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“Senegal, donde nadie quiere tener un vecino gay”, por Aitor Guenaga

Lunes, 9 de julio de 2018
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Michel iba para cura, pero ahora da testimonio de la persecución sufrida por ser gay en Senegal.

Sólo el 3% de la ciudadanía senegalesa afirma que no le molestaría tener una persona homosexual como vecina, según el Afrobarómetro

En Senegal, como en otros países, el Código Penal prevé penas de prisión y multas por “actos impúdicos o contra natura”

Las denuncias ante la Policía se suceden y las amenazas llegan desde la propia familia: “Hemos hecho una reunión y te vamos a matar porque eres homesexual. Eres la vergüenza de nuestra familia y te mataremos”

En las últimas semanas, ciudades de medio mundo se han llenado de besos y abrazos entre personas del mismo sexo, de manifestaciones donde la bandera arcoiris ha tomado las calles o incluso ha teñido las fachadas de ayuntamientos y otros edificios oficiales. Madrid ha estallado este fin de semana y el movimiento LGTBI sigue de fiesta. Pero en muchas partes del mundo, la homosexualidad, lejos de ser algo para celebrar y visibilizar, sigue marcada a fuego en los Códigos Penales de países incluso laicos y alejados de las tendencias fundamentalistas.

Es el caso de Senegal, un país de órbita francófona que ha vivido un “gran retroceso” en “la tolerancia que existía hace no tantos años” con las prácticas homosexuales, según coinciden en denunciar activistas LGTBI y miembros de ONGs que trabajan sobre el terreno en África. Un Estado con un modelo de desarrollo de cierto éxito -la foto fija recuerda a la España del desarrollismo, con kilómetros de nuevas autopistas  y viviendas en construcción por buena parte del país, un nuevo aeropuerto y el proyecto de crear un nuevo Dakar en las afueras mientras el dinero siga fluyendo- alejado de las influencias yihadistas -pese a que alrededor de un 92% de la población profesa la religión musulmana- y un destino turístico más que seguro para los blancos que cada vez tienen que borrar más países de su mapa de vacaciones. Un país en el que s ólo el 3% de la ciudadanía senegalesa afirma que no le molestaría tener una persona homosexual como vecina, según el Afrobarómetro de 2015. El margen de error de cualquier sondeo demoscópico.

Tal vez por eso, el actual presidente de este país subsahariano, Macky Sall, dejó claro ya en 2013 que Senegal no estaba preparado para legalizar las relaciones entre personas de mismo sexo. Y que su despenalización “no se producirá mientras yo esté en el poder”, pese a las presiones que se puedan producir desde los países occidentales. En 2019 hay nuevas elecciones presidenciales y el sueño de cambio que encumbró a Sall ha entrado en barrena para parte de la población que vio con buenos ojos su llegada al poder. El presidente Macron ha visitado en numerosas ocasiones Senegal desde que accedió al Elíseo, pero este tema no está, al menos públicamente, en la agenda política. Salvo en la de algunas ONGs -que han impulsado proyectos pegados a la comunidad LGTBI- e instituciones que están dispuestas a destinar fondos públicos para proyectos de apoyo a este tipo de “colectivos vulnerables”.

En Dakar, la capital de Senegal, es martes y la contaminación se adhiere a los extremidades sudadas de un grupo de periodistas y de representantes de las diputaciones de Bizkaia y Gipuzkoa. De la mano de responsables de Médicos del Mundo, nos adentramos en un edificio en un lugar indeterminado donde nos esperan gays, lesbianas, activistas LGTBI y trabajadoras del sexo. La cita no es pública. Nos han convocado a una reunión sin luz ni taquígrafos en un edificio del centro de la ciudad. El sol cae a plomo, como la represión y las denuncias contra los homosexuales que siguen dando la batalla contra un Código Penal que en su artículo 319.3  prevé penas de prisión de entre 1 y 5 años y multas de entre 100.000 y 1,5 millones de ‘cefas’ (150 y 2.300 euros) por “actos impúdicos o contra natura”. Así se definen legalmente las relaciones entre personas del mismo sexo en este país subsahariano.

michel-precioso-condicion-lesbiana-senegal_ediima20180706_0083_5Bijoux esconde su precioso rostro y trata de vivir su condición de lesbiana en libertad en Senegal.

