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Ekai, un adolescente de 16 años transexual, se suicida en Euskadi.

Sábado, 17 de febrero de 2018

24329937-f08e-42d0-99d8-23245c6fffe9-768x432Reconocimiento de la identidad, retraso del tratamiento hormonal, falta de comprensión en el instituto… Las batallas que acabaron por tumbar a Ekai

Carla Antonelli denuncia el suicidio del joven y HazteOír presume públicamente de “incumplir todas las leyes LGTBI de España”

“Hoy se ha quitado la vida otro adolescente trans en Euskadi”, desvelaba anteayer por la tarde en Twitter Carla Antonelli, activista LGTB y diputada socialista en la Asamblea de Madrid. Nos pusimos en contacto con una asociación LGTBI vasca que nos comunicó que la familia pedía discreción. Ayer mismo ya Chrysalis colgaba un comunicado en su web y, además, nos enteramos de que ha sido convocada para hoy una concentracion en su pueblo, Ondarroa, or eso, publicamos hoy la noticia, ayudados por este artículo de Dosmanzanas y el precioso comunicado de Chrysallis

Hoy hemos conocido algunos detalles más sobre Ekai, el adolescente trans que se ha quitado la vida en Ondarroa (Vizcaya), una noticia que difundía ayer Carla Antonelli. Su madre, Ana, lo encontraba muerto en la mañana de este jueves, 15 de febrero. Sobre las circunstancias que le llevaron a tomar una decisión tan terrible, el colectivo Chrysallis Euskal Herria ofrece pistas muy importantes. De nuevo, el fracaso colectivo a la hora de dar respuesta a las necesidades de los adolescentes trans asoma como el principal responsable.

En su tuit, Antonelli recuerda que precisamente estos días la organización ultraconservadora HazteOír ha anunciado sus intención de violar a sabiendas la ley madrileña contra la LGTBfobia con la organización de un evento tránsfobo en la capital de España. Una coincidencia que pone de nuevo el foco sobre la realidad que viven los menores trans en nuestro país, cuya realidad va siendo poco a poco mejor conocida pero que siguen enfrentados a virulentas campañas de odio.

“El inmenso dolor de Ana y Elaxar [padres de Ekai] es también el nuestro, al igual que lo han sido sus batallas. Batalla por lograr el cambio de nombre en el registro; batalla por recibir en la ‘unidad de género’ de Cruces el tratamiento hormonal que necesitaba y que nunca llegó; batalla por conseguir que en su instituto se realizara la formación para que la comunidad escolar pudiese comprender su realidad y así poder respetarla, y que no se hizo… un cúmulo de batallas cotidianas. Demasiadas para un adolescente, en este caso. Esta batalla la hemos perdido como sociedad y a Ekai nadie puede devolverle ya la vida”, podemos leer en la web de Chrysallis Euskal Herria, colectivo que agrupa a familias de menores trans del País Vasco y Navarra. Un texto del que se deduce que Ekai no había conseguido todavía acceder al tratamiento hormonal que necesitaba y que su entorno educativo no estuvo a la altura. Una vez más.

“Pero vamos a seguir luchando. Por la memoria de Ekai. Por aquellos chicos y chicas que siguen esperando a recibir en el Hospital de Cruces el tratamiento que necesitan. Por aquellas chicas y chicos a quienes han denegado el cambio de nombre. Por todas esas niñas, niños y jóvenes a quienes se les está negando una y otra vez su identidad. Por los que vendrán detrás. Por una ley que les proteja. Por una sociedad informada que comprenda y acepte los hechos de diversidad y en la que estas chicas y chicos puedan crecer, puedan desplegar todo su potencial, puedan vivir. Para que nunca, nadie, tenga que volver a pasar lo que Ana y Elaxar están pasando”, continúa el comunicado de Chrysallis Euskal Herria. Una organización, recordemos, que fue la que en su momento lanzó la campaña “Hay niñas con pene y niños con vulva. Así de sencillo, de la que posteriormente hizo burla cruel la organización HazteOír en su campaña de promoción del odio tránsfobo.

 

Ekai nos ha dejado con solo 16 años.

ekai

Amanece el día 15 de febrero (otra fecha que no podremos olvidar a partir de hoy). Las familias de Chrysallis preparan el desayuno  o ya se encuentran en sus puestos de trabajo y escuelas. Alguna, incluso, acaba de iniciar una de esas múltiples reuniones en las que tenemos que escuchar como se cuestionan los derechos fundamentales de nuestres hijes. Entonces llega el mensaje. Otra vez no. Uno de lxs nuestrxs se ha dado por vencido,  se ha marchado sin ruido. Alguien propone aplazar esa reunión pero no aceptamos, si algo podemos hacer  es reunirnos y hablar, hasta agotarnos, hasta quedarnos sin voz. Y es lo que hacemos una y otra vez, repetir y repetir, hasta que se interiorice, hasta que se entienda, hasta que lo conseguimos. Tenemos suficientes motivos para seguir a pesar de los pesares, a pesar de que no nos entiendan, a pesar de ser políticamente incorrectas, a pesar de que nos cuestionen, nos van las vidas en ello.

Empiezan las reacciones, se reproducen los nudos en el estomago o en la garganta, las lágrimas que inundan de impotencia los ojos que no quisieran leer lo que leen. Una familia rota a la que acompañan otras que también se resquebrajan. El respeto por el dolor compartido de las familias, la prudencia por no importunar el duelo, se disuelven en las redes que empiezan a difundir la noticia.

Ekai nos ha dejado con solo 16 años.

A veces la vida se torna compleja.  Cuando se acumulan las dificultades y vence la desesperanza puede parecer que  quedan pocas opciones.

