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Un grupo de escuelas católicas de Australia presenta una guía para la inclusión de su alumnado LGTB

Viernes, 9 de junio de 2017
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000315_bbacMientras que en España los obispos insisten en el discurso homófobo (baste recordar las recientes palabras de Xavier Novell, el joven obispo de Solsona), en otros lugares la Iglesia católica da pasos en favor de la inclusividad. Hoy el ejemplo nos llega desde Australia, en concreto desde una corporación de escuelas católicas. Son iniciativas que no ponen en cuestión la doctrina oficial de la Iglesia (eso es algo que depende del Vaticano) pero que si van en la dirección adecuada.

En parte por convicción, en parte porque la legislación les obliga, lo cierto es que en diversas partes del mundo las escuelas católicas van introduciendo medidas de inclusión de su alumnado LGTB. En esta misma página hemos hablado ya de una iniciativa en este sentido en Escocia. Otro ejemplo más reciente es el de una corporación de escuelas católicas, Edmund Rice Education, en Australia, que ha elaborado una guía sobre actuaciones inclusivas de los alumnos LGTB y sus familias para sus 52 escuelas. Asimismo, pronto comenzará un programa de formación para los profesores con el objetivo de crear un ambiente más seguro en sus aulas: “No buscamos ser provocativos ni crear divisiones. Nuestra creencia fundamental es en la inclusión: el bullying, el acoso y la discriminación van totalmente en contra de ella y no tienen lugar en nuestras escuelas”, han expresado los promotores de la iniciativa.

En este sentido, se ha publicado una declaración a favor de la inclusión, “Safe and Inclusive Learning Communities Statement“, así como un conjunto de recursos para los directores de colegios, líderes y profesores. Existe además un informe sobre “comunidades de aprendizaje seguras e inclusivas” que puede obtenerse solicitándolo por correo electrónico a info@erea.edu.au.

Sin cuestionar la doctrina oficial de la Iglesia (condición sin la cual este tipo de proyectos no serían viables en este momento), la declaración se remite al actual papa Francisco: “Nuestra Sagrada Escritura nos recuerda que toda persona está hecha a imagen y semejanza de Dios. Por consiguiente, cada persona tiene su propia dignidad inherente y Dios tiene la intención de que crezca hacia su plenitud. Esto significa para EREA [el grupo de escuelas] apoyar a cada joven a que alcance el crecimiento y la liberación mediante el apoyo tanto pastoral como académico y co-curricular. Jesús, el gran incluyente, nos desafía con una visión radical del amor y la inclusión. El papa Francisco asume este reto”.

Entre las recomendaciones, el propio documento señala cuatro tareas como las más urgentes: que cada escuela asuma dentro de su perspectiva global de acción que entre sus alumnos hay personas LGTB; que en los protocolos sobre discriminación se incluyan explícitamente medidas contra la violencia hacia las personas LGTB; la revisión de sus actuales reglamentos y protocolos para asegurar la inclusión; y medidas encaminadas a que sus estudiantes y trabajadores puedan sentirse libres para explorar cuestiones de identidad sexual.

Conviene precisar que la iniciativa tiene lugar en el contexto de la fuerte reacción conservadora hacia el programa Safe Schools contra el acoso escolar por LGTBfobia, al que hace unos meses hicimos ya referencia, promovido en su momento por el propio gobierno australiano, cuyos materiales este grupo de escuelas afirma no poder asumir. Sin embargo, en lugar de instalarse en la negación del problema, han desarrollado materiales propios, basados en una investigación realizada por el jesuita Peter Norden en 2007, quien analizó cómo las escuelas católicas pueden dar un mejor apoyo a los estudiantes LGTB. Una iniciativa que bien podrían replicar centros católicos de otras partes del mundo, como España, en los que el acoso escolar por LGTBfobia permanece absolutamente inivisibilizado.

Fuente Dosmanzanas

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Australia: un chico de 13 años se quita la vida en plena campaña ultraconservadora contra un plan de prevención del acoso homófobo

Lunes, 28 de noviembre de 2016
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3ab7cd4600000578-0-image-a-67_1480001404779El odio homófobo se ha cobrado una nueva víctima. Tyrone Unsworth, un chico de 13 años, se ha quitado la vida después de sufrir acoso homófobo durante años por parte de otros chicos de su edad en Brisbane (Australia). La noticia resulta aún más terrible si se tiene en cuenta que sucede después de que grupos ultraconservadores hayan lanzado (y con bastante éxito) su propia campaña de acoso contra el programa Safe Schools, cuyo objetivo es combatir el bullying LGTBfóbico en las escuelas.

Con sólo 13 años de edad, Tyrone Unsworth, se quitaba la vida el lunes, 21 de noviembre, después de ser víctima del acoso y la intimidación desde que tenía 5 años de edad debido a su orientación sexual, según asegura su madre, Amanda Unsworth, afirmando que en los últimos años las presiones se habían vuelto más maliciosas.  La policía de Brisbane, en el estado australiano de Queensland, está investigando el incidente.

