentro: “A mí esto nunca me lo habían contado así”. Volvimos con nuestros tres niños al domingo siguiente, y al otro y otro más. Empezamos a avisar a nuestros amigos cercanos del nuestro descubrimiento, y se fueron uniendo un domingo, otro y otros más… La misa de doce menos cuarto se convirtió en algo a lo que nadie quería faltar.

No era solamente el carisma de un sacerdote a la hora de comunicar, era algo más. Cuando pude asistí a otras misas, a la tarde, en días de diario, fiestas, etc. y siempre notabas un no sé qué, no te ibas de vacío. La liturgia sencilla, alegre, orante, acogedora… y la palabra Amor, de Dios, de los hermanos, a los hermanos, etc. era el lenguaje común a todas las celebraciones.

¿Quiénes son?, le pregunté un día a alguien que vi moviéndose por la iglesia como si fuera de casa. Me contó que eran Misioneros del Espíritu Santo (nunca había oído hablar de esa orden), que fue fundada por una mujer mexicana, a principios del siglo XX, que era laica, casada y madre de nueve hijos. ¡En serio, qué interesante!… es lo que pude añadir junto a mi cara de sorpresa.

Las carreras del domingo a la mañana para llegar con nuestros tres hijos a la misa de “doce menos cuarto” las recordamos con mucho humor. Y nos fuimos adentrando en la vida de la parroquia. Vinieron los tiempos de catequesis, comuniones, grupos de pastoral juvenil para nuestros hijos; mi grupo de oración, Navidades, Semanas Santas, convivencias, ejercicios, etc.

Mientras en el fondo, en lo interior, iba reconociendo esa lluvia fina de una espiritualidad que va calando; al tiempo que descubría el sendero que Dios me ponía delante para que, si quería, fuera dando pasos hacia delante en mi vida espiritual y de fe.

En algún momento pedí me recomendaran algún libro sobre la fundadora la orden, que coloquialmente llamaban Conchita, y me lo compré (3).

Y ahora sigo hablando directamente a Conchita:

¿Sabes qué pasó, Conchita? Que le di vueltas al libro, pase hojas, volví a pasarlas, me detuve cuando dices:

“Crecí como la hierba de los campos, al natural, y qué poco entendí, ¡Dios mío” tus gracias y tus favores, la predilección tan singular con que siempre has cubierto mi pobre alma… Siempre he tenido la inclinación a escribir. (…) En esa hacienda todas las noches a la oración, al oscurecer, sentía que mi alma se remontaba de la tierra buscando con anhelo a Dios; era una hora favorita en la que embargaba a mi alma algo, siempre aquel algo que yo no entendía pero que me elevaba de la tierra haciéndome buscar el cielo!…” (4).

Pero no era mi momento, el lenguaje y la forma de expresar tu profunda espiritualidad me resultaban  complejos. Creo que ha sido un acierto que respetaran tus palabras sin intentar “traducirlas”, es decir, europeizarlas o adecuarlas a los modos de estos tiempos.

“El total de los escritos presentados en Roma para el proceso de beatificación de Conchita Cabrera de Armida es casi de 65.000 páginas. Estos millares de páginas escritas con su propia mano, en medio de las tareas y cuidados de la vida de familia, sin descuidar la atención de sus nueve hijos, a los que amamantó, cuidó e instruyó, nos muestras una prodigiosa actividad como escritora”. (5)

Se necesitarían varias vidas para poder adentrarse en tu patrimonio escrito. Pero lo que sí sé es que dejaste el mensaje de Dios en tu persona para que quien se acerque a ti, ya sea por escrito o a través de quienes sean fieles al carisma que transmitiste, lo hagan llegar con docilidad y transparencia. Seguro será un gran tesoro para la vida de mucha gente.

Naciste el 8 de diciembre de 1862, en San Luis Potosí (México), en una familia con posibles, recibiste educación en casa, y a los 21 años (1884) te casaste con Francisco Hermida y vas teniendo hijos (siete chicos y dos chicas), al mismo tiempo que la misión para la que has sido llamada por Dios va dando a luz las primera ramas  de las Obras de la Cruz:

  • 1895  Apostolado de la Cruz. Para laicos, sacerdotes religiosos, religiosas y obispos.
  • 1897 Las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús. Religiosas contemplativas.

En 1901 muere tu marido, tienes que hacerte cargo de la hacienda y seguir atendiendo a tu familia. Pero tu vida interior de mística “en medio del mundo, sin ser del mundo” según decías, sigue avanzando y crecen más ramas en las Obras de la Cruz.

  • 1909  Alianza de Amor. Para laicos.
  • 1912  Fraternidad de Cristo Sacerdote. Asociación de sacerdotes tanto seculares como religiosos.
  • 1914  Misioneros del Espíritu Santo, sacerdotes religiosos.

Viendo esta relación de fechas, no puedo olvidar que en el 1910 se inició la Revolución Mexicana y que el proceso de fundación tuvo que ser vivido desde lo oculto, ya que había persecuciones.

¿Cómo una mujer pudo llegar a esto? Dios te pide y tú aceptas. Es el Fiat de María, que se repita a través de la historia de la humanidad que lleva dentro, aún sin reconocerlo tantas veces, el germen de la redención… de Jesús con nosotros.

¿Cómo una laica de tu tiempo se adelantó a un tiempo futuro? Dejaste bien claro que la santidad es cosa de todos. No sólo de sacerdotes y religiosos. Los laicos y laicas llamados desde el bautismo a la santidad. Todavía quedaba bastante tiempo para que el Concilio Vaticano II hablara con claridad sobre este tema en la Constitución Lumen Gentium. Sí, creo que fuiste profeta en tu tiempo para los tiempos venideros.

Desde niña tuviste mirada contemplativa. Vivías la vida con esa sana y también costosa tensión de que lo divino y lo humano van de la mano. Fuiste una gran mística y dejaste tu testimonio como herencia para quienes siguen el carisma de la Obras de la Cruz, para la Iglesia y para la humanidad.

El evangelio del día que escribo (Mt 11, 25-30), en la segunda semana de Pascua, no ha podido ser más oportuno y motivador: “Gracias, Padre, Señor del cielo y la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien”.

Esa eres tú, Concha, te dejaste hacer, aceptando sin reservas el apapacho (6) de Dios

  1. Parroquia de N.S. de Guadalupe (Madrid)
  2. Sergio Delmar Junco, misionero del Espíritu Santo
  3. “DIARIO ESPIRITUAL DE UNA MADRE DE FAMILIA-Concepción Cabrera de Armida” (m.m.Philipon, Editorial Desclée de Brouwer, 1987)
  4. Íbid., pág. 31
  5. “ECO DE MIS AMORES-Selección de textos de Concepción Cabrera de Armida”, CIDEC, México 2010, pág. 33
  6. “Apapacho” es como se dice en México “Abrazo”.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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Hoy se cumple esta Escritura

Domingo, 3 de febrero de 2019
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Claridad

Decir el pan, la lucha, el gozo, mel llanto,
el monótono sol, la noche ciega.
Verter la vida en libación de canto,
vino en la paz y sangre en la refriega.

Desnuda al viento mi palabra os llega.
Sobre la plaza de la fiesta canto.
Pido que todos entren en la siega.
Vengo a espantar las fieras del espanto.

Mediterráneamente luminosa
escancio en mi palabra cada cosa,
vaso de luz y agua de verdad.

Si el Verbo se hace carne verdadera,
no creo en la palabra que adultera.
Yo hago profesión de claridad.

*

Pedro Casaldáliga
El Tiempo y la Espera, Sal Terrae, 1986

***

En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga:

– “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.

Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios.

Y decían:

– “¿No es éste el hijo de José?”

Y Jesús les dijo:

“Sin duda me recitaréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún.” Y añadió: “Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, mas que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, mas que Naamán, el sirio.”

Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo.

Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

*

Lucas 4, 21-30

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Me parece urgente volver a tomar conciencia de la naturaleza profética de la Iglesia. Fue en Pentecostés cuando nació como pueblo profetice Pero esta vocación significa prestar una atención constante a la venida del Reino de Dios en la historia. Testimonio, palabra y sabiduría son las tres manifestaciones de la cualidad profética de la Iglesia. Ahora bien, en la raíz del testimonio de vida y de la palabra explícita está el «sentido de la fe». Hablar de «sentido de la fe» significa reconocer que cada cristiano, al esforzarse por ser fiel a Cristo y a la inspiración de su Espíritu, recibe una iluminación que le permite discernir lo que debe o no debe hacer. Puede encontrar, en una situación concreta, lo que requiere la fe. Con todo, debe verificar, evidentemente, con los otros eso que intuye.

El profetismo no es una predicción del futuro, sino una lectura honda del presente. A partir de esta lectura, podemos detectar qué palabra y qué acción son urgentes. En una Iglesia que ya no se encuentra en una posición de fuerza en la sociedad, el cristiano vuelve a disponer de la posibilidad de lanzar una propuesta más libre y un testimonio más convincente: dice lo que tiene que decir, expresa lo que considera que está obligado a expresar. Ser profeta hoy podría significar disponer de la libertad de ser una instancia crítica, considerando con desprendimiento las seducciones actuales: individualismo, comodidad, seguridad… La conciencia escatológica que habita en la vocación cristiana debe infundir el valor necesario para ir contracorriente en algunas cuestiones, como la familia y la esfera conyugal.

