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Dom 27.9.15. No impidáis al exorcista: Cosas buenas fuera de la Iglesia

Domingo, 27 de septiembre de 2015

simone-weil2Simone Weil, fascinada por Cristo,hermana de los sufrientes… nunca fue bautizada.

Del blog de Xabier Pikaza:

Dom 26 del tiempo ordinario. Ciclo B. Éste es el domingo del exorcista “no comunitario”, es decir, que no forma parte de la Iglesia “oficial”.

¿Qué pasa con un hombre que hace cosas buenas en nombre de Jesús, o siguiendo su ejemplo, pero no forma parte de la iglesia organizada, es decir de la Comunidad Zebedea?

Juan Zebedeo, uno de los primeros jerarcas de la iglesia, se lo impide: No quiere que utilicen el nombre de Jesús, pues le parece propiedad de su Iglesia.Se pone así a mandar en la Iglesia, decidiendo por su cuenta lo que se puede hacer y no hacer en nombre de Jesús (y quiénes pueden hacerlo)

Pero Jesús,se opone a Juan: quiere que los “exorcistas”, es decir, los que liberan y ayudan a los otros, puedan “utilizar” su nombre, aunque no forman parte de su iglesia externa. Jesús no quiere tener el monopolio del evangelio, ni de las obras buenas. Lo que importa es que se haga el bien, no que triunfe en lo externo el grupo de Jesús

Ésta postal se dividirá en dos parte.

En la primera comento sencillamente el texto del evangelio (la primera parte, que es importante por sí misma, no todo el evangelio de este domingo).

En la segunda me refiero a las frases de la imagen que se atribuyen al Papa Francisco (en la línea de este evangelio), aunque posiblemente no son propias de él. Buen fin de semana a todos.

1. UN EXORCISTA QUE NO FORMA PARTE DE LA IGLESIA DE JUAN

Evangelio: Marcos 9, 38-43.45.47-48.

En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: “Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros”.
Jesús respondió: “No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.

El riesgo de la iglesia zebedea

Losenviados deben realizar su misma obra, expulsando a los demonios y curando a los enfermos (cf. Mc 3, 14-15; 6, 6b-13). Es normal que se organicen, para realizar mejor esa tarea. Pues bien, muy pronto, algunos de ellos, quieren “tomar el poder” e imponer sus condiciones, impidiendo que “los de fuera del grupo” apelen al nombre de Jesús cuando hacen obras buenas. Ésta es la actitud de Juan, uno de los dos zebedeos, que intentarán tomar el poder dentro de la iglesia (cf. Mc 10, 35-45). Por eso hablamos ya aquí del riesgo de la iglesia zebedea.

Juan busca el control eclesial del nombre de Jesús, que aparece así como algo propio (nuestro y de aquellos que nos siguen: akolouthein hêmin). No le parece mal que existan otros exorcistas y que actúen y hagann obras buenas. Pero quiere que no apelen al nombre de Jesús, pues ese nombre le parece propiedad de la iglesia zebedea. A su juicio, sólo los que “fichan” en la iglesia pueden llamarse “cistianos” y empler el nombre de Jesús.

Los de Juan quieren ser iglesia oficial. Humanamente, parace que tiene razón. Es como si los cristinos de la iglesia oficial hubieran inscrito el nombre de Jesús en un tipo de registro de propiedad: sólo ellos poseen el derecho de llamarse los del Cristo (cf. 10, 41). Quieren controlar el evangelio y por eso reaccionan con fuerza, quizá con violencia, oponiéndose al exorcista ajeno (¡le impiden que actúa como representante de Jesús, le excomulgan: ¡se los hemos impedido: ekôlyomen auton!). De esa forma inician un camino de imposición y exclusivismo cristiano que ha sido normal en largos trechos de historia cristiana, una iglesia que quiere la exclusiva de Jesús, quizá por pureza (¡sólo nosotros lo hacemos bien!), quizá por egoísmo (¡este camino es nuestro!). )No tendrá razón? )Para qué sirve si Jesús cura a los posesos fuera de ella?

