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Olor a oveja.

Jueves, 13 de enero de 2022
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mendigo-perroAhora descubro yo de dónde saca el papa Francisco lo del olor a oveja. Claro, porque Jesús desde el primer momento olió a oveja. Si nació en un pesebre, no andaban lejos las ovejas. Y lo mismo cuando llegan a visitarle los pastores. Por eso, luego le salían también las parábolas del pastor. Es que estar entre las ovejas no es verlas desde lejos, sino tocarlas, abrazarlas… curarlas, llevarlas sobre los hombros. Y eso da, sin duda, olor.

No hay que experimentarlo más que estando junto a personas pobres que huelen muy fuertemente porque no se han cambiado de ropa. No digamos cómo huelen los borrachos.

Puede ser que en algunas ocasiones, cuando organizamos una comida con ellos, les damos ropa para que se vistan y huelan bien. Pero al natural despiden un olor muy desagradable.

Una de las condiciones que sufren los marginados es carencia de medios, de limpieza en sus casas, en sus ropajes, en sus comidas.

Cuesta estar y vivir cerca de los marginados. Porque carecen normalmente de cultura, de medios, de palabras bonitas, de costumbres. Precisamente una labor a realizar junto con ellos es promocionarles en la limpieza y en el estilo de vida.

Jesús nació muy cerca de las ovejas y de los pastores, y luego discurrió su vida entre los marginados, pecadores, prostitutas, enfermos… “Todo un aprisco de rebaño”.

Sin duda que San José limpió y arregló la cueva para que María y Jesús estuviesen bien. Y esa es nuestra labor: acompañar a los que viven al margen de los lujos, de las buenas viviendas, de los que visten ropas elegantes o por lo menos limpias, para que ellos descubran la alegría y la satisfacción de vivir con comodidad y dignidad.

Siempre hay ovejas que se extravían. Es preciso abandonar a las que viven ya bien e ir en busca de las extraviadas, de las que viven al margen, en los riscos, en las montañas, cargarlas sobre nuestros hombros, aunque huelan mal y llevarlas con las demás ovejas para que sepan lo que es vivir con dignidad, con limpieza, con alegría.

En el belén ponemos imágenes de ovejitas muy lindas. En la práctica no siempre es así. Hay muchas personas que viven en las orillas de la civilización y es preciso acercarnos a ellas y ofrecerles la posibilidad de venir al rebaño común. Buena felicitación. Empezar a oler a oveja.

Gerardo Villar

Fuente Fe Adulta

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“Santos accidentales. Encontrando a Dios en las personas equivocadas”, de la pastora luterana Nadia Bolz-Weber

Viernes, 19 de junio de 2020
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article-2487631-19327AFA00000578-63_306x423Alfonso Pérez Ranchal: “La sinceridad hiriente de este libro me ha sacudido“

“Para tanto «santo» y «justo» que asiste a este tipo de iglesias este libro no es recomendable. Seguramente quedarán escandalizados”

  “Los ortodoxos, los de buenas maneras y los bien hablados, le haya dicho de todo a Nadia Bolz-Weber, desde hija de Satanás hasta mandarla por toda la eternidad a que sufra en el infierno”

“Habla de su vida, de sus traumas desde la niñez y de cómo la Iglesia supuso para ella todavía más dolor y hundimiento”

“Es alguien a la que le persigue la depresión hasta tal punto que la llamó «Frances», y que tiene problemas de ira y adicción al alcohol”

De todas formas, ha sido mi experiencia que lo que nos hace los santos de Dios no es nuestra capacidad para ser santos, sino la capacidad de Dios para trabajar a través de los pecadores. El título «santo» siempre se confiere, nunca se gana. Nadia Bolz-Weber

Nadia Bolz-Weber es una controvertida pastora luterana que no pasaría un examen de ortodoxia, ni de buenas maneras y muchos menos de bien hablada. Ello ha hecho que los ortodoxos, los de buenas maneras y los bien hablados, le hayan dicho de todo, desde hija de Satanás hasta mandarla por toda la eternidad a que sufra en el infierno. Sin embargo, ha sido en otros lugares en donde este libro se ha hecho sentir. El mismo fue bestseller del New York Times. Esto nos indica que la espiritualidad en muchas personas está muy viva, lo que ocurre es que en no pocas ocasiones se encuentra en donde uno no esperaría… como el subtítulo de este volumen nos indica.

