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“¿Qué esperamos de la Conferencia y qué nos animó a participar?”. “Los caminos del Amor”. Conferencia internacional para una pastoral con las personas homosexuales y transexuales (Roma, 3 de Octubre de 2014).

Miércoles, 17 de septiembre de 2014
Comentarios desactivados en “¿Qué esperamos de la Conferencia y qué nos animó a participar?”. “Los caminos del Amor”. Conferencia internacional para una pastoral con las personas homosexuales y transexuales (Roma, 3 de Octubre de 2014).

es_wol11El Sínodo extraordinario de los Obispos católicos sobre la familia, convocado en el Vaticano desde el 5 al 19 de Octubre de 2014, se interrogará sobre numerosos temas, desde las uniones «de parejas que viven juntas sin matrimonio religioso o civil», al acompañamiento de los divorciados de nuevo casados, a las uniones de personas del mismo sexo, al problema de la educación de sus hijos. Temas sobre los cuales la Iglesia Católica vuelve por fin a reflexionar y a interrogarse.

Varios grupos y movimientos católicos italianos e internacionales, a pocas horas del comienzo del Sínodo de los Obispos, han decidido organizar en Roma (Italia) para el próximo Viernes 3 de Octubre de 2014 la conferencia internacional “Los caminos del Amor” que quiere proponer a algunos teólogos, procedentes de varias partes del mundo, un tema desafiante: «Qué pastoral con las personas homosexuales y transexuales». Porque en efecto no se puede hablar de familia sin hablar de todas las familias, incluyendo a aquellas que han tenido, que tienen y que tendrán que enfrentarse con la homosexualidad.

“Los caminos del Amor”. Conferencia internacional para una pastoral con las personas homosexuales y transexuales (Roma, 3 de Octubre de 2014)

Aula magna de la Facultad de Teología Valdense, via Pietro Cossa 40, Roma (Italia), entrada libre

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 ¿Qué esperamos de la Conferencia y qué nos animó a participar?

Consejo Pastoral de la Diversidad Sexual, Santiago de Chile
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Antes de responder a las preguntas que nos hicieron los organizadores de la conferencia Caminos del Amor, queremos contarles un poco acerca de nuestro país y sus tareas pendientes en cuanto a la integración. Venimos de una tierra, donde la discriminación frente al que es “diferente” es estructural. Lo podemos ver e identificar en relación a los pueblos indígenas, a los migrantes, (especialmente, los afro-descendientes), y de modo particular, a los/as empobrecidos/as social, cultural y económicamente.

En relación a la diversidad sexual, Chile ha experimentado una apertura considerable en los últimos años; parte de este proceso, se manifiesta en la espera de la aprobación por el Congreso de un proyecto de unión civil entre personas homosexuales (también entre personas heterosexuales) y de una ley sobre identidad de género. Actualmente, el Congreso sigue realizando su trabajo en medio de discusiones políticas y religiosas, sin reparar que no tenemos una regulación explícita en la materia, siguiendo por mientras a las personas transexuales vulnerables en el entramado social.

Con pesar, reconocemos que en nuestro país, en el transcurso de los años 2012 y 2013, dos jóvenes homosexuales fueron brutalmente golpeados, fruto de lo cual murieron. Eso, sin contar los casos que de hermanos y hermanas nuestras, que son brutalmente violentados y discriminados en razón de su orientación sexual o identidad de género y que lamentablemente no alcanzan a ser noticia ni aparecen en los titulares de los diarios.

En el ámbito eclesial, se percibe en general la misma homofobia que caracteriza la sociedad, a pesar que la Conferencia Episcopal chilena recientemente ha sido enérgica en condenar la homofobia como expresión de una actitud que no es coherente con el Evangelio ni con la persona de Jesucristo. No obstante, se ha opuesto a ambos proyectos de ley mencionados.

Nuestra historia.

La Pastoral de la Diversidad Sexual, en adelante PADIS, nació en la Comunidad de Vida Cristiana (CVX) de Santiago a fines del año 2010, como respuesta a la búsqueda de acompañamiento y acogida en la fe que experimentaron gays, lesbianas y bisexuales de diversas edades y procesos, algunos de ellos miembros de la misma Comunidad. Desde sus orígenes, hemos creído firmemente, que esto ha sido una respuesta fiel y coherente a la acción del Espíritu, así como a la Buena Nueva anunciada por Jesucristo.

