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La asociación LGTB tunecina Shams recibe amenazas de muerte tras inaugurar su emisora online de radio

Miércoles, 10 de enero de 2018
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780x580-noticias-shams-radLa asociación tunecina de defensa de los derechos LGTB Shams ha recibido numerosos insultos y amenazas, incluso de muerte, tras inaugurar el pasado mes de diciembre su cadena de radio en la red, que se cree que es la primera de su tipo en el mundo árabe. Los integrantes de la asociación, sin embargo, continúan en su empeño de promover la tolerancia y el respeto en un país donde las relaciones homosexuales son castigadas hasta con tres años de cárcel.

El 12 diciembre, la asociación LGTB tunecina Shams comunicaba la inauguración de una webradio, denominada Shams Rad, que, bajo el lema de «Igualdad y dignidad», quería dar a conocer la vida cotidiana de la población homosexual, bisexual y transexual de Túnez. Su intención es contrarrestar la visión absolutamente negativa que ofrecen generalmente los medios de comunicación en su país y su entorno.

Precisamente eligieron el formato online para poder difundir su mensaje no solo en Túnez, sino también en el resto de países de su entorno cultural. Para ello contaron con la colaboración de la embajada de Holanda en Túnez, con cuyo apoyo pudieron finalmente ofrecer su primera programación el 19 de diciembre, convirtiéndose, según los miembros de Shams, en la primera emisora de su tipo en el mundo árabe. Con un horario que abarca desde el comienzo de la mañana hasta medianoche, los integrantes de la emisora intentan, según sus palabras «abordar la vida cotidiana de la comunidad LGBT, el aspecto político, social y psicológico del este asunto. También habrá música, cine…».

Poco después de la inauguración, el Consejo Sindical de Imanes y Miembros de Mezquitas comunicaba la presentación de una demanda contra Shams, arguyendo que «el lanzamiento reciente de una radio por la asociación constituye un peligro inminente para nuestros valores y nuestra identidad religiosa y social». Incluso llegaron a afirmar que la asociación pretendía defender «la delincuencia sexual». Tras la demanda, llegaron a difundirse rumores de que el Ministerio del Interior había ordenado el cierre de la emisora, pero su portavoz lo desmintió, indicando que se trataba de un asunto fuera de sus competencias.

Lo que también han proliferado son los insultos y amenazas. Según el presidente de Shams, Mounir Baâtour, «hemos recibido más de cinco mil amenazas de muerte y también de quemar la sede de la emisora». A pesar de ello, los miembros de la asociación persisten en su empeño, pues, como afirma su director ejecutivo, Bouhdid Belhedi, «nadie habla honestamente sobre la comunidad LGTB. Esto ofrece a la gente una manera de defender a nuestra comunidad, algo que necesitamos en Túnez y en Oriente Medio».

La hostilidad contra los ciudadanos LGTB tunecinos

La persecución social y de Estado hacia los hombres homosexuales y bisexuales tunecinos es incesante. Las detenciones por mantener relaciones sexuales con personas del mismo sexo, son constantes y las condenas a prisión habituales, lo que ha sido calificado por la asociación Shams como una auténtica “cacería”.

Los defensores de los derechos LGTB —que luchan por la derogación del artículo 230 del Código Penal, que castiga las relaciones homosexuales con penas de hasta 3 años de prisión— sufren constantes agresiones, hasta el punto de que algunos de ellos han tenido que exiliarse ante las repetidas amenazas de muerte.

Los activistas luchan por la derogación del artículo 230 del Código Penal de Túnez, que castiga las relaciones homosexuales con hasta tres años de prisión. Una legislación que se ha aplicado también a mujeres transexuales.

Fuente Dosmanzanas/Cristianos Gays

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Nueva agresión al activista tunecino Bouhdid Belhedi por su pertenencia a la asociación LGBT Shams

Lunes, 5 de septiembre de 2016
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Bouhdid-Belhedi-300x218Bouhdid Belhedi, miembro de la ejecutiva y responsable de comunicación de la asociación de defensa de los derechos LGTB de Túnez Shams, ha sufrido una nueva agresión debido a su militancia. Un individuo dijo reconocerle como activista LGTB y empezó a golpearle hasta que cayó al suelo, donde siguió propinándole patadas mientras profería todo tipo de insultos homófobos. La agresión fue contemplada por un agente de Policía, que no hizo nada por impedirla. Belhedi ya fue agredido por tres individuos el pasado mes de abril, que también dijeron reconocerle como miembro de Shams.