Muchos siguen dando la razón a Juan Zebedro, y así ponen de relieve estos estos aspectos de la Iglesia:

— los cristianos forman un grupo que tiene identidad social (es importante ser del grupo, seguir a los jefes); propiedad sobre el Nombre (ser de Jesús, el Cristo);

— los cristianos tienen una obra propia, que nadie más pueda realizar de manera que se constituyen como un grupo cerrado, con una obra exclusiva, que sólo ellos controlan;

— todos los que quieren ser cristianos tienen que someterse a los poderes y las autoridades oficiales.

Respuesta de Jésús

Pues bien, en contra de eso, Jesús no ha creado un grupo de control, no quiere el triunfo de “su” iglesia, en clave de poder o imposición interna. Es profeta de gracia universal, no rabino de escuela cerrada, nombre sagrado de un grupito de iniciados que desean adquirir dominio con gestos milagrosos. Así responde a los jerarcas zebedeos:

a: Principio general: ¡No se lo impidáis, no impidáis al exorcista! (9, 39a). Los discípulos no pueden controlar a Jesús, emplear la fuerza para asegurar el evangelio. Así lo exige elcamino de pasión; no es Jesús quien hace, le hacen; no es él quien impone y exige, le imponen.

b: Razón 1ª: Pues nadie que haga un milagro en mi nombre… (9, 39b). El “nombre” de Jesús (su mensaje fundante, su fama) es mayor que la iglesia. Por eso es bueno que se extienda, que ayude a los humanos a cambiar y curarse. No es Jesús quien se pone al servicio de la iglesia sino al contrario: la iglesia ha de ponerse al servicio del nombre, es decir, la acción liberadora de Jesús.

c: Razón 2ª: Pues quien no esté contra nosotros estará con nosotros (9, 40). Jesús aparece vinculado a sus discípulos, formando con ellos un mismo nosotros donde se incluyen aquellos que actúan en su nombre, aunque no formen parte oficial de la iglesia. Frente a las luchas intracristianas por cuestión de exclusivas, privilegios y controles de ortodoxia jerarquizante (social), ha elevado aquí Jesús el principio de unificación suprema: lo que vincula a sus creyentes es la obra mesiánica de liberación que realizan no algún tipo de poder de grupo.

a’: Ampliación: Pues quien os dé a beber un vaso de agua en nombre (en onomati) de que sois del Cristo, en verdad os digo que no quedará sin recompensa (9, 41). En este contexto recuerda Jesús a los suyos su nombre verdadero: khristou (=del Cristo, cristianos). Pero ello no les da poder para imponerse sino todo lo contrario: les hace servidores de los otros (como ha dicho 9, 35), poniéndoles en manos de quienes les acojan o rechacen (como en 6, 6b-13).

Aplicación. Una iglesia no zebedea

Los verdaderos seguidores de Jesús no son “cristianos” (es decir, del Cristo), para así imponerse sobre los demás desde el propio grupos sino para ayudar siempre a los demás, sin formar un grupo cerrado, sin querer controlar el nombre de Jesús. Ellos han de querer que el evangelio se extienda, por encima de las fronteras del propio grupo; por eso, deben alegrarse de que haya otros que apelen al nombre de Jesús, de otras maneras, sin formar parte del grupo, siempre que lo hagan para bien de los pobres y enfermos.

En este contexto se ha iniciado la primera disputa de poder dentro de la iglesia. Los zebedeos han reaccionado como grupo amenazado. Lógicamente, desean controlar: necesitan que la iglesia sea estructura de dominio (como cierto judaísmo), con poder sobre los bienes mesiánicos. Jesús, en cambio, deja que loa “cristianos no eclesiásticos” (que no forman parte de la iglesia oficial) utilicen su nombre: no les controla, ni quiere que su grupo se convierta en familia exclusivista de influjos y poderes, al servicio de sí misma. Así sacude el miedo de los cristianos, haciéndoles iglesia abierta, vinculada por gracia y entrega de la vida al servicio de los “endemoniados” (de los pobres), no por dominio espiritual o control sobre los bienes mesiánicos.

