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Una mirada queer a la Biblia puede generar empatía y comprensión

Jueves, 17 de agosto de 2023
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IMG_0143Julia Erdlen

Julia Erdlen, ministra del campus queer y capellán del hospital, tuvo problemas para encontrar su identidad queer en las Escrituras. Su búsqueda para hacerlo la ha llevado a algunos textos interesantes.

Erdlen relata su búsqueda en un ensayo reciente para U.S. Catholic. Después de salir del clóset en la universidad, Erdlen luchó por conectarse con la Biblia. Específicamente, tenía “una dolorosa conciencia de lo que comúnmente se conoce como los ‘pasajes de la paliza’, esos versos que a menudo se usan contra las personas LGBTQ”. Estos pasajes específicos la hicieron sentir “pequeña y fuera de lugar”, lo que finalmente la hizo cuestionar la relevancia de la Biblia.

Sin embargo, decidida a encontrar formas de combatir estos sentimientos, comenzó a buscar historias y personajes bíblicos que pudieran hacer que el “libro sagrado se sintiera más acogedor” y relevante para una “mujer queer en 2023“. Le conmovió especialmente el primer capítulo del libro de Rut, que relata la decisión de Rut de quedarse con su suegra, Noemí,

IMG_0142Rut y Noemí

Después de que su marido muere. Si bien se alienta a Ruth a irse y volver a casarse, finalmente sacrifica su seguridad y su futuro para cuidar a Naomi. Para Erdlen, la relación de Ruth y Noemi “puede verse como la de una familia elegida”, lo cual es importante en la cultura queer. Ella explica:

“‘Familia elegida’ es un término que la gente queer usa a menudo para describir una familia elegida, más allá de aquella en la que nacemos. Una familia elegida significa cosas variadas para varias personas. Para algunos, esta familia puede formarse cuando su familia de origen no los ha acogido o aceptado; para otros, una familia elegida puede ser un apoyo adicional junto con su familia de origen. Es una comunidad, construida con personas queer y no queer, que hacen promesas pactadas de amor y apoyo como las de Ruth, sin tener vínculos legales entre sí”.

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David y Jonathan

La historia de la gran conexión de David y Jonathan también se puede ver a través de una lente queer, escribe. La escritura declara que “el alma de Jonatán estaba ligada al alma de David, y Jonatán lo amaba como a su propia alma” (1 Sam. 18:1). Si bien existe un debate académico sobre la naturaleza de la relación de David y Jonathan, Erdlen sugiere que podría ser romántico. Con esta interpretación, los lectores queer pueden verse a sí mismos y a sus parejas “reflejados en las Escrituras”, lo que puede ser “emocionante” y “consolador” para muchos.

Erdlen recuerda a la comunidad transgénero cuando lee sobre el cambio de nombre de Pedro. Jesús dice: “tú eres Simón, hijo de Juan. Serás llamado Cefas (que se traduce como Pedro)” (Juan 1:39-42). Con este nuevo nombre, Peter adquiere una nueva identidad, similar a las personas que hacen la transición de género en la actualidad. ella observa:

“Me imagino a Pedro intentando volver a su antiguo barrio y necesitando explicar que ahora tiene un nuevo nombre. Sus viejos amigos y vecinos pueden estar confundidos de que ya no se haga llamar Simon. Pedro me recuerda a todos los maravillosos jóvenes transgénero con los que he trabajado, lo llenos de alegría que sienten cuando encuentran un nuevo nombre que funciona para quienes saben que son. Pedro, nuestro primer Papa, así como Abraham, Sara y Pablo pueden ser un espejo para ellos”.

Estas historias le recuerdan a Erdlen que las personas LGBTQ+ son “parte de la historia de Dios” y deben sentirse “empoderadas” para traer sus identidades a las Escrituras:

“Cada vez que me siento desalentado por lo que parecen ser citas incesantes de pasajes chocantes que apuntalan la homofobia y la transfobia en mi iglesia, recuerdo que las Escrituras son para que todos nosotros traigamos la plenitud de nuestras experiencias vividas, sin importar cuán diferentes puedan ser nuestras experiencias… Está ahí para ayudarnos a todos a crecer continuamente en el amor a Dios y al prójimo. Nos da espejos para empoderarnos y afirmarnos, ventanas que construyen empatía y comprensión de los demás, y nos invita a pasar por la puerta y colocarnos en las historias, y más cerca de Dios”.

