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El presidente de uno de los partidos que gobiernan Túnez define la homosexualidad como «un fenómeno natural» que no debe ser perseguido

Miércoles, 4 de abril de 2018
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g1Rached Ghannouchi, líder del partido tunecino Ennahdha —que forma parte de la coalición de gobierno actual—, ha declarado en una entrevista que «la homosexualidad es un fenómeno natural y no hay que interferir en los deseos y comportamientos de la gente». Si bien no es la primera vez que Ghannouchi aboga por la despenalización de la homosexualidad en Túnez, si es la primera ocasión en que utiliza términos como «natural» para definir algo que el Código Penal tunecino castiga con hasta tres años de prisión. Mounir Baâtour, presidente de la asociación LGTB Shams, se congratula por las declaraciones del líder islamista, pero insta a Ghannouchi a que no se quede en las meras palabras y tome las medidas políticas oportunas para que su partido presente ante el Parlamento una propuesta definitiva de despenalización de la homosexualidad.

La revista Jeune Afrique ha publicado en su último número una entrevista con Rached Ghannouchi, presidente del partido islamista Ennahdha (o Partido del Renacimiento), que actualmente forma parte de la colación de gobierno que rige en Túnez. A lo largo de la entrevista, Ghannouchi fue interpelado por su opinión respecto a la penalización de la homosexualidad. El líder islamista respondió que, según su criterio, «la homosexualidad es un fenómeno natural y no hay que interferir en los deseos y comportamientos de la gente», puesto que «todos somos libres y no tenemos que preocuparnos por lo que sucede en las casas». También agregó que no se debe intervenir en las elecciones individuales, ya que «cada cual es libre de vivir la vida que desee siempre y cuando no perjudique a nadie».

No es la primera vez que Ghannouchi se posiciona en contra de la penalización de la homosexualidad, pues anteriormente ya había declarado que la ley no debe perseguir los actos pertenecientes a la vida privada, ya que únicamente se debe dar cuenta de esos hechos ante la divinidad de su confesión religiosa. Sin embargo, sí se trata de la primera ocasión en que define la homosexualidad como algo «natural», circunstancia que no ha pasado desapercibida para los activistas LGTB tunecinos.

mounir-baatour-tunez-300x155En declaraciones a la agencia EFE, Mounir Baâtour, abogado y presidente de la asociación Shams, estimaba que «el hecho de haber utilizado la palabra ‘natural’ es muy importante para nosotros, es un paso más en la defensa de los homosexuales, mostrar que no es algo abominable, una perversión o una enfermedad». Sin embargo, también reclamaba al presidente del partido gubernamental que no se quedara en meras declaraciones: «Si mañana se presenta una proposición de ley para despenalizar la homosexualidad, queremos que Ennahda, con sus 69 diputados, respeten su palabra. Si su presidente dice que es algo ‘natural’, entonces ¿cómo se puede prohibir algo que es natural? No nos importan los discursos políticos sino los hechos: cada día los homosexuales acaban en prisión. Apoyamos a cualquier político que respalde los derechos de los homosexuales al margen de su pertenencia política».

En un reciente reportaje, Baâtour describía perfectamente lo que supone en realidad la penalización de la homosexualidad:

El artículo 230 del Código Penal no condena a los homosexuales a tres años de prisión, los condena a cadena perpetua. Porque si alguien es homosexual y va a la cárcel durante tres años, cuando sale, ¿acaso se ha convertido en heterosexual? Seguirá siendo homosexual. Volverá a la cárcel otros tres años, y así continuamente durante toda su vida.

Legalizado tras la llamada «Revolución tunecina», Ennahda ha formado parte de los gobiernos de Túnez desde las elecciones de 2011, es las que se promovió como un partido islámico de corte democrático. Rached Ghannouchi, su presidente y cofundador, sufrió prisión y exilio durante el régimen de Ben Ali, presentándose a su regreso como partidario del respeto al orden constitucional y haciendo gala de moderación en asuntos como la obligatoriedad del velo para las mujeres.

No obstante, para la población LGTB de Túnez las esperanzas de aperturismo social y político depositadas en aquellas fechas pronto se vieron defraudadas. El artículo 230 del Código Penal tunecino sigue castigando la homosexualidad con penas de hasta tres años de prisión, las detenciones y condenas de hombres homosexuales y bisexuales son continuas (tan solo en el pasado 2017 se produjeron 71 condenas por homosexualidad). Las declaraciones públicas de representantes del Gobierno difieren por completo de las realizadas por Rached Ghannouchi. El ministro de Derechos Humanos, Samir Dilou, afirmaba en su día que «la homosexualidad es una perversión que necesita tratamiento»; Mehdi Ben Gharbia, ministro encargado de las relaciones institucionales, rechazaba despenalizar las relaciones homosexuales ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU; el diputado Abedlatif el Maki ligaba la homosexualidad con prácticas como el consumo de drogas o la violencia conyugal cuando defendía la disolución de Shams.

