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Nuevo documento del Sínodo busca una iglesia que “abrace a todos”, incluidas las personas LGBTQ+

Viernes, 23 de junio de 2023
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Sinodo-21-23-logo-560x337Sin títuloAyer, el Vaticano publicó su documento de trabajo para la primera asamblea mundial del Sínodo sobre la Sinodalidad. El documento incluye dos menciones a personas LGBTQ+, dentro de un texto más amplio que está repleto de temas de inclusión, bienvenida, diversidad y escucha.

El documento, conocido como  Instrumentum Laboris (IL), guiará las conversaciones en octubre de 2023, cuando los obispos, a quienes por primera vez se unirán laicos, religiosas y sacerdotes, se reúnan en Roma durante un mes. El IL se divide en tres partes principales: primero, una amplia reflexión sobre la sinodalidad; en segundo lugar, un apartado sobre las prioridades de este proceso sinodal, a saber, comunión, participación y misión; tercero, una serie de hojas de trabajo para facilitar el trabajo de los miembros del Sínodo. Los contenidos del IL se extraen de los hallazgos de las fases locales y continentales anteriores a fines de 2021 y 2022.

Las referencias específicas a las personas LGBTQ+ vienen en la tercera parte, las hojas de trabajo, que plantean preguntas enfocadas para la reflexión. Bajo la pregunta organizadora, “¿Cómo puede una Iglesia sinodal hacer creíble la promesa de que ‘el amor y la verdad se encontrarán’ (Sal 85,11)?”, el documento pregunta:

“El deseo de ofrecer una bienvenida genuina es un sentimiento expresado por los participantes del sínodo en diversos contextos:

“a) los documentos finales de las Asambleas Continentales a menudo mencionan a aquellos que no se sienten aceptados en la Iglesia, como los divorciados vueltos a casar, las personas en matrimonios polígamos o los católicos LGBTQ+”

Más adelante, bajo la pregunta organizadora “¿Qué pasos puede dar una Iglesia sinodal para imitar cada vez más a su Maestro y Señor, que camina con todos en el amor incondicional y anuncia la plenitud de la verdad evangélica?”, el documento propone:

“6) ¿Cómo podemos crear espacios donde aquellos que se sienten heridos por la Iglesia y no acogidos por la comunidad se sientan reconocidos, recibidos, libres para hacer preguntas y no juzgados? A la luz de la Exhortación Apostólica Postsinodal Amoris Laetitia, ¿qué pasos concretos son necesarios para acoger a quienes se sienten excluidos de la Iglesia por su condición o su sexualidad (por ejemplo, divorciados vueltos a casar, personas en matrimonios polígamos, personas LGBTQ+, etc.) )?”

El IL habla de generalidades, en contraste con documentos anteriores en el proceso sinodal, con referencias a comunidades o temas específicos que aparecen principalmente en la sección de hojas de trabajo. Que los temas LGBTQ+ se mencionaran por su nombre, no importa dos veces, es significativo y un testimonio de cuán prominentemente estos temas aparecen en los informes locales, diocesanos, nacionales y continentales.

El documento, sin embargo, se destaca por sus estribillos acerca de que la inclusión es una necesidad para la iglesia, con un llamado a prestar especial atención a las personas marginadas y excluidas. Dice claramente: “una Iglesia sinodal es abierta, acogedora y abraza a todos” (n. 26). A continuación se muestran algunos ejemplos de este tema:

“54. Todos los puntos de vista tienen algo que aportar a este discernimiento, empezando por el de los pobres y excluidos: caminar junto a ellos no significa sólo responder y asumir sus necesidades y sufrimientos, sino también respetar su protagonismo y aprender de ellos.

“B1.1.a En una Iglesia sinodal, los pobres, en el sentido primario de quienes viven en condiciones de pobreza material y exclusión social, ocupan un lugar central. Son destinatarios de cuidados, pero sobre todo, son portadores de una Buena Noticia que toda la comunidad necesita escuchar. La Iglesia tiene algo que aprender y recibir de ellos (cf. Lc 6,20, EG 198). Una Iglesia sinodal reconoce y valora su papel central.

“B1.1.e “Cada cristiano individual y cada comunidad está llamada a ser instrumento de Dios para la liberación y promoción de los pobres” (EG 187). Esto implica la voluntad de posicionarse junto a los más marginados en el debate público, dando voz a su causa y denunciando situaciones de injusticia y discriminación, buscando evitar la complicidad con los responsables de la injusticia”.

Estos temas de inclusión, acogida, escucha, diversidad y justicia se concretan en las preguntas que plantea el IL sobre temas como el papel de la mujer en la iglesia, los niveles en los que se produce la toma de decisiones en la iglesia y quién debe participar, cómo proceder creativamente cuando hay tensiones y ser honesto sobre “problemas, resistencias, dificultades y tensiones. . .para los cuales la vida de la Iglesia hoy carece de un lugar de acogida y discernimiento.” En particular, IL también reconoce que algunas de estas dificultades y heridas son causadas por la iglesia y crean “una piedra de tropiezo para el testimonio de la Iglesia sobre el amor de Dios y la verdad del Evangelio”.

