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Un documental rescata del olvido la persecución franquista a los protestantes

Viernes, 19 de noviembre de 2021
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‘Protestantes, la historia silenciada‘ se enmarca dentro de la línea de trabajos vinculados a la memoria histórica

El documental, que se estrenó el pasado el martes, ahonda en cómo esta represión provocó que EE UU vetara el ingreso de España en el Plan Marshall

La idea del documental, en el que han invertido tres años de trabajo, surgió del periodista catalán David Casals tras la muerte de su abuela, Rosa Mora, protestante, que falleció a los 89 años en marzo de 2018

“La persecución contra todos los protestantes por el franquismo es algo que se conoce internamente entre las familias que la han padecido, pero que es un episodio muy desconocido para la población en genera”

El documental Protestantes, la historia silenciada, que se estrenaó el pasado martes, rescata del olvido la persecución del régimen franquista contra los protestantes y ahonda en cómo esta represión provocó que EE UU vetara el ingreso de España en el Plan Marshall.

La idea del documental, en el que han invertido tres años de trabajo, surgió del periodista catalán David Casals tras la muerte de su abuela, Rosa Mora, protestante, que falleció a los 89 años en marzo de 2018.

 En una entrevista, Casals ha recordado cómo su abuela le explicó muchas veces que tenía que participar en cultos clandestinos por ser protestante y consideró que testimonios como ese no podían dejarse escapar “sin darlos a conocer al gran público”.

“La persecución contra todos los protestantes por el franquismo es algo que se conoce internamente entre las familias que la han padecido, pero que es un episodio muy desconocido para la población en general y por eso hemos rodado el documental“, codirigido por el propio Casals, Julia Solé y Sergi Martí y rodado bajo un “prisma divulgativo-periodístico”.

Producido por la productora Clack, el filme arroja luz al poco conocido episodio de la exclusión de España, impulsada por el presidente norteamericano Eisenhower, de la reconstrucción europea de posguerra.

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Fotografía que forma parte del documental ‘Protestantes, la historia silenciada’. Archivo familiar Eliseo Vila

El filme, de 52 minutos, documenta cómo, después de que el senador estadounidense Alvin O’Konsky lograra que la Cámara de Representantes aprobara el 30 de marzo de 1948 la inclusión de España en el Plan Marshall, Eisenhower, de confesión baptista, vetó al régimen de Franco por la persecución que ejercía contra los protestantes.

Ataques contra los protestantes

El presidente norteamericano supeditó la entrada de España a que hubiera en el país libertad religiosa, recuerda Casals, que enumera cómo en aquella época numerosos templos protestantes eran atacados, saqueados e incendiados, excepto los que pertenecían a consulados extranjeros.

“Por eso, muchos cultos se celebraran clandestinamente en casas particulares, y si eran descubiertos o denunciados por algún vecino sus participantes eran multados”, según Casals.

El exdirector del Hospital Evangélico Armand Urrútia, miembro de la Asamblea de Hermanos de la calle Terol de Barcelona, explica en el documental como en su iglesia aún tiene “fotos de la puerta con un precinto que ponía Juzgado conforme no se podía entrar”.

“Nos reuníamos en las casas. Y con cuidado de que no hubiera un vecino que nos denunciara por reunión clandestina. Recuerdo, cuando era pequeño, que se presentó la policía en medio de la reunión y tomó datos de todos los asistentes, que después fueron multados”, relata Urrútia.

El historiador y crítico de arte Daniel Giralt-Miracle, miembro de la iglesia baptista de la calle Verdi de Barcelona, apuntala: “Entrábamos discretamente, separados, no cantábamos, había un espíritu de célula clandestina, de resistencia. Fue un periodo muy duro por la confusión que el nacionalcatolicismo hacía de todo lo protestante“.

Otro episodio de represión que documenta el filme es el caso del pastor de la Iglesia Metodista, Enric Capó, que en 1973 fue procesado por el Tribunal de Orden Público por repartir folletos evangélicos en el estreno en España de la película Los diez mandamientos.