Debo reconocer que este libro me ha sacudido. Lo más importante no es lo que cuenta, que también, sino su sinceridad hiriente… hiriente porque en ocasiones te ves reflejado. ¿Significa esto que estoy de acuerdo con todo lo que dice y cómo lo dice? No. Menos mal.

50E80B72-0219-4AC2-AFFB-F6427D61BE26Han existido, y existen, tantos excesos por la parte más conservadora del cristianismo que es un auténtico milagro que alguien como Nadia, que se crio en una familia fundamentalista, pueda volver a la fe. Una fe que se basa en la Gracia. Nadia es una pecadora, ella lo sabe, no hace falta que nadie se lo diga, no pretende esconder nada. Pero esto también significa que sabe lo que es la gracia, no hace falta que nadie le hable de ella, la ha encontrado en el rostro de Jesús. Es esto precisamente lo que cautiva de este libro. En realidad no hay grandes argumentos, no podemos encontrar algo así como un tema que se va desarrollando a través de los capítulos. Sin embargo, te hace pensar y mucho ante alguien que no esconde su fallos, sus errores, este es el «gran argumento» que, además, posiblemente no sea intencional.

Lo que vendría a continuación en una reseña «como Dios manda» sería una breve presentación del contenido del libro, apuntar lo esencial de cada capítulo para que el lector se haga una idea general, pero en un libro como el presente no hace falta. Se trata de experiencias, de sus experiencias y de cómo encontró a Dios en las personas equivocadas. Por ello, podría destacar las páginas 51 y 52 y las que van desde la 78 a la 80 en donde habla de su vida, de sus traumas desde la niñez y de cómo la Iglesia supuso para ella todavía más dolor y hundimiento. También podría apuntar la historia de Jim el homosexual que se relata a partir de la página 68, o de cuando habla de las treinta y tantas personas que componían al principio su iglesia, la mayoría con estrés postraumático por los excesos vividos, como ella misma, en iglesias fundamentalistas, cerradas y legalistas. Para conocer más historias deberás comprar el libro.

Esta luterana es alguien que lucha a diario con su adicción al alcohol, y aunque sabe cómo mantenerla a raya también conoce que no puede bajar la guardia. Es alguien a la que le persigue la depresión hasta tal punto que la llamó «Frances», y que tiene problemas de ira. Esto contrasta con el mundo religioso en el cual nació y que al presente no ha cambiado en casi nada. Personas de buenas maneras, que rara vez alzan la voz (salvo en las redes sociales), aseadas, con apariencia de piedad y defensoras de la «sana doctrina». Es por ello que para tanto «santo» y «justo» que asiste a este tipo de iglesias este libro no es recomendable. Seguramente quedarán escandalizados. Esta malhablada ministra les chocará, al igual que algunos de sus comentarios sobre determinados temas. Sin embargo, creo que ha experimentado mucho mejor la gracia, el amor de Dios, que todos los anteriores juntos. Solo alguien que ha caído muy bajo conoce el poder sanador y restaurador de Dios en la persona de Jesús, esa es Nadia.

¿La desligitima todo lo hasta aquí dicho para ser ministra del evangelio? En absoluto, todo lo contrario. En realidad, solo alguien así puede llegar a personas que han pasado por lo mismo, sentir lo que ellas sienten y desde ahí ayudarlas. Por eso a su iglesia iban tantos pecadores y tan pocos justos.

AB303807-107E-42C3-8B59-A89ECC0931BBA medida que ella se va exponiendo coloca al lector en una posición muy incómoda. No somos tan limpios y puros como nos pensamos. Es posible que tengamos secretos que jamás diremos a nadie, apariencias que guardar, por ello, al desnudar su interior en realidad se trata de un acto de tremenda valentía. Evidencia que además posee una conciencia fina y sensible.