El pasado 29 de agosto, a las 10 de la mañana, Bouhdid Belhedi se encontraba cerca del hotel Majestic, en la capital tunecina, cuando un individuo le detuvo y dijo reconocerle como miembro de Shams, una asociación que lucha por la igualdad de derechos de las personas LGTB tunecinas y por la derogación del artículo 230 del Código Penal de Túnez, que castiga la homosexualidad con penas de hasta tres años de cárcel.

El agresor comenzó inmediatamente a propinar al activista puñetazos en cabeza, costillas y estómago, hasta que le derribó. Con Belhedi en el suelo, el violento fanático continuó dándole patadas mientras seguía profiriendo insultos homófobos, hasta que finalmente se marchó. En las inmediaciones, un miembro de la Policía tunecina presenció la agresión, pero no actuó ni para impedir los golpes ni para detener al agresor. Belhedi terminó lleno de contusiones debido a la paliza, que afectaban sobre todo al cuello.

No se trata, lamentablemente, de la primera ocasión en que Bouhdid Belhedi sufre agresiones por su activismo. El pasado 27 de abril, el activista se encontraba en su localidad natal de Hammamet, a donde se había dirigido para someterse a diversas pruebas y cuidados médicos debido a su delicado estado de salud. Antes de regresar a la capital, donde tiene su residencia, fue interceptado en la calle por tres individuos, que le preguntaron si pertenecía a la asociación Shams. Al contestar afirmativamente, los tres agresores comenzaron a amenazarle y golpearle fuertemente en el estómago. La paliza continuó mientras le retenían para impedir que escapara, hasta que unos transeúntes intervinieron y fueron los agresores quienes finalmente se dieron a la fuga.

En junio de 2015, Belhedi ya sufrió una experiencia desagradable, cuando  fue entrevistado en un canal de televisión, donde le preguntaron sobre su labor en Shams. En aquel momento, la asociación estaba en primera línea de noticias por su admisión en el registro de ONG y su defensa de la derogación del artículo 230. Tras su intervención, Bouhdid recibió amenazas de muerte y fue objeto de graves acusaciones difamatorias por parte de los medios de comunicación y líderes religiosos.

En ninguna de las ocasiones ha presentado denuncia o ha acudido a un centro hospitalario, al conocer de primera mano el desprecio de los funcionarios públicos, incluido el personal sanitario, respecto a los ciudadanos LGTB. También ha tenido presente la reciente campaña policial contra los defensores LGTB, que le hace temer ser detenido, a pesar de ser la víctima, y sufrir así todo tipo de abusos y torturas.

Fuente Dosmanzanas

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El activista LGTB tunecino Ahmed Ben Amor logra salir del coma profundo y agradece las muestras de cariño recibidas

Viernes, 5 de agosto de 2016
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Ahmed-Ben-Amor-2-300x283El pasado 20 de julio  recogíamos la tristísima noticia del segundo intento de suicidio de Ahmed Ben Amor, un valiente activista LGTB tunecino de 22 años. Bouhdid Belhedi, portavoz de la asociación Shams de la que Ahmed es vicepresidente y cofundador, decía entonces que “solo un milagro puede salvarlo. No nos queda más que esperar”. Y el “milagro” se ha producido: el joven Ben Amor ha logrado recuperarse del grado 3 de consciencia de la escala de Glasgow (el menor de los posibles) y ha dado las gracias a todos los que se han preocupado por él y pedían noticias sobre su estado.

Después de aparecer en televisión defendiendo la despenalización de la homosexualidad en Túnez, Ahmed Ben Amor comenzó a ser víctima de agresiones y amenazas de muerte, de manera continuada y progresiva. Ben Amor exigió durante su intervención televisiva la derogación del artículo 230 del Código Penal tunecino, que castiga las relaciones homosexuales masculinas con penas de hasta 3 años de prisión. Sin embargo, su situación se volvió tan insoportable que se vio obligado a no salir de su domicilio sin estar acompañado.