Ciertamente, la iglesia zebedea es mediadora de salvación (realiza exorcismos en nombre de Jesus), pero sólo puede serlo si renuncia a ser única, es decir, si acepta el poder de salvación o/y competencia mesiánica de otros grupos cristianos. Es evidente que el exorcismo realizado fuera de ella es sacramento en el sentido fuerte de ese término: signo y presencia de la salvación de Dios.

Eso significa que Jesús está en la iglesia, pero no se encierra en ella. Por eso, sus discípulos deben renunciar a toda competencia y a todo dominio sobre el evangelio: son de Cristo (khristou, es decir cristianos), allí donde quedan, como pobres de los pobres, en manos de aquellos que les puedan dar (o negar) un vaso de agua. Eso es ser de Cristo: estar como necesitado en manos de los otros, pero ofreciéndoles desde esa misma necesidad la gracia de la transformación mesiánica (cf. 6, 6-12). A los zebedeos les importaba su poder dentro de la iglesia, a Jesús el bien de los posesos

NO ES NECESARIO CREER EN DIOS PARA SER BUENA PERSONA…

Las palabras de la imagen del comienzo de esta postal se atribuyen al Papa Francisco, y recogen sin duda elementos de su magisterio; puede haberlas dicho en diversos contextos, y de algún modo recogen aspectos de su Magisterio. Pero tomadas en sí mismas (por lo que yo sé, tras haber hecho un rastreo importante, aunque no exhaustivo de su enseñanza) no son de Francisco, sino que han sido creadas por alguien que quiere hablar en su nombre.

Tienen un sentido, se pueden asumir en parte desde el evangelio, pero no me parece justo atribuírselas sin más al Papa.

Me las han mandado algunos amigos, las conozco hace algún tiempo, pero sólo he querido referirme hoy a ellas, porque tienen cierta semejanza con el mensaje del evangelio de este domingo: Jesús alaba a un “exorcista no comunitario”, a un hombre que no forma parte de la Iglesia Zebedea, y que hace cosas buenas (ayuda a los posesos), utilizando incluso su nombre. Vaya desde aquí un breve comentario a esas palabras:

“No es necesario creer en Dios para ser una buena persona”.

No sé si el Papa Francisco ha dicho algo así, pero es evidente que lo piensa y que podría haberlo dicho. Algo así he leído en una entrevista que le hicieron al Papa en algún diario (creo que en La Repubblica). Por otra parte, ésa es una doctrina de Pablo en la Carta a los Romanos y del mismo Concilio Vaticano II (Lumen Gentium).

Invirtiendo la sentencia, el mismo Jesús sabe y dice en el Evangelio de Mateo (cap. 23) que hay personas que apelan a Dios para hacer el mal, cosa que es bien sabida. De todas formas, una verdadera fe en Dios ayuda a ser buenas personas.

“En cierta forma, la idea tradicional de Dios no está actualizada”.

Ésta es una frase muy, muy ambigua ¿dónde no está bien actualizada? ¿En algunos manuales de teología? ¿En alguno sermones? En la mente de muchos amigos de discusiones de café que piensan que pueden opinar sin más de Dios sin tener una idea de lo que Dios implica.

Es evidente que hay una “idea tradicional” de Dios poco actualizada según el evangelio cristiano… y que Francisco quiero superarla, acudiendo a las bases del menaje de Jesús. Pero hay en las tradición cristiana visiones espléndidas de Dios, como la de Francisco de Asís o Juan de la Cruz. Nos toca a los cristianos actualizar la ideal del Dios cristianos, como dice de un modo impresionante en Vaticano II, en la Lumen Gentium sobre los ateos.

Mis dos últimos libros (Teodicea. Itinerarios del hombre a Dios y Trinidad. Itinerario de Dios al hombre) están dedicados a actualizar la idea de Dios, en sentido tradicional y actual.

