Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Buen Pastor’

“La necesidad de un guía”. 4º Pascua – B (Juan 10,11-18)

Domingo, 25 de abril de 2021
Comentarios desactivados en “La necesidad de un guía”. 4º Pascua – B (Juan 10,11-18)

25_4_Pasc_B_1450048Para los primeros creyentes, Jesús no es solo un pastor, sino el verdadero y auténtico pastor. El único líder capaz de orientar y dar verdadera vida al ser humano. Esta fe en Jesús como verdadero pastor y guía adquiere una actualidad nueva en una sociedad masificada como la nuestra, donde las personas corren el riesgo de perder su propia identidad y quedar aturdidas ante tantas voces y reclamos.

La publicidad y los medios de comunicación social imponen al individuo no solo la ropa que ha de vestir, la bebida que ha de tomar o la canción que ha de escuchar. Se nos imponen también los hábitos, las costumbres, las ideas, los valores, el estilo de vida y la conducta que hemos de adoptar.

Los resultados son palpables. Son muchas las víctimas de esta «sociedad-araña». Personas que viven «según la moda». Gentes que ya no actúan por propia iniciativa. Hombres y mujeres que buscan su pequeña felicidad, esforzándose por tener aquellos objetos, ideas y conductas que se les dicta desde fuera.

Expuestos a tantas llamadas y reclamos, corremos el riesgo de no escuchar ya la voz de la propia interioridad. Es triste ver a las personas esforzándose por vivir un estilo de vida «impuesto» desde fuera, que simboliza para ellos el bienestar y la verdadera felicidad.

Los cristianos creemos que solo Jesús puede ser guía definitivo del ser humano. Solo desde él podemos aprender a vivir. Precisamente, el cristiano es aquel que, desde Jesús, va descubriendo día a día cuál es la manera más humana de vivir.

Seguir a Jesús como buen pastor es interiorizar las actitudes fundamentales que él vivió, y esforzarnos por vivirlas hoy desde nuestra propia originalidad, prosiguiendo la tarea de construir el reino de Dios que él comenzó.

Pero mientras la meditación sea sustituida por la televisión, el silencio interior por el ruido y el seguimiento a la propia conciencia por la sumisión ciega a la moda será difícil que escuchemos la voz del Buen Pastor, que nos puede ayudar a vivir en medio de esta «sociedad de consumo» que consume a sus consumidores.

José Antonio Pagola

Biblia, Espiritualidad , , , , , , ,

“El buen pastor da la vida por las ovejas”. Domingo 25 de abril de 2021. Domingo cuarto de Pascua

Domingo, 25 de abril de 2021
Comentarios desactivados en “El buen pastor da la vida por las ovejas”. Domingo 25 de abril de 2021. Domingo cuarto de Pascua

30-PascuaB4 cerezoLeído en Koinonia:

Hechos de los apóstoles 4,8-12: Ningún otro puede salvar.
Salmo responsorial: 117: La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
1Juan 3,1-2: Veremos a Dios tal cual es.
Juan 10,11-18: El buen pastor da la vida por las ovejas

Con la palabra «pastor» se designaba en el Antiguo Oriente con frecuencia también a los reyes. Entre los egipcios, los reyes egipcios eran representados con los dos distintivos del pastor: el azote (o espantamoscas) y el cayado. Tanto en el arte de Mesopotamia como en el griego se encuentra la figura del pastor llevando a hombros un cordero; el dios griego Hermes fue representado llevando un carnero. Los cristianos utilizaron esta imagen para representar a Jesús, como buen pastor.

En el Antiguo Testamento Dios le encomienda a David la tarea de pastorear a su pueblo Israel (2Sam 5,2) y los príncipes del pueblo se comparan con frecuencias con pastores. Ezequiel contrapone los dirigentes de Israel -que se apacientan a sí mismos en lugar de apacentar a sus ovejas- con el Señor, como modelo de pastor: «Como sigue el pastor el rastro de su rebaño cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones» (Ez 34,1-10.12).

El evangelista Juan presenta a Jesús como «buen pastor», o por dar una traducción más adecuada, como «modelo de pastor». El pastor modelo se define porque da su vida en función de las ovejas. Quien no ama a las ovejas hasta ese extremo no es buen pastor. El pastor aparece en el evangelio de hoy por oposición al asalariado o mercenario que apacienta a las ovejas por dinero; el asalariado cuando viene el peligro (lobo) deja que mueran las ovejas.

La relación del pastor-Jesús con las ovejas-pueblo es una relación personal y recíproca de conocimiento profundo e íntimo (conozco a las mías y ellas me conocen a mí). Conocer a Jesús significa experimentar su amor e identificarse con su persona y actividad. Esta relación de conocimiento-amor es tan profunda que Jesús la compara a la que existe entre él y el Padre, basada también en la comunidad de Espíritu, que crea la unidad de designio y de propósito.

Pero el rebaño de Jesús no se limita al pueblo de Israel, pues Jesús proclama que tiene otras ovejas que no son de ese recinto, palabra que designa el atrio del templo o, más ampliamente, a la institución judía, en la cual se han arrogado los puestos de poder unos individuos que carecen de todo derecho a ello y que son en realidad explotadores (ladrones) que usan de la violencia (bandidos) para someter al pueblo, manteniéndolo en un estado de miseria (cf. Jr 2,8; 23,1-4; Ez 34,2-10; Zac 11,4-17). Son esa gente que ha convertido la casa de su Padre en casa de negocios (Jn 2,16).

Él tiene otras ovejas que no son del pueblo de Israel, pues pertenecen al mundo pagano y ha venido para formar una nueva comunidad humana que no se limita ya a los judíos sino que se extiende a todos sin distinción de raza, credo o estatuto social.

Jesús, el modelo de pastor, demuestra que es el verdadero pastor porque entrega su vida por las ovejas. Ante su auditorio de dirigentes judíos (v. 19) que lo odian e intentan matarlo, Jesús afirma que es precisamente su prontitud para desafiar la muerte lo que hace manifestarse en él el amor del Padre.

Jesús se entrega a sí mismo y así se recobra, porque al darse él mismo hace suyo el dinamismo de amor del Padre y de esta manera realiza su condición de hijo, adquiriendo la plenitud del propio ser. La demostración continua de amor del Padre se realiza en la presencia y actividad incesante del Espíritu en Jesús y se manifiesta en su obrar.

Como Jesús, quien se da a sí mismo por amor no lo hace con la esperanza de recobrar la vida como premio a ese sacrificio (mérito), sino con la certeza de poderla tomar de nuevo, por la fuerza del amor mismo. Donde hay amor hasta el límite hay vida sin límite, pues el amor es fuerza de vida. Dar la vida significa creer hasta el fin en la verdad y potencia del amor.

Jesús afirma su absoluta libertad en su entrega. Nadie puede quitarle la vida, él la da por propia iniciativa. Indica así que, aunque sean las circunstancias históricas las que van a llevarlo a la muerte, eso puede suceder porque él ha hecho su opción de llegar hasta el fin.

El Padre, que ama a Jesús, le deja plena libertad; como Hijo, Jesús dispone de sus actos (Está en mi mano entregarla, etc.; cf. 3,35). La relación entre Jesús y el Padre no es de sumisión, sino de amor que identifica. El mandamiento del Padre no es una orden, sino un encargo; formula el designio común del Padre y Jesús, que nace de su comunión en el Espíritu (5,30). El evangelista utiliza el término “mandamiento” para oponerlo a los de la antigua Ley. Moisés recibió muchos (Éx 24,12; Dt 12,28, etc.), Jesús uno solo, el del amor hasta el extremo, el mismo que será propuesto a la humanidad (12,49; 13,34).

Y este pastor modelo -que es Jesús-, es también según Pedro en el libro de los Hechos, «la piedra que desecharon ustedes, los arquitectos y que se ha convertido en piedra angular» de la comunidad.

Queremos añadir una «nota crítica» para evitar un peligro que puede conllevar el comentario de la primera lectura de hoy. Es a respecto del famoso versículo Hch 4,12: «No hay bajo el cielo otro nombre que podamos invocar para ser salvos». Será una tentación fácil, para las personas de mentalidad más conservadora, enrumbar su reflexión o su homilía como el comentario a esa fórmula tan altisonante y absoluta. Probablemente no caerán en el exclusivismo eclesiocéntrico («fuera de la Iglesia no hay salvación»), pero tal vez caerán en el exclusivismo cristocéntrico («fuera de Cristo no hay salvación»), aunque sea por vía inclusiva («todos, aunque no lo sepan siquiera, se salvan por Cristo»). Es el mensaje de muchos fundamentalistas cristianos: «¡Sólo Jesús salval! ¡No hay salvación fuera de Jesús!». Tal fundamentalismo estaría justificado «literalmente» desde la misma Palabra de Dios…

J.A.T. Robinson (Truth is Two-eyed, The Westminster Press, Filadelfia 1979, 105) piensa que la interpretación exclusivista del texto (Hch 4,12) es engañosa. «Lo cierto -dice- es que el término ‘salvarse’ (y ‘salvación’) es el mismo que se usa tres versículos antes (4,9) al hablar del ‘enfermo’ que ha sido ‘curado’. El contexto no es el de la comparación de las religiones, sino el del carácter curativo de la fe. El problema es ‘con qué poder’ el cojo ha logrado ‘curarse completamente’ (3,16). ¿Ha sido por algún poder innato, por la piedad de los apóstoles (3,12) o ‘en nombre de Jesús’, que es quien suscita la fe (3,16)?». Ésas son las alternativas que el texto tiene en mente, el contexto del que no se puede sacar la frase. La conclusión es que el versículo en cuestión no puede tomarse como base para justificar el exclusivismo religioso universal (frente a todas las religiones). El lenguaje que allí se está utilizando es un lenguaje «confesional» hacia Cristo y su acción sanadora, y no se le puede hacer decir nada respecto a la no validez de las otras religiones del mundo, en las que ni de lejos podía pensar la comunidad.

Así como «sería monstruoso seguir dando por válido hoy día el axioma «extra Ecclesiam nulla salus»» (Torres Queiruga, El diálogo de Religiones, pág. 7), hay que plantearse igualmente la superación de las fórmulas cristológicamente exclusivistas (que normalmente llamamos inclusivistas). «Ya no cabe hablar sin matices o reservas de simple «cristocentrismo». Frases como «no existe conocimiento de Dios sino en Jesucristo», pueden tener sentido en un lenguaje interno, de naturaleza inmediatamente «confesante»(18); pero, en rigor, deben ser desterradas, no sólo por ser psicológicamente ofensivas para los demás, sino por ser objetivamente falsas, pues implican la negación de toda verdad en las demás religiones, incluido el AT. El centro último y decisivo para todos -como, por lo demás, sucedía para el mismo Jesús- radica en Dios». (Torres Queiruga, Cristianismo y religiones: inreligionación y cristianismo asimétrico, «Sal Terrae» 997[enero 1997]3-19; RELaT 241: servicioskoinonia.org/relat/241.htm). Mucho cuidado pues con los fervores exclusivistas cristocéntricos, dignos de mejor causa. Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , , ,

Dom 25.4.21. El Buen Pastor no guarda ganado, sólo amar es su ejercicio

Domingo, 25 de abril de 2021
Comentarios desactivados en Dom 25.4.21. El Buen Pastor no guarda ganado, sólo amar es su ejercicio

pastorDel blog de Xabier Pikaza:

La iglesia celebra hoy la Fiesta del Buen Pastor de la que he tratado en algunos escritos y muchas páginas de un Diccionario de la Biblia.  

Esta imagen y fiesta está tomada del Evangelio de Juan (Jn 10, 11-18), donde el Buen Pastor no “guarda” ovejas, sino que ama a personas: Las “conoce”, dialoga y comparte la vida con ellas. Esta imagen del Buen Pastor que conoce y es conocido/amado por ovejas que ya no son ovejas sino personas es la clave final del Evangelio de Juan (Jn 21).

No todos entienden esta imagen/tarea del Buen Pastor de igual forma, de manera que (sobre todo a partir del siglo XI) ha surgido  la visión de un Pastor Jerarca con “sacra potestad” sobre las ovejas, de la que está tratando estos días en la Facultad de Teología de San Dámaso el antiguo Obispo-Cardenal de Madrid.

No quiero discutir aquí sobre cuestiones de potestad jurídica  de algunos pastores eclesiales, sino que presentaré el tema a partir del evangelio (Jn 10, Jn 21), para fijarme después en la interpretación de San Juan de la Cruz, que es, a mi juicio, quien mejor lo ha entendido en el último milenio de vida de la Iglesia, cuando dice que “el pastor de Jesús no guarda ganado, pues sólo en amar es su ejercicio”.

En aquel tiempo, dijo Jesús: “Yo soy el buen Pastor.El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir el lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que al Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.

Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente.

  1. No es “pastor” cristiano quien guarda ovejas (quien las domestica y domina, ni siquiera para bien) sino quien “conoce personas”. Bíblicamente, “conocer” (ginôskô) es crear relaciones de amor entre personas, en sentido intelectual y afectivo, económico, social; así se dice que hombre y mujer se conocen cuando se aman, así se conocen hijo y padre (cf. Mt 11, 27-27), amigos, compañeros… El buen pastor no sólo conoce, sino que “es conocido”, como sigue diciendo el texto (y mis ovejas, esto es, mis amigos, me conocen).
  2. Buen pastor, esto es, buen amigo es el que crea relaciones de solidaridad con sus amigos (a quienes, simbólicamente, podemos seguir llamando ovejas). No las utiliza (no las compra-vende), no está por encima de ellas, sino que las ama y se deja amar por ellas, lazos de libertad solidaria y comunión hasta (y por encima) de la muerte.
  3. Ésta es la revelación del Padre, es decir, la presencia más honda de Dios, es decir, la religión. Aquí y sólo aquí se revela Dios Padre. Así dice el texto que Jesús es Hijo de Dios (buen pastor) porque “conocer a las ovejas” (a los hombres/mujeres), porque ama y se deja amar por ellos, en vida y en muerte, en libertad.
  4. Esta es la única potestad cristiana, el poder creador del amor, que nos hace a unos “pastores” (=compañeros, amigos, amantes/amados”). Por eso, los hombres no son siervos de Cristo, ni de ningún jerarca de potestad superior, sino amigos unos de los otros (Jn 15, 15).