Como consecuencia del lamentable acoso sufrido, Ahmed ingirió una gran cantidad de pastillas para tratar de suicidarse, por primera vez, el pasado 9 de julio. Dos días más tarde reconocía que “ya no podía sufrir esas sucias amenazas, el linchamiento y acompañamiento sistemáticos, la muerte es mucho mejor que la negación”.

Y lo volvió a intentar tras recuperarse, días más tarde. Pero, afortunadamente, la vida le ha brindado “una segunda oportunidad”, como él mismo ha confesado. Asimismo, ha querido dedicar “un pensamiento enérgico de amor para los que han pedido más noticias [sobre mí]”:

Fuente Dosmanzanas

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El joven activista tunecino Ahmed Ben Amor se encuentra en coma profundo tras un segundo intento de suicidio

Jueves, 21 de julio de 2016
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Ahmed-Ben-Amor-2-300x283Tristes noticias desde Túnez. El joven activista LGTB Ahmed Ben Amor, de 22 años, ha intentando suicidarse por segunda vez en pocos días, pero en esta ocasión su estado es gravísimo, encontrándose en un coma profundo del que los médicos dan pocas esperanzas de que se recupere. Ahmed, que fundó la asociación Shams cuando solo contaba 18 años, ha sacrificado valientemente lo mejor de su juventud en la defensa de los derechos de las personas LGTB tunecinas, abogando por la despenalización de la homosexualidad de manera pública y continuada, algo que sin duda le ha pasado factura.

Cuando sus amigos le creían recuperado del primer intento de suicidio, Ahmed Ben Amor lo ha intentado por segunda vez. Según Bouhdid Belhedi, portavoz de la asociación Shams de la que Ahmed es vicepresidente y cofundador, el pasado 16 de julio “estábamos con él en su casa desde el primer intento de suicidio. Nos preguntó si podíamos dejarlo solo durante algún tiempo. Aprovechó entonces para tomarse todas las pastillas que los médicos le habían facilitado”. Cuando regresaron algo más de una hora más tarde, le encontraron aún consciente, aunque tardó poco en perder el conocimiento y caer en coma. Antes de hacerlo les dijo: “Solo quiero morir”.

Bouhdid cuenta que, según les han informado los médicos que le tratan, su nivel de consciencia se ha evaluado en el grado 3 dentro de la escala de Glasgow, el menor de los posibles. “Los médicos han perdido la esperanza… Estamos a la espera de qué puede ocurrir”, añade Bouhdid con hondo pesar, “es muy triste. Solo un milagro puede salvarlo. No nos queda más que esperar”.

Ahmed intentó suicidarse por primera vez el pasado 9 de julio. En aquella ocasión logró recuperarse tras ingresar en el hospital, aunque sus primeras palabras tras hacerlo delataban su profundo sufrimiento. Así escribía el 11 de julio en su cuenta de Facebook: “Siento haber dejado todo atrás para dirigirme hacia la única verdad… no podía pasarlo por alto, ya no podía sufrir esas sucias amenazas, el linchamiento y acompañamiento sistemáticos, la muerte es mucho mejor que la negación…”.

Tan solo un día antes del segundo intento de suicidio, volvía a escribir para agradecer los cientos de muestras de apoyo y cariño recibidas personalmente y a través de la redes sociales, desde todas las partes del mundo: “Estoy conmovido, positivamente sorprendido, desbordado y halagado. No encuentro palabras para agradecértelo, me vuelven a dar ganas de atarme a la vida… gracias… muchas gracias”. Tristemente, las fuerzas y las ganas no han parecido ser suficientes para mitigar su profundo dolor.

Yadh Krendel, presidente y cofundador de Shams, no dudaba entonces en culpar a la presión homófoba del primer intento de suicidio: “Las amenazas y la presión cotidianas que sufría Ahmed son, de hecho, la causa de esta desesperada y desafortunada tentativa. Todos los miembros de nuestra organización que permanecen en Túnez, y los demás activistas LGTB, se enfrentan a las mismas presiones con la mirada cómplice del Estado tunecino. Es preciso que este último se involucre en la protección de nuestras minorías”.

