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Tony Abbott acude a la boda de su hermana Christine con otra mujer, a pesar de haber impedido el matrimonio igualitario cuando era primer ministro de Australia

Miércoles, 7 de febrero de 2018
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9f4ca9cc4d12feefe6874b878d0d11af“Arrepentidos los quiere Dios…”, dice el dicho popular…

El ex primer ministro de Australia, Tony Abbott, ha acudido a la ceremonia de la boda de su hermana Christine Forster con Virginia Edwards. El enlace ha sido posible después de que el pasado 9 de diciembre entrara en vigor la ley de matrimonio igualitario aprobada por el Parlamento australiano, algo a lo que se opuso firmemente Tony Abbott cuando fue líder de la oposición y cuando encabezó el Gobierno. Abbott, incluso, hizo una feroz campaña en contra durante el referéndum consultivo que se efectuó al respecto, alegando en todo momento sus convicciones religiosas.

La activista LGTB australiana Christine Forster ha contraído matrimonio con Virgina Flitcroft, con quien estaba prometida desde hace cuatro años. La ceremonia civil se ha llevado a cabo en un evocador lugar frente al edificio de la Ópera de Sídney. El enlace se ha celebrado apenas unos meses después de que el matrimonio entre personas del mismo sexo fuera aprobado por el Parlamento de Australia.

Uno de los invitados a la boda ha sido Tony Abbott, ex primer ministro de Australia y antiguo líder del conservador Partido Liberal. La peculiaridad de su asistencia a la unión de su hermana radica en que, mientras lideró al partido y el Gobierno, Abbott rechazó permitir la aprobación del matrimonio igualitario, poniendo todo tipo de obstáculos para que cualquier iniciativa legislativa al respecto prosperase.

En 2012, durante su etapa como líder de la oposición, obligó a los diputados de su partido a acatar la disciplina de voto sin debate interno previo, impidiendo que se aprobase el proyecto de ley presentado por la senadora verde Sarah Hanson-Young. Previamente, había afirmado: «No importa lo profundamente afectuoso o duradero que sea, la relación entre dos personas del mismo sexo no puede ser un matrimonio, porque el matrimonio, por definición, es entre un hombre y una mujer».

Durante su periplo como primer ministro del Gobierno australiano, negó repetidamente la posibilidad de que los diputados del Partido Liberal pudiesen votar en conciencia, incluso a proyectos de ley que habían surgido de coaliciones que incluían a miembros liberales. Su negativa se debía, según sus propias palabras, a sus fuertes convicciones religiosas de antiguo seminarista católico. Ni los avances en la vecina Nueva Zelanda o en los Estados Unidos hacían mella en su empeño de que, si algún día se debatía el matrimonio entre personas del mismo sexo, fuera a través de un referéndum vinculante y no por vía parlamentaria.

Incluso cuando, una vez derrocado como primer ministro, tuvo lugar el referéndum postal no vinculante sobre el matrimonio igualitario, hizo campaña en contra. En un profuso artículo publicado en The Sidney Morning Herald, defendía su postura contraria, alegando que «es hora de decir que la corrección política se ha salido totalmente de control y votar no». Incluso llegó a afirmar que el matrimonio entre personas del mismo sexo amenazaba la libertad religiosa y que quienes lo apoyaban propagaban un «discurso de odio».

Durante todo este tiempo, su hermana Christine persistió en su lucha como activista en la defensa de los derechos LGTB, posicionándose en contra de las directrices de Abbott de manera contundente. Es más, durante el referéndum fue una gran promotora de la campaña favorable desde su cargo como concejala en el ayuntamiento de Sídney.

Pero toda esta historia parece haberse diluido, ya que Tony Abbott ha calificado la boda de su hermana como una «gran ocasión familiar», y ha afirmado que se siente «muy feliz por Chris y Virginia. Estoy deseando tener una nueva cuñada». Por su parte, Christine Forster ha declarado que su hermano «ha sido fabuloso. De hecho, ha sido la primera persona en llamarnos esta mañana para comprobar que todo iba bien y que no había ningún imprevisto de última hora».

Fuente Dosmanzanas

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Nuevas perspectivas para las parejas del mismo sexo en Australia e Italia tras el contundente resultado del referéndum irlandés

Sábado, 30 de mayo de 2015
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Trébol-arcoírisLa reciente aprobación del matrimonio igualitario en Irlanda mediante consulta popular está influyendo muy positivamente en un cambio de actitud respecto a las legislaciones favorables a los derechos de las parejas del mismo sexo, que ahora muchos ven como inevitables. Desde Italia hasta Australia llegan noticias sobre procesos que se inician y otros que adquieren nuevo impulso. En otros países, sin embargo, los prejuicios siguen vigentes y triunfantes, como en el caso de Polonia, cuyo Parlamento ha rechazado por cuarta vez una ley de uniones civiles abierta a las parejas del mismo sexo.

El hecho de que la mayoría de los irlandeses haya votado, con contundencia, a favor de permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo está sirviendo de acicate para que en otros países se levanten voces reclamando la igualdad para las parejas LGTB. A la repercusión que obtuvo en Alemania, de la que informamos detalladamente, se suman ahora Australia e Italia, países con los que Irlanda guarda, de una u otra manera, cierta relación.