“Tyrone terminó siendo gay y mucha gente empezó a molestarle. Era un chico muy femenino, le encantaba la moda y el maquillaje, y los otros chicos no paraban de meterse con él, le llamaban gay-boy, maricón, mariquita; así ha sido, de forma constante, desde que iba a 5º curso”, declaraba su madre, Amanda Unsworth, a The Courier Mail (Tyrone se encontraba ahora en 7º curso, el último año de la educación primaria en el sistema educativo australiano). “Quería ser veterinario o diseñador cuando fuera mayor, y su frase favorita era ‘Los palos y las piedras romperán mis huesos, pero las palabras nunca podrán hacerme daño’. Pero sí pudieron con él”, añadía. Se trata, para los que no la conozcan, de una frase hecha en inglés (“sticks and stones may break my bones but words will never hurt me”), que se usa precisamente para advertir a los niños de que no hagan caso de los insultos que reciben. A algunos quizá les suene también porque ha sido utilizada en la letra de varias canciones.

La muerte de Tyrone llega apenas un mes después de que su madre denunciara que su hijo había sido agredido físicamente fuera del recinto escolar con la estaca de una valla por otro alumno del mismo centro. Un incidente por el que Tyrone tuvo que ser ingresado en el hospital, necesitando cirugía en el rostro. Después de este incidente, la señora Unsworth se persona en el centro de enseñanza secundario de su hijo, el Instituto Aspley State, para transmitir su preocupación por el acoso al que estaba siendo sometido.

Jacquinta Miller, la directora de la Aspley State High School, la escuela a la que acudía Tyrone, ha negado por su parte tener conocimiento de que el chico estuviera siendo acosado en la escuela, asegurando que si él o su familia se hubiesen quejado se habrían tomado medidas. “No tuvimos informes sobre el acoso, la verdad es que tratamos de trabajar con las familias para resolver estos complejos problemas. Me siento tan triste y lamento que no tuviéramos la oportunidad de ayudar a este joven”, asegura Miller, afirmando que habrían tomado cartas en el asunto si la familia hubiera acudido antes a ellos. “La seguridad y el bienestar de todos los alumnos de nuestra escuela es nuestra principal prioridad y por eso no toleramos el acoso en ninguna de sus formas”, se ha permitido incluso declarar. Palabras que se nos antojan hipócritas si se tiene en cuenta que Tyrone fue salvajemente agredido por un compañero (es cierto que fuera de los límites de la escuela) hace menos de un mes, requiriendo hospitalización y cirugía después de ser golpeado en la mandíbula con el tablón de una cerca.

“Cuando salió del hospital era un chico diferente. Repetía constantemente ‘No quiero ir a la escuela, no quiero terminar de vuelta al hospital'”, declara Twiggy Jones, la abuela de Tyrone, que asegura que su nieto siempre había sido un niño feliz. El funeral de Tyrone será el 1 de diciembre, para el que su madre ha pedido a todos los que tengan la intención de asistir que vayan con ropa de colores brillantes.

La Coalición para la Seguridad en las Escuelas de Australia extendió su pésame por la muerte de Tyrone Unsworth, señalando que su caso es una prueba del impacto de la intimidación y la discriminación a la que se enfrentan todos los jóvenes LGBT en Australia. Según un informe, el 75 % de los jóvenes homosexuales, de edades comprendidas entre los 14 y los 21 años, han experimentado alguna forma de intimidación o abuso homofóbico debido por su orientación sexual, de los que un 80 % asegura haberlos sufrido en el período escolar.

Campaña ultraconservadora contra el programa Safe Schools

No se trata, por desgracia, del primer suicidio de un niño o de un adolescente LGTB que recogemos en Cristianos Gayss. Hay además otros muchos que ni siquiera saltan la barrera de los medios. Pero si en este caso la noticia nos resulta especialmente estremecedora es porque el sucidio de Tyrone coincide con una feroz campaña que los grupos ultraconservadores australianos están llevando a cabo contra Safe Schools, un programa de prevención del acoso escolar por LGTBfobia. Una polémica que por otra parte no es posible desvincular de todo del enrarecido clima de discusión sobre la aprobación del matrimonio igualitario en Australia.

Safe Schools es un programa promovido por Safe Schools Coalition Australia que se puso en marcha en el estado de Victoria en 2010, y que se extendió a toda Australia en 2013. El programa provee de recursos sobre diversidad afectivo-sexual a las escuelas, con el objeto de garantizar un entorno seguro a los estudiantes LGTB. Sin embargo, pronto comenzó a suscitar críticas entre grupos ultraconservadores, como Australian Christian Lobby (una organización similar, por mencionar un ejemplo cercano, a la española HazteOír). Críticas que encontraron eco, por ejemplo, en The Australian, diario conservador propiedad del magnate Rupert Murdoch. Hace unos meses las críticas subieron de tono, e incluso el diputado conservador George Christensen llegó a acusar al programa en el Parlamento de Australia de exponer a los menores a material pornográfico y lo relacionó con la pederastia.

De hecho, el gobierno federal australiano, sometido a las presiones del sector más derechista de la coalición conservadora que lo sustenta, decidió finalmente someter al programa a importantes restricciones, como limitarlo a los cursos de secundaria, prohibir el uso de recursos externos y obligar a que los padres den su consentimiento firmado para que los alumnos participen. Medidas que en la práctica suponen el fin del programa tal y como fue concebido, y que ha hecho que al menos dos gobiernos, los del Territorio de la Capital Australiana (donde se localiza Canberra, la capital federal) y los del estado de Victoria, donde nació precisamente el programa, hayan decidido tomarlo bajo su control y financiarlo para asegurar su mantenimiento. Ambos territorios están gobernados por el Partido Laborista.

Fuente Dosmanzanas/Universogay

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