Y es que Ahmed había intervenido el pasado mes de abril en el programa de debates Klem Ennes defendiendo la derogación del artículo 230 del Código Penal de Túnez, que castiga las relaciones homosexuales masculinas con penas de hasta 3 años de prisión. Tras su emisión, los ataques verbales y las amenazas de muerte llegaron por centenares, de manera continuada y progresiva, haciendo su situación tan insoportable que se vio obligado a no salir nunca de su domicilio sin estar acompañado. En una ocasión, encontró una inscripción escrita con sangre enfrente de su casa y de su coche averiado. Habían rajado los neumáticos con un cuchillo y habían escrito: “La próxima vez, el cuchillo estará en su cabeza”.

Tras el primer intento de suicidio, desde Shams emitieron una nota de prensa titulada “Túnez, ¿qué estás haciendo con tu juventud?”, en la que denunciaban la ferocidad de la homofobia en la sociedad tunecina y la inacción cómplice del Gobierno, de la que Ahmed es una triste víctima: “Ha llegado el momento de un análisis sereno. Ahmed no es más que el síntoma de una juventud sacrificada en Túnez. ¿Cómo un joven tan brillante ha podido ser excluido de todos los ámbitos de su vida? Empezando por su familia, su instituto, sus amigos… ¿Con el único pretexto de que decidió decir que era gay?”. También denunciaban el “increíble doble juego de las autoridades tunecinas, que enarbolan la belleza de la naciente democracia en el extranjero y amenazan, acosan y violan los derechos humanos más básicos en su propio suelo”.

Amenazas y agresiones a los activistas LGTB

Lamentablemente, como denuncia Shams, las agresiones y amenazas contra los activistas LGTB son continuadas. El propio Ahmed Ben Amor, incluso antes de la intervención televisiva, recibía amenazas de muerte diarias. Ha sido golpeado y maltratado por extraños en la calle, le han acosado y atacado violentamente de manera gratuita. Pero lo peor es que, cuando ha intentado interponer alguna demanda por esos hechos, lo único que ha recibido por parte de los policías han sido insultos.

El también vicepresidente de la asociación, Hedi Shaly, se ha visto obligado a exiliarse tras recibir a su vez continuadas y serias amenazas de muerte, viviendo ahora como refugiado en Bélgica. Así describía la dureza de la vida que abandonaba: “En la facultad, las proclamas abiertamente homófobas asumidas por la Unión General Tunecina de Estudiantes, un sindicato estudiantil de tendencia islamista, resuenan contra los estudiantes y militantes LGTB. Acosan a mi padre para que me obligue a dejar de defender a los “maricones”, como nos llaman ellos. Mi hermano, que también está en la universidad, ya no quiere ir a estudiar porque los otros alumnos se burlan de él. Me engañaron haciéndome creer que ahora éramos libres, que vivimos en una democracia, que ya no había lugar para el miedo. Incluso los partidos políticos y las asociaciones que se dicen progresistas nos han fallado. Las prácticas policiales agresivas continúan contra nosotros con total impunidad. La libertad en Túnez es una quimera”.

Hace unos meses, Bouhdid Belhedi, responsable de comunicación de Shams, fue agredido brutalmente por tres desconocidos debido a su activismo, cuando paseaba por la calle de su ciudad natal. Belhedi ya había tenido una experiencia desagradable en el mes de junio de 2015, cuando  fue entrevistado en un canal de televisión y defendió la despenalización de la homosexualidad. Tras su intervención, Bouhdid recibió amenazas de muerte y fue objeto de graves acusaciones difamatorias por parte de los medios de comunicación y líderes religiosos.

Precisamente unos días antes de la agresión a Bouhdid Belheli, Ahmed Ben Amor denunciaba el incremento de la agresividad verbal y física contra las personas LGTB tunecinas con el siguiente comunicado:

Túnez está experimentando una gran campaña anti-LGBT, lanzada por un artista tunecino desde un canal de televisión en horario estelar. Este artista lanzó su discurso de odio contra los homosexuales de Túnez, haciendo un llamamiento para su exclusión absoluta.

