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La Pascua: Amenaza de vida

Miércoles, 14 de abril de 2021

Resucitado_2328677121_15455952_660x371La humanidad caminaba perdida y ha encontrado una senda

“Celebrar este momento es descubrir que nada puede permanecer inamovible, que tenemos vocación de vida, de eternidad”

“Una explosión de luz, de primavera, de esperanza, inunda a toda la iglesia”

“Hoy resuena con la misma fuerza el grito de la esperanza en la catedral de San Patricio de Nueva York y en las favelas de Río de Janeiro”

“Si es verdad que habita en nosotros el pecado –todos somos pecadores- hoy desborda en nosotros la gracia”

Estamos de Pascua. Estamos de paso. Celebrar este momento es descubrir que nada puede permanecer inamovible, que tenemos vocación de vida, de eternidad.

Componiendo este misterio que es la vida siempre nos falta una pieza. ¿Cómo componer este puzzle de la vida si nos amenaza la muerte?

 Jesucristo se ha entregado totalmente por amor y en esa totalidad de su entrega comunica toda la fuerza   de   la   resurrección.  Es   el   espíritu   que   da   vida,   la   carne   para   nada   aprovecha.  La resurrección de Cristo nos invita a centrar nuestra mirada en la vida, en lo que produce vida y no en lo que se muere, se marchita y sucumbe.

Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe, seríamos los más necios de todos los hombres.

Pero Él vive, sentimos la fuerza transformadora de su presencia, y este acontecimiento llena de luz y de sentido todos los pasos de nuestra existencia.

La humanidad caminaba perdida y ha encontrado una senda.

Se nos echaba encima la noche del sinsentido y nos ha visitado el sol que nace de lo alto.

Una explosión de luz, de primavera, de esperanza, inunda a toda la iglesia.

 En la vida de Jesús subyace toda una fuerza de moverse y vivir conforme al pensamiento y querer del Padre Eterno. Jesús no ha hace nada fuera de la comunión con el Padre. Todo en él es buscar agradar al Padre y lo busca y lo hace en completa obediencia, aun cuando pueda tener la incertidumbre de que pueda venir más adelante; su obediencia confiada en hacer lo que el Padre le pide es porque tiene la garantía de que el Padre todo lo lleva a feliz término.

El Padre siempre le ha cumplido, aún a pesar de experimentar el miedo, la angustia, la soledad – en esta experiencia sufrida se tritura el trigo- pero sabe que el Padre lo sacará adelante en su promesa, el Padre siempre cumple. Así podemos entender a Abraham cuando el Señor le dice sal afuera de la tienda y contempla el cielo para que veas que tu descendencia será tan grande e incontable como las estrellas del cielo, cuya descendencia resplandecerá, será luz, se hará notar. En la resurrección de Cristo estamos invitados a ver que el Padre eterno ha realizado un plan perfecto con su Unigénito Jesús, quien es el que conoce el pensar del Padre y del amor infinito quede Él brota para toda la creación y como la quiere redimir.

El grito de alegría, ¡aleluya!, resuena en este instante con igual fuerza en todas las comunidades cristianas, en las grandes catedrales góticas y en las humildes chozas africanas; en el corazón de las grandes urbes y en el interior de las selvas donde los misioneros se empeñan por erradicar el hambre, la enfermedad y la incultura.

-Hoy resuena con la misma fuerza el grito de la esperanza en la catedral de San Patricio de Nueva York y en las favelas de Río de Janeiro.

El Señor ha vencido a la muerte y nos ha hecho portadores de vida. La Buena Noticia no es sólo para los que viven bien, es sobre todo para los que sobreviven.

 Solo en Cristo, el Padre lo puede restablecer todo porque Cristo ha sido obediente hasta la muerte de Cruz. Sólo a través de alguien plenamente dócil y obediente a la perfección es como el Padre puede realizar su proyecto y nosotros, como humanidad, poder experimentar todas las gracias y la corona de estas gracias es la vida eterna que se revela en la resurrección. Por eso Jesús dirá a los discípulos ustedes son mis amigos   si   hacen   lo   que   yo   les   digo;   el   que   me   ama   cumplirá   mi   palabra   y   el   Padre   y   yo vendremos y haremos en él nuestra morada.