La respuesta cristiana echa sus raíces en una elevada concepción del ser humano y en la convicción de que no estamos atados a la repetición de lo que siempre es igual: de que es posible la novedad. El cristianismo debe manifestar hoy su capacidad de humanización del hombre, que es la vía de la verdadera divinización.

*

B. Chenu,
«La chiesa popólo di profeti», en Parola spiríto e vita 41 [2000],
238-239.246, passim.

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03.02.19. Disputa de Nazaret: Sólo para los nuestros o mesías para todos

Domingo, 3 de febrero de 2019
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50666062_1162442780599579_1068189200085417984_nDel blog de Xabier Pikaza:

Domingo 4 tiempo ordinario. Ciclo C. Lc 4, 21-30. El evangelio del domingo anterior presentaba el comienzo del Sermón de Jesús en Nazaret. Éste sigue presentando la disputa posterior. Como buen hijo de José, Jesús tendría que haberse preocupado sólo de sus paisanos “nazoreos” (judíos mesiánicos nacionalistas, como se supone que era José). Pero él supera la visión “ortodoxa” de su padre y ofrece su buena nueva a todos los necesitados (como los antiguos profetas “galileos”: Elías y Eliseo). Por eso nace la disputa.

‒ Insiste en la liberación de los pobres, poniendo como lema de su misión la apertura a los necesitados, y no el triunfo nacional israelita.‒ Deja a un lado el tema de la venganza (la victoria sobre los enemigos), presentando así implícitamente un programa de liberación para todos los pueblos.

Sus paisanos de Nazaret le acusan de ello y quieren lincharle. El discurso de Jesús, proclamado en el centro neurálgico del mesianismo judío en Galilea (ante sus paisanos nazarenos/nazoreos, defensores de una política fuerte de defensa nacional) va en contra de los intereses de su gente. Por eso, ellos rompen con él….y Jesús tiene que “romper” con ellos.

Ésta es la primera gran disputa de Jesús, y ella nos sitúa ante un tema todavía no resuelto: la relación de Jesús (y del cristianismo) con el judaísmo nacional , con los intereses de una Iglesia establecida.

rechazadoÉste es el problema actual sangrante de la buena sociedad actual… que defiende sus intereses de grupos.., expulsando (dejando fuera) a millones y millones de personas de otros pueblos, de otros grupos sociales, extranjeros y distintos.

El resultado de esta disputa de Jesús con los nazoreos/nazareos y en el fondo con José sigue definiendo la esencia del cristianismo, aunque es posible que muchos (que seguimos leyendo el pasaje de forma “piadosa”) tenemos dificultad en entenderlo.

— Imagen 3: Una escena normal de linchamiento, en contra de un “negro”, alguien que rompe la unidad social de los “buenos” en la “vieja” USA
Buen domingo a todos.

Texto. Lucas 4, 21-30

En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.” Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios.

Y decían: “¿No es éste el hijo de José?”Y Jesús les dijo: “Sin duda me recitaréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún.”

Y añadió: “Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino sólo una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, sino sólo Naamán, el sirio.”

Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

1. Introducción. Para situar el tema

El contraste entre Jesús y su pueblo (su familia) aparece en Mc 6, 1-6 y de forma parecida en Mt 15, 35-38, aunque todo nos permite suponer que la versión de Marcos (y Mateo) es históricamente menos exacta, porque ellos quisieron eliminar los “rasgos” nacionalistas de Jesús. Lucas, en cambio, conserva mejor el tenor original de la escena, “difuminado” por Marcos, en un sentido teológico, pero históricamente menos verosímil.

El texto de Luchas sigue siendo “teológico” (recrea una escena ideal de controversia mesiánica), pero es mucho más histórico que el de Marcos. Además, tiene la ventaja de hacernos ver mejor el trasfondo familiar de Jesús, vinculándole y separándole de “padre” José.

No sabemos si Jesús se enfrentó en su juventud a José (transmisor de las promesas nazoreas, educador primordial de Jesús), ni sabemos cuando debió morir José. Pero lo cierto es que, según el evangelio de Lucas, los vecinos de Nazaret (sus vecinos) suponen que Jesús no siguió en la “buena línea” de su “padre”, que fue de hecho un “renegado” (rebelde a su padre, y digno de muerte por ello).

1) Lucas presenta la escena de un modo solemne, como introducción de todo el evangelio, citando aquí el sermón programático de Nazaret (¡Anunciar la libertad a los cautivos!: Lc 6, 18-20), que aparecía en la liturgia del domingo anterior. Éste no es un sermón más de Jesús, es “su sermón”, su declaración básica de intenciones, ante los nazoreos de Nazaret, que van a “expulsarle” de su grupo (van a condenarle, por contrario a su padre José, por contrario a los verdaderos principios nazoreos). ((Varias veces he presentado en este blog la identidad y “teología” básica de los nazoreos mesiánicos)).

2) En vez de referirse a la madre y hermanos, Lucas cita a José de un modo muy significativo. Es evidente que todos en el pueblo conocen a José y que al preguntar ¿no es éste el hijo es José? no están refiriéndose a un parentesco biológico (dado por supuesto), sino “ideológico y práctico”. Los nazoreos/nazarenos están afirmando retóricamente que Jesús no sigue en la línea de su “padre” que para ello es la buena, de forma que Jesús aparece así como “renegado”.

3) Jesús se defiende apelando a dos famosos profetas del entorno galileo (Elías y Eliseo), quienes, siendo muy israelitas, han abierto su acción sanadora a personas del “odiado” entorno: fenicios y sirios. Él no niega su identidad “nazorea”, sino todo lo contrario. Pero en vez de vincularse directamente con el David rey nacional (al que apelan sus adversarios, al menos implícitamente) apela a los grandes profetas universales de la historia israelita, que siendo creadores de Israel fueran, al mismo tiempo, hombres abiertos a los gentiles, a quienes ofrecieron su servicio (sus curaciones).

4) Todo culmina en un linchamiento frustrado. Jesús ha roto con Nazaret, que parece una aldea de nazoreos mesiánicos; ha roto con sus principios mesiánicos, rechazando los ideales de su padre José y de su gente nazorea. Evidentemente, es digno de muerte (los que van en contra de los padres deben morir, según una norma esencial del Deuteronomio: 21, 18-21). Quieren matarle, y tienen derecho para hacerlo. Pero Jesús podrá escaparse, porque es sábado… Ésta “herida y ruptura” entre Jesús y su “padre” (y su gente nazorea) está en el origen del mensaje cristiano.

5) La figura de José ha sido recuperada “piadosamente” (en ámbito de fe) por Mt 1-2 y Lc 1-2 y así la venera la Iglesia (aunque de forma quizá muy insuficiente e incluso vergonzante). Todo nos permite suponer que la figura del José real, un recio nazareo, nacionalista mesiánica (en una línea que estaría más cerca de los celotas posteriores), aparece aquí mejor esbozada (lo mismo que en Jn 1, 45 y 6, 42, confirmándose así, una vez más, las conexiones entre Lc y Jn). La Iglesia necesita una recuperación del auténtico José, padre real de Jesús (no putativo, en sentido piadosito), nacionalista judía…, un José a quien Jesús se opone, según sus paisanos.

6) Se plantea así un tema apasionante, tanto en relación a José (un “justo” nazareo, buen judío mesiánico), como en relación con Jesús, su “hijo”, que aparece abriendo un camino de mesianismo universal, que está en la base del cristianismo. Es claro que no puedo desarrollar todos los temas aquí implicados, pero intentaré esbozar los más importantes, dejando quizá para otro día la figura de José y el sentido de la evocación de Elías-Eliseo. Quien se sienta interesado por el tema sigue leyendo.

2. Conexión con el texto anterior (Lc 4, 16-20).

Este pasaje es una continuación (y desenlace) del que hemos comentado en el domingo anterior: Jesús presenta en la sinagoga de su pueblo (de su gente nazorea) su programa mesiánico, su discurso de investidura:

a) Jesús viene a cumplir la gran promesa mesiánica de la liberación de los cautivo, el anuncio del año de Gracia del Señor… (cf. Lc 4, 18-20). Es una palabra central del mensaje israelita, una promesa de salvación mesiánica de Isaías… Pero como indiqué el domingo anterior Jesús no ha citado el texto de un modo completo, pues ha dejado a un lado (quizá ostentosamente) la parte relacionada con el juicio de Dios y la condena contra los enemigos de Israel.

b) Sus paisanos de Nazaret (nazoreos) le echan en cara su ruptura y diferencia respecto de José, con cuya tradición quieren enfrentarle. Así le presentan como un hombre que no es fiel a las tradiciones patriarcales de los nazareos, al abrir la promesa de Dios a los de fuera.

c) Jesús invoca para defenderse a Elías y Eliseo, figuras importantes de la tradición popular de Israel, vinculadas de un modo especial con Galilea. De ellos hablan con extensión los libros de 1 y 2 Reyes. Elías se abre a los extranjeros, alimenta a la viuda de Sarepta y resucita a su hijo… En esa línea de apertura hacia los de fuera se sitúa el mensaje y camino de Jesús. Por su parte, Eliseo: cura a Naamán el sirio… Su acción de sanador se abre más allá de las fronteras de Israel, rompiendo los límites de un nacionalismo religioso estricto.