Después de su emisión, un segundo artista participó en otro programa de debates del mismo canal de televisión, apoyando al primer artista y despreciando a los homosexuales tunecinos. Desde entonces, varios individuos anónimos han tomado la iniciativa de esa campaña en las redes sociales, haciendo un claro llamamiento a la gente para que “se queme o se corte el cuello a todos los homosexuales de Túnez”, a semejanza de los vídeos del Estado Islámico.

La tendencia ha crecido tanto que hay comercios que han puesto carteles que indican: “No se permiten homosexuales en esta tienda”. En Kaiurán, una ciudad situada en la región central, considerada el bastión del salafismo [movimiento islamista conservador], los taxis muestran en la ventana trasera un aviso que indica: “Prohibido para los homosexuales.”

Los actos violentos han llegado al punto de que un joven universitario fue agredido físicamente por transeúntes debido a su apariencia, que al parecer le hacía sospechoso de ser homosexual.

Hasta el momento, las autoridades gubernamentales han permanecido en silencio. Han mostrado muy poco interés en la adopción de medidas para disuadir de la violencia y frenar esta cascada de agresiones y discriminación contra los homosexuales tunecinos.

Por otra parte, el gobierno parece cómplice, porque no está dispuesto a derogar el artículo 230 del Código Penal, que encarcela a los hombres sospechosos de homosexualidad, con un examen rectal como prueba suficiente de culpabilidad.

En esta situación caótica, Shams expresa su extrema preocupación por el aumento dramático de los discursos de odio y la estigmatización de las personas LGBT de Túnez. La asociación denuncia que algunos políticos se sienten tentados de obtener poder mediante la manipulación de esta situación, ya sea con su complicidad silenciosa o, incluso, con un no expresado apoyo a la violencia.

La asociación Shams exige el cese inmediato de esta campaña de difamación y un proceso judicial contra las personas que alientan estos llamamientos a la violencia.

Esta violencia es una preocupación directa y cotidiana de cientos de homosexuales tunecinos, que se convierten en víctimas de los efectos de los discursos y actos violentos, mientras sufren la indiferencia general, en especial de los funcionarios de Túnez y de los miembros de su Parlamento.

Ahmed Ben Amor, vicepresidente de Shams

Fuente Dosmanzanas

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El activista LGTB tunecino Ahmed Ben Amor intenta suicidarse al no soportar más las agresiones y amenazas de muerte que recibe por su lucha

Miércoles, 13 de julio de 2016
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Ahmed-Ben-Amor-2-300x283El activista tunecino Ahmed Ben Amor, vicepresidente y fundador de la organización LGTB Shams, intentó suicidarse el pasado sábado 9 de julio, tras las amenazas y ataques sufridos por una intervención televisa en la que defendió la despenalización de la homosexualidad en Túnez. Afortunadamente, ha logrado sobrevivir, aunque aún se encuentra hospitalizado en observación. Las agresiones contra los valientes activistas LGTB tunecinos, en incremento en los últimos tiempos, son tan continuadas y violentas que algunos incluso se han visto obligados a exiliarse.

Desde Shams informaban el pasado fin de semana de que habían encontrado a Ahmed Ben Amor “en estado comatoso” en su domicilio. El vicepresidente de la organización, de 20 años de edad, había intentado suicidarse ingiriendo “una enorme cantidad de medicamentos”. Conducido a un centro hospitalario privado, el domingo se encontraba ya fuera de peligro.

Ahmed había intervenido el pasado mes de abril en el programa de debates Klem Ennes defendiendo la derogación del artículo 230 del Código Penal de Túnez, que castiga las relaciones homosexuales masculinas con penas de hasta 3 años de prisión. Tras su emisión, los ataques verbales y las amenazas de muerte llegaron por centenares, de manera continuada y progresiva, haciendo su situación tan insoportable que se vio obligado a no salir nunca de su domicilio sin estar acompañado.

Según Yadh Krendel, presidente y cofundador de Shams, “las amenazas y la presión cotidianas que sufría Ahmed son, de hecho, la causa de esta desesperada y desafortunada tentativa. Todos los miembros de nuestra organización que permanecen en Túnez, y los demás activistas LGTB, se enfrentan a las mismas presiones con la mirada cómplice del Estado tunecino. Es preciso que este último se involucre en la protección de nuestras minorías”.