Pedro ¿me amas? Pastorea mis ovejas (Jn 11, 25-19)

Las palabras anteriores han escandalizado a muchos en la iglesia antigua, lo mismo que siguen escandalizando hoy día a muchos cristianos (incluso cardenales) partidarios de una “sacra potestas” jurídica por encima de la libertad y comunión interhumana. Por eso, muchos, partidarios de un “pastoreo duro” (propio de un Testamento Antiguo, encima mal interpretado) apelaban a Pedro como pastor-pastor, por encima de estas “veleidades” libertarias y amorosas de del Discípulo Amado, exigiéndole que se aclarara (=que rechazara lo que había dicho en el Cap. 10 del evangelio, sobre el Buen Pastor). El discípulo amado acepta el reto e interpreta lo antes dicho, en la página final de su evangelio:

 Después de haber comido, Jesús dijo a Pedro:

– Simón, hijo de Juan, me amas más que éstos. Y le respondió: Si, Señor, tu sabes que te quiero. Y le respondió Jesús: Apacienta mis corderos/carneros.

– Y le dijo por segunda vez:  Simón, hijo de Juan ¿me amas? Él le responde: Si, Señor, tú sabes que te quiero. Y le dijo: Apacienta mis ovejas.

– Y le dijo por tercera vea: Simón, hijo de Juan ¿me quieres? Y se entristeció Pedro porque le preguntara por tercera vez ¿me quieres? Y le respondió, tú sabes todo, y conoces que te quiero. Y le dijo Jesús: Apacienta mis ovejas (Jn 21, 15-17).

            No voy a comentar este pasaje por entero, sólo a precisar tres cosas, a partir de lo que he dicho. En la iglesia de Pedro son muchos los que dudan de esta comunidad del Discípulo amado, y le exigen que acepte la autoridad oficial. El Discípulo amado y su comunidad la aceptan, pero sólo después de un “examen” que ellos hacen (con Jesús) a Pedro, con estos cinco rasgos:

  1. Pastorear no es gobernar desde arriba, sino amar desde abajo, desde la vida. Jesús pregunta a Pedro ¿me amas? Pedro sabe bien que amar a Jesús no es amar sólo a Jesús, sino “amar a todos sus hermanos”. Pastorear es, por tanto, amar y sólo amando a los hermanos (a Jesús “entero”) Pedro podrá pastorear. Jesús no le da potestad desde arriba, sino que le muestra y pide el amor “desde abajo”, desde la misma vida.
  2. ¿Me amas más que éstos? Tres veces le pregunta Jesús, a la tercera llora Pedro, quizá porque sabe que no es cierto lo que está respondiendo: ¿Es verdad que él amar a Jesús más que Magdalena, más que el Discípulo amado, más que Tomás…? Responde que “sí”, pero vacila llorando. Y sólo allí donde ve que vacila le dice Jesús “pastorea a mis ovejas”…
  3. Jesús le pregunta “me amas” con dos palabras distintas: (a) Le pregunta dos veces “agapas me” (¿me amas dando todo lo que eres, gratuitamente, sin reservarte nada, de forma que tu vida sea pura entrega de amor?). (b) Le pregunta la tercera vez “phileis me”, que significa “me quieres”, como amigo cercano, con alegría, ilusión que transforma en gozo tu misma carne…
  4. Jesús le pide tres veces pastorea “mis” carneros/ovejas. Eso significa que no son de él (de Pedro), sino de Jesús, que le confía lo más hondo que él tiene, su tesoro, sus hombres y mujeres, sus mayores y sus niños, para que los “conozca”, para que establezca con ellos relaciones de amor (de paternidad, de filiación, de enamoramiento, de fraternidad…). Que ame como Jesús ama, no siendo jerarca sobre “ovejas inferiores”, sino hermano de hermanos, amigo de amigos…en un camino que “siendo de Pedro” es de todos los hermanos, que son con él, como el, amados de Jesús.
  5. Carneros, ovejas… No es fácil traducir los términos, no es seguro lo que voy a decir, pero el texto distingue dos palabras. (a) La primera vez le dice Jesús “pastorea mis carneros” (ta arnia mou); esa palabra parece tener el matiz de “machos ovejunos” (carneros), en el sentido de vivientes fuertes (machos o hembras), de personas de autoridad, no simples “niños” (ovejitas inocentes). (b) La tercera vez le dice “pastoras/apacienta mis ovejas” (ta próbata mou), machos o hembras, pero insistiendo en su “pequeñez, en su necesidad” (los expulsados, ovejas perdidas, perseguidas, amenazadas…).

Primera interpretación de san Juan de la Cruz (CB 2).

  •  Pastores, los que fuerdes
  • allá por las majadas al otero,
  • si por ventura vierdes
  • aquel que yo más quiero,
  • decidle que adolezco, peno y muero.

Como he dicho, San Juan de la Cruz ha sido a mi juicio el que mejor a interpretado esta experiencia y tarea del Buen Pastor, cuya mejor imagen y signo en este mundo no es un pastor-jerarca (papa, obispo o presbítero), sino una mujer que ama, una “pastora de Jesús”, esto es, una persona que quiere hacer el camino de amor que Jesús le pide a Pedro en Jn 21.  Ella quiere hacer el camino de Jesús (pastor/ciervo de CB 1), y empieza preguntando a los pastores más sabios (presbíteros, obispos, papas) para que le digan por donde anda Jesús, que le ayuden a encontrarle.

− Había en tiempos de SJC pastores bucólicos,cumpliendo una función literaria, desde los clásicos grecolatinos (Teócrito, Virgilio), con la poesía toscana o castellana del XV-XVI, hasta Don Quijote, caballero de justicia y pastor enamorado. Con amigas y zagales, en la limpia campiña, estos pastores representan una protesta frente a la cultura urbana. Pues bien, la amante pastora les pregunta, pero no recibe respuesta de ellos.

− Pastores ministros de Iglesia. Ciertamente, la amante pastora les pregunta, pero tampoco obtiene respuesta de ellos. Quiero repetirlo: La amante pastora del camino de Jesús, busca la ayuda de los “pastores de oficio”, como sería incluso Pedro, a quien Jesús le ha pregunta tres veces “me amas”, pero no recibe ayuda. Tiene que hacer su camino a solas.

¿Habrá otros pastores que pueden ayudar a nuestra amante buscadora? Algunos le han dicho que hay quizá “Pastores del Ser”, como  el filósofo Heidegger decía  y quería, en oriente y occidente, entre los hindúes o los americanos y alemanes o rusos. Pero nadie le responde, nadie sabe decirle cómo hacer el camino del amor

               Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , , , ,

Pasado, presente y futuro. Domingo 4º de Pascua. Ciclo B

Domingo, 25 de abril de 2021
Comentarios desactivados en Pasado, presente y futuro. Domingo 4º de Pascua. Ciclo B

buenpastor6Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

En los domingos anteriores se han recordado diversas apariciones de Jesús resucitado. A partir de este domingo, y hasta la Ascensión, las lecturas del evangelio, tomadas siempre del evangelio de Juan, se centrarán en diversos aspectos de la relación entre Jesús y el cristiano: buen pastor, vid y sarmientos, mandamiento nuevo, oración sacerdotal.

No es fácil encontrar una relación entre las tres lecturas de hoy porque se usan imágenes muy distintas: Piedra angular para hablar de Jesús (1ª lectura); Padre e hijos para hablar de Dios y nosotros (2ª lectura); pastor y rebaño, para hablar de Jesús y nosotros (evangelio). Buscando una relación entre ellas la vería en el ritmo del tiempo (pasado, presente y futuro) de Jesús y de nosotros.

Pasado y presente de Jesús (Hechos 4,8-12)

  El domingo pasado leímos parte del discurso pronunciado por Pedro después de la curación de un paralítico, atribuida a Jesús, condenado a muerte por las autoridades pero resucitado por Dios. Los sacerdotes, el comisario del templo y los saduceos se irritan al escuchar sus palabras, y al día siguiente los convocan ante el Consejo y los interrogan. La respuesta de Pedro es la siguiente:

En aquellos días, lleno de Espíritu Santo, Pedro dijo:

-Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el Nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por este Nombre, se presenta este sano ante vosotros. Él es “la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular”; no hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos.

Para un judío, el nombre equivale a la persona. El nombre de Jesús es Jesús. En estas pocas palabras se resume su pasado y su presente. El pasado ofrece una imagen de Jesús totalmente pasiva: no se recuerda su predicación ni sus milagros. Solo se cuenta lo que hicieron con él las autoridades judías y Dios. Las autoridades lo rechazaron y crucificaron; Dios los resucitó y convirtió en piedra angular. De esto se deduce su situación presente: él es quien ha curado al paralítico y el único que puede salvarnos a todos nosotros.

Presente y futuro del cristiano (1 Juan 3, 1-2) 

Queridos hermanos: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no lo conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

La 1ª lectura hablaba del pasado y el presente de Jesús. Esta 2ª habla de nuestro presente y nuestro futuro. El presente: somos hijos de Dios. El futuro: seremos semejantes a Dios. Cuando nace un niño siempre se buscan parecidos con el padre, la madre y otros miembros de la familia. Para el autor de la carta, nuestra semejanza con Dios no es algo que se perciba ya desde ahora; se manifestará en el futuro, cuando veamos a Dios cara a cara. Pero eso no impide que seamos ya realmente hijos de Dios. Lástima que esto no se valore. Si fuéramos hijos de un deportista famoso o de un cantante de moda, todos querrían hacerse una foto con nosotros.

Pasado y futuro de Jesús (Juan 10, 11-18)

En aquel tiempo, dijo Jesús: «Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el Buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo Pastor.

Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».»

La imagen del pastor era frecuente en el Antiguo Oriente para referirse al rey: simbolizaba la relación correcta con sus súbditos, que no debía ser despótica sino preocupada por su bienestar. Jesús se la aplica, pero llegando a un extremo que no se da entre los pastores: da la vida por sus ovejas. Es cierto que un pastor, a diferencia del asalariado, está dispuesto a luchar con el lobo para defender al rebaño. Pero no es normal que esté dispuesto a morir por sus ovejas. A tanto no llega. Jesús, en cambio, ve así su misión: dar la vida por ellas. No lo hace por obligación, forzado, sino libremente. Sabiendo que esa vida que entrega la podrá recuperar. Y esto tampoco puede hacerlo un pastor normal y corriente. Aunque el evangelio hable de Jesús como «el buen pastor» debería haber dicho: bueno y excepcional.

Este pasaje concede también especial importancia al futuro de Jesús: a su labor con respecto a otras ovejas, a las que debe buscar para que haya un solo rebaño y un solo pastor. Es una referencia a las comunidades cristianas que se irían formando en países paganos, y a todos nosotros.

Relacionando las tres lecturas, Jesús, buen pastor, nos ha salvado y nos ha conseguido el ser hijos de Dios. A nosotros nos corresponde escuchar su voz y agradecerle el don que nos ha hecho.

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , , , ,

4º Domingo de Pascua. 25 Abril, 2021

Domingo, 25 de abril de 2021
Comentarios desactivados en 4º Domingo de Pascua. 25 Abril, 2021

70DAA403-F91B-4E40-AD3D-4BD94476E9F8

 

Conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí…”

(Jn 10, 11-18)

Hoy nos encontramos con el buen pastor. No un buen pastor, sino el Buen Pastor por excelencia, el que da su vida por las ovejas.

Bien… Aquí vemos a Jesús poniendo un ejemplo para describirse a sí mismo. ¿Qué ocurre? Que ese ejemplo es muy válido para la gente que lo seguía, pero para nosotras no tanto. Vivimos en otro tiempo, otro lugar y otra cultura. No es de extrañar que nos perdamos algo de lo que nos quiere decir Jesús.

Seguramente te haya pasado alguna vez que estando en oración, o incluso en algún momento de la jornada, te “haya venido” alguna idea o ejemplo sobre el evangelio que no te estaba diciendo gran cosa, y de repente, como que lo ves todo más claro. No se trata de que seas una iluminada sino de que Dios nos conoce perfectamente, mucho mejor que nosotras mismas, y sabe qué necesitamos, qué no entendemos, qué andamos “rumiando” en nuestro corazón… nos conoce como el buen pastor a sus ovejas, a cada una de ellas.

Una vez orando este evangelio, mi pensamiento se llenó de un “¡qué poco me estás diciendo, Señor!” y un rato despues me vino un recuerdo, mejor dicho, Dios me puso delante un recuerdo, un sentimiento, este ejemplo. Las primeras veces que mi hermana y yo nos quedábamos solas en casa, nos daba miedo que alguien llamara al timbre y, además de no abrir, llegábamos incluso a quedarnos muy quietas y contener la respiración para que “alguien” no nos oyera (como si la puerta fuera transparente). Realmente nos agarrotábamos. Pero, todo cambiaba, cuando oíamos en la escalera la voz de José, el portero de nuestro bloque. Era un hombre muy servicial, atento, entrañable, fiable… en fin; cuando estábamos solas en casa nos alegraba y tranquilizaba mucho oír, y con ello saber, que él andaba por la escalera, velando por los vecinos, especialmente, por la chiquillería del portal y los señores mayores que vivían solos.

Si haces un poco de memoria, seguramente reconozcas a Jesús como el Buen Pastor, en más de una persona que te haya acompañado o esté acompañando en tu vida. Traelas al corazón con agradecimiento.

Oración

Trinidad Santa, abre nuestra escucha a tu voz. A tu silbido de Buen Pastor.

Amén.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

***

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , , , ,

Jesús el único pastor que nos debe guiar a todos.

Domingo, 25 de abril de 2021
Comentarios desactivados en Jesús el único pastor que nos debe guiar a todos.

11s26-1Jn 10,11-18

Este texto está enmarcado en un contexto más amplio de polémica entre Jesús y los fariseos, después de la curación del ciego de nacimiento. Quien no entra por la puerta, es ladrón y bandido. Quien no es dueño de las ovejas, sino asalariado, no está dispuesto a dar la vida por ellas. No se trata de una propuesta anodina sino de una denuncia en toda regla. Todo poder que no se pone al servicio del pueblo es contrario a Dios. Hemos abandonado los relatos pascuales, pero no nos salimos del tema pascual, la Vida.

