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30.4.23. Dom 4 Pascua. No para meter en redil, sino para sacar y liberar a las ovejas (Sal 23 ; Jn 10)

Domingo, 30 de abril de 2023

784Del blog de Xabier Pikaza:

Ésta es la palabra central, carta magna de la liberación bíblica y cristiana: Sacar a las “ovejas” del redil cósmico y social donde estaban cerradas, oprimidas, haciendo con ellas un camino de comunión personal, en libertad.

Sin esa libertad que es Dios (en nuestro caso el Dios de Israel y de Cristo),  el ejercicio político/social y religioso  de pueblos y estados  ha sido (=es) un dominio de  kleptai (ladrones) y lêstai (bandidos .

Así lo proclama  esta palabra de Jesús sobre el poder/gobierno de sacerdotes (Jerusalén) yde soldados (Roma), que viene precedida y preparada en la Biblia y liturgia de este dom. 4 de Pascua por el responsorio de Sal 23 (=22).

Ésta es la palabra central de la Iglesia, pero a veces, la misma iglesia, en vez de sacar y liberar, ha metido a sus ovejas en más duros rediles de dominio de conciencia (castillos fortificados y vigilados de opresión social)-

Dicen que la economía y política moderna quieren liberar, pero ella también ha corrido y está corriendo el riesgo de sacar a las ovejas delos viejos rediles (redes) de opresión tradicional para encerrarlas en apriscos más duros de opresión económica, ideológica y política. Todo el mundo está corriendo el riesgo de convertirse en un gulag, un Lager de concentración para la muerte, campos y campos de exilados, encerrados en fronteras de opresión.

El tema de fondo, la palabra inquietante de Jn 10, 10, es que este mundo está bajo el dominio de poderes económicos (kleptai,ladrones) y político/militares (lestai,bandidos). Por eso, lo primero es sacar (ex-agein), esto es, liberar a las ovejas-ovejas, a fin de que puedan ser lo que son, es decir, personas en libertad de conocimiento y amor, para caminar en comunión (comunicaciòn de vida).

Éste es un evangelio fuerte quizá el más fuerte de la Biblia, de la iglesia y de la humanidad: La autoridad social y religiosa sólo es digna de ese nombre si libera, si permite que hombres y mujeres, que empiezan pareciendo ovejas de redil, se conviertan en personas de libertad para el amor.

Para eso esta la Biblia (=la Palabra), para eso está Jesús (para sacarnos del redll cerrado de animales), para eso está la iglesia…para eso están un tipo de autoridades sociales, económicas y religiosas.

Pero la Biblia (Palabra), Jesús (liberador) y la Iglesia (con los poderes político-sociales) se han vuelto con frecencia creadores de nuevos rediles, peores (más refinados) que los anteriores: Rediles de dogmatismo de conciencia (no de buen dogma), campos de inquisición y de concentración, sistemas cada vez más totalitarios/totales de manipulación, al servicio de klepta y lestai, esto es, de latrocinio y esclavizamiento.

Ciertamente, el evangelio de Juan, con el despliegue de la iglesia y  los programas de liberaciòn politico-social de la modernidad, han conseguido muchas libertad. Pero hay que estar muy atentos para que esas libertades no sean tapadera de nuevas y más duras opresiones de ladrones y bandidos, como sigue diciendo el salmo y evangelio de este domingo.

SAL 23 (=22): YAHVÉ ES MI PASTOR, NADA ME FALTA

Breve salmo, atribuido a David, pastor y rey, a quien la tradición atribuye el orden sagrado del templo de Jerusalén y la “constitución del judaísmo”.. Sus motivos básicos son dos, conectados entre sí de un modo histórico y religioso.

(a) 23, 1-4. Yahvé, pastor que protege, guía y alimenta al rebaño (Israel, humanidad) y al orante en los caminos fuertes, peligrosos, de trashumancia en oriente.