“Los niños de padres protestantes eran estigmatizados en las escuelas y las parejas evangélicas que querían casarse tenían muchas dificultades para conseguirlo. Muchos buscaban juzgados que fueran más flexibles en otros barrios o ciudades y se empadronaban en casas de familiares o amigos de su jurisdicción para poder inscribir su matrimonio“, recuerda Casals.

Estreno del documental

El documental también relata cómo hasta hace relativamente pocos años los miembros de comunidades protestantes eran enterrados en zonas separadas de los católicos en los cementerios tradicionales, junto a suicidas o excomulgados.

“El régimen franquista confundía y metía en un mismo saco a comunistas, masones, judíos, sindicalistas y protestantes, remarca el codirector del documental, que quieren también proyectar en Madrid el próximo año.

La jerarquía de la iglesia católica, que apoyó el alzamiento del dictador Franco, “no decía nada, aunque muchos católicos lo veían mal”, porque era una manera de conservar el monopolio religioso, y eso duró hasta la apertura del Concilio Vaticano II”, dice el codirector del filme.

De hecho, en el documental, el monje capuchino Joan Botam, considera que la Iglesia Católica debería hacer algún tipo de reconocimiento de su papel en aquellos tiempos, en los que un encuentro ecuménico como el reciente en el templo de la Sagrada Familia era impensable.

El documental, que se estrenará en la Muestra de Cine Espiritual de Cataluña, recoge también testimonios de Noemí Cortés, miembro de la comunidad de la calle Terol de Barcelona, y del ex vicepresidente catalán Josep-Lluís Carod-Rovira, en su faceta de estudioso del protestantismo.

Protestantes, la historia silenciada se enmarca dentro de la línea de trabajos vinculados a la memoria histórica desarrollados por Clack como Peiró42, La última cinta desde Bosnia o Patrimoni7.

“Una de nuestras líneas de acción como productora es contar historias ocultas, que han quedado en los márgenes, en la periferia del discurso oficial, y la historia de los protestantes en Cataluña es uno de esos temas que nos ha parecido que valía mucho la pena de recuperar”, según Joan Salicrú, productor ejecutivo del documental.

El documental ha contado con ayudas de la Dirección General de Asuntos Religiosos, el Memorial Democrático de la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona y la Fundación Pluralismo y Convivencia del Ministerio de la Presidencia.

Fuente Religión Digital

Cristianismo (Iglesias), Cuáqueros, Iglesia Adventista del Séptimo Día, Iglesia Bautista, Iglesia Luterana, Iglesia Metodista, Iglesia Presbiteriana, Iglesias Evangélicas, Iglesias Reformadas (Calvinistas) , , , , , , , , , , , , , , ,

“Orgullo LGTB en la iglesia”, por Carlos Osma.

Miércoles, 16 de julio de 2014
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IMG_0307Leído en Homoprotestantes:

Todavía está reciente la celebración ecuménica que el pasado viernes (27 de Junio) organizó la Comunidad Protestants Inclusius [1] y ACGIL en Barcelona. Creo que para muchas y muchos que estuvimos allí, esa celebración no se olvidará fácilmente, y la guardaremos como uno de esos tesoros que vamos almacenando a lo largo de la vida. Yo estuve allí, yo viví con muchas otras personas la experiencia de compartir el pan y el vino, de cogernos de las manos alrededor de la mesa del Señor y cantar dando un sentido nuevo al Padre Nuestro.

 Cada persona hará una lectura diferente, somos distintas y diversos, somos seres humanos. Seguro que muchos recordarán la homilía de la Pastora Marta López. Para quienes vienen de tradición católica ver a una mujer con toga, llevando sobre sus hombros el arcoíris, y predicando con esa libertad, profundidad y honestidad, siempre sorprende. Para quienes hemos formado parte de la comunidad que pastorea nos permitió volver a sentir esa calidez, apertura y voluntad de integración que tiene su iglesia. Ojala algún día, se den los pasos definitivos para que esa integración sea completamente real, y ojala muchas comunidades cristianas tomen como referencia la labor que esta iglesia ha hecho desde hace mucho tiempo en materia LGTB.