Inicialmente, el grupo lo conformaron cerca de 20 personas, incluyendo a dos jesuitas, asesores eclesiásticos de CVX, quienes acompañaron el grupo. En ese entonces, la propuesta inicial fue reunirse tres veces, evaluar los frutos y desafíos de los encuentros y discernir juntos la posibilidad de continuar con la iniciativa el año siguiente. Entre todos, se confirmó la decisión de continuar, ampliar la convocatoria y sumar a una religiosa del Sagrado Corazón dentro del equipo de acompañantes.

Desde entonces, el grupo ha crecido; se han incorporado mujeres, y hoy, lo integran cerca de 80 personas gay, lesbianas y bisexuales, de distintas tradiciones espirituales de la Iglesia Católica. Ha ganado en visibilidad, especialmente, dentro de la CVX y es hoy parte de la comunidad mayor de CVX de Santiago de Chile.
Posteriormente, surgió la necesidad de diseñar un espacio similar para madres y padres de lesbianas, gays y bisexuales, concretando la iniciativa a mediados del año 2012. La intuición inicial fue similar a la que se experimentó en un principio en el grupo GLB: padres y madres también necesitan acompañarse, escucharse y caminar juntos en el proceso de reconocimiento de la orientación sexual de sus hijos e hijas.

Fruto de este proceso y de la progresiva visibilidad que hemos ido asumiendo dentro de nuestras familias, la Iglesia y la sociedad, discernimos como PADIS nuestra participación en un reportaje que fue publicado en una revista de circulación pública en Chile. La acogida fue muy positiva, tanto dentro de la Iglesia como entre la sociedad. Esto nos permitió darnos a conocer y abrir nuestras puertas a otros, ampliar nuestro círculo y llegar a lugares que jamás pensamos llegar. El reportaje está disponible en inglés también (1).

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¿Quiénes somos y qué hacemos?

El grupo de Gays, Lesbianas y Bisexuales está conformado por hombres y mujeres de distintas edades y tradiciones espirituales, que optamos por mantenernos en la Iglesia y/o reencontrarnos con ella. Optamos, también, por vivir nuestra fe junto a otros y compartir nuestras vidas en un espacio de fraternidad, comunidad, oración y discernimiento. Hemos sido testigos del paso de Dios por nuestras vidas y de la Buena Nueva que otros han sabido reconocer en PADIS.
En la práctica, somos un grupo de acogida, de contención ante los desafíos de la vida y la discriminación en particular. Para compartir la fe en Jesús, nos reunimos dos veces al mes en un espacio de formación y oración grupal y personal, que nos permite ir creciendo juntos en la fe y compartiendo nuestras experiencias desde distintas dimensiones.

Dado que somos un grupo que congrega diversos carismas y particularidades, hemos dispuesto nuestros conocimientos y miradas para enriquecer el proceso de formación que diseñamos como itinerario. Nuestro camino lo realizamos por medio de ciclos de formación, sobre temas espirituales, eclesiológicos, y sociales. Potenciamos la reflexión personal y compartida, la vida espiritual, apostólica y comunitaria y la incidencia social, pues sentimos que ahí nos habla el Dios de la Vida. Movidos por el deseo de servir, queremos salir hacia fuera y compartir con otros la Buena Nueva de nuestro bautizo y pertenencia a la Iglesia.
Animados por nuestra condición de hijos e hijas de Dios, buscamos vivir nuestras vidas en fidelidad a los distintos llamados que Dios inspira en nuestras conciencias, atendiendo a las invitaciones que se nos hacen desde nuestras distintas realidades, y respondiendo generosamente a los desafíos que sentimos en nuestra Iglesia y en la sociedad.

El Grupo de Padres, lo integran padres y madres de gays y lesbianas, que de igual forma, sienten la necesidad de compartir sus experiencias como padres, acompañar a sus hijos e hijas y ser buena noticia para la Iglesia y nuestra sociedad. Es también un espacio de crecimiento en el respeto y aceptación incondicional de los hijos e hijas, motivados por el deseo de aportar a que la sociedad y la Iglesia avancen en el respeto e inclusión de las minorías sexuales.