Nadia Bolz-Weber nos presenta su día a día como pastora luterana, pero también y a la par como una mujer corriente con sus luchas, sus dudas y sus certezas. No busca la absolución, sabe que ya la tiene, Dios se la ha regalado, pero lo que sí hace es que el lector sea una especie de confesor, nos hace partícipes de los baches de su alma.

También muestra que la realidad es a veces muy compleja. En ocasiones, defendemos una postura hasta que nos toca a nosotros pasar por esa misma circunstancia. Entonces, tenemos dos opciones: o reconocer nuestro error, o comenzar a dar excusas, acudir a las disculpas propias y a mirar para otro lado.

Concluyendo, el título Santos accidentales. Encontrando a Dios en las personas equivocadas se convierte en un llamado a dirigir la vista precisamente en esta dirección para comprobar cómo es allí, y en ellas, en donde Dios manifiesta su amor y compasión de forma escandalosa. No me extraña que a Jesús lo llamaran amigo de pecadores. Lee este libro y ten siempre un ejemplar de más preparado para regalar a cualquier vida rota que se te cruce en tu camino. Existe crueldad tanto dentro como fuera de las iglesias, pero hay alguien que jamás se escandalizará de ti ni te tratará con desprecio. Es alguien que también sufrió desprecio e ignominia, venía de Nazaret, y sí, de Nazaret puede salir algo bueno, de hecho, muy bueno.

Fuente Religión Digital

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Félix Placer: “Los nuevos paradigmas exigen una profunda descentralización de la teología”

Sábado, 25 de abril de 2020
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image4“El pluralismo religioso: al servicio de la justicia y la paz desde una ética común”

“Si la teología quiere ayudar, colaborar para una salida significativa y eficaz de la Iglesia en el mundo de hoy, debe afrontar esos desafíos que le exigen o plantean una salida de sí misma, de sus paradigmas clásicos para abrirse a nuevos paradigmas plurales que provienen de esos lugares ‘teológicos’ actuales”

“Sin la definitiva experiencia de la encarnación en la vida de las víctimas, sin compasión y empatía con ellas, no es posible hacer teología y ser persona seguidora de Jesús, creer en Él”

“El Parlamento de las Religiones del Mundo (1993), abogó por una ética mundial para conseguir un orden mundial nuevo, sin predominio de una religión sobre otra”

“La destrucción de la tierra es no sólo una injusticia social, sino una profanación ecocida, biocida y geocida, un pecado contra Dios como Creador, contra Jesucristo como Liberador y contra su Espíritu como Vivificador”

Ante la interesante iniciativa de Religión Digital de una colaboración teológica para la propuesta e invitación del Papa Francisco de “una Iglesia en salida”, pienso que la primera aportación deberá ser, como indica Enrique Dussel, “una descolonización epistemológica eurocéntrica de la teología… En la Edad Transmoderna que se acerca, se hará necesario rehacer la teología más allá de la Modernidad y el capitalismo… para retornar a un cristianismo mesiánico profundamente renovado”.

Los nuevos paradigmas exigen una profunda descentralización de la teología, salir de sí misma para ir al encuentro en su epistemología y métodos a fin de ser capaz, como pide el Papa Francisco a la Iglesia, de “observar y escuchar” los signos de los tiempos.

Indico aquellos lugares o campos hacia los que, a mi entender, debe salir la teología si quiere ser un servicio a la llamada papal.

a) El mundo de quienes sufren la desigualdad, pobreza, marginación

Señala Félix Wilfred, que “gran parte de la teología actual evade frecuentemente la cuestión de la pobreza, de la desigualdad y de la exclusión… Necesita volver su mirada al mundo e intentar responder a aquella cuestiones cruciales que los seres humanos encuentran justo en el centro de su existencia… Exiliar a Dios y al prójimo del horizonte de la economía para perseguir una craso egoísmo e individualismo, constituye el mayor desafío para la teología actual”.

José María Castillo insiste en que “el ser o no ser de la teología se juega en su conexión o desconexión con la vida, en especial de quienes sufren las consecuencias de una economía injusta, de la inequidad y de la injusticia”.

