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Indonesia podría aprobar en 2021 los “exorcismos” a personas LGTB+

Martes, 21 de julio de 2020
Comentarios desactivados en Indonesia podría aprobar en 2021 los “exorcismos” a personas LGTB+

indonesia-latizagos-homofobia-696x522Comienza a debatirse el proyecto de ley de los conservadores islámicos que, entre otras barbaridades, obligaría a personas homosexuales y transgénero a someterse a un “exorcismo” para ser “rehabilitados”

Que la situación del colectivo LGTB+ en Indonesia lleva años siendo muy preocupante es algo que todos sabemos ya. Un exorcismo para que dejes de ser homosexual,  viene a ser lo mismo que aún se hace en países como Estados Unidos o España: una terapia de conversión.

En Indonesia no es ilegal ser homosexual salvo en la provincia de Aceh, un territorio autónomo que lleva ya tiempo persiguiendo al colectivo LGTB+. Pero el radicalismo en el país del mundo con más número de musulmanes se va extendiendo y el apoyo a la aplicación de la ley islámica es cada vez mayor en las encuestas. Como explica Andreas Harsono, investigador de la Human Rights Watch en el país, “la democratización del país, el asesinato de los comunistas hace unos años y la desaparición de algunas organizaciones que hacían de balanza al avance del islam han desaparecido“. Además la influencia de países como Arabia Saudí “que persiguen a la comunidad LGTBI” es cada vez más importante.

Este avance del radicalismo ha llevado a los conservadores islámicos a presentar hace unos meses un proyecto de ley llamado “Ley de Resiliencia Familiar” que tiene como objetivo que las familias sean “más fuertes y resilientes“. Una de las formas de conseguir eso, según esta panda de iluminados, es dejar claro que las tareas domésticas son obligación de la mujer.

Y otra de las formas de fortalecer a una familia es obligar a los miembros de la misma a denunciar a cualquier miembro de “orientación sexual desafiante” para que sea internado en un centro de rehabilitación. Donde se les someterá a un “exorcismo” y saldrán siendo igual de homosexuales, pero ahora torturados y con menos ganas de vivir.

Se supone que la familia es el primer y más grande sistema de apoyo” explica Usman Hamid, director de Amnistía Internacional en Indonesia, “pero esto claramente contradice el espíritu de fortalecerla“. Porque nada une más a una familia que matar al primo maricón.

Hamid ha explicado a El País que, por ahora, no parece que el debate sobre la ley avance en el comité que se encarga de evaluarla, e incluso el portavoz adjunto de la Asamblea Consultiva del Pueblo ha solicitado su retirada. Entre otras cosas porque, si se aprueba, el país vulnerará sin miramientos un buen número de derechos humanos. Pero desde la Human Rights Watch creen que la ley saldrá adelante en 2021, puesto que se ha incluido en la lista de prioridades del Programa de Legislación Nacional.

Y es que, como explica Harsono de la HRW, en un país con más de 219 millones de musulmanes (un 84% de la población) las creencias tribales y chamanistas se han incorporado a la identidad cultural y por eso los exorcismos son “una práctica que está en aumento“; no solo para “rehabilitar” a personas LGTB+, sino que es habitual que se utilicen también en caso de enfermedad mental o para limpiar pueblos en los que han aparecido espíritus malvados.

La homosexualidad es legal en todas partes en Indonesia, excepto en Aceh, una provincia con cierta autonomía localizada en el extremo norte de la isla de Sumatra, donde rige la ley islámica y las relaciones sexuales con personas del mismo sexo son castigados con latigazos públicos. En 2018, la policía detuvo a un grupo de mujeres trans en esta misma región y las humilló públicamente cortándoles el pelo y obligándoles a vestirse con ropa masculina.

Más allá de Aceh, las encuestas de los últimos años indican que la intolerancia y el radicalismo están en aumento en toda Indonesia. Una proporción significativa de la población apoya la implementación de la ley islámica, la sharia, según una encuesta realizada en 2017 por el Instituto ISEAS-Yusof Ishak en Singapur. El 82% de los 1.620 encuestados también consideran que el uso del hiyab o el velo islámico es un signo importante de religiosidad para las mujeres. Según otra encuesta elaborada por una organización radicada en Yakarta el mismo año, uno de cada cinco estudiantes apoya el establecimiento de un califato.

En esta evolución han contribuido muchos factores. Harsono, de HRW, menciona como ejemplo “la democratización del país, el asesinato de los comunistas hace unos años y la desaparición de algunas organizaciones que hacían de balanza al avance del islam han desaparecido”. El investigador argumenta que, mientras tanto, las influencias de los saudíes y de otras corrientes de oriente medio que persiguen a la comunidad LGTBI siguen creciendo”.

Las propuestas en el nuevo proyecto de ley están siendo combatidas por los defensores de los derechos humanos. Para Charles Santiago, miembro del Parlamento de Malasia y presidente del grupo Parlamentarios del Sudeste de Asia por los Derechos Humanos (APHR), se ha demostrado que estas supuestas terapias son extremadamente dañinas para las personas LGTBI, ya que están relacionadas “con la depresión, la ansiedad y el suicidio”.