Michel sabe de lo que habla. Cuando a los 17 años descubrió que le gustaban los hombres también había decidido casarse con Dios. Estaba estudiando en el Instituto de Teología para ser cura (diácono) y ya mantenía relaciones con uno de sus superiores. Internet y los móviles están muy presentes en la vida cotidiana de los senegaleses. Tanto que Michel usaba la aplicación Romeo -una suerte de bazar para entablar amistades y relaciones de pareja- para entrar en contacto con otros hombres. “Un día se me olvidó el móvil y ni primo le contó a mi tía lo que descubrió. Tuve que marcharme de casa y, poco después, tuve que abandonar la congregación”. Después tuvo que abandonar el país que le vio nacer.

Michel tiene ahora 26 años. Es flaco, espigado y no muy alto. Tuvo que marcharse a Costa de Marfil y a otros países de África del Oeste como Camerún. Pero allá donde recalaba para rehacer su vida acababa llegando también una carta de los líderes espirituales de su congregación en la que advertían a quien quisiera leer sobre su orientación sexual. Y vuelta a empezar. Finalmente volvió a Senegal a casa de unos amigos. Pero su familia, implacable, comenzó a enviarle amenazas de muerte a través del móvil:

“Hemos hecho una reunión y te vamos a matar porque eres homesexual. Eres la vergüenza de nuestra familia y te mataremos, te lo juro en nombre de Dios.

“Te estamos viendo últimamente y sabemos donde vives ahora y te juro que morirás pronto porque sabemos dónde estás ahora e iremos.

michel-expulsado-iglesia-senegalesa-gay_ediima20180706_0087_5Michel, antes de ser expulsado por la iglesia senegalesa por ser gay.

Su sueño de ser cura se ha truncado. Al menos en esta vida. Su determinación por reivindicar su homosexualidad en libertad está en plena ebullición. Como Bijoux, una mujer de 28 años que trabaja activamente en una asociación de lesbianas creada en 2004. La echaron de la escuela al descubrirse su orientación sexual tras ser denunciada por sus propias compañeras de pupitre. Y acabó trabajando en lo que pudo y así tirar para adelante, aunque a día de hoy la información sobre su condición sexual sigue colgada en la Red. La “estigmatización y las denuncias” llovieron en los siguientes años como solo sabe llover en el trópico. Fuera en temporada de lluvias o en el ciclo seco. Tan orgullosa como Fatou, que apunta que en Senegal “siempre tienes que fingir, tener varias caras -estar casado, tener hijos y ser homosexual, por ejemplo-, usar estrategias para que te dejen vivir tranquila”, expone. A ella la casaron a sus 14 años con un hombre del pueblo. Se negó a tener relaciones sexuales con él. Y lo pagó caro: “me pegaba patadas y puñetazos hasta que se cansó y dejó de venir por casa. “Pero cuando pienso en todo lo que he recorrido y en lo que he luchado para rehacer mi vida, para reinventarme… la verdad es que me siento orgullosa de mí misma. Ahora cuando ahorro un poco de dinero me alquilo una habitación de hotel y me quedo tranquila viendo una película, pensando en recuerdos del pasado o compartiendo una bebida con una amiga. Y así soy feliz“, revela. Pequeños espacios de libertad en una ciudad que ha visto manifestaciones contra la homosexualidad relatadas a toda plana en las primeras páginas de los periódicos. 

activista-movimiento-lgtbi-jean-marie_ediima20180706_0088_20El activista del movimiento LGTBI en Senegal Jean Marie.

Jean Marie es un activista LGTBI que no se esconde. Si estuviéramos en Oakland (EE UU) en 1966 se diría que encaja como un guante en la estética de los Panteras Negras. Pero el rinoceronte dorado que cuelga de su negrísimo cuello nos traslada al África subsahariana de un plumazo. Es el secretario general de la red nacional de asociaciones -un total de 35- que más está haciendo por la lucha de los derechos de lesbianas y gays en su país. “Estamos trabajando en un contexto muy difícil“, admite. “Luchamos contra la discriminación y la estigmatización que arrastramos“. Y ahí entra como un tiro la labor de Médicos del Mundo y su forma de tejer una red que une a la sociedad civil, la protección de “colectivos vulnerables” como el LGTBI o las trabajadoras del sexo, con el recordatorio al Estado de sus “obligaciones” en materia de salud y otros derechos. “Yo no llevo la bandera del movimiento LGTBI, no queremos apropiarnos de una lucha que no es nuestra“, afirma Guillermo Martínez, responsable de esta ONG en Senegal. Desde 2017 han formado ya a 13 personas para ser hojas frondosas metafóricas de baobab, el árbol nacional.

