Inicio > General, Homofobia/ Transfobia. > Carta abierta al profesor que no hace nada frente al acoso escolar

Carta abierta al profesor que no hace nada frente al acoso escolar

Viernes, 27 de enero de 2017

29397_acoso-escolar-bullyingUn interesante artículo escrito por Yago Gantes en Cáscara Amarga

No recuerdo la edad que tenía, ni del día que era, o si estábamos en invierno o verano; pero sé que fue el instante más triste de mi infancia.

Quizá como todos los relatos que acaban mal, esta historia tiene un comienzo feliz. ¡Era día de excursión! Una treintena de jóvenes preadolescentes –con la hoja de autorización firmada– salía de la escuela a mitad mañana para ver una de esas películas con mensaje educador, en el teatro Rosalía de Castro.

Aunque las excursiones escolares siempre eran un acontecimiento, visitar por enésima vez la Casa de las Ciencias, la Domus o los ensayos de la Banda Municipal de A Coruña no siempre causaban excitación. Sin embargo, todos -o por lo menos yo- estábamos emocionados con el ciclo de cine social al que estábamos asistiendo. La última había sido El inolvidable Simon Birch, y a todos –o por lo menos a mí– nos había fascinado.

El Rosalía estaba abarrotado. Los alumnos del San Francisco Javier no éramos los únicos y el hall del teatro se había convertido en un improvisado patio de colegio. Las diferentes escuelas fuimos entrando por orden, y a la nuestra: ¡le había tocado palco! Las luces se apagan, se escucha los primeros “shhh…” de los profesores, el alboroto se acalla. Por fin, comienza la película.

Y ahí acabó todo. Me convertí en una estatua, permanecí hierático, no pestañeaba y si me apuran apenas respiraba. Mi único deseo era desaparecer, volatilizarme, convertirme en un ser invisible que pudiera salir corriendo de ese teatro. El objetivo era claro: dejar de escuchar ese murmullo ensordecedor que asoló a todos los palcos que ocupaba mi colegio. Dejar de escuchar el “ese es Yago, ese es Yago, ese es Yago” que surgió al ver la escena de un niño vestido de mujer que estaba en un tocador, maquillándose con las pinturas de su madre.

A la salida, el improvisado patio de colegio se transformó en un sinfín de corrillos donde estaba seguro que hablaban de mí, hasta los que no me conocían. Me propuse no mostrar debilidad. El niño de la película no era como yo, y por tanto no me podía afectar nada de lo que había pasado. Pero entonces fue cuando ocurrió. Una de mis profesoras –mi tutora creo– se acercó y me acarició cálidamente el cogote (¡Pero cuándo un profesor acaricia así a un alumno¡).

Ya estaba. Todo el mundo lo había visto. Con esa caricia pública las más de dos horas que permanecí como una estatua inerte no sirvieron para nada. Todos mis compañeros sabían lo que estaba pasando y se habían percatado de mi sufrimiento, de mi nudo en la garganta, de mis imperiosas ganas de llorar.

He odiado a esa profesora desde entonces. Sin embargo, ahora el odio se ha transformado en indignación y rabia, más al conocer que una niña de trece años se ha suicidado en Murcia por su supuesto caso de acoso escolar. ¿Por qué mi profesora no me preguntó nada?, ¿por qué no investigó nada?, ¿por qué no se interesó en saber si yo lo estaba pasando mal? ¿o si eso había pasado antes? Porque sí. Yo era el mariquita de la clase. Y sí, mi profesora presenció un día más de acoso, y frente al que decidió no hacer nada. Bueno, me dio la caricia que menos necesitaba.

General, Homofobia/ Transfobia. ,

Comentarios cerrados.

Recordatorio

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Yo, por supuesto, a petición de los autores, eliminaré el contenido en cuestión inmediatamente o añadiré un enlace. Este sitio es gratuito y no genera ingresos.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un lugar de entretenimiento. La información puede contener errores e imprecisiones.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.