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Jarro de agua fría: la opinión del primer ministro se impone y Australia no aprobará el matrimonio igualitario

Sábado, 15 de agosto de 2015
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35000_537831El primer ministro Abbot con miembros de la coalición gobernante

Australia seguirá negando a las parejas del mismo sexo su derecho a contraer matrimonio, tal y como le primer ministro Tony Abbott lleva años defendiendo. Sorprende especialmente que un país en el que las encuestas arrojan un apoyo muy mayoritario al matrimonio igualitario, su clase política esté demostrando ser tan hostil a la igualdad, a izquierda y a derecha del espectro político. Y es que las dos personas que en los últimos años han regido de forma preferente los destinos del país, la laborista Julia Gillard y el liberal Abbott, se han mostrado especialmente batalladores contra el matrimonio igualitario. 

Ni la aprobación del matrimonio igualitario en la vecina Nueva Zelanda, con el consiguiente éxodo de parejas del mismo sexo australianas a ese país para casarse; ni su aprobación en tres de la naciones que componen el Reino Unido, con el que Australia comparte monarquía y sigue conservando fuertes lazos emocionales; ni el resultado del referéndum irlandés (Australia también cuenta con una importante población con ancestros de ese país) ni la decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos considerando inconstitucional la prohibición del matrimonio igualitario han ablandado el corazón de Tony Abbott. Pese a las repetidas insinuaciones de que finalmente permitiría a los suyos votar en conciencia, el primer ministro liberal-conservador ha conseguido que los diputados y senadores de su coalición avalen su política y decidan, por 66 votos contra 33, oponerse en bloque a la aprobación del matrimonio igualitario pese a la existencia de un sector partidario del mismo entre sus propias filas.

Dado el juego de mayorías existente actualmente en Australia, en la práctica ello impide la aprobación de cualquier iniciativa en ese sentido. El reciente anuncio de un proyecto de ley presentado por diputados de varios de los partidos representados en la Cámara de Representantes, incluyendo por primera vez a la coalición liberal-conservadora, queda así en agua de borrajas. Tony Abbott ha cerrado la puerta a cualquier avance sobre la materia en lo que resta de legislatura, y de hecho ha declarado que un cambio en la definición del matrimonio en la próxima legislatura deberá producirse mediante referéndum, y no mediante una discusión en el Parlamento (contradiciendo, por cierto, la opinión que el mismo defendía unos meses atrás).

Una sociedad favorable… con líderes contrarios la igualdad

El debate sobre la aprobación del matrimonio igualitario en Australia viene de muy lejos. Ya antes de las elecciones de septiembre de 2013, que dieron la victoria a Abbott, fueron los laboristas, entonces al frente del Gobierno, los que actuaron como freno. La que hasta junio de ese año había sido primera ministra, Julia Gillard, se oponía firmemente, y  durante sus años de gobierno no dudó en maniobrar para impedir que los partidarios de la igualdad dentro del Partido Laborista trasladaran su criterio al Parlamento. Y ello pese a que ya en su congreso nacional de 2011 el partido incorporaba la defensa del matrimonio igualitario a su ideario. Ideario que Gillard se encargó de convertir en papel mojado al imponer que los legisladores laboristas tuvieran libertad de voto (curioso criterio el de los políticos homófobos, partidarios o contrarios a la libertad de voto según les convenga…). Una libertad que Tony Abbott negó entonces a los suyos, obligándolos a acatar la disciplina de partido contraria a la igualdad, y que desembocó en el fracaso de la iniciativa. De la mano de Gillard, Australia perdía una primera oportunidad histórica.

La impopularidad de Gillard llevó a Kevin Rudd a arrebatarle el liderazgo del partido y el puesto de primer ministro. Ya por entonces Rudd se había convertido en defensor del matrimonio igualitario, pese a que su anterior etapa como primer ministro se caracterizó también -otro más- por un rechazo frontal al mismo. Pero la sustitución de Gillard no fue suficiente para evitar la derrota laborista, y tras las elecciones Tony Abbott se convertía en primer ministro. Abbott es un católico conservador fuertemente opuesto al matrimonio igualitario, pese a tener una hermana abiertamente lesbiana. Su victoria alejó las expectativas de aprobación a corto plazo, pese a que un número no determinado de diputados de su partido son partidarios del matrimonio igualitario, y de hecho ya desde el principio el propio Abbott reconoció que en el futuro le resultaría complicado mantener la disciplina de voto en esta materia. Por el momento, sin embargo, lo ha conseguido.