Hedi-Sahly-Activista-LGTB-de-Tunez1Además, la presión social y de los líderes religiosos es feroz, hasta el punto de que muchos de los activistas LGTB han tenido que partir hacia el exilio debido a las amenazas de muerte recibidas. Así describía uno de ellos, Hedi Shaly, la actual situación de persecución y profunda desilusión:

En la facultad, las proclamas abiertamente homófobas asumidas por la Unión General Tunecina de Estudiantes, un sindicato estudiantil de tendencia islamista, resuenan contra los estudiantes y militantes LGTB. Acosan a mi padre para que me obligue a dejar de defender a los «maricones», como nos llaman ellos. Mi hermano, que también está en la universidad, ya no quiere ir a estudiar porque los otros alumnos se burlan de él.

Me engañaron haciéndome creer que ahora éramos libres, que vivimos en una democracia, que ya no había lugar para el miedo. Incluso los partidos políticos y las asociaciones que se dicen progresistas nos han fallado. Las prácticas policiales agresivas continúan contra nosotros con total impunidad. La libertad en Túnez es una quimera.

Fuente Dosmanzanas

General, Homofobia/ Transfobia., Islam , , , , , , , , ,

El joven activista tunecino Ahmed Ben Amor se encuentra en coma profundo tras un segundo intento de suicidio

Jueves, 21 de julio de 2016
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Ahmed-Ben-Amor-2-300x283Tristes noticias desde Túnez. El joven activista LGTB Ahmed Ben Amor, de 22 años, ha intentando suicidarse por segunda vez en pocos días, pero en esta ocasión su estado es gravísimo, encontrándose en un coma profundo del que los médicos dan pocas esperanzas de que se recupere. Ahmed, que fundó la asociación Shams cuando solo contaba 18 años, ha sacrificado valientemente lo mejor de su juventud en la defensa de los derechos de las personas LGTB tunecinas, abogando por la despenalización de la homosexualidad de manera pública y continuada, algo que sin duda le ha pasado factura.

Cuando sus amigos le creían recuperado del primer intento de suicidio, Ahmed Ben Amor lo ha intentado por segunda vez. Según Bouhdid Belhedi, portavoz de la asociación Shams de la que Ahmed es vicepresidente y cofundador, el pasado 16 de julio “estábamos con él en su casa desde el primer intento de suicidio. Nos preguntó si podíamos dejarlo solo durante algún tiempo. Aprovechó entonces para tomarse todas las pastillas que los médicos le habían facilitado”. Cuando regresaron algo más de una hora más tarde, le encontraron aún consciente, aunque tardó poco en perder el conocimiento y caer en coma. Antes de hacerlo les dijo: “Solo quiero morir”.

Bouhdid cuenta que, según les han informado los médicos que le tratan, su nivel de consciencia se ha evaluado en el grado 3 dentro de la escala de Glasgow, el menor de los posibles. “Los médicos han perdido la esperanza… Estamos a la espera de qué puede ocurrir”, añade Bouhdid con hondo pesar, “es muy triste. Solo un milagro puede salvarlo. No nos queda más que esperar”.

Ahmed intentó suicidarse por primera vez el pasado 9 de julio. En aquella ocasión logró recuperarse tras ingresar en el hospital, aunque sus primeras palabras tras hacerlo delataban su profundo sufrimiento. Así escribía el 11 de julio en su cuenta de Facebook: “Siento haber dejado todo atrás para dirigirme hacia la única verdad… no podía pasarlo por alto, ya no podía sufrir esas sucias amenazas, el linchamiento y acompañamiento sistemáticos, la muerte es mucho mejor que la negación…”.

Tan solo un día antes del segundo intento de suicidio, volvía a escribir para agradecer los cientos de muestras de apoyo y cariño recibidas personalmente y a través de la redes sociales, desde todas las partes del mundo: “Estoy conmovido, positivamente sorprendido, desbordado y halagado. No encuentro palabras para agradecértelo, me vuelven a dar ganas de atarme a la vida… gracias… muchas gracias”. Tristemente, las fuerzas y las ganas no han parecido ser suficientes para mitigar su profundo dolor.

Yadh Krendel, presidente y cofundador de Shams, no dudaba entonces en culpar a la presión homófoba del primer intento de suicidio: “Las amenazas y la presión cotidianas que sufría Ahmed son, de hecho, la causa de esta desesperada y desafortunada tentativa. Todos los miembros de nuestra organización que permanecen en Túnez, y los demás activistas LGTB, se enfrentan a las mismas presiones con la mirada cómplice del Estado tunecino. Es preciso que este último se involucre en la protección de nuestras minorías”.

Y es que Ahmed había intervenido el pasado mes de abril en el programa de debates Klem Ennes defendiendo la derogación del artículo 230 del Código Penal de Túnez, que castiga las relaciones homosexuales masculinas con penas de hasta 3 años de prisión. Tras su emisión, los ataques verbales y las amenazas de muerte llegaron por centenares, de manera continuada y progresiva, haciendo su situación tan insoportable que se vio obligado a no salir nunca de su domicilio sin estar acompañado. En una ocasión, encontró una inscripción escrita con sangre enfrente de su casa y de su coche averiado. Habían rajado los neumáticos con un cuchillo y habían escrito: “La próxima vez, el cuchillo estará en su cabeza”.