3. Disputa de Nazaret: todos los pobres

Como he dicho, Jesús empieza afirmando que todo el programa de Isaías (entendido como promesa de liberación universal) se ha cumplido “hoy”, en el hoy de Nazaret, que aparece así como signo y principio de una misión universal. Es evidente que, en esta línea, la “iglesia” o movimiento de Jesús empieza en Nazaret. De “Nazaret a todo el mundo”, ese sería su programa. Jesús se presenta así “nazoreo” universal de la liberación mesiánica. Pero los “nazoreos” nazarenos no le admiten. Éste es el centro de la trama:

1. Los nazoreos-nazarenos condenan a Jesús, aunque al principio parecen admirarlo. Le condenan porque, al parecer, no actúa como José (¿no es éste el hijo de José?), es decir, porque quiere ayudar a todos los pobres y cautivos del mundo, no sólo a los judíos, porque cita y aplica mal el texto de Isaías.

4. Jesús se apoya en los profetas Elías y Eliseo, que ayudaban a los pobres de los pueblos del entorno, no sólo a los judíos (ayudaban y curaban a los sirios y fenicios), preocupándose no sólo de los nacionales (los judíos, los buenos cristianos, los españoles), sino también de los de fuera (no judíos, no cristianos, no españoles…).

4. Jesús y la ley Charles Lynch (1736‒1796), juez de Virginia

LincharLos nazarenos quieren “ajusticiar a Jesús”, porque no responde a los ideales de su nación, porque no es buen judío, y lo quieren hacer a través de un proceso de linchamiento (Ley de Lynch) colectivo, perfectamente estudiado por los antropólogos. Se trata de matar entre todos (como en la lapidación), pero de matar sin golpear directamente, acorralando al “ajusticiado” de tal forma que él mismo tiene que caer al precipicio y matarse. Es además un día de Sábado, y los buenos israelitas no pueden tirar piedras, ni dar golpes, pero pueden ir acorralando a Jesús hasta que se despeñe por el mundo.

Como he dicho, todos los textos clásicos de antropología citan casos como éste. Pero Jesús logra marcharse, abriéndose paso entre el gentío airado, aunque el texto no dice cómo (con qué resortes psicológicos o sociales)… Quizá simplemente abriéndose paso con decisión, porque es sábado y no pueden tocarle y empujarle. Leer más…

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Fracaso de Jesús en Nazaret. Domingo 4º. Ciclo C.

Domingo, 3 de febrero de 2019
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Jesus - expulsoDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

Como en una serie de televisión, el evangelio de este domingo comienza recordando lo contado en el episodio anterior. Jesús ha leído en la sinagoga de Nazaret un texto de Isaías que proclama una buena noticia a los pobres, ciegos, prisioneros, oprimidos. Cuando termina, afirma: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír». ¿Cómo reaccionará el auditorio a estas palabras? Es lo que se cuenta en el evangelio de hoy, en el que podemos distinguir tres momentos: la reacción inicial del auditorio, un ataque desconcertante de Jesús, y la reacción final de los nazarenos.

La reacción inicial del auditorio

En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír». Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?»

            Aparte de leer a Isaías, Jesús no ha dicho prácticamente nada. Sin embargo, Lucas indica de inmediato la triple reacción de los presentes: aprobación, admiración y desconcierto. Al parecer, les gusta lo que han oído, pero no comprenden que lo diga alguien a quien conocen desde pequeño.

Un ataque desconcertante de Jesús

            Si Jesús hubiera sido un político, habría aprovechado la ocasión para ganarse más aún al auditorio, solventando las posibles dudas sobre su autoridad. Sabe lo que esperan de él: no que lea textos de la Biblia sino que haga milagros. Le bastaría realizar algunos parecidos a los que ha hecho en Cafarnaúm para que todos le aplaudan y crean en él.

            Sin embargo, se niega a ello e incluso adopta una postura agresiva. Sin que los nazarenos hayan dado motivo, Jesús da por supuesto que lo van a rechazar. No se basa en nada concreto que hayan hecho o dicho, sino en un proverbio:“Ningún profeta es bien mirado en su tierra”. En consecuencia, tampoco él mira bien a los nazarenos y no hará allí ningún milagro. Igual que Elías fue enviado por Dios a ayudar a una viuda fenicia, y Eliseo a un leproso sirio, él también se siente enviado a los paganos.

Y Jesús les dijo:

– «Sin duda me recitaréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm.» Y añadió: «Os aseguro ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel habla muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos habla en Israel en tiempos del profeta Elíseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.»

Reacción final de los nazarenos

            ¿Cuál sería la reacción lógica de los nazarenos? Levantarse e irse de la sinagoga, soltando probablemente bastantes maldiciones contra Jesús. Sin embargo, lo que cuenta Lucas es mucho más fuerte:

Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo.

. Un relato desconcertante

           Cuando se lee con atención el relato de Lucas surgen varias preguntas:

            ¿Por qué adopta Jesús una postura tan agresiva?

            ¿Por qué da por supuesto que lo van a rechazar?

            ¿Por qué compara su actitud con la de Elías y Eliseo, enviados a los paganos, cuando reconoce haber hecho milagros en Cafarnaúm, que no es una ciudad pagana sino israelita?

            ¿Por qué reaccionan los nazarenos de forma tan terrible, queriendo matarlo?

            Para responder a estas preguntas conviene recordar cómo cuenta Marcos la visita de Jesús a Nazaret.

La versión de Marcos

            Marcos cuenta la visita de forma muy distinta. Jesús ya es bastante conocido cuando vuelve a Nazaret con sus discípulos. Y ocurre lo siguiente:

“Un sábado se puso a enseñar en la sinagoga. Muchos al escucharlo comentaban asombrados: ¿De dónde saca éste todo eso? ¿Qué clase de sabiduría se le ha dado? Y, ¿qué hay de los grandes milagros que realiza con sus manos? ¿No es éste el artesano, el hijo de María, el hermano de Santiago y José, Judas y Simón? ¿No viven aquí, entre nosotros, sus hermanas? Y esto lo sentían como un obstáculo. Jesús les decía: “A un profeta sólo lo desprecian en su tierra, entre sus parientes y en su casa”. Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo sanar a unos pocos enfermos a quienes impuso las manos. Y se asombraba de su incredulidad.”

            Las diferencias son claras. En Marcos, la reacción del auditorio no es de aprobación, admiración y desconcierto, sino de desconcierto y rechazo. Entonces es cuando Jesús recuerda que “a un profeta solo lo desprecian en su tierra”. Pero nadie intenta matarlo. Simplemente, no creen en él ni en su poder. Y Jesús se admira de su incredulidad.

Nazaret como símbolo

            ¿Por qué ha escrito Lucas un relato tan distinto? Porque él no ha pretendido contar lo ocurrido, sino convertir la visita de Jesús a Nazaret en símbolo de la relación de Jesús con el pueblo judío y con los paganos.

            Para ello, lo primero que hace es comenzar la actividad de Jesús con esta visita. Mientras Mateo y Marcos dicen que Jesús comenzó predicando por los pueblos y aldeas de Galilea, sin concretar cuáles, Lucas nos sitúa en la sinagoga de Nazaret. Sabe que Jesús no fue aceptado por los nazarenos, ni tampoco por su familia, que lo consideraba medio loco. Recoge y lleva al límite ese rechazo, convirtiéndolo en símbolo de la oposición de la mayor parte del pueblo judío, que terminó provocando su muerte.

            En el Nuevo Testamento se indican distintos motivos por los que Jesús entró en conflicto con las autoridades judías: por no observar el sábado, por ser un peligro desde el punto de vista político… En el relato de Lucas, el motivo principal de conflicto es el nacionalismo de los que quieren un Mesías al servicio exclusivo de Israel, mientras que Jesús se ve enviado a toda la humanidad. Pero nadie debe escandalizarse de eso, mucho menos los judíos: también Elías y Eliseo fueron enviados por Dios a los paganos en unos momentos en que los israelitas estaban muy necesitados de ayuda.

La primera lectura (Jeremías 1,4-5. 17-19)

            Ha sido elegida para probar que “ningún profeta es bien visto en su tierra”. Al contrario, encuentra la oposición de los más diversos estamentos del país: reyes, príncipes, sacerdotes, grandes propietarios (el término “gente del campo” fue cambiando de sentido, pero parece que aquí se refiere a los propietarios de grandes fincas).

En los días de Josías, recibí esta palabra del Señor:

«Antes de formarte en el vientre, te escogí;

antes de que salieras del seno materno, te consagré:

te nombré profeta de los gentiles.