La homosexualidad de los hijos e hijas impacta a las familias, así como impacta también a la misma Iglesia. Muchas veces no se sabe cómo acompañarlos, cómo conversar con ellos y tan poco entre los mismospadres. En algunos casos se ha experimentado la discriminación de los hijos e hijas en ámbitos eclesiales, y en consecuencia, se genera distanciamiento de la Iglesia, sintiendo como propios sus dolores, frustraciones y deseos de crecer y ser felices. Queremos acoger estas experiencias y abrir nuevos caminos de reconciliación, respeto y aceptación.
En la práctica, el grupo se reúne quincenalmente en un espacio de formación y acompañamiento, de las experiencias que como padres y madres de hijos e hijas homosexuales nos tocan vivir. Los encuentros han permitido aprender unos de otros y actualizar los conocimientos en torno a la homosexualidad, lo cual ha facilitado una comprensión más amplia y sana de la realidad que viven nuestros hijos e hijas.

Estamos esperanzados, a pesar de las dificultades que también encontramos en el camino, porque PADIS constituye un espacio en la “Iglesia oficial”, permitiendo así a muchos y muchas sentirse nuevamente miembros de la Iglesia católica y a empoderarse en su condición de Hijos e Hijas de Dios. Además, ambos grupos hemos podido iniciar un diálogo fecundo con los Obispos de la Conferencia Episcopal, compartiendo el deseo de que gays, lesbianas, bisexuales y transexuales sean aceptados y reconocidos por los Pastores. Estamos muy agradecidos con el apoyo que desde un inicio, hemos recibido de la CVX chilena.

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¿Qué esperamos de la Conferencia y qué nos animó a participar?

Cuando supimos de la conferencia, miembros y acompañantes de la PADIS sentimos inmediatamente que debíamos participar; que una delegación nuestra debía viajar a Roma. Queremos compartir con otros nuestra corta pero intensa historia como PADIS, las gracias que hemos recibido y nuestra particularidad, cultural y social, como latinoamericanos.
Queremos compartir nuestra experiencia como laicos en la Iglesia, construyendo, dirigiendo, discerniendo e impulsando una pastoral dentro de un movimiento laical, en colaboración con sacerdotes, religiosos y religiosas.

Nos motiva aprender y conocer de otras experiencias. Nos alegra poder participar de las discusiones, escuchar, observar y tal vez, contribuir al proceso de reflexión sobre el mensaje que la Conferencia quiere entregar a los obispos reunidos en el Sínodo. Esperamos poder llevarnos a Chile conversaciones inspiradoras, vínculos de solidaridad, de esperanza y de fe que deseamos sean también, Buena Noticia para otros: personas LGBTI, sus familias, la Iglesia y la sociedad.

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Consejo Pastoral de la Diversidad Sexual, Santiago de Chile

Email: pastoraldiversidadsexual@gmail.com

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[1] El artículo se encuentra en este link: “La pastoral de la diversidad sexual”. En su versión en inglés, aquí: The sexual diversity pastoral community”.

 

 

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“Sueño de esa Iglesia inclusiva que no cierra la mesa del Señor a nadie quien se acerque con fe”. “Los caminos del Amor”. Conferencia internacional para una pastoral con las personas homosexuales y transexuales (Roma, 3 de Octubre de 2014).

Sábado, 13 de septiembre de 2014
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es_wol11El Sínodo extraordinario de los Obispos católicos sobre la familia, convocado en el Vaticano desde el 5 al 19 de Octubre de 2014, se interrogará sobre numerosos temas, desde las uniones «de parejas que viven juntas sin matrimonio religioso o civil», al acompañamiento de los divorciados de nuevo casados, a las uniones de personas del mismo sexo, al problema de la educación de sus hijos. Temas sobre los cuales la Iglesia Católica vuelve por fin a reflexionar y a interrogarse.

Varios grupos y movimientos católicos italianos e internacionales, a pocas horas del comienzo del Sínodo de los Obispos, han decidido organizar en Roma (Italia) para el próximo Viernes 3 de Octubre de 2014 la conferencia internacional “Los caminos del Amor” que quiere proponer a algunos teólogos, procedentes de varias partes del mundo, un tema desafiante: «Qué pastoral con las personas homosexuales y transexuales». Porque en efecto no se puede hablar de familia sin hablar de todas las familias, incluyendo a aquellas que han tenido, que tienen y que tendrán que enfrentarse con la homosexualidad.