No es verosímil que Jesús se declarara pastor de nadie. Este evangelio se escribió setenta años después de morir Jesús y nos cuenta no lo que dijo sino lo que aquellos cristianos pensaban de Jesús. Ellos sí se sentían dirigidos por Jesús e intentaban seguir sus directrices. En el AT el título se aplicaba a Dios o a los dirigentes. En tiempo de Jesús, el pastor era, casi siempre, el dueño de un pequeño número de ovejas, a las que cuidaba como si fueran miembros de la familia, incluso, cobijándolas bajo el mismo techo, llamándolas por su nombre propio. De ellas dependía el sustento de la familia.

El pastor modelo está en contraposición con el mercenario. El pastor, que es dueño de las ovejas, actúa por amor y no le importa arriesgar su propia persona para defenderlas de cualquier peligro. El mercenario actúa por dinero, las ovejas le traen sin cuidado. En (4 Esd 5,18) dice: “No nos abandones como pastor a su rebaño en poder de lobos dañinos”. La figura del lobo está en paralelo con la del ladrón y bandido, que arrebata y dispersa. Precisamente lo contrario de lo que hace Jesús, reunir las ovejas dispersas (Jn 11,52)

La imagen del pastor fue muy utilizada en el AT. Se aplicó a los dirigentes, muchas veces para llamar la atención de que no cumplían con su deber. Se aplicó al mismo Dios que, cansado de los malos pastores, terminaría por apacentar Él mismo a su rebaño. La única idea original de Jn es la de dar la vida por las ovejas. Seguramente es una interpretación de la vida y muerte de Jesús como servicio a los hombres. No se trata de un discurso de Jesús, sino de una manera de trasmitir lo que aquellos cristianos pensaban sobre él.

Yo soy el buen pastor. No se trata de resaltar el carácter de bondad o dulzura. La traducción oficial devalúa la expresión. “Bueno” en griego, sería agathos. Kalos significa bello, ideal, excelente, único en su género. Denota perfección suma. No se dice solo de las personas (el vino en la boda de Caná, Jn 2,10). Pastores “buenos” puede haber muchos. Pastor ideal solo puede haber uno. El tomar el evangelio que acabamos de oír como excusa para hablar de los obispos y de los sacerdotes no tiene ni pies ni cabeza. La tarea de los dirigentes no tiene nada que ver con lo que nos quiere decir el evangelio.

El buen pastor se entrega él mismo por las ovejas. La vida (psukhên) se identifica con la persona. En griego existen tres palabras para designar vida: “bios”, “zoê” y “psukhê”. No significan lo mismo, y por eso pueden causar confusión. Psukhên significa persona, es decir, capacidad de sentimientos y afectos. “Tithesin” no significa dar, sino poner, o mejor, exponer, arriesgar. Como pastor excelente, Jesús pone su persona al servicio de los demás durante toda la vida. Jesús se desvive por los demás.

Desvivirse: Mostrar incesante y vivo interés, solicitud o amor por una persona (DRAE). Es exactamente lo que quiere decir aquí Juan de Jesús. La entrega de la vida física es la manifestación extrema de su continua entrega durante toda su vida. Quien no ama hasta dar la vida no es auténtico pastor. El máximo don de sí es la comunica­ción plena de lo que él es. No se trata de que, por su muerte, se nos conceda algo venido de fuera. Se trata de que su Vida, puesta al servicio de todos, prende y se desarrolla en nosotros.

Conozco a las mías y las mías me conocen. No se trata de un conocimiento a través de los sentidos o de la razón. En el AT el conocimiento y el amor van siempre juntos. Ese conocimiento mutuo es una relación íntima, por la participa­ción del Espíritu. Esta reciprocidad nos lanza a años luz de la simple imagen de oveja y pastor. Este mutuo conocimiento-a­mor lo compara con el que existe entre Jesús y el Padre. La comunidad de Jesús no es una filiación externa, sino una experiencia-vivencia de amor.

Tengo otras ovejas que no son de este atrio. Sitúa Juan su evangelio en el amplio contexto de la creación. De ahí deduce la visión universalista de la misión de Jesús. Los supuestos privilegios del pueblo de Israel desaparecen. Ya en el prólogo habla de la “luz que ilumina a todo hombre”. Nada que ver con creernos elegidos o pensar en un Dios propiedad exclusiva nuestra. Todas las religiones han caído en esa trampa; la nuestra ha sido la más exagerada en esa reivindicación de una exclusividad de Dios.

Un solo rebaño, un solo pastor. La ausencia de conjunción “y” o preposición “con” entre los dos términos, indica que la relación entre Jesús y el rebaño no es de yuxtaposición ni de compañía. Jesús, como fuente de Vida, es el aglutinante que constituye la comunidad como tal. No puede ser encerrada en institución alguna. Su base es la naturaleza del hombre acabado por el Espíritu que da cohesión interior. Jesús no ha creado un corral donde meter sus ovejas; todos los hombres forman parte de su rebaño.

El dar Vida empalma con el tiempo de Pascua, porque la experiencia pascual es que Jesús les comunica Vida. Nosotros tenemos la posibilidad de hacer nuestra esa Vida. Se trata de la misma Vida de Dios. “El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo el que me come vivirá por mí”. El que me come, quiere decir el que me hace suyo, el que se identifica con mi manera de ser, de pensar, de actuar, de vivir. Si Jesús es pan de Vida, no es porque lo comemos sino porque nos dejarnos comer.

En la medida que cada uno de nosotros hayamos hecho nuestra esa Vida, estaremos dispuestos a desvivirnos por los demás. El salir de sí mismo e ir a los demás para potenciar sus Vidas no depende de las circunstancias; es un movimiento que tiene su origen en esa misma Vida. El amor que nos pidió Jesús está reñido con cualquier clase de acepción de personas. No estamos acostumbrados a tener este detalle en cuenta, y así creemos que es amor lo que no es más que recíproco interés o simpatía visceral.

 

Meditación-contemplación

“Yo doy mi vida por las ovejas”.
No se trata de dar la vida muriendo,
sino de poner toda tu vida al servicio de los demás.
Solo lo que se da, se gana.
Todo lo que se guarda, se pierde.

 

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , , , ,

El Buen Pastor da la vida a sus ovejas.

Domingo, 25 de abril de 2021
Comentarios desactivados en El Buen Pastor da la vida a sus ovejas.

good-shepherd-icon1El agua que no corre se estanca, se pudre y huele mal. Pero también se pudre y huele mal toda vida que no fluye (Pablo D’Ors)

Domingo IV de Pascua

Jn 10, 11-18

-Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas

Cinco veces aparece en el Evangelio la expresión redentora de “da la vida por sus ovejas”. Aunque la realidad salvadora, la cumplió Jesús en el mundo en “dar la vida a” más que en “darla por”. El nuevo rebaño –o comunidad mesiánica- con acceso a la salvación (alcanzar la plenitud humana) la otorga el buen pastor comunicando vida a su rebaño: “Yo vine para que tengan vida, y la tengan en abundancia”, dice Juan en el versículo diez del citado décimo capítulo.

A partir de aquí surgen relaciones de mutuo conocimiento, amor y comunión entre Jesús y sus discípulos. Relaciones mantenidas entre todo verdadero Maestro espiritual y seguidores. La palabra religión, de re-ligare -volver a unir- es re-ligazón con el Absoluto, “que irrumpe en nuestras vidas creando unión –comunión- con Él, con todo lo humano y también con el cosmos, como escribe el acreditado teólogo granadino Manuel Gª Hdez, en su última obra Ensayo sobre la vida y espiritualidad. (Ed. Desclée de Brouwer, 2015).

El Nuevo Testamento retoma y aplica a la figura de Jesús –Marcos 12, 10, Hechos 4, 11 y Primera de Pedro 2, 7- la imagen de la piedra angular del edificio cantada por el Salmista y constituido por cuantos escuchan y siguen su doctrina. Una mansión construida al margen de los cánones legales establecidos y, en consecuencia, deshechada por los arquitectos oficiales.

El agua que no corre se estanca, se pudre y huele mal, pero también se pudre y huele mal toda vida que no fluye. Lo sabemos todos y de modo particular, debieran conocerlo los propios interesados. Pues como señala D’Ors en otro momento, y en una dimensión cósmica: “Todo lo que haces a los demás seres y a la naturaleza te lo haces a ti” (Pablo D’Ors, Biografía del Silencio, Ed. Siruela).

Desde esta perspectiva evangélica se funden y confunden ovejas y pastores. Jesús delegó en cada uno de sus seguidores la vigilancia de no contaminación, y el mantenimiento y pertinente desarrollo del edificio del Reino. Desde entonces Jesús somos nosotros. Para llevar a cabo tan vital tarea, el mejor aparejo nos lo brinda el Papa Francisco en la Evangelii Gaudium: “Redescubrir la Iglesia y la alegria de ser cristianos”.

En su homilia del pasado Jueves Santo indicó a los sacerdotes que no pueden ser “pastores con cara de vinagre, quejosos ni, lo que es peor, pastores aburridos”. Y reiteró la necesidad que tiene la sociedad de pastores “con olor a oveja” y “sonrisa de padre”. Que no tienen nada que ver con esos “que huelen a perfume caro y te miran de lejos desde arriba”. Con similar talante no es posible dar vida alguna a las ovejas.

Colaborar en la misión de que todos tengan vida y la tengan en abundancia es tarea que a todos nos afecta. Un extraño concierto de ideas sembradas en surcos terrenales que debiera ser forma de vida para todos.

 

LA ALONDRA: UNA MANERA DE PENSAR

Soñé también que alondra era
sobre la era de un pueblo en La Ribera
castellano-leonesa del Bernesga.

Un punto allá en el cielo,
bendiciendo trigales con sus versos.

Los labriegos buscaban su cantar
y su figura en las alturas.

Mas sólo la veían las miradas
comprometidas con lo que cantaba.

……………………….

Admirados un día se quedaron
todos los del pueblo.

Se anunciaba:
“El Búho y la Alondra darán juntos
un extraño concierto”.

Se reunieron todos en la era,
que era un comunal espacio.

Actuaban el Búho Soliloquio
y la Alondra  del pueblo ribereño.

Entonaron celestiales ideas
sembradas en besanas terrenales.

Les escucharon todos y aplaudieron,
porque lo que cantaron
¡era Forma de Vida para Todos!

También estaba Dios en el teatro.

(SOLILOQUIOS, Ediciones Feadulta)

Vicente Martínez

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , , , ,

El buen pastor da la vida por las ovejas. Tú das tu vida por mí.

Domingo, 25 de abril de 2021
Comentarios desactivados en El buen pastor da la vida por las ovejas. Tú das tu vida por mí.

catedral-del-buen-pastorDOMINGO 4º PASCUA (B)

Jn 10, 11-18

En las democracias actuales, podría parecer que los líderes, jefes y dirigentes actúan en favor de los pueblos, pues no se imponen como si fueran imprescindibles para la comunidad sino que son elegidos. Mas el asunto es algo más complejo. A lo largo de la historia se constata que las actitudes de éstos, inspiradas casi siempre en la voluntad de poder y de dominio, se van alejando paulatinamente de los principios fundamentales del Bien Común general y la convivencia respetuosa. ¿No son éstos capaces de llegar a acuerdos y recuperar el diálogo social que benefician mayormente a las personas que viven y trabajan en un mismo país?

También en la Iglesia se corre este riesgo, es decir, que los servidores se conviertan en gobernadores y que el trabajo pastoral se confunda con el ejercicio de un poder. Francisco insiste en que no se puede poner un beneficio particular o propio por encima del bien común, y la Doctrina Social nos recuerda sus dos pilares: la dignidad de la persona y el bien común. Pero, lamentablemente, no parece que vayamos por este camino. Ni en la sociedad civil ni en la Iglesia.

La actitud de Jesús en cuanto Pastor, nunca se acaba de aprender. El líder verdadero o el pastor bueno es el que sabe dejar de serlo en beneficio del pueblo. De hecho, da la vida por él, por los demás; no es buen pastor aquel que manipula o vive a costa del rebaño sembrando la división o el odio e incluso entrando en abierta confrontación con otros pastores  para conservar su liderazgo, sus votos. El verdadero dirigente ayuda a que la comunidad sea capaz de afrontar responsablemente su propio destino. Jesús, el Buen Pastor, alienta, exhorta y sostiene al ser humano para que se haga pastor de su propia vida, en solidaridad con los demás, con sus hermanos, e incluso con las “ovejas” de otros rediles.

La autoridad, pues, en la sociedad y en la Iglesia es un servicio comprometido, exigente, no exento de sinsabores y, llegado el caso, expuesto a dar la vida en defensa de la comunidad, de los hombres y mujeres que integran el pueblo de Dios, con sus luces y sus sombras. Jesús encarna el modelo ideal, único de Pastor. Hemos oído hasta la saciedad, que los pastores en la Iglesia son los sacerdotes y obispos y el resto del pueblo, ovejas, borregos. Nada más lejos de lo que nos quiere decir el texto evangélico. Todos somos ovejas del mismo y Único Pastor. Jesús da la vida, es decir, se arriesga, se ofrece él mismo y se implica, desde el inicio de su vida pública, en la liberación y el servicio a los demás, especialmente a los más vulnerables. Se desvive por todos y esa entrega, por amor, se manifiesta día a día.

El vínculo íntimo, profundo que se da entre Cristo resucitado, oculto, y la persona, objeto de su entrega y su amor incondicional, es el conocimiento mutuo que va haciéndose cada vez más perfecto e intenso en virtud del Espíritu que habita en cada ser humano. Y ese vínculo de amor no puede tener otro fin que el llegar a hacerse UNO como el Padre y el Hijo son UNO.

Los lobos, ladrones y oportunistas están al acecho de las almas-ovejas que, distraídas en enredos mentales o ídolos engañosos, no se prestan a escuchar la voz del Pastor, de la Verdad. Mas, llegada su hora, también éstas serán atraídas hacia el Amor, destino final de todas las almas-ovejas.