Las personas LGTBI en Indonesia ya enfrentan una creciente persecución y odio; por lo tanto, la presentación de un proyecto de ley que legitima una mayor discriminación contra ellos “es una preocupación importante y puede aislar todavía más a la comunidad”, concluye Santiago.

Escalada de LGTBfobia de Estado en Indonesia

Hace casi un año, informábamos de la detención de  diez mujeres, acusadas de «conducta lésbica». Antes, recogíamos, precisamente, la detención de cuatro personas en Banda Aceh, a manos de patrullas ciudadadanas, acusadas de «practicar la homosexualidad»: tres varones y una mujer transexual, que se enfrentan a penas que incluyen los mencionados castigos físicos. A principios del 2018 recogíamos el descarnado caso de LGTBfobia de Estado en Indonesia. La policía de Aceh detuvo a doce mujeres trans, les afeitó el cabello y las obligó a vestirse como«hombres normales». En Aceh, desde 2005 rige la sharia o ley islámica gracias a la autonomía que le fue concedida al firmar la paz con los separatistas, poco después del tsunami que asoló la región. En septiembre de 2014, además se aprobó una terrible ley que castiga las relaciones homosexuales con la pena de recibir cien azotes en público con una vara de ratán. La legislación entraba en vigor en octubre de 2015 y fue aplicada, entre otras ocasiones, el pasado mes de mayo a dos jóvenes de 20 y 23 años. En el mismo mes de octubre de 2015 nos hacíamos eco de la detención de dos jóvenes lesbianas (de 18 y 19 años) por abrazarse públicamente y confesar que eran pareja. Según el jefe de la policía islámica las chicas serían “sometidas a rehabilitación con la participación de psicólogos en dependencias sociales”.

Indonesia también votó en 2014 en contra de la resolución del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas contra la homofobia y la transfobia y ha sido calificado, por su propia población, como un mal lugar para vivir si eres gay o lesbiana (solo un 2% opina lo contrario) en una encuesta de Gallup.

En el mes de octubre de 2016, informábamos de la detención de una pareja gay por subir a su cuenta de Facebook unas fotos besándose, junto con un mensaje de amor, que fue considerada por las autoridades como “pornografía”. A estos hechos se suman un deterioro homófobo que reconocía el presidente Joko Widodo, quien lejos de atajarla ha llegado a aprobar medidas discriminatorias, como confiscar preservativos, o la persecución de webs LGTB, bloqueando aplicaciones de citas entre personas del mismo sexo o autorizar formas de discriminación laboralcon el veto de aspirantes LGTB a plazas públicas, el cierre de la única escuela y mezquita para personas trans de Indonesia, aparte de permitir las irresponsables declaraciones homofóbicas de políticos y alcaldes demonizando al colectivo LGBTy la radicalización de líderes religiosos que han llegado a fomentar el boicot a empresas internacionales que apoyan al colectivo LGBT.

En diciembre de 2017 nos hacíamos eco la condena de diez hombres a dos años de cárcel en Indonesia por participar en una supuesta «fiesta gay» en Yakarta, la capital de este país asiático. A diferencia de Aceh, en Yakarta las relaciones homosexuales no son ilegales, por lo que los detenidos fueron condenados por violar la ley contra la pornografía.

El hecho de que se utilice esta ley para perseguir penalmente la homosexualidad en un territorio en el que supuestamente esta no está criminalizada pone de manifiesto la gravedad de la situación que se vive hoy día en Indonesia. De hecho, solo en las provincias autónomas de Aceh y Sumatra Meridional, en las cuales se aplica la sharía o ley islámica (en Aceh a todos los ciudadanos, en Sumatra Meridional solo a los musulmanes, que en cualquier caso son mayoría), las relaciones homosexuales son formalmente ilegales, castigándose incluso con castigos físicos.

Pero también en el resto del país la situación se está deteriorando. Ya lo recogíamos en febrero de 2016, cuando hacíamos alusión a la ola de LGTBfobia protagonizada por políticos y líderes religiosos. Desde entonces, por desgracia, no hemos dejado de conocer casos de detenciones y abusos. Un ejemplo es la redada de mayo de 2017 en el que la policía indonesia detenía en Yakarta a 141 hombres por asistir a lo que las autoridades han calificado como una supuesta “fiesta de sexo gay”, pese a que la homosexualidad no es ilegal en la capital y que desembocó en la citada condena de diez hombres, pero ha habido muchos otros. Días antes de aquella redada, otros ocho hombres eran detenidos, igualmente acusados de celebrar una «fiesta gay» en Surabaya, la segunda ciudad del país. En Java Occidental, la provincia más poblada de Indonesia, el jefe de policía hizo pública por su parte su intención de constituir un grupo de trabajo policial para investigar la actividad de personas LGTB. Y en octubre de 2017 tuvo lugar otra redada en un local de ambiente gay de Yakarta, en la que fueron detenidos 51 hombres. Una estigmatización a la que también ha contribuido la decisión de la Asociación Psiquiátrica Indonesia de clasificar la homosexualidad, la bisexualidad y la transexualidad como trastornos mentales.