De poco han valido las iniciativas del senador liberal demócrata David Leyonhjelm, que quiso presentar un proyecto de ley de matrimonio igualitario, al considerar que los “verdaderos liberales” debían dar su apoyo al proyecto. Acabó por rendirse a la evidencia. Tampoco el pronunciamiento del Senado de Australia, que hace unos meses hizo un llamamiento a Abbott para que permitiera el voto en conciencia. Ni los múltiples apoyos al matrimonio igualitario surgidos de la sociedad civil australiana, incluyendo al primer representante de confesión musulmana en el Parlamento australiano o al director ejecutivo de Qantas, la compañía aérea más importante del país. Ni las recientes movilizaciones en las principales ciudades australianas, de las que dábamos cuenta esta misma semana.

Por el momento, Australia se configura como el gran borrón de este año 2015 en la lucha a favor de la igualdad de las personas LGTB y en la primera gran victoria de las fuerzas homófobas en un país de tradición occidental en tiempos recientes.

Fuente Dosmanzanas

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El ministro de Comunicaciones de Australia asegura que el matrimonio igualitario se debatirá antes de finalizar el año

Viernes, 24 de abril de 2015
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australia gayEl ministro de Comunicaciones de Australia, el liberal Malcolm Turnbull, ha declarado, en un foro organizado a las afueras de Sídney, que antes de finalizar este año el matrimonio igualitario será debatido en el Parlamento australiano y que los diputados que sostienen al gobierno liberal-conservador dispondrán de libertad de voto. Una petición, la de que se permita el voto en conciencia, repetidamente efectuada tanto por los miembros de los partidos pro-LGTB en la oposición como por la propia ciudadanía australiana, que recientemente hizo llegar más de un millón de correos electrónicos a sus representantes en el Parlamento.

Todos los observadores dan por seguro que, en el momento en que los diputados liberales tengan libertad de voto, el matrimonio igualitario será una realidad en Australia. Precisamente el pasado 26 de marzo, el senador liberal demócrata David Leyonhjelm decidía no presentar a debate el proyecto de ley que permitiría el matrimonio entre personas del mismo sexo, cuya tramitación inició el pasado mes de noviembre, al no garantizarse que existiese el voto en conciencia. Apenas una semana antes, el mismo Senado, a iniciativa de los Verdes, había instado al Gobierno de Tony Abbott a que diera libertad de voto a sus correligionarios. Sin embargo, Abbott, un católico conservador opuesto al matrimonio igualitario, sigue sin reconocer ese derecho a los miembros de su partido.

Por ello han destacado las declaraciones del componente más veterano del Gobierno australiano, el ministro de Comunicaciones Malcolm Turnbull, efectuadas durante la celebración de un foro a las afueras de Sídney el pasado 16 de abril. Acompañado de Fiona Scott, miembro local del Partido Liberal, Turnbull fue interrogado sobre el matrimonio igualitario y los recientes acontecimientos en el Senado australiano. Turnbull aseguró a los allí presentes que el proyecto de ley que permitirá el matrimonio entre personas del mismo sexo será debatido antes de que finalice el año, y que los diputados y senadores liberales que sostienen al Gobierno de Tony Abbott gozarán de libertad de voto al respecto. Fiona Scott, por su parte, aseguraba que intentaría reflejar el punto de vista de sus votantes cuando se debatiera este asunto en el Parlamento.

Según Wayne Chilver, activista LGTB presente en el foro, Scott pidió al público presente que alzara su mano si apoyaba el matrimonio igualitario. Lo hicieron entre un 70 y un 80 % de los asistentes. Para Chilver, “fue genial ver ese fuerte apoyo en una audiencia que es una muestra representativa de la comunidad”, por lo que espera que Fiona Scott“escuche a los foros de la comunidad como esta y vote por el matrimonio igualitario cuando llegue el momento”.

Como señalábamos anteriormente, aunque en este momento no es posible asegurar un resultado, todo apunta a que si a los liberales se les permite votar en conciencia una parte significativa de ellos apoyará el matrimonio igualitario. Junto al voto de la que en buena lógica debería ser la mayoría de los laboristas (y de los Verdes, que tienen solo un voto en la Cámara de Representantes pero disponen de 10 escaños en un Senado de 76 miembros) debería bastar para inclinar la balanza.