Tú cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando.

No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos.

Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y príncipes de Judá,

frente a los sacerdotes y la gente del campo.

Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte.»

            Oráculo del Señor.

Las palabras finales coinciden muy bien con el final del evangelio, donde Jesús pasa serenamente entre quienes intentan matarlo y se aleja. Con una gran diferencia: Jeremías se verá libre gracias a la compañía de Dios; Jesús tiene en sí mismo el poder para enfrentarse al enemigo. Cuando muera será porque él lo acepta libremente.

Reflexión final

            El evangelio de hoy podría interpretarse como un ataque al nacionalismo político. En parte lo es, porque los judíos identificaban religión y política. Pero el ataque de Jesús se dirige sobre todo al “nacionalismo” religioso. Aplicándolo a nuestros días, a los cristianos que pensasen que son los elegidos de Dios y los únicos que merecen su atención. Cabe el peligro de parecernos a los nazarenos, de pecar de exclusivistas al hablar de la salvación de Dios.

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La salvación que Jesús ofrece no es la que esperamos.

Domingo, 3 de febrero de 2019
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maxresdefaultLc 4, 21-30

Seguimos con el tema del domingo pasado. “hoy se cumple esta escritura” pero no va a ser como esperan los de su pueblo. En todos los evangelios se habla de los milagros de Jesús como manifestación de su divinidad, pero a la vez se critica que los que le conocieron pretendan poner en las curaciones la salvación ofrecida por Jesús. Una salvación material que debía consistir en librarles de sus limitaciones desde fuera y por el poder de Dios, directo o a través de un intermediario. Seguimos arrastrando la idea de Dios del paleolítico: el todopoderoso que va a poner su poder a mi servicio si cumplo unos requisitos.

Hoy se cumple esa Escritura en cada uno de nosotros. Dios la cumple siempre sin tener que hacer nada. Que se cumpla hoy depende exclusivamente de mí. Por no tener en cuenta estos dos planos, la religión nos ha metido por un callejón sin salida y nos ha hundido en la miseria. Seguimos esperando que Dios haga que me toca hacer a mí. Soy yo el que tengo que preguntarme: ¿cumplo yo hoy esa escritura que acabáis de oír?

La misma iglesia, ya desde muy pronto, prefirió potenciar en Jesús la idea de Hijo de Dios y se olvidó de la de Mesías; aunque está claro que en los orígenes querían decir lo mismo. Así, la salvación, que se pensaba como acontecimiento que debía darse en la historia, se convirtió en la salvación trascendente y ahistórica para el más allá. El mordiente que encerraba la imagen del mesías, se disolvió como un azucarillo. Jesús ya no necesita hacer presente la liberación desde la historia sino desde la estratosfera de su divinidad.

Hemos leído: “todos le daban su aprobación y se admiraban…” Pero hay una traducción alternativa: El verbo griego (martyreo) = dar testimonio, que se traduce por “dar su aprobación”, cuando está construido con dativo, significa “testimoniar en contra”. Por otra parte, (thaumazo) = Admirarse, significa también extrañarse, es decir, una admiración negativa. Entonces la traducción sería: “todos se declaraban en contra, extrañados del discurso sobre la gracia (para todos) que salía de sus labios”. Así cobra pleno sentido la respuesta de Jesús, que de otro modo, parece que inicia él la gresca provocando al personal.

La importancia de suprimir la última frase del texto de Is, queda más clara con la explicación que da hoy Jesús. Tiene que rectificar el texto de Is, pero menciona a otros dos profetas que avalan esa aparente mutilación. Elías y Eliseo son ejemplos de cómo actúa Dios con relación a los no judíos. Para entenderlo hoy, podíamos decir que Elías atendió a una viuda libanesa y Eliseo a un general sirio. ¡Qué poco han cambiado las cosas! La atención a la viuda de Sarepta y Naamán el sirio deja en evidencia la pretensión de salvación exclusiva que los judíos, como pueblo elegido, pretendían.

El evangelista quiere subrayar que este argumento contundente, no solo no les convence, sino todo lo contrario, provoca la ira de sus vecinos que se sienten agredidos porque les echa en cara su ceguera. La tradición de Mc, que copia Mt, no hace alusión ni al texto de Is ni a Elías y Eliseo. Esto indica la intención de recalcar la oposición de sus paisanos en Lc. Los primeros cristianos se esforzaron por proponer a Jesús como continuación del AT, aprovechando cualquier resquicio para demostrar que en él “se cumplen las Escrituras”. Jesús sobrepasó, con mucho, todo lo que pudieron insinuar las Escrituras.

¿No es este el hijo de José? La única razón que dan los de su pueblo para rechazar las pretensiones de Jesús, es que no es más que uno del pueblo, conocido de todos. Me parece muy importante este planteamiento por parte del evangelista. La grandeza de Jesús está en que, siendo uno de tantos, fue capaz de descubrir lo que Dios esperaba de él. Jesús no es un extraterrestre que trae de otro mundo poderes especiales, sino un ser humano que saca de lo hondo de su ser lo que Dios ha puesto en todos los seres. Habla de lo que encontró dentro de sí mismo y nos invita a descubrir y vivir en nosotros lo mismo que él descubrió y vivió.

La primera oposición que sufre Jesús en este evangelio no viene de los sumos sacerdotes ni de los escribas o fariseos, sino del pueblo sencillo. Sus paisanos ven que no va a responder a las expectativas del judaísmo oficial, y se enfadan. Cualquier visión que vaya más allá de los intereses del gueto, (familia, pueblo, nación) será interpretada como traición a la institución. Las instituciones tienen como primer objetivo la defensa de unos intereses frente los intereses de los demás. Incluso nuestra manera de entender el ecumenismo responde, la mayoría de las veces, a esta dinámica completamente contraria al evangelio.

Los de su pueblo no pueden aceptar un mesianismo para todos. Ellos esperaban un Mesías poderoso que les iba a librar de la opresión de los romanos y a solucionar todos los problemas materiales. Si Jesús se presenta como tal liberador, ellos tenían que ser los primeros beneficiarios de ese poder. Al darse cuenta de que no va a ser así, arremeten contra él. El odio es siempre consecuencia de un amor imposible. El evangelista echa mano del AT para demostrar que los profetas ya habían manifestado esa actitud de Dios a favor de extranjeros en apuros. Quiere decir que su mensaje no es contrario ni ajeno a la Escritura.

El Dios de Jesús es Amor incondicional. No puede tener privilegios, porque ama a todos infinitamente. Dios no nos ama por lo que somos o por lo que hacemos. Dios nos ama por lo que Él es. Dios ama igual al pobre y al rico, al blanco y al negro, al cristiano y al musulmán, a la prostituta y a la monja de clausura, a Teresa de Calcuta y a Bin Laden… En algún momento de esta escala progresiva nos patinarán las neuronas. Es más de lo que podemos aguantar. Nos pasa lo que a los paisanos de Jesús. Mientras sigamos pensando que Dios me ama porque soy bueno, nadie nos convencerá de que debemos amar al que no lo es.

Jesús viene a anunciar una salvación de todas las opresiones. Pero esa salvación no depende de Dios ni de un intermediario de su poder sino de cada uno de nosotros. Su salvación no va contra nadie, sino a favor de todos. Ahora bien, no debemos ser ingenuos, lo que es buena noticia para los oprimidos, es mala noticia para los opresores. De ahí que, en tiempo de Jesús, y en todos los tiempos, los que gozan de privilegios, se opongan, con uñas y dientes, a esa práctica liberadora. Si no estamos dispuestos a liberar al oprimido, somos opresores.

Tenemos que hacer un esfuerzo por comprender que el opresor no hace mal porque daña al oprimido, sino que hace mal porque se hace daño a sí mismo. El que explota a otro le priva de unos bienes que pueden ser vitales, pero lo grave es que él mismo se está deteriorando como ser humano. El daño que hace le afecta al otro en lo accidental. El daño que se hace a sí mismo, le afecta en lo esencial. El que muere por mi culpa puede morir repleto de humanidad; pero yo, al ser la causa de su muerte, me hundo en la más absoluta miseria.

¿Hemos caído en la cuenta de que lo único que puede garantizar mi religiosi­dad es el servicio a los demás? ¿Nos hemos parado a pensar que sin amor no soy nada? Ahora bien, el único amor del que podemos hablar es el amor a los demás. Sin éste, el amor que creemos tener a Dios es una falacia. La única pregunta a la que debo contestar es ésta: ¿Amo sin exclusión? Sin amor, toda nuestra vida cristiana se convertirá en un absurdo.

Meditación

Ignoramos lo que realmente somos.
Tú eres, como Jesús, ungido.
Estás capacitado para la tarea que debes realizar.
Cuando despliegues tu verdadera salvación,
estarás en condiciones de ayudar a otros a encontrarla.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Enseñando en la sinagoga

Domingo, 3 de febrero de 2019
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Untitled-1“El sabio puede cambiar de opinión, el necio nunca” (Kant)

3 de febrero. Domingo IV del TO

Lc 4, 21-30

Levantándose, lo sacaron fuera de la ciudad y lo llevaron a un barranco del monte sobre el que estaba edificada la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero él, abriéndose paso entre la gente, se marchó.

