Inicio > Biblia, Espiritualidad > Desde el principio y por principio del Evangelio de JesuCristo, estamos salvados

Desde el principio y por principio del Evangelio de JesuCristo, estamos salvados

Domingo, 6 de diciembre de 2020

1jlfbweDel blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

  1. Principio del evangelio de Xto.

         Durante este año litúrgico que acabamos e comenzar, leeremos el Evangelio de San Marcos. Y hoy hemos asistido al principiodel evangelio de JesuCristo, que no consiste en las primeras líneas del evangelio, sino que San Marcos sitúa el Evangelio, la buena noticia como principio vital. Así comienza también la Biblia, en el Génesis: En el principio creó Dios… (Gn 1,1) y también es el mismo modo con el que san Juan comienza su evangelio: En el principio existía la Palabra (Cristo).

No es una mera cuestión lingüística: No inicia un libro, una biografía. Se nos está diciendo que el evangelio es el principio, la luz y la fuente de nuestra vida. El principio es Evangelio: la buena noticia Nuestro principio (nuestros principios, como decimos coloquialmente) es existencialmente el Evangelio de JesuCristo Hijo de Dios.

         El mismo Dios de la creación y que se ha hecho uno de nosotros en JesuCristo, es nuestro evangelio, es buena noticia. Desde el principio, desde el Génesis hasta el final nuestra historia es evangelio, es salvación. ¡Estamos salvados!

         Evangelio significa noticia salvífica, anuncio liberador. Evangelio es mensaje de salvación: es el anuncio de la voluntad salvífica de Dios, es su misericordia.

  1. El evangelio no es un libro, es una persona: Cristo.

         Se suele decir con razón que el evangelio es anterior a los cuatro evangelios. Y es que el evangelio no es un libro, o cuatro, sino una persona: el Señor Jesús. La buena noticia es Cristo. El encuentro personal con Cristo es evangelio, liberación, salvación.

         Este es nuestro principio en la vida, este evangelio, Cristo, embarga toda nuestra existencia.

         Desde el principio y como principio Cristo es nuestro Evangelio.

         Desde el principio estamos salvados. Dios crea para salvarnos, vivir una vida plena.

  1. el desierto: Juan Bautista.

         El texto del evangelio Marcos comienza no con el nacimiento de Jesús, sino con Juan Bautista en el desierto. Extrañamente Juan Bautista predica, grita en el desierto. Pero en el desierto no vive nadie. ¿O sí?

El desierto no es tanto un lugar geográfico, sino que tiene un significado teológico. El desierto es la aspereza de la vida, un lugar de travesía, de crisis, y por tanto, el desierto es un momento de experiencia dura, de experiencia intensa humana y religiosa.

La vida es un desierto.

  1. El Éxodo y la travesía de las tribus hebreas durante cuarenta años por el desierto fue una experiencia dura de constitución del pueblo; una experiencia de la ética(Sinaí); una experiencia dura de camino hacia la tierra de libertad.

La libertad no es fácil y en un momento del camino por el desierto, los israelitas añoran la esclavitud de Egipto: En Egipto estábamos mejor: al menos teníamos para comer. Vivieron una experiencia de la dureza de la vida: sin pan, sin agua (maná y la roca).

  1. El Exilio y el destierro de Israel en Babilonia (587 a.C.) constituyó una verdadera tragedia nacional, un hundimiento colectivo. Una especie de “caída del Imperio romano”. Todo se viene abajo: pueblo, tradiciones, religión, cultura, etc. Eso fue un auténtico desierto.
  2. También hoy en día -siempre- los humanos atravesamos por desiertos y etapas de sequía y aridez. La pandemia que vivimos es un duro desierto. Sentimos que un mundo está concluyendo y nos lamentamos de la pérdida de valores, de lo que han cambiado las cosas y lo mal que van. Nada es ya lo que fue.
  3. Finalmente, cada uno afrontamos también nuestros propios desiertos, noches oscuras.

Este es nuestro desierto. Como siempre desierto es el lugar de crisis, de hundimientos, de no ver salida. Es también el lugar de silencio, de purificación, de paciencia, de camino y esperanza.

  1. Deseo y esperanza.

         El ser humano siente un profundo deseo de salir del desierto. Todos tenemos deseo de tiempos y situaciones mejores. El deseo humano es natural, nacemos con deseos de una vida mejor, de cosas, de situaciones mejores. Pero el deseo no es esperanza. El deseo es connatural al ser humano, el deseo va inscrito en nuestra naturaleza. La esperanza es un don: el don de Dios: terminaremos en Dios que se nos da y plenifica nuestra esperanza. Lo que anhela el deseo humano se puede realizar -o no- con el esfuerzo y trabajo humano. Lo que añora la esperanza es don de Dios, es gracia.

O5.   Dios nos acompaña.

         La historia de la humanidad no está abandonada a su suerte. Es una historia de salvación, es la historia de la promesa de Dios. Nos acompaña y nos cubre con su sombra como a las tribus israelitas en la travesía del desierto las protegía del rigor del sol por medio de la nube.

La cercanía y experiencia de Dios nos embarga e involucra toda la persona: vivimos y caminamos con y desde Dios. La esperanza se va haciendo presente en la cercanía de Dios en nuestra vida.

         Dios envía sus mensajeros que alientan la esperanza, consuelan y confortan, nos impulsan hacia adelante. Son voces que, como la de Juan Bautista, gritan sin miedo contra la injusticia y la violencia, voces que están de parte de los pobres y de los débiles, de los oprimidos y despreciados y, en este sentido, se oponen contra el poder económico, político, ideológico y religioso. Hay personas que son mensajeros de Dios, que transmiten la bondad y misericordia de Dios

  1. consolad a mi pueblo, a mi gente, (Isaías).

         Pocas veces pensamos y hablamos del consuelo, tan necesario en la vida y, por lo mismo, muy frecuente también en el mundo bíblico.

El consuelo es el descanso y alivio de la pena y sufrimientos que afligen y oprimen el ánimo del ser humano.

         Dios consuela a su pueblo. No es fácil ser lúcido en el momento, en los problemas y desiertos que nos tocan vivir. ¿Qué hacer? Consolar, estar cerca, aliviar son actitudes muy de nuestro Dios, de JesuCristo y, por tanto, entra también en nuestro principio para con nosotros mismos y para con los demás. Seremos consolados por el Señor, (Mt 5).

         La misericordia, el consuelo, sentir compasión, consolar son cuidados muy humanizadores y, por tanto, cristianos.

  1. El desierto terminará y llegarán los cielos nuevos y la tierra nueva, (2 Pedro).

         El desierto de la vida termina. El evangelio del Señor nos anuncia un cielo nuevo y una tierra nueva. El cielo no puede esperar, porque es lo que da sentido a la tierra. Desde el principio estamos llamados a terminar nuestro desierto, nuestro Éxodo en la tierra de promisión, en los cielos nuevos y la tierra nueva. El destierro de las “muchas babilonias” concluye en la “Nueva Jerusalén”.

         Este segundo domingo de adviento nos evoca el principio salvífico: el Evangelio de JesuCristo, que consuela nuestra existencia y nos anuncia unos cielos nuevos y una tierra nueva.

Biblia, Espiritualidad , , , , , , ,

Comentarios cerrados.

Recordatorio

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Yo, por supuesto, a petición de los autores, eliminaré el contenido en cuestión inmediatamente o añadiré un enlace. Este sitio es gratuito y no genera ingresos.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un lugar de entretenimiento. La información puede contener errores e imprecisiones.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.