“Los caminos del Amor”. Conferencia internacional para una pastoral con las personas homosexuales y transexuales (Roma, 3 de Octubre de 2014)

Aula magna de la Facultad de Teología Valdense, via Pietro Cossa 40, Roma (Italia), entrada libre

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Reflexiones de Teresa (Sudamérica)
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Dios me creó mujer. Me creó, estoy convencida, sabiendo lo que hacía. Me creó lesbiana. Me creó con ganas de mostrar Su amor a las mujeres con todas sus facetas, y la amistad a los hombres. Estoy muy contenta de cómo me creó. Me reconozco como creada así, no opté por ser lesbiana. Tal como no opté ser mujer.

Ambos son un dado a través del cual y con el cual Dios me llama a construir. Siendo lesbiana, el rechazo de la doctrina de la iglesia católica a mi forma de amar y vivir una entrega completa e integral es lo más doloroso que vivo como miembro de esa misma iglesia – tal vez solamente equiparado con el constante desafío de vivir mi vocación de mujer activa y pensante en ella, a quien no solamente está vetado un sacramento, sino también, la participación activa y simbólica en el kerygma, el anuncio del evangelio.

Siendo lesbiana, la única posibilidad que tengo para vivir mi vocación de amor, entrega y vida en comunidad es violando los preceptos de la Iglesia en esta materia. Sí comulgo plenamente con los principios de ésta: el amor, la fidelidad, la fecundidad, el apoyo mutuo, la denegación de sí mismo en virtud del bien común y del bien de quienes están a nuestro cuidado.
Es solo en las instrucciones de cómo implementar estos principios que mi conciencia no me permite aceptar todas las enseñanzas, ya que éstas se contraponen a la fiel y generosa aplicación de estos mismos principios, o por lo menos, no son lo que más me parece llevar a una vida en amor y caridad.

Es un llamado de mi conciencia vivir esta gracia, este regalo de Dios que es mi sexualidad lesbiana, honrando la manera en que Dios me ha creado, y el Espíritu me inspira. Me parecería un absurdo que las personas homosexuales no tuviéramos ninguna opción de vocación que la vida personal en soledad, negando cualquier vocación a la comunidad íntima o de convivencia. Me parecería más bien una forma de vida profundamente anticristiana.

En ese respecto, lo percibo profundamente violatorio de mi conciencia si la enseñanza de la iglesia propone separar los “actos” de la “orientación” o “condición” homosexuales, ya que así se impide el desarrollo integral y pleno de mi persona ante Dios y el mundo.

En todo otro aspecto de conciencia, los actos responsables son la consecuencia visible, exigida y testimonial de mi vocación como cristiana; así por ejemplo en el trabajo, en la relación con el dinero, con los pobres. ¿Por qué sería distinto para mi sexualidad? Es una contradicción que mi conciencia no puede aceptar.

Los pronunciamientos del último papa (Benedicto XVI) han agudizado este sentido de rechazo, vetando no solamente la vida en pareja, sino también las vocaciones religiosas y de vida en comunidad, además que a las mujeres lesbianas, les está vetado el sacerdocio por ser mujeres. El Evangelio me indica otro camino. No estoy llamada a una vida solitaria, sino, a una vida en comunidad, fidelidad, fecundidad y entrega.

La interiorización de los preceptos de la doctrina, su rechazo a la homosexualidad y el temor de la soledad me han impedido por años asumir mi verdadera vocación ante Dios, a saber, vivir en veracidad la manera en que Él me creó como persona homosexual.

Confiando en la gracia de Dios, quiero poder responder generosamente a este llamado y poder comprometerme con una mujer en fidelidad, entrega a la sociedad y a quienes estén a nuestro cuidado, en apoyo mutuo y fecundidad en la proclamación del Reino de Dios, siguiendo participando en el pueblo de Dios a través de los sacramentos que nos son fortalecimiento en el camino, y signo real del Dios vivo.