El objetivo, en realidad, es fortalecer una red de entidades locales y de personas que sirvan a la comunidad a través de proyectos financiados por instituciones como las diputaciones de Bizkaia y Gipuzkoa. Solo Bizkaia ha destinado para proyectos concretos de Médicos del Mundo 120.000 euros anuales para este tipo de colectivos en peligro. A veces, la cosa es cuestión de vida o muerte.

“Sois unos luchadores por los derechos humanos”

Y pese al dinero público que sigue fluyendo, la diputada foral vizcaína  de Empleo, Inclusión e Igualdad, Teresa Laespada, tras escuchar junto a su homólogo en el cargo en Gipuzkoa y reconocido activista gay de los derechos del colectivo LGTBI, Denis Itxaso, todos estos testimonios, asegura que “el cambio cultural no se puede producir desde el dinero, sino desde el activismo local”. Denis recuerda que en España ya se ha producido ese cambio político -cuenta que el Ministerio del Interior español lo dirige hoy un magistrado que visibiliza su condición de homosexual- y cultural, “pero no en la religión”. “Aquí, igual que hace décadas en España, sois unos luchadores por los derechos humanos”, apunta, clavando su mirada en Jean Marie y Bijoux. 

Los periodistas y las autoridades vascas abandonan la sala. El calor se ha vuelto aún más pegajoso en Dakar. Ha caído el sol y el tráfico se ha puesto de nuevo imposible. En la habitación del hotel les espera una ducha, aire acondicionado, tal vez un baño en la piscina y una cerveza Flag helada. Antes de partir, todos han sido invitados a dejar en un cuadro su huella dactilar junto a un baobab -el árbol nacional- a modo de hojas que crecen y crecen hasta llenar el infinito. Hay pinturas de todos los colores, esos que se multiplican en los vestidos de las mujeres que llenan los puestos de los mercados o recorren con sus cacahuetes o sus deliciosos mangos a la búsqueda de unos cientos de ‘cefas‘.

Cada huella dactilar parece una metáfora de la red tejida en estos años para que los derechos de estos “colectivos vulnerables” funcione como tejido civil, protección y a la vez tormenta de arena que pretende impregnar a una población preocupada por el futuro de su país. 

Fuente El Diario Norte

Ampliación con noticias de Cristianos Gays y Dosmanzanas

Homosexualidad castigada penal y socialmente

Senegal, un país de África occidental de mayoría musulmana, castiga las relaciones homosexuales con hasta cinco años de cárcel y multas que en los casos más extremos pueden llegar hasta los 1.500 euros, cifra exorbitante para un ciudadano senegalés. Ya en 2010 nos hacíamos eco de un informe de Human Rights Watch que alertaba del incremento de las agresiones hacia las personas homosexuales en ese país, estimuladas por líderes políticos y religiosos que habrían sido decisivos a la hora de fabricar un clima de violencia homófoba con la connivencia de buena parte de los medios de comunicación. Según una encuesta de Pew Global Attitudes Project realizada en 2013, el 96 % de los senegales consideran que la homosexualidad no debe ser aceptada por la sociedad.

En abril de 2013, la jefatura del Estado senegalés emitió un comunicado en el que declaraba que “los valores culturales básicos enraizados [en Senegal] no pueden ser compatibles con la opción de despenalizar la homosexualidad”, afirmando con firmeza que “el Estado no ha considerado esa opción, que se excluye por completo de su doctrina política”. Esta misma declaración fue reiterada por el presidente Macky Sall dos meses más tarde, durante la visita que efectuó al país africano Barack Obama. Incluso quienes defendieron la despenalización en el pasado, como el expresidente honorario de la Federación Internacional de Derechos Humanos Sidiki Kaba, desistió de su intención al convertirse en ministro de Justicia de Senegal.

Muchas de las agresiones, detenciones e incluso linchamientos ni siquiera alcanzarían las páginas de la prensa internacional. El hostigamiento también alcanza a las mujeres lesbianas o percibidas como tales, como recogimos por ejemplo en septiembre de 2013. Entonces, por suerte, cuatro de las cinco detenidas fueron puestas en libertad.

En febrero de 2014, una pareja de hombres fue condenada a seis meses de prisión, denunciada por sus propios vecinos. También nos hemos hecho eco del caso del periodista Tamsir Jupiter Ndiaye, condenado por segunda vez a la cárcel a principios de este mes de agosto después de que un joven lo acusara de intentar violarlo.