La división de los cristianos en rebaños diferentes y antagónicos se debe en parte a planteamientos interesados y egoístas por parte de algunos “pastores”. El verdadero centro del ecumenismo o, mejor, del panenteísmo será el compromiso decidido a favor del “rebaño”, como quiera que se llame. (“La creencia de que el Ser de Dios influye y penetra todo el universo, de tal modo que cada parte de éste existe en Él, pero este Ser es más que, y no se agota en, el universo“. Es un modelo de relación libre, recíproca: Dios en el mundo y el mundo en Dios, al tiempo que cada uno sigue siendo distinto. La relación es mutua, aunque las diferencias existen y son respetadas. La absoluta diferencia entre Creador y creatura queda envuelta y abrazada por Dios, que es todo en todo).

La condición de Hijo/a de Dios es gratuitamente ofrecida a todo ser humano. Éste, a lo largo de su vida, buscará en su interior el camino que le conduce hacia Él.

Sin duda, todos hemos conocido y conocemos personas que se han des-vivido y han amado “hasta el extremo”, dándonos ejemplo y enseñándonos que, aun con las limitaciones humanas, es posible darse con generosidad, amar con gratuidad, actuar con valentía, defender lo débil, lo pequeño, lo vulnerable, lo perdido.

Decir hoy Resurrección, significa reconstruir entendimientos, superar desacuerdos, recuperar los sueños rotos, la utopía del ser cristiano, renovar las relaciones humanas, rescatar, a través de diferentes medios, las vidas en peligro, apostar por los crucificados de la historia.

“Creer en la resurrección es un compromiso liberador en el aquí y ahora, haciendo posible una nueva humanidad de justicia y equidad”. “Es, asimismo, liberación de todo tipo de esclavitudes interiores, rencores, xenofobias, supremacismos, odios, ataduras al pasado, miedos, pensamientos tóxicos, preocupación por cosas que no tienen sentido, obsesión por acumular dinero, prestigio y placeres”, como señala atinadamente, Fernando Bermúdez López.

Decir Buen Pastor es escuchar Su Voz, hacernos partícipes de su Presencia viva en medio de nosotros, sin hacer discriminaciones por razón de sexo, raza, etnia, género, estatus social, motivos religiosos, diferencias físicas, políticas, de edad, etc. (Hch 10,34  ss). En definitiva, es creer que así me conoce a mí, con mis sueños y mis desolaciones, con mis talentos y mis limitaciones. ¿Me dejo/nos dejamos cuidar por Él?

¡Shalom!

 

Mª Luisa Paret

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , , , ,

¿Pastores?.

Domingo, 25 de abril de 2021
Comentarios desactivados en ¿Pastores?.

jesus-buen-pastorPara la gran mayoría de nuestros contemporáneos, al menos en nuestro ámbito noroccidental, la imagen del pastor resulta anacrónica, cuando no provoca, además, sarpullidos. En el primer caso, porque nos hallamos muy lejos de aquella cultura agrícola y ganadera en la que nació; en el segundo, porque nos chirrían las imágenes que se mueven en la clave de autoridad/sometimiento, y que arrastran, con frecuencia, una historia de dominación.

 En concreto, la imagen del pastor evoca, por sí misma, la de la oveja y el rebaño. Y el contraste entre ambas hace aflorar en la conciencia de muchos la contraposición entre autoritarismo, por un lado, y sumisión y alienación (borreguismo), por otro.

 A partir de la modernidad, la autonomía resulta un valor irrenunciable para el ser humano, que ha hecho suya la denuncia de Kant contra los “tutores” y su llamada a la “mayoría de edad”, expresada en el grito “Sapere aude” (atrévete a conocer por ti mismo).

 Parece indudable que la imagen del “pastor” -como, en otros casos, la del “gurú” o del “maestro”– sirvió de pretexto para justificar abusos de diverso tipo, todos ellos basados en el poder que aquellas mismas imágenes otorgaban.

  La experiencia y el mayor conocimiento de la condición humana nos han hecho ver que también los pastores, gurús y maestros tienen su zona de sombras. Y que el hecho de querer negarlas o disimularlas no logra sino convertirlas en más peligrosas.

 Todos somos maestros y discípulos. Todos nos hallamos en un proceso de aprender. Podemos, sin duda, reconocer a personas que nos ayudan y que despiertan lo mejor de nosotros mismos. Pero no será porque se impongan y se empeñen en conducir nuestro camino, sino porque, siendo humildes y transparentes, nos remiten a nuestro propio “maestro interior”.

 No necesitamos pastores, sino compañeros de camino, acompañantes lúcidos y humildes, compartiendo aquello que a cada cual se nos ha regalado experimentar.

¿Escucho y sigo a mi maestro interior?

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , , , ,

Eclesiología de emergencia / Volver al Buen Pastor

Domingo, 25 de abril de 2021
Comentarios desactivados en Eclesiología de emergencia / Volver al Buen Pastor

imagesDel blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

  1. Yo soy el buen pastor.

         El cuarto domingo de Pascua está centrado en la imagen de Cristo con Buen Pastor. Yo soy el Buen Pastor. (Yo soy la puerta / yo soy el Buen Pastor).

         El evangelio de Juan tiene una gran densidad (concentración) cristológica y por eso uno de los ejes centrales de este evangelio es el “Yo soy”, que San Juan lo emplea en más de treinta ocasiones. Con este “leitmotiv” del “yo soy”, San Juan despliega su visión de Cristo (cristología).

El Evangelio de Juan aplica a Jesús el “Yo Soy el que soy” del AT. Yo soy el pan de vida, yo soy el agua, el camino, la verdad, yo soy la luz, yo soy la resurrección, yo soy rey, o simplemente: “Yo soy” (Cuando veáis al Cristo elevado en la cruz sabréis que “yo soy”, en el prendimiento de Jesús en el Huerto de los Olivos a la pregunta de los soldados: ¿A quién buscáis?, Jesús responde: “Yo soy”, o tras la resurrección, Jesús les dice a los suyos: no tengáis miedo: “soy yo”.

         En el fondo el evangelio de Juan nos ofrece al Jesús que es. Se trata de una alta cristología que recoge la fe del AT sobre la “identidad” de Dios y se la aplica a Jesús: (Éxodo 3, 14: Yo soy el que soy).

         Es una forma elegante, mayestática de decirnos que Cristo es Dios.

Y quien se acerca al que es, a Cristo, termina siendo. Tras la curación del ciego junto al Templo, los fariseos dudan si es el mismo o no. El ciego dice: “soy yo” (Jn 9,9).

         En tiempos, quizás en situaciones personales de crisis de identidad, de desorientación o de noches oscuras, nos hace bien acercarnos al que es, no al que tiene, sino al que es.

         El salmo 22 es un poema al buen Pastor: Él nos guía por valles de tinieblas, Él camina con nosotros, nada temamos…

¿Quién es el pastor que guía y orienta mi vida? ¿Qué ideologías, de qué líderes políticos, eclesiásticos, deportivos, culturales soy “fan”?

El cristiano no tiene más pastor que el Señor.

  1. Unas comunidades sufrientes y una eclesiología de emergencia y curiosa.

         A finales del siglo I, la iglesia naciente, más en concreto: las comunidades de la tradición de san Juan, sufrieron mucho por dos motivos fundamentales:

  1. Por verse expulsados del Templo y del ámbito judío.[1] De ahí que este evangelio hable de otro rebaño, Jesús, buen Pastor saca las ovejas del Templo, las lleva consigo lejos de los asalariados. Estos cristianos, estas comunidades viven unidas a Cristo, al buen pastor.
  2. Por las primeras incrustaciones “espiritualoides” (gnosticismo griego) en el seno del cristianismo. De ahí que San Juan insista en que el Verbo –Jesús- se hizo hombre, carne, (Jn 1,14). Jesús no fue un “dios del olimpo griego). Así como también Juan repite con frecuencia el “permaneced” en lo que os enseñé desde el comienzo” y no nos despistemos con doctrinas extrañas. Muchos cristianos de la tradición joánica marcharon de la iglesia por su pseudo espiritualismo:

Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son delos nuestros. (1Juan 2,19)

Por estas razones, la eclesiología de Juan es muy personalizada y centrada en Cristo.

Juan no emplea categorías comunitarias, todo se centra en Cristo. Así como en San Pablo encontramos categorías comunitarias para hablar de la iglesia: cuerpo, de Cristo, pueblo, esposa de Cristo, templo, etc. En Juan no hay ideas comunitarias sino más bien se centra en Cristo.

En Juan no aparece la idea de pueblo”, pero “uno “-Jesús- tiene que morir por el pueblo: conviene que uno muera por el pueblo (Jn 11,45-56). San Juan no habla en su evangelio del Reino de Dios (solamente una vez en el diálogo con Nicodemo), pero en cambio +hay Rey: Yo soy rey, (Jn 18,38). Yo soy la vid, permaneced unidos a mí, (Jn 15,55).

La eclesiología, el modo de entender la Iglesia de Juan es eminentemente cristológica: permaneced unidos a la vid (Cristo).

Tres breves conclusiones para tiempos de crisis eclesiástica y pandémica:

  1. En todo momento histórico, cultural, social, habremos de acercarnos a Cristo, al que es, para tratar de ser nosotros también hoy. Muchos esquemas teológicos, eclesiásticos, etc. son perfecta y válidamente cambiables. La Iglesia es una, las eclesiologías puede ser –son- diversas.
  1. En tiempos de turbulencias eclesiásticas nos hará bien centrarnos en Cristo: permanecer en la traditio evangélica y eclesial en que hemos crecido y vivido la fe. Cristiano e iglesia son quienes se acercan y siguen al Señor, al que es.

No es lo mismo lo eclesiástico que lo eclesial. A veces el sistema eclesiástico dista mucho del Evangelio y del Buen Pastor.

Vivamos la eclesialidad en comunión con el Señor.

En situaciones (diócesis como la nuestra) en las que no existe comunión (vita communis: vida común) y cada uno va por su cuenta, porque no hay sinodalidad (cada uno camina por donde puede), la terapia, la salida es permanecer unidos al Buen Pastor, que conoce, cuida y ama a sus ovejas.

  1. Por otra parte, la pandemia que estamos atravesando es –por motivos sanitarios- un hábitat poco comunitario. Vivimos más bien aislados, confinados, en una cierta soledad. Apenas si podemos reunirnos en los templos y grupos. Son momentos de vivir en una “eclesiología de emergencia”. Nuestra eclesiología no consiste en calcular bien el “aforo” permitido en el templo, sino en vivir unidos a Cristo nuestro Buen Pastor, que es la vid de donde nos viene la savia. Habremos de vivir la eclesialidad en nuestro interior, unidos al Señor. Entre el Buen Pastor y los cristianos existe una relación personal de conocimiento íntimo, profundo. El Buen Pastor siempre está con nosotros hasta dar la vida por nosotros: Conozco a mis ovejas y las mías me conocen … doy la vida por ellas.
  1. Asalariados, ladrones y “saltaparapetos”.

En el transfondo de esta parábola del Buen pastor está el capítulo 34 de Ezequiel. El profeta hace una crítica fortísima a los falsos pastores de entonces y de ahora:

Habéis explotado y os habéis aprovechado del pueblo (a las ovejas), en vez de ayudarlo.

No habéis cuidado a la enferma ni curado a la que estaba herida: no habéis tornado a la descarriada ni buscado a la perdida; sino que las habéis dominado con violencia y dureza. Las ovejas se han dispersado.

Pero llegará un día en que Yo tomaré a las ovejas y buscaré a las perdidas. Como un pastor vela por su rebaño cuando se encuentra en medio de sus ovejas dispersas, así velaré yo por mis ovejas. Las recobraré de todos los lugares donde se habían dispersado

Ezequiel vivió en el siglo VI a.C., pero parece que las cosas se repiten en la historia. ¿Cuidamos hoy de las ovejas enfermas y débiles? (Sanidad). ¿Ayudamos a las ovejas perdidas? (Educación). La situación que critica Ezequiel la vemos y vivimos todos los días. Es triste, doloroso cuando esas cosas se hacen con los más pobres y débiles de la tierra.

¡Qué mal suena expresión asalariados! (al menos suena mal en el sentido en el que el evangelio usa esta palabra). Asalariados de las ideologías, de las grandes cadenas informativas: prensa, radio, tv., asalariados y “carreristas” en el mundo eclesiástico.

La primera carta de Pedro dice:

Quiero aconsejar ahora a los responsables de vuestras comunidades, yo que comparto con ellos ese mismo ministerio y soy testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe ya de la gloria que ha de revelarse: Cuidad de las ovejas de Dios que os han sido confiadas; hacedlo de buena voluntad, como Dios quiere, y no a la fuerza o por ambición de dinero. Realizad vuestro trabajo de buena gana, no como déspotas con quienes están a vuestro cuidado, sino procurando ser un ejemplo para ellos. (1Pedro 5,1-3)

  1. Somos pastores.

Por una cierta analogía podemos pensar que estamos llamados a ser pastores en la vida y hemos de procurar hacerlo lo mejor posible y con responsabilidad, no sea que nos convirtamos en asalariados que trabajamos por el dinero y no por la noble tarea de cuidar del rebaño, del pueblo, de la comunidad cristiana:

  • Los padres de familia son pastores de sus hijos, de su familia. Los hermanos mayores tiene casi espontáneamente una misión de ser guías de sus hermanos. (¡Cuidado con ser Caín y Abel o con vender al hermano menor: José!). Hay que cuidar mucho los primeros valores: acogida, amor, -los padres son quienes transmiten la bondad y la vida del Buen Pastor- criterios de educación, trabajo, los estilos -esquemas- de vida, el diálogo sobre todo a ciertas edades: la acogida de la vida inicial, la adolescencia, la elección del centro de estudios, la formación humanista, en nuestro caso, la formación cristiana.
  • Los profesores en el mundo educativo son guías que orientan a los niños, jóvenes. Tener 20 ó 30 niños o jóvenes en un aula y durante tantas horas y años supone una gran responsabilidad de los padres y de los profesores. Un niño abandonado a su suerte, está perdido. ¿Y unos niños, unas generaciones abandonados a los planes educativos actuales?
  • Un buen médico es un buen pastor y no solamente porque sea científicamente competente, sino porque un buen médico enseña a vivir.
  • Los psiquiatras, los psicólogos, un abogado sensato, etc. son auténticos pastores.
  • Pastores en la Iglesia. Aquellos que tienen responsabilidades en la Iglesia son también pastores de la comunidad cristiana, y no “gobernadores civiles”, lo cual constituye una gran tarea personal, moral, de formación, de servicio
  • Los medios de comunicación: periodistas y “tertulianos”, internet son también pastores de la sociedad. Al fin y al cabo los medios de comunicación (quizás más que la misma Universidad) son el nuevo Sinaí o el nuevo ágora del siglo XXI. Sobre todo hoy en día una sociedad funciona y se rige por los criterios que dictan los medios de comunicación. Los valores, los estilos de vida, las pautas de comportamiento de los grupos humanos son los que emiten las cadenas de televisión.
  1. Gracias a los pastores de nuestra vida.