 IMG_0301Supongo también que la mayoría se llevará como recuerdo al Coro Barcelona Rainbow Singers emocionándonos cuando cantaban Imagine de John Lennon: “Imagina a todo el mundo viviendo la vida en paz. Ya puedes llamarme soñador si quieres, pero como yo hay mucha gente. Sólo hace falta que te unas y el mundo será muy diferente”. Y sí, nos lo imaginábamos, mientras cantaban nos imaginábamos un mundo donde los derechos LGTB son derechos humanos. Un mundo donde las personas no mueren por su identidad sexual o de género, donde amar no es un pecado, donde todas y todos somos libres para expresarnos tal y como somos. Nos lo imaginábamos, pero a la vez, volvíamos a afirmar con rotundidad que lo vamos a construir hoy, no nos esperaremos al futuro para hacer de nuestro mundo un lugar más humano. El evangelio, la labor por construir un mundo más justo, nos insta a hacerlo hoy.

 Pero si he de destacar un momento de la celebración, sería cuando seis entidades que trabajan por los derechos LGTB subieron al púlpito para explicarnos con brevedad en qué consistía su labor. Cuando les invitamos no sabíamos exactamente si querrían participar, para la mayoría de personas el cristianismo y las personas LGTB son enemigas. Y mucho más para los colectivos LGTB que saben el daño tan terrible que las iglesias están provocando para que los dos derechos humanos sean respetados en el mundo. Quizás el cristianismo es el poder que más se ha opuesto a que las personas LGTB puedan vivir seguras, en paz y felices. Si soy sincero no todas las entidades LGTB respondieron afirmativamente a nuestra invitación, pero también es cierto que la mayoría sí lo hicieron, y lo hicieron sin saber exactamente en que tipo de comunidad entraban. La realidad mostró una vez más como personas que han tenido que vivir el estigma que el cristianismo ha potenciado contra ellas, son capaces de entrar en una iglesia para explicar como trabajan todos los días por hacer más fácil la vida de cientos de miles de personas.

IMG-20140622-WA0004 (1) Y cuando una tras otras, las personas de estas entidades nos explicaban su labor, me sentí profundamente interpelado. Desde el Projecte Coratge nos explicaron que todavía hay que ayudar a gente que ha sufrido las terapias reparativas, La Associació de Families Lesbianes i Gais su labor por defender los derechos de niños y niñas que forman parte de famlias LGTB. Acathi nos ayudó a ver la necesidad de muchas personas LGTB que vienen a Barcelona huyendo de la pobreza y la homofobia de sus países, homofobia que en algunos casos pone en peligro sus vidas. El GAG nos explicó su trabajo con personas transexuales y transgénero, personas empujadas a la marginalidad en la mayoría de ocasiones. La Fundació Enllaçnos permitió ver la necesidad que tenemos las personas LGTB de ver respetada nuestra diversidad también cuando somos mayores. La necesidad de acompañar a personas mayores que debido a la homofobia tenemos un mayor índice de soledad en la vejez que otros colectivos.

 Todas estas asociaciones no ayudaron a ver las necesidades de un colectivo que ha tenido que crear sus propias estructuras para apoyarse y ayudarse. Un colectivo que ha entendido muy bien eso de que hay que ayudar al prójimo, que no se puede permitir que una persona pierda su dignidad o sea tratada de manera injusta. Que hay que construir un mundo nuevo donde todas y todos tengan los mismos derechos.

 Fue El Projecte del Noms la entidad que me hizo sentir más incómodo en mi banco. Nos explicaron que nacieron hace más de dos décadas cuando la epidemia del SIDA estaba en el punto más alto. Los hospitales de nuestra ciudad, como los de otras ciudades del mundo, estaban llenos de personas que morían y nadie podía hacer nada por evitarlo. Lo único que se podía hacer era acompañarlas y estar a su lado hasta el final. Evangelio, pensé yo, evangelio puesto en práctica por personas que mayoritariamente no son cristianas. Pero no me sentí bien, y lo digo con sinceridad y sin intentar tirar piedras contra nadie: ¿dónde estábamos las cristianas y cristianos entonces?  ¿cómo fue posible predicar el evangelio cada domingo y actuar como si aquella epidemia no tuviera nada que ver con nuestra fe? ¿Cómo es posible que desde el fundamentalismo menos evangélico se culpabilizara a personas enfermas que se enfrentaban a la muerte? Este fue el momento que me llevaré de la celebración, el momento en el que una persona se subió a un pulpito y me recordó que a veces los prejuicios no me permiten ser realmente cristiano. Que los prejuicios me alejan del prójimo, del seguimiento de Jesús.