(b) 23, 5-6. El mismo Yahvé se muestra vinculado a un templo (un casa), que es, evidentemente Jerusalén, donde abre un espacio de vida y una mesa de amor para los justos (frente, en contra de los enemigos) (tomo el comentario que sigue de mi libro de los salmos).

            Es muy posible que este salmo sea la oración de un “devoto” (creyente), a quien sus enemigos acusan, persiguiéndole  y queriendo expulsarle del culto de los fieles del templo; pero se ha defendido, ha triunfado, y puede mantenerse en el templo, confesando a Yahvé como su Dios, tanto en su entorno anterior de trashumancia (como oveja de un rebaño protegido por Dios), como en su contexto posterior (actual) de presencia y culto en el templo.De un modo implícito, este salmo evoca el arco histórico de la identidad israelita, en sus dos momentos fundamentales.

(a) Sal 23, 1-4  presenta a Israel  (al ser humano) como un rebaño guiado y defendido por Dios, no sólo en la etapa de los patriarcas (Jacob pastor), sino a lo largo de los tiempos de trashumancia por un tipo de desierto, desde la salida de Egipto hasta su establecimiento en torno a Jerusalén.

(b)  Sal 23,5-6    nos sitúa ante la comunidad de creyentes, reunidos de un modo sacral en torno al templo de Jerusalén, donde Dios mismo aparece como “anfitrión”, en la casa sagrada que acoge a sus devotos, les unge, les llena de gloria y les “alimenta”, de forma que ellos pasan de ser ovejas de su rebaño (cf. Is 40, 11; Ez 34, 21-22; Sal 95,7) y huéspedes y amigos de su casa.

            Este paso de la religión trashumante del Yahvé pastor y su rebaño a la religión establecida del Yahvé del templo con sus fieles, que comparten la mesa y oración (y que más tarde el libro de la Ley), constituye la clave de la historia de Israel, y aparece aquí resumida en esta espléndida oración, que no es ya propia de un Rey como David (aunque se le puede aplicar la primera parte), ni de unos sacerdotes, gestores del culto del pueblo (aunque también se les puede aplicar la segunda parte), sino de un creyente, que se defiende y eleva como representante o portavoz de la historia israelita.

            Cambian de un momento a otro los “peligros”, vinculados primero con el tiempo de pastoreo con riesgos concretos de carencia (de agua, de pastos, de oscuros caminos, de fieras o bandidos…) y después con el tiempo del templo, con enemigos humanos, que se sientan o vigilan al otro lado de la mesa del orante, acechándole siempre. Pero la defensa de Yahvé (su presencia protectora) es siempre la misma en un momento y el otro, de forma que el salmista original o los que repiten y asumen su canto en el templo o en la liturgia particular de las comunidad, pueden habitar tranquilos (23,5), libres de temor, porque el Dios pastor y anfitrión (amigos) va con ellos y les acompaña.

(A) Yahvé es mi pastor, nada me falta:2 en verdes praderas me hace recostar; | me conduce hacia fuentes tranquilas. 3 y repara mis fuerzas; | me guía por el sendero justo, | por el honor de su nombre.4 Aunque camine por cañadas oscuras, | nada temo, porque tú vas conmigo:tu vara y tu cayado me defienden.

(B) 5 Preparas una mesa ante mí, | enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, | y mi copa rebosa.6 Bondad y tu misericordia me acompañan | todos los días de mi vida,Y  habitaré en la casa Yahvé | por años sin término.

Éste salmo tiene, como he dicho, dos partes principales (Yahvé-Pastor, Yahvé en el Templo) que van unidas de un modo inseparable, como es normal en otros salmos. Entre el pasado de los patriarcas-pastores y el presente de los devotos del templo queda un largo transcurso de historia simbólica (conquista de la tierra, monarquía de Jerusalén, quizá exilio…), que el salmo no necesita precisar, pasando como hace la etapa de pastores (promesa) a la etapa de fieles/levitas de un templo.