         Este domingo del Buen Pastor puede ser una buena ocasión para dar gracias a Dios por los “buenos pastores” que hemos tenido en la vida. Un recuerdo agradecido a nuestros padres, a nuestros hermanos, algún sacerdote que nos encauzó en la vida, algún médico, psicólogo que nos descubrió facetas de nuestra personalidad y nos enseñó a vivir, algún compañero o amigo que nos acogió, quizás nos guio, algún profesor que nos enseñó más que “cosas”, nos enseñó con su testimonio a trabajar a vivir.

  1. Volver al Buen Pastor.

         Posiblemente estemos en un momento en el que nos es urgente volver a la fuente de la vida, al Buen Pastor. Quizás nos estamos perdiendo en mantener cuadros eclesiásticos, cuando lo que importa es vivir unidos a la Vida, seguir al Buen Pastor, pues de Él nos viene el agua, la vida, la verdad, la paz.

Andabais descarriados como ovejas,

pero ahora habéis vuelto al Pastor y Guardián de vuestras vidas.

(1Ped 2,25)

[1] Tras la destrucción de Jerusalén y el Templo por parte de Roma (Tito – Pompeyo) en el año 70 d.C, los judíos celebraron una gran reunión en Yamnia (actual Jafa). Se le denomina el concilio o asamblea de Yamnia y en esta reunión acordaron principalmente dos cosas: fijar el canon de los libros que constituyen el AT y la expulsión de los seguidores de Jesús (Iglesia) del ámbito judío.  Es el caso de las comunidades de Juan.

***

Biblia, Budismo, Espiritualidad , , , , , , , , , ,

Abriendo puertas

Martes, 19 de mayo de 2020
Comentarios desactivados en Abriendo puertas

Del blog Amigos de Thomas Merton:

1011610_738664716166187_5793569334554865360_n

La puerta es, en muchos cuentos y leyendas, un símbolo importante del hacerse hombre, ser humano adulto, maduro. Jesús mismo dice de sí en el evangelio que se lee el Domingo del Buen Pastor: “Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo: entrará y saldrá y encontrará pasto” (Juan 10,9). Jesús no sólo ingresa a través de nuestras puertas cerradas, sino que Él mismo es una puerta, a través de la cual podemos encontrar la vida.

La puerta representa el pasaje de un sector a otro, por ejemplo del aquí al más allá, del territorio profano al sacro. En la época medieval, las puertas de las catedrales siempre se decoraban con Cristo Rey. Así se recordaba que sólo a través de Cristo se puede entrar en la vida verdadera.  Si tomamos en serio las palabras de Jesús, nuestra vida primero será sanada y salvada, y llegaremos a nuestro verdadero yo cuando atravesemos la puerta que es Jesús mismo.

Las dos imágenes usadas por Jesús ilustran lo que significa esta vida: entrar y salir por una puerta, y encontrar la pradera. La puerta nos impulsará de ida y de vuelta. Ya no giraremos introspectivamente sobre nosotros mismos. Pero tampoco viviremos sólo en la superficie. En sueños a veces no encontramos la puerta que nos lleva a casa. Esta es una imagen que simboliza el no tener acceso a nuestro corazón, a nuestro propio ser; el sólo corretear por fuera, sin acceso a nuestra propia alma. Si ingresamos por la puerta que es Cristo, entraremos y saldremos; estaremos en relación con nuestro corazón y al mismo tiempo formaremos parte del mundo. También la imagen de “entrar y salir” evoca libertad; entrar por la puerta que es Cristo no nos encierra en un lugar, una realidad, un tiempo, sino que nos descubro como hijos, herederos, y por tanto abiertos al impulso del Espíritu y a los caminos nuevos que este abra para nosotros.

Y encontraremos pasto. Encontraremos el alimento que nos nutre realmente. Nunca nos faltará lo necesario para llegar a la siguiente etapa del camino, a la otra puerta que tendremos que cruzar.

 Cristo como verdadera puerta es una hermosa imagen de la resurrección.

Podemos sellar nuestras puertas, pero igual Jesús como Puerta de Vida, romperá y atravesará nuestras puertas selladas. Cuando Él entra por nuestra puerta cerrada, volvemos a tener acceso a nosotros mismos, perdemos el miedo y tenemos paz.

Es importante que tomemos conciencia de las puertas que atravesamos o de las puertas que cerramos en torno nuestro. Deja que el Resucitado camine a tu lado, contigo, a través de todo tu mundo interior; que lo cerrado se abra, y que la vida verdadera entre en esos espacios oscuros y sofocantes de tu realidad personal, familiar o comunitaria.

Pregúntate: ¿Cuál es la puerta que debo abrir para que la vida se haga más amplia y tenga más luz?

¿Qué puertas esperan por mí para que las abra?

*

(Recreación de un texto de Anselm Grün)

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , ,

Conocer su voz… No nos faltará su silbo

Domingo, 3 de mayo de 2020
Comentarios desactivados en Conocer su voz… No nos faltará su silbo

image

 

SALMO 23

El Señor es mi Pastor…

Los pastores de mi casa
me enseñaron a sentirLo.
La «chivita» deportada
por la guerra fratricida
me ayudó a reconocerme
vigilado por sus Ojos,
añorado por sus Manos.

Yo sería un pastor
¿bueno?

Tu Palabra me alimenta, cada día,
como un valle.
Me convida tu Misterio, como un monte.
Como un río me penetra,
perdonado,
tu Ternura.

Pirineo y sus pastores,
por las rocas,
en la nieve,

por el Ésera desnudo tierra abajo,
por las noches estrelladas cielo arriba.

Los balidos impotentes me acosaban, siendo niño.
Los balidos de los pobres, degollados, me traspasan.
¿No bastaba con tu sangre, Pascua nuestra?

Si atardece en mis majadas,
Tú serás su paz caliente.
No les faltará tu silbo
cuando rompa el día nuevo.

Los mayores desencantos
puedo atravesar seguro.
¡Tú me llevas como un hombro,
Pastor bueno!

*

Pedro Casaldáliga
Todavía estas palabras, 1994

***

jesus

***

 

En aquel tiempo, dijo Jesús:

“Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a sus voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.”

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:

“Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.”

*

Juan 10, 1-10

***

¿Quién es Jesús? Jesús es el buen pastor. Es el mismo Señor quien nos invita a que lo pensemos así: como una figura extremadamente amable, dulce, próxima. Sólo podemos atribuir al Señor expresarse con una bondad infinita. Presentándose con este aspecto, repite la invitación del pastor: establece una relación que sabe de ternuras y de prodigios. Conoce a sus ovejitas y las llama por su nombre. Como nosotros somos de su rebaño, resulta fácil la posibilidad de corresponder que antecede a la misma petición que le presentamos. Él nos conoce y nos llama por nuestro nombre; se acerca a cada uno de nosotros y desea hacernos llegar a una relación afectuosa, filial, con él. La bondad del Señor se manifiesta aquí de una manera sublime, inefable […].

El Cristo que llevamos a la humanidad es el «Hijo del nombre», como él mismo se llamó. Es el primogénito, el prototipo de la nueva humanidad, es el Hermano, el Compañero, el Amigo por excelencia. Sólo de él puede decirse, con toda verdad, que «conocía todo ¡o que hay en el hombre» (Jn 2,25). Es el enviado por Dios no para condenar al mundo, sino para salvarlo. Es el buen pastor de la humanidad. No hay valor humano que no haya respetado, ensalzado y rescatado. No hay sufrimiento humano que no haya comprendido, compartido y valorado. No hay necesidad humana -con excepción de las imperfecciones humanas- que no asumiera y probara en sí mismo y propusiera a la inventiva y a la generosidad de los otros hombres como objeto de su solicitud y de su amor, por así decirlo, como condición de su salvación.

*

Pablo VI,
Discurso del 28 de abril de 1968.

***

***

 

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

“Jesús es la puerta”. 03 de mayo de 2020. 4 Pascua (A). Juan 1, 1-10.

Domingo, 3 de mayo de 2020
Comentarios desactivados en “Jesús es la puerta”. 03 de mayo de 2020. 4 Pascua (A). Juan 1, 1-10.

Other-Sheep-logoJesús propone a un grupo de fariseos un relato metafórico en el que critica con dureza a los dirigentes religiosos de Israel. La escena está tomada de la vida pastoril. El rebaño está recogido dentro de un aprisco, rodeado por un vallado o pequeño muro, mientras un guarda vigila el acceso. Jesús centra precisamente su atención en esa «puerta» que permite llegar hasta las ovejas.

Hay dos maneras de entrar en el redil. Todo depende de lo que uno pretenda hacer con el rebaño. Si alguien se acerca al redil y «no entra por la puerta», sino que salta «por otra parte», es evidente que no es el pastor. No viene a cuidar a su rebaño. Es «un extraño» que viene a «robar, matar y hacer daño».

La actuación del verdadero pastor es muy diferente. Cuando se acerca al redil, «entra por la puerta», va llamando a las ovejas por su nombre y ellas atienden su voz. Las saca fuera y, cuando las ha reunido a todas, se pone a la cabeza y va caminando delante de ellas hacia los pastos donde se podrán alimentar. Las ovejas lo siguen porque reconocen su voz.

¿Qué secreto se encierra en esa «puerta» que legitima a los verdaderos pastores que pasan por ella y desenmascara a los extraños que entran «por otra parte», no para cuidar del rebaño, sino para hacerle daño? Los fariseos no entienden de qué les está hablando aquel Maestro.

Entonces Jesús les da la clave del relato: «Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas». Quienes entran por el camino abierto por Jesús y le siguen viviendo su evangelio son verdaderos pastores: sabrán alimentar a la comunidad cristiana. Quienes entran en el redil dejando de lado a Jesús e ignorando su causa son pastores extraños: harán daño al pueblo cristiano.

En no pocas Iglesias estamos sufriendo todos mucho: los pastores y el pueblo de Dios. Las relaciones entre la jerarquía y el pueblo cristiano se viven con frecuencia de manera recelosa, crispada y conflictiva: hay obispos que se sienten rechazados; hay sectores cristianos que se sienten marginados.

Sería demasiado fácil atribuirlo todo al autoritarismo abusivo de la jerarquía o a la insumisión inaceptable de los fieles. La raíz es más profunda y compleja. Hemos creado entre todos una situación difícil. Hemos perdido la paz. Vamos a necesitar cada vez más a Jesús.

Hemos de hacer crecer entre nosotros el respeto mutuo y la comunicación, el diálogo y la búsqueda sincera de verdad evangélica. Necesitamos respirar cuanto antes un clima más amable en la Iglesia. No saldremos de esta crisis si no volvemos todos al espíritu de Jesús. Él es «la puerta».

José Antonio Pagola

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

“Yo soy la puerta de las ovejas”. Domingo 03 de mayo de 2020. 4º Domingo de Pascua.

Domingo, 3 de mayo de 2020
Comentarios desactivados en “Yo soy la puerta de las ovejas”. Domingo 03 de mayo de 2020. 4º Domingo de Pascua.

26-PascuaA4 cerezoLeído en Koinonia:

Hch 2,14a.36-41: Dios lo ha constituido Señor y Mesías
Salmo responsorial 22: El Señor es mi pastor, nada me falta.
1Pedro 2,20b-25: Habéis vuelto al pastor de vuestras vidas
Juan 10,1-10: Yo soy la puerta de las ovejas

La 1ª lectura, tomada del libro de los Hechos, pertenece al discurso de Pedro, ante el pueblo reunido en Jerusalén, a raíz del hecho de Pentecostés. Después de interpretarles el fenómeno de las lenguas diversas en que hablaban los discípulos invadidos por el Espíritu Divino, Pedro les evoca la vida y la obra de Jesús, les anuncia el “Kerygma”, la proclamación solemne de la Buena Nueva, del Evangelio: Cristo ha muerto por nuestros pecados, ha sido sepultado y al tercer día Dios lo hizo levantarse de la muerte librándolo de la corrupción del sepulcro y sentándolo a su derecha, como habían anunciado los profetas. Se trata ya, evidentemente, de una primera elaboración teológica del llamado «kerigma», o síntesis o núcleo de la predicación.

Lógicamente, esa formulación del kerigma está condicionada por su contexto social e histórico. No es que porque aparezca en el Nuevo Testamento ya haya de ser tenida como intocable e ininterpretable. Las palabras, las fórmulas, los elementos mismos que componen ese kerigma, hoy nos pueden parecer extraños, ininteligibles para nuestra mentalidad actual. Es normal, y por eso es también normal que la comunidad cristiana tiene el deber de evolucionar, de recrear los símbolos. La fe no es un «depósito» donde es retenida y guardada, sino una fuente, un manantial, que se mantiene idéntico a sí mismo precisamente entregando siempre agua nueva.