Desde la Iglesia, fue un hito fundamental para poder sentirme más parte de ella, un espacio de encuentro pastoral en la fe, con personas que pueden ver la riqueza de la creación de Dios en como soy y como amo. Es allí donde pueden sanarse las heridas del rechazo, de la discriminación. Es allí también donde la vivencia de la comunidad puede echar nuevas raíces, confirmarse el llamado de Dios a la veracidad y transparencia, y apoyarse el proceso de asumirse ante la familia, los amigos, la comunidad cristiana y el trabajo – procesos complejos, con múltiples desafíos y en una sociedad homofóbica, nada fáciles.

Esos procesos se convierten, confío, si son llevados adelante con caridad y cariño, en el testimonio profético de un Dios cuyo amor rompe cadenas, esquemas y temores, hace 2000 años y hoy. Sueño que esta acogida pastoral no solamente abra puertas para las personas LGBTI, sus padres y madres, sino también dentro de quienes se han declarado los guardianes de la doctrina de la Iglesia.

Que puedan ver la riqueza del amor de Dios que no se limita a las categorías mayoritarias u obvias, sino, cuando hay amor, caridad, fidelidad, humildad, entrega y apoyo mutuo, también se muestra en las parejas lesbianas y homosexuales.

El Pueblo de Dios a veces parece ver a esta riqueza más claramente, como indican las respuestas a la “encuesta sobre familia” del Papa Francisco que se han ido publicando o filtrando en estos meses. Tengo la esperanza que el sínodo de la familia en octubre del 2014 pueda acoger nuestra experiencia, nuestro testimonio, nuestra pasión por el Reino de Dios.

Estoy convencida que Dios quiere una Iglesia inclusiva. Me alegra de sobremanera cada paso que nos acerque a este sueño. No solamente para las personas de la diversidad sexual como yo, sino también: hombres y mujeres; jóvenes y ancianos; educados formalmente y educados por la vida; “discapacitados” o no; de todas las razas y étnias.

Sueño de esa Iglesia inclusiva que no cierra la mesa del Señor a nadie quien se acerque con fe, hambre y generosidad para recibir el regalo que le espera, para acompañarle en su camino hacia el Padre.

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James Alison: “De la imposibilidad a la responsabilidad: apuntes para una pastoral católica gay”. “Los caminos del Amor”. Conferencia internacional para una pastoral con las personas homosexuales y transexuales (Roma, 3 de Octubre de 2014).

Miércoles, 3 de septiembre de 2014
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Varios grupos y movimientos católicos italianos e internacionales, a pocas horas del comienzo del Sínodo de los Obispos, han decidido organizar en Roma (Italia) para el próximo Viernes 3 de Octubre de 2014 la conferencia internacional “Los caminos del Amor” que quiere proponer a algunos teólogos, procedentes de varias partes del mundo, un tema desafiante: «Qué pastoral con las personas homosexuales y transexuales». Porque en efecto no se puede hablar de familia sin hablar de todas las familias, incluyendo a aquellas que han tenido, que tienen y que tendrán que enfrentarse con la homosexualidad.

“Los caminos del Amor”. Conferencia internacional para una pastoral con las personas homosexuales y transexuales (Roma, 3 de Octubre de 2014)

Aula magna de la Facultad de Teología Valdense, via Pietro Cossa 40, Roma (Italia), entrada libre

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James Alison: De la imposibilidad a la responsabilidad: apuntes para una pastoral católica gay

Si un domingo por la noche voy calle abajo de donde se ubica mi departamento en São Paulo, hay algo de lo que puedo estar seguro: encontraré cientos de chicos; en realidad, chicos gays y lesbianas de entre 14 y 18 años de edad.

Emos, góticos, con mohicanos y piercings, con la marca de diseñador de su ropa interior cuidadosamente visible, y con cuanta variedad en el vestir sea imaginable como demostración de toda la ansiedad y la gloria de la adolescencia. ¿Y por qué justo allí? Pues bien, hay un club grande en la esquina, en este que es el más popular de los dos principales barrios gays de São Paulo, que alberga una “matiné” o “función para menores de edad” los domingos por la tarde.

Hay realmente varios clubes de ese tipo, pero éste es el mejor ubicado.

Así es que, desde alrededor de las 4 p.m. y hasta cerca de la medianoche, los chicos que no serían capaces de entrar en un club regular a las horas nocturnas normales, pueden divertirse; cosa que hacen, tanto en el club como fuera de él, para disgusto de los conductores locales que se ven obligados a avanzar muy lentamente, ante la ineficacia del semáforo y bajo la mirada de una discreta presencia policiaca destinada principalmente a proteger a los jóvenes de brotes de violencia ocasionales.

