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17.12.23. Voz/vox que clama en el desierto y Palabra verdadera (Dom 3 adviento, Jn 2,19-28)

Domingo, 17 de diciembre de 2023

IMG_1847Del blog de Xabier Pikaza:

El evangelio de Juan afirma que Juan Bautista no es importante por sí mismo (como profeta o mesías), sino como voz/vox que conduce a la verdad de la Palabra, sin mentir ni engañar.

Es un evangelio durísimo: Supone que la mayor parte de las veces la voz/vox miente, engaña y oprime. Sólo una voz/vox como la de Juan en el desierto conduce al “nacimiento de la verdad” (encarnada en Jesús).

Ruego al lector que esté atento al juego entre voz/vox que es mentira y logos/verdad del hombre auténtico.

Juan 1,6-8.19-28

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.

Y éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran: “¿Tú quién eres?” Él confesó sin reservas: “Yo no soy el Mesías.” Le preguntaron: “¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?” El dijo: “No lo soy.” “¿Eres tú el Profeta?” Respondió: “No.” Y le dijeron: “¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado ¿qué dices de ti mismo?”

Él contestó: “Yo soy la voz (fônê) que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías.” Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: “Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?” Juan les respondió: “Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de las sandalias”. Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.

Evangelio polémico, distinguiendo voz y palabra

a) Hay una voz/vox (en hebreo qol,קוֹל, en griego, φωνὴ, foné) cuya función consiste en engañar, en el “desierto” antiguo o nuevo, sin más finalidad que seducir a los incautos, que oprimir a los hombres, al gritar voces pero sin palabra (sin verdad). En contra de esa voz/vox de engaño clama desde el principio el evangelio de Juan, apelando a Juan Bautista que es voz verdadera en el desierto.

b) Juan, la voz auténtica, lleva a la verdad que es la palabra (logos). Esa es la vox/qol/foné, que se abre en forma de dabar (hebreo), al logos (griego), es decir a la palabra verdadera de comunicación, iluminación y amor. (Jn 1,14)

Problema de fondo de este evangelio: que la voz (los discursos externos, los gritos…) lleven al dabar/logos, palabra de verdad y comunicación. El evangelio de Juan se enfrenta con las voces que mienten, engañan, oprimen… porque no son palabra, sino anti/palabra, no son verdad, sino anti/verdad… En un mundo de mentiras (cf. 2ª Bestia de Ap 13), puras voces/gritos para engañar y oprimir, Juan en el desierto es una voz que lleva a la palabra (cf Jn 1,1-14, el comienzo y compendio del evangelio).

Juan, maestro de Jesús: Voz que lleva del desierto a la Palabra verdadera  Juan era una voz, un grito en el desierto… no para oprimir a los hombres, sino para conducirles a la palabra verdadera. Sabía que este mundo tiene que acabar, porque está podrido, y, en ese contexto, pesar de ello, pedía a los hombres y mujeres que se convirtieran, ofreciéndoles un bautismo de perdón para la palabra verdadera

(1) Este mundo está maduro para (es digno de)  ser destruido: por eso anunciaba Juan el Juicio que viene como Huracán y como Fuego que abrasa a los perversos, un juicio de condena que no procede de Dios, sino del pecado de los hombres, a quienes Dios ha confiado el mundo para que lo cuiden, pero ellos se han empeñado de destruirlo por un tipo de fuego (calentamiento, bomba).

(2) En ese contexto, Juan ofrecía una bautismo de esperanza, para escaparse «de la ira que se acerca» (cf. Mt 3, 7) y alcanzar así la salvación, en la tierra prometida, tras el río de las aguas divisorias. Era necesario un cambio urgente, rápido y completo, pues de lo contrario caería el hacha ya para destruir a los perversos…

(3) Una voz grita en el desierto: ¡Preparad! Una voz que lleva a la palabra de la comunicación verdadera.  Sin esta voz del desierto no podemos  comenzar  la verdadera vida humana, en fraternidad y justicia (4) El anuncio de Juan incluía la llegada de uno que es más fuerte, de alguien que viene en nombre de Dios (que es Dios mismo) para realizar las promesas. Juan era sólo un mensajero,  una “voz” (no la palabra) alguien que anuncia aquello que ha de llegar .

En un sentido, Juan afirma que la historia de los hombres ha fracasado, pero queda un resquicio de esperanza y en ese resquicio quiere mantenerse, para abrir la puerta a los que vengan, en el borde del desierto, ante el río que evoca el paso de la muerte a la vida y el nuevo nacimiento en la tierra de Dios.

Se han acabado las oportunidades de los poderosos del mundo, pero queda Dios y, en su nombre, Juan acoge y ofrece su promesa a los excluidos de la tierra, a los publicanos y las prostitutas… (cf. Mt 21. 32). De esa forma, Juan  se planta, como profeta de Dios para los pobres y para todos los que quieran convertirse, junto al río, vestido de piel de camello y comiendo alimentos silvestres (Mc 1, 6). Sólo así puede exigir la conversión y anunciar la salvación de Dios a los que han sido expulsados de las pretendidas salvaciones de la tierra.

Juan es un hombre del confín, en la frontera de los lugares y los tiempos, acusando a los culpables, pidiendo conversión a todos, desde el mismo desierto. Los que no quieran volver a ese principio, aquellos que se aferren a su vida muelle, a su egoísmo y su riqueza acabarán destruyéndose a sí mismos y destruyendo a los demás.