En muchos países tropicales son casi desconocidos los rebaños de ovejas cuidadas por su pastor. Eran y son muy comunes en el mundo antiguo de toda la cuenca del Mediterráneo. Muy probablemente Jesús fue pastor de los rebaños comunales en Nazaret, o acompañó al pastoreo a los muchachos de su edad. Por eso en su predicación abundan las imágenes tomadas de esa práctica de la vida rural de Palestina. En el evangelio de Juan la sencilla parábola sinóptica de la oveja perdida (Mt 18,12-14; Lc 15,3-7) se convierte en una bella y larga alegoría en la que Jesús se presenta como el Buen Pastor, dueño del rebaño por el cual se interesa, no como los ladrones y salteadores que escalan las paredes del redil para matar y robar. Él entra por la puerta del redil, el portero le abre, El saca a las ovejas a pastar y ellas conocen su voz. La alegoría llega a un punto culminante cuando Jesús dice ser “la puerta de las ovejas”, por donde ellas entran y salen del redil a los pastos y al agua abundante. Por supuesto que en la alegoría el rebaño, las ovejas, somos los discípulos, los miembros de la comunidad cristiana. La alegoría del Buen Pastor está inspirada en el largo capítulo 34 del profeta Ezequiel en el que se reprocha a las autoridades judías no haber sabido pastorear al pueblo y Dios promete asumir Él mismo este papel enviando a un descendiente de David.

La imagen del Buen Pastor tuvo un éxito notable entre los cristianos quienes, ya desde los primeros siglos de la iglesia, representaron a Jesús como Buen Pastor cargando sobre sus hombros un cordero o una oveja. Tales representaciones se conservan en las catacumbas romanas y en numerosos sarcófagos de distinta procedencia. La imagen sugiere la ternura de Cristo y su amor solícito por los miembros de su comunidad, su mansedumbre y paciencia, cualidades que se asignan convencionalmente a los pastores, incluso su entrega hasta la muerte pues, como dice en el evangelio de hoy “el buen pastor da la vida por sus ovejas”.

La imagen de «ovejas y pastores» ha de ser manejada con cuidado, porque puede justificar la dualidad de clases en la Iglesia. Esta dualidad no es un temor utópico, sino que ha sido una realidad pesada y dominante. El Concilio Vaticano I declaró: «La Iglesia de Cristo no es una comunidad de iguales, en la que todos los fieles tuvieran los mismos derechos, sino que es una sociedad de desiguales, no sólo porque entre los fieles unos son clérigos y otros laicos, sino, de una manera especial, porque en la Iglesia reside el poder que viene de Dios, por el que a unos es dado santificar, enseñar y gobernar, y a otros no» (Constitución sobre la Iglesia, 1870). Pío XI, por su parte, decía: «La Iglesia es, por la fuerza misma de su naturaleza, una sociedad desigual. Comprende dos categorías de personas: los pastores y el rebaño, los que están colocados en los distintos grados de la jerarquía, y la multitud de los fieles. Y estas categorías, hasta tal punto son distintas entre sí, que sólo en la jerarquía residen el derecho y la autoridad necesarios para promover y dirigir a todos los miembros hacia el fin de la sociedad. En cuanto a la multitud, no tiene otro derecho que el de dejarse conducir y seguir dócilmente a sus pastores» (Vehementer Nos, 1906). La verdad es que estas categorías de «pastores y rebaño», a lo largo de la historia de la Iglesia han funcionado casi siempre -al menos en el segundo milenio- de una forma que hoy nos resulta sencillamente inaceptable. Hay que tener mucho cuidado de que nuestra forma de utilizarlas no vehicule una justificación inconsciente de las clases en la Iglesia.

El Concilio Vaticano II supuso un cambio radical en este sentido, con aquella su insistencia en que más importante que las diferencias de ministerio o servicio en la Iglesia es la común dignidad de los miembros del Pueblo de Dios (el lugar más simbólico a este respecto es el capítulo segundo de la Lumen Gentium del Vaticano II).

Como es sabido, en las últimas décadas se ha dado un retroceso claro hacia una centralización y falta de democracia. La queja de que Roma no valora la «colegialidad episcopal» es un clamor universal. La práctica de los Sínodos episcopales que se puso en marcha tras el concilio, fue rebajada a reuniones meramente consultivas. Las Conferencias Episcopales Nacionales, verdadero símbolo de la renovación conciliar, fueron declaradas por el cardenal Ratzinger como carentes de base teológica. Los «consejos pastorales» y los «consejos presbiterales» establecidos por la práctica posconciliar como instrumentos de participación y democratización, casi han sido abandonados, por falta de ambiente. La feligresía de una parroquia, o de una diócesis, puede tener unánimemente una opinión, pero si el párroco o el obispo piensa lo contrario, no hay nada que discutir en la actual estructura canónica clerical y autoritaria. «La voz del Pueblo, es la voz de Dios»… en todas partes menos en la Iglesia, pues en ésta, para el pueblo la única voz segura de Dios es la de la Jerarquía. Así la Iglesia se ha convertido -como gusta de decir Hans Küng- en «la última monarquía absoluta de Occidente». A quien no está de acuerdo se le responde que «la Iglesia no es una democracia», y es cierto, porque es mucho más que eso: es una comunidad, en la que todos los métodos participativos democráticos deberían quedarse cortos ante el ejercicio efectivo de la «comunión y participación». En semejante contexto eclesial, ¿se puede hablar ingenuamente de «el buen pastor y del rebaño a él confiado» con toda inocencia e ingenuidad? El Concilio Vaticano II lo dijo con máxima autoridad: «Debemos tener conciencia de las deficiencias de la Iglesia y combatirlas con la máxima energía» (Gaudium et Spes 43).

En la Iglesia de Aquel que dijo que quien quisiera ser el primero fuese el último y el servidor de todos, en algún sentido, todos somos pastores de todos, todos somos responsables y todos podemos aportar. No se niega el papel de la coordinación y del gobierno. Lo que se niega es su sacralización, la teología que justifica ideológicamente el poder autoritario que no se somete al discernimiento comunitario ni a la crítica democrática. ¿Qué la Iglesia no es una democracia? Debe ser mucho más que una democracia. Y, desde luego: no ha de ser un rebaño. Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

3 Mayo 2020. Domingo 4º Pascua: El Buen Pastor. Pastores para una Iglesia en Salida. Testigos y animadores de libertad

Domingo, 3 de mayo de 2020
Comentarios desactivados en 3 Mayo 2020. Domingo 4º Pascua: El Buen Pastor. Pastores para una Iglesia en Salida. Testigos y animadores de libertad

pastorDel blog de Xabier Pikaza:

Salir del redil, caminar en libertad: conocer a a las ovejas, conocerse

He publicado hace dos días una postal diciendo que no quiero misas con público, pues todos somos con-celebrantes de la Eucaristía. Algunos me han dicho: ¿Y entonces que nacemos con los pastores? Y respondo: Es ahora cuando son más necesarios, como muestra este evangelio del Domingo del Buen Pastor, cuyo mensaje puede condensarse en cinco puntos:

  1. El evangelio asegura que vivimos en un mundo de “malos pastores” (ladrones y bandidos), que tienen encerradas en su redil a la ovejas, aprovechándose de ellas. Esos pastores son los soldados romanos y los sacerdotes del temple judío, gestores aprovechados de un mundo sometido bajo su dominio.
  2. Los malos pastores no entran por la puerta, sino que saltan por el muro. El pastor auténtico entra por la puerta de la palabra y de la libertad. El “thyroros” o portero es Dios, la puerta es Jesús…, que es al mismo tiempo pastor de conocimiento en liberad… Pero con Jesús, y como él, son pastores todos los que animan la salida y conocimiento de las ovejas. Lo que de él se dice se dice de todos, y así ha de entenderse.
  3. El buen pastor (los animadores de la iglesia) no son sólo adelantados de una Iglesia en salida, como quiere el Papa Francisco, sino de una iglesia para la salida, es decir, para el gran éxodo de la libertad. Éste es el tema clave del texto: Jesús dice que estamos en un mundo (redil) cerrado, de miedos, donde nos tienen sometidos para dominarnos. Él ha venido para sacarnos de esa paridera de miedos (en lenguaje aragonés), para que salgamos y seamos.
  4. El buen pastor (animadores de la Iglesia) sacan a las ovejas del redil cerrado y caminan con (delante de) ellas, en ejercicio de conocimiento mutuo. Estos pastores no tienen sólo olor de oveja, como quiere el Papa Francisco, sino conocimiento de oveja. En el lenguaje bíblico “conocer es querer”, como quiere el esposo a la esposa, la novia al novio… Conocer es conocerse, amarse… Sólo así, en amor, se conocen mutuamente el pastor y las ovejas, de manera que el pastor deja de ser vigilante y la oveja “animal vigilado”, sino amigo, compañero del pastor.
  5. Lamentablemente, en general (a no ser en el caso de grandes cristianos como Francisco de Asís o Juan de la Cruz) teólogos, gerentes de iglesia y pretendidos “superiores” han entendido este pasaje de Jn 10, 1‒10 precisamente al revés, tomando como ejemplo a los pastores políticos romanos y a los sacerdotales judíos a los que Jesús critica. Por eso hemos podido ser una iglesia de grandísimos pastores (muchos de ellos buenos administradores y “santos”, pero no al estilo de Jesús, sino al del Imperio de Roma o al del Templo de Jerusalén.

francisco-28-3-13-3Desde ese fondo léase por favor el texto. Después yo ofreceré otra breve reflexión, para plantear de un modo más “académico” el tema, para quien quiera, para quien quiera seguir leyendo.

En aquel tiempo, dijo Jesús “Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.” Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: “Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante. (Jn 10, 1‒10).

Breve comentario

 El texto es de una dureza y nitidez impresionante. Yo, pobre teólogo de a pie, no me atrevería a decir sus palabras. Pero las dice él, según el evangelio de Juan, y sus razones tiene, así lo quiero “repetir” de un modo casi telegráfico:
  1. Ladrones y bandidos. El evangelio supone que todos los que han venido “antes” (y los que vienen después, fuera de Jesús) han sido y son ladrones y bandidos: Kleptai y lestai. Este es el rasgo esencial de su poder: Es un ejercicio de dominio para robar (aprovecharse de los demás) y para matar (para destruirles). Se podrá decir que eso han sido los últimos sacerdotes de Jerusalén antes del “holocausto” del 67‒70 y los emperadores de Roma, en aquel tiempo (Calígula, Domiciano…). Pero Jesús no distingue: A su juicio los pastores del mundo político‒religioso son ladrones y bandidos.
  2. Jesús no necesita más pastores, había en Roma y en el judaísmo de su tiempo miles y miles de voluntarios para pastorear de esa manera, con un cargo o licencia para “robar y matar”… Lo que Jesús quiere y necesita son “pastores distintos, animadores de la libertad y gracia” de Dios. Pastores que entran por la puerta de la vida, y “sacan” (liberan) a las ovejas de su esclavitud en el redil o paridera de los que les oprimen.
  3. Muchos me dirán (conforme a mi postal anterior…): No hacen falta pastores, toda la comunidad se libera y celebra… Eso es cierto, pero en las circunstancias actuales hacen falta pastores y líderes de la libertad, animadores de nuevas experiencia y camino de evangelio. En esta encrucijada, año del coronavirus 2020, necesitamos pastores de evangelio, que no meten a las ovejas en un nuevo redil de imperio sacral o de templo, sino que las sacan a los pastos del conocimiento, que es amor en libertad.
  4. Los nuevos pastores de (como) Jesús han de ser “adelantados” de la libertad… Han de ayudar a salir a las ovejas, caminando por delante… con su testimonio y ejemplo. Tienen que ir delante, corriendo los riesgos primeros de la vida, no por mandato, sino por ejemplo y para ejemplo. Éstos son los pastores que quiere y promueve Jesús, los nuevos coaches (pero no por dinero ni oficio), entrenadores, animadores arriesgados, sin más poder que el amor de la vida de Jesús, sin más ilusión que “liberar” (sacar del redil) a las ovejas…
  5. Los nuevos pastores han de ser animadores y guías de un nuevo “conocimiento”, es decir, de la comunicación de amor. Como he dicho, ellos “conocen” a las ovejas; y según la Biblia conocer es amar, es amarse… De esa forma, al final, en el camino no habrá pastores y ovejas, sino que todos han de ser “amadores”, amigos en libertad…
  6. El camino de poder de la Iglesia cristiana ha sido admirable, a lo largo de los siglos… Los pastores cristianos, tomando elementos del Imperio de Roma y del Sacerdocio judío, han recorrido el mayor camino de dirección en el poder que se ha dado en el mundo moderno… pero en el fondo, muchos de ellos, han creado nuevo rediles para tener cerradas a sus ovejas. La inmensa mayoría han sido y son buena gente, pero al estilo romano‒judío más que cristiano. Ha llegado el momento de los “pastores” cristianos, según Jn 10, pastores que liberan, conocen y son conocidos, por los anchos espacios de la libertad del Evangelio de Juan. De eso trataré en la próxima postal. Ahora quiero añadir una reflexión de fondo sobre los pastores.

ANEJO. GOBIERNO PASTORAL, EXPERIENCIA BÍBLICA

UNA CRÍTICA NECESARIO. M FOUCAULT

Según M. Foucault, el  gobierno pastoral…

1343578805_419301_1343579006_noticia_normales más propio de los imperios de oriente, y ha sido especialmente destacado por los israelitas en el AT, donde presentan a Dios como un Pastor que va guiando al pueblo de Israel por el desierto… Los reyes son auténticos pastores, como seguiré viendo. Éstos son (según M. Foucault) los rasgos principales de un gobierno pastoral:

“1. El pastor ejerce el poder sobre un rebaño más que sobre un territorio. […] Dios da, o promete, una tierra a su rebaño. 2. El pastor reúne, guía y conduce a su rebaño. […] basta con que el pastor desaparezca para que el rebaño se disgregue; o dicho en otros términos, el rebaño existe gracias a la presencia inmediata y a la acción directa del pastor […]. 3. El papel del pastor consiste en asegurar la salvación de su grey. […] No se trata únicamente de salvar a todos, a todos en conjunto, cuando se aproxima el peligro,sino que es más bien una cuestión de benevolencia constante, individualizada y orientada a un fin. […] constante, ya que el pastor vela por la alimentación de su rebaño; cotidianamente satisface su sed y su hambre. […] individualizada, ya que el pastor vela para que todas sus ovejas, sin excepción, sean recuperadas y salvadas.

  1. […] el ejercicio del poder es un “deber”. […] la benevolencia pastoral está mucho más próxima de la “abnegación”. Todo lo que hace el pastor lo hace por el bien del rebaño. Tal es su preocupación constante. Cuando sus ovejas duermen él vela.”

