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“Benditos los herejes y los “herejes” “, por Héctor Alfonso Torres Rojas, Licenciado en Teología y Sociología

Domingo, 7 de septiembre de 2014

Jesus modernoLeído en la página web de Redes Cristianas

A propósito de la excomunión de dos creyentes de a pié, líderes cofundadores del Movimiento Internacional “Somos Iglesia” (1995). Y de la excomunión permanente lanzada contra las mujeres obispas y sacerdotisas. Así no haya nueva declaratoria eclesiástica de excomunión, por el sólo hecho de haber recibido la ordenación, quedan excomulgadas, según el Derecho Canónico.

Pero las herejías y las “herejías” han permitido y permitirán profundizar la fe y ser más fieles al mensaje de Jesús de Nazaret.

Inicio esta columna con las palabras herejes y “herejes” porque no todas las excomuniones tuvieron razón. La historia ha mostrado en diferentes casos que la autoridad eclesiástica se equivocó, tuvo que reconocer su error y reivindicar post mortem a la víctima.

Jesus de Nazaret fue un hereje

Jesús de Nazaret fue un hereje para las autoridades religiosas de su tiempo. Quisieron acallar su palabra libre y sus gestos proféticos. Las autoridades del Templo y los doctores de la Ley, lo consideraron hereje. Y como hereje murió.
Pero además de haber sido un hereje, la persona de Jesús y su mensaje han sido y serán objeto de controversia por el significado que han tenido y tienen para una parte de la humanidad (menos del 35% de la población del Planeta es cristiana), es decir, seguirá habiendo herejías y “herejías”. Unas y otras ya no se pueden evitar a punta de excomuniones. Al contrario, se deben expresar y manifestar de manera libre, dentro de las iglesias y en la relación del mensaje cristiano con las demás religiones y culturas del mundo. Jesús fue objeto de controversia desde sus días terrenales y seguirá siendo objeto de controversia hasta cuando exista la comunidad de creyentes.

La excomunión no tiene hoy el mismo significado

A pesar de lo que puedan afirmar las autoridades eclesiásticas, por el cambio de paradigmas, en el mundo y dentro de las iglesias, la excomunión ya no tiene hoy el mismo significado, efecto y peso que ayer, por varias razones:

1. Porque se ha ganado el derecho a la libertad de conciencia, a la conciencia liberada, a la libertad de pensamiento, a la libertad de expresión oral o escrita, inclusive para las y los creyentes.

2. Porque muchas cuestiones teológicas son vistas desde varios ángulos, comenzado por la interpretación de los textos bíblicos. La historia de la iglesia y de la teología muestran hoy que ha habido un uso amañado, consciente o incosciente, de los textos bíblicos. Ejemplos grandes: la teología sobre las mujeres, la teología sobre el sacerdocio, la teología sobre el Romano Pontífice, la teología sobre la sexualidad…

3. Porque hoy se ve con más claridad que los dogmas han tenido una historia y que la formulación de éstos han tenido un contexto cultural propio y específico. No tiene justificación quedarnos apegados a este contexto porque la historia avanza, es dinámica. No podemos dar razón de nuestra adhesión a Jesús de Nazaret con esquemas culturales, razones y argumentos de ayer.

4. Hay creyentes que se preguntan si la excomunión excluye de la Iglesia-Comunidad, de la Iglesia-Pueblo de Dios, de la Comunión de hermanos y de hermanas, o solamente de la comunión con la autoridad eclesiástica. Aquí no se trata solamente de un juego de palabras.

No todos los dogmas y doctrinas tienen el mismo peso teológico.

5. En siglos y años anteriores hubo un miedo y terror cuando se aplicaba la excomunión, porque este castigo, en la vieja teología, no sólo ponía en la picota a las personas excomulgadas, sino que se les negaba el acceso a los sacramentos y llevaba implícita la posible condenación, en caso de muerte sin abjurar de la llamada herejía.

En ese orden de ideas, las personas excomulgadas que son objeto de esta nota, han rechazado la excomunión, no la aceptan y la ponen en tela de juicio.

Laicos-laicas y excomuniones

Hasta hace unos 15 años pareciera que no ha habido creyentes de a pié, investigados por la Inquisición, es decir, por la Congregación para la Defensa de la Doctrina de la Fe (CDF), y menos aún excomulgados, por razones teológicas, doctrinales y de opinión, salvo los ya mencionados: las mujeres obispas y sacerdotisas, hecho ya bien conocido y la de las dos personas que han motivado esta columna.

“Este es el final de un largo enfrentamiento entre el movimiento «Wir sind Kirche» («Somos Iglesia») y el Vaticano. Según la información del diario Tiroler Tageszeitung, los austriacos Martha Heizer, responsable en Austria del movimiento, y su esposo, Gert Heizer, han sido excomulgados por atentar la celebración de la eucaristía, uno de los «graviora delicta» que deben ser juzgados por la CDF con un procedimiento especial. El diario alemán Die Welt asegura que la información ha sido confirmada en «círculos católicos»”. (Graviora delicta = Delitos muy graves).

Han sido pocos los momentos de la historia de la Iglesia, en que las y los creyentes de a pié han sido llevados ante los tribunales de la Inquisición y a sus llamas de muerte. La razón: los laicos y las laicas NO han contado históricamente como protagonistas en la formación de doctrina y de opinión en la Iglesia, precisamente porque se les ha dejado en el analfabetismo bíblico y teológico. Se les ha mantenido en “la fe del carbonero”. Y cuando se atreven a cuestionar o dudar, se les ha dicho y todavía se les dice: “Doctores tiene la Madre Iglesia que sabrán responder”. Conclusión: “Cállense”.