La imagen primera es de “pastores”, una imagen que ha seguido vive en el mundo rural hasta tiempos muy recientes: La humanidad logró una madurez antes impensable cuando logró domesticar algunos animales (cf. Sal 8; Gen 2), de forma que, en vez de ser cazador fortuito de venados silvestres, se convirtió en pastor de animales domésticos (perros y caballos, vacas, ovejas…) a los que cuidaba y guiaba, para mantenerse de ellos. Resulta esencial este recuerdo   de los israelitas posteriores, que seguían identificándose más con los pastores patriarcas nómadas (trashumantes) que con los agricultores sedentarios, simbolizados por los pueblos paganos cananeos. De esa forma pasa el salmo del recuerdo antiguo de los “jeques” pastores (patriarcas) a los fieles sedentarios del templo.

(A). Yahvé, tú eres mi pastor (23, 1-4). No dice eres mi Rey, mi Padre o Sacerdote, sino mi Pastor, Ro’i (y[iªro÷), con acento de intensificación sobre la palabra hebrea, como para indicar que su vida (la vida de la humanidad) ha podido surgir y se ha desarrollado a través de una presencia gratuita, bondadosa y fuerte de Dios, como pastor que “domestica” a las ovejas, las guía, las protege… Eso significa que el hombre es un animal “domesticado”, educado por Dios, por una presencia superior de vida, a quien se conoce con el nombre de Yahvé (el que vive, hace vivir).

Actualmente, siglo XXI, al menos en el mundo occidental, esta imagen se nos ha hecho difícil de entender y de aceptar: No nos sentimos bien si alguien nos guía, no somos “animales domésticos”, dependientes de un Dios exterior, sino dueños y gestores de la propia vida, sin necesidad de “pastores”. En un plano, ese nuevo sentimiento de libertad es bueno, y este mismo salmo lo ratifica al final. Pero en otro sentido, la visión del “Dios pastor”, vinculado a nuestra propia identidad de “rebaño de hombres libres”, sigue siendo necesaria: Nuestro despliegue en la vida ha sido un prodigio, la mayor de las maravillas de la tierra; la humanidad ha surgido por obra especial de una Presencia y Guía que podemos comparar con la del pastor, que nos ha hecho capaces de tener lo que tenemos, que nada nos falte.

Las notas principales de la presencia y obra de este Pastor divino son tradicionales y apenas necesitan comentario, teniendo en cuenta las condiciones del pastoreo trashumante antiguo, en una tierra de estepas semidesérticas, como las del entorno de Israel: Con la ayuda del Dios-Pastor, con su presencia educadora, el hombre ha sido capaz de encontrar verdes praderas y tranquilas fuentes,  en medio de una tierra calcinada,  reparando su cansancio y superando  los peligros, a través de “senderos justos” (qd<c,©÷-yleG>[.m;).

            Esta última expresión se puede y debe entender de dos maneras. (a) Los hombres han recorrido senderos “rectos”, esto es, apropiados, que les han llevado a la supervivencia física. (b) Pero también han recorrido caminos de “justicia”, en un sentido social y religioso, pues de otra manera ellos habrían perecido todos, víctimas de la violencia universal. Desde ese fondo se entienden las dos frases fundamentales.

 – Aunque camine por cañadas oscuras (de oscuridad de muerte)  nada temo, porque tú vas conmigo; este Dios-presencia, en medio del riesgo de muerte de la vida humana, define y sostiene la su existencia. El hombre ha sido y sigue siendo un viviente acompañado, bordeando sin cesar el riesgo de la muerte-oscura que le rodea y amenaza. Un camino por la oscuridad rodeada de muerte, pero abierta a la Vida es la existencia humana.

Porque tu vara y cayado me sosiegan-defienden (ynImU)x]n:)y> hM’heä ^T,ªn>[;v.miW÷ ^ïj.b.vi); la vara es un tipo de “cetro” de orientación y mando (propio incluso de reyes); el cayado es más bien un bastón defensivo, que podía llevar punta de hierro, para luchar contra las fieras y contra posibles enemigos.