Tras el primer intento de suicidio, desde Shams emitieron una nota de prensa titulada “Túnez, ¿qué estás haciendo con tu juventud?”, en la que denunciaban la ferocidad de la homofobia en la sociedad tunecina y la inacción cómplice del Gobierno, de la que Ahmed es una triste víctima: “Ha llegado el momento de un análisis sereno. Ahmed no es más que el síntoma de una juventud sacrificada en Túnez. ¿Cómo un joven tan brillante ha podido ser excluido de todos los ámbitos de su vida? Empezando por su familia, su instituto, sus amigos… ¿Con el único pretexto de que decidió decir que era gay?”. También denunciaban el “increíble doble juego de las autoridades tunecinas, que enarbolan la belleza de la naciente democracia en el extranjero y amenazan, acosan y violan los derechos humanos más básicos en su propio suelo”.

Amenazas y agresiones a los activistas LGTB

Lamentablemente, como denuncia Shams, las agresiones y amenazas contra los activistas LGTB son continuadas. El propio Ahmed Ben Amor, incluso antes de la intervención televisiva, recibía amenazas de muerte diarias. Ha sido golpeado y maltratado por extraños en la calle, le han acosado y atacado violentamente de manera gratuita. Pero lo peor es que, cuando ha intentado interponer alguna demanda por esos hechos, lo único que ha recibido por parte de los policías han sido insultos.

El también vicepresidente de la asociación, Hedi Shaly, se ha visto obligado a exiliarse tras recibir a su vez continuadas y serias amenazas de muerte, viviendo ahora como refugiado en Bélgica. Así describía la dureza de la vida que abandonaba: “En la facultad, las proclamas abiertamente homófobas asumidas por la Unión General Tunecina de Estudiantes, un sindicato estudiantil de tendencia islamista, resuenan contra los estudiantes y militantes LGTB. Acosan a mi padre para que me obligue a dejar de defender a los “maricones”, como nos llaman ellos. Mi hermano, que también está en la universidad, ya no quiere ir a estudiar porque los otros alumnos se burlan de él. Me engañaron haciéndome creer que ahora éramos libres, que vivimos en una democracia, que ya no había lugar para el miedo. Incluso los partidos políticos y las asociaciones que se dicen progresistas nos han fallado. Las prácticas policiales agresivas continúan contra nosotros con total impunidad. La libertad en Túnez es una quimera”.

Hace unos meses, Bouhdid Belhedi, responsable de comunicación de Shams, fue agredido brutalmente por tres desconocidos debido a su activismo, cuando paseaba por la calle de su ciudad natal. Belhedi ya había tenido una experiencia desagradable en el mes de junio de 2015, cuando  fue entrevistado en un canal de televisión y defendió la despenalización de la homosexualidad. Tras su intervención, Bouhdid recibió amenazas de muerte y fue objeto de graves acusaciones difamatorias por parte de los medios de comunicación y líderes religiosos.

Precisamente unos días antes de la agresión a Bouhdid Belheli, Ahmed Ben Amor denunciaba el incremento de la agresividad verbal y física contra las personas LGTB tunecinas con el siguiente comunicado:

Túnez está experimentando una gran campaña anti-LGBT, lanzada por un artista tunecino desde un canal de televisión en horario estelar. Este artista lanzó su discurso de odio contra los homosexuales de Túnez, haciendo un llamamiento para su exclusión absoluta.

Después de su emisión, un segundo artista participó en otro programa de debates del mismo canal de televisión, apoyando al primer artista y despreciando a los homosexuales tunecinos. Desde entonces, varios individuos anónimos han tomado la iniciativa de esa campaña en las redes sociales, haciendo un claro llamamiento a la gente para que “se queme o se corte el cuello a todos los homosexuales de Túnez”, a semejanza de los vídeos del Estado Islámico.

La tendencia ha crecido tanto que hay comercios que han puesto carteles que indican: “No se permiten homosexuales en esta tienda”. En Kaiurán, una ciudad situada en la región central, considerada el bastión del salafismo [movimiento islamista conservador], los taxis muestran en la ventana trasera un aviso que indica: “Prohibido para los homosexuales.”

Los actos violentos han llegado al punto de que un joven universitario fue agredido físicamente por transeúntes debido a su apariencia, que al parecer le hacía sospechoso de ser homosexual.

Hasta el momento, las autoridades gubernamentales han permanecido en silencio. Han mostrado muy poco interés en la adopción de medidas para disuadir de la violencia y frenar esta cascada de agresiones y discriminación contra los homosexuales tunecinos.

Por otra parte, el gobierno parece cómplice, porque no está dispuesto a derogar el artículo 230 del Código Penal, que encarcela a los hombres sospechosos de homosexualidad, con un examen rectal como prueba suficiente de culpabilidad.

En esta situación caótica, Shams expresa su extrema preocupación por el aumento dramático de los discursos de odio y la estigmatización de las personas LGBT de Túnez. La asociación denuncia que algunos políticos se sienten tentados de obtener poder mediante la manipulación de esta situación, ya sea con su complicidad silenciosa o, incluso, con un no expresado apoyo a la violencia.

La asociación Shams exige el cese inmediato de esta campaña de difamación y un proceso judicial contra las personas que alientan estos llamamientos a la violencia.

Esta violencia es una preocupación directa y cotidiana de cientos de homosexuales tunecinos, que se convierten en víctimas de los efectos de los discursos y actos violentos, mientras sufren la indiferencia general, en especial de los funcionarios de Túnez y de los miembros de su Parlamento.