El IL es claro acerca de su alcance: proporciona preguntas, no respuestas, funcionando solo como una guía para “caminar juntos” más adelante. De hecho, el documento explica que el objetivo principal de la asamblea de octubre “será trazar caminos de profundización que se llevarán a cabo en estilo sinodal, indicando los actores relevantes a involucrar y las formas de asegurar un proceso fructífero al servicio de el discernimiento se completará en la segunda sesión en octubre de 2024”. Reconoce que también hay limitaciones en este proceso. Con tantos temas planteados en la consulta global, “muchos de los cuales podrían ser el tema de todo un Sínodo”, la necesidad de reflexionar sinodalmente sobre áreas específicas continuará más allá de 2024.

En su esencia, sin embargo, el Instrumentum Laboris vuelve una y otra vez a la fecundidad hasta el momento ya la necesidad de continuar el diálogo y el encuentro. Señala que “la gran sorpresa fue la experiencia de ser escuchados por la comunidad, en algunos casos por primera vez, recibiendo así un reconocimiento de su singular valía humana que testimonia el amor del Padre por cada uno de sus hijos e hijas” ( nº 22). De hecho, en el párrafo 40, se encuentra una de las líneas más conmovedoras del documento:

“Cada vez que nos encontramos con otra persona enamorada, aprendemos algo nuevo sobre Dios”.

Francis DeBernardo, director ejecutivo de New Ways Ministry, comentó en un comunicado (texto completo disponible aquí), en parte:

“Es nada menos que una bendición increíble y verdadera que las personas LGBTQ+ hayan sido mencionadas dos veces en el documento de trabajo del Vaticano para la asamblea del Sínodo en octubre, que se publicó hoy. . .

“Para los católicos LGBTQ+, que durante décadas han llamado a los líderes de la iglesia a tener una conversación, este proceso sinodal ha marcado el comienzo de dicho proceso. El documento de hoy enfatiza que los excluidos ‘son portadores de la Buena Nueva que toda la comunidad necesita escuchar’ y que ‘siempre que nos encontramos con otra persona enamorada, aprendemos algo nuevo sobre Dios’. para aprender más acerca de Dios.

“El sínodo ciertamente no resolverá todos los problemas que los católicos LGBTQ+ han planteado, pero este documento indica que los líderes de la iglesia los toman en serio. La promesa del documento de respetar la diversidad, el encuentro y el diálogo garantiza que los católicos LGBTQ+ continúen siendo incluidos en el camino sinodal, y que los líderes de la iglesia tomen en serio sus preocupaciones. Todo esto allana el camino para conversaciones en curso en el futuro”.

Para ver la cobertura completa de Bondings 2.0 del Sínodo sobre la Sinodalidad a medida que ha progresado desde el comienzo de 2021, haga clic aquí.

Puede encontrar todos los recursos del Sínodo de New Ways Ministry, incluidas las grabaciones del discurso de la Hna. Nathalie Becquart, subsecretaria de la oficina del sínodo del Vaticano, a los católicos LGBTQ+ y sus aliados haciendo clic aquí. También se pueden encontrar otros seminarios web sobre temas del sínodo a través del enlace anterior.

—Robert Shine (él/él), New Ways Ministry, 21 de junio de 2023

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Jueves, 22 de junio de 2023
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Sinodo-21-23-logo-560x337Las claves del Instrumentum Laboris del Sínodo de la Sinodalidad

“A la luz de la Exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia, ¿qué medidas concretas son necesarias para llegar a las personas que se sienten excluidas de la Iglesia a causa de su afectividad y sexualidad (por ejemplo, divorciados vueltos a casar, personas en matrimonios polígamos, personas LGBTQ+, etc.)?”

“¿Cómo debe evolucionar el papel del Obispo de Roma y el ejercicio del primado en una Iglesia sinodal?”

“¿Cómo podemos seguir dando pasos concretos para ofrecer justicia a las víctimas y supervivientes de abusos sexuales, espirituales, económicos, de poder y de conciencia por parte de personas que estaban desempeñando un ministerio o una misión eclesial?”

Lee aquí el Instrumentum Laboris del Sínodo

LEER MÁS: Todo sobre el Sínodo de la Sinodalidad 2021-2024

 

Un documento plagado de preguntas, algunas de ellas verdaderamente revolucionarias, y que ponen a la Iglesia (al Sínodo de obispos, que por primera vez contará con sacerdotes, religiosas y laic@s con derecho a voto) ante el reto definitivo de dar un paso adelante o guarecerse en falsas seguridades. Así es el Instrumentum Laboris’ del Sínodo de la Sinodalidad, que arrancará en otoño en su fase universal, y que, entre otras cuestiones, pregunta claramente sobre el celibato opcional, el acceso de la mujer al diaconado, la acogida de divorciados o el colectivo LGTBQ+ en la Iglesia, cambios profundos en la estructura institucional de la Iglesia, el papel del primado de Pedro, cómo aprender de otras comunidades cristianas e, incluso, la creación de un ministerio específico para el cuidado de los descartados.