Perspectivas favorables en Australia

Los ecos del proceso irlandés han llegado hasta la lejana Australia, país con una importante población con ancestros irlandeses. El líder del opositor Partido Laborista, Bill Shorten, ha anunciado que presentará el próximo lunes ante el Parlamento australiano un proyecto de ley sobre el matrimonio igualitario, esperando, según sus palabras, que el impulso del referéndum irlandés sirva de ayuda para que el proceso prospere. Shorten asegura que dará libertad de voto a los representantes laboristas, algo que el líder del gobernante Partido Liberal, el conservador primer ministro Tony Abbott, ha negado pertinazmente a los suyos.

Pero en los últimos días esa oposición frontal a la libertad de voto parece haber cambiado. El pasado miércoles Tony Abbott establecía las condiciones para permitir el voto en conciencia a sus representantes: “Si nuestro Parlamento tuviera que tomar una decisión en un asunto como este, quiero que la iniciativa pertenezca al Parlamento, no a ningún partido en particular”. Y esa es precisamente la labor que está desarrollando un grupo de trabajo que aúna a representantes liberales, laboristas y verdes, que tratan de elaborar un proyecto de ley conjunto para presentarlo a consideración del Parlamento.

Según un recuento de los representantes de los diversos partidos que han expresado públicamente su apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo, se estaría tan solo a un voto para lograr la mayoría en la Cámara de Representantes (la cámara baja del Parlamento australiano), y ya se contaría con una mayoría en el Senado (la cámara alta). La incógnita reside en quienes aún no se han pronunciado, pero las perspectivas parecen favorables.

Eso es al menos lo que opina la propia hermana del primer ministro Tony Abbott, la abiertamente lesbiana Christine Forster,  que espera que antes de finalizar el año el matrimonio igualitario sea legal en Australia. Forster también recordaba el proceso irlandés: “La decisión de Irlanda, ver lo que ha ocurrido en la conservadora Irlanda … ver ese sorprendente resultado… le dirá a cualquiera que se oponga a esta reforma que es inevitable que se produzca en una democracia occidental desarrollada como la de Australia”.

El primer ministro italiano y las uniones civiles

Quien también se ha hecho eco del proceso irlandés es el primer ministro italiano, Matteo Renzi. El resultado en Irlanda sitúa a Italia, otra nación de tradición católica, como el único país de la Europa occidental que no reconoce los derechos de las parejas LGTB, ni mediante el matrimonio igualitario ni con la fórmula de la unión civil. Según el diario La Repubblica, Renzi declaraba tras conocer el resultado del referéndum irlandés que “las uniones civiles no pueden retrasarse más”. También expresaba su satisfacción Roberto Speranza, líder de su propia formación, el Partido Democrático, para quien “ahora es el turno de Italia”. Para Nichi Vendola, el abiertamente gay presidente de la región de Apulia, “Irlanda nos está dando una lección de civismo”.

El proceso de las uniones civiles en Italia se encuentra en trámite parlamentario. La misma Corte Constitucional dictaminaba en 2010 que los derechos de las parejas del mismo sexo deben ser reconocidos bajo una forma u otra, aunque la fórmula no fuera el matrimonio (si bien tampoco haya nada que lo impida). Sin embargo, el Parlamento italiano sigue sin resolver definitivamente al respecto, pese a disponer de una mayoría teóricamente suficiente salida de las elecciones de 2013. El propio Matteo Renzi supeditaba el pasado verano la aprobación de la ley de uniones civiles al éxito de su paquete de reformas políticas.

Por el momento, existe un proyecto presentado por la senadora Monica Cirinnà en junio de 2014, que reconocería a las parejas del mismo sexo su derecho a contraer una unión civil con derechos similares a los del matrimonio salvo la adopción conjunta (sí permitiría, bajo ciertas circunstancias, la adopción de los hijos que ya tenga la pareja) que ya ha recibido el visto bueno de la Comisión de Justicia del Senado, aunque en principio le quedaría una larga rodadura. Pero Cirinnà se ha mostrado muy esperanzada tras el referéndum irlandés, y ha declarado que “finalmente ha llegado el momento de que se apruebe antes del verano”. Esperemos que las declaraciones del primer ministro Renzi no hayan sido simplemente de cara a la galería, y que se cumplan las optimistas previsiones de Cirinnà.

Polonia no sigue la estela irlandesa

Donde continúa el inmovilismo en cuanto al reconocimiento de los derechos de las parejas LGTB es en Polonia, otro país de tradición católica. Su Parlamento ha rechazado un cuarto proyecto de ley de uniones civiles, que incluiría a las parejas del mismo sexo y les otorgaría derechos semejantes a los matrimonios. Un total de 215 diputados votaron en contra del proyecto, 146 lo hicieron a favor, 24 se abstuvieron y 75 se ausentaron.

Ya en enero de 2013 el Parlamento polaco rechazó tras un acalorado debate tres proyectos de unión civil abierta a las parejas del mismo sexo, uno de ellos promovido desde la gobernante PO (Plataforma Cívica) con el apoyo del primer ministro, Donald Tusk. Una derrota que provocó una auténtica fractura en el seno la PO entre su sector más liberal y su sector más conservador, liderado por el entonces ministro de Justicia Jarosław Gowin, vinculado al Opus Dei y con conocidos antecedentes homófobos.

Según Agata Chaber, dirigente del grupo Campaña Contra la Homofobia, “estamos siendo engañados por los políticos, en su mayoría conservadores, que dicen que Polonia no está lista para las uniones civiles, y mucho menos para el matrimonio entre personas del mismo sexo. Eso es mentira, Polonia está preparada”.

Fuente Dosmanzanas

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