Esta espantosa situación podría agravarse de prosperar la iniciativa legislativa que pretende castigar en todo el país las relaciones homosexuales con penas de hasta cinco años de prisión. Sin embargo, en diciembre también aludíamos al “respiro provisional” que había supuesto la decisión del Tribunal Constitucional de Indonesia de rechazar una propuesta de criminalización de las relaciones sexuales entre personas no casadas, cuyo objetivo principal no era otro que el de castigar por vía indirecta las relaciones homosexuales. Poco duraba el respiro, por desgracia.

Fuente El País/Cristianos Gays

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Las mujeres trans torturadas en Aceh explican su calvario

Martes, 27 de febrero de 2018
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indonesia-tortura-mujeres-trans-696x522Las doce mujeres trans detenidas y torturadas en Aceh (Indonesia) han explicado su experiencia a Amnistía Internacional.

Hace unas semanas publicábamos que en la provincia de Aceh, Indonesia, la policía (ayudada por un grupo de ciudadanos) había llevado a cabo redadas en varias peluquerías regentadas por mujeres trans y las había detenido. Las doce mujeres fueron llevadas a un parque público donde se les rapó la cabeza para después ser retenidas en comisaría para someterse a un “curso de conversión” que las convirtiera de nuevo en hombres.

Ahora las doce mujeres han hablado con Amnistía Internacional Indonesia para explicar qué fue exactamente lo que les ocurrió la noche del 27 de enero.

transfobia-tortura-indonesiaLa policía de Aceh llevó a cabo redadas en varias peluquerías locales para encontrar a las mujeres trans y luego llevarlas al centro del pueblo. La operación policial llevaba como nombre “operasi penyakit masyarakat”, que se traduce como “Operación de Enfermedades Públicas“. Cuando las tuvieron a todas reunidas frente a la vista de decenas de curiosos, el jefe de policía dio un discurso condenando la identidad de género de las retenidas y provocando que la gente aplaudiera y exigiera que fueran asesinadas.

Las mujeres explican que entonces se les obligó a marchar de forma militar hasta un parque cercano donde les obligaron a llevar a cabo un entrenamiento militar simulado para volverlas más “masculinas“. Además se les obligó a desnudarse y a rodar por el suelo y cuando una de las mujeres se negó la policía disparó varios tiros de advertencia. A otra mujer que protestó le lanzaron un cubo de agua helada; y una de las detenidas le dijo a la policía que le dispararan porque prefería morir con dignidad que ser torturada y humillada; algo a lo que, según el relato, el jefe de policía respondió con un “Tú, como transgénero, no tienes derecho a tener dignidad“.

transfobia-indonesia-aceh-696x786Imagen de uno de los vídeos que los “curiosos” grabaron con sus móviles.

La policía rapó la cabeza de seis mujeres a las que obligaron a orinar en una botella para hacer un test de drogas. Una de ellas fue obligada a “limpiar” al resto con una manguera, pero al no hacerlo como la policía quería fue pateada. Se obligó a las mujeres a gritar “como hombres” y cuando estuvieron empapadas fueron llevadas a la comisaría donde se les encerró en una celda sin colchones y se les forzó a dormir en el suelo con la ropa aún mojada.

Al día siguiente la policía liberó a 11 de las mujeres, no sin antes obligarlas a acudir a un sermón por parte de un clérigo musulmán que les dijo que tenían que “volver” a su “naturaleza” y que justificó el asesinato de personas trans y LGTB porque “son más peligrosas que los infieles“. La última mujer fue retenida porque en su teléfono móvil se encontró un vídeo sexual explícito.

transfobia-indonesia-696x785Tras la detención las mujeres aseguraron estar “profundamente traumatizadas“. Muchas de ellas se han visto obligadas a abandonar Aceh, la única región de Indonesia en la que está en vigor la ley islámica; aunque dado la deriva LGTBfóbica que está tomando el país en los últimos tiempos (con la ilegalización de la homosexualidad pendiendo de un hilo) puede que cambiar de región no les sirva para protegerse. Algunas mujeres han sido acosadas y atacadas por sus vecinos o familiares, llegando incluso a darles patadas o lanzarles piedras. Varias han sido despedidas de sus empleos porque sus jefes tienen miedo de atraer la atención de la policía y las propietarias y trabajadoras de las peluquerías no han podido volver a su trabajo porque los locales o bien están clausurados o han sido vandalizados por la gente.

Desde Amnistía Internacional han condenado el trato “cruel, inhumano y degradante” al que se sometió a las mujeres y han aclarado que, bajo la ley internacional, podría considerarse un caso de tortura. Usman Hamid, Director Ejecutivo de A.I. en Indonesia, asegura que el único motivo para esas detenciones era la transfobia: “Es aterrador que un grupo de hombres fuertemente armados hiciera redadas y detuviera a mujeres trans con la discriminación como única base. Las autoridades locales y la población general, en nombre de la ley Sharia, se han unido para atacar y humillar a estas mujeres trans. Creemos que, bajo la ley internacional, las acciones de la policía suponen un caso de tortura.