“A la luz de la Exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia, ¿qué medidas concretas son necesarias para llegar a las personas que se sienten excluidas de la Iglesia a causa de su afectividad y sexualidad (por ejemplo, divorciados vueltos a casar, personas en matrimonios polígamos, personas LGBTQ+, etc.)?”, es una de las cuestiones que se plantean en el documento, de 49 páginas en su traducción en castellano y dividido en tres partes (una larga introducción-resumen, los temas prioritarios y la fichas de trabajo), que dice mucho más en las preguntas que en los planteamientos. Y es que, en este momento eclesial, importan más las respuestas que los diagnósticos. Y “discernir“, que es la palabra clave para entender todo el proceso que ha llevado hasta aquí. Y un propósito: alcanzar una Iglesia sinodal promueve el paso del «yo» al «nosotros»“.

“¿Cómo podemos crear espacios en los que aquellos que se sienten heridos por la Iglesia y rechazados por la comunidad puedan sentirse reconocidos, acogidos, no juzgados y libres para hacer preguntas?”, añade el Instrumentum Laboris a la hora de hablar de estas realidades, hasta Amoris Laetitia condenadas a la oscuridad en la Iglesia.

“¿Cómo podemos crear espacios en los que aquellos que se sienten heridos por la Iglesia y rechazados por la comunidad puedan sentirse reconocidos, acogidos, no juzgados y libres para hacer preguntas?”

La mayor parte de las preguntan hunden sus raíces en sínodos anteriores, como el de la Amazonía o el de la Familia, en una suerte de continuidad en este pontificado, donde diez años después ya no extrañan interrogantes como éste: “La mayor parte de las Asambleas continentales y las síntesis de numerosas Conferencias episcopales pidenque se considere de nuevo la cuestión del acceso de las mujeres al diaconado. ¿Es posible plantearlo y en qué modo?, aunque no llega a apuntarse la posibilidad del sacerdocio femenino.

Curas casados y primado del Papa

O, especialmente, estas dos: “¿Es posible que, sobre todo en lugares donde el número de ministros ordenados es muy reducido, los laicos puedan asumir el papel de responsables de la comunidad? ¿Qué implicaciones tiene esto en la comprensión del ministerio ordenado?”, o “¿Es posible, como proponen algunos continentes, abrir una reflexión sobre la posibilidad de revisar, al menos en algunos ámbitos, la disciplina de acceso al presbiterado por parte de hombres casados?. Preguntas claras que requerirán respuestas precisas por parte de los padres (y madres) sinodales, antes de una decisión final del Papa. Un Papa, abierto, incluso, a repensar su función: “¿Cómo debe evolucionar el papel del Obispo de Roma y el ejercicio del primado en una Iglesia sinodal?”, aparece en el Intrumentum Laboris.

“Caminar juntos significa no dejar a nadie atrás y ser capaces de seguir el ritmo de los que más luchan. ¿Cómo podemos crecer en nuestra capacidad de promover el protagonismo de los últimos en la Iglesia y en la sociedad?”, se pregunta, al comienzo, el texto, que admite cómo “las desigualdades que marcan el mundo contemporáneo atraviesan también el cuerpo de la Iglesia, separando, por ejemplo, las Iglesias de los países ricos y pobres, o las comunidades de las zonas más ricas y más pobres y más pobres de un mismo país”. Y se pregunta: si “¿sabe la comunidad cristiana caminar junto con el conjunto de la sociedad en la construcción del bien común o se presenta como un sujeto interesado en defender sus propios intereses creados?”.

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Testimonio político frente a la polarización

“¿Sabe dar testimonio de la posibilidad de concordia más allá de las polarizaciones políticas?”, cuestiona el IL, que admite que “trabajar por el bien común exige formar alianzas y coaliciones”, pero que la institución no siempre “acompaña a sus miembros comprometidos en política”.

“El encuentro con los pobres y marginados y la posibilidad de caminar junto a ellos comienza a menudo con la disposición a escuchar sus vidas. ¿Tiene sentido pensar en el reconocimiento de un ministerio específico de escucha y acompañamiento para quienes asumen este servicio?”, pregunta, a modo de propuesta, el resumen sinodal, que pide un reconocimiento eclesial” a quienes se comprometen por “una sociedad justa y el cuidado de la casa común”.

Junto a la situación de divorciados o LGTBQ+, el documento del Sínodo admite “formas de discriminación racial, tribal, étnica, de clase o de casta también presentes en el Pueblo de Dios”, que se topa con “una pluralidad de barreras, desde las prácticas hasta los prejuicios culturales,”, que “generan formas de exclusión en la comunidad”.

Especialmente preocupante es la atención a las víctimas y marginados dentro de la Iglesia, con especial hincapié en “quienes han sido heridos por miembros de la Iglesia, especialmente víctimas y supervivientes de todas las formas de abuso”. “¿Cómo podemos seguir dando pasos concretos para ofrecer justicia a las víctimas y supervivientes de abusos sexuales, espirituales, económicos, de poder y de conciencia por parte de personas que estaban desempeñando un ministerio o una misión eclesial?”, cuestiona el texto.

