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Buscando el bien que ya poseemos

Jueves, 3 de enero de 2019
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Del blog Amigos de Thomas Merton:

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“Cuanto más buscamos “el bien” fuera de nosotros mismos como algo a ser alcanzado, más sentimos la necesidad de discutir, estudiar, comprender y analizar la naturaleza de ese bien. De este modo, nos sumergimos más en abstracciones y en la confusión de opiniones divergentes. Cuanto más objetivamente se analiza “este bien”, cuanto más se lo considera como algo a alcanzar a través de técnicas virtuosas especiales, se vuelve menos real. Cuanto menos real se vuelve, más se aleja en la distancia de lo abstracto, lo futuro, lo inalcanzable. Entonces, nos concentramos más en los medios para alcanzarlo. Y cuando el fin se vuelve más remoto y más difícil, los medios se vuelven más elaborados y complejos, hasta que finalmente el simple estudio de los medios es tan demandante que todos los esfuerzos se centran en él, y el fin cae en el olvido… Todo esto no es más que desesperanza organizada: “el bien que el moralista predica y exige finalmente se vuelve “mal”, sobre todo porque la búsqueda sin esperanza de este bien nos desvía del verdadero bien que ya poseemos y que despreciamos o ignoramos”

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Thomas Merton
(Encuentro con Merton, Henri Nouwen, Bonum, 2007)

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"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad ,

“Los frutos de la atención”, por Enrique Martínez Lozano

Jueves, 3 de enero de 2019
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oposiciones_51“La atención –ha escrito el monje benedictino y maestro zen Willigis Jäger– es el punto de partida y el corazón de todos los caminos espirituales. La vida atenta se basa en el reconocimiento de que la realidad solo puede experimentarse en el aquí y ahora. La práctica de la atención es indispensable para llegar a tener contacto con la realidad. La atención es la práctica más importante y, al mismo tiempo, la más difícil en el camino espiritual. Es expresión de la sabiduría suprema”.

Y una antigua historia zen narra el siguiente diálogo:

— Maestro, ¿cuáles son las reglas fundamentales de la sabiduría suprema?

El maestro escribió: “Atención”.

— ¿Alguna más?

El maestro escribió: “Atención, atención”.

— ¿Eso es todo?, preguntó de nuevo el discípulo ya impaciente.

Sin perder la calma, el maestro anotó: “Atención, atención, atención”.

Se cuenta también que a la pregunta: “¿Puedes resumir toda tu enseñanza en una sola palabra?”, Ramana Maharshi contestó: “Atención”.

La atención hace posible que se produzca un “paso” decisivo, que podemos ver desde diferentes perspectivas y nombrar de modos diversos.

De marionetas de los movimientos mentales y emocionales a la libertad interior, libertad que únicamente garantiza la atención.

De la reactividad a la ecuanimidad: la mente (el yo) nos lleva a reaccionar ante los estímulos; la atención permite “tomar distancia” para no reaccionar, sino responder.

De la creencia de la separación a la comprensión no-dual, de la consciencia de separatividad a la consciencia de unidad: la mente nos hace creer que todo es una suma de objetos separados; la atención nos muestra la realidad de la no-separación.

De la resistencia a la aceptación: la mente se resiste contra aquello que la frustra; la atención acepta, posibilitando la acción adecuada.

Del juicio a la bendición: pensar significa juzgar y rechazar lo que no le agrada; la atención, alineada con lo que es, bendice.

De la avidez a la gratitud: la mente es apropiación y el “yo” insatisfacción, de donde brota la avidez insaciable para tratar de compensar el vacío; la atención, al revelarnos que somos plenitud, hace vivir en gratitud.

De estar “perdidos” a “volver a casa”: la mente es radicalmente incapaz de comprender qué somos, por lo que desde ella resulta imposible salir de la ignorancia; la atención nos hace comprender que somos esa misma atención –en cuanto estado de consciencia– y que esa es nuestra “casa”, de la que nunca nos habíamos alejado.

Del “yo” a la Vida: para la mente soy solo este “yo separado” que ella puede delimitar y percibir, un yo que, momentáneamente, tiene vida; la atención me muestra que soy Vida, expresándose en la forma de este “yo”.

Del estado mental al estado de presencia: esta es la clave que explica todos los “pasos” mencionados en los números anteriores; la atención, al silenciar la mente pensante, posibilita que sea transcendido el estado mental y que emerja el estado de presencia, con las consecuencias –los “frutos”– antes señalados.

Enrique Martínez Lozano

Boletín Semanal

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