Posible criminalización de la homosexualidad en todo el país

La noticia tiene lugar en un contexto especialmente hostil, dada la discusión que se ha abierto sobre una posible criminalización de las relaciones entre personas del mismo sexo, de la que también hablamos hace pocos días, y que ha desencadenado una auténtica espiral de LGTBfobia. De hecho, un diputado indonesio proponía la semana pasada modificar la legislación nacional para no solo castigar las relaciones homosexuales con cárcel, sino incluir además la pena de muerte para el colectivo LGTB (o, como mínimo, la cadena perpetua). El artífice de tal propuesta es Muslim Ayub, miembro del Partido Mandato Nacional Islámico (PAN).

Hanafi Rais, otro diputado del mismo partido, aseguraba que el debate sobre la criminalización de la homosexualidad está siendo acordado “por la mayoría de los partidos políticos indonesios”. Los seis partidos seculares, que controlan a la mayoría en la presente legislatura, no parecen, en todo caso, querer ponerse en contra a los extremistas islámicos antes de las elecciones de junio, en las que 171 regiones votarán por nuevos gobernadores, alcaldes y jefes de distrito.

Realidad LGTB en Indonesia

El pasado mes de diciembre recogíamos la condena de diez hombres a dos años de cárcel en Indonesia por participar en una supuesta “fiesta gay” en Yakarta, la capital de este país asiático. Como decíamos hace ahora poco más de un mes, esta la noticia suponía un paso más en la escalada de LGTBfobia de estado que vive Indonesia. A diferencia de Aceh, en Yakarta las relaciones homosexuales no son ilegales, por lo que los detenidos fueron condenados por violar la ley contra la pornografía.

El hecho de que se utilice esta ley para perseguir penalmente la homosexualidad en un territorio en el que supuestamente esta no está criminalizada pone de manifiesto la gravedad de la situación que se vive hoy día en Indonesia. De hecho, solo en las provincias autónomas de Aceh y Sumatra Meridional, en las cuales se aplica la sharía o ley islámica (En Aceh a todos los ciudadanos, en Sumatra Meridional solo a los musulmanes, que en cualquier caso son mayoría), las relaciones homosexuales son formalmente ilegales, castigándose incluso con castigos físicos.

Pero también en el resto del país la situación se está deteriorando. Ya lo recogíamos en febrero de 2016, cuando hacíamos alusión a la ola de LGTBfobia protagonizada por políticos y líderes religiosos. Desde entonces, por desgracia, no hemos dejado de conocer casos de detenciones y abusos. Un ejemplo es la redada de mayo de 2017, que desembocó en la citada condena de diez hombres, pero ha habido muchos otros. Días antes de aquella redada, otros ocho hombres eran detenidos, igualmente acusados de celebrar una “fiesta gay” en Surabaya, la segunda ciudad del país. En Java Occidental, la provincia más poblada de Indonesia, el jefe de policía hizo pública por su parte su intención de constituir un grupo de trabajo policial para investigar la actividad de personas LGTB. Y en octubre de 2017 tuvo lugar otra redada en un local de ambiente gay de Yakarta, en la que fueron detenidos 51 hombres. Una estigmatización a la que también ha contribuido la decisión de la Asociación Psiquiátrica Indonesia de clasificar la homosexualidad, la bisexualidad y la transexualidad como trastornos mentales.

En diciembre también aludíamos al “respiro provisional” que había supuesto la decisión del Tribunal Constitucional de Indonesia de rechazar una propuesta de criminalización de las relaciones sexuales entre personas no casadas, cuyo objetivo principal no era otro que el de castigar por vía indirecta las relaciones homosexuales. Poco duraba el respiro, por desgracia.

Fuente | Pink News, vía EstoyBailando/Cristianos Gays

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La región indonesia de Aceh incrementa la escalada LGTBfóbica: ahora prohíbe a las mujeres trans trabajar en peluquerías

Viernes, 16 de febrero de 2018
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transfobia_aceh-300x150Solo han pasado unos días desde la redada a varios salones de belleza en la región indonesia de Aceh, en donde rige oficialmente la sharía o ley islámica desde 2005. La policía detuvo a 12 mujeres trans, afeitándoles el cabello en público, desnudándolas y obligándolas a vestirse con ropas masculinas para, supuestamente, convertirlas en “hombres normales”. Ahora, las autoridades han emitido una circular en la que amenazan con retirar la licencia a las peluquerías que contraten a mujeres trans. Con esta medida, conscientemente, están condenando a estas mujeres a la marginalidad, ya que es una de las pocas actividades profesionales “legales” en la que hasta ahora encontraban oportunidades de empleo. Además, las autoridades están organizando seminarios para “alertar” a la población de los “peligros” que, a su juicio, entrañaría la comunidad LGTB.

Parece que la LGTBfobia oficial en esta región semiautónoma del noroeste de Indonesia no ha alcanzado su techo todavía. A la abierta persecución que sufren las personas LGTB en Aceh, se suma el inicio de una campaña de “educación” para la población. Sirva de ejemplo el seminario organizado por un centro oficial juvenil, el pasado fin de semana, para prevenir a los jóvenes de los “peligros” LGTB. “Este comportamiento desviado está prohibido en la Sharía y es una enfermedad psiquiátrica”, argumentan falsamente. Además, solicitan que “los padres, maestros y la comunidad puedan prevenir y rescatar a las víctimas que ya se han desviado”.