Ex1QVQPWUAMJKVoEs decir que actuar en plena obediencia a Jesús como Palabra, Camino, Verdad y Vida significa actuar en una armonía de comunión con el Padre y Jesús en la acción del mismo Espíritu Santo que nos va comunicando todas las gracias para conducirnos en la verdad y superar cualquier tentación de engaño, en cuya área es especialista el Maligno, y es la única manera de vencer la oscuridad del mundo y la tentación del diablo si nos dejamos guiar por el Espíritu Santo.

Como experimenta Jesús en el desierto: movido por el espíritu fue al desierto siendo tentado por Satanás y al final el diablo se retira porque no pudo con Jesús porque tenía la claridad de lo que el Padre quería de él y aunque el diablo lo intentó de todas las formas diciéndole: “Si eres el hijo, haz esto, está escrito en la palabra sagrada y ni así cedió Jesús ante la astucia sagaz del diablo, porque el mismo espíritu del Padre estaba guiando a Jesús.

Es el momento de recuperar nuestro orgullo de hombres y  mujeres creyentes. Porque si es verdad que habita en nosotros el pecado –todos somos pecadores- hoy desborda en nosotros la gracia.

¿De qué nos sirve un Cristo resucitado si tenemos un corazón moribundo?

¿De qué nos sirve un Cristo vivo si apostamos por una cultura de muerte?

¿De qué nos sirve un Cristo triunfante si no vamos a hacer nada para que los niños del tercer mundo no sigan muriendo famélicos? 

 Así nosotros en nuestra vida diaria, en las luchas y combates que la misma fe tiene que enfrentar, tenemos   que   tener   siempre   la   conducción   del   Espíritu   Santo   para   que   en   obediencia   total podamos ser dóciles en el cumplimiento de la voluntad del Padre y que se revele todo lo que el Padre y trae de plan detrás de la vocación que cada uno de nosotros ha recibido. ¡Cuántas cosas bellas el padre eterno quiere revelar en cada uno de nosotros si somos capaces como Cristo de cumplir fielmente su voluntad!

Se trata en este tiempo de Pascua de:

Renovar hoy el amor de los esposos, creciendo en entrega y fidelidad.

Suscitar el diálogo y la entrega en el seno de las familias.

Educar a los niños en los valores del evangelio y en las buenas costumbres que hemos recibido de nuestros mayores.

Apostar por una cultura de vida: sin racismos, intolerancias o fanatismos.

Apoyar los movimientos que contribuyen a crear lazos de solidaridad entre los pueblos: Justicia y Paz, Cáritas…

Amar y cuidar la naturaleza, como don precioso que es, respetando los árboles, los ríos, el aire que respiramos…

Sostener la inmensa y callada labor de los misioneros que trabajan en la vanguardia de la iglesia, al pie de los que sufren, rodeados de peligros y carencias, a pesar de las campañas difamatorias e interesadas que de vez en cuando algunos periódicos difunden por oscuros intereses.

Sentirnos todos un pueblo de Dios, en camino, comprometidos con nuestra iglesia, valorando los sacramentos como lugar de la presencia de Dios, sintiéndonos activos en la comunidad y no simples consumidores de culto.

En definitiva, es ver la vida con otros ojos, con otra mentalidad, sin caer en la trampa del individualismo, de ir cada uno a nuestros asuntos, como si sólo existiera nuestro mundo.

Un antecedente en libertad que tenemos es cómo actúan los primeros padres: Adán y Eva; ellos se dejan engañar por la serpiente y son expulsados del mismo paraíso porque no están en disposición de vivir en armonía con la voluntad del Padre.