 Según esto, la vida de los grupos humanos y de las personas en particular ha sido un “milagro” de educación (maduración, crecimiento) que el salmista atribuye a la presencia de Dios, como Pastor y guía. En un sentido, el hombre es dueño de sí (capaz de defenderse); pero, al mismo tiempo, su vida ha sido y sigue siendo resultado de una presencia superior. El hombre es porque Yahvé (el que es), siendo su presencia y providencia activa, le ha hecho surgir y le mantiene en vida.

(B) 2. Habitaré en la casa de Yahvé (23, 5-6).El salmista da un gran salto, para situarse en el lugar en que ahora se encuentra (al menos simbólicamente): Ante la mesa (!x’ªl.vu) que el mismo Yahvé le ha preparado en su casa (Bet-Yahvé) . No camina ya buscando descanso de agua y sombra, en medio de duros senderos de muerte, sino que puede sentarse y se sienta ante la mesa de Dios, hasta saciarse sin fin. Su bienaventuranza no se expresa aquí en forma de visión (contemplar a Dios, cara a cara…), sino de banquete (comer siempre en la casa de Dios).

El mismo Dios-Pastor se vuelve así anfitrión, quizá mejor de Amigo, que acoge a los amigos en su casa, ofreciéndoles alimento, como ha sabido la tradición antigua (la carne de los sacrificios que se comen en el templo es “carne de Dios”) y más tarde el cristianismo (que ha interpretado el pan y vino eucarístico como cuerpo y sangre de Cristo, Dios encarnado). Es evidente que estas afirmaciones, como las que forman parte del “misterio” religioso han de tomarse “simbólicamente”, no para indicar que no son verdaderas, sino para afirmar que lo son de un modo más alto.

El orante ha pasado de ser “oveja” o pastor de ovejas en los caminos arriesgados de estepas orientales a ser miembro de una comunidad de culto del templo (la gran asamblea; Sal 22, 23-26), en la que ha sido admitido, quizá con la oposición de algunos miembros. Parece que en ese sentido ha de entenderse la frase enigmática “frente a mis enemigos”: Él está en la mesa, nadie podrá nunca separarle de ella, expulsarle de la compañía de Yahvé, pero éste fin del salmo advierte que en esa casa “sigue habiendo enemigos”, quizá grupos enfrentados.

Esa expresión (frente a mis enemigos) puede y debe entenderse de manera afirmativa: A pesar de que tengo enemigos (personas y grupos que piensan de un modo distinto y querrían expulsarme) estoy sentado a la mesa de Yahvé y ellos deben aceptarlo (no pueden impedirlo). Pero ella  conserva un rasgo muy significativo: En otros salmos, incluso en Sal 22, daba la impresión de que los enemigos eran aniquilados en la gran lucha final; aquí, en cambio, sigue habiendo enemigos, incluso al fin, en el mismo templo, pues el culto del  santuario de Yahvé sigue estando dividido entre grupos enfrentados, pero sabiendo que los otros, los enemigos, no podrán expulsar nunca al orante justo.

Dios mismo ha preparado esa mesa del templo para el orante, sirviéndole en ella: Unge su cabeza con perfume, declarándole triunfador (un tipo de mesías, ungido); mantiene siempre llena su copa… Aquí se ha invertido la imagen del hombre sometido a Dios pastor (que le domestica y dirige desde fuera), pues Dios se ha convertido en servidor del hombre, le unge, le orece su vino en la copa… y así la acompaña todos los días de la vida, como muestran las dos frases finales.

2 JUAN 10, 1-10. CUANDO SAQUE DEL  APRISCO LAS OVEJAS (Jn 10,1-10)

 En aquel tiempo, dijo Jesús “Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas.

 A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.” Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba.

Por eso añadió Jesús: “Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.”