Ahmed Ben Amor, vicepresidente de Shams

Fuente Dosmanzanas

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El activista LGTB tunecino Ahmed Ben Amor intenta suicidarse al no soportar más las agresiones y amenazas de muerte que recibe por su lucha

Miércoles, 13 de julio de 2016
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Ahmed-Ben-Amor-2-300x283El activista tunecino Ahmed Ben Amor, vicepresidente y fundador de la organización LGTB Shams, intentó suicidarse el pasado sábado 9 de julio, tras las amenazas y ataques sufridos por una intervención televisa en la que defendió la despenalización de la homosexualidad en Túnez. Afortunadamente, ha logrado sobrevivir, aunque aún se encuentra hospitalizado en observación. Las agresiones contra los valientes activistas LGTB tunecinos, en incremento en los últimos tiempos, son tan continuadas y violentas que algunos incluso se han visto obligados a exiliarse.

Desde Shams informaban el pasado fin de semana de que habían encontrado a Ahmed Ben Amor “en estado comatoso” en su domicilio. El vicepresidente de la organización, de 20 años de edad, había intentado suicidarse ingiriendo “una enorme cantidad de medicamentos”. Conducido a un centro hospitalario privado, el domingo se encontraba ya fuera de peligro.

Ahmed había intervenido el pasado mes de abril en el programa de debates Klem Ennes defendiendo la derogación del artículo 230 del Código Penal de Túnez, que castiga las relaciones homosexuales masculinas con penas de hasta 3 años de prisión. Tras su emisión, los ataques verbales y las amenazas de muerte llegaron por centenares, de manera continuada y progresiva, haciendo su situación tan insoportable que se vio obligado a no salir nunca de su domicilio sin estar acompañado.

Según Yadh Krendel, presidente y cofundador de Shams, “las amenazas y la presión cotidianas que sufría Ahmed son, de hecho, la causa de esta desesperada y desafortunada tentativa. Todos los miembros de nuestra organización que permanecen en Túnez, y los demás activistas LGTB, se enfrentan a las mismas presiones con la mirada cómplice del Estado tunecino. Es preciso que este último se involucre en la protección de nuestras minorías”.

En el mismo sentido se ha expresado el propio Ahmed Ben Amor, que este lunes ha publicado el siguiente mensaje en su cuenta de Facebook: “Siento haber dejado todo atrás para dirigirme hacia la única verdad… no podía pasarlo por alto, ya no podía sufrir esas sucias amenazas, el linchamiento y acompañamiento sistemáticos, la muerte es mucho mejor que la negación…”.

Desde Twitter se creó el hashtag #WeLoveYouAhmed, que ha sido utilizado a través de todo el mundo por los usuarios de la red social para expresar su afecto y apoyo a Ahmed Ben Amor, así como para respaldar el trabajo de Shams y las demás asociaciones que luchan por la igualdad de derechos de las personas LGTB en Túnez.

Sin embargo, desde Shams también se han visto obligados a expresar su “amargura y rabia” por los lamentables e insidiosos comentarios, preñados de la homofobia más descarnada, que los intolerantes han publicado desde que se supo la noticia del intento de suicidio. También denuncian el “increíble doble juego de las autoridades tunecinas, que enarbolan la belleza de la naciente democracia en el extranjero y amenazan, acosan y violan los derechos humanos más básicos en su propio suelo”.

Como buena noticia, Conor Michael, uno de los mejores amigos de Ahmed, ha comentado que sus padres han acudido a visitarle desde su localidad de Mahdia, y que “ahora aceptan el hecho de que su hijo es gay”. Cuando Ahmed salió del armario, la reacción de sus padres fue echarle de su casa.

Amenazas y agresiones a los activistas LGTB

Lamentablemente, como denuncia Shams, las agresiones y amenazas contra los activistas LGTB son continuadas. El propio Ahmed Ben Amor, incluso antes de la intervención televisiva, recibía amenazas de muerte diarias. Ha sido golpeado y maltratado por extraños en la calle, le han acosado y atacado violentamente de manera gratuita. Pero lo peor es que, cuando ha intentado interponer alguna demanda por esos hechos, lo único que ha recibido por parte de los policías han sido insultos.

El también vicepresidente de la asociación, Hedi Shaly, se ha visto obligado a exiliarse tras recibir a su vez continuadas y serias amenazas de muerte, viviendo ahora como refugiado en Bélgica. Así describía la dureza de la vida que abandonaba: “En la facultad, las proclamas abiertamente homófobas asumidas por la Unión General Tunecina de Estudiantes, un sindicato estudiantil de tendencia islamista, resuenan contra los estudiantes y militantes LGTB. Acosan a mi padre para que me obligue a dejar de defender a los “maricones”, como nos llaman ellos. Mi hermano, que también está en la universidad, ya no quiere ir a estudiar porque los otros alumnos se burlan de él. Me engañaron haciéndome creer que ahora éramos libres, que vivimos en una democracia, que ya no había lugar para el miedo. Incluso los partidos políticos y las asociaciones que se dicen progresistas nos han fallado. Las prácticas policiales agresivas continúan contra nosotros con total impunidad. La libertad en Túnez es una quimera”.