Nos queda la sensación de fracaso, de no haber estado a la altura,  de no haber sabido adelantarnos a los acontecimientos.  Nos queda la rabia y una tremenda impotencia, pero tambien la necesidad de seguir luchando. Detrás queda la colección de quejas ante el Hospital de Cruces, las preguntas incomodas y los items que no se cumplen. Detrás queda una familia destrozada. Detrás quedan los anhelos de un gran artista y una  vida frustrada.

No podemos evitar que vengan a la mente esas insistentes propuestas paternalistas, en las que se cuestionan las realidades trans*, la necesidades, las edades y las vidas de personas que son ajenas y no precisan de autorización para vivirlas. Esas personas que desde su pedestal se atreven a restringir las libertades, a retrasar el reconocimiento legal, un tratamiento hormonal o que la documentación refleje las verdaderas identidades. Deseamos que descansen sobre sus espaldas nuestros sufrimientos y ausencias y que algún día, no muy lejano, respondan por su irresponsabilidad.

***

Y de nuevo, Carla Antonelli nos comunica:

Este sábado hay previstas al menos dos concentraciones en recuerdo a Ekai y como protesta por la transfobia. En Ondarroa, su localidad, a las 17:00 horas, en la Plaza del Ayuntamiento, convocada por Chrysallis Euskal Herria. En Sevilla, por su parte, el colectivo ATA-Sylvia Rivera ha convocado otra concentración a las 18:30 horas en la Plaza Nueva, bajo el lema “No son suicidios, son asesinatos”:

Gracias al activista LGTBI Rubén López, hemos podido conocer el Comunicado de , Asociación de Transexuales de Euskadi ante la muerte de Ekai. DEP.

Según desvelaba Antonelli en su tuit, el joven trans tenía 16 años. A falta de conocer más detalles (en caso de que la familia decida hacerlos públicos), la noticia nos devuelve el recuerdo de Alan, el joven de 17 años que también se quitó la vida en Rubí (Barcelona) el 24 de diciembre de 2015, y cuya muerte puso sobre la mesa la necesidad de actualizar el marco legislativo español en materia de transexualidad para ofrecer una mayor protección a los más vulnerables, los menores trans.

Es cierto que en el intervalo de tiempo que ha pasado entre ambas muertes hemos visto como nuevas comunidades autónomas aprobaban leyes de protección del colectivo trans (en Madrid y en la Comunidad Valenciana, aunque en el caso madrileño la ley sigue sin ser desarrollada), pero también hemos tenido que enfrentarnos a la repugnante campaña tránsfoba de HazteOír, que precisamente denigraba la realidad de los menores trans y sus familias, y que la justicia madrileña se ha negado a considerar delito de odio asumiendo además buena parte del argumentario ultraconservador.

De ahí que tenga todo el sentido la denuncia de Antonelli: conocemos esta nueva muerte precisamente cuando HazteOír presume abiertamente de desobedecer la ley madrileña contra la LGTBfobia, aprobada también en este intervalo. Lo hace mediante la convocatoria de un encuentro de carácter LGTBfobo que asegura “incumplirá todas las leyes LGTBI en vigor en España”:

hazteoir-presume-incumplir-leyResulta cuanto menos curioso que un evento del que ya de antemano sus organizadores anuncian que va a incumplir la ley se pueda celebrar sin problema alguno…

Al encuentro acudirán “expertos y científicos internacionales [sic]” habituales de este tipo de eventos y que pese su diferente pelaje tienen en común su negacionismo del principio de autodeterminación de género y su transfobia. Entre ellos, por ejemplo, Michelle Cretella, presidenta del American College of Pediatricians, un grupúsculo de pediatras ultraconservadores considerado “grupo de odio” por el Southern Poverty Law Center (SPLC, una organización estadounidense de defensa de los derechos civiles que trabaja en el ámbito de los estados del sur), o Miriam Ben-Shalom, una activista lesbiana ferozmente contraria al derecho de las personas trans a utilizar baños y otras instalaciones públicas acordes con su identidad de género. Tendrá lugar en el centro comercial ABC Serrano el próximo viernes 23 de febrero.

Pero organizaciones como HazteOír no son el único problema. También lo son aquellos que simplemente niegan a los menores trans su derecho a la autodeterminación del género, dificultan que puedan acceder a los tratamiento, ponen trabas administrativas al reconocimiento jurídico de su identidad, o no permiten que las leyes se actualicen para adecuarlas a su realidad. “No podemos evitar que vengan a la mente esas insistentes propuestas paternalistas, en las que se cuestionan las realidades trans*, la necesidades, las edades y las vidas de personas que son ajenas y no precisan de autorización para vivirlas. Esas personas que desde su pedestal se atreven a restringir las libertades, a retrasar el reconocimiento legal, un tratamiento hormonal o que la documentación refleje las verdaderas identidades. Deseamos que descansen sobre sus espaldas nuestros sufrimientos y ausencias y que algún día, no muy lejano, respondan por su irresponsabilidad”, podemos leer, en esta ocasión, en la web general de Chrysallis.

Hace dos años era Alan, otro adolescente trans de 17 años que se quitó la vida en Rubí (Barcelona). Ahora es Ekai. De otros muchos seguramente ni trascienda su nombre. Es urgente actualizar el marco legislativo español en materia de transexualidad para ofrecer una mayor protección a los más vulnerables, los menores trans, en todos los ámbitos: el sanitario, el educativo, el social, el cultural, el deportivo. Basta de transfobia.

Fuente Dosmanzanas/Chrysallis/ Errespetuz

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