Pero el verdadero peligro para los derechos humanos reside en las propias autoridades y en la policía de Aceh, que imponen su moral por la fuerza. Si hace tan solo unos días recogíamos la humillación pública a la que se sometió a 12 mujeres trans, como consecuencia de varias redadas sincronizadas a salones de belleza, ahora se les quiere impedir trabajar. A ellas y a cualquier persona LGTB.

En el distrito de Aceh Besar se pretende modificar la legislación para que las mujeres trans (les llaman “travestis” o “warias” sin distinción) “no puedan abrir un negocio y trabajar” en salones de belleza, peluquerías o barberías. Y, por si no fuera suficiente, quieren atribuirse derechos para realizar registros habituales y retirar la licencia a los establecimientos con trabajadoras trans o a los que se les acuse de ser LGTB.

Posible criminalización de la homosexualidad en todo el país

La noticia tiene lugar en un contexto especialmente hostil, dada la discusión que se ha abierto sobre una posible criminalización de las relaciones entre personas del mismo sexo, de la que también hablamos hace pocos días, y que ha desencadenado una auténtica espiral de LGTBfobia. De hecho, un diputado indonesio proponía la semana pasada modificar la legislación nacional para no solo castigar las relaciones homosexuales con cárcel, sino incluir además la pena de muerte para el colectivo LGTB (o, como mínimo, la cadena perpetua). El artífice de tal propuesta es Muslim Ayub, miembro del Partido Mandato Nacional Islámico (PAN).

Hanafi Rais, otro diputado del mismo partido, aseguraba que el debate sobre la criminalización de la homosexualidad está siendo acordado “por la mayoría de los partidos políticos indonesios”. Los seis partidos seculares, que controlan a la mayoría en la presente legislatura, no parecen, en todo caso, querer ponerse en contra a los extremistas islámicos antes de las elecciones de junio, en las que 171 regiones votarán por nuevos gobernadores, alcaldes y jefes de distrito.

Realidad LGTB en Indonesia

El pasado mes de diciembre recogíamos la condena de diez hombres a dos años de cárcel en Indonesia por participar en una supuesta “fiesta gay” en Yakarta, la capital de este país asiático. Como decíamos hace ahora poco más de un mes, esta la noticia suponía un paso más en la escalada de LGTBfobia de estado que vive Indonesia. A diferencia de Aceh, en Yakarta las relaciones homosexuales no son ilegales, por lo que los detenidos fueron condenados por violar la ley contra la pornografía.

El hecho de que se utilice esta ley para perseguir penalmente la homosexualidad en un territorio en el que supuestamente esta no está criminalizada pone de manifiesto la gravedad de la situación que se vive hoy día en Indonesia. De hecho, solo en las provincias autónomas de Aceh y Sumatra Meridional, en las cuales se aplica la sharía o ley islámica (En Aceh a todos los ciudadanos, en Sumatra Meridional solo a los musulmanes, que en cualquier caso son mayoría), las relaciones homosexuales son formalmente ilegales, castigándose incluso con castigos físicos.

Pero también en el resto del país la situación se está deteriorando. Ya lo recogíamos en febrero de 2016, cuando hacíamos alusión a la ola de LGTBfobia protagonizada por políticos y líderes religiosos. Desde entonces, por desgracia, no hemos dejado de conocer casos de detenciones y abusos. Un ejemplo es la redada de mayo de 2017, que desembocó en la citada condena de diez hombres, pero ha habido muchos otros. Días antes de aquella redada, otros ocho hombres eran detenidos, igualmente acusados de celebrar una “fiesta gay” en Surabaya, la segunda ciudad del país. En Java Occidental, la provincia más poblada de Indonesia, el jefe de policía hizo pública por su parte su intención de constituir un grupo de trabajo policial para investigar la actividad de personas LGTB. Y en octubre de 2017 tuvo lugar otra redada en un local de ambiente gay de Yakarta, en la que fueron detenidos 51 hombres. Una estigmatización a la que también ha contribuido la decisión de la Asociación Psiquiátrica Indonesia de clasificar la homosexualidad, la bisexualidad y la transexualidad como trastornos mentales.

En diciembre también aludíamos al “respiro provisional” que había supuesto la decisión del Tribunal Constitucional de Indonesia de rechazar una propuesta de criminalización de las relaciones sexuales entre personas no casadas, cuyo objetivo principal no era otro que el de castigar por vía indirecta las relaciones homosexuales. Poco duraba el respiro, por desgracia.

Fuente Dosmanzanas

 

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La Policía de Indonesia arresta y corta el pelo a 12 transexuales

Miércoles, 31 de enero de 2018
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transfobia_aceh-300x150El jefe de la policía de Aceh del Norte, Ahmad Untung, calificó a los transexuales como “una amenaza peor que terroristas”.

En la región indonesia de Aceh, en donde rige oficialmente la sharía o ley islámica desde 2005, se ha iniciado la enésima campaña contra la comunidad LGTB. Amnistía Internacional ha denunciado la detención de 12 mujeres trans en la redada a cinco salones de belleza, el pasado sábado 27 de enero. La policía, además de clausurar los locales, les afeitó el cabello en público, las desnudó y las obligó a vestirse con ropas masculinas para, supuestamente, convertirlas en “hombres normales”“La llamada ‘reeducación’ de las personas trans por parte de la policía no solo es humillante e inhumana, también es ilegal y una clara violación de sus derechos humanos. Dichos incidentes deben ser investigados de manera inmediata y efectiva”, exige Usman Hamid, director ejecutivo de Amnistía Internacional Indonesia.