Compromiso ecuménico renovado

Un auténtico ecumenismo que, incluso, pueda revisar el primado de Pedro, también ocupa un lugar destacado en las preguntas del IL.¿Cómo puede una Iglesia sinodal cumplir mejor su misión mediante un compromiso ecuménico renovado?, apunta como clave para el discernimiento, reivindicando “una sanación de la memoria respecto a la relación con otras Iglesias y comunidades eclesiales” “¿Cómo podemos construir juntos una “nueva memoria”?”, incide.

¿Cómo puede contribuir el proceso sinodal en curso a “encontrar una forma de ejercicio del primado que, sin renunciar en absoluto a lo esencial de su misión, esté abierta a una nueva situación?”, recalca, en un inusitado gesto que el Papa ya ha sugerido en multitud de encuentros con líderes de otras confesiones cristianas, reivindicándose como Obispo de Roma y no como Sumo Pontífice.

Testimonio del Evangelio sin colonialismos

“¿Cómo hacer comunicable y perceptible el anuncio del Evangelio en contextos y culturas diferentes, para favorecer el encuentro con Cristo de los hombres y mujeres de nuestro tiempo?”, es otra de las sugerencias del documento sinodal, que invita a “gestos de reconciliación y paz con otras religiones”, así como a cuestionarse “cómo dar testimonio del Evangelio en los países en los que la Iglesia está en minoría, sin debilitar el testimonio de la fe, pero también sin exponer a los a los cristianos a la ligera a amenazas y persecuciones”, y, a la vez,evitando formas de colonialismo.

También, admitiendo que “la doctrina social de la Iglesia se considera a menudo patrimonio de expertos y teólogos y desconectada de la vida cotidiana de las comunidades. ¿Cómo puede el Pueblo de Dios reapropiarse de ella como recurso para la misión?”.

El otro gran interrogante del Instrumentum Laboris está en “qué hacer para que una Iglesia sinodal sea también una Iglesia misionera “toda ministerial“”, reconociendo “cierta urgencia por discernir los carismas emergentes y las formas apropiadas de ejercer los Ministerios bautismales (instituidos, extraordinarios y de hecho) en el seno del Pueblo de Dios, partícipe de la función profética, sacerdotal y real de Cristo”.

En lo tocante al sacerdocio, el documento recalca la “evidente llamada a superar una visión que reserva sólo a los ministros ordenados (obispos, presbíteros, diáconos) toda función activa en la Iglesia, reduciendo la participación de los bautizados a una colaboración subordinada”, y abogando por “una concepción ministerial de la Iglesia en su conjunto”, con el reconocimiento de “la dignidad bautismal” como eje de toda participación, tal y como reconoce el Vaticano II.

Papel de la mujer

De ahí, que sea “dar un nuevo impulso a la especial participación de los laicos en la evangelización en los diversos ámbitos de la vida social, cultural, económica y política, así como potenciar la aportación de los consagrados y consagradas, con sus diversos carismas, dentro de la vida de la Iglesia local”, e “imaginar nuevos ministerios al servicio de una Iglesia sinodal”. ¿Cómo avanzar hacia una corresponsabilidad real y efectiva? es uno de los interrogantes clave, pero sin duda, el que más preguntas abiertas ofrece es el papel de la mujer, y “reconocimiento y promoción” de su dignidad. Leer más…

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Bélgica: Los jóvenes católicos, contra el sacerdocio femenino y el celibato opcional

Martes, 13 de septiembre de 2022
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BC80BB88-D4E6-4843-B993-B4CF0FD65026Qué espanto…. Esto es lo que nos espera? Mira que tiene tela afirmar que el celibato sacerdotal es  “es un tesoro de la Iglesia porque es una de las pruebas de la existencia misma de Dios” Les va a quedar una Iglesia así de llena…

“Es cuestionar el magisterio de la Iglesia”, dicen 200 jóvenes en una carta al nuncio

“Nos entristece más cuando los resúmenes sinodales plantean la cuestión de la ordenación de mujeres. San Juan Pablo II se pronunció sobre esta cuestión y explicó que la Iglesia no tenía potestad para ordenar mujeres, que nunca lo haría, y que esta realidad se aplicaba a todos los católicos en todo momento. Cuestionar esto es cuestionar el magisterio de la Iglesia”

Reconocen los jóvenes que “a veces tenemos dudas, desacuerdos con los textos o las tradiciones, pero buscamos primero entenderlos antes de criticarlos”, y, en este sentido, ante “la cuestión del celibato sacerdotal [que] ha surgido en muchas síntesis diocesanas”, “estamos convencidos de que es un tesoro de la Iglesia porque es una de las pruebas de la existencia misma de Dios

“Rechazamos cualquier forma de igualdad de roles que haga de la mujer ‘un hombre más’. Las mujeres y los hombres son diferentes y esta diferencia es una oportunidad para la Iglesia. Toda la antropología cristiana nos enseña esto”

El pasado 6 de julio, la Iglesia católica belga publicó la síntesis de la fase de escucha sinodal. El dibujo no era muy optimista. Los puntos más destacados del documento eran la disminución del número de fieles y su envejecimiento; el número insuficiente de voluntarios; la ausencia de jóvenes; o el repliegue de las comunidades que gastan sus energías en organizar la vida parroquial en lugar de ayudar a las personas a vivir una relación de amor con el Señor. También se decía que de todas partes llegan llamamientos para abrir el ministerio ordenado a las mujeres y a los casados”.