Leer la Biblia con una lente queer puede ser una herramienta poderosa. No solo permite que las personas queer se sientan incluidas, sino que brinda a los católicos no queer una “ventana a lo que es ser una persona de fe queer”, recomienda Erdlen. Queerness brinda la oportunidad de enriquecer nuestra fe y adoptar interpretaciones nuevas y afirmativas de las Escrituras.

“Journeys: A Scripture Reflection Series for LGBTQ+ People and Allies,” es una colección de casi 40 entregas que ayudan a las personas LGBTQ+ y sus aliados a examinar pasajes de las Escrituras a través de la lente de sus experiencias de vida y caminos de fe. Los ministerios universitarios y parroquiales de todas partes han utilizado estas guías para discusiones grupales fructíferas. La serie también se puede utilizar para la reflexión y la oración individuales.

—Sarah Cassidy (ella/ella), New Ways Ministry, 31 de julio de 2023

Fuete New Ways Ministry

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Rut y Orfá. Dos mujeres en una misma situación toman decisiones opuestas.

Miércoles, 18 de enero de 2023
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rythLa historia

El libro de Rut nos ha sido transmitido por la Biblia judía y la cristiana, fue escrito probablemente en el siglo IV a C sobre un episodio acaecido en el s. IX. Por su género literario, Pikaza lo incluye entre las historias noveladas o ejemplares (como los libros de Ester, Judit, y Tobías). Su estilo es ameno y su fondo ofrece situaciones profundamente humanas y universales, de personas sencillas.

Obligados por el hambre, Noemí emigra con su marido y sus dos hijos desde Belén a Moab (territorio pagano). Allí mueren su marido y sus dos hijos, que se habían casado con mujeres moabitas, Rut y Orfá.

Noemí decide volver a Judá, que está en época de prosperidad, para buscar alguna protección entre sus parientes. Caminó con sus nueras hasta aproximarse a Belén y les dijo “Andad y volveos a vuestra casa materna… las besó y ellas se echaron a llorar y le dijeron: ¡No! Volveremos contigo a tu pueblo. Pero Noemí insistió: Volveos, hijas mías. ¿A qué vais a venir conmigo…?”.

Rut y Orfá se encuentran en la misma situación; Orfá cede ante las razones de su suegra, y Rut se niega a abandonarla.

Ya en Belén, Rut va a un campo y pide que le dejen recoger las espigas que se le caen a los segadores. “Casualmente” el propietario es Boaz, pariente de Noemí, que según la ley del Levirato debe procurar descendencia a su sobrino difunto.

Esta feliz historia no solo acaba en boda, sino que se prolonga de generación en generación hasta su tataranieto Jesús de Nazaret. En el evangelio de Mateo (1,5) leemos: “… Boaz fue el padre de Obed, la madre fue Rut. Obed fue el padre de Jesé, y Jesé lo fue del rey David…”.

Reflexión

Dos mujeres en una misma situación toman decisiones opuestas. Orfá toma la decisión más razonable. Tres mujeres mendigando tienen difícil acogida. Noemí puede ser acogida por su parentela, pero ella es extranjera, inmigrante; sus dioses no son el Dios de Judá, sus costumbres y sus leyes son distintas. Toda su vida tendrá que cambiar, si es que logra sobrevivir.

Rut decidió quedarse, “iré a donde vayas y viviré donde vivas, que tu pueblo es mi pueblo, y tu Dios es mi Dios”. No parece razonable renunciar a su pueblo y a su Dios. Rut no decide con la cabeza sino con el corazón.

Si nos ponemos en la situación de un lector del s. IV a C (fecha en que se escribe este libro), esta decisión de Rut tenía que resultarle escandalosa y sacrílega. Esdras había emprendido la reforma religiosa para dar cohesión y fuerza al nacionalismo judío; y había expulsado a las mujeres paganas para que no contaminaran a sus maridos.

En este sentido, se trata por tanto de un libro rebelde en su tiempo; pero este escrito supera su tiempo y su geografía, y nos da un ejemplo de la supremacía del amor sobre nuestras costumbres, nuestras patrias, y nuestros dioses. “Las personas, antes que las creencias” nos dice el Papa Francisco.

El amor es una experiencia personal, concreta e innegable: las creencias son interpretaciones abstractas, elaboradas con conceptos y tendencias de regiones y épocas diversas. Dios es amor, “Ubi caritas et amor, deus ibi est”, donde hay amor verdadero allí está Dios”.