En agosto de 2015 reseñamos cómo se sentenció a seis meses de cárcel a siete jóvenes, declarados culpables de un delito de actos “contra natura, a pesar de que no se aportaron pruebas materiales ni testimonios que probaran las acusaciones. En diciembre del mismo año, fueron detenidos 11 hombres acusados de participar en actos homosexuales, por participar en una ceremonia ritual de boda entre dos hombres. Finalmente, fueron puestos en libertad después de que un juez estimara que no se habían presentado pruebas suficientes.

En 2016,una horda violenta trataba de linchar a un estudiante homosexual de la Universidad de Dakar, provocando graves disturbios. Una violenta horda de jóvenes invadió el campus de la Universidad Cheikh Anta Diop de Dakar, en persecución de un joven al que acusaban de haber hecho proposiciones homosexuales a otro estudiante. Después de que el equipo de seguridad se negara a entregar al perseguido, los violentos iniciaron los disturbios, en los que incendiaron diversos edificios del centro universitario y destrozaron una entidad bancaria cercana. Según denuncian las asociaciones de defensa de los derechos LGTB, se trataría del noveno caso de asalto a la Universidad Cheikh Anta Diop desde el año 2012, todos ellos motivados por la persecución de estudiantes homosexuales o percibidos como tales.

Fuente Cristianos Gays

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Senegal: una horda violenta trata de linchar a un estudiante homosexual de la Universidad de Dakar, provocando graves disturbios

Viernes, 1 de abril de 2016
Comentarios desactivados en Senegal: una horda violenta trata de linchar a un estudiante homosexual de la Universidad de Dakar, provocando graves disturbios

Students-riot-and-attack-gay-man-in-SenegalUn violenta horda de jóvenes invadió el campus de la Universidad Cheikh Anta Diop de Dakar, en persecución de un joven al que acusaban de haber hecho proposiciones homosexuales a otro estudiante. Después de que el equipo de seguridad se negara a entregar al perseguido, los violentos iniciaron los disturbios, en los que incendiaron diversos edificios del centro universitario y destrozaron una entidad bancaria cercana. Según denuncian las asociaciones de defensa de los derechos LGTB, se trataría del noveno caso de asalto a la Universidad Cheikh Anta Diop desde el año 2012, todos ellos motivados por la persecución de estudiantes homosexuales o percibidos como tales.

Según narración de testigos presenciales, todo comenzó cuando se difundió el rumor de que un estudiante había hecho proposiciones sexuales a un compañero de su mismo sexo en las duchas de las instalaciones deportivas de la Universidad Cheikh Anta Diop, la más importante de Dakar. Una horda de jóvenes apareció en el centro, arrastrando consigo a la víctima, mientras  gritaban: “¡tú homosexual, vamos a matarte!” u “¿os lo podéis creer?, este hijo de puta está llorando”.

El joven consiguió zafarse de quienes pretendían lincharle, y se refugió en las oficinas del jefe del servicio de seguridad del centro universitario. Tras la negativa de los agentes de seguridad a entregar al joven, los asaltantes iniciaron los disturbios. Furiosos, entraron en una entidad bancaria cercana, que fue desalojada mientras se llamaba a la Policía. Destrozaron las puertas y el cajero automático de la entidad bancaria, y se dirigieron a un restaurante próximo, armados con barras de hierro y ladrillos. Allí rompieron el mobiliario, arrojaron al suelo los platos llenos de comida y robaron los teléfonos móviles al personal trabajador y a los estudiantes presentes, a quienes también agredieron. También se dedicaron a provocar incendios en las instalaciones pertenecientes a los servicios de seguridad.

Una vez que llegaron las fuerzas del orden, utilizaron grases lacrimógenos para dispersar a la turba. Ocho jóvenes tuvieron que ser conducidos a un centro hospitalario para ser atendidos. Dos de ellos presentaban heridas de gravedad.

Djamil Bangoura, presidente de la asociación de defensa de los derechos LGTB Prudence, denunciaba que no se trataba de la primera vez que había sucedido algo semejante, describiendo además la dureza de las condiciones que se ven obligados a soportar los estudiantes LGTB:

No es la primera vez que una turba persigue a una persona sospechosa de ser gay en la Universidad Cheikh Anta Diop. Desde 2012, hemos contado nueve casos similares. Algunos de esos estudiantes tuvieron que abandonar los estudios por esa causa. Estas agresiones a menudo son provocadas por meras sospechas o rumores de que alguien es gay, no por hechos.

Durante un tiempo, hicimos campañas de concienciación en el campus, pero las cesamos porque las reacciones eran demasiado hostiles. Algunos de los estudiantes tenían demasiado miedo de seguir viniendo a nuestras reuniones.