“Uno puede ser espiritual pero no religioso”.

Esto no lo ha podido decir así el Papa, al menos no me suena como suya esta distinción de espiritualidad y religión…. Francisco va más en la línea de un evangelio social, comprometido… que de un espiritualismo separado de la religión y del compromiso social.

Esta oposición de espiritualidad y religión es algo que está muy de moda, por todas partes, de un modo muy ambiguo. Así se dice “sí a la espiritualidad y no a la religión”… Como si la espiritualidad fuera buena (un Buda difuso y mal conocido) y la religión mala (cosa de oscurantismos e inquisiciones).

Si la espiritualidad es buena y la religión es buena no hay problema… Pero hay una tendencia a una espiritualidad muy intimista, sin compromiso social, sin ética, sin justicia… y eso es simplemente malo, un engaño. Ciertamente, puede haber una religión impositiva, sin espiritualidad, sin libertad… Y eso es también malo.

Para entender lo que significa esa frase hay que precisarla… y distinguir bien los términos. Una espiritualidad sin “religión” (es decir, sin religación social) tiende a ser un engaño.

“No es necesario ir la Iglesia y dar dinero”.

Esta frase es una obviedad y una tontería… No se le puede atribuir al Papa Francisco… Para entenderla hay que situarse… Es evidente que no es necesario “ir” a una iglesia; lo que importa es “ser iglesia”, es decir, ser comunión… Ciertamente no es necesario dar dinero en el “cepillo” de la Iglesia (¿no habrá leído el autor de la frase lo que dice el evangelio de Marcos de la gente que da dinero por aparentar… y de la viuda que da su propia vida…?)

Ciertamente, no es preciso “dar” dinero en un tipo de cepillo de iglesia… Pero si no se comparte el dinero, es decir, si no se hace justicia, si no se tiene misericordia con los necesitados, no se puede hablar del Dios cristiano. En ese sentido “es necesario dar dinero”… ¿Habrá leído el autor de esta frase algo del evangelio de Lucas cuando habla de convertir el dinero en signo y medio de fraternidad?

“Para muchos, la naturaleza puede ser una Iglesia”.

Esto es evidente, Nadie mejor que Francisco ha destacado la relación entre la naturaleza y Dios, en su Encíclica sobre la Ecología. Ciertamente, la naturaleza es la primera iglesia…¡pero si esa es la doctrina primera que uno se topa en la Biblia, en Gen 1, donde el orden cósmico, luz y aguas, tierras y mares, estrellas y animales.. forman el primer templo de Dios. Por tanto, destacar así esta frase es una obviedad.

El problema está en que la naturaleza es iglesia para y por los hombres… La naturaleza es Iglesia cristiana cuando está al servicio del pan compartido (¡fruto de la tierra y del trabajo de los hombres!). Hay un nivel de encuentro fraterno, de pan compartido, de recuerdo de Jesús que forma parte de la fe en Dios para los cristianos. En esa línea, una naturaleza cerrada en sí misma no es la iglesia cristiana sin más.

“Algunas de las mejores personas de la historia no creían en Dios, mientras que muchos de los peores actos se hicieron en su nombre”.

No hay duda… Desde siempre se viene hablando en la iglesia católica de los “santos paganos”… y de las “semillas del Verbo” (es decir del germen de Dios) en los hombres antiguos, en los nos creyentes… Más aún, el evangelio de Mateo afirma que muchos que no han conocido a Dios expresamente han hecho el bien a los demás… mientras que otros muchos creyentes falsos no lo hecho. Éste es el ABC de todo el cristianismo (Mt 25, 31-46). Pero al lado de eso han de hacerse dos anotaciones:

1. Muchos ateos han hecho y hacen el mal. Hay una falta de respeto por lo divino que puede conducir y conduce no sólo a la impiedad sino a la destrucción humana (sin negar que hay ateos muy buenos…, por favor).

2. Y hay muchos teístas, creyentes en Dios, que son fieles a la vida, a la honradez, a la justicia, al amor.

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