 La imagen anterior del pastor del Dios que es Pastor trashumante que guía la historia de los hombres y señor de un templo donde “alimenta” a sus devotos… sigue al al fondo, pero ha cambiado poderosamente. Éstas son las tres notas principales de este mundo (que era el suyo de los sacerdotes de Jerusalén y el de los legionarios romanos y que sigue siendo el nuestro son estas:

Cuatro  principios

1.  El mundo entero (Jerusalén,y Roma, templo  eimperio…) estaban en manos de kleptaì y lêstai,

como he dicho, y ahora repito. Ésta son las dos palabras fundamentales, que Jesús repite al principio y al fin de su “proclamación de investidura”: Todo lo que hay en el mundo es latrocinio (kleptai) u violencia opresora, armada o de otro tipo  (lêstai).

Son palabras durísimas, yo no me atrevería a decirlas, pero el dulcísimo Jesús crucificado las repite, en la iglesia (Jerusalén) y en el imperio (Roma). Ladrones y bandidos no han entrado por la puerta de Dios (que es la vida), sino que han asaltado el “aprisco”, el hogar de la vida humana, han tomado el poder económico y militar, y así identifican la justicia y la paz con su justicia opresora y su pan esclavizadora.

    Ciertamente, estos ladones y bandidos pueden ser los “celotas” y los “terroristas” sicarios del “mal judaísmo” (como nos decía La Potterie, en su año largo de clases sobre este motivo…); pero él solía olvidarse de que Jesús llamaba también (y sobre todo) kleptai y lestai a los sumos sacerdotes de Jerusalén y a los sumos legionarios de Roma (como algunos alumnos, después famosos, le decían ya entonces; los españoles solíamos estar callados, no estaba el horno para bollos).

2. La humanidad ha estado (está) encerrada en ese corral (aprisco, redil…),

en  na especie de campo de concentración universal, con muros altos, difíciles de saltar…, pero que ahora asaltaban y asaltanlos nuevos ladrones bandidos que expulsan a los  anteriores para ocupar su  lugar en la red/redil de poder (como dice Ecl 5).

Esta visión de la humanidad como campo concentración, aprisco  “exterminio” era y sigue siendo el tema de fondo de la historia y apocalíptica judía y cristiana, desde Daniel  y 1 Henoc, hasta el evangelio de Juan y el Apocalipsis.

Había ya entonces, en el curso de Ignace de La Potterie (1968) algunos estudiantes hispanos (recuerdo en especial a Porfirio Mirando, que escribió luego Marx y la Biblia) que le hicieron desesperar al profesor que terminó refugiándose en un espiritualismo gnóstico, contrario a lo que él quería. El tema de base del texto (y del curso) era que Jesús había venido para entrar por la puerta (no para asaltar por los muros…), para llamar uno a uno a los hombres y mujeres del gran campo de concentración, para sacarlos, con la ayuda de  Dios (el portero y guía) a las anchas praderas de la salvación, para vivir en libertad de amor, en comunicación personal de vida, culminando así el ideal del salmo 22/23, superando por gracia a todos los enemigos.

3. En contra de aqellos que encierran a los hombres: liberar a las ovejas, hacerlas personas.. Éxodo pascual, una  salida salvadora. 

La salvación implica una nueva creación, una transformación de vida en libertad Hombres y mujeres dejan de ser súbditos de un Dios-Dinero, de un Dios-Poder, y se hacen amigos de Dios, siendo amigos unos en otros… Este era el tema clave, la gran propuesta de Jesús: Había venido, había resucitado para llamar y sacar a todas las ovejas, a todas las personas… Éste era y sigue siendo su éxodo (exagei…), la nueva salida de Egipto y de todas las opresiones, una salida personal (Jesús llama a cada uno por su nombre…), un salida social, de la humanidad entera y de la Iglesia.