Gonzalo Haya

Fuente Fe Adulta

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Amor incondicional desde “lo femenino”

Viernes, 13 de marzo de 2020
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dos-mujeres-virtuosas_560x280Magdalena Bennasar, SFCC,
Bilbao.

ECLESALIA, 24/02/20.- Cuando Rut (Rut 1,16…) le dice a Noemí “A donde tú vayas yo iré, donde quiera que vivas viviré, tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios” no sabe en qué situación pone su vida. La confianza, lealtad y abandono de esta joven viuda en su suegra, es escalofriante.

¿Por qué será que la fuerza, casi magnética de estas palabras que emergen de las entrañas de Rut, nos enganchan e incluyen en este círculo potente -de pérdida y amor incondicional-?

La Noemí que sufre en silencio, cargada de pérdidas y nostalgias, resetea su “gps” interior y es guiada a Belén, su lugar de origen: Belén: “casa del pan”. Hace mucho había marchado de allí, joven, del brazo de su esposo. Ambos llenos de vitalidad y futuro, buscando un lugar para formar una familia con dignidad, sin pasar necesidad.

Como esa pareja del este de Europa, con dos hijos en su país, que ayer me encontré pidiendo ayuda en la calle. También ellos desean regresar a su tierra, dejar de dormir en cajeros, ducharse, calzar zapatos y no pantuflas en la lluvia y sentir el olor a hogar. Su pérdida de esperanza en una Europa saturada que los mira como a delincuentes hace que deseen regresar a su pobreza donde está su tesoro, sus hijos.

Sí, no exagero, mientras hablaba con ellos y me intentaba situar para ver cómo ayudarles, pasa el típico español cuya imagen no gusta: estirado, prepotente, con un perro que alimentarle un día cuesta más que alimentar a toda una familia en otros países y desde la distancia, el hombre del perro, me grita “señora, no se deje tocar”, indignada y confusa le pregunté ¿por qué? y sin detenerse me dice, “por si luego le falta algo”.

Cuando me volví vi la cara de dolor y humillación en mi joven y atractiva pareja: rubios, guapos, si hubieran ido duchados, descansados y alimentados, podrían parecer más pijos que el del galgo. Pero iban andrajosos, y esto da miedo.

Dejé que aquel ego bien vestido con su perro elegante marcharan y seguí con mí, ya más cercana, pareja. Zapatos, calcetines, dinero para el autobús a su tierra… poquito pero básico para su subsistencia un día más, con esperanza.

Y a mi querido señor del galgo, le cuento que no me faltó nada, me dejé tocar por dentro y me sentí hermana, tanto que me sentí culpable de todo lo que me sobra y feliz de saber que nada me pertenece.

Entiendo a Rut y a Noemí, ellas como ellos, mi pareja del este, necesitan encontrar de nuevo sus raíces, y tal vez labrar su pedazo de tierra y dejar de soñar en occidente porque aquí… ¡hay mucho galgo!

Estábamos orando en el retiro de fin de semana con este texto de Rut y Noemí, y  pude sentir en el grupo de unas 30 personas, mujeres y hombres, mayoría jóvenes, que había muchas Ruts y Noemís entre nosotras y nosotros.

Unas personas mostraban cansancio, sequedad interior, otras ilusión y miedo a la vez por sentir la energía de un amor que nos invade y toca y mueve nuestros cimientos.

Pienso que es más fácil dejarnos tocar por el pobre de recursos materiales que por los que están tan desertizados por dentro que casi no pueden llegar a la fuente, o prefieren creer que es un espejismo. A veces mirar nuestro vacío es más cómodo que hacer el camino a la fuente; al vacío lo controlamos más y es una opción, el camino a la fuente es una sorpresa, y no siempre nos gusta no saber qué viene después de la curva.

Estas dos mujeres nos hablan de empoderamiento mutuo. Nos hablan de lealtad y de sinergia. Hacen el proceso de despatriarcalizarse, y juntas, apoyadas en el Dios que nos sostiene, emprenden su camino sin más brújula que la del Dios de Noemí.

¿Cómo es el Dios de Noemí que tanto atrae a la joven Rut? ¿Cómo ha logrado Noemí esa seguridad en sí misma? Es una presencia que actúa en su interior, que se intuye en los sentidos. Es la sutil energía que realiza la transformación de nuestro adn interior.