Hay que tener además en cuenta que desde septiembre de 2012, última vez que se votó el tema, la coyuntura internacional ha cambiado mucho en países con los que Australia mantiene estrechos vínculos. Además de los avances experimentados en Estados Unidos, el matrimonio igualitario ha sido aprobado con un gran consenso en la vecina Nueva Zelanda (que de hecho se ha convertido en destino preferente de las parejas australianas del mismo sexo) así como en Inglaterra y Gales y Escocia. Irlanda celebrará un referéndum al respecto el próximo mes de mayo.

En Australia, la vía de los estados, que los partidarios del matrimonio igualitario también han intentado, está definitivamente cerrada. El Territorio de la Capital Australiana (ACT), donde se ubica Canberra, la capital federal, aprobó de hecho una ley de matrimonio igualitario en octubre de 2013, pero fue inmediatamente recurrida ante el Tribunal Supremo, que le dio la razón al Gobierno federal en diciembre de ese mismo año. El alto tribunal dejaba abierta eso sí la puerta a un posible cambio en la legislación matrimonial siempre que fuera a nivel federal.

Fuente dosmanzanas

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Envían más de un millón de correos electrónicos en Australia en favor del matrimonio igualitario

Sábado, 28 de marzo de 2015
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australia gayMás de un millón de correos electrónicos han sido enviados a los parlamentarios australianos que sostienen al gobierno liberal-conservador para pedirles que voten en conciencia el proyecto de ley de matrimonio igualitario que promueve el senador liberal David Leyonhjelm.

Han sido cerca de un millón de correos electrónicos los recibidos por el portal Australian Marriage Equality dirigidos a los 134 miembros de la coalición exigiendo la libertad de voto en el matrimonio gay para los integrantes del gobierno australiano. Se trata de una gran reacción de la sociedad de Australia, que con este masivo envío de correos electrónicos, pide la libertad de voto para los matrimonios entre homosexuales.

Australian Marriage Equality asegura que han sido un total de 7,634 australianos los que redactaron correos a favor del matrimonio gay. Rodney Croome, coordinador nacional del sitio web Australian Marriage Equality, afirma que “la mayoría de los austriacos que han enviado correos a los miembros del gobierno federal reflejan un fuerte apoyo para un voto libre de igualdad en el matrimonio”. Mientras tanto, algunos ciudadanos austriacos que han enviado sus correos electrónicos argumentan que “es hora de que los partidos Liberal y Nacional estén a la altura de su principio de la libertad individual, al permitir a sus miembros parlamentarios la libertad de votar por la igualdad del matrimonio”. “Espero que los miembros de estos partidos sepan apreciar nuestra implicación y luchen por el reconocimiento de este oleaje de apoyo comunitario para una votación libre por el matrimonio gay”, ha manifestado otro ciudadano que ha participado en el envío de un millón de correos electrónicos en Australia.

La cuestión de la libertad de voto es la que está centrando en estos momentos el debate: todos los observadores dan por seguro que en el momento en que los parlamentarios liberales dispongan de libertad de voto, el matrimonio igualitario será una realidad en Australia.

Hace ahora una semana revisábamos precisamente el estado de la situación, a raíz de la aprobación por el Senado australiano de una moción de los Verdes a favor de la libertad de voto en esta materia. El debate viene de lejos: antes de las elecciones de septiembre de 2013 fueron los laboristas, entonces al frente del Gobierno, los que actuaron como freno al matrimonio igualitario. La que hasta junio de ese año había sido primera ministra, Julia Gillard, se oponía, y durante sus años de gobierno no dudó en maniobrar para impedir que los partidarios de la igualdad dentro del Partido Laborista -en teoría mayoritarios- trasladaran su criterio al Parlamento. Y ello pese a que en su congreso nacional de 2011 el partido lo incorporaba a su ideario. Ideario que Gillard se encargó de convertir en papel mojado al imponer que los legisladores laboristas tuvieran libertad de voto, política que hasta ahora el partido no ha modificado. Una libertad que el liberal Tony Abbott negó entonces a los suyos, obligándolos a acatar la disciplina de partido contraria a la igualdad, y que desembocó en el fracaso de la iniciativa.