Siempre en nuestra libertad nos decidimos si adherirnos desde la fe al Proyecto del Padre que siempre hará desbordar la vida en abundancia. En el Padre florece la vida sin término.

Para algunos el acontecimiento es intranscendente. “Habrán robado el cuerpo”, decían los judíos.

Como si la existencia de Dios viniera a robarnos la libertad humana o pusiera límite a nuestras aspiraciones.

“¡Dios ha muerto! -Decía Nietzsche- la ciencia lo ha matado”. Pero quien realmente ha muerto ha sido Nietzsche y Dios sigue vivo en la confesión y en la vivencia de millones de creyentes.

-Mirad cómo lo dice un himno de la liturgia de las horas:

Quien diga que Dios ha muerto que salga a la luz y vea

Si el mundo es o no tarea de un Dios que sigue despierto.

Ya no es su sitio el desierto ni en la montaña se esconde,

Decid, si preguntan dónde, que Dios está sin mortaja

En donde un hombre trabaja y un corazón le responde.

-No podemos dejar que sean enjauladas las voces proféticas que nos recuerdan los valores auténticos de la vida.

Centenares de mártires de ayer y de hoy siguen siendo un compromiso permanente por la verdad y la justicia.

-Hay intentos actuales por amordazar a la iglesia, por desprestigiarla desde situaciones y pecados particulares, por acallar su voz profética, pero está avalada por la fuerza del Espíritu de Jesús resucitado que la sostiene y camina con ella.

-Es verdad que hay pecado en la iglesia –Es nuestro propio pecado, el de cada uno de nosotros. Donde hay hombres hay pecado-. Pero también está su deseo profundo de seguir a Jesús, de ser buena nueva para los pobres, de trabajar incansable por la dignidad del ser humano como imagen de Dios.

Resurreccion_2228187166_14568411_667x375 Por eso Jesús dirá: “Todo está cumplido.”  Él ha hecho su obra y, por tanto, con confianza dirá Padre en tus manos encomiendo mi espíritu: la vida, la fuerza, la luz que tú me diste y que me hace tu hijo. Con esa fuerza del espíritu el Padre Resucita a Jesús. El espíritu siempre vive la carne para nada aprovecha.   Nuestra   mirada   de   fe   esta   llamada   a   caminar   en   horizontes   abiertos,   infinitos sorprendentes, plenos y siempre felices superando la angustia, el dolor, el sufrimiento; después de la pasión y cruz siempre hay resurrección en Cristo Camino, Verdad y Vida para nuestros pasos del diario caminar.

El Cristo resucitado está fraguando un futuro nuevo para cada hombre y para toda la humanidad en su conjunto.

-Nuestra historia, la humanidad entera, ha saboreado con demasiada frecuencia el vinagre del dolor, del sufrimiento, de la injusticia, de la guerra.

-¡Cuánto dolor abierto en el costado de la humanidad¡

-¡Cuánta tristeza y soledad en el corazón del hombre moderno  a pesar de su saber y de su técnica¡

¿Adónde iremos? ¿Quién, si no tú, Señor de la vida, Cristo de la luz, tiene palabra de vida eterna?

Hermanos y hermanas, es tiempo de gloria, de gracia, de luz. No desaprovechemos la ternura divina que pasa por nuestra puerta. Descubramos a Jesús presente y cercano en medio de nuestra comunidad. ¡Feliz pascua¡

  Y a Cristo, el Señor resucitado, la gloria, el honor y el poder por los siglos de los siglos.

Con el cierzo que azota la colina

murió el romero, flor de la ladera;

clavado en cruz, desesperado, espera

el milagro de luz que se avecina.

La rama, por el hielo mortecina,

enamorada de la primavera,

ahogada en el dolor de su ceguera,

añora un rayo de savia divina.

Así mis manos, de orgullo sangrantes,

se encallecieron para la oración

y ya no aman como amaron antes.

Así los ojos de mi corazón,

yertos de invierno, sueñan apremiantes

con un destello de resurrección.

Fuente Religión Digital

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