¿Cómo se da ese cambio, esa transformación? Cuando nos despatriarcalizamos también nosotras, como ellas, y pasamos de un Dios mediado (por instituciones, personas más importantes que  nosotros…) a un Dios que habla directamente al corazón.

Es el Dios que me pone en contacto con mi tierra y me invita a ser parte activa en el proceso, co-creando con la Ruah un mundo nuevo, alternativo y ya sembrado y brotando.

Ese Dios es el tuyo y el mío. El que nos sostiene y habita. El que crea comunidad y comunión. Es el Dios que conduce a Belén, a la casa del pan, en forma de cariño, de comunidad, de sentido, de presencia, de desconcierto y riesgo, de saber que hay alguien con quien hacer el camino.

Cuando el sábado por la noche, en nuestro retiro, otras cuatro personas se comprometían en comunidad a hacer el camino, con otras seis en España, yo me sentí, con el resto, un poco Noemí: lo único que tenemos es ese Dios que nos habita y una fuerza interior imparable que nos mueve como a peonzas por la geografía, porque en cada lugar hay alguien ¡está Rut! y hay que acompañarla en su proceso de descubrir esa fuerza de Noemí dentro de ella.

Y, ya estamos preparando la Pascua, esta vez viene precedida, con el tiempo primaveral, de algún aleluya ya, sí, después de muchas pérdidas… aparecen brotes de vida, Belén está cerca.

Y al grupo, lo que les impactó, fue el espíritu de Rut en los que se comprometían, porque al final, no son las palabras, sino los hechos los que tocan.

Amor incondicional, porque no pone condiciones, porque no pone cánones, porque es abierto, creativo, inclusivo, profético, empoderador, liberador.

Amor porque es energía creadora que sigue evolucionando desde dentro de nosotros y desde el cosmos hacia nosotros. La belleza y el dolor que nos envuelve nos formatean e impulsan a ser Rut, que se fía incondicionalmente de la luz que descubre en Noemí, pedazo de Ruah en nosotras.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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“Moabitas y otras extranjerías”, por Dolores Aleixandre

Lunes, 22 de octubre de 2018
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ruthDe su blog Un grano de mostaza:

He estado animando un taller bíblico sobre el libro de Rut y a todos nos llamó la atención la insistente repetición de “Rut la moabita¸ que hacía imposible no recordar el turbio episodio del incesto de las hijas de Lot con su padre que no voy a ponerme a contar aquí.

Moab fue hijo de aquella unión y dejó para siempre marcados a sus descendientes con una huella de indecencia y a las mujeres moabitas con fama de pérfidas y seductoras. Y claro los israelitas, que eran unos santos, pecaban una y otra vez por culpa de ellas.

Llega Rut, con su etiqueta de mujer fatal colgando del cuello y, para sorpresa del lector/a (“a ver qué nueva perversión nos trae ésta…”), fulmina cualquier prejuicio con su coraje, su fidelidad y su audacia y merece al final un colosal reconocimiento: es una “éshet  jáyil”, una mujer valiosa, enérgica, comprometida y fiel. Se repite el mismo adjetivo del texto que antes se leía en las bodas: “Una mujer hacendosa (jáyil), ¿quién la encontrará? Es más preciosa que las perlas…” (Pr 30,10).

No le va mal a Rut lo de “hacendosa”: al describir su trabajo como espigadora, había recogido en una sola jornada el equivalente al salario de medio mes. Pero más allá de ese apelativo que incita a las mujeres a dedicarse recatadamente a las tareas del hogar, una buena traducción sería ésta: una mujer “de bandera”. Como si el narrador de la historia quisiera contestar a la pregunta: ¿”Quién la encontrará”? y respondiera: “.-Ya la hemos encontrado, está aquí, es esta chica moabita, no sigáis buscando”.

Continúan llegando a nuestras fronteras muchos nuevos moabitas/os y los recibimos con guantes y mascarillas, incluso con escafandra porque vete a saber lo que traerán. Nos asedian los bárbaros: más fronteras, más filtros, más vallas, más CIES.

Dinos algo, vieja Noemí, tú tan arriesgada y tan audaz, que acogiste a Rut la moabita dejando atrás tus recelos, prevenciones y miedos. Danos algo de aquella sabiduría tuya que te hizo intuir que era precisamente ella la que te traía el futuro.

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