Aunque los animamos a aceptarse a sí mismos, también tenemos que alentarles a ocultar su sexualidad y a tener cuidado con la forma en que se visten y actúan.

Así lo muestra este duro video en el que un joven homosexual es apaleado:

Homosexualidad castigada penal y socialmente

Senegal, un país de África occidental de mayoría musulmana, castiga las relaciones homosexuales con hasta cinco años de cárcel y multas que en los casos más extremos pueden llegar hasta los 1.500 euros, cifra exorbitante para un ciudadano senegalés. Ya en 2010 nos hacíamos eco de un informe de Human Rights Watch que alertaba del incremento de las agresiones hacia las personas homosexuales en ese país, estimuladas por líderes políticos y religiosos que habrían sido decisivos a la hora de fabricar un clima de violencia homófoba con la connivencia de buena parte de los medios de comunicación. Según una encuesta de Pew Global Attitudes Project realizada en 2013, el 96 % de los senegales consideran que la homosexualidad no debe ser aceptada por la sociedad.

En abril de 2013, la jefatura del Estado senegalés emitió un comunicado en el que declaraba que “los valores culturales básicos enraizados [en Senegal] no pueden ser compatibles con la opción de despenalizar la homosexualidad”, afirmando con firmeza que “el Estado no ha considerado esa opción, que se excluye por completo de su doctrina política”. Esta misma declaración fue reiterada por el presidente Macky Sall dos meses más tarde, durante la visita que efectuó al país africano Barack Obama. Incluso quienes defendieron la despenalización en el pasado, como el expresidente honorario de la Federación Internacional de Derechos Humanos Sidiki Kaba, desistió de su intención al convertirse en ministro de Justicia de Senegal.

Muchas de las agresiones, detenciones e incluso linchamientos ni siquiera alcanzarían las páginas de la prensa internacional. El hostigamiento también alcanza a las mujeres lesbianas o percibidas como tales, como recogimos por ejemplo en septiembre de 2013. Entonces, por suerte, cuatro de las cinco detenidas fueron puestas en libertad.

En febrero de 2014, una pareja de hombres fue condenada a seis meses de prisión, denunciada por sus propios vecinos. También nos hemos hecho eco del caso del periodista Tamsir Jupiter Ndiaye, condenado por segunda vez a la cárcel a principios de este mes de agosto después de que un joven lo acusara de intentar violarlo.

En agosto de 2015 reseñamos cómo se sentenció a seis meses de cárcel a siete jóvenes, declarados culpables de un delito de actos “contra natura, a pesar de que no se aportaron pruebas materiales ni testimonios que probaran las acusaciones. En diciembre del mismo año, fueron detenidos 11 hombres acusados de participar en actos homosexuales, por participar en una ceremonia ritual de boda entre dos hombres. Finalmente, fueron puestos en libertad después de que un juez estimara que no se habían presentado pruebas suficientes.

Fuente Dosmanzanas

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Liberados los 11 detenidos por participar en una boda gay en Senegal

Sábado, 2 de enero de 2016
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gay1El juez encargado de investigar el caso decidió poner en libertad a los acusados al estimar que no había ninguna evidencia sobre los cargos de los que se les acusaba.

Los once detenidos por participar en una ceremonia simbólica que representaba una boda entre personas del mismo sexo en Senegal, país con una legislación que penaliza a los homosexuales, han sido puestos en libertad, según han informado medios locales.

“Los cargos no son suficientes para poner bajo orden judicial a los detenidos”, dijo el magistrado, citado por la emisora Radio Futur Media.

Los hechos se produjeron el pasado viernes en una escuela de la localidad de Kaolack, situada a 190 kilómetros al sur de Dakar, en la que la Policía interrumpió el acto de unión de dos hombres y se incautó de los anillos de matrimonio y de otros objetos.

Las fuerzas del orden senegalesas ya detuvieron en 2008 a una pareja del mismo sexo que celebraba su boda en el municipio de Mbao, a las afueras de Dakar.

El Código Penal de Senegal prevé penas de hasta cinco años de prisión y multas de hasta 3 mil dólares para quienes lleven a cabo actos “impropios o antinaturales con una persona del mismo sexo”.

El pasado mes de agosto, un tribunal de Dakar condenó a seis meses de prisión a siete personas por practicar la homosexualidad.

Fuente Agencias

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Detienen a 11 personas en Senegal por participar en una boda homosexual

Martes, 29 de diciembre de 2015
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gay1La Policía de Senegal ha arrestado a 11 personas por participar en un acto que representaba una boda homosexual, debido a que estos actos están pensando con hasta cinco años de cárcel y multas de 3.000 dólares. Los agentes de seguridad siguen buscando a más asistentes al evento para detenerlos.