Al fin y al cabo, de cuando en cuando los “cabezas rapadas” deciden envalentonarse, apareciéndose para dar a “los maricones” una ligerita paliza dominical. Para mi gran sorpresa, nunca he visto adultos depredadores merodeando al acecho de chicos menores de edad. En realidad, no estoy del todo seguro si los chicos siquiera se darían cuenta de que alguien lo intentara, dado que parecen encontrarse tan completamente inmersos en su propio mundo. Si alguien lo intentara, entonces, bueno, la actitud puede ser un arma fulminante, y estos chicos poseen actitud por montones.

¿Por qué comencé con esta imagen? Si ustedes me hubieran dicho, hace quince o veinte años, que algo como esto sería considerado realmente como muy normal en una ciudad importante, lo hubiera pensado imposible.

La total normalidad, la adorable aunque ligeramente histérica banalidad adolescente de todo esto es lo que parecería imposible. Hasta donde puedo entender, he aquí una generación cuya introducción en el mundo del cortejo, de las citas y de formar parejas, sucede al mismo tiempo que la de sus contemporáneos de la escuela media y de la secundaria, teniendo como fondo la misma música, moda, arranques de angustia, competencias de berridos y demás.

A pesar de que los chicos de mi barrio son capaces de expresarse de una forma particularmente libre, el hecho de que su patrón de relación sea con personas del mismo sexo no parece ser, en ningún sentido, la característica más llamativa o importante de cuanto rige sus vidas.

Ahora bien, permítanme llevarlos aún más abajo de la misma calle, justo pasando mi puerta delantera, de hecho. Al principio, no podrán notarlo, en medio de todas las formas normales de vida gay de acera, con grandes multitudes de hombres que se vuelcan a las calles para platicar pacíficamente fuera de los bares (las lesbianas tienden a congregarse en barrios ligeramente distintos); pero, si se quedan por ahí un buen rato, tengan por seguro que se darán cuenta de ello: la presencia de un número significativo de los que en el Reino Unido llamamos rent boys, “chicos de alquiler” en Estados Unidos “hustlers” y que en México se conocen como chichifos.

En cualquier caso, trabajadores sexuales. Uno de ellos una vez me hizo ver algo que yo no habría notado por mí mismo: si uno de sus colegas tiene joyas, por sencillas que éstas sean, es muy probable que no estén consumiendo drogas.

Dado que son gente pobre, las drogas que pueden permitirse son del tipo más nocivo y adictivo —crack y metanfetaminas—, y la ruta que lleva de la primera dosis a la pérdida total de la autoestima y, con ella, la de la ropa decente y los accesorios, es vertiginosamente rápida. Por lo tanto, si el muchacho había comenzado a consumir drogas, ya habría vendido sus joyas para la siguiente dosis.

Algunos de estos muchachos ejercen su profesión en sitios regulares (y se expresan con respeto de sus clientes habituales), porque es una forma de hacer dinero rápido.

Para otros, especialmente los de los barrios periféricos más pobres de la ciudad, donde son muy fuertes las presiones para hacerse machos mientras crecen, esta es la manera de adaptarse tanto a “salir del armario”, como a poder costear una noche en el centro de la ciudad; ya que, según su modo de hablar, si lo hacen por dinero, entonces no son realmente homosexuales. Después de que se espabilan un poco, se acostumbran a ser gays y, una vez que eso ocurre, la cuestión del dinero es una parte menos decisiva en sus vidas.

Algunos lo harán como una forma de derrochar tras una semana de trabajo en la construcción o en la peluquería; otros están involucrados con hombres mayores, acostumbrados a pagar los platos rotos por ellos y comprometidos en una relación.

Otros, habiendo ganado demasiado dinero, demasiado pronto, a cambio de unos cuantos trucos, y habiéndolo gastado igual de rápido, quedan inmersos en un ciclo de autoaborrecimiento e inutilidad para emplearse, incapaces de tolerar el mero aburrimiento, el trabajo duro y el bajo salario rutinario propio del único tipo de trabajos para los cuales están calificados.

