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“Quiero ser botijo”, por Isabel Pavón.

Martes, 24 de octubre de 2023

IMG_0850 Detalle de un dibujo de Isabel Pavón. 

De su blog Tus ojos abiertos:

Creer en Jesús es ir a él y beber. Para querer beber hay que sentir sed. Para querer beber mucho hay que tener mucha sed.

01 de septiembre de 2023

El último día de la fiesta, que era el más importante, Jesús, puesto de pie, dijo con voz fuerte:

— El que tenga sed, venga a mí; el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura, de su interior brotarán ríos de agua viva.

Con esto quería decir Jesús que quienes creyesen en él recibirían el Espíritu. Y es que el Espíritu todavía no había venido, porque Jesús aún no había sido glorificado.

Jn 7:37-39

Si Jesús dijo el que tenga sed, venga a mí. Si fuimos creados del polvo de la Tierra y somos barro, o arcilla si lo prefieres, en manos del Hacedor alfarero. Si de verdad nos transforma para que podamos servirle…, yo quiero ser botijo. Botijo cocido en horno, con mi asa circular a modo de peineta pegada arriba para que puedan moverme, ser llevado de un lugar a otro, según convenga. Pregunto: ¿hay algún recipiente natural que conserve el agua fresca en su interior mejor que esta vasija? Vuelvo a preguntar, ¿hay agua más buena que la que ofrece el barro? No. En absoluto. Y lo digo con toda la firmeza que soy capaz. Lo que se tiene por dentro se saborea por fuera con gusto. Y punto.

A un botijo se acude por la gran necesidad de saciar la sed que angustia. Si yo, como cristiana, tengo un buen mensaje que conservar en su frescura, y si ese mensaje es el evangelio que Jesús depositó en mí, sus buenas noticias no pueden pudrírseme dentro, así lo entiendo, ¿tú no? Pues lo dicho, yo tengo la ilusión de ser botijo, sin lugar a dudas, con sus tres piedrecillas dentro como mandan los cánones del refrigerio y que me recuerden, como sonajero, lo que llevo dentro.

Pretendo ser un botijo que hermosee, sea cual sea el lugar donde se encuentre. En Andalucía, en Málaga, sabemos muy bien de esto.

Cuando descansa en el centro de la mesa, al alcance de todos los presentes, el botijo llama a sentarse alrededor, convoca esa unión de comensales como si poseyera una atracción invisible.

Reconozco que, quizá, no tiene la mejor hechura que mandan las modernuras, pero ¿quién está diseñado a gusto de todos y para toda la vida? Lo importante es lo que se guarda dentro.

Me he empeñado en esto, sí, y perdona si no te agrada mi conjetura. Ojalá pueda ser botijo de los mejores, de esos que, de la manera más natural, ecológica y saludable, suda por sus poros hasta encharcar el plato que lo sostiene; botijo de esos que no se adornan por fuera ni con dibujos de flores, ni de pájaros, ni ha sido vidriado.

Lo que me propongo con esto, a ver si consigo explicarme de una vez y no te canso, es que Jesús es agua viva y yo me ofrezco, con la humildad de la arcilla, a que cada cual sacie su sed al beber de las enseñanzas del Señor que contengo, que no son las mías, yo poco tengo que aportar al mundo. Me refiero a que, dada su naturaleza, elijas para beber el lugar que te apetezca, ya sea por el pitorrillo chico o por la boca ancha, la libertad se hace presente, más no puedo. Y concluyo: el agua es al botijo lo que el evangelio a mi interior.

Creer en Jesús es ir a él y beber. Para querer beber hay que sentir sed. Para querer beber mucho hay que tener mucha sed. Jesús se ha puesto de pie. Nos llama a gritos y nos dice que es la fuente de aguas vivas. Nos envía al Espíritu que se manifiesta en la Iglesia a través de los dones que pone al servicio de la comunidad y contribuyen, además, a la unidad y a reconocer juntos que Jesús es el Señor.

Estar en comunión con él y llevar a otros a la fuente; dar de beber a otros para que del interior de ellos también corran ríos de agua viva al acercarse a Jesús. Porque como dice Plutarco Bonilla, cuando Jesús pasa, algo pasa.

Es posible que otro día, antes de que se me marchite la flor de la edad en la que me encuentro, comparta contigo otra de mis ilusiones, ser salero y salerosa, como toda malagueña que se precie y como todo cristiano verdadero. A ver si, ya sea una cosa u otra, lo consigo.

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