La impopularidad de Gillard llevó a Kevin Rudd a arrebatarle el liderazgo del partido y el puesto de primer ministro. Ya por entonces Rudd se había convertido en defensor del matrimonio igualitario, pese a que su anterior etapa como primer ministro se caracterizó también por un rechazo frontal al mismo. Pero la sustitución de Gillard no fue suficiente para evitar la derrota laborista, y tras las elecciones el liberal Tony Abbott se convertía en primer ministro. Abbott es un católico conservador opuesto al matrimonio igualitario, pese a tener una hermana abiertamente lesbiana. Su victoria alejó las expectativas de aprobación a corto plazo, pese a que un número no determinado de diputados de su partido son partidarios del matrimonio igualitario, y de hecho el propio Abbott reconoció que resultaría complicado mantener la disciplina de voto en esta materia.

El verano pasado (invierno en Australia), el senador liberal David Leyonhjelm anunciaba por fin sus intenciones de presentar un proyecto de matrimonio igualitario y hacía un llamamiento a los “verdaderos liberales” a dar su apoyo al proyecto. El senador insistió entonces en que solo lo presentaría cuando tuviera la seguridad de que su partido permitiría votar en conciencia. Por ello, a pesar de que medios australianos daban por prácticamente seguro que Leyonhjelm presentaría la iniciativa pasadas unas pocas semanas, el senador se contuvo tras escuchar a los partidarios del matrimonio igualitario, que le pidieron esperar al momento idóneo. Finalmente, el pasado 26 de noviembre Leyonhjelm presentaba el proyecto. El senador revelaba además que el primer ministro Tony Abbott le había pedido que no lo hiciera. Según el senador, la intención del líder del Ejecutivo era retrasar indefinidamente la medida para no tener que permitir a sus diputados votar libremente. Es por ello que decidió iniciar la tramitación.

La presentación del proyecto y la aprobación de la moción de los Verdes precipitaron los acontecimientos. Partidarios y opositores al matrimonio igualitario se movilizaban, y la organización Australian Marriage Equality conseguía reunir más de un millón de correos electrónicos (enviados por casi 8.000 personas) para los parlamentarios del Partidos Liberal y de su socio minoritario, el Partido Nacional (con el que está coaligado a nivel federal), pidiéndoles un voto en conciencia. Eso sí, los activistas han tenido la cortesía de “empaquetar” todos los correos en un único archivo para no bloquear los correos electrónicos de los parlamentarios.

Una demanda, la del voto en conciencia, que a día de hoy sigue sin ser reconocida por Abbott, lo que ha motivado que Leyonhjelm decidiera no presentar al debate el proyecto este jueves 26 de marzo, tal y como en principio se esperaba.

Está por ver cuando volverá a intentarlo, aunque algunas informaciones lo retrasan a después de la discusión presupuestaria, que tiene lugar en mayo.

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El Senado de Australia pide que se otorgue libertad de voto sobre el matrimonio igualitario

Lunes, 23 de marzo de 2015
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australia gayEl Senado de Australia (la cámara alta de su Parlamento) ha aprobado una moción de los Verdes que insta al Gobierno de Tony Abbott a que permita a sus correligionarios votar en conciencia sobre el futuro proyecto de ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, sin que ello suponga ninguna sanción. La libertad de voto es, en la práctica, el último escollo para que el país oceánico instaure por fin la igualdad matrimonial.

El debate sobre la aprobación del matrimonio igualitario en Australia viene de lejos. Antes de las elecciones de septiembre de 2013 fueron los laboristas, entonces al frente del Gobierno, los que actuaron como freno. La que hasta junio de ese año había sido primera ministra, Julia Gillard, se oponía, y  durante sus años de gobierno no dudó en maniobrar para impedir que los partidarios de la igualdad dentro del Partido Laborista -en teoría mayoritarios- trasladaran su criterio al Parlamento. Y ello pese a que en su congreso nacional de 2011 el partido lo incorporaba a su ideario. Ideario que Gillard se encargó de convertir en papel mojado al imponer que los legisladores laboristas tuvieran libertad de voto, política que hasta ahora el partido no ha modificado. Una libertad que el liberal Tony Abbott negó entonces a los suyos, obligándolos a acatar la disciplina de partido contraria a la igualdad, y que desembocó en el fracaso de la iniciativa.