Hace unos meses, Bouhdid Belhedi, responsable de comunicación de Shams, fue agredido brutalmente por tres desconocidos debido a su activismo, cuando paseaba por la calle de su ciudad natal. Belhedi ya había tenido una experiencia desagradable en el mes de junio de 2015, cuando  fue entrevistado en un canal de televisión y defendió la despenalización de la homosexualidad. Tras su intervención, Bouhdid recibió amenazas de muerte y fue objeto de graves acusaciones difamatorias por parte de los medios de comunicación y líderes religiosos.

Precisamente unos días antes de la agresión a Bouhdid Belheli, Ahmed Ben Amor denunciaba el incremento de la agresividad verbal y física contra las personas LGTB tunecinas con el siguiente comunicado:

Túnez está experimentando una gran campaña anti-LGBT, lanzada por un artista tunecino desde un canal de televisión en horario estelar. Este artista lanzó su discurso de odio contra los homosexuales de Túnez, haciendo un llamamiento para su exclusión absoluta.

Después de su emisión, un segundo artista participó en otro programa de debates del mismo canal de televisión, apoyando al primer artista y despreciando a los homosexuales tunecinos. Desde entonces, varios individuos anónimos han tomado la iniciativa de esa campaña en las redes sociales, haciendo un claro llamamiento a la gente para que “se queme o se corte el cuello a todos los homosexuales de Túnez”, a semejanza de los vídeos del Estado Islámico.

La tendencia ha crecido tanto que hay comercios que han puesto carteles que indican: “No se permiten homosexuales en esta tienda”. En Kaiurán, una ciudad situada en la región central, considerada el bastión del salafismo [movimiento islamista conservador], los taxis muestran en la ventana trasera un aviso que indica: “Prohibido para los homosexuales.”

Los actos violentos han llegado al punto de que un joven universitario fue agredido físicamente por transeúntes debido a su apariencia, que al parecer le hacía sospechoso de ser homosexual.

Hasta el momento, las autoridades gubernamentales han permanecido en silencio. Han mostrado muy poco interés en la adopción de medidas para disuadir de la violencia y frenar esta cascada de agresiones y discriminación contra los homosexuales tunecinos.

Por otra parte, el gobierno parece cómplice, porque no está dispuesto a derogar el artículo 230 del Código Penal, que encarcela a los hombres sospechosos de homosexualidad, con un examen rectal como prueba suficiente de culpabilidad.

En esta situación caótica, Shams expresa su extrema preocupación por el aumento dramático de los discursos de odio y la estigmatización de las personas LGBT de Túnez. La asociación denuncia que algunos políticos se sienten tentados de obtener poder mediante la manipulación de esta situación, ya sea con su complicidad silenciosa o, incluso, con un no expresado apoyo a la violencia.

La asociación Shams exige el cese inmediato de esta campaña de difamación y un proceso judicial contra las personas que alientan estos llamamientos a la violencia.

Esta violencia es una preocupación directa y cotidiana de cientos de homosexuales tunecinos, que se convierten en víctimas de los efectos de los discursos y actos violentos, mientras sufren la indiferencia general, en especial de los funcionarios de Túnez y de los miembros de su Parlamento.

Ahmed Ben Amor, vicepresidente de Shams

Fuente Dosmanzanas

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El Tribunal de Primera Instancia de Túnez desestima los cargos contra ocho jóvenes acusados de practicar la homosexualidad

Martes, 12 de abril de 2016
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túnez-bandera-flagLa Sala de lo Penal del Tribunal de Primera Instancia de Túnez ha desestimado los cargos contra ocho hombres acusados por practicar la homosexualidad, por ausencia de pruebas. Se trata de la primera vez que un tribunal tunecino aplica esa medida, ya que siempre habían respaldado las versiones presentadas por la Policía. Se sospecha además que las detenciones estuvieron causadas por una venganza policial, pues tres de los ocho implicados pertenecen al grupo de seis jóvenes condenados el pasado mes de diciembre a tres años de prisión por mantener relaciones homosexuales, cuya pena fue rebajada a un mes por la Corte de Apelaciones, y que denunciaron las torturas y maltratos a que fueron sometidos.

Según notificaba el grupo de defensa de los derechos LGTB de Túnez Shams, el pasado 26 de marzo fueron detenidos nueve jóvenes, seis tunecinos y tres libaneses. Contra ocho de ellos la Policía presentó cargos por mantener relaciones homosexuales y por consumo de drogas. Se da la circunstancia de que tres de los seis jóvenes tunecinos ya habían sido detenidos y juzgados por practicar la homosexualidad el pasado año, siendo condenados a tres años de prisión, el máximo estipulado, por un tribunal de la localidad de Kaiurán.

En aquella ocasión, los acusados fueron sometidos a todo tipo de maltratos y torturas, tanto por parte de los miembros de las fuerzas policiales como por los funcionarios de prisiones y presos. Las torturas incluyeron los infames exámenes anales, que sirvieron como prueba para su condena. Los jóvenes quedaron en libertad provisional tras un mes de prisión, al presentar apelación contra su sentencia. La Corte de Apelaciones posteriormente redujo la condena al mes de prisión que ya habían cumplido, con lo que no tuvieron que volver a experimentar el maltrato y las continuadas vejaciones a que fueron sometidos.