En la esquina hay un café internet, donde todos los habitantes de la calle pueden conectarse en línea, chatear, concertar citas y actualizar sus páginas web con nuevas y cada vez más arriesgadas fotografías.

El popurrí constante de tonos para teléfono celular indica que la cita ha quedado fijada, los tratos cerrados y así sucesivamente. El anonimato total que ofrece el mundo de internet y del teléfono celular parece haber quitado una buena porción de deshonra a la prostitución masculina. Después de todo, no existe forma alguna en que un observador casual pueda saber si lo que está sucediendo tiene una connotación solamente amistosa o tiene implicaciones profesionales.

Y este mundo se aproxima codo con codo, se superpone e incluso penetra en ese mundo de los adolescentes de domingo que describí anteriormente; bastante a menudo, imperceptiblemente.

Los mismos factores sociales que hacen a un mundo posible, han dado también su rostro actual y su forma a la otra realidad. Bienvenido a mi mundo. Me encanta, me encanta vivir en medio de esto. Me siento tan aliviado de compartir la sensación de libertad que viene con la ruptura de la imposibilidad.

He llegado a deleitarme en el sonido imperdible de la risotada de una imperial drag queen brasileña a las tres de la mañana, más estridente y aún más tierna que el más arrogante chillido de la cacatúa de la selva. Y sin embargo, en medio de mi privilegio de vivir en semejante barrio, tengo un enorme reto en cuanto a mi responsabilidad.

Verán ustedes, en la ciudad en la que vivo, una ciudad de aproximadamente dieciocho millones de personas, en donde el desfile anual del orgullo gay cuenta con un mínimo de tres millones de personas —y esa es la cifra dada por la policía—, no hay una pastoral católica para la comunidad LGBTQ.

En una ciudad nombrada en honor al apóstol Pablo, la cual es también la ciudad más grande en el país, con la mayor población católica en el mundo, nuestra Iglesia está totalmente ausente de cualquier implicación realista en la vida del segmento de la sociedad que en Brasil lleva por nombre “GLS”, Gays, Lesbianas y Simpatizantes (aquellos con afinidades similares).

Y de nuevo estamos frente a un tipo diferente de imposibilidad, ya que, por supuesto, nuestra Iglesia en Brasil depende de la misma enseñanza que en todas partes.

La enseñanza actual de las congregaciones romanas, que tiene como premisa que todos los seres humanos son intrínsecamente heterosexuales y que las personas homosexuales están objetivamente desordenadas.

El recientemente nombrado primado de Bélgica, monseñor Léonard, calificó la enseñanza de la Iglesia con bastante precisión cuando indicó, para consternación de la prensa local, que en su opinión ser homosexual es igual que sufrir de anorexia, en otras palabras: una patología del deseo.

Dicha enseñanza no puede reconocer que ser gay es una variante minoritaria no patológica que ocurre regularmente en la condición humana; porque, si lo reconociera, algunas consecuencias fluirían de ello: la pertinencia de ciertas formas de relación, incluyendo un elemento sexual, a pesar de que éstas no tuvieran ninguna función procreadora posible.

Y, en consecuencia, la pertinencia de ciertas formas de reconocimiento civil y litúrgico de tales relaciones. Leer más…

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Giani Geraci: “El desafío del amor. Es hora de confrontarse sobre la pastoral de la iglesia con las personas LGBT”. “Los caminos del Amor”. Conferencia internacional para una pastoral con las personas homosexuales y transexuales (Roma, 3 de Octubre de 2014).

Sábado, 30 de agosto de 2014
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es_wol11A partir de hoy iremos publicando diversos artículos acerca de esta Conferencia que, paraidentificarlos, irán acompañados de esta misma fotografía y la entradilla que viene a continuación:

El Sínodo extraordinario de los Obispos católicos sobre la familia, convocado en el Vaticano desde el 5 al 19 de Octubre de 2014, se interrogará sobre numerosos temas, desde las uniones «de parejas que viven juntas sin matrimonio religioso o civil», al acompañamiento de los divorciados de nuevo casados, a las uniones de personas del mismo sexo, al problema de la educación de sus hijos. Temas sobre los cuales la Iglesia Católica vuelve por fin a reflexionar y a interrogarse.