La mirada primordial de Jesús, como insistía Metz, no se dirigió principalmente al pecado de los demás, sino al dolor humano. Por ello, continuaba el teólogo alemán, “para el cristianismo, la pregunta de partida no es ¿quién habla?, sino ¿quién sufre?”. Es decir, sin la definitiva experiencia de la encarnación en la vida de las víctimas, sin compasión y empatía con ellas, no es posible hacer teología y ser persona seguidora de Jesús, creer en Él.

Por tanto es necesario interpretar la revelación divina y mesiánica de la economía de la salvación hoy –misión de la teología- desde los nuevos paradigmas de la liberación integral universal y concreta, “desde la voz del sujeto débil y marginal, desde el clamor de los inocentes y de los justos, pero que también incluye a los verdugos y los invita a un cambio de mentalidad y a la conversión del corazón”, como expone Carlos Mendoza Álvarez. Porque, en definitiva, “sólo un Dios que sufre puede socorrer” (D. Bonhöffer).

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b) El pluralismo religioso: al servicio de la justicia y la paz desde una ética común

El concilio Vaticano II abrió las puertas a una colaboración con otras religiones y no “rechaza lo que en ellas hay de verdadero y santo”. Reprobó, en consecuencia, toda discriminación e invitó a la solidaridad, al respeto de la dignidad humana y de sus derechos para lograr la paz.

El Parlamento de las Religiones del Mundo (1993), abogó por una ética mundial para conseguir un orden mundial nuevo, sin predominio de una religión sobre otra, basado en el muto reconocimiento, en la no violencia y respeto a toda vida, en el compromiso a favor de una cultura de la solidaridad y de un orden económico justo, la tolerancia y la igualdad.

Andrés Torres Queiruga propuso la palabra “inreligionación” para expresar la acogida y el ofrecimiento, desde la verdad de cada religión, para un encuentro fructífero y creativo. La teología será fecunda, como afirma Luiz Carlos Susin, si sabe escuchar y ser fiel (salir) a la experiencia religiosa de los pueblos pobres y a sus testimonios.

c) El ecofeminismo y su teología

Teólogas de diferentes países y culturas han “deconstruido” modelos clásicos, reproductores de dependencias y esquemas androcéntricos y contribuyen a reconstruir otra visión de Dios, de la revelación, del Reino de Dios, restaurando la plena dignidad e igualdad de las mujeres en todos los órdenes de la existencia humana; también en la Iglesia.

Como subraya Elizabeth A. Johnson “si la idea de Dios no logra penetrar y alumbrar la complejidad humana de la experiencia presente, más aún, si la idea de Dios no va al mismo ritmo que la realidad en evolución, entonces la experiencia de Dios muere borrándose de la memoria… La relación mutua de iguales-diferentes aparece como paradigma último de la vida personal y social… y abarca todo el tejido de la realidad” solidario, compasivo , en comunión fuente de energía para vencer al sufrimiento y sus causas con su “poder liberador de relación en su amor compasivo que penetra el dolor del mundo para transformarlo, como un aliado en la resistencia y manantial de esperanza”.

Podemos decir con Rosemary Radford Ruether: “aquello que promueve la plena humanidad de las mujeres viene del Espíritu Santo, refleja una verdadera relación con lo divino, constituye la plena naturaleza de las cosas, el auténtico mensaje de redención y la misión de la comunidad redentora”.

d) Desde una nueva visión del universo y nuevos paradigmas

Todos somos fruto de un mismo Creador y formamos parte inseparable de esta creación divina, en donde estamos relacionados profunda e íntimamente, afirma el papa Francisco en su encíclica Laudato Si¨. Por tanto, cuando se hace daño a la tierra, se hace daño a la humanidad y viceversa; el pobre, el necesitado, el oprimido es el primer daño ecológico de esta casa común.

En consecuencia, la destrucción de la tierra es no sólo una injusticia social, sino una profanación ecocida, biocida y geocida, un pecado contra Dios como Creador, contra Jesucristo como Liberador y contra su Espíritu como Vivificador. Por tanto, las acciones que se inscriben en una línea de defensa y protección de la vida son signos de la presencia de Dios que con su Espíritu sigue aleteando sobre la tierra (Gn 1,1-2), fecundando iniciativas que protejan la vida, que creen vida. Por ello hoy, en medio del diluvio destructor de la globalización, se renueva la promesa de la alianza en los signos de los tiempos ecológicos (Gn 9,8-15).