 (Cf. M.Foucault, Omnes et sigulatim: hacia una crítica de la razón política en La vida de los hombres infames, Ed. Altamira, Argentina 1996, 182-183, 204).

Los pastores como dictadura ilustrada (romana, judía, eclesial)

Éste es, por tanto, un gobierno de “dictadura ilustrada”. El pastor sabe lo que necesitan sus ovejas, por eso las cuida y dirige desde arriba, las alimenta y las cuida. Más aún, el pastor vela por las ovejas, tiene responsabilidad sobre su vida y su misma “conciencia” (si son ovejas humanas), de manera que no hay reciprocidad entre pastor y ovejas. El pastor puede “cuidar” muy bien a las ovejas, pero está arriba siempre.

El pastor está solo a la cabeza del rebaño y su trabajo consiste en velar por la alimentación de sus animales; en cuidarlos cuando están enfermos; en servirse de la música para reunirlos y guiarlos; en organizar su reproducción preocupándose de obtener la mejor descendencia…

El pastor ejerce por tanto un “dominio” bueno de dirección (y de sumisión) sobre los súbditos, a los que dirige en sentido físico y psíquico, religioso y social… (pero es un gobierno no personal, y en el fondo acaba siendo no cristiano). En esa línea, los “pastores” de la Iglesia se han sentido llamados a “salvar” a las ovejas desde arriba, con autoridad superior, como guías que saben lo que ellas necesitan Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

Señor, Mesías, modelo, puerta del aprisco. Domingo 4º de Pascua.

Domingo, 3 de mayo de 2020
Comentarios desactivados en Señor, Mesías, modelo, puerta del aprisco. Domingo 4º de Pascua.

Young ShepherdDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

Domingo 4º de Pascua

Seguimos encerrados en las casas, no por miedo a los judíos, como los discípulos, sino por miedo al coronavirus. Pero las lecturas de este domingo nos ayudarán a sobrellevar el encierro con esperanza.

            Los cuatro títulos iniciales resumen lo que afirman de Jesús: que es Señor y Mesías lo dice Pedro en el libro de los Hechos (1ª lectura); como modelo a la hora de soportar el sufrimiento lo propone la 1ª carta de Pedro (2ª lectura); puerta del aprisco es la imagen que se aplica a sí mismo Jesús en el evangelio de Juan. En resumen, las lecturas nos proponen una catequesis sobre Jesús, lo que significó para los primeros cristianos y lo que debe seguir significando para nosotros.

No quedarnos en el próximo domingo, mirar hasta el 7º

            Cabe el peligro de vivir la liturgia de las próximas semanas sin advertir el mensaje global que intentan transmitirnos las lecturas dominicales: pretenden prepararnos a las dos grandes fiestas de la Ascensión y Pentecostés, y lo hacen tratando tres temas a partir de tres escritos del Nuevo Testamento.

  1. La iglesia (1ª lectura, de los Hechos de los Apóstoles). Se describe el aumento de la comunidad (4º domingo), la institución de los diáconos (5º), el don del Espíritu en Samaria (6º), y cómo la comunidad se prepara para Pentecostés (7º). Adviértase la enorme importancia del Espíritu en estas lecturas.
  2. Vivir cristianamente en un mundo hostil (2ª lectura, de la Primera carta de Pedro). Los primeros cristianos sufrieron persecuciones de todo tipo, como las que padecen algunas comunidades actuales. La primera carta de Pedro nos recuerda el ejemplo de Jesús, que debemos imitar (4º domingo); la propia dignidad, a pesar de lo que digan de nosotros (5º); la actitud que debemos adoptar ante las calumnias (6º), y los ultrajes (7º).
  3. Jesús (evangelio: Juan). Los pasajes elegidos constituyen una gran catequesis sobre la persona de Jesús: es la puerta por la que todos debemos entrar (4º); camino, verdad y vida (5º); el que vive junto al Padre y con nosotros (6º); el que ora e intercede por nosotros (7º).

Jesús, Señor y Mesías (Hechos 2,14a.36-41)

            Esta lectura tiene interés especial desde un punto de vista histórico y catequético. Según Lucas, el grupo de seguidores de Jesús (120 personas) experimentó un notable aumento el día de Pentecostés. Después de cincuenta días de miedo, silencio y oración, el Espíritu Santo impulsa a Pedro a dirigirse a la gente presentando a ese Jesús al que habían crucificado, constituido Señor y Mesías por Dios. El pueblo, conmovido, pregunta qué debe hacer, y Pedro los anima a convertirse y bautizarse en nombre de Jesucristo.

            Pero Lucas añade otro argumento muy distinto, que fue usado por los primeros misioneros cristianos: el miedo al castigo inminente de Dios. De acuerdo con la mentalidad apocalíptica, este mundo malo presente desaparecerá pronto para dar paso al mundo bueno futuro. Eso ocurrirá cuando se manifieste la gran cólera de Dios en un juicio que provocará salvación o condenación. Por eso Pedro anima: «Escapad de esta generación perversa». ¿Cómo ponerse a salvo? Los autores apocalípticos hacen que todo dependa de la conducta observada con Dios y con los hombres. Para los misioneros cristianos, la salvación dependerá de creer en Jesús. Pedro ya ha hablado del bautismo en nombre de Jesús.

            Tenemos, pues, dos argumentos aparentemente muy distintos: el primero se basa exclusivamente en lo que Dios ha hecho por Jesús. El segundo parece menos cristiano, con su recurso al miedo. Pero no olvidemos que, en este contexto, Pablo escribe a los de Tesalónica: «Jesús nos libra de la condenación futura». Con miedo o sin él, Jesús es siempre el centro de la catequesis cristiana.

            El día de Pentecostés, Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la palabra:

            -«Todo Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías.»

            Estas palabras les traspasaron el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:

            -«¿Qué tenemos que hacer, hermanos?»

            Pedro les contestó:

            -«Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo para que se os perdonen los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos y, además, para todos los que llame el Señor, Dios nuestro, aunque estén lejos.»

            Con estas y otras muchas razones les urgía, y los exhortaba diciendo:

            -«Escapad de esta generación perversa.»

            Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unos tres mil.

Jesús modelo (1 Pedro 2,20b-25)

En la segunda mitad del siglo I, los cristianos eran a menudo insultados, difamados, perseguidos, se confiscaban a veces sus bienes, se los animaba a apostatar… En este contexto, la 1ª carta de Pedro los anima recordándoles que ese mismo fue el destino de Jesús, que aceptó sin devolver insultos ni amenazas: «Cristo padeció su pasión por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas».

Queridos hermanos: Si, obrando el bien, soportáis el sufrimiento, hacéis una cosa hermosa ante Dios. Pues para esto habéis sido llamados, ya que también Cristo padeció su pasión por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente. Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas os han curado. Andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas.

Al final de esta lectura encontramos la imagen de Jesús como buen pastor («Andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas»). Pero este no es el tema principal del evangelio, que introduce un cambio sorprendente.

Jesús, puerta del aprisco (Juan 10,1-10)

            El autor del cuarto evangelio disfruta tendiendo trampas al lector. Al principio, todo parece muy sencillo. Un redil, con su cerca y su guarda. Se aproxima uno que no entra por la puerta ni habla con el guarda, sino que salta la valla: es un ladrón. En cambio, el pastor llega al rebaño, habla con el guarda, le abre la puerta, llama a las ovejas, ellas lo siguen y las saca a pastar. Lo entienden hasta los niños.

Sin embargo, inmediatamente después añade el evangelista: “ellos no entendieron de qué les hablaba”. Muchos lectores actuales pensarán: “Son tontos. Está clarísimo, habla de Jesús como buen pastor”. Y se equivocan. Eso es verdad a partir del versículo 11, donde Jesús dice expresamente: “Yo soy el buen pastor”. Pero en el texto que se lee hoy, el inmediatamente anterior (Juan 10,1-10), Jesús se aplica una imagen muy distinta: no se presenta como el buen pastor sino como la puerta por la que deben entrar todos los pastores (“yo soy la puerta del redil”).

Con ese radicalismo típico del cuarto evangelio, se afirma que todos los personajes anteriores a Jesús, al no entrar por él, que es la puerta, no eran en realidad pastores, sino ladrones y bandidos, que sólo pretenden “robar y matar y hacer estrago”.

Resuenan en estas duras palabras un eco de lo que denunciaba el profeta Ezequiel en los pastores (los reyes) de Israel: en vez de apacentar a las ovejas (al pueblo) se apacienta a sí mismos, se comen su enjundia, se visten con su lana, no curan las enfermas, no vendan las heridas, no recogen las descarriadas ni buscan las perdidas; por culpa de esos malos pastores que no cumplían con su deber, Israel terminó en el destierro (Ez 34).

La consecuencia lógica sería presentar a Jesús como buen pastor que da la vida por sus ovejas. Pero eso vendrá más adelante, no se lee hoy. En lo que sigue, Jesús se presenta como la puerta por la que el rebaño puede salir para tener buenos pastos y vida abundante.

En este momento cabría esperar una referencia a la obligación de los pastores, los responsables de la comunidad cristiana, a entrar y salir por la puerta del rebaño: Jesús. Todo contacto que no se establezca a través de él es propio de bandidos y está condenado al fracaso (“las ovejas no les hicieron caso”). Aunque el texto no formula de manera expresa esta obligación, se deduce de él fácilmente.

En realidad, esta parte del discurso termina dirigiéndose no a los pastores sino al rebaño, recordándole que “quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos”.

Ya que es frecuente echar la culpa a los pastores de los males de la iglesia, al rebaño le conviene recordar que siempre dispone de una puerta por la que salvarse y tener vida abundante.

En aquel tiempo, dijo Jesús:

-«Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.» 

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: 

-«Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.»

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

Cuarto Domingo de Pascua. Ciclo A. 03 Mayo 2020

Domingo, 3 de mayo de 2020
Comentarios desactivados en Cuarto Domingo de Pascua. Ciclo A. 03 Mayo 2020

Cuarto-Domingo-Pascua

«El que entra por la puerta es el pastor del rebaño. El portero le abre, las ovejas oyen su voz, él llama a las suyas por su nombre y las saca.»

(Jn 10, 1-10)

Nuestra vida se desarrolla prácticamente en nuestra mente, donde  pensamos,  mostramos nuestro saber, controlamos, imponemos… Pero Jesús en este evangelio nos dice que  nuestra vida  no se desarrolla en la mente, ni se desarrolla en el corazón, que nuestra vida para ser Vida, hemos de vivirla en la totalidad que somos.

Nuestra mente, nuestro corazón, nuestras extremidades son pequeñas puertas por donde se nos va  haciendo la vida. Y Jesús hoy nos dice: “en vuestra vida sólo hay una puerta que muchas veces cerráis por miedo, por el qué dirán.  Yo os digo: abrid vuestra vida a la Vida que soy yo. Ahí descubriréis el descanso, el sosiego, el amor, la aceptación. Y podréis ser vosotros sin fingir, no se trata de hacer, sino de ser.

Jesús es la puerta que nos permite ser lo que somos.

La llave de nuestra vida la tenemos nosotros.  Si somos capaces de meterla en la cerradura, que no es otra cosa que la oración y el encuentro con Él, se abrirá.  Y aunque en un primer momento nos quedemos paralizados, entraremos, y descubriremos una estancia amplia. Llena de luz. Donde descubriremos lo que somos,  hijos de la casa, hijos de Dios.

Jesús, es la puerta que nos permite acceder a nuestra interioridad, y descubrir su voz en el silencio, donde oímos nuestro nombre y la invitación a que sigamos sus huellas para ir al Padre.

ORACIÓN

Gracias por ser puerta que nos abre a la Vida y nos descubre el sentido y la grandeza de vivir en ti.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

***

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

Jesús viviendo nos invita a vivir la verdadera Vida.

Domingo, 3 de mayo de 2020
Comentarios desactivados en Jesús viviendo nos invita a vivir la verdadera Vida.

buenpastor6Jn 10, 1-15

Aunque el evangelio de hoy ya no hable de apariciones, no nos apartamos del tema pascual, pues afirma expresamente: “Yo he venido para que tengan Vida y la tengan abundante”. Éste es el verdadero tema de Pascua. Lo que Jn pone en boca de Jesús nos está diciendo lo que de él pensaban los cristianos de finales del siglo I en la comunidad donde se escribe el evangelio, no lo que pudo decir él cuando vivía en Galilea. Esto, que vivió una comunidad cristiana, es para nosotros más interesante que las mismas palabras que pudo decir Jesús, porque nos habla de una vivencia provocada por Jesús Vivo.

El relato nos habla de la puerta y del pastor. En el fondo es la misma metáfora, porque la única puerta de aquellos apriscos, era el pastor. El rebaño eran las 5 ó 10 ovejas o cabras, que eran la base de la economía familiar. Por la noche, después de haber llevado a pastar cada uno las suyas, se reunían todas en un aprisco, que consistía en una cerca de piedra con una entrada muy estrecha para que tuvieran que pasar las ovejas de una en una y así poder controlarlas, tanto a la entrada como a la salida. Esa entrada no tenía puerta, sino que un guarda, allí colocado, hacía de puerta y las cuidaba durante la noche.

Por la mañana cada pastor iba a sacar las suyas para llevarlas a pastar. Esto se hacía por medio de un silbido o de una voz que las ovejas conocían muy bien. Incluso tenían su propio nombre como nuestros perros hoy. Cuando oían la voz, las ovejas que se identificaban con ella, salían. Con estos datos se entiende perfectamente el relato. Jesús se identifica con ese pastor/dueño que cuida las ovejas como algo personal, pero no porque de ellas depende su familia, sino porque le interesan las ovejas por sí mismas. No le mueve ningún provecho personal sino la intención de fortalecer a cada oveja.

El texto habla de comparación (paroimian). Utilizamos una comparación cuándo queremos explicar lo que es una cosa a través de otra que conocemos mejor. No se trata de una identificación sino de una aproximación. Ni Jesús es un pastor ni nosotros borregos. Jesús nos lleva a los pastos después de haberse alimentado él en los mismos. Y ya sabemos que su alimento fue hacer la voluntad de su Padre. El relato empieza por una referencia a esos dirigentes de todos los tiempos, que debían ser pastores, pero que en vez de cuidar de las ovejas, se pastorean a sí mismos y utilizan las ovejas en beneficio propio.