 Vivimos ya en otro mundo, y las comunidades cristianas no se han dado cuenta. Todavía reducen la vida de millones de personas al discurso de siempre: “los más conservadores piensan así, no podemos crear un enfrentamiento, no podemos hacer esto o aquello”… pero eso no tiene nada que ver con la vida que tiene lugar fuera de la iglesia. Allí fuera hay personas LGTB que viven, aman, tienen hijos e hijas, sufren, envejecen, enferman… y tienen que buscar sus respuestas sin que el cristianismo les envíe una propuesta que les pueda dar también sentido a sus vidas. Con toda sinceridad creo que las iglesias deberían pedir perdón a las personas LGTB por el comportamiento que han tenido hacia ellas y por apropiarse de un evangelio que al final no están viviendo. Los colectivos LGTB tienen mucho que enseñar a las iglesias de lo que significa dignificar a quienes han sido humillados. En este momento creo que las personas LGTB tienen mucho que aportar a las iglesias, y cuando se les da una oportunidad, como en esta celebración ecuménica, dejan fuera el odio recibido y suben a un púlpito para explicar como trabajan por los derechos humanos.

 Quizás, como nos recordaron los colectivos que nos acompañaron, es eso lo que debemos hacer las personas cristianas LGTB: olvidarnos de lo que las comunidades no pueden, saben o quieren hacer, y centrarnos en ser sensibles a las necesidades de los que tenemos más cerca y viven una experiencia de exclusión.

 Termino mi visión particular de la celebración con un texto que leí yo mismo al comienzo de dicha celebración, un texto del pastor Enric Capó con el que nos invitaba a trabajar por la justicia: “Si tenemos clara cual es nuestra esperanza, cuales son las cosas que queremos y que Cristo nos quiere dar, no podemos dejar de luchar por ellas. Hemos de convertir la esperanza en una realidad presente, en cosas concretas, reales, tangibles. Si esperas la paz, la justicia y el amor, lucha por ello. No esperes al más allá, también aquí es posible conseguirlas, aunque sea en la pequeñez y la imperfección[2]”.

 Carlos Osma

 [1] Para ver imágenes de la celebración: http://protestantsinclusius.blogspot.com.es/2014/06/celebracio-ecumenica-pride-2014.html

[2] Capó, E. “Per què i per a què sóc cristià”. (Madrid: Ediciones Fliedner, 2011, p. 95).

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“Biblia y Homosexualidad.” Por Enric Capó.

Lunes, 17 de febrero de 2014
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AdamSteveTheSinDel blog Homoprotestantes:

Una primera lectura de la Biblia nos lleva a la conclusión de que en ella nos hallamos ante una condena absoluta de la homosexualidad. En el A.T. encontramos pasajes muy fuertes que prohíben enérgicamente las relaciones sexuales entre hombres; e, incluso, llegan a castigarlas con la pena de muerte. “Si alguien se acuesta con otro hombre como se hace con una mujer, cometieron gran perversión; ambos han de ser muertos” (Lev 20,13). No es, pues, extraño que muchos cristianos estén totalmente en contra de esta práctica sexual y que algunos lleguen a aplicar el castigo que establece el libro del Levítico. En los EEUU son miles las víctimas del fanatismo religioso contra los homosexuales. Recuerdo unas fotografías, que me enseñaron allí, del escenario del asesinato de un homosexual. Había sido asesinado en el comedor de su casa y en una de las paredes de la habitación donde se encontraba el cadáver, podía verse la cita escrita a mano de Lev. 20,13. Parece que esto lo justificaba todo.

A la misma conclusión llegamos cuando leemos el Nuevo Testamento. La primera lectura de los pasajes de Romanos 1,26-27, y otros parecidos (1 Co 6,9; 1Tim 1,8-10; Judas 1,7), nos confirman en la condenación de las relaciones homosexuales: “así que Dios los ha dejado a merced de pasiones vergonzosas. Sus mujeres invierten el uso natural del sexo y se entregan a prácticas antinaturales. Y lo mismo los hombres dejan las relaciones naturales con la mujer y se abrasan en el deseo de los unos con los otros. Hombres con hombres cometen acciones infamantes, y en su propio cuerpo reciben el castigo que merece su extravío”. Los pasajes son tan claros y explícitos que parece que no dejan resquicio alguno para aceptar cualquier práctica homosexual.