La tierra es símbolo de Dios, manifestación de su Espíritu. Los dinamismos que en ella brotan, defendiéndola, renovándola, protegiéndola -en especial a quienes están más desprotegidos y son víctimas de explotación- siguen siendo experiencia de su presencia creativa y compasiva, que comunica vida, de su alianza con la humanidad y su casa.

Las actuales investigaciones científicas y su concepción del universo abren un campo inmenso para una visión ecoteológica donde adquiere sentido nuevo la misma interpretación de la vida, de la evolución, de la realidad. Se plantea lo que llaman algunos un paradigma posreligional desde una ‘teología planetaria’ (J.M.Vigil) que pide a la teología salir de su esquema religioso para elaborarse en las claves de ser nueva concepción que supera los clásicos dualismos clásicos y descubre una relación con Dios en lo más profundo de la existencia del universo en continua expansión y creación.

Si la teología quiere ayudar, colaborar para una salida significativa y eficaz de la Iglesia en el mundo de hoy, debe afrontar esos desafíos que le exigen o plantean una salida de sí misma, de sus paradigmas clásicos para abrirse a nuevos paradigmas plurales que provienen de esos lugares “teológicos” actuales.

Félix Placer Ugarte

Profesor jubilado

Facultad de Teología. Vitoria-Gasteiz

WILFRED,F. La función de la teología en las luchas por un mundo más equitativo e inclusivo: Concilium 364 (2016)26.

METZ, J.B. Por una mística de ojos abiertos. Cuando irrumpe la espiritualidad, , Barcelona 2013,

TAMAYO, J.J. Otra teología es posible. Pluralismo religioso, interculturalidad y feminismo, Barcelona 2011.

DUSSEL,E. Descolonización epistemológica de la teología: Concilium 350 (2015) 34.

CASTILLO, J.M. Los pobres y la teología. ¿Qué queda de la Teología de la Liberación?, Bilbao 1998.

JOHNSON, E.A. La que es. El misterio de Dios en el discurso teológico feminista, Barcelona 2002.

RUETHER, R.R. Sexism and God-talk. Toward a feminist theology. With a new introduction, Boston 1993.

VIGIL, J.M. (coord.), Por los muchos caminos de Dios: Hacia una Teología Planetaria. Quito, 2010.

MENDOZA ÁLVAREZ, C. Deus ineffabilis. Una teología posmoderna de la revelación del fin de los tiempos, México 2015.

Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, General , , , , , , , , , , , , , , , ,

“Francisco, un año de esperanza y de incógnitas”, por Juan José Tamayo.

Jueves, 13 de marzo de 2014
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Francesco-Gänswein Nov-13-2013Nos extraña que en este artículo ni se mencione la situación de las personas LGTB… Leemos en El País:

El Papa recupera la idea de solidaridad, pero las mujeres siguen marginadas en la Iglesia

Ha interpretado la crisis actual como resultado de un capitalismo salvaje

Desde su elección el 13 de marzo de 2013, Francisco no ha cesado de sorprender a fieles y escépticos por sus gestos y palabras, que han cambiado, al menos de cara al exterior, la imagen del Papa y la han hecho más cercana al pueblo y más creíble. Su primer mensaje desde el balcón del Vaticano no fue para bendecir urbi et orbi cual monarca absoluto, sino para pedir a los reunidos en San Pedro que rezaran por él.

El Jueves Santo “transgredió” las rúbricas litúrgicas al celebrar tan importante efemérides en un centro penitenciario donde lavó los pies a 12 jóvenes, entre ellos a dos mujeres, una musulmana. Durante su viaje a Brasil visitó la favela Varginha, criticó la indiferencia ante las desigualdades y, en plena movilización de los indignados, lejos de apagar el fuego de la protesta, se puso del lado de los jóvenes, a quienes les dijo: “Espero lío, que haya lío, que la Iglesia salga a las calles”.