Sin embargo, estas conclusiones, extractadas de las aportaciones realizadas durante meses en la fase diocesana para enviar luego a la Secretaría General del Sínodo, en Roma, no han convencido ni gustado a muchos, precisamente a los que más se echa de menos en las parroquias como deja de manifiesto la síntesis: los jóvenes.

Carta al nuncio: “Hay un desfase”

Y 200 de ellos, de los que aparecen por las parroquias y están comprometidos en la vida de la comunidad, según dicen ellos mismos, han escrito una carta abierta a pastores, sacerdotes y fieles, y que han entregado también al nuncio, en la que sostienen que nos les convence ese dibujo que ha salido de la síntesis sinodal.

“Hemos observado un desfase entre algunas de las afirmaciones de la síntesis y la realidad que vivimos”, dicen en su texto, publicado en Cathobel, por lo que, añaden, “decidimos publicar esta carta, que fue revisada y aprobada por más de 200 jóvenes de diferentes parroquias y comunidades de nuestro país o cercanos a ellas”. Así, ni están de acuerdo con ordenación de mujeres ni tampoco con que se puedan ordenar hombres casados.

“Nos parece extremadamente peligroso”

“Nos entristece más cuando los resúmenes sinodales plantean la cuestión de la ordenación de mujeres. San Juan Pablo II se pronunció sobre esta cuestión y explicó que la Iglesia no tenía potestad para ordenar mujeres, que nunca lo haría, y que esta realidad se aplicaba a todos los católicos en todo momento. Cuestionar esto es cuestionar el magisterio de la Iglesia (y por extensión la adhesión al dogma), lo que nos parece extremadamente peligroso en un mundo en el que ya carecemos de una orientación clara”, dice la misiva.

Reconocen los jóvenes que “a veces tenemos dudas, desacuerdos con los textos o las tradiciones, pero buscamos primero entenderlos antes de criticarlos”, y, en este sentido, ante “la cuestión del celibato sacerdotal [que] ha surgido en muchas síntesis diocesanas”, “estamos convencidos de que es un tesoro de la Iglesia porque es una de las pruebas de la existencia misma de Dios”.

No hacer de la mujer ‘un hombre más’

En todo caso, “como esto no es un artículo de fe, acogeremos lo que la Iglesia discierna, pues no deseamos un vano inmovilismo, subrayan, en contraposición clara con el tema del acceso de la mujer al sacerdocio.

Y tampoco acaban de tener claro qué se busca cuando en la síntesis se pide abordar el papel de la mujer en la Iglesia. En su opinión, “creemos firmemente en la complementariedad de los sexos. Sin duda, esto debe ser reelaborado porque aún no hemos encontrado los roles verdaderamente complementarios que se deben tener en la Iglesia, pero rechazamos cualquier forma de igualdad de roles que haga de la mujer ‘un hombre más’. Las mujeres y los hombres son diferentes y esta diferencia es una oportunidad para la Iglesia. Toda la antropología cristiana nos enseña esto”.

Fuente Religiosa Digital

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“169 años de un ‘martirio cruento’ por el celibato opcional”, por Rufo González

Martes, 22 de agosto de 2017
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ladislao-y-camila_560x280De su blog Atrévete a orar:

¡No podemos olvidar!

“Cuesta trabajo creer que haya en la Iglesia tal apego a una ley que ha producido tantos desmanes durante siglos”

“Fueron asesinados por la autoridad civil con la bendición eclesial. Su delito: abandonar el ministerio sacerdotal y formar una familia. Les mataron a los dos y al hijo concebido, en el octavo mes de gestación”

(Rufo González).- 18 de Agosto de 1848. Un sacerdote de la diócesis de Buenos Aires (Argentina), Ladislao Gutiérrez, y su mujer, Camila 0´ Gorman, fueron asesinados por la autoridad civil con la bendición eclesial. Su delito: abandonar el ministerio sacerdotal y formar una familia. Les mataron a los dos y al hijo concebido, en el octavo mes de gestación. El obispo de entonces, Mariano Medrano y Cabrera, pidió al Gobernador: “en cualquier punto que los encuentren a estos miserables, desgraciados infelices, sean aprehendidos y traídos, para que, procediendo en justicia, sean reprendidos por tan enorme y escandaloso procedimiento”. En su huida hacia Brasil, otro sacerdote avisó a la policía y los detuvieron.