En el mismo sentido se ha expresado el propio Ahmed Ben Amor, que este lunes ha publicado el siguiente mensaje en su cuenta de Facebook: “Siento haber dejado todo atrás para dirigirme hacia la única verdad… no podía pasarlo por alto, ya no podía sufrir esas sucias amenazas, el linchamiento y acompañamiento sistemáticos, la muerte es mucho mejor que la negación…”.

Desde Twitter se creó el hashtag #WeLoveYouAhmed, que ha sido utilizado a través de todo el mundo por los usuarios de la red social para expresar su afecto y apoyo a Ahmed Ben Amor, así como para respaldar el trabajo de Shams y las demás asociaciones que luchan por la igualdad de derechos de las personas LGTB en Túnez.

Sin embargo, desde Shams también se han visto obligados a expresar su “amargura y rabia” por los lamentables e insidiosos comentarios, preñados de la homofobia más descarnada, que los intolerantes han publicado desde que se supo la noticia del intento de suicidio. También denuncian el “increíble doble juego de las autoridades tunecinas, que enarbolan la belleza de la naciente democracia en el extranjero y amenazan, acosan y violan los derechos humanos más básicos en su propio suelo”.

Como buena noticia, Conor Michael, uno de los mejores amigos de Ahmed, ha comentado que sus padres han acudido a visitarle desde su localidad de Mahdia, y que “ahora aceptan el hecho de que su hijo es gay”. Cuando Ahmed salió del armario, la reacción de sus padres fue echarle de su casa.

Amenazas y agresiones a los activistas LGTB

Lamentablemente, como denuncia Shams, las agresiones y amenazas contra los activistas LGTB son continuadas. El propio Ahmed Ben Amor, incluso antes de la intervención televisiva, recibía amenazas de muerte diarias. Ha sido golpeado y maltratado por extraños en la calle, le han acosado y atacado violentamente de manera gratuita. Pero lo peor es que, cuando ha intentado interponer alguna demanda por esos hechos, lo único que ha recibido por parte de los policías han sido insultos.

El también vicepresidente de la asociación, Hedi Shaly, se ha visto obligado a exiliarse tras recibir a su vez continuadas y serias amenazas de muerte, viviendo ahora como refugiado en Bélgica. Así describía la dureza de la vida que abandonaba: “En la facultad, las proclamas abiertamente homófobas asumidas por la Unión General Tunecina de Estudiantes, un sindicato estudiantil de tendencia islamista, resuenan contra los estudiantes y militantes LGTB. Acosan a mi padre para que me obligue a dejar de defender a los “maricones”, como nos llaman ellos. Mi hermano, que también está en la universidad, ya no quiere ir a estudiar porque los otros alumnos se burlan de él. Me engañaron haciéndome creer que ahora éramos libres, que vivimos en una democracia, que ya no había lugar para el miedo. Incluso los partidos políticos y las asociaciones que se dicen progresistas nos han fallado. Las prácticas policiales agresivas continúan contra nosotros con total impunidad. La libertad en Túnez es una quimera”.

Hace unos meses, Bouhdid Belhedi, responsable de comunicación de Shams, fue agredido brutalmente por tres desconocidos debido a su activismo, cuando paseaba por la calle de su ciudad natal. Belhedi ya había tenido una experiencia desagradable en el mes de junio de 2015, cuando  fue entrevistado en un canal de televisión y defendió la despenalización de la homosexualidad. Tras su intervención, Bouhdid recibió amenazas de muerte y fue objeto de graves acusaciones difamatorias por parte de los medios de comunicación y líderes religiosos.

Precisamente unos días antes de la agresión a Bouhdid Belheli, Ahmed Ben Amor denunciaba el incremento de la agresividad verbal y física contra las personas LGTB tunecinas con el siguiente comunicado:

Túnez está experimentando una gran campaña anti-LGBT, lanzada por un artista tunecino desde un canal de televisión en horario estelar. Este artista lanzó su discurso de odio contra los homosexuales de Túnez, haciendo un llamamiento para su exclusión absoluta.