Varios grupos y movimientos católicos italianos e internacionales, a pocas horas del comienzo del Sínodo de los Obispos, han decidido organizar en Roma (Italia) para el próximo Viernes 3 de Octubre de 2014 la conferencia internacional “Los caminos del Amor” que quiere proponer a algunos teólogos, procedentes de varias partes del mundo, un tema desafiante: «Qué pastoral con las personas homosexuales y transexuales». Porque en efecto no se puede hablar de familia sin hablar de todas las familias, incluyendo a aquellas que han tenido, que tienen y que tendrán que enfrentarse con la homosexualidad.

“Los caminos del Amor”. Conferencia internacional para una pastoral con las personas homosexuales y transexuales (Roma, 3 de Octubre de 2014)

Aula magna de la Facultad de Teología Valdense, via Pietro Cossa 40, Roma (Italia), entrada libre

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 El desafío del amor. Es hora de confrontarse sobre la pastoral de la iglesia con las personas LGBT

Reflexiones de Gianni Geraci, co-portavoz de Los caminos del Amor” – Conferencia internacional para una pastoral con las personas homosexuales y transexuales, traducido por Carola y Carmen del grupo Ichthys (España)
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.El próximo 3 de Octubre de 2014 por iniciativa de un comité promotor que recoge exponentes del mundo cristiano plural que trabaja para construir una iglesia más inclusiva, tendrá lugar en Roma una conferencia teológica internacional donde hablar de “fe y homosexualidad” para recordarle a los obispos que participarán en el Sínodo extraordinario que tendrá lugar entre el 5 y el 19 de Octubre, que el tema del anuncio de fe a los que se sienten excluidos de la Iglesia, por ser homosexuales y transexuales, es uno de los desafíos que la Iglesia está llamada a recoger en los próximos años.

Se trata de emprender un camino. Y no es por casualidad que los organizadores han querido hacer referencia a esta idea con las primeras palabras que aparecen en el título de la conferencia: «Los caminos del Amor». Se tratará de trazar unos recorridos concretos para indicarles a las comunidades eclesiales y a las personas homosexuales por dónde encontrarse, y para descubrir juntos el sentido que el anuncio del Evangelio puede tener para emprender un camino común.

Las personas homosexuales están llamadas a vivir a fondo la vocación de Abraham: como él tienen que enfrentarse a un paisaje que no reconocen, con un camino que no saben a dónde las podrá llevar, con el desafio de transformar su homosexualidad en una ocasión de santidad sin tener delante de sí a patrones concretos a quien hacer referencia. Como Abraham oirán a las viejas amistades decir: «Pero quién te manda meterte allí? Víve tu vida y deja esas absurdas pretenciones. No te metas por caminos que no sabes dónde terminan».

Pero también como Abraham oirán resonar en sus corazones la promesa de Dios: una promesa absurda, si se evalúa con la lógica humana («De tí haré una gran nación» dice de hecho a Abraham que, con setenta y cinco años, aún no ha tenido descendencia por la esterilidad de su mujer); una promesa exigente («Vete de tu país, de tu patria y de la casa de tu padre»); una promesa que, más allá de la bendición («Te bendeciré») no garantiza nada («Vé hacia el país que te indicaré»). No un destino preciso, sino una meta indefinida que el Señor promete indicar a lo largo del camino; pero, al fin y al cabo, la promesa de Dios.

También las iglesias están llamadas a hacer la misma elección, para intentar entender, con las personas homosexuales, cuáles son los caminos que pueden llevar al encuentro entre su vida y el anuncio evangélico.

También en su caso se trata: de abandonar los prejuicios de hace tiempo («La homosexualidad es un vicio! La homosexualidad es una enfermedad!»); de superar los tópicos que circulan («Las personas homosexuales no son capaces de construir relaciones de pareja estables y fieles»); de dejar a un lado toda actitud de sospecha y de miedo, para preguntarse, junto con las personas homosexuales y transexuales «Cuáles son los caminos a través de los que Dios os llama a vivir en plenitud vuestra diversidad en su amor?».

Un desafío inédito bajo muchos aspectos, pero justamente por eso, un desafío que la Iglesia tiene que recoger si quiere seguir siendo capaz de decir palabras de esperanza para todos y, entonces, también para las peronas homosexuales y transexuales que llevan esperándolas tanto tiempo.

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Recordatorio

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