Camino de Buenos Aires, en un juicio sumarísimo, fueron condenados a  muerte y fusilados en la mañana del 18 de agosto en el Cuartel General de Santos Lugares de Rosas (actualmente localidad de San Andrés, General San Martín). Ladislao hizo llegar a Camila este escrito: “Camila mía: Acabo de saber que mueres conmigo. Ya que no hemos podido vivir en la tierra unidos, nos uniremos en el cielo ante Dios. Te abraza tu Gutiérrez”. Sentados en sendas sillas, cargadas por cuatro hombres a través de dos largos palos, les vendan los ojos y, escoltados por la banda de música del batallón, los llevan al patio interior. Camila lloraba. Cuando los soldados los ataban a las sillas, pudieron despedirse, hasta que Ladislao comenzó a gritar: “Asesínenme a mí sin juicio, pero no a ella, y en ese estado ¡miserables…!”. Las balas los silenciaron.

¡No podemos olvidar!

Sobre todo, cuando la ley que permitió tal crueldad, sigue vigente. Este crimen es una consecuencia extrema de preferir la Ley a la libertad del Evangelio. Lo mismo fue la muerte de Jesús: “nosotros tenemos una ley y, según esa ley, debe morir” (Jn 19, 7). Este es un episodio especialmente violento de los muchos que jalonan la lucha por el celibato opcional.

Cuesta trabajo creer que haya en la Iglesia tal apego a una ley que ha producido tantos desmanes durante siglos y aún siga sustancialmente vigente. Por esta ley, sigue habiendo comunidades sin eucaristía, personas rotas vitalmente, escándalos, hijos desprotegidos, mujeres invisibles, destierros impuestos, vicios “contra naturam” (Conc. Lateranense III año 1179, canon 11), abusos “con impúberes de cualquier sexo” (Instrucción 9 junio 1922), etc. etc.

Quienes se oponen a esta ley no niegan en absoluto la posibilidad de un celibato evangélico, siempre que sea libremente mantenido. El celibato opcional contribuye a lograr vidas entregadas al ministerio eclesial, llenas de sentido. Pero también es verdad que en parte de la Iglesia católica -la oriental- hay “presbíteros casados muy meritorios” (PO 16), por su santa gestión del ministerio. Podría haberlos en la Iglesia católica occidental, si esta ley, que ata necesariamente ministerio y celibato, no existiera. A mediados del siglo XX, hay sacerdotes casados en parroquias católicas occidentales, procedentes de otras confesiones cristianas convertidos al catolicismo. Escandaliza el que no sea igual para todos.

La cerrazón autoritaria sigue manteniendo esta ley, a pesar de las masivas deserciones ministeriales -a causa del celibato- en el catolicismo occidental. Los máximos dirigentes de la Iglesia no quieren ver el signo de Dios en dichos abandonos. La Iglesia está cada día más desamparada de vocaciones a estos ministerios, pero no se buscan soluciones verdaderas. No se aceptan ministros ordenados no célibes ni mujeres cristianas, que, con los varones, son “uno en Cristo Jesús” (Gál 3, 28). La inmensa mayoría de la Iglesia -casados y mujeres- tiene vetado su acceso a los ministerios ordenados. ¡Ya está bien de perder el sentido común y eclesial!

Una evidencia: esta ley no procede del Evangelio de Jesús

La ley celibataria tuvo una primera etapa en la “ley de la continencia matrimonial de los clérigos” avalada por el papa Siricio (384-399). Se basaba en las supersticiones judías sobre la impureza de la relación matrimonial. Sigue hoy como “Magisterio de la Iglesia” (cf. H. Denzinger 185) la carta de san Siricio al obispo de Tarragona sobre esta ley de continencia. Sus bases erróneas pueden resumirse:

confusión entre el sacerdocio antiguo y el ministerio de Jesús;
ignorancia sobre la bondad de la sexualidad;
interpretación errónea de “los que están en la carne no pueden agradar a Dios” (Rm. 8, 8);
– creer que Dios no escucha a quien tiene relaciones sexuales con su mujer;
Conclusión lógica, tan aberrante como las premisas: la relación sexual matrimonial indispone para celebrar los sacramentos divinos.

Otra evidencia: esta ley no es voluntad divina ni de “tradición apostólica”

Para atar más la ley -¡qué bien se le da a las tiranías estas argumentaciones!-, pretenden hacernos creer que esta norma es voluntad divina expresada en la vida de Jesús y sus Apóstoles. Incluso se atreven a cargar su imposición al Espíritu Santo que guía a la Iglesia. ¿Cómo puede honradamente sostenerse que la “continencia” es una “tradición apostólica” ante unos textos tan claros como estos?:

“Dios creó al hombre, varón y mujer, a imagen suya… creced y multiplicaos” (Gen 1, 27-28).

“No es bueno que el hombre esté solo; voy hacerle una compañera” (Gen 2, 18).

Jesús no lo exigió a sus apóstoles, ni lo recomendaba:

“no todos entienden esta palabra, sino aquellos a quienes se le ha concedido…” (Mt 19,11-12).

Los apóstoles estarían casados. De Pedro nos consta por casualidad:

“La suegra de Simón Pedro estaba en cama con calentura…” (Mc 1, 30s).