Después de su emisión, un segundo artista participó en otro programa de debates del mismo canal de televisión, apoyando al primer artista y despreciando a los homosexuales tunecinos. Desde entonces, varios individuos anónimos han tomado la iniciativa de esa campaña en las redes sociales, haciendo un claro llamamiento a la gente para que “se queme o se corte el cuello a todos los homosexuales de Túnez”, a semejanza de los vídeos del Estado Islámico.

La tendencia ha crecido tanto que hay comercios que han puesto carteles que indican: “No se permiten homosexuales en esta tienda”. En Kaiurán, una ciudad situada en la región central, considerada el bastión del salafismo [movimiento islamista conservador], los taxis muestran en la ventana trasera un aviso que indica: “Prohibido para los homosexuales.”

Los actos violentos han llegado al punto de que un joven universitario fue agredido físicamente por transeúntes debido a su apariencia, que al parecer le hacía sospechoso de ser homosexual.

Hasta el momento, las autoridades gubernamentales han permanecido en silencio. Han mostrado muy poco interés en la adopción de medidas para disuadir de la violencia y frenar esta cascada de agresiones y discriminación contra los homosexuales tunecinos.

Por otra parte, el gobierno parece cómplice, porque no está dispuesto a derogar el artículo 230 del Código Penal, que encarcela a los hombres sospechosos de homosexualidad, con un examen rectal como prueba suficiente de culpabilidad.

En esta situación caótica, Shams expresa su extrema preocupación por el aumento dramático de los discursos de odio y la estigmatización de las personas LGBT de Túnez. La asociación denuncia que algunos políticos se sienten tentados de obtener poder mediante la manipulación de esta situación, ya sea con su complicidad silenciosa o, incluso, con un no expresado apoyo a la violencia.

La asociación Shams exige el cese inmediato de esta campaña de difamación y un proceso judicial contra las personas que alientan estos llamamientos a la violencia.

Esta violencia es una preocupación directa y cotidiana de cientos de homosexuales tunecinos, que se convierten en víctimas de los efectos de los discursos y actos violentos, mientras sufren la indiferencia general, en especial de los funcionarios de Túnez y de los miembros de su Parlamento.

Ahmed Ben Amor, vicepresidente de Shams

Fuente Dosmanzanas

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Agredido un activista de Túnez por su pertenencia a la asociación LGTB Shams, en un ambiente de creciente hostilidad social y mediática

Lunes, 2 de mayo de 2016
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Bouhdid-Belhedi-300x218Bouhdid Belhedi, responsable de comunicación de la asociación de defensa de los derechos LGTB de Túnez Shams, ha sido agredido brutalmente por tres desconocidos debido a su activismo. El temor a las represalias, tanto sociales como de los mismos miembros de la Policía, determinó a Bouhdid a rechazar el interponer una denuncia. Shams había denunciado días atrás el crecimiento de los discursos públicos de odio en los medios de comunicación y redes sociales de Túnez, ante la inoperancia, cuando no connivencia, de las autoridades, cuya consecuencia es el incremento de la violencia contra los ciudadanos LGTB tunecinos.

El pasado viernes 27 de abril, Bouhdid Belhedi se encontraba en su localidad natal de Hammamet, a donde se había dirigido para someterse a diversas pruebas y cuidados médicos debido a su delicado estado de salud. Antes de regresar a la capital, donde tiene su residencia, fue interceptado en la calle por tres individuos, que le preguntaron si pertenecía a la asociación Shams. Al contestar afirmativamente, los tres agresores comenzaron a amenazarle y golpearle fuertemente en el estómago. La paliza continuó mientras le retenían para impedir que escapara, hasta que unos transeúntes intervinieron y fueron los agresores quienes finalmente se dieron a la fuga.

Se da el caso de que Shams ha obtenido un reciente éxito ante los tribunales, al conservar su estatus como ONG en contra de la decisión del gobierno. A ello se suma la reciente sentencia desestimatoria de los cargos contra unos ciudadanos acusados de mantener relaciones homosexuales, que criticaba fuertemente la actuación de los miembros de la Policía. A su vez, se han difundido internacionalmente las denuncias por las torturas a que son sometidos por funcionarios y presos los detenidos por homosexualidad. Todo ello ha ocasionado que el colectivo LGTB esté presente en los medios de comunicación, y que la actitud tanto de los ciudadanos más intolerantes como de los miembros de la Policía sea fuertemente agresiva.