La impopularidad de Gillard llevó a Kevin Rudd a arrebatarle el liderazgo del partido y el puesto de primer ministro. Ya por entonces Rudd se había convertido en defensor del matrimonio igualitario, pese a que su anterior etapa como primer ministro se caracterizó también por un rechazo frontal al mismo. Pero la sustitución de Gillard no fue suficiente para evitar la derrota laborista, y tras las elecciones Tony Abbott se convertía en primer ministro. Abbott es un católico conservador opuesto al matrimonio igualitario, pese a tener una hermana abiertamente lesbiana. Su victoria alejó las expectativas de aprobación a corto plazo, pese a que un número no determinado de diputados de su partido son partidarios del matrimonio igualitario, y de hecho el propio Abbott reconoció que en el futuro le resultaría complicado mantener la disciplina de voto en esta materia.

El verano pasado, el senador demócrata liberal David Leyonhjelm anunciaba sus intenciones de presentar un proyecto de ley de matrimonio igualitario, al considerar que “no hay lugar en Australia para ciudadanos de segunda clase” e hizo un llamamiento a los que llamó “verdaderos liberales” a dar su apoyo al proyecto. El senador insistía entonces en que solo lo presentaría cuando tuviera la seguridad de que el Partido Liberal permitirá votar en conciencia. Por ello, a pesar de que medios australianos daban por prácticamente seguro que Leyonhjelm presentaría la iniciativa en otoño, el senador se contuvo tras escuchar a los partidarios del matrimonio igualitario, que le pidieron esperar al momento idóneo para no perder otra votación. “Políticos de ambos lados me han sugerido que el momento no es el óptimo, y si quiero ganar, en lugar de hacer algo meramente simbólico, necesito esperar. No me interesa el simbolismo”, remachaba Leyonhjelm en octubre del año pasado, “quiero ganar”. “Será una cuestión de semanas o meses, no años”, adelantaba además.

Y así fue: el pasado 26 de noviembre, el senador presentaba un proyecto de ley para garantizar el derecho al matrimonio de todos los australianos “con independencia del sexo, orientación sexual e identidad de género”. Leyonhjelm revelaba que el primer ministro Tony Abbott le había pedido que no presentara la iniciativa, porque causaría más división en un Gobierno con muchos frentes abiertos. Según el senador, sin embargo, la intención del líder del Ejecutivo era retrasar indefinidamente la medida para no tener que permitir a sus diputados votar libremente. Es por ello que decidió iniciar la tramitación y someterla al debate del Pleno en cuanto se asegure de que cuenta con votos suficientes para ser aprobada.

Ya entonces, los Verdes, que defienden la medida, exigieron al partido liberal-conservador de Abbott que permitiera a sus miembros el voto en conciencia sin represalias. Una reclamación que esta semana, ante la falta de respuesta del primer ministro, han elevado a petición parlamentaria. El Senado ha aprobado la moción de Sarah Hanson-Young para que caiga la que probablemente sea la última barrera al matrimonio igualitario en Australia. La moción ha sido aprobada con el voto en contra del partido de Abbott, en cuyas manos está ahora la decisión. Hanson-Young ha hecho un llamamiento a la bancada liberal para que su líder “se ponga al día” con la opinión pública australiana, que según todas las encuestas apoya el matrimonio igualitario de forma mayoritaria.

En este momento no es posible asegurar un resultado, pero todo apunta a que si a los liberales se les permite votar en conciencia una parte significativa de ellos apoyará el matrimonio igualitario. Junto al voto de la que en buena lógica debería ser la mayoría de los laboristas (y de los Verdes, que tienen solo un voto en la Cámara de Representantes pero disponen de 10 escaños en un Senado de 76 miembros) debería bastar para inclinar la balanza.

Hay que tener además en cuenta que desde septiembre de 2012, última vez que se votó el tema, la coyuntura internacional ha cambiado mucho en países con los que Australia mantiene estrechos vínculos. Además de los avances experimentados en Estados Unidos, el matrimonio igualitario ha sido aprobado con grandísimo consenso en la vecina Nueva Zelanda (que de hecho se ha convertido en destino preferente de las parejas australianas del mismo sexo) así como en Inglaterra y Gales Escocia. Irlanda celebrará un referéndum al respecto el próximo mes de mayo.

En Australia, la vía de los estados, que los partidarios del matrimonio igualitario también han intentado, está definitivamente cerrada. El Territorio de la Capital Australiana (ACT), donde se ubica Canberra, la capital federal, aprobó de hecho una ley de matrimonio igualitario en octubre de 2013, pero fue inmediatamente recurrida ante el Tribunal Supremo, que le dio la razón al Gobierno federal en diciembre de ese mismo año. El alto tribunal dejaba abierta eso sí la puerta a un posible cambio en la legislación matrimonial siempre que fuera a nivel federal.

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