La Policía de Senegal ha detenido a 11 personas por participar en una ceremonia simbólica que representaba una boda entre personas del mismo sexo, en un país con una legislación que penaliza a los homosexuales, informaron ayer medios locales.

Los hechos se produjeron el pasado viernes en una escuela de la localidad de Kaolack, situada a 190 kilómetros al sur de Dakar, en la que la Policía interrumpió el acto de unión de dos hombres y se incautó de los anillos de matrimonio y de otros objetos.

Entre los detenidos se encuentran los novios que celebraban el enlace. La Policía seguía buscando ayer a los asistentes que no fueron arrestados en el lugar. Las fuerzas del orden senegalesas ya detuvieron en 2008 a una pareja del mismo sexo que celebraba su boda en el municipio de Mbao, a las afueras de Dakar.

El Código Penal de Senegal prevé penas de hasta cinco años de prisión y multas de hasta 3.000 dólares para quienes lleven a cabo actos “impropios o antinaturales con una persona del mismo sexo“. El pasado mes de agosto, un tribunal de Dakar condenó a seis meses de prisión a siete personas por practicar la homosexualidad.

Senegal: penas de hasta cinco años de cárcel por homosexualidad

Senegal, un país de África occidental de mayoría musulmana, castiga las relaciones homosexuales con hasta cinco años de cárcel y multas que en los casos más extremos pueden llegar hasta los 1.500 euros, cifra exorbitante para un ciudadano senegalés. Ya en 2010 nos hacíamos eco de un informe de Human Rights Watch que alertaba del incremento de las agresiones hacia las personas homosexuales en ese país, estimuladas por líderes políticos y religiosos que habrían sido decisivos a la hora de fabricar un clima de violencia homófoba con la connivencia de buena parte de los medios de comunicación.

En abril de 2013, la jefatura del Estado senegalés emitió un comunicado en el que declaraba que “los valores culturales básicos enraizados [en Senegal] no pueden ser compatibles con la opción de despenalizar la homosexualidad”, afirmando con firmeza que “el Estado no ha considerado esa opción, que se excluye por completo de su doctrina política”. Esta misma declaración fue reiterada por el presidente Macky Sall dos meses más tarde, durante la visita que efectuó al país africano Barack Obama. Incluso quienes defendieron la despenalización en el pasado, como el expresidente honorario de la Federación Internacional de Derechos Humanos Sidiki Kaba, desistió de su intención al convertirse en ministro de Justicia de Senegal.

Muchas de las agresiones, detenciones e incluso linchamientos ni siquiera alcanzarían las páginas de la prensa internacional. El hostigamiento también alcanza a las mujeres lesbianas o percibidas como tales, como recogimos por ejemplo en septiembre de 2013. Entonces, por suerte, cuatro de las cinco detenidas fueron puestas en libertad. En febrero del año pasado, una pareja de hombres fue condenada a seis meses de prisión, denunciada por sus propios vecinos. El último caso del que nos hicimos eco fue el del periodista Tamsir Jupiter Ndiaye, condenado por segunda vez a la cárcel a principios de este mes de agosto después de que un joven lo acusara de intentar violarlo.

Fuente Agencias/Cáscara amarga/Dosmanzanas

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Senegal: siete jóvenes condenados a seis meses de cárcel por homosexualidad

Miércoles, 26 de agosto de 2015
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8169480-12752462Continúa la persecución, amparada por el Estado, de las personas LGTB en Senegal. Siete hombres, de entre 20 y 30 años de edad, fueron detenidos en una redada en la ciudad de Guédiawaye el pasado mes de julio. Este viernes, un tribunal de la capital Dakar los ha declarado culpables de un delito de actos “contra natura” y condenado a seis meses de prisión.

La policía acudió al domicilio alertada por la madre de uno de los acusados, que aseguró que su hijo mantenía relaciones homosexuales pero se negó a testificar posteriormente en el juicio. Esta ausencia debería haber bastado para la anulación del juicio, según el abogado defensor Abdoul Daff. “No había pruebas materiales ni testimonios que corroboraran las acusaciones”, declaró el letrado. La acusación se basó en las declaraciones de los policías, que aseguraron haber descubierto a los siete hombres desnudos o en ropa interior. Los condenados, que han negado los cargos, se enfrentan además de la cárcel a un seguro escarnio público después de que sus nombres hayan aparecido en la prensa del país.