Así, conociendo de primera mano el desprecio de los funcionarios públicos respecto a los ciudadanos LGTB, Bouhdid evitó acudir al hospital, donde le hubieran facilitado el informe médico de lesiones imprescindible para interponer una demanda. También tenía presente la reciente campaña policial contra los defensores LGTB, lo que le hizo temer ser detenido, a pesar de ser la víctima, y sufrir así todo tipo de abusos y torturas. Por lo tanto, tomó la determinación de no presentar denuncia alguna.

Además, ya había tenido una experiencia desagradable en el mes de junio de 2015, cuando  fue entrevistado en un canal de televisión, donde le preguntaron sobre su labor en Shams. En aquel momento, la asociación estaba en primera línea de noticias por su admisión en el registro de ONG y su defensa de la derogación del artículo 230 del Código Penal de Túnez, que castiga las relaciones homosexuales con penas de hasta tres años de prisión. Tras su intervención, Bouhdid recibió amenazas de muerte y fue objeto de graves acusaciones difamatorias por parte de los medios de comunicación y líderes religiosos.

Shams denuncia el incremento de la hostilidad contra los ciudadanos LGTB

Logo-de-Shams-TunezPrecisamente unos días antes de la agresión, desde Shams se había denunciado el incremento de la agresividad verbal y física contra las personas LGTB tunecinas con el siguiente comunicado:

Túnez está experimentando una gran campaña anti-LGBT, lanzada por un artista tunecino desde un canal de televisión en horario estelar. Este artista lanzó su discurso de odio contra los homosexuales de Túnez, haciendo un llamamiento para su exclusión absoluta.

Después de su emisión, un segundo artista participó en otro programa de debates del mismo canal de televisión, apoyando al primer artista y despreciando a los homosexuales tunecinos. Desde entonces, varios individuos anónimos han tomado la iniciativa de esa campaña en las redes sociales, haciendo un claro llamamiento a la gente para que “se queme o se corte el cuello a todos los homosexuales de Túnez”, a semejanza de los vídeos del Estado Islámico.

La tendencia ha crecido tanto que hay comercios que han puesto carteles que indican: “No se permiten homosexuales en esta tienda”. En Kaiurán, una ciudad situada en la región central, considerada el bastión del salafismo [movimiento islamista conservador], los taxis muestran en la ventana trasera un aviso que indica: “Prohibido para los homosexuales.”

Los actos violentos han llegado al punto de que un joven universitario fue agredido físicamente por transeúntes debido a su apariencia, que al parecer le hacía sospechoso de ser homosexual.

Hasta el momento, las autoridades gubernamentales han permanecido en silencio. Han mostrado muy poco interés en la adopción de medidas para disuadir de la violencia y frenar esta cascada de agresiones y discriminación contra los homosexuales tunecinos.

Por otra parte, el gobierno parece cómplice, porque no está dispuesto a derogar el artículo 230 del Código Penal, que encarcela a los hombres sospechosos de homosexualidad, con un examen rectal como prueba suficiente de culpabilidad.

En esta situación caótica, Shams expresa su extrema preocupación por el aumento dramático de los discursos de odio y la estigmatización de las personas LGBT de Túnez. La asociación denuncia que algunos políticos se sienten tentados de obtener poder mediante la manipulación de esta situación, ya sea con su complicidad silenciosa o, incluso, con un no expresado apoyo a la violencia.

La asociación Shams exige el cese inmediato de esta campaña de difamación y un proceso judicial contra las personas que alientan estos llamamientos a la violencia.

Esta violencia es una preocupación directa y cotidiana de cientos de homosexuales tunecinos, que se convierten en víctimas de los efectos de los discursos y actos violentos, mientras sufren la indiferencia general, en especial de los funcionarios de Túnez y de los miembros de su Parlamento.

Ahmed Ben Amor, vicepresidente de Shams.

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