El viaje a Brasil era una excelente oportunidad para encontrarse con las comunidades eclesiales de base y con los teólogos y teólogas de la liberación, algunos de ellos condenados por los papas anteriores. Dicho encuentro no se produjo. Es verdad, no obstante, que durante los últimos meses se han dado pasos importantes de acercamiento del Vaticano hacia la tan castigada teología latinoamericana de la liberación, al menos en la persona del peruano Gustavo Gutiérrez, considerado el padre de dicha tendencia teológica, al que papa ha recibido y del que L’Osservatore Romano ha publicado un importante artículo, algo impensable con Juan Pablo II y Benedicto XVI.

Al menos ha comenzado el deshielo y se ha pasado del anatema al diálogo y del silenciamiento a la palabra. Con todo falta, a mi juicio, un paso importante por dar: la retirada de las sanciones contra los teólogos y teólogas de las diferentes tendencias teológicas más vivas y creativas actuales: de la liberación, de las religiones, feminista, etcétera.

Es un paso que no tendría que serle difícil dar a Francisco, ya que su crítica del capitalismo, su teología del bien común y su propuesta de la “Iglesia de los pobres” van en la dirección de la teología de la liberación e incluso se inspiran en ella. Un ejemplo es: la exhortación apostólica La alegría del Evangelio, que crítica el neoliberalismo en continuidad con las tradiciones antiidolátricas de ayer y de hoy: de ayer, los profetas de Israel y Jesús de Nazaret; de hoy, los Foros Sociales Mundiales, los movimientos alterglobalizadores y los indignados.

Es un texto revolucionario que interpreta la crisis actual como resultado de un capitalismo salvaje dominado por la lógica del beneficio a cualquier precio y pronuncia cuatro noes: a una economía de la exclusión, a la nueva idolatría del dinero, a un dinero que gobierna en lugar de servir y a la inequidad que genera violencia. Recupera la palabra “solidaridad” que corre el riesgo de ser eliminada del diccionario y es “una palabra incómoda, casi una palabrota” para los mercados.

Critica la utilización de los derechos humanos como justificación para la defensa exacerbada de los derechos individuales y de los derechos de los pueblos más ricos. Pone en el centro de su mensaje las palabras que molestan al sistema neoliberal: ética, solidaridad mundial, distribución de bienes, preservar las fuentes del trabajo, dignidad de los débiles.

Uno de los ámbitos donde se juegan tanto la credibilidad del Papa como la autenticidad de su reforma es la actitud hacia las mujeres. Francisco reconoce, es verdad, el hecho de la marginación de las mujeres en la Iglesia católica; afirma que le produce un profundo sufrimiento ver cómo en ella o en algunas organizaciones eclesiales el servicio de las mujeres desemboca en servidumbre. Defiende su incorporación a los ámbitos de responsabilidad eclesial.

Pero hasta ahora no ha dado pasos en esa dirección. Ha mostrado su negativa al acceso de las mujeres a los ministerios ordenados, lo que es contrario a las investigaciones bíblicas, históricas, arqueológicas, teológicas y pastorales que avalan el ejercicio de todas las funciones ministeriales por parte de las mujeres. Defiende la elaboración de una “teología de la mujer”, que justifica las tareas diferenciadas en función del sexo y recurre al discurso de la excelencia.

Francisco no parece tener en cuenta las principales aportaciones de la teología feminista: el movimiento de Jesús como comunidad (no clónica) de iguales hombres y mujeres; la hermenéutica de la sospecha aplicada a los textos androcéntricos de la Biblia y de la teología; la crítica de la organización jerárquico-patriarcal de la Iglesia; la defensa de una Iglesia inclusiva y no sexista, etcétera. Papel importante en el mantenimiento de la discriminación de las mujeres está jugando el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe cardenal Müller. Haría bien el papa Francisco en vigilar de cerca al “vigilante de la ortodoxia” o en sustituirlo.

Un año después de su elección, hay muchas esperanzas depositadas en Francisco, pero siguen quedando no pocas incógnitas.

*

Juan José Tamayo es director de la cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid y autor de Cincuenta intelectuales para una conciencia crítica (Fragmenta, Barcelona, 2013).

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