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La voz/vox dice: Preparar el camino del Dios, abríos a la palabra:

  1. Volver al desierto… Éste es el mensaje clave de este día. No se trata de hacer ayuno por ayuno, sino de aprender a simplificar, centrándose en lo esencial (¡sólo con lo esencial se puede vivir en el desierto!), sin adornos falsos, sin complejos de superioridad, simplemente “a cuerpo”, reyes y mendigos, todos… Ésa es la voz que se escucha en el desierto
  2.  Elevar lo que está hundido (cuidad a los pobres, los aplastados, los humillados…, hacer que haya espacio para los expulsados). Éste motivo de la elevación de los que están aplastados y humillados forma parte de la experiencia original de los judíos, desde el canto de Ana (en 1 Sam 2) hasta el de María, la madre de Jesús (en Lc 1).
  3. Abajar lo que está exaltado (que nadie se imponga desde arriba…); que nadie puede destruir a los pequeños… Que bajen los de arriba, no por espíritu de venganza o resentimiento, sino sólo porque abajo (desde abajo) se pueden ver las cosas, empezando en el desierto, con todos, para todos…

ANTIGUO TESTAMENTO. El desierto recibe dos sentidos básicos:

Es un lugar de prueba y castigopor donde los israelitas tienen que vagar durante cuarenta años, para superar su pecado y prepararse para entrar en la tierra prometida, como han puesto de relieve las grandes tradiciones del Pentateuco (sobre todo de Ex, Num y Lev), que puede interpretarse así como guía de hombres y mujeres que marchan sin fin por desiertos, buscando la vida;

Es un lugar de purificación y nuevo nacimiento, para retomar la historia de amor del principio de Israel. El segundo tema, que implica una vuelta al desierto, como medio de purificación y conversión, constituye uno de los motivos básicos de la profecía de Oseas, Jeremías y el Segundo Isaías.

TEXTOS DE DESIERTO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

El Dios de Oseas (2, 14-15)  se queja porque su pueblo le ha abandonado. Por eso planea llevarla al desierto, es decir, significa enamorarla de nuevo: volver al comienzo de un encuentro donde las dificultades eran estímulo y germen de amor fuerte. Se trata de volver de las voces falsas y mentiras a la verdad del amor

En esa línea se mantiene y avanza Jeremías: «Me acuerdo de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas  a mi lado en el desierto, en tierra no sembrada» (Jer 2, 2). También el Dios de Jeremías quiere volver al desierto en amor, recordando y recreando la historia del primer noviazgo con el pueblo.

Esos temas culminan con el Segundo Isaías: «Voz que clama en el desierto: Preparad los caminos de Yahvé…. Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane (Is 40, 3-4). Ésta es la voz que lleva a la palabra del amor,  al encuentro enmamorado (Is 41, 18-20). Esta imagen de la trasformación del desierto el tierra fértil, de encuentro con Dios, constituye uno de los símbolos más importantes de la historia israelita.

NUEVO TESTAMENTO

(a) Desierto de los opresores: voz/vox,qol, fone de violencia, sin palabra. Voz de engaño, sin comunicación. Así aparece como lugar de peligros y engaños, donde se esconden y surgen y engañan al pueblo los falsos mesías (cf. Flavio Josefo, Ant. 20, 188; BJ 2, 59). La misma iglesia antigua ha puesto en guardia a los fieles en contra de estos profetas del desierto: «Si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis…» (Mt 24, 26).

(b) Desierto con voz (vox, qol, foné…) del diablo, que parece hablar pero no habla, sino que engaña. El diablo tiene voz, pero no tiene palabra…Su voz (qol, foné…) es mentira y opresión. Parece que habla, pero engaña. Es pura propaganda, sin palabra  Es lugar de prueba, vinculado al mesianismo de Jesús (cf. Mc 1, 12; Mt 4, 1; Lc 4, 1) que se enfrenta allí con su tarea, superando allí el riesgo del pan-poder-milagro. (c)  Desierto de profetas. Juan Bautista: Una voz (fone) abierta a la palabra (dabar), voz que se hace transparencia del Dios de Jesús que es palabra/logos (Jn 1,14).El desierto es lugar de iniciación profética, lugar donde Juan Bautista ha venido a preparar los caminos del Señor (segúnIs 40, 3), no solamente el camino de unos bautistas o esenios como los de Qumrán (cf. 1 QS 8, 14; Mc 1, 2-3), sino el camino de la Palabra de Dios que es Jesús

CONCLUSIÓN:

Juan no es profeta ni mesías.  No realiza una función personal egoísta, al servicio de sí mismo. No busca su triunfo como persona, (como profeta o mesías) en contra de los grupos “bautistas” que le quieren “divinizar”. Él no importa en sí mismo; no es un “ego, una vox/phônê”, egolátrica cerrada en sí, que miente y engaña a los demás… No es palabrería (palabra de pos-verdad), sino “voz que vincula, pues lleva a la palabra

Juan es una voz voz/vox (קוֹל, qol, φωνὴ, phônê)… que no miente, sino que nos conduce a la Palabra, que es dabar, logos (דָבָר, Λόγος) Dios como verdad, comunión de amor y de justicia entre los hombres.  Por la voz auténtica (dabar, fonos, fonética) se llega la Palabra, que es el logos (que es Jesús…). Hay voces que son falsas, mentirosas, que engañan, que mienten, como dice 1 Cor 13: Voces que ocultan, engañan y mienten… En contra de esa voces que engañan y mienten viene Juan como voz que anuncia la verdadera palabra, la verdad que es Dios como principio de vida y comunión.

(He evocado el tema en Diccionario de la Biblia. El mejor comentario del texto sigue siendo el de San Agustín, en Comentario al evangelio de Juan).

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