San Pablo claramente dice que “no es ley del Señor“:

“Sobre las vírgenes no tengo precepto del Señor” (1 Cor 7,25).

Pablo da un criterio, en desuso por la ley celibataria, para elegir obispo:

“que gobierne bien su propia familia y se haga obedecer de sus hijos con dignidad” (1Tim 3, 4).
Reconoce que es un derecho tan vital como el alimento y la bebida:

“¿Acaso no tenemos derecho a comer y beber?, ¿acaso no tenemos derecho a llevar con nosotros una mujer cristiana, como los demás apóstoles, incluyendo a los parientes del Señor y a Pedro?…” (1Cor 9,4-5).

“Si no pueden sostenerse, que sea casen; más vale casarse que quemarse” (1Cor 7,9).

“Supongamos que uno con mucha vitalidad piensa que se está propasando con su compañera y que la cosa no tiene remedio: que haga lo que desea, no hay pecado en eso; cásense. Otro, en cambio, está firme interiormente y no siente una compulsión irresistible, tiene libertad para tomar su propia decisión y ha determinado dentro de sí respetar a su compañera: hará perfectamente. En resumen, el que se casa con su compañera hace bien. y el que no se casa, todavía mejor” (1 Cor., 7, 36-38).

“El Espíritu dice expresamente que en los últimos tiempos algunos apostarán de la fe prestando atención a espíritus embusteros y a enseñanzas de demonios, valiéndose de la hipocresía de impostores marcados a fuego en su propia conciencia, que prohíben casarse y abstenerse de manjares que Dios creó… (1Tim 4,1-3).

La ley impositiva actual es fruto del imperialismo eclesial

Nació formalmente en el segundo milenio. Fruto del imperialismo papal surgido al final del primer milenio, una de las épocas más tristes de la Iglesia. Gregorio VII (+1085), el que se atrevió a dictar el “Dictatus Papae”, en que se autoproclamó señor absoluto de la Iglesia y del mundo, no tuvo reparos en imponer que toda persona que desea ser ordenada debe hacer primero un voto de celibato: “Los sacerdotes [deben] primero escapar de las garras de sus esposas” (1074).

Poco después, en 1095, el Papa Urbano II hace vender a las esposas de los sacerdotes como esclavas y sus hijos abandonados. En el siglo XII, en 1123, el Concilio I de Letrán, a instancias del Papa Calixto II, decreta que los matrimonios clericales no son válidos. En 1139, el Papa Inocencio II logra que el Concilio II de Letrán confirme el decreto del anterior Concilio. Todo contrario al espíritu evangélico (Mc 10, 42ss y paral.).

¿Cuándo la Iglesia Católica reconocerá esta libertad del Espíritu Santo?

Muchas Confesiones cristianas rompieron esta ley inicua. ¿Cuándo lo hará la Iglesia católica? Pidamos al Espíritu Santo que haga presente pronto esta libertad. También la Iglesia “cuando se vuelva hacia el Señor, se quitará el velo. Ese Señor es el Espíritu, y donde hay Espíritu del Señor hay libertad” (2Cor 3, 16-17). Vincular ministerio y celibato no es obra del Espíritu. Es obra de la Ley. “Si os dejáis guiar por el Espíritu, no estáis bajo la Ley” (Gál 5, 18).

Fuente Religión Digital

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celibato_560x280Encuentro Internacional de Curas Casados

Del 29 de octubre al 1 de noviembre, en Guadarrama

(Tere Cortés, Moceop).- “Curas en unas comunidades adultas”: lema del Encuentro Internacional de Curas Casados, que tendrá lugar los días 29 de octubre al 1 de noviembre, cerca de Madrid (Guadarrama): organizado por la Federación Europea de Curas Católicos Casados y coordinado por MOCEOP, colectivo español surgido hacia 1977 en torno al fenómeno de los curas casados e impulsado por los aires frescos del Concilio Vaticano II.

La realidad social del abandono del ejercicio ministerial por parte de un gran número del clero español, en los años 70 sobre todo, fue motivo de reflexión para comunidades y sacerdotes. De esa reflexión y preocupación por el hecho de las secularizaciones aparece MOCEOP como movimiento cristiano de ayuda y autoayuda, en un principio, para todos aquellos curas que dejaban su vida de curas, teniéndose que reubicar en la sociedad civil, tratando de conservar su dignidad y su fe. La reivindicación de la opcionalidad del celibato frente a la ley impuesta a los sacerdotes de rito latino fue uno de los aglutinantes iniciales, reflejada en las siglas MOCEOP (Movimiento pro Celibato Opcional).

La evolución posterior amplió nuevas perspectivas poniendo entre las coordenadas del movimiento la lucha por los derechos y las grandes causas humanas: libertad, solidaridad, igualdad, ecología, sentido de la vida, esperanza. Y, a la vez, se apostó por una nueva iglesia, en la que la pequeña comunidad se veía como el entorno en el que vivir la fe en Jesús desde el servicio, la vivencia de la fraternidad, la creatividad y otras formas alternativas de vivir en iglesia sin pretender romper con la comunión eclesial.