Bajo el muy largo pontificado de Juan Pablo II-Benedicto XVI, fueron investigados por la Doctrina de la Fe, cerca de 300 teólogos y teólogas, sacerdotes y religiosas. El año pasado envié por INFO-DOC-UTOPÍAS una extensiva lista. ¿Algún laico o laica? Creo no equivocarme al afirmar que no hay cristianos de a pié, en ese listado.

¿Por qué se excomulga a las dos personas mencionadas?

Cuando se excomulga a una persona, la autoridad eclesiástica invoca, por lo menos, cuatro cuestiones: 1. Que se ha colocado por fuera de doctrina de la Iglesia. 2. Que ha roto la comunión eclesial. 3. Que ha desobedecido al magisterio. 4. Que se ha convertido en un escándalo y mal ejemplo para el Pueblo de Dios. Y no sé si todavía se le diga que pone en peligro su salvación eterna. Es decir, se le amenaza con el fuego del infierno, ya que hoy sería absolutamente criminal utilizar las llamas de la leña, que sí utilizó la Inquisición por siglos. Para algo y para mucho nos han servido los Derechos Humanos, ayer apenas condenados por los papas. Y a propósito, el sábado 24 de mayo, un noticiero de televisión informaba que El Estado de la Ciudad del Vaticano NO ha firmado la Convención contra la tortura, de la ONU.

Volviendo al caso que nos ocupa, pareciera que el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal alemán Gerhard Müller, busca:

1. Castigar en primer lugar al Movimiento “Somos Iglesia”, movimiento compuesto ante todo por laicas y laicos, nacido en Austria en 1995. Este es el cuasi único movimiento, con extensión internacional (hay capítulos en diferentes países y continentes), “capaz” de decir palabras libres frente al Vaticano y a los obispos. Este se explica por el muy novedoso hecho muy propio de los países de lengua alemana, donde un alto número de varones y mujeres han hecho estudios de teología, biblia, historia de la Iglesia, historia de los dogmas, historia de la liturgia, de la catequesis y otras disciplinas, a nivel universitario (licenciaturas, maestrías y doctorados), como cualquier sacerdote u obispo.

2. Limitar si no negar, el papel teológico-intelectual del laicado, cuando precisamente en otros países va creciendo la cantidad de laicas y de laicos teológicamente preparados, en capacidad de emitir planteamientos y analizar, críticamente, temas y cuestiones.

3. Frenar la investigación teológica, bíblica, histórica…, de laicos y de laicas, que no vaya en total concordancia con el llamado Magisterio. En una de sus columnas recientes, Leonardo Boff recordaba que el concepto de Magisterio que se nos ha impuesto, como última y única palabra, es muy nuevo. Y monopolizador de la teología.

Ese concepto, tal como es aplicado desde las congregaciones de El Vaticano, busca frenar la diversidad y la investigación teológica, las hipótesis de investigación, la libertad de expresión de las hijas y de los hijos de Dios, la libertad de publicación…

Hoy, desde la comunidad teológica, analítica y crítica, se reconoce y se impulsa la investigación sobre la historia de los dogmas, a la luz de las nuevas disciplinas. Los dogmas no cayeron del cielo. Tienen una historia, un contexto cultural, lingüístico, teológico, filosófico, exegético… No podemos seguir repitiendo los dogmas de manera mecánica. Más de una sorpresa han tenido los historiadores en esta materia. Como sorpresas se han tenido en estudios bíblicos. Y sorpresas se han brillado en otros temas de la historia de la Iglesia, de la historia comparada de las religiones y de la historia comparada de las culturas. Hoy, todo se mueve. Pero en las cúpulas vaticanas y en las cúpulas eclesiásticas de las iglesias nacionales, salvo excepción, las cosas poco o nada se mueven. Pero sí se mueven hacia el éxodo, miles de católicos que se sienten sofocados en estrechos límites conceptuales. De ahí la crisis que atravesamos.

Los temas de la discordia

La información que sigue ha sido tomada del artículo de P. José María Iraburu, de La Vie/InfoCatólica.

“Martha Heizer, a sus 67 años, es conocida por sus manifiestos a favor de la ordenación de las mujeres y la «renovación de la iglesia por los laicos». El obispo de Innsbruck, monseñor Manfred Scheuer, «emitió personalmente el decreto a la pareja el miércoles 21 de mayo por la noche», declaró Martha Heizer a radio ORF Tirol. Los dos implicados rechazaron inmediatamente la condena. «No lo aceptamos porque cuestionamos íntegramente todo el proceso», dijo Heizer.

¿La razón de las dos excomuniones? 

Atentar la celebración de Misas sin sacerdote en la residencia de la pareja. Desde hace varios años, Martha Heizer admite que ella y su marido dan la bienvenida en su casa a estas fiestas, en las que algunos fieles participan con regularidad. Son simulaciones de misas que constituyen «graviora delicta» (delitos graves) según el Derecho canónico.
Con esta decisión, el obispo Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, se mantiene fiel a su posición anterior: en 2009, el prelado alemán, entonces Obispo de la diócesis de Ratisbona, había suspendido a Pablo Winckler, director de la «Wir sind Kirche» en Alemania…

Nota. Para más información, abrir el siguiente enlace de INFO-CATÓLICA:

http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=20864&utm_medium=email&utm_source=boletin&utm_campaign=bltn140522

Bogotá, Domingo 25 de Mayo de 2014

 

 

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