Los jerarcas -personas de una categoría superior y principal dentro de una organización, especialmente en el orden de la Iglesia, como lo define el diccionario- representan una estructura que se establece en orden a su criterio de subordinación entre persona, animales, valores y dignidades. La palabra española “jerarquía” procede de la latina hierarquia, y ésta de la griega ἱεραρχία. A Jesús, a quien las normas y los ritos le traían al pairo, interpretaba en la sinagoga de Nazaret las rocosas palabras de la Biblia, a su aire. Un aire fresco y reconfortante que, en este caso, acatarraba a los jerarcas y al pueblo. Solución: despeñarle. Precio que, incluso, habría de pagar más tarde el Calvario como lo han pagado tantos otros rebeldes en la historia. Pero es el necesario tributo que hay que pagar para poder seguir creciendo.

El monje budista Walpola Rahula (1907-1997) dice en “Lo que Buda enseñó: “Las enseñanzas del Buda surgieron en la india como una fuerza espiritual contra la justicia social, contra los ritos supersticiosos degradantes, las ceremonias y los sacrificios, denunciaban la tiranía del sistema de casta, y abogaban por la igualdad de todos los hombres; emancipaban a las mujeres y les dieron la libertad espiritual”.

El Cristianismo nació en la misma fuente, aunque llegaron pronto los jerarcas, defensores de la Ley con ínfulas bien puestas en la mitra, y comenzaron a congelar las aguas, sin percatarse de que en tan rígidas condiciones, ideas, sueños y sentimientos, se quedarán enanos. Para ellos lo verdaderamente importante eran las palabras:

“Ya entendí”, dijo la rosa.

“No lo entiendas, vívelo”, dijo el pequeño príncipe.

Y ese mismo día empezaron a crecer en su Planeta las ideas, los sueños, los sentimientos, … ¡y los árboles!

“Nunca hace daño tener una opinión elevada de alguien; a menudo más personas se sienten ennoblecidas y actúan mejor como consecuencia”, dijo Nelson Mandela. Y también empezaron a prosperar en el mundo todas las especies naturales. ¿Fue aquí quizás entonces, cuando los de las ínfulas mitrales se quedaron enanos para siempre?

¡¡Por favor, Jesús, ven a salvarlos!! A ellos y posiblemente también a nosotros, pues el riesgo lo corremos todos. No podemos amarrar la barca a la luna, y descender luego hasta el mar para remar sobre las olas. Sería infinitamente mejor “abrirnos paso entre la gente y marcharnos” para impedir que nos lleven a un barranco.

“El sabio puede cambiar de opinión, el necio nunca”, dijo Kant, si bien yo he de confesar que no siempre he sido suficientemente sabio y prudente como hubiera sido necesario.

En un libro titulado Poesía china, el sabio y poeta Li Bai nos habla de un Maestro que, aunque funcionario del estado, era sabio con los sueños y rompía las normas estatales, pues no escuchaba al emperador. Toda autoridad oficial tiene por habitual cometido el mantenimiento de los cánones que tutelan su gobierno y el de los súbditos con ansias de desarrollo; y también el de vulnerar dichos cánones cuando las reglas se convierten en freno que paraliza su evolución normal como persona. En mi jardín tengo unas encinas nacidas en los huecos de las rocas; y a medida que sus tenaces troncos se han desarrollado, han quebrado el rígido granito.

UN MENSAJE AL MAESTRO LENG (Li Bai)

Maestro, te saludo desde mi corazón,
tu fama es bien conocida por todo el mundo.
Renunciando a esa juventud ardiente de la nación
con sombrero y carro de funcionarios de alto rango,
ahora con el pelo blanco, eliges los pinos y las nubes
ebrio con la luna, sabio con los sueños,
flor hechizada, no escuchas al emperador…
¡Como una alta montaña, de qué manera podré llegar a tiempo
a la respiración de su dulzura desde aquí.

Vicente Martínez

Fuente Fe Adulta

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Pase lo que pase

Domingo, 3 de febrero de 2019
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images(Lc 4, 14-30)

Impacta la absoluta y radical disponibilidad al Espíritu en cada paso de tu vida, Jesús. Vuelves a donde saliste, tu pueblo, Nazaret, el sitio donde creciste. Vuelves con el eco del día de tu bautismo: “Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy” (Lc 3,22) que sigue resonando por dentro.

Te reconoces y revalidas el envío, tu misión: ir a los pobres, esclavos, oprimidos y proclamar la libertad; la interior, la que dignifica, para anunciarla a todos los que no la conocen, la han olvidado o perdido. Animas a dejarse hacer por la fuerza del Espíritu; volviendo una y otra vez al instante primero de comprensión para seguir adelante con el mismo ímpetu y comprensión que a Ti te movió.

Una cosa es que te escuchen los de fuera y queden entusiasmados, y otra muy distinta que te escuchen los que saben de ti desde la infancia: “¿No es éste el hijo de José? Esperan recibir de ti, como mínimo, lo que han recibido los de fuera. No se dan cuenta de que una cosa es la fe y otra muy distinta sentirse con derechos sobre tu misión por aquello de ser convecinos. Te están retando.

“En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su tierra”, les dices y nos dices. Es cierto y sigue sucediendo en todos los tiempos: en las familias, entre amigos, en grupos y comunidades, y en la propia Iglesia.

Por el bautismo, además de sacerdotes y reyes, nos dicen que estamos llamados a ser profetas. ¿Quiénes? ¿Cómo? Todo aquel que permanezca abierto al Espíritu con la misma radicalidad y disponibilidad que nos muestras en cada paso de Tu vida.

Si el profeta es consciente de su misión se abrirá paso, pase lo que pase, entre los que no le reconocen, le critican, le retan e incluso quieren quitárselo de encima, y seguirá tu Camino contra viento y marea.

Tengo una pregunta: ¿Crees que la voz femenina suena en la Iglesia como sinfonía profética?

Mari Paz López Santos

FEADULTA 3 febrero 2019

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De la intolerancia a la comprensión

Domingo, 3 de febrero de 2019
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jesus_e_expulso_da_sinagoga(Lc 4, 14-30)

Incluso el lector menos atento advertirá rápidamente la disonancia que aparece en este relato: a la aprobación y admiración que manifiestan sus paisanos, Jesús responde con reproches, y la escena concluye con sentimientos de furia que a punto estuvieron de terminar en tragedia.

Parece que solo cabe una explicación: en un mismo relato se han mezclado dos episodios diferentes, probablemente porque ambos ocurrieron en el mismo lugar, la sinagoga de Nazaret. En uno de ellos, Jesús cosechó aplausos por parte de sus paisanos; en el otro, vivió un duro enfrentamiento con ellos.

Si atendemos al texto, el motivo del enfrentamiento y de la furia de sus oyentes parece claro: aun citando a dos grandes profetas del pueblo –Elías y Eliseo–, Jesús colocaba a personas extranjeras por encima de los propios connacionales. Para un judío piadoso resultaba inadmisible que cualquier pagano recibiera un favor divino antes que alguien perteneciente al “pueblo elegido”.

Los humanos –quizás como animales gregarios que somos– tendemos a marcar distancia entre el propio grupo –tribu, parentela, familia, club, pueblo, religión, nación…– y todos los demás. Se trata, sin duda, de un movimiento de autoafirmación, de búsqueda de seguridad y de defensa frente a lo diferente. Si, unido a todo ello, advertimos que nuestras propias creencias son cuestionadas, es probable que se despierten sentimientos de agresividad, que no son sino expresión del propio miedo.

Frente a esa tendencia atávica y, con frecuencia, virulenta, la comprensión relativiza muros y fronteras, reconociendo la identidad común y compartida, haciendo posible la vivencia de la alteridad en el respeto y la confianza. Es lo que apreciamos en las personas sabias, como se muestra en este caso en Jesús. Sarepta, Siria, Israel…, ¿por qué la diferencia debería entenderse como enfrentamiento o exclusión?

Al comprender lo que somos, se aflojan las rigideces instintivas del ego y la intolerancia de los esquemas mentales. Unas y otra no eran sino mecanismos de defensa activados automáticamente, pero carentes de sentido cuando nos situamos en la comprensión de lo que somos.

Es esa misma comprensión la que nos permite “abrirnos paso” y “alejarnos” de los errores de percepción que nos aíslan, empobrecen y enfrentan, en ocasiones hasta extremos crueles. Solo con tomar un mínimo de distancia de nuestros propios mapas mentales, seríamos capaces de sonreír ante tan ciegos patrones de pensamiento, ablandar durezas, ampliar horizontes y celebrar y vivir la unidad compartida en tanta variedad de formas diferentes.

¿Qué signos de intolerancia percibo en mi vida cotidiana? ¿Cuándo aparecen?

Enrique Martínez Lozano

Fuente Fe Adulta

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Católico es universal, no ultramontano

Domingo, 3 de febrero de 2019
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teologia_liberacion101. LECTURAS DE GRAN CONTENIDO.