La vivencia común y compartida con otros colectivos de distintos países de objetivos parecidos hizo que se aunaran fuerzas, lo que dio lugar a un movimiento internacional de curas casados. Y ahora, aprovechando la coincidencia en 2015 de los 50 años del Vaticano II, los 30 del primer congreso de ese movimiento en Ariccia (Italia) y los 10 de la puesta en marcha de la Confederación Internacional, ha parecido oportuno convocar este Encuentro Internacional, para hacer una lectura de lo vivido como movimiento internacional. Para ello, pretendemos, una vez más, compartir nuestras experiencias, desde la fraternidad y la sencillez; realizar un análisis y evaluación de nuestros recorridos personales y como movimientos, así como formular ciertas conclusiones globales; y decidir cuáles son los caminos de futuro para nuestras apuestas y reivindicaciones.

Todo ello se hará en este encuentro, que se pretende sea experiencial y no de debate ideológico, con la participación de otros grupos y comunidades cristianas que tienen recorridos similares de vivencias de una fe, una comunidad y una iglesia renovadas y comprometidas con los retos sociales y eclesiales actuales: compartir esos recorridos siempre nos enriquece y nos ayuda a mejorar la calidad de la sociedad y de la iglesia.

No queremos dejar de ser utópicos: queremos seguir en la lucha leal y aguerrida en la que llevamos tantos años y hemos gastado tantas fuerzas: la felicidad del ser humano a través de nuestros medios y mediaciones, con nuestra impronta cristiana y nuestro compromiso solidario. Queremos seguir sirviendo de referente para quienes viven la fe desde la frontera, desde unas vivencias cristianas y alternativas, en muchas ocasiones, a las oficiales, eclesiásticas, vaticanas. Es el camino que hemos seguido y así lo demuestran los lemas y mensajes de los encuentros que hemos tenido, tanto a nivel local, nacional o internacional: compatibilidad de sacerdocio y matrimonio, el ministerio presbiteral al servicio de la Iglesia de Jesús en el momento actual, nuevos ministerios al servicio de la comunidad, derechos humanos en la Iglesia, la mujer también es iglesia, otra iglesia es posible y real, una nueva espiritualidad centrada en el evangelio, nuevos caminos eclesiales, sueños de quijote para un mundo materializado, la comunidad que sigue a Jesús, fronteras y horizontes…

Toda esta carga experiencial es la que vamos a compartir comunitariamente: una experiencia que nos ha conducido a descubrir cada vez con mayor nitidez que la comunidad es el eje, el centro, el punto de referencia clave: esa comunidad en la que muchas y muchos hemos vivido y seguimos, y que a través de los años “ha ido confirmando la convicción inicial de seguir formando parte de la iglesia, en iglesias locales, domésticas, en las que la comunidad cobra el protagonismo y las diferentes tareas -incluso la de presidencia- se van asumiendo según la disponibilidad o capacidad de cada creyente. Comunidades no impositivas sino acogedoras, no jerarquizadas sino igualitarias; no volcadas en el culto sino en la celebración festiva; comunidades de búsqueda y compromiso, con apuestas por vivir en positivo de cara al mundo actual. Una realidad pequeña; pero nada despreciable y -al parecer- con grandes posibilidades de cara al futuro”. Así lo decíamos en nuestro libro, publicado en 2010, Curas Casados. Historias de fe y ternura.

A ello nos ayudarán distintos actos: presentación de experiencias de comunidades concretas de distintos entornos y países, talleres sobre distintos servicios en la comunidad; y dos ponencias: una de Silvia R. de Lima Silva, teóloga latinoamericana conocedora de las comunidades de base, y otra del teólogo español J. Antonio Estrada, que pondrán en clave teológica toda esta riqueza vivencial. Una mesa redonda en torno a los retos para los creyentes en el mundo presente nos situará para concretar nuestros compromisos personales y grupales.

Completa nuestra convivencia la presentación del libro “Curas en unas comunidades adultas”, preparado y editado por la Federación Europea, en la que se nos ofrece un recorrido por la historia del movimiento internacional de curas casados con los momentos más ricos y la síntesis de las más destacables líneas de actuación y compromisos, tanto colectivos como personales; y como el otro elemento fundamental, una serie de experiencias comunitarias de muy diversa procedencia, que nos hablan de ese camino hacia la mayoría de edad real que tantas comunidades han recorrido y siguen recorriendo.

Y en medio, al lado y a la vez, la convivencia, la tertulia personalizada, la fiesta sencilla y distendida, en las que los sentimientos, los recuerdos, las luchas y esperanzas afloran espontáneamente y sin artificio. Como siempre, y como cristianos que somos, la oración de la mañana y la Eucaristía final lubricarán todas nuestras vivencias.

Estaríamos muy agradecidos de contar con vuestra presencia, que facilitará la difusión de nuestras vivencias y conclusiones. Si necesitáis más información detallada la podéis encontrar en la web moceop.net.

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Recordatorio

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