Sin embargo, una segunda lectura, más pausada i cuidadosa, de los mismos textos, nos suscita dudas sobre las conclusiones a las que hemos llegado en la primera lectura.

La primera duda se refiere a si el pasaje del Levítico nos afecta a nosotros los cristianos. Nos damos cuenta de que los versículos que citamos del libro del Levítico pertenecen a la porción del libro que se denomina “Código de Santidad” (Capítulos 17 al 26) en el que se dan instrucciones al pueblo de Israel, de muy diferente índole, que nosotros, los cristianos, no nos sentimos obligados a observar. Por ejemplo, prohibiciones diversas a las que no hacemos caso: comer sangre, bajo pena de ser extirpado del pueblo (17,10), sembrar un campo con dos clases de semilla o llevar ropas hechas con dos clases de tejidos (19,19), rapar en redondo la cabeza o recortarse la barba (19,27), comer animal muerto o quien haya sido despedazado por las fieras (22,8) etc. Por otra parte se da permiso –cosa que nosotros no aceptamos- para comprar y vender esclavos (25,44-46), o se castiga con la muerte al blasfemo (24,14). Entre todas estas prohibiciones está la de “acostarse con varón como con mujer”. ¿En qué difieren las prohibiciones? ¿Debemos obedecerlas todas o, por el contrario, olvidarlas como cuestiones que se referían a un pueblo y a una época, pero que no nos afectan?

La segunda duda se refiere a si nosotros, que vivimos en el siglo XXI, estamos hablando el mismo lenguaje de la Biblia y entendemos las palabras que usamos de la misma forma. Tanto en los pasajes del Antiguo Testamento como en los del Nuevo, la prohibición de relaciones sexuales entre hombres está en el contexto de los hombres malvados que corrompen la creación “como no tienen interés en conocer a Dios, Dios mismo los ha dejado a merced de una mente pervertida que les empuja a hacer lo que no deben. Rebosan injusticia, perversidad, codicia, maldad; son envidiosos, asesinos, embaucadores, malintencionados, etc. etc. (Ro 1,28-29). Es decir, la práctica de la homosexualidad se sitúa en el contexto de los vicios sexuales y de la corrupción de costumbres. Así, en el pasaje de 1ª Corintios 6, se les condena junto a los fornicarios, los idólatras, los adúlteros, los ladrones, los borrachos, etc. Asimismo en el pasaje de 1 Tim 1,8-10, se los asimila a los parricidas y matricidas, los fornicarios, los mentirosos y perjuros, etc. Y así en otros pasajes. Podríamos, pues, concluir que en la Biblia se condena la promiscuidad sexual y toda clase de vicio homo o heterosexual, pero que en ningún pasaje se contempla la posibilidad del amor y la fidelidad entre miembros del mismo sexo.

Y creo que esto debe ser subrayado y tenido en cuenta en nuestra segunda lectura de la Biblia. Porque, ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento se menciona la homosexualidad como lo que en su estado puro realmente es: una peculiaridad de la naturaleza que no tiene nada que ver con las perversiones sexuales mencionadas en la. El homosexual no es un vicioso al que se debe castigar, como lo ha sido a lo largo de la historia, sino un ser humano que afectiva y sexualmente se comporta de forma diferente a los que llamamos heterosexuales. Por tanto, es totalmente injusto aplicar los pasajes que hemos mencionado a aquellos hombres y mujeres que, aún siendo del mismo sexo, se sienten atraídos entre ellos, se enamoran, se aman y deciden vivir juntos en la fidelidad “hasta que la muerte nos separe”. Esto no es perversión, ni vicio, sino otra forma de amar , ciertamente atípica, pero no por esto menos lícita ni menos digna de respeto.

Enric Capó

Este artículo se publicó en la revista Lupa Protestante en Abril de 2009.

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