Quizás debido a aquella experiencia, en esta ocasión los jóvenes fueron inmediatamente asesorados por el equipo jurídico de Shams, encabezado por Mounir Baatour. Según sus declaraciones, la Fiscalía trató de que el juicio se agilizase lo máximo posible, para que no tuviera lugar la repercusión mediática que habían despertado las detenciones anteriores motivadas por homosexualidad. Sin embargo, los defensores se negaron a que los detenidos fueran sometidos en esta ocasión a los exámenes anales, una práctica ilegal que viola la Convención contra la Tortura a la que se ha adherido Túnez.

Y esa negativa, al parecer, ha sido definitiva, pues “sin testimonios ni pruebas, el juez decidió exonerarlos de todos los cargos”, explica Baatour, por lo que no aplicó el artículo 230 del Código Penal de Túnez, que castiga las relaciones homosexuales con hasta tres años de prisión, en su sentencia dictada el 30 de marzo. Sin embargo, los jóvenes aún siguen acusados de haber consumido marihuana, por lo que siguen a disposición judicial.

Logo-de-Shams-TunezPero la desestimación de los cargos por homosexualidad ha causado satisfacción entre los activistas LGTB. Según declara el vicepresidente de Shams Hedi Shaly, actualmente solicitante de asilo en su exilio en Bélgica debido a las constantes amenazas de muerte que recibe en su país, “esta es la primera vez que ha sucedido algo así”, pues los jueces siempre habían validado con sus sentencias las versiones aportadas por la Policía. Shaly espera que “la Policía y el sistema de justicia cese en su persecución de la gente por razón de su orientación sexual”. Por su parte, Ahmed Ben Amor, otro de los vicepresidentes de Shams, no duda en atribuir la detención de los seis jóvenes al “comportamiento homófobo de los agentes de la ley” y a su “negativa a respetar las libertades individuales”.

Desde la página de Facebook de Shams, se dio a conocer la noticia con el siguiente comunicado:

Shams ha sido informada de que la Sala Penal número 8 del Tribunal de Primera Instancia de Túnez ha desestimado los cargos en el caso de los 8 jóvenes acusados de homosexualidad,  que fueron detenidos por agentes de la comisaría del departamento de Omrane Superior.

Shams se felicita por la desestimación, algo que ocurre por primera vez en un caso relacionado con la homosexualidad, y aplaude el valor de los jueces que han tomado esa decisión.

Shams recuerda que el principio mismo de continuar procesando a los ciudadanos en virtud del artículo 230 es condenable, porque es una invasión de la privacidad y de la integridad física, y es una violación de los convenios internacionales ratificados por Túnez y de su Constitución.

Shams solicita al Ministerio de Justicia que cambie su política penal y dé instrucciones al Ministerio Público para que cese la persecución de ciudadanos en virtud del artículo 230, que debe ser abolido.

Fuente Dosmanzanas

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Tribunal de Túnez permite a asociación LGTB reanudar sus actividades

Viernes, 26 de febrero de 2016
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n-ASSOCIATION-SHAMS-large570La vista de apelación contra la suspensión cautelar de las actividades de la asociación LGTB tunecina Shams ha resultado exitosa. El Tribunal de Primera Instancia ha fallado a su favor y ha dictado que la asociación puede continuar con su actividad como organización no gubernamental, pues sus estatutos se ajustan adecuadamente a la ley. De esta manera, Shams podrá continuar con su lucha por la derogación del artículo 230 del Código Penal de Túnez, que castiga las relaciones homosexuales con penas de hasta tres años de prisión.

La suspensión durante 30 días de la actividad de “Shams“, forzada por algunos miembros del Gobierno y del Parlamento, fue decretada el pasado 4 de enero por un tribunal de primera instancia tunecino.

 Las autoridades judiciales tunecinas han levantado la suspensión de actividades impuesta por el Gobierno a la organización de defensa de los derechos de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales (LGTB) “Shams“, pionera en el mundo árabe.
 .
El Gobierno tunecino interpuso una demanda contra Shams, en virtud del artículo 45 de la Ley 88/2011, que regula las Organizaciones No Gubernamentales, el cual permite al Ejecutivo solicitar la suspensión de actividades de una ONG si demuestra que infringe las disposiciones legales. Según la administración, los estatutos de Shams no recogen su principal actividad, que es la defensa de los derechos de las personas LGTB, lo cual violaría el artículo 3 de la citada Ley 88/2011, que establece que “las ONG deben respetar en sus estatutos, actividades y principios de financiación el Estado de Derecho, la democracia, el pluralismo, la transparencia, la igualdad y los derechos humanos, tal como se definen en los tratados internacionales ratificados por Túnez”.
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Para el Gobierno tunecino, además, defender la derogación del artículo 230 del Código Penal de Túnez, que criminaliza la homosexualidad, iría en contra del respeto al Estado de Derecho recogido en el citado artículo 3 de la Ley 88/2011. De conseguir sus propósitos el Gobierno tunecino, Shams se enfrentaría a su completa disolución. Al admitir la demanda, el Tribunal de Primera Instancia emitió una orden el pasado 4 de enero, por la que suspendía cautelarmente durante un período de 30 días las actividades de Shams, fijando para el pasado 18 de febrero la audiencia en la que la asociación podía presentar sus alegaciones.

Tras la vista, este 23 de febrero el Tribunal de Primera Instancia ha fallado a favor de Shams, y ha dictaminado que, al cumplir con todos los requerimientos legales, la asociación puede continuar con su actividad. El Tribunal ha valorado que en los estatutos de Shams se define su actividad como de defensa de los derechos de las minorías sexuales. Según Ahmed Ben Amor, vicepresidente y fundador de Shams, “es un término que engobla por esencia a los homosexuales, transexuales, etc.”.