La policía indonesia arrestó a 12 transexuales en la provincia de Aceh, la única que se rige bajo la sharia o ley islámica, y les obligó a vestir ropa de hombre además de cortarles el pelo, denuncian los activistas. En el marco de la llamada “Operación Anti Moral Enferma”, la policía de Aceh efectuaba este sábado redadas sincronizadas a varios salones de belleza, deteniendo a 12 mujeres trans. Los agentes forzaron el cierre de los establecimientos y a las víctimas arrestadas, por su mera identidad de género, las sometieron al escarnio público: les raparon las cabelleras en la calle y las obligaron a pasearse con ropas de hombre. Para las autoridades, estas prácticas denigrantes formal parte de un programa de “reeducación social”. El tránsfobo objetivo final no es otro que “enseñarles” “comportarse” como “hombres de verdad”.

Decenas de agentes de la policía local e islámica llevaron a cabo las detenciones durante la noche del sábado en cinco salones de belleza del distrito Aceh del Norte, en el norte de la isla de Sumatra, confirmó un activista en favor de los derechos del colectivo de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales (LGTB).

“Por el momento todavía están recuperándose del trauma”, declaró en conversación telefónica la fuente, que pidió mantener el anonimato, y añadió que los arrestados fueron liberados el domingo.

El jefe de la policía de Aceh del Norte, Ahmad Untung, calificó a los transexuales como “una amenaza peor que terroristas” y dijo que actuaron porque molestaban a los vecinos con un comportamiento que va “en contra de la sharia y la naturaleza humana”, en declaraciones al portal de noticias “Kliksatu.com“.

Aceh, provincia que aprobó en 2002 la aplicación de la ley islámica, criminaliza las relaciones homosexuales y sentencia a los infractores a castigos corporales que pueden llegar a hasta los 100 bastonazos.

En diciembre, una muchedumbre alertó a la policía islámica de la presencia de siete transexuales que se dirigían a una fiesta de cumpleaños en la capital provincial, Banda Aceh, y que fueron retenidas por las autoridades y liberadas tras ser reprendidas.

El investigador en asuntos LGTB de Human Rights Watch, Kyle Knight denunció, tras los arrestos de diciembre, que los políticos locales de Aceh han empeorado la situación al promover la homofobia.

Al menos 527 personas fueron azotadas en Aceh desde 2016 hasta octubre de 2017, por infracciones como apostar, consumir alcohol o adulterio, entre otros, según el centro de investigación indonesio Institute for Criminal Justice Reform.

El año pasado dos hombres fueron condenados por primera vez a ser azotados en público por mantener relaciones homosexuales.

Aunque Aceh es la única provincia del archipiélago que aplica la sharia, ONG y activistas han denunciado un aumento en la represión contra la comunidad LGTB en Indonesia, el país con mayor población musulmana del mundo.

Indonesia, un infierno para la comunidad LGTB

En febrero de 2016 publicábamos un artículo que recogía cómo la oleada de virulenta homofobia y transfobia se abre paso a un ritmo preocupante en Indonesia. Publicábamos entonces que políticos y líderes religiosos se turnan con declaraciones incendiarias que estigmatizan cada vez más a la población LGTB. Desde entonces, por desgracia, no hemos parado de recoger casos de detenciones, abusos y crueles castigos físicos. Lo que ha hecho que Amnistía Internacional reclame el fin de la cruel persecución al colectivo LGBT en Indonesia.

Indonesia presenta una realidad muy diferente para su comunidad LGTB dependiendo de la región. Formalmente, la homosexualidad no es delito en el país con mayor número de fieles musulmanes del mundo, que mantiene un código penal heredado de la época colonial neerlandesa. La excepción son las provincias autónomas de Aceh (situada en la zona norte de Sumatra) y Sumatra Meridional, aunque en este caso la prohibición rige solo para los musulmanes.

En Aceh, desde 2005 rige la sharia o ley islámica gracias a la autonomía que le fue concedida al firmar la paz con los separatistas, poco después del tsunami que asoló la región. En septiembre de 2014, además se aprobó una terrible ley que castiga las relaciones homosexuales con la pena de recibir cien azotes en público con una vara de ratán. La legislación entraba en vigor en octubre de 2015 y fue aplicada, entre otras ocasiones, el pasado mes de mayo a dos jóvenes de 20 y 23 años.