Las ovejas atienden a su voz porque la conocen. Una frase con profundas resonancias bíblicas. Oír la voz del Señor es conocer lo que nos pide, pero sobre todo obedecerle. Las llama por su nombre, porque cada una tiene nombre propio. Las que escuchan su voz, salen de la institución opresora y quedan en libertad. Jesús no viene a sustituir una institución por otra. No las saca de un corral para meterlas en otro. No son los miembros de la comunidad los que deben estar al servicio de la institución. Es la institución y la autoridad la que debe estar al servicio de cada uno.

En un mismo aprisco había ovejas de muchos dueños, por eso dice que saca todas las suyas. Porque son suyas, conocen su voz y le siguen. El texto quiere dejar bien claro que las ovejas no podían salir por sí mismas del estado de opresión, porque para ellas no había alternativa. Es Jesús el que les ofrece libertad y capacidad para decidir por sí mismas. Los dirigentes judíos son “extraños”, que no buscan la vida de las ovejas. Ellos las llevan a la muerte. Jesús les da vida. La diferencia no puede ser más radical. Por muy oveja que te sientas, tienes la obligación de distinguir al pastor auténtico del falso.

Él camina delante y las ovejas le siguen. Esto tiene más miga de lo que parece. Jesús recorrió de punta a cabo una trayectoria humana. Esa experiencia nos sirve a nosotros de guía para recorrer el mismo camino. Para nosotros, esto es difícil de aceptar, porque tenemos una idea de Jesús-Dios que pasó por la vida humana de manera ficticia y con el comodín de la divinidad en la chistera. Ese Jesús no tendría ni idea de lo que significa ser hombre, y por lo tanto no puede servirnos de modelo a seguir. Esta falsa idea nos ha hecho creer que lo que hizo Jesús es marcarnos el camino desde fuera sin involucrarse.

Yo soy la puerta. No se refiere al elemento que gira para cerrar o abrir, sino al hueco por donde se accede a un recinto. El pastor que cuidaba las ovejas era la única puerta. Por eso dice que es la puerta de las ovejas, no del redil. Todos los que han venido antes, son ladrones y bandidos, no han dado libertad/vida a las ovejas. Son tres los productos interesantes de las ovejas: leche, lana y carne. Los malos pastores buscan solo aprovecharse de esos productos. No les interesa el desarrollo las ovejas. A las ovejas tampoco pueden interesarles esos pastores que no les ayudan a desplegar su propio ser.

Entrar por la puerta que es Jesús, es lo mismo que “acercarse a él”, “darle nuestra adhesión”; esto lleva consigo asemejarse a él, es decir, ir como él a la búsqueda del bien del hombre. Él da la vida definitiva, y el que posee esa Vida, quedará a salvo de la explotación. Él es la alternativa al orden injusto. En Jesús, el hombre puede alcanzar la verdadera salvación. “Podrá entrar y salir”, es decir, tendrá libertad de movimiento. “Encontrará pastos”, dice lo mismo que “no pasará hambre, no pasará sed”. Así se identifica el pasto con el pan de vida que es él mismo. La Ley sustituida por el amor.

Yo he venido para que tengan Vida y les rebose. El ladrón (dirigentes), no solo roba, despoja a la gente del pueblo de lo que es suyo, sino que sacrifica a las ovejas, es decir, les quita la vida. La misión de Jesús es exactamente la contraria: les da Vida y las restituye en su verdadero ser. Los jerarcas les arruinan la vida biológica, manipulándolas y poniéndolas a su servicio. Jesús les da la verdadera Vida y con ella la biológica cobra pleno sentido. Jesús no busca su provecho ni el de Dios. Su único interés está en que cada oveja alcance su propia plenitud, desarrolle esa Vida aquí y ahora.

Es muy importante el versículo siguiente, que no hemos leído, para entender el significado del párrafo. “El pastor modelo se entrega él mismo por las ovejas”. El griego dice: “el modelo de pastor” (ho poimên ho kalos). La expresión denota excelencia (el vino en Jn 2,10). Sería el pastor por excelencia. “kalos” significa: bello, ideal, modelo de perfección, único en su género. No se trata solo de resaltar el carácter de bondad y de dulzura. En griego hay una palabra (agathos), que significa “bueno”; pero no es la que aquí se emplea. Jesús es para aquella comunidad y para nosotros, el único pastor.

Se entrega él mismo” (tên psykhên autou tithesin”) = entrega su vida. En griego hay tres palabras para designar vida: zoê, bios y psukhê; pero no significan lo mismo. El evangelio dice psykhên = vida psicológica, no biológica. Se trata de poner a disposición de los demás todo lo que uno es como ser humano, mientras vive, no muriendo por ellos. La característica del pastor modelo es que pone su vida al servicio de las ovejas para que vivan, sin limitación alguna. Al hacer esto, pone en evidencia la clase de Vida que posee y manifiesta la posibilidad de que todos los que le siguen tengan acceso a esa misma Vida.

Meditación

Desplegar Vida fue el objetivo de Jesús y debe ser el mío.
Solo en esa VIDA puedo encontrar mi plenitud.
Esa VIDA ya está en mí, pero tengo que alimentarla y potenciarla.
Se trata de la misma Vida de Dios que se nos comunica.
Esa Vida es la que hizo a Jesús ser lo que fue.
Identificarnos con Jesús es identificarnos con Dios

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

Oír la voz de Jesús,

Domingo, 3 de mayo de 2020
Comentarios desactivados en Oír la voz de Jesús,

oir-mano.jpgEl deseo de oír tu voz (Cristian Castro)

3 de mayo. DOMINGO IV DE PASCUA

Jn 10, 1-10

El portero le abre, las ovejas oyen su voz, él llama a las suyas por su nombre y las saca (v3)

La Biblia insiste sistemáticamente sobre la necesidad de escuchar habitualmente.

“Entonces vino el Señor y se detuvo, y llamó como en las otras ocasiones: ¡Samuel, Samuel! Y Samuel respondió: Habla, que tu siervo escucha” (1 Samuel 3, 10)

“Oíd, pueblos todos, escucha, tierra y cuanto hay en ti; sea el Señor DIOS testigo contra vosotros, el Señor desde su santo templo” (Miqueas 1, 2)

“Pablo se levantó, y haciendo señal con la mano, dijo: Hombres de Israel, y vosotros que teméis a Dios, escuchad” (Pablo 13, 16)

Aunque también es cierto que a veces, como nos recuerda el profeta Nehemías en 9,17, nos empeñamos en rehusar escuchar, y nos olvidamos de las maravillas que Dios hizo entre nosotros y para nosotros.

Y el cantautor mexicano Cristian Castro publicó un álbum titulado El deseo de oír tu voz, ofertándonos en música, la oportunidad de despertar el apetito de escuchar cuanto suena en la guitarra del universo.

 

Y por supuesto, abrir los oídos de nuestro personal redil, escuchar y reconocer la voz del buen pastor, seguir tras él hasta los fértiles pastos de su copiosa palabra.

Y oír también a esa Iglesia de corazón abierto y a sus curas y religiosos que, con motivo del coronavirus, andan estos días volcados repartiendo ayuda moral y económica a cuantos la necesitan, mientras que otros pasan de largo, como le sucedió al hombre que bajaba de Jerusalén a Jericó, y al que unos ladrones le apalearon dejándole medio muerto, como también entre ellos habido muchos contagiados y algunos fallecidos.

Pero allí acudió la Iglesia entera para cargarle a sus espaldas, llevarle a la posada y darle dos denarios al posadero para que le cuidara.

Todo lo cual es un toque de atención a las personas, que nos invita a unirnos a esta Misa Universal que todos celebramos, que todos compartimos que todos recibimos, cada uno desde donde esté y cómo desee unirse.

Y después de terminar nuestra misa, a que escuchemos en nuestro corazón las palabras que nos dice Jesús, que nos decimos nosotros mismos y que los demás dejan llover sobre nosotros.

Cuando lo hacemos, la cosecha de gracia está abundantemente garantizada.

Mi libro de poemas Soliloquios, nos brinda esta monotónica canturria:

DE GRILLOS Y CIGARRAS

Tumbado en la pradera de la vida
miré al lejano cielo y no vi nada.

Las cigarras del robledal cercano
me advirtieron:

“¿No ves que es pleno día?
¿Que cuando en la tierra se ve todo,
apenas se ve nada sobre el cielo?”

Su yérmica y monótona canturria,
aprendida en la escuela de un cenobio,
sumido me dejó en profundo sueño.

Me despertó un acunar de grillos,
que desde la pradera se entonaba.

Su canción me decía:

“Mira al cielo”.
Miré al lejano cielo y no vi nada.
Me quejé ante los grillos, pero ellos
hicieron oídos sordos a mi queja.

Siguieron con su yérmica canturria
aprendida también en un cenobio
y sumido quedé de nuevo en sueño:
en él soñé con grillos y cigarras.
¡Qué cutre me sentí mirando al cielo!

Vicente Martínez

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

He venido para que tengan vida y la tengan abundante.

Domingo, 3 de mayo de 2020
Comentarios desactivados en He venido para que tengan vida y la tengan abundante.

wp_20161203_11_15_15_proTengo que confesar que no me gusta mucho la metáfora del pastor y las ovejas, aunque reconozco el valor y hondura que tiene en la memoria religiosa de Israel. En el evangelio de Juan se actualiza y se enriquece a la luz de la fe en Jesús.

El texto de Jn 10, 1-10 responde a uno de los espacios de confrontación que subyacen en el Evangelio y que los destinatarios del libro necesitan afrontar: el rechazo del judaísmo a reconocer a Jesús como el Mesías y consecuentemente de la relectura que los/as seguidores de Jesús hacen de las Escrituras de Israel a la luz de su fe en él.

En el trasfondo de la imagen del pastor y las ovejas que Jesús utiliza en Jn 10, 1-10 está la reflexión que el profeta Ezequiel hace en el capítulo 34 de su libro. En ese texto el profeta denuncia el mal uso que los líderes de Israel (sacerdotes y reyes) han hecho de la misión a la que habían sido llamados. Para él los pastores, más que cuidar, acompañar, sanar y comprender al pueblo, prefirieron aprovecharse de su poder, escucharse a sí mismos y olvidarse de la gente que contaba con ellos para orientarse en el camino de la vida y sentirse segura.

Esta situación llevó a Israel al gran desastre de su historia: el exilio; pero Ezequiel anuncia que YHWH no abandona a su pueblo y lo reunirá de nuevo, será su auténtico pastor, su guía y consuelo. De este modo Ezequiel se hace portavoz del deseo de Dios y es capaz de encontrar una palabra creyente en medio de la incertidumbre, oscuridad y sufrimiento que trae consigo la deportación a Babilonia.

Jesús actualiza el mensaje de Ezequiel frente a quienes cuestionan su palabra y actuación porque se resisten a perder su poder, a dejar de ser la palabra autorizada, porque temen cualquier cuestionamiento y son ciegos a cualquier mirada diferente a la suya (Jn 9, 41).

Jesús es consciente de que su mensaje incomoda a los dirigentes políticos y religiosos, y les recuerda que Dios no puede ponerse de su parte porque su actitud los ha hecho extraños a la gente sencilla, porque su orgullo y prepotencia los ha convertido en ladrones de las esperanzas y dignidad del pueblo. Los/as pobres, los/as impuros/as, los/as enfermos/as, los/as extranjeros/as y todos y todas los que han sido expulsados a los márgenes por la avaricia y el egoísmo de quienes se consideran sus legítimos lideres son los que Dios protege y acompaña.

Jesús se sabe enviado como Buen Pastor, llamado a sanar y salvar a quien sufre, a quien está derrotado, a quien está perdido. Él es la puerta que posibilita la entrada a un nuevo horizonte de sentido, a un nuevo modo de afrontar la vida, a una nueva forma de entender a Dios. Quien le escuche y le siga está invitado a formar parte del nuevo pueblo de Dios, a participar de la mesa compartida en la que ya no habrá primeros puestos, sino circularidad y encuentro.

Jesús es el Pastor que da vida y vida abundante. Como había compartido con la mujer samaritana junto al pozo, el agua que él ofrece sacia la sed y se hace manantial de vida para quien la acepta (Jn 4, 10-14) y los pastos que regala no tienen cercas ni condiciones, están abiertos para toda persona que confíe en él, que lo acoja y lo reconozca como camino, verdad y vida (Jn 14, 6).

En estos tiempos de incertidumbre, de sufrimiento, de impotencia, de desconcierto y miedo, las y los creyentes estamos invitados a escuchar a Jesús el buen Pastor. Él puede mostrarnos cómo acompañar, escuchar, sanar o sostener a quien lo necesita y hacerlo sin alardes, sin demostraciones de poder, sino con humildad, silencio y hondura.

Hoy las puertas de los lugares de culto están cerradas y eso puede invitarnos a recordar que hay una puerta abierta, una puerta que nunca se cierra y esa es Jesús. No importa que las iglesia se cierren porque Jesús de Nazaret, su vida, su actuar son la única puerta que nos lleva a la Vida. En él se sostiene nuestra fe y nuestra esperanza.

Él ha venido a darnos Vida y Vida abundante. El entregó la suya, no para iniciar un ritual excelso y misterioso, sino para que Dios Padre y Madre pudiese derramar todo su amor, ternura y perdón en la vida de todo ser humano (Hb 4, 15; 5, 8-10). Por eso, lo que verdaderamente importa es que sigamos sosteniendo nuestra vida en Dios, orando y compartiendo la esperanza, sintiéndonos hermanas y hermanos con el de cerca y con el de lejos, aprendiendo de miles de gestos generosos, humildes y entregados de tantas mujeres y hombres que en medio de la amenazada de la pandemia nos muestran el rostro del Buen Pastor.

Carme Soto Varela, ssj

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

Recordatorio

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Yo, por supuesto, a petición de los autores, eliminaré el contenido en cuestión inmediatamente o añadiré un enlace. Este sitio es gratuito y no genera ingresos.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un lugar de entretenimiento. La información puede contener errores e imprecisiones.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.