En un breve texto publicado a través de su página en Facebook, la organización asegura haber ganado la batalla con el Gobierno y afirma que “Shams puede reanudar su actividad gracias a la decisión de los jueces“. Los responsables de Shams han comunicado desde su página de Facebook la victoria en los tribunales, con gran satisfacción, a lo que han añadido que “nos felicitamos por la independencia del poder judicial en Túnez y agradecemos a la sociedad civil que ha luchado a nuestro lado. Es una victoria para la consagración de la universalidad de los derechos humanos y para Túnez”.

El escritor y cineasta marroquí abiertamente gay Abdelá Taia, desde su exilio en Francia, otorgaba a la sentencia la mayor de las relevancias con las siguientes palabras:

Este es un día histórico. Por primera vez en la historia del mundo árabe, una asociación homosexual ha logrado que un tribunal reconozca su derecho a existir. Aprecio plenamente el significado de una victoria semejante, que, estoy convencido, ayudará a los militantes homosexuales árabes en la valiente y arriesgada lucha que mantienen a diario. No puedo evitar el hacer una conexión entre este avance y los obtenidos en los años 70 por el legendario activista gay estadounidense Harvey Milk. ¡Enhorabuena a Shams! Siempre contarán con mi admiración y aliento.

La suspensión de sus actividades se produjo después de que “Shams” denunciara el proceso abierto contra seis jóvenes de la ciudad de Kairauan, condenados a tres años de prisión tras ser hallados culpables de “prácticas homosexuales”, delito según la ley tunecina.

Los jóvenes fueron puestos en libertad provisional hasta que se celebre la vista de apelación, que tendrá lugar el próximo jueves.

El Gobierno recurrió al artículo 45 de la Ley 88/2011, que regula las Organizaciones No Gubernamentales y que permite al Ejecutivo solicitar la suspensión de actividades de una ONG si demuestra que infringe las disposiciones legales.

Según el Gobierno tunecino, los estatutos de Shams no recogen cual es su principal actividad, la defensa de los derechos de las personas LGTB.

El Gobierno tunecino se resiste a derogar el polémico artículo 230 del Código Penal, que criminaliza la homosexualidad y permite prácticas como los exámenes anales, como exige “Shams” y otras ONG y fuerzas de la sociedad civil tunecina.

Una referencia en la lucha por los derechos LGTB

Después de registrarse en mayo de 2015, Shams fue la primera asociación de defensa de los derechos LGTB de Túnez en lograr la legalidad, lo que la convirtió en una referencia en el norte de África y en los países de cultura árabe. Su destacada lucha en el caso del joven Marwen, condenado al 1 año de prisión por practicar la homosexualidad (condena luego reducida a dos meses), le otorgó cierta relevancia social que la puso en el punto de mira del Gobierno, cuyas amenazas se vieron cumplidas con la demanda interpuesta el pasado mes de enero.

Pero también ha causado que sus miembros se conviertan en víctimas de la implacable LGTBfobia social, por lo que algunos, como el vicepresidente de la asociación Hedi Shaly, se han visto obligados a exiliarse tras recibir continuadas y serias amenazas de muerte. Ahmed Ben Amor, a su vez vicepresidente y fundador de Shams, recibe también amenazas de muerte a diario y ha sido golpeado y maltratado por extraños en la calle, que le han acosado y atacado violentamente de manera gratuita. Pero lo peor es que, cuando ha intentado interponer alguna demanda por esos hechos, lo único que ha recibido por parte de los policías han sido insultos

Fuente Agencias/Cáscara amarga/Dosmanzanas

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Activistas LGBTI de Túnez protestan por el ingreso en prisión de seis jóvenes acusados de practicar sexo gay

Viernes, 18 de diciembre de 2015
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noticias_file_foto_1026469_1450090773Seis jóvenes tunecinos han sido condenados a tres años de prisión por mantener relaciones homosexuales. El juez ha dictado además el destierro de su lugar de residencia, la localidad de Kairuán, durante los cinco años posteriores al cumplimiento de la pena. La escalada homófoba en el país magrebí también ha causado el exilio de Hedi Sahly, uno de los vicepresidentes de la asociación LGTB Shams, puesta en el disparadero desde el propio Parlamento tunecino por uno de sus diputados, que la ha calificado de “peligrosa para la paz social”, y desde el mismo Gobierno del país, que ha solicitado a las autoridades judiciales su disolución. Shaly explica que ha recibido serias amenazas de muerte por su lucha por la derogación del artículo 230 del Código Penal de Túnez, que castiga la homosexualidad.

El Código Penal de Túnez establece en su artículo 230 la condena a 3 años de prisión para los que sean “culpables” de sodomía pero esta normativa incluye también a extranjeros en el territorio tunecino. En febrero pasado conocíamos el caso de un sueco de 50 años de edad que era condenado a dos años de cárcel por homosexualidad. El terror se recrudece porque este mes, seis jóvenes han sido encarcelados para cumplir una condena de tres años acusados de relaciones sexuales homosexuales, según un grupo LGBTI local llamado Shams , que el Gobierno tunecino pretende disolver.