Fuera de Aceh también se ha registrado un incremento de la represión. También en mayo de este año, la policía indonesia detenía en Yakarta a 141 hombres por asistir a lo que las autoridades han calificado como una supuesta “fiesta de sexo gay”, pese a que la homosexualidad no es ilegal en la capital. No obstante, el portavoz de la policía de Yakarta, Raden Argo Yuwono, aseveraba que los detenidos podrían ser acusados bajo las duras leyes contra la pornografía vigentes en el país. Unas semanas antes, ocho hombres eran detenidos, igualmente acusados de celebrar una “fiesta gay” en Surabaya, la segunda ciudad más grande de Indonesia. Y en octubre, la policía de Indonesia detiene a 58 personas en una redada a una sauna gay de Yakarta

El pasado 20 de diciembre publicábamos que diez hombres habían sido condenados a dos años de cárcel en Indonesia por participar en una supuesta “fiesta gay” en Yakarta, la capital. La noticia supone un paso más en la escalada de LGTBfobia de estado que vive aquel país. Las detenciones se produjeron en Yakarta, la capital, donde las relaciones homosexuales no son formalmente delito. No ha hecho falta: el tribunal ha considerado probado que los condenados violaron la ley contra la pornografía.

El 15 de noviembre del pasado 2016 conocíamos que el gobierno de Indonesia  acaba de prohibir el uso de GIFS en WhatsApp. Pero no sólo porque no se puedan enviar imágenes en movimiento  sino que lo han hecho para evitar que la gente se envíe imágenes pornográficas a través de la aplicación.

Son solo algunos ejemplos de la penosa situación de los ciudadanos LGTB en el país.

Fuente Agencias, vía Cáscara Amarga/Cristianos Gays

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Amnistía Internacional reclama el fin de la cruel persecución al colectivo LGBT en Indonesia

Jueves, 2 de noviembre de 2017
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indonesia-latizagos-homofobia-696x522Desde que se aplica la ley Sharia en la provincia de Aceh, habrían sido azotadas publicamente hasta 530 personas, por lo que Amnistía Internacional exige el fin de este «castigo degradante e inhumano», reclamando mayor presión por parte de la comunidad internacional para mejorar la situación del colectivo LGBT en Indonesia. 

«La flagelación pública y la criminalización de las relaciones entre personas del mismo sexo son violaciones flagrantes de las leyes internacionales de derechos humanos», declara Usman Hamid, director de Amnistía Internacional en Indonesia. Situada en el norte de Indonesia, la provincia de Aceh aplica por primera vez la ley Sharia en 2011, castigando el juego, el adulterio, la venta de alcohol y la penalización de las relaciones íntimas entre personas del mismo sexo, a pesar de que la homosexualidad no está penalizada en el país asiático. Desde octubre de 2015 se intensifican los castigos, ascendiendo ya a 530 las personas que han sido azotadas públicamente, por lo que Amnistía Internacional exige que se ponga fin al «castigo degradante e inhumano».

A principios de este años, una pareja era asaltada en la privacidad de su domicilio, siendo declarados culpables por un tribunal islámico de mantener relaciones homosexuales y condenados a recibir 85 bastonazos. «El azote de dos hombres homosexuales fue un espectáculo nauseabundo, llevado a cabo frente a más de 1000 espectadores que se burlaban de ellos en un acto de extrema crueldad», explica Hamid, aclarando que era la primera vez que personas homosexuales eran castigados de esta manera.

Dos semanas después de que el gobierno de Joko Widodo propusiera la eliminación del colectivo LGBT de los medios de comunicación, Rupert Colville, portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, condenaba la persecución de homosexuales, bisexuales y transexuales en Indonesia. «Proponemos que las autoridades indonesias, especialmente el presidente Widodo y los líderes de Aceh, deroguen la ley que impone estos castigos, que constituyen un trato cruel, inhumano y degradante, y pueden constituir tortura (…). La comunidad internacional debe presionar a Indonesia para que cree un entorno más seguro para la comunidad LGBTI antes de que la situación se deteriore aún más», reclama Hamid.

Predominantemente musulmana, la provincia de Aceh, ubicada en el extremo norte de la isla de Sumatra, tiene un gobierno parcialmnte autónomo. Los estatutos de la Sharia se aplican a todos los ciudadanos residentes, así como a los turistas que visitan la provincia. «Las actitudes intolerantes continuas, incluidas las mayores protestas conservadoras musulmanas del año pasado, han mostrado un mayor conservadurismo (…). La discriminación contra el colectivo LGBTIQ ha aumentado y esta situación se ha visto alimentada durante el año pasado por una serie de declaraciones imprudentes, incendiarias e imprecisas hechas por funcionarios públicos, aparentemente bajo el pretexto de ‘defender la moral pública’» asegura Hamid.

Indonesia, un infierno para la diversidad LGTB

No se puede negar la belleza natural de Indonesia, un país de postal que oculta en su interior un infierno para la comunidad LGTB. Sin ir más lejos, el pasado mes de febrero  publicábamos un post recogiendo cómo la oleada de virulenta homofobia y transfobia se abre paso a un ritmo preocupante en Indonesia. Publicábamos entonces que políticos y líderes religiosos se turnan con declaraciones incendiarias que estigmatizan cada ver más a la población LGTB.

Recordemos que la provincia autónoma de Aceh (en la zona norte de Sumatra) aprobó en septiembre de 2014 una penosa ley que castiga las relaciones homosexuales con la pena de recibir cien azotes en público con una vara de ratán. La legislación entraba en vigor en octubre de 2015. Ese mismo mes nos hacíamos eco de la detención de dos jóvenes lesbianas (de 18 y 19 años) por abrazarse públicamente y confesar que eran pareja. Según el jefe de la policía islámica las chicas serían “sometidas a rehabilitación con la participación de psicólogos en dependencias sociales”.

