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Sueña…, Dios amanece sobre ti.

Viernes, 6 de enero de 2017

magos-segun-cortesEn tiempos tan recios como los que vivimos, estamos falt@s de esperanza y sobre todo necesitamos poder volver a creer en la bondad del ser humano. Las guerras, la injusticia, el egoísmo… no son tópicos, son realidades que golpean con fuerza y muchas veces destruyen las vidas de los más débiles. Realidades, que con frecuencia nos hacen sentir impotentes, erosionan nuestra fe en el futuro y nos llevan a pensar que es imposible mejorar el mundo que nos rodea. Sin embargo, las lecturas de hoy nos recuerdan que Dios sigue ahí apostando por el ser humano, que amanece sobre nosotr@s y nos invita junto a él a seguir soñando caminos nuevos de paz, inclusión y vida en nuestro amenazado mundo…

En los textos de este día de la de epifanía aparecen varias ideas que nos pueden ayudar a que nuestra fe se renueve encarnada en la confianza y la esperanza. La primera comienza recordándonosla el II Isaías, a través de un bello poema cargado de esperanza. El profeta recuerda al pueblo, todavía en el exilio en Babilonia, que Dios está amaneciendo sobre él, visualizando así, una bella imagen del alba en la que, casi sin darnos cuenta, poco a poco la luz va rompiendo la oscuridad, dejando que la claridad llene de colores la tierra y se disipen los miedos, la incertidumbre y nos despertemos a la vida.

Dios es ese amanecer nos invita a ponernos en camino con la certeza honda de que El actúa en nosotr@s como un amanecer, que la niebla de la precariedad humana nunca podrá ocultar.  Dios amanece y la esperanza se hace luz en nuestra historia.

Para el autor de la carta a los efesios, ese amanecer, se hace realidad en la historia de su comunidad. La Buena Noticia de Jesús es que Dios ofrece su salvación a todos los seres humanos, porque El amanece para tod@s, rompiendo las fronteras étnicas, religiosas, de género o de estatus… hermanando así nuestras vidas.

Dios cumple sus promesas de liberación y nos invita a construir espacios nuevos de encuentro y fiesta, de cercanía y hospitalidad.

La buena noticia de Jesús llena de calidez nuestro corazón y de solidaridad nuestras vidas.

El relato de Mateo, más allá de su historicidad, narra una experiencia personal y comunitaria de cómo está configurado sus vidas el seguimiento de Jesús. A través de un género literario, el midrash, típicamente judío, construye un episodio de la infancia de Jesús en el que busca transmitir los fundamentos de su fe y su horizonte de esperanza.

La comunidad de Mateo, a la que pertenecen judíos y no judíos, se siente continuamente confrontada por el rechazo que experimenta por parte de la comunidad judía vecina. Su fe en Jesús les ha hecho entender las Escrituras judías de una forma diferente, una forma que para muchos miembros de la sinagoga es escandalosa. El autor el evangelio intenta ofrecerles un relato de la vida de Jesús que les ayude a dialogar con sus hermanos judíos, de modo que puedan presentarles su fe en Jesús como mesías a partir de los textos que sostienen también la esperanza de Israel.

El midrash, es un recurso de la literatura judía para profundizar en los significados de la Escritura a través de la recreación narrativa. Mateo escoge diversos relatos del Antiguo Testamento desde los que puede explicar quién es Jesús y a partir de ellos construir un midrash sobre su nacimiento.

Los recuerdos sobre la infancia de Jesús que circulaban por las primeras comunidades eran muy pocos porque, en la trasmisión de la memoria de Jesús, se habían priorizado los recuerdos de sus años de misión y de la Pascua, que era lo que tenía fuerza para el kerigma. En su relato de la infancia Mateo combina esos pocos recuerdos con los relatos del Antiguo Testamento posibilitando una nueva narración que fortalezca el anuncio de la fe de sus destinatarios y destinatarias.

En la narración de la adoración de los magos, Belén se configura como el lugar en que Jesús se presenta como el Mesías enviado a Israel (Miq 5, 1-3; 2 Sam 5,2), pero también es el destino de unos paganos, presentado como sabios de Oriente, que han visto una estrella (Nm 24,17), que anuncia el nacimiento del rey de Israel y quieren adorarlo. Todos los personajes que están o llegan a Belén muestra actitudes de confianza y acogida hacia el recién nacido. Las referencias a la Escritura judía muestran como este niño cumple lo que se había dicho sobre el Mesías en ella. Jerusalén, el otro lugar que aparece en la historia, representa la oscuridad y la desconfianza. En ella está Herodes, que se asusta al conocer la información de los sabios y utiliza todos sus recursos para deshacerse de Jesús y evitar que se propague la noticia de su nacimiento.

Los sabios de Oriente, que ven la estrella, se ponen en camino atentos a las señales que los han de guiar. Los representantes del pueblo judío, sin embargo, conociendo las Escrituras, no son capaces de descubrir en ellas a Jesús y no solo no se ponen en camino, sino que el miedo a perder su estatus les hace actuar con engaño y maldad.

Mateo jugando con esos contrastes, invita a su comunidad a mirarse en aquellos sabios que se dejaron guiar por la estrella, acogiendo los pequeños signos de la historia. Como ellos, l@s seguidor@s de Jesús, a los que escribe Mateo, están llamados a dejarse guiar por la luz que su fe en Jesús irradia en sus vidas, como ellos han de seguir profundizando en las Escrituras para afianzar e iluminar su fe.

Amanece en Belén y Dios se encarna en la debilidad humana para que nadie quede fuera de su mirada amorosa. Amanece en Belén y Dios nos invita a dejar soñar nuestro corazón para que él nos guíe, como a los sabios, por caminos alternativos capaces de construir un mundo nuevo, sin llanto ni dolor. Un mundo que ha de ser la utopía que guie nuestro caminar diario, de pequeños pasos y gestos sencillos… porque como decía Eduardo Galeano:

“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.”

Hoy día de la Epifanía estamos invitadas e invitados a soñar, a intuir nuevos caminos, nuevas sendas de inclusión, de hospitalidad, de acogida de ternura y solidaridad…a soñar porque Dios amanece en nuestras vidas.

Carmen Soto Varela, ssj

Fuente Fe Adulta

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