Los hombres fueron condenados por un tribunal de Kairouan este pasado jueves, 10 de diciembre, después de que se vieron obligados a someterse a exámenes anales para “probar su culpabilidad”. Además, uno de los jóvenes fue condenado a seis meses adicionales de prisión por ‘exhibicionismo’ tras encontrar la policía videos de contenido sexual gay en su ordenador.

El tribunal también ha desterrado a los seis acusados de su ciudad natal de Kairouan durante un periodo de cinco años. Una condena que comenzará a aplicarse después de completar sus condenas carcelarias. Kairouan es la cuarta ciudad más sagrada en el Islam y atrae a peregrinos de todo el mundo musulmán. Una ciudad donde se aplica a rajatabla la ultraconservadora Sharia.

Los activistas LGBTI de Shams han protestado contra este juicio al que consideran “injusto y piden a la sociedad civil movilizarse para la liberación de los seis prisioneros. El grupo condena la vigencia del artículo 230 por “restringir las libertades individuales y la invasión de la privacidad de los ciudadanos”, escribió el grupo en su cuenta de Facebook.

Esta nueva condena se suma a la del joven Marwen, de 22 años de edad, sentenciado hace unos meses a un año de prisión por el mismo delito. Marwen se hallaba en libertad bajo fianza hasta que se resolviera su apelación, cuya vista también estaba fijada para el 10 de diciembre. Para ese mismo día estaba convocada una manifestación por la asociación LGTB Shams, tanto para apoyar a Marwen como para protestar por el acoso de que es objeto por parte del Gobierno tunecino, que ha pedido a las autoridades judiciales su disolución. La página de Facebook desde la que se convocaba la manifestación se encuentra ahora borrada.

Acoso a los miembros de la asociación LGTB Shams

Precisamente el apoyo a Marwen, cuya sentencia causó revuelo internacional, hizo que los miembros de Shams aparecieran con cierta frecuencia en los medios de comunicación tunecinos solicitando la derogación de las leyes que castigan la homosexualidad. Esas apariciones pusieron en el disparadero a Shams, que fue objeto de ataques en el propio Parlamento tunecino, donde el diputado Ennahdha Abedlatif el Maki llegó a calificar a la asociación LGTB de “peligrosa para la paz social”. Por su parte, el secretario del gobierno de Túnez, Ahmed Zarrouk, solicitaba a las autoridades judiciales la disolución de Shams por su defensa de los derechos LGTB.

Hedi-Sahly-Activista-LGTB-de-Tunez1Todo ello ha tenido como consecuencia que los miembros de Shams se hayan convertido en objetivo de los fanáticos. Hedi Shaly, uno de sus vicepresidentes, ha comunicado que debe partir para el exilio debido a las serias amenazas de muerte de que es objeto. En una entrevista concedida a HuffPost Tunisie, Shaly detalla cómo ha podido acceder a informes internos del Ministerio del Interior gracias a un familiar que trabaja en ese organismo. En ellos aparece como una de las personas oficialmente bajo amenaza. Las autoridades, sin embargo, le han negado cualquier protección.

Shaly denuncia también que desde la mezquita de Hammamet se pidió la muerte del portavoz de Shams, Bouhdid Belhadi, residente en la ciudad. Aunque miembros de la policía local se encontraban presentes en ese momento, no se tomó ninguna medida. Sus compañeros de Shams fueron a buscarle para poder esconderle, por lo que ha tenido que abandonar sus estudios universitarios. Por su parte, la policía únicamente se ha puesto en contacto con él para exhortarle a que se comporte de manera más discreta, sin hacer nada más por protegerle.

Otro de los vicepresidentes de Shams, y miembro fundador, es Ahmed Ben Amor, quien también recibe amenazas de muerte diarias, según relata Hedi Shaly. Ha sido golpeado y maltratado por extraños en la calle, le han acosado y atacado violentamente de manera gratuita. Pero lo peor es que, cuando ha intentado interponer alguna demanda por esos hechos, lo único que ha recibido por parte de los policías han sido insultos.

Miembros-de-Shams-TunezAsí pues, Hedi Shaly teme seriamente por su vida, por lo que ha decidido abandonar el país. No tiene claro aún dónde pedirá asilo político, aunque le sirve “cualquier lugar donde me sienta seguro y pueda terminar mis estudios”. En todo caso, continuará con su labor de defensa de los derechos de las personas LGTB tunecinas allá donde se instale definitivamente. La dureza de la vida que abandona se resume con este último testimonio:

En la facultad, las proclamas abiertamente homófobas asumidas por la Unión General Tunecina de Estudiantes, un sindicato estudiantil de tendencia islamista, resuenan contra los estudiantes y militantes LGTB. Acosan a mi padre para que me obligue a dejar de defender a los “maricones”, como nos llaman ellos. Mi hermano, que también está en la universidad, ya no quiere ir a estudiar porque los otros alumnos se burlan de él.

Me engañaron haciéndome creer que ahora éramos libres, que vivimos en una democracia, que ya no había lugar para el miedo. Incluso los partidos políticos y las asociaciones que se dicen progresistas nos han fallado. Las prácticas policiales agresivas continúan contra nosotros con total impunidad. La libertad en Túnez es una quimera.

Fuente Ragap y Dosmanzanas

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