Las lecturas de este domingo son especialmente potentes dado su hondo calado y nos hacen tomar conciencia de dos dimensiones, dos valores más que notables en la existencia: el UNIVERSALISMO, y el AMOR.

02 UNIVERSALISMO.

El profeta Elías es enviado a ayudar a una viuda de Sarepta (Sidón), y Eliseo es enviado a un leproso sirio: a Naamán, ambos extranjeros, paganos. Jesús es de talante universal, abiertos y vive en esa tesitura.

TRES CONSIDERACIONES O POSTURAS SOBRE EL UNIVERSALISMO

1. Amar la propia familia, el pueblo en el que uno ha nacido, la propia cultura es bueno y es un modo sensato de ser en el mundo.

Ahora bien, de esa actitud no se puede derivar que lo mío es lo único y lo mejor del universo y tampoco es sensato pensar que lo que no es como yo soy o como yo pienso, como yo vivo y quiero, es malo o de segunda división.

La estima de lo nuestro: nuestra cultura, nuestro pueblo, nuestros idiomas, nuestra música, gastronomía, no significa que hayamos de despreciar a los demás ni mirarles por encima del hombro.

2. Por otra parte, universalismo no es lo mismo que globalización. La globalización tiene sus aspectos positivos -especialmente en el orden científico y tecnológico- pero el universalismo no significa estandarización de la vida, el arrasar con todas las culturas y que todo el mundo se pliegue ante un poder hegemónico. Globalización es que todo el mundo tenga ordenador, móvil, vaya a la moda de EEUU y beba coca-cola. Universalismo es acoger al que pasa en pateras, respetar el pensamiento de los demás, no imponer mis modos y maneras…

3. El universalismo consiste también en vivir un evangelio que es para todos, no para la jerarquía y los poderosos, sino sobre todo para los pobres, como son pecadores. Al mismo tiempo el evangelio requiere explicaciones y aplicaciones diversas según los momentos, los problemas, las situaciones, etc.

La verdad, el evangelio es uno, pero sus aplicaciones y mediaciones pueden ser diversas.
4. El universalismo es la actitud personal de vivir abiertos de mente y corazón a todos, y ello desde la igualdad fundamental de los seres humanos, creados a imagen y semejanza de Dios. El universalismo cree firmemente que la salvación es para todos. Dios ofrece su salvación a todos los seres humanos.

Católico significa universal. Somos católicos por nuestra apertura los demás, a los demás pueblos y culturas, a otras mentalidades de dentro y fuera de la Iglesia. Muchas veces donde no hay apertura y universalismo es el propio seno de la Iglesia católica. Muchos obispos y curas de la Iglesia católica, determinados movimientos religiosos de la iglesia católica, no son universales ni abierto, no son católicos Demos gracias a Dios por que el papa Francisco es hombre de mentalidad abierta y universal.

03. AMOR.

San Pablo en la primera carta a los Corinitos hace un espléndido canto al amor. Todos los aspectos que apunta san Pablo son importantes y superan el marco del comentario de una homilía; más bien son para meditarlos.

El amor es lo único que hacer salir al ser humano de su guarida, de su propio “yo”. Quien se pasa la vida pensando en sí mismo, es imposible que llegue a abrirse por el amor a los demás: ni a la Verdad, ni que se alegre del bien ajeno, ni respete los modos y estilos de vida de los demás. Quien vive pensando todo el día –y toda la vida- en sí mismo, en su salud, en su economía, en sus derechos, en lo que le corresponde, en su poder, ese tal no vive, porque no ama.

En el fondo el amor es una postura inteligente propia solamente del ser humano. Las posiciones de odio, de mantener enfrentamientos, las posiciones enquistadas, de agresión fanática no es que sean solamente éticamente malas, sino que más bien son poco inteligentes: aunque solamente sea por el hecho de que se vive mejor en paz que en guerra y odio. Los odios, enrocamientos, los “no diálogos”, los atrincheramientos fanáticos político-eclesiásticos son posiciones poco inteligentes, propias de etapas anteriores a Atapuerca.

04. DIMENSIÓN POLÍTICA DEL AMOR.

Llama poderosamente la atención cómo en la vida social, política, incluso eclesiástica, hay dimensiones casi completamente ausentes, entre ellas el amor, el perdón, la verdad, la esperanza, la alegría por el bien ajeno, la afabilidad, que curiosamente son los valores de Cristo y son valores que construyen personas. Más bien en nuestra sociedad predominan la competitividad, la lucha, el poder, el brillo social, las multinacionales que explotan y son los rectores del poder.

La democracia es una buena manera de gobernar los pueblos. Pero, probablemente, la sola democracia no lleve a una sana convivencia. Una justicia sin caridad fácilmente terminará en venganza. El amor, el perdón, los encuentros, acuerdos, etc. son elementos necesarios de toda convivencia.

El amor cristiano tiene una vertiente política (polis significa: ciudad y por derivación: comunidad, convivencia).

Por desgracia se suele decir que la iglesia no debe entrar en política. La función de mediación, de propiciar el diálogo, la paz y la pacificación es algo muy humano y evangélico. En el fondo es abrir caminos a la paz y al amor.

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Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.

Domingo, 9 de diciembre de 2018
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Juan Bautista

 Cual greñudo y piloso nazareno,
amigo de alimañas y de fieras,
piel de camello sobre cuerpo enjuto,
como hijo del ayuno y de la estepa,
Juan Bautista predica en el desierto,
-inhóspito desierto de Judea-
y anuncia la llegada del Mesías,
de quien es precursor y fiel profeta.
Y dice que se siente indigno siervo
de soltar sus sandalias y correas.

¡Allanad y hacer rectos los senderos;
preparad los caminos del señor,
porque a punto de llegar está el Mesías
y exige “metanoia”, conversión.
Los que esperáis ansiosos su llegada
del Mesías -Ungido del Señor-
purificad los cuerpos y las almas
en las aguas del Jordán y del perdón!

Y cuando aquel cobarde rey Herodes
mande un día te corten la cabeza,
y Salomé, danzante, se la sirva
en preciosa plateada bandeja,
todos verán, beodos y asombrados,
que tú aún sigues con la boca abierta
gritando la Verdad que nunca muere,
gritando la Verdad a boca llena.

¡Qué bien supiste, Juan, ser de Jesús
su precursor, testigo y fiel profeta!

*

José Luis Martínez

***

En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.

Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:

“Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios.”

*

Lucas 3, 1-6

***

La soledad es el horno de la transformación. Sin soledad seguimos siendo víctimas de nuestra sociedad, seguimos enredados en las ilusiones de nuestro falso yo. Jesús mismo entró en este horno Para entender el verdadero significado de la soledad, es necesario desenmascarar algunas ideas deformadas de la misma. Todos admitimos la necesidad de algunos ratos de soledad. Sin embargo, lo que queremos a veces decir es la necesidad que tenemos de un tiempo y un lugar para nosotros mismos, un tiempo y un lugar en que nadie nos moleste. Soledad es a menudo para nosotros sinónimo de privado.

Es más, pensamos en la soledad como una especie de estación de servicio en la que podemos cargar nuestras baterías, o como el rincón de un ring de boxeo en el que ponen aceite en nuestras heridas, dan masaje a nuestros músculos y nos animan a seguir en la lucha mediante eslóganes apropiados. Para ser breves, pensamos en la soledad como en el lugar en que reparamos nuestras fuerzas para proseguir la competencia incesante de nuestras vidas.

No es ésta la soledad de Juan Bautista, san Antonio o san Benito, de Carlos de Foucauld o los hermanos de Taizé. Para ellos, la soledad no es un lugar terapéutico privado, sino el lugar de la conversión, el lugar donde muere el viejo yo y nace uno nuevo, el lugar donde emerge el hombre nuevo y la mujer nueva.

*

H. J. M. Nouwen,
El camino del corazón,
Madrid 1986, 21 -23.

***

***

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Profeta

Domingo, 8 de julio de 2018
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JESÚS DE NAZARET

¿Cómo dejarTe ser sólo Tú mismo,
sin reducirte, sin manipularte?
¿Cómo, creyendo en Ti, no proclamarte
igual, mayor, mejor que el Cristianismo?

Cosechador de riesgos y de dudas,
debelador de todos los poderes,
Tu carne y Tu verdad en cruz, desnudas,
contradicción y paz, ¡eres quien eres!

Jesús de Nazaret, hijo y hermano,
viviente en Dios y pan en nuestra mano,
camino y compañero de jornada,

Libertador total de nuestras vidas
que vienes, junto al mar, con la alborada,
las brasas y las llagas encendidas.

*

Pedro Casaldáliga. El Tiempo y la Espera. 1986

*

A los que conmigo dicen de rodillas la Palabra,

a cuantos gritan conmigo -quizá contra los que callan, siempre contra los que mienten-,

a los que conmigo emplazan la lenta aurora del Reino,

… todavía estas palabras.

*

Pedro Casaldáliga. Todavía estas palabras. 1994

***

 

En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:

– “¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?”