4. Imperios, iglesias y estados han qerido encerrar a los hombres en rediles para así tenerles sometidos…

  Pero lo propio del Éxodo de Egipto  del Éxodo pascual de Jesús ha sido sacar a los hombres de su encierro (ex-agein), abrir las puertas de sus campos de concentración, para que puedan vivir al aire libre de la Vida en libertad, giados y animados por Jesús, pero sin sometimiento. En diálogo de amor, pero no en imposición.

Por eso dice el texto que los que que han salido por Jesús de su cautiverio pueden ya salir y entrar,  (eis-eleusontai, ex-eulesontai),  viviendo de esa forma en libertad. Éste es el gran programa y camino de Jesús, en libertad, en conocimiento mutuo, en diálogo de todos. No para robar y matar, sino para compartir y recrear la vida, en amor mutuo.  Éste es el probrama de Jesús,éste es el sentido de su pascua.

Se trata de salir de un tipo de iglesia judía o o cristian, y de imperio romano o moderno… para descubrir y compartir los caminos de la libertad…, salir de un mundo de latrocinio y violencia, de opresión y esclavitud…., para vivir en comunión de amor, una resurrección que comenzaba entonces (en tiempo de Jesús del templo de Jerusalén y de Roma) y que sigue ahora, porque es la pascua de Jesús, la misma pascua de nuestro tiempo, pendiente todavía-

 2. Marginalia: algunas consecuencias

Este fue el primer curso que yo escuché en el bíblico de Roma, en el curso 1967/1968,  un año clave en la historia de la Iglesia y en la historia de Europa. Yo iba a Roma para escribir una tesis sobre Mt 25, 31-46 (tuve hambre…) y me encontré de lleno con Jn 10, en un italiano peculiar, con las pécore (ovejas) de un lado para otros, con Jesús pastor que ha venido a sacar a las ovejas religiosas o sociales de sus cautiverios.

 Fue un curso precioso, aunque Ignace de La Potterie iba en su línea de neo-sacralismo; pero el tema le podía, nos podía todos. Un curso entero sobre Jn 10, fue mucho, fue definitivo.  Para quien quiera seguir (tenga tiempo y humor), dicho lo más importante, ofrezco unas anotaciones marginales para seguir disfrutando sobre el tema, en clave de transformación y compromiso por el gran éxodo cristiano, anunciado e iniciado por Jn 10, 1-10

(1) Ladrones/malos pastores, que quieren apoderarse de las ovejas. E n aquel tiempo, dijo Jesús “Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido.

(2) Jesús buen pastor: libera a las ovejas, llamándolas por su nombre. El que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.” Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba.

(3) Jesús buen pastor, frente a los ladrones: Por eso añadió Jesús: “Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.”

Ésta no es una aparición tranquila de Jesús resucitado a las mujeres o discípulos amantes, sino de un Jesús-Pastor que dirige y guarda, anima y protege a sus amigos que, conforme a un símbolo usual del oriente, aparecen como ovejas. Ésta es la imagen de un pastor que es Puerta de Libertad, pastor/amigo que  sabe, conoce, libera y da vida, frente a un mundo de malos pastores que asaltan por fuerza el redil y que engañan y roban y matan/exterminan las ovejas.

Estamos ante el signo de un mundo inquietante, asesino, de ovejas encerradas, aterrorizadas, ante el riesgo de los duros señores de dinero y engaño, de guerra y muerte. En el tiempo de Jesús (del 30 al 70 d. C.) los falsos pastores, asaltantes de “apriscos” (y los duros señores de guerra del imperio romano) hicieron que más de medio Israel pereciera de engaño, de guerra y de muerte. Hoy, año 2023, puede suceder algo parecido pues sigue habiendo como entonces, y aún con más fuerza, pastores religiosos y civiles que saltan por las bardas del aprisco, que engañan y aterrorizan, que destruyen y matan.

