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El perdón no arregla el pasado, pero mejora el futuro. El cristianismo es siempre perdón.

Domingo, 20 de noviembre de 2022

J026_PantocratorDel blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01.- Cristo Rey.

Terminamos el año litúrgico con esta hermosa evocación y celebración de Xto Rey, Señor del Universo.

Es evidente que Cristo rey no tiene nada que ver con las monarquías de este mundo: mi Reino no es de este mundo.El Reinado de Jesús es muy diferente al de los príncipes de la tierra y que hoy podemos ver en el ámbito político y en algunos medios de comunicación. Mucho menos se parece a alguna tendencia política que coloreó de violencia este título. Ya desde Pilato, el modo de ser del señorío de Cristo es otro, mi Reino no es como los de este mundo (Jn 18,36).

02.- Yo soy Rey, (Jn 18,36-37).

    El evangelista San Juan no emplea nunca las expresiones “Reino de Dios” o “Reino de los cielos”. [1] San Juan hablará siempre de vida: agua de vida, pan de vida, fuentes de agua vida, etc… Sin embargo en el evangelio joánico “no hay reino”, pero hay Rey. Aparece en el diálogo entre Jesús y Pilato. Éste le pregunta: ¿Tú eres rey? Sí, yo soy rey (Jn 18,33-17).

Dada la gran concentración cristológica del evangelio de Juan, Jesús responde: Sí, yo soy rey. (Esta expresión del “Yo soy” es muy propia de la cristología de Juan).

    El Reinado de Jesús es el de la Última Cena y el de la cruz: Jesús se quita el manto de Señor y se ciñe la toalla de esclavo para lavar los pies de sus discípulos. El Señorío de Cristo es el servicio y la entrega a los demás.

    En el evangelio de San Lucas el título de rey está clavado en la cruz: Este es el rey de los judíos…

El trono de Cristo es la cruz. La corona es de espinas. El manto de Señor se lo quitó en la cena del Jueves Santo

Jesús en la cruz perdona. Muere perdonando: perdónales porque no saben lo que hacen, Jesús perdona al buen ladrón.

    Es sublime que lo último que hace Jesús en vida es perdonar: hoy estarás conmigo en el paraíso.

03.- Acuérdate de mí.

Dimas (el primer santo del cristianismo, “canonizado por el mismo Jesús en la cruz), que así dice la tradición que se llamaba el buen ladrón, le pide a Jesús “Acuérdate de mí”. Es una actitud muy noble y muy evangélica. ¡Cuántas veces aparece esta postura tanto en Jesús como en muchos enfermos, pecadores: “ten compasión de mí”, Jesús “sintió lástima”, “acuérdate de mí”…

Jesús vive en la cruz su solidaridad total con el mal humano, muere entre dos malhechores.

    Los dos malhechores somos nosotros. Jesús es solidario siempre con nosotros, con los seres humanos, especialmente en cuanto malhechores.

Es una buena actitud y oración ponernos ante el Señor y decir casi sin palabra: “Acuérdate de mí”… ¿Le decimos al Señor: acuérdate, no te olvides de mí?

04.- Hoy estarás conmigo en el paraíso: La misericordia de Jesús (de Dios).

La tradición de San Lucas (evangelio de la misericordia y del perdón) subraya sobre todo la bondad y misericordia de Dios, del Reinado de Dios.

El acontecimiento al que hemos asistido en el texto evangélico de hoy es, al mismo tiempo, dramático y conmovedor. Nos abre de par en par las puertas de la esperanza.

Vemos a Jesús en pleno fracaso humano, Jesús muere en la crucifixión con unos ajusticiados, entre ladrones y maldiciones, etc. Resuenan con energía redentora estas palabras entre el buen ladrón y Jesús [2], Jesús: acuérdate de mí cuando estés en tu Reino… Hoy estarás conmigo en el Paraíso.

El Paraíso es la alusión al origen de la vida, al paraíso del Génesis, de la creación. Estamos llamados a la Vida. Y esto será el cielo: hoy estarás conmigo… El cielo será estar con el Señor. Para mí vivir es ser con Cristo (S Pablo)

Jesús ha pasado su vida haciendo el bien, (HH 10,34-38) y lo último que hace Jesús en vida es perdonar. Jesús muere como ha vivido perdonando. En la cruz Jesús dice: Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen, (Lc 23,34). Hoy estarás conmigo en el Paraíso.

Perdonar denota una elevada calidad humana y cristiana. Perdonar hace bien a todos. Nos hace bien personalmente, como iglesia, como pueblo, como familia y en las relaciones humanas. Quizás los eclesiásticos hemos creído poco en el perdón y por ello hemos vivido y transmitido poco perdón y menos confianza en Dios.

Quizás la escasez de bondad, perdón y reconciliación es lo que hace que en nuestra diócesis no exista comunión eclesial y más bien estamos en una gran ruptura. Esta será la ardua tarea de nuestra iglesia diocesana para el pueblo y para el nuevo obispo electo.

El problema de la pacificación política, viejos problemas históricos que se reflejan en las víctimas del terrorismo, tendrían otro tratamiento más humano y cristiano desde el perdón.

05.- Conclusión desde San Pablo

    Termino la homilía de hoy con un texto de san Pablo que me es especialmente querido y que recoge lo vivido en el evangelio de hoy

Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, antes bien lo entregó a la muerte por todos nosotros, ¿cómo no va a darnos gratuitamente todas las demás cosas juntamente con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios, si Dios es el que salva? ¿Quién será el que condene, si Cristo Jesús ha muerto, más aún, ha resucitado y está a la derecha de  Dios intercediendo por nosotros? ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada? … Dios, que nos ama, hará que salgamos victoriosos de todas estas pruebas. Y estoy seguro de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni otras fuerzas sobrenaturales, ni lo presente, ni lo futuro, ni poderes de cualquier clase, ni lo de arriba, ni lo de abajo, ni cualquier otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro. (Romanos, 8, 31-39).

Hoy estarás conmigo en el Paraíso

 

[1]  Solamente y de pasada aparece en el evangelio de Juan la idea de Reino. Es en el diálogo con Nicodemo, quien le pregunta a Jesús: ¿Qué ha de hacer un hombre viejo para entrar en el Reino”? (Jn 3,3-7)

[2] el buen ladrón es el único en todo el evangelio de Lucas que llama Jesús a Jesús.

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