Y esto les resultaba escandaloso. Jesús les decía:

– “No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.”

No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

*

Marcos 6,1-6

***

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¿Quién es más frágil de los dos? ¿El que recibo en la comunión? […] ¿El pequeño ser al que querían degollar para quitarlo de en medio, sin ninguna protección que no fuera la de María y la de José y, en la eucaristía, la de la Iglesia? Cuando encuentres a un emigrante, ¿sentirás deseos de entrar en comunicación con él o le tendrás miedo?

¿El que recibo en la comunión? […] ¿El que carece de morada fija y para el que hasta una piedra hubiera sido una blanda almohada, que te pide alimento y cobijo en la eucaristía? ¿Por qué no invitas a tu casa a esta o aquella familia de gitanos a la que se hace acampar desde hace ya mucho tiempo detrás de la empalizada? ¡O es que tienes miedo? […].

¿El que recibo en la comunión? ¿Un hombre que en la cruz no puede mover ni siquiera un dedo, que casi no puede hablar, que respira con esfuerzos sobrehumanos, herido por la misma impotencia como en la eucaristía? ¿Y tú? ¿Amas a este hombre ante un poliomielítico? ¿O le tendrás miedo?

Pero si es a él a quien amas, no tendrás miedo de nada. Te atreverás a decirle: «Jesús, en su santa eucaristía, es más pobre que tú, más impotente que tú»

*

D. Ange,
Le nozze di Dio aove ¡I povero é re,
Milán 1985, pp. 241 ss).

***

*

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“Rechazado entre los suyos”, 14 Tiempo Ordinario – B (Marcos 6,1-6)

Domingo, 8 de julio de 2018
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14-852852-300x300Jesús no es un sacerdote del Templo, ocupado en cuidar y promover la religión. Tampoco lo confunde nadie con un maestro de la Ley, dedicado a defender la Torá de Moisés. Los campesinos de Galilea ven en sus gestos curadores y en sus palabras de fuego la actuación de un profeta movido por el Espíritu de Dios.

Jesús sabe que le espera una vida difícil y conflictiva. Los dirigentes religiosos se le enfrentarán. Es el destino de todo profeta. No sospecha todavía que será rechazado precisamente entre los suyos, los que mejor lo conocen desde niño.

Al parecer, el rechazo de Jesús en su pueblo de Nazaret era muy comentado entre los primeros cristianos. Tres evangelistas recogen el episodio con todo detalle. Según Marcos, Jesús llega a Nazaret acompañado de discípulos y con fama de profeta curador. Sus vecinos no saben qué pensar.

Al llegar el sábado, Jesús entra en la pequeña sinagoga del pueblo y «empieza a enseñar». Sus vecinos y familiares apenas le escuchan. Entre ellos nacen toda clase de preguntas. Conocen a Jesús desde niño: es un vecino más. ¿Dónde ha aprendido ese mensaje sorprendente del reino de Dios? ¿De quién ha recibido esa fuerza para curar? Marcos dice que Jesús «los tenía desconcertados». ¿Por qué?

Aquellos campesinos creen que lo saben todo de Jesús. Se han hecho una idea de él desde niño. En lugar de acogerlo tal como se presenta ante ellos quedan bloqueados por la imagen que tienen de él. Esa imagen les impide abrirse al misterio que se encierra en Jesús. Se resisten a descubrir en él la cercanía salvadora de Dios.

Pero hay algo más. Acogerlo como profeta significa estar dispuestos a escuchar el mensaje que les dirige en nombre de Dios. Y esto puede traerles problemas. Ellos tienen su sinagoga, sus libros sagrados y sus tradiciones. Viven con paz su religión. La presencia profética de Jesús puede romper la tranquilidad de la aldea.

Los cristianos tenemos imágenes bastante diferentes de Jesús. No todas coinciden con la que tenían los que lo conocieron de cerca y lo siguieron. Cada uno nos hacemos nuestra idea de él. Esta imagen condiciona nuestra forma de vivir la fe. Si nuestra imagen de Jesús es pobre, parcial o distorsionada, nuestra fe será pobre, parcial o distorsionada.

¿Por qué nos esforzamos tan poco en conocer a Jesús?

¿Por qué nos escandaliza recordar sus rasgos humanos?

¿Por qué nos resistimos a confesar que Dios se ha encarnado en un profeta?

¿Intuimos tal vez que su vida profética nos obligaría a transformar profundamente nuestras comunidades y nuestra vida?

José Antonio Pagola

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“No desprecian a un profeta más que en su tierra”. Domingo 8 de julio de 2018. Domingo 14º de tiempo ordinario

Domingo, 8 de julio de 2018
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39-ordinarioB14 cerezoDe Koinonia:

Ezequiel 2,2-5: Son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos.
Salmo responsorial: 122: Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.
2Corintios 12,7b-10: Presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo.
Marcos 6,1-6: No desprecian a un profeta más que en su tierra

Los estudiosos suelen decir que la primera parte del Evangelio de Marcos (que termina en la “Confesión de Pedro”) se divide en varias partes más pequeñas; cada una de estas partes empieza con un resumen -llamado técnicamente “sumario”- de la vida de Jesús; después de cada una de ellas viene una referencia a los apóstoles. En este esquema, el evangelio de hoy es el fin de la segunda de las tres pequeñas partes que se caracterizan por un aumento progresivo en el conflicto que Jesús provoca al encontrarse con él. El texto marca un punto clave: Jesús -que es presentado aquí como profeta- se encuentra con la absoluta falta de fe de los suyos, amigos y parientes. El “fracaso” de Jesús se va acentuando: en la tercera parte ya se empieza a presentir la “derrota” del Señor anticipada en la muerte del Bautista.

Es característico del evangelio de Marcos presentar a sus destinatarios el aparente fracaso, la soledad, el “escándalo” de la cruz de Jesús. Esa cruz es la que comparten con él todos los perseguidos a causa de su nombre, como la comunidad misma de Marcos. En toda la segunda parte de este Evangelio lo encontraremos al Señor tratando -a solas con los suyos- de revelarles el sentido de un “Mesías crucificado” que será plenamente descubierto por el centurión -en la ausencia de cualquier signo exterior que lo justifique- como el “Hijo de Dios”.

Los habitantes de Nazaret no dan crédito a sus oídos: ¿de dónde le viene esto que enseña en la sinagoga? “Si a éste lo conocemos, y a toda su parentela”. La sabiduría con la que habla, los signos del Reino que salen de su vida, no parecen coherentes con lo que ellos conocen. Allí está el problema: “con lo que ellos conocen“. Es que la novedad de Dios siempre está más allá de lo conocido, siempre más allá de lo aparentemente “sabido”; pero no un más allá “celestial”, sino un “más allá” de lo que esperábamos, pero “más acá” de lo que imaginábamos; no estamos lejos de la alegría de Jesús porque “Dios ocultó estas cosas a los sabios y prudentes y se las reveló a los sencillos”; no estamos lejos de la incomprensión de las parábolas: no por difíciles, sino precisamente por lo contrario, por sencillas. El “Dios siempre mayor” desconcierta, y esto lleva a que falte la fe si no estamos abiertos a la gratuidad y a la eterna novedad de Dios, a su cercanía. Por eso, por la falta de fe, Jesús “no podía hacer allí ningún milagro”; quienes no descubren en Él los signos del Reino no podrán crecer en su fe, y no descubrirán, entonces, que Jesús es el enviado de Dios, el profeta que viene a anunciar un Reino de Buenas Noticias. Esto es escándalo para quienes no pueden aceptar a Jesús, porque “nadie es profeta en su tierra“. Y quizás, también nos escandalice a nosotros… ¿o no?

Jesús es mirado con los ojos de los paisanos como “uno más”. No han sabido ver en él a un profeta. Un profeta es uno que habla “en nombre de Dios”, y cuesta mucho escuchar sus palabras como “palabra de Dios”; cuesta mucho reconocer en quien es visto como “uno de nosotros” a uno que Dios ha elegido y enviado. Cuesta pensar que estos tiempos que vivimos son tiempos especiales y preparados por Dios (kairós) desde siempre. Pero en ese momento específico, Dios eligió a un hombre específico, para que pronuncie su palabra de Buenas Noticias para el pueblo cansado y agobiado de malas noticias. No es fácil reconocer el paso de Dios por nuestra vida, especialmente cuando ese paso se reviste de “ropaje común”, como uno de nosotros. A veces quisiéramos que Dios se nos manifieste de maneras espectaculares ‘tipo Hollywood’, pero el enviado de Dios, su propio Hijo, come en nuestras mesas, camina nuestros pasos y viste nuestras ropas. Es uno al que conocemos aunque no lo re-conocemos. Su palabra, es una palabra que Dios pronuncia y con la que Dios mismo nos habla. Sus manos de trabajador común son manos que obran signos, pero con mucha frecuencia nuestros ojos no están preparados para ver en esos signos la presencia del paso de Dios por nuestra historia.