Indonesia presenta una realidad muy diferente para su comunidad LGTB dependiendo de la región. Formalmente, la homosexualidad no es delito en el país con mayor número de fieles musulmanes del mundo, que mantiene un código penal heredado de la época colonial neerlandesa. La excepción es Aceh, donde desde 2005 rige la sharia o ley islámica gracias a la autonomía que le fue concedida al firmar la paz con los separatistas, poco después del tsunami que asoló la región. Pero la influencia islamista se deja sentir también en otros lugares de Indonesia. La de Aceh es desde luego la peor situación, puesto que como decíamos arriba la homosexualidad no es formalmente delito en el resto del país. Ello no significa que en otras partes sea buena. En 2004, las autoridades municipales de Palembang, en Sumatra Meridional, dictaron por ejemplo una regulación en la que aglutinaban la actividad de las personas LGTB como “prostitución”. En virtud de ese reglamento, todas las personas acusadas de cometer cualquiera de esas actividades se enfrentan a la perspectiva de un máximo de seis meses de prisión o 5.000.000 de rupias (360 euros, 380 dólares) de multa.

En otras zonas existe una actitud algo más tolerante, especialmente en zonas urbanas como Yakarta. Con todo, la influencia de los islamistas más radicales se hace sentir cada vez más. En la propia Yakarta, la capital, las autoridades prohibieron en 2012 un concierto de Lady Gaga,  abanderada de los derechos LGTB, por considerarla un personaje diabólico y antirreligioso.

Los fundamentalistas también han obligado a cancelar una reunión de la división asiática de la ILGA (International Lesbian and Gay Association) en Surabaya y han amenazado a los organizadores del Q! Film Festival, un festival de cine LGTB, por mencionar otros dos ejemplos. En marzo de 2015, el Consejo de Ulemas de Indonesia dictó una fetua en la que se exigía que los actos homosexuales sean castigados con la pena de muerte. Aunque el Consejo de Ulemas no tiene ningún poder legislativo o ejecutivo en Indonesia, su influencia social es elevada.

En el mes de octubre de 2016, informábamos de la detención de una pareja gay por subir a su cuenta de Facebook unas fotos besándose, junto con un mensaje de amor, que fue considerada por las autoridades como “pornografía”. A estos hechos se suman el veto de aspirantes LGTB a plazas públicas, el cierre de la única escuela para personas trans de Indonesia o la persecución de webs LGTB y apps de contactos gais.

Indonesia también votó el pasado 2014 en contra de la resolución del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas contra la homofobia y la transfobia y ha sido calificado, por su propia población, como un mal lugar para vivir si eres gay o lesbiana (solo un 2% opina lo contrario) en una encuesta de Gallup.

 Deterioro preocupante de los derechos LGTB

Como decíamos antes, Indonesia presenta una realidad muy diferente para su comunidad LGTB dependiendo de la región. Formalmente, la homosexualidad no es delito en el país con mayor número de fieles musulmanes del mundo, que mantiene un código penal heredado de la época colonial neerlandesa. La excepción son las provincias autónomas de Aceh y Sumatra Meridional. Y así lo reconocía el presidente Joko Widodo, quien lejos de atajarla ha llegado a aprobar medidas discriminatorias, como confiscar preservativosbloquear aplicaciones de citas entre personas del mismo sexo o autorizar formas de discriminación laboral, aparte de permitir las irresponsables declaraciones homofóbicas de políticos y alcaldes demonizando al colectivo LGBTy la radicalización de líderes religiosos que han llegado a fomentar el boicot a empresas internacionales que apoyan al colectivo LGBT.

Pero también en el resto del país la situación se está deteriorando. Ya lo recogíamos en febrero de 2016, cuando hacíamos alusión a la ola de LGTBfobia protagonizada por políticos y líderes religiosos. Hace pocas semanas, por ejemplo, la policía detenía en Yakarta, la capital, a 141 hombres por asistir a lo que las autoridades calificaron como “fiesta de sexo gay”, pese a que la homosexualidad no es allí ilegal. El portavoz de la policía aseveraba que los detenidos podrían ser acusados bajo las duras leyes contra la pornografía. Semanas antes, otros ocho hombres eran detenidos, igualmente acusados de celebrar una “fiesta gay” en Surabaya, la segunda ciudad del país. Y en Java Occidental, la provincia más poblada del país, el jefe de policía ha hecho público el plan de constituir un grupo de trabajo policial para investigar la actividad de personas LGTB.

Y a finales de mayo se ejecutaba la condena a 85 bastonazos a una pareja descubierta manteniendo relaciones sexuales consentidas en la provincia de Aceh, donde sí se aplica la ley Sharia desde 2005. El Parlamento Europeo condenaba en febrero la discriminación de personas homosexuales, bisexuales y transexuales en Indonesia, cuya situación era comparada con Chechenia por Kimahli Powell, director ejecutivo de Rainbow Railroad, que ha contribuido, en colaboración del gobierno de Canadá, a la evacuación de muchos perseguidos por la purga de homosexuales liderada por Razam Kadyrov.

Fuente Universogay/Cristianos Gays

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