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Miguel Ángel Munárriz: Nosotros, los seres humanos.

Miércoles, 30 de diciembre de 2020
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DmfyifZX0AAjX9PYa en los últimos compases de la evolución, sucedió que unos primates genéticamente esclavos de sus instintos, adquirieron la capacidad de sofocarlos y supeditarlos a la razón. También sucedió que aquel mundo de individuos egoístas, donde los conceptos de bien y de mal carecían de sentido, dio paso a un mundo de seres capaces de amar y compadecer, capaces del arte y capaces de Dios. Y la pregunta es… ¿de dónde le viene al ser humano su bagaje intelectual, espiritual y moral?

Desde la ciencia se afirma que fue la coevolución entre el cerebro —cada vez más grande— y las relaciones sociales —cada vez más complejas— la que propició el salto ontológico que media entre un animal irracional y un ser humano. Y la cosa debió ocurrir más o menos así, pero tuvo que haber algo más, pues la escala ontológica es como la ladera de una montaña, en la que una piedra solo puede ir hacia abajo y nunca remontarse hacia arriba. Un ser humano puede descender en esta escala si pierde la razón y deviene en “irracional”, o si muere y se convierte en materia inerte, pero nadie ha sido capaz de dotar de vida a un objeto inanimado ni de razón a un ser irracional.

Desde la lógica metafísica podemos afirmar que para que algo exista en el mundo —como libertad, tolerancia o amor— tiene que haber un “principio de su existencia”, y claro, si no lo encontramos dentro del mundo tendremos que buscarlo fuera. Dentro no lo hemos encontrado, pues sabemos por experiencia que ninguna realidad ontológica —ninguna “forma de ser” (inerte, viva o consciente)— puede tener el principio de su existencia en otra inferior, lo que nos sitúa ante la acción de una causa eficiente ajena a nosotros e inasequible a nuestro entendimiento.

La película “2001, odisea en el espacio” de Stanley Kubrick (quien manifiesta no creer en Dios), narra la historia de la evolución humana a lo largo de varios millones de años, y lo curioso es que imagina esa evolución dirigida por algún tipo de fuerza o inteligencia indeterminada representada por un monolito negro. El monolito aparece en los momentos clave de la evolución, cuando el cambio es sustancial, y en cierto modo expresa lo que aquí estamos planteando. Y es que —al parecer— a Kubrick le ocurría lo mismo que a nosotros: que le resultaba muy difícil imaginar un mecanismo evolutivo capaz de convertir un animal irracional esclavo de sus instintos, en un ser humano libre y consciente.

La lógica por tanto invita a pensar que al principio tuvo que haber una mente a la que le resultasen familiares la materia, la vida y la psique, y que planificase el proceso para que fuesen surgiendo sucesivamente. Es más, es posible que este proceso no haya concluido, aunque desde nuestra perspectiva de personas humanas no podamos concebir siquiera nuevos atributos que hoy no existen y que pueden existir en el futuro. Stanley Kubrick termina su película con la imagen de un niño raro que se supone un nuevo hito en la escala evolutiva, pero lógicamente se queda en el símbolo y no va más allá.

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¿Y qué dice la religión?

Hace tres mil años el cronista bíblico lo tenía muy claro: «Modeló Yahvé al hombre de la arcilla, y sopló en su rostro aliento de vida». Desde nuestra cultura cientifista, desdeñamos su interpretación porque nos consta que no sabía nada de cosmología, selección natural ni genética, pero quizás nos convendría hacer un pequeño esfuerzo por comprenderle. Nuestro cuerpo y nuestro cerebro proceden del barro, pero es evidente que somos más que barro. El cronista expresa este plus con una imagen preciosa: “el soplo de Dios; el espíritu de Dios”. Y desde esta imagen se puede comprender por qué amamos, por qué compadecemos, por qué sabemos distinguir entre el bien y el mal, por qué nos estremecemos con la música… y es porque venían con el soplo de Dios. Dios nos ha trasmitido su espíritu, y su espíritu es amor, inteligencia, libertad, belleza…

Miguel Ángel Munárriz Casajús

Fuente Fe Adulta

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¿Será la suerte?

Martes, 13 de marzo de 2018
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Del blog de Henri Nouwen:

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“La alegría es lo que hace que la vida valga la pena de ser vivida, pero son muchos a los que les resulta difícil encontrarla. Se quejan de que sus vidas son tristes y deprimentes. ¿Qué es entonces lo que puede proporcionarnos la alegría que tanto ansiamos? ¿Es, simplemente, que algunas personas tienen más suerte que nosotros, mientras que otros somos más desafortunados?

Aunque puede sonar extraño, podemos escoger la alegría.

Dos personas pueden estar implicadas en un mismo hecho, pero una de ellas puede elegir vivirlo de forma totalmente distinta a la otra. Una puede elegir confiar que el hecho, por más que pueda resultar doloroso, contiene una promesa. El otro puede optar por la desesperanza y verse destruído por ella.

Lo que nos hace humanos es, precisamente, esa libertad de elección.”

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Henri Nouwen

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“Casi casi, seres humanos”, por Nicolás Alessio

Jueves, 23 de octubre de 2014
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san-sebastian-gayDesde Argentina, Nicolás Alessio nos ha enviado esta carta abierta que agradecemos y publicamos gustosamente:

Para los Obispos en el Sínodo “sobre la familia”, los homosexuales, son casi casi, seres humanos.

Los más audaces querían reconocer que “tienen dones para aportar”, algo así como cuando tuvieron que reconocer que los “indios” tenían alma y por lo tanto también algún “don” más deben tener. Otros, también audaces, plantearon que había que “tratarlos con misericordia y darles acogida en la Iglesia“, algo así como que bueno, a pesar de ser un desorden grave de la naturaleza, si rezan, si viven célibes y aceptan esta cruz ofreciéndo sus vidas a Dios, no hay que porque maltratarlos. Esta claro que hay que odiar al pecado, pero no al pecador. Y, hablar de “matrimonio” entre ellos, mejor ni hablar.

La posición es clara: nosotros tenemos el poder de salvar, pues a estos hermamos en problemas, hay que ofrecerles nuestra benevolencia, nuestra piedad y clemencia. Matrimonio? familia? jamás.

Los más tímidos, como se asustaron de los grandes titulares mediáticos que anunciaban la revolución gay en la Iglesia, cosa que no era, pero bueno, empezaron a quejarse y al final, aquellas frases ya conocidas y de sentido común, les parecieron confusas y que por lo tanto no debían aceptarse y no las votaron. Tampoco aparecieron en el Mensaje Final de la Asamblea.

Para estos obispos, tambien, los homosexuales son casi casi seres humanos, pero que nadie se confunda, para la Iglesia son desordenados y por lo tanto peligrosos. De “matrimonio”, ni hablar.

nicolas-alessioPara audaces y para tímidos la realidad es la misma: la doctrina sobre la homosexualidad y sobre el matrimonio no se toca.

Tal vez los audaces, querían seguir la onda “francisco”, mostrarse afables, amables y cuando están dentro de la Iglesia, plantear lo que se les tenga que plantear. Buena estrategia proselitista.

Tal vez los tímidos fueron más sinceros y al grano: los homosexuales son lo que son y punto. No demos pie a falsas expectativas.

Entonces, para los Obispos y Francisco, los homosexuales, “fueron” , casi casi, seres humanos.

Nicolás Alessio

Espiritualidad, General, Iglesia Católica , , , , ,

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