Muchas veces nosotros tampoco sabemos ver el paso de Dios por nuestra historia, no sabemos reconocer a nuestros profetas. Es siempre más fácil esperar o cosas extraordinarias y espectaculares, o mirar alguien de afuera. Es más “espectacular” mirar un testimonio allá en Calcuta… que uno de los cientos de miles de hermanas y hermanos cotidianos por las tierras de América Latina que trabajan, se “gastan y desgastan” trabajando por la vida, aunque les cueste la vida. Es más maravilloso mirar los milagros que nos anuncian los predicadores itinerantes y televisivos, que aceptar el signo cotidiano de la solidaridad y la fraternidad. Es más fácil esperar y escapar hacia un mañana que ‘quizá vendrá’, que ver el paso de Dios en nuestro tiempo, y sembrar la semilla de vida y esperanza en el tiempo y espacio de nuestra propia historia. Todo esto será más fácil, pero, ¿no estaríamos dejando a Jesús pasar de largo? Leer más…

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Dom 8.7.18. Nazaret. Currículum de Jesús

Domingo, 8 de julio de 2018
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native10Leído en Koinonia:

Dom 14. Ciclo b. Mc 6,1-6. Este evangelio presenta el “viernes santo” de Jesús en Nazaret, su patria, donde los paisanos le desprecian y rechazan.

Las biografías helenistas solían presentar primero la familia y educación del protagonista. El evangelio de Marcos, en cambio, había comenzado con una referencia a Juan Bautista, para contar después, en varios capítulos, lo que ha empezado haciendo Jesús.

Únicamente ahora, después que ha presentado básicamente el mensaje de Jesús, habla Marcos de su patria y de la relación que él tiene con sus familiares y paisanos. Sabíamos algo de su familia por una escena anterior (Mc 3, 20-35: ¿quiénes son mi madre y mis hermanos…?), pero sólo ahora recibimos una información más detallada del tema, desde una perspectiva polémica.

Con esta ocasión presenta Marcos lo que pudiéramos llamar el currículum de Jesús:

curriculum-vitae-1-728(a En la sinagoga) 1 Y salió de allí y llegó a su patria, y sus discípulos le seguían 2 y cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga

(b. Admiración y escándalo)
y muchos, escuchándole, se admiraban y decían: ¿De dónde le vienen tales cosas¿ ¿y qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿y que son esos milagros hechos por sus manos?

3 ¿No es éste el artesano, el hijo de María y hermano de Jacob, de José, de Judas y de Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros? Y se escandalizaban de él

Imagen 1. Nazaret a principios del siglo XX, casi como en tiempos de Jesús
Imagen 2: Currículo “convencional” de Jesús.


El curriculum de Jesús

Todo el cristianismo posterior depende de algún modo de este “curriculum” de Jesús, que aparece como artesano (obrero eventual), no como maestro, y también como descendiente, al parecer “irregular”, de una mujer llamada María, dentro de una familia conocida (y de poco valor). Los datos del texto podrían emplearse para despreciar a Jesús (como ha sucedido). Pero Marcos los entiende como fuente de honor, conforme a un proceso de “inversión” muy significativo.

La patria evocada (patrida, 6, 1), es, sin duda, Nazaret (cf. Mc 1, 9). Pero ese nombre podría tener otras connotaciones, vinculadas con el nombre los “nazoreos” (quizá un grupo especial de judíos), de los que solo tenemos informaciones confusas por la tradición cristiana.

Sean quienes fueren, esos nazarenos (naz0reos o nazaretanos) rechazan el tipo de mesianismo de Jesús (que rompe con la tradición antigua y venerable de su gente) y le “expulsan” de su familia-comunidad, de manera que él ha de seguir realizando su misión como un apátrida (un expulsado), un hombre que no cuenta con el apoyo “natural” de su gente .

6, 1-2a. En la sinagoga

1 Y salió de allí y llegó a su patria, y sus discípulos le seguían 2 y cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga

Culmina aquí la sección comenzada en Mc 3, 7: Jesús viene a proclamar el Reino, y sus paisanos, vinculados a un tipo de tradición judía, no le aceptan . El mismo Jesús parece causa del enfrentamiento: ha venido de manera pública, con un grupo de discípulos que le siguen (y que, según 3, 31-35, son verdaderos sus hermanos/as y madre) para exponer en su patria (que según 1, 9 es Nazaret) el sentido y condiciones de su nueva familia mesiánica, ante los representantes de su familia carnal antigua. Así podemos hablar de dos grupos.

(a) Jesús y sus discípulos (6, 1) vienen de fuera, con otra identidad social y una nueva forma de comunicación y relaciones personales, apareciendo como un reto en Nazaret, pues su mensaje y estilo de vida pueden tomarse como subversivos, contrarios a la tradición de su pueblo.

(b) Los nazarenos, entre los que se cuenta la familia carnal de Jesús (6, 2-3), representan la identidad patriarcal de la aldea israelita (y quizá del grupo de los nazoreos) a la que ha pertenecido Jesús.

Marcos sabe que Jesús proviene de Nazaret de Galilea (1, 9) y en cuatro lugares fundamentales le llama el nazareno, es decir, el de Nazaret: en la “confesión” del endemoniado de la sinagoga (1, 24), en la invocación del ciego de Jericó (10, 47), en el juicio ante el consejo judío (14, 67) y, finalmente, en las palabras del joven de pascua (16, 6).

Parece claro que él no ha insistido en la importancia teológica de ese término (nazareno) y de esa procedencia (Nazaret), aunque el ciego de Jericó (10, 47) podría haber vinculado el origen nazareno de Jesús con su posible ascendencia davídica (cf. comentario a 19, 47-48; 11, 10 y 12, 35-37).

Estrictamente hablando, para Marcos (cf. 12, 35-37), Jesús no se define como Hijo de David, en sentido mesiánico-político, sino que es Mesías por ser Hijo de Dios (cf. también 1, 1); según eso, parece que su venida a Nazaret ha de entenderse desde su oposición a un mesianismo nazoreo, de carácter político/sacral, que defenderían sus paisanos y sus familiares. En ese contexto podría entenderse mejor la dureza de este pasaje, que Marcos ha redactado para recordar que Jesús es de Nazaret (nazareno, por su nacimiento), pero no nazareo o nazireo (en línea político-sacral) .

6, 2b-3. Admiración y escándalo

… 2 y muchos, escuchándole, se admiraban y decían: ¿De dónde le vienen tales cosas¿ ¿y qué sabiduría es ésa que le ha sido dada? ¿y qué son esos milagros hechos por sus manos? 3 ¿No es éste el artesano, el hijo de María y hermano de Jacob, de José, de Judas y de Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros? Y se escandalizaban de él.

Jesús había empezado a enseñar en la sinagoga (6, 2a), como lo había hecho en Cafarnaúm (1, 21-28 y 3, 1-6), suscitando admiración, pero causando también escándalo, por su mensaje y su práctica de reino. Significativamente, como dirá después el texto, en contra de lo que sucedió en la sinagoga de Cafarnaúm (donde curó al poseso y al manco), Jesús no hizo aquí ningún milagro “importante”, no sólo por la falta de fe de los nazarenos, como supone 6, 5-6, sino también porque no ha venido a “sanar” la sinagoga, sino a presentar en ella su mensaje, confrontándolo así con el de sus paisanos.

6, 2b. Cuestión de sabiduría y milagros

Pues bien, en este contexto, da la impresión de que el protagonismo de la escena no lo tiene Jesús, sino sus paisanos, que se admiran y escandalizan (6, 2-3), sin que parezcan haber cambio de un caso al otro, pues ambas actitudes se vinculan, de manera que el mismo asombro lleva en sí un tipo de rechazo.

Nos movemos, sin duda, en la línea del argumento de los escribas de 3, 21-30, que pueden “admirarse” de las cosas que hace Jesús, pero las atribuyan a Satanás, y por eso le condenan. En este contexto se plantea la pregunta por el origen de los milagros que Jesús realiza y por su sabiduría.

— Importancia de las obras de Jesús. Ellas son las que primero preocupan a los nazarenos: ¿De dónde (pothen) le vienen tales cosas (tauta)? (6, 2). Más que lo que hace interesa aquí el lugar del que proviene. La procedencia determina, según eso, el valor de las cosas que un hombre realiza. Los escribas de 3, 22 creían conocer el origen más profundo de las obras de Jesús, al llamarle endemoniado (=hijo del diablo), rechazando desde ese fondo aquello que él hacía.

De un modo semejante, sus paisanos conocen a un nivel su procedencia y piensan que con ello deberían poder conocerle, controlarle. Pero Jesús ha roto sus esquemas. Por eso preguntan: ¿pothen, de dónde? Es evidente que muchos responderían con los escribas: ¡Actúa con el poder del Príncipe de los demonios… o dirán quizá está loco, como pensaban sus familiares en Cafarnaúm! (3, 21-22).

— Un problema de conocimiento. En el contexto anterior importaban las obras (milagros). Aquí importa la “sabiduría”. Los nazarenos vinculan de esta forma las dos grandes “facultades” que Pablo había separado, al menos metodológicamente: los judíos buscan obras, los griegos sabiduría (cf. 1 Cor 1, 22. Leer más…

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