Imágenes, un  gran aprisco cerrado

Puede tener varios sentidos. Ciertamente, es el lugar donde se reúnen muchas ovejas que pasan la noche (un tiempo largo) protegidas por muros o bardas… Pueden haber allí miles de ovejas de dueños diversos, ovejas que responden a voces distintas y que parecen estar vigiladas por un misterioso “thyroros”, un ostiario que guarda la puerta, como el clavero o llavero de las ciudades amuralladas (pero que no puede impedir que vengan y asalten los muros los ladrones).

Este aprisco malo puede ser el templo de Jerusalén, donde quisieron encerrarse y guardarse las ovejas el año 67-70 dC muriendo casi todas a manos de bandidos y ladrones religiosos y civiles.

Este aprisco puede ser la sociedad cerrada de Israel en tiempos de Segundo Templo y años siguientes. Una sociedad donde quedaron muchos judíos cautivos de su propio miedo, de sus leyes mudas…

Este aprisco puede ser en fin un tipo de Iglesia que también se cierra en sí misma, incapaz de lograr que caminen sus “fieles ovejas”. Tiene que venir alguien para sacar a las ovejas al campo de la vida, para que caminen… par que amen, para que vivan en libertad.

Un thyroros, ostiario,  que en el fondo es Dios…  

     Ese Dios antiguo es un buen ostiario, señor de la puerta, pero parecer tener también algo: la puerta, pero que no vigila las “bardas” o murallas del Castillo donde se hacinan las ovejas, de manera que los ladrones (que vienen a robar) y los bandidos/lêstai (que vienen a esclavizar) parecen campar a las anchas… Esos ladrones bandidos horadan los muros del redil/templo o saltan por los muros y matan ovejas o las sacrifican.

Hay algo muy inquietante. El ostiario o guardián de las ovejas parece bueno   pero no logra defender los muros… de manera que los ladrones/opresores/asesinos de un tipo o de otro vienen, sacrifican, matan…Muchos ladrones/bandidos había en tiempos de Jesús y del evangelio de Juan, ladrones que entraban al aprisco por los huecos de las piedras… o que saltaban por los muros… Ellos llevaron a la gran catástrofe del 67-70, cuando perecieron casi todas las ovejas de Israel.

Muchos ladrones/bandidos de ovejas hay en estos tiempos confusos, de tráfico de vidas, de conciencias y armas… y parece que el ostiario no sabe defender sus ovejas… O no puede… O es Dios mismo el que no quiere ni puede lograr que el redil esté cerrado a cal y canto, de forma que pueden seguir entrando bandidos…O el mismo ostiario abre unas puertas laterales a los bandidos del redil/castillo de las ovejas.

Un pastor, Jesús,  que sabe y que “saca” a las ovejas a los pastos de la vida

 Este pastor no tiene más poder ni autoridad que su voz, que el silbo amoroso de su melodía, y su conocimiento personal: Llama a cada oveja por su nombre, la quiere como amada, se deja querer por ellos…, y de esa forma, en amor,  abre las puertas de la vida.

Están las ovejas cautivas en un redil de opresión. Así entiende el evangelio de Juan el viejo templo de Jerusalén, del que Jesús vino a sacar a las ovejas, para conducirlas por el ancho campo de la vida… Éste es el Jesús que libera, que saca a las ovejas a los pastos de la vida, al campo abierto del amor compartido.

Los que no entran y salén por la puerta

En aquel tiempo, dijo Jesús «Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido.

  1. Hay un aprisco con ovejas, que es la humanidad (o el pueblo de Israel). Un aprisco donde las ovejas están “encerradas”, como en una larga noche… Ésta es la fatalidad: ovejas manejadas, encerradas, en un templo como el de Jerusalén (según el Jesús de Juan aquel templo era lugar de encerramiento y muerte)…
  2. Hay gente que entra por los huecos o que “salta” por encima de los muros: no tiene llave, no entra por la puerta… Mundo de ladrones y bandidos:
  3. Klêptês: ladrón que roba. Ladrones de ovejas, como los cuatreros… Robar personas, para tenerlas sometidas 2. Lêstês: bandido de que mata, el que utiliza a los demás para sus fines…
  4. El evangelio de Juan vive en un mundo de bandidos religiosos, que utilizan a las ovejas… Desde los sacerdotes de Jerusalén hasta el Emperador, pasando por los celotas, escribas… Todos aquellos que viven de robar y de utilizar a los demás

Entrar por la puerta, el pastor, el amigo….

Pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera

  1. El buen pastor conoce la puerta… sabe dónde está… No tiene que forzar ni saltar… Conoce a las ovejas, las quiere y llama por su nombre… No necesita dinero ni espada, templo externo de poder ni imperio sagrado. Su imperio y su tiempo es el conocimiento del amo…
  2. El Guardián (portero: ostiario, thyrôros) le conoce y la abre… ¿Quién es ese ostiario, que abre? De nuevo la gran pregunta: ¿Es Dios? Pero, si es Dios ¿por qué deja que ladrones y bandidos entren por encima de los muros, al asalta, con sus armas, como entraron los celotas el 67 o las legiones del 70 d.C., con más o menos razones, pero siempre por dinero y por violencia…?… está ahí y por lo menos hace algo bueno: Abre la puerta al que viene por la puerta.
  3. El que entra por la puerta llama por su nombre a sus ovejas y ellas escuchan y responden, porque confían en él y le quieren…

     Éste es el tema: El portero abre… Hay una puerta que abre a la humanidad, al templo interior de los creyentes,al aprisco y el corazón de la ovejas le abre…. A éste le abre el guarda.

Y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Hay un conocimiento personal… Hay un diálogo de pastor a oveja. Ser pastor de ovejas es conocer a cada una y llamarla. No hay más poder que la voz del que llama.

Y las saca (exagei)… Eso significa que han estado encerradas… Que el aprisco ha sido lugar de custodia, que sólo vale por un tiempo. A las ovejas hay que “sacarlas”, para que no estén cerradas en los corrales, clausuradas, como en una plaza fuerte, sin poder moverse, en manos de leyes y de imposiciones.

Conclusión. Sobre una historia de ladrones y vendidos

Y cuando saca a las ovejas antes encerrada camina delante de ellas  a los buenos pastos de los que habían hablado los salmos de Israel: ¡las conduce hacia fuentes tranquilas! (Sal 22/23)

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: «Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.

Ahora descubrimos que Jesús mismo es la puerta y el portero: Thyra y Thyroros, Ostium y Ostiario… Jesús es la puerta de la ciudad y la ciudad entera, siendo al mismo tiempo el pastor amigo, que llama y responde, que acoge y cuida… Éste es el pastor que se vuelve novio y amigo de cada oveja, no la ciudad del aprisco cerrado (vigilado), sino en el campo ancho de la vida…

  1. El ladrón/bandido no entra sino para robar, sacrificar y destruir… El ladrón es el principio de la violencia y del engaño, de la fuerza destructora (entra por encima de los muros, roba y mata…). De un modo misterioso, los tres verbos que se emplean aquí para los “ladrones” pueden aplicarse a los ladrones económicos, a los sacerdotes sagrados y los celotas militares
  2. a) Roban (con kleptein)…porque quieren tener (por dinero)
  3. b) Sacrifican (con Thyein, como los sacerdotes)… Viven de sacrificar a los demás, como los sacerdotes del templo. Este es el gran robo-destrucción sacerdotal de los profesionales de la religión c) Destruyen (con apolyô…), llevan todo a la ruina, con la famosa palabra que emplea el Apocalipsis al llamar a Satán el Apolyon (como sabía el difunto Sábato en su relato escalofriante sobre Apolyon, el Exterminador)

Jesús ha venido para que tengan vida y la tengan abundante. Ha venido para sacar a las ovejas del redil, para conversar con ellas, para que puedan vivir en los lugares espaciosos de los pastos de amor y de futuro de la vida resucitada.

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