Las fuerzas de seguridad también se incautaron de un preservativo, señalado como indicio de que se habrían cometido o iban a cometerse relaciones homosexuales. Una supuesta prueba que preocupa a las organizaciones de lucha contra el VIH en el país africano. La sentencia podría “incitar a los grupos vulnerables a evitar adquirir, poseer y utilizar preservativos para que estos no sirvan como prueba tras una posible detención”, según estas asociaciones, que instan a “evitar transformar el preservativo, útil de protección, en un objeto de condena”.

Senegal: penas de hasta cinco años de cárcel por homosexualidad

Senegal, un país de África occidental de mayoría musulmana, castiga las relaciones homosexuales con hasta cinco años de cárcel y multas que en los casos más extremos pueden llegar hasta los 1.500 euros, cifra exorbitante para un ciudadano senegalés. Ya en 2010 nos hacíamos eco de un informe de Human Rights Watch que alertaba del incremento de las agresiones hacia las personas homosexuales en ese país, estimuladas por líderes políticos y religiosos que habrían sido decisivos a la hora de fabricar un clima de violencia homófoba con la connivencia de buena parte de los medios de comunicación.

En abril de 2013, la jefatura del Estado senegalés emitió un comunicado en el que declaraba que “los valores culturales básicos enraizados [en Senegal] no pueden ser compatibles con la opción de despenalizar la homosexualidad”, afirmando con firmeza que “el Estado no ha considerado esa opción, que se excluye por completo de su doctrina política”. Esta misma declaración fue reiterada por el presidente Macky Sall dos meses más tarde, durante la visita que efectuó al país africano Barack Obama. Incluso quienes defendieron la despenalización en el pasado, como el expresidente honorario de la Federación Internacional de Derechos Humanos Sidiki Kaba, desistió de su intención al convertirse en ministro de Justicia de Senegal.

Muchas de las agresiones, detenciones e incluso linchamientos ni siquiera alcanzarían las páginas de la prensa internacional. El hostigamiento también alcanza a las mujeres lesbianas o percibidas como tales, como recogimos por ejemplo en septiembre de 2013. Entonces, por suerte, cuatro de las cinco detenidas fueron puestas en libertad. En febrero del año pasado, una pareja de hombres fue condenada a seis meses de prisión, denunciada por sus propios vecinos. El último caso del que nos hicimos eco fue el del periodista Tamsir Jupiter Ndiaye, condenado por segunda vez a la cárcel a principios de este mes de agosto después de que un joven lo acusara de intentar violarlo.

Fuente Dosmanzanas

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Un periodista senegalés, condenado a seis meses de cárcel por homosexualidad

Jueves, 6 de agosto de 2015
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tamsirUna vez más nos llega una mala noticia desde África, en concreto de Senegal, donde el periodista Tamsir Jupiter Ndiaye ha sido condenado por segunda vez a prisión acusado de homosexualidad. Ndiaye deberá pasar seis meses en la cárcel, después de que un joven le acusara de intento de violación.

La situación de vulnerabilidad de las personas homosexuales, solo por el hecho de serlo, en países como Senegal, que persiguen las relaciones entre personas del mismo sexo, las convierte en blanco fácil. La historia, de hecho, es sospechosamente confusa. La acusación, intento de secuestro y violación de un adolescente y conducir bajo los efectos del alcohol. Algo difícil de creer si se tiene en cuenta que el propio Ndiaye se vio obligado a buscar refugio en una comisaría de Dakar después de ser reconocido por la multitud en una gasolinera en la que supuestamente habría contactado con dos jóvenes con intención de mantener relaciones sexuales. Existen incluso dudas de que el adolescente al que habría querido secuestrar, que asegura tener 16 años, sea realmente menor de edad. Por cierto que el joven, menor o no, le robó al propio Ndiaye su teléfono móvil.

El periodista ya fue condenado en 2012 a cuatro años de prisión por mantener relaciones con otro hombre al que agredió cuando al parecer este le reclamó dinero a cambio. En su momento, el caso fue utilizado por medios de comunicación y líderes religiosos para desatar una nueva campaña de odio homófobo. Finalmente Ndiaye fue indultado en 2013, pero no ha dejado de ser un personaje relativamente conocido, lo que hace aún menos creíble la historia. De hecho, el tribunal que lo ha juzgado le ha condenado a seis meses de prisión, en lugar de los cinco que pedía la fiscalía. Solo lo ha considerado culpable de actos “contra natura”, pero no de intento de secuestro del menor ni de conducir bajo los efectos del alcohol.

Senegal: penas de hasta cinco años de cárcel por homosexualidad

Senegal, un país de África occidental de mayoría musulmana, castiga las relaciones homosexuales con hasta cinco años de cárcel y multas que en los casos más extremos pueden llegar hasta los 1.500 euros, cifra exorbitante para un ciudadano senegalés. Ya en 2010 nos hacíamos eco de un informe de Human Rights Watch que alertaba del incremento de las agresiones hacia las personas homosexuales en ese país, estimuladas por líderes políticos y religiosos que habrían sido decisivos a la hora de fabricar un clima de violencia homófoba con la connivencia de buena parte de los medios de comunicación.

En abril de 2013, la jefatura del Estado senegalés emitió un comunicado en el que declaraba que “los valores culturales básicos enraizados [en Senegal] no pueden ser compatibles con la opción de despenalizar la homosexualidad”, afirmando con firmeza que “el Estado no ha considerado esa opción, que se excluye por completo de su doctrina política”. Esta misma declaración fue reiterada por el presidente Macky Sall dos meses más tarde, durante la visita que efectuó al país africano Barack Obama. Incluso quienes defendieron la despenalización en el pasado, como el expresidente honorario de la Federación Internacional de Derechos Humanos Sidiki Kaba, desistió de su intención al convertirse en ministro de Justicia de Senegal.

Muchas de las agresiones, detenciones e incluso linchamientos ni siquiera alcanzarían las páginas de la prensa internacional. El hostigamiento también alcanza a las mujeres lesbianas o percibidas como tales, como recogimos por ejemplo en septiembre de 2013. Entonces, por suerte, cuatro de las cinco detenidas fueron puestas en libertad. El último caso del que nos hicimos eco fue en febrero del año pasado la condena a seis meses de prisión a una pareja de hombres, denunciada por sus propios vecinos.

Fuente Dosmanzanas

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Dos hombres condenados a la cárcel en Senegal por mantener relaciones homosexuales

Martes, 4 de febrero de 2014
Comentarios desactivados en Dos hombres condenados a la cárcel en Senegal por mantener relaciones homosexuales

Informa Dosmanzanas acerca de una nueva muestra de la vigencia de la homofobia legal en África. Dos hombres han sido condenados a seis meses de prisión en Dakar, la capital de Senegal, por mantener relaciones sexuales; un delito según la legislación vigente en el país y en la mayoría de los de su entorno.

Los propios vecinos de las víctimas, residentes del barrio de la Grand Médina, fueron los que las denunciaron a la policía, que arrestó a la pareja. El pasado viernes, durante el juicio, los arrestados reconocieron haber mantenido relaciones sexuales, por lo que el magistrado Racky Deme les ha impuesto una pena de seis meses de prisión. El código penal senegalés castiga con hasta cinco años de cárcel y hasta 1,5 millones de francos (unos 2.300 euros) de multa los actos “impropios o antinaturales con una persona del mismo sexo”. Las penas máximas se aplican si intervinieron menores de 21 años.

Senegal, un país de mayoría musulmana situado en el África occidental, es además un estado hostil a nivel legal y social para los ciudadanos LGTB. A finales de 2010 nos hacíamos eco por ejemplo de un informe de Human Rights Watch que alertaba del incremento de las agresiones hacia las personas homosexuales en ese país, estimuladas por líderes políticos y religiosos que habrían sido decisivos a la hora de fabricar un clima de brutal violencia homófoba con la connivencia de buena parte de los medios de comunicación. Muchas de las agresiones, detenciones e incluso linchamientos ni siquiera alcanzarían las páginas de la prensa internacional. El hostigamiento también alcanza a las mujeres lesbianas o percibidas como tales, como recogimos en septiembre del año pasado. Entonces, por suerte, cuatro de las cinco detenidas fueron puestas en libertad.

En abril de 2013, la jefatura del Estado emitió un comunicado en el que declaraba que “los valores culturales básicos enraizados [en Senegal] no pueden ser compatibles con la opción de despenalizar la homosexualidad”, afirmando con firmeza que “el Estado no ha considerado esa opción, que se excluye por completo de su doctrina política”. Esta misma declaración fue reiterada por el presidente Macky Sall dos meses más tarde, durante la visita que en junio efectuó al país africano el presidente estadounidense Barack Obama. Incluso quienes defendieron la despenalización en el pasado, como el expresidente honorario de la Federación Internacional de Derechos Humanos Sidiki Kaba, desistió de su intención al convertirse en ministro de Justicia de Senegal.

Homofobia/ Transfobia. , , , , , , ,

Recordatorio

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