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Histórico: una mujer trans y un hombre gay aspiran a convertirse en diputadxs en El Salvador

Viernes, 29 de enero de 2021
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Captura-de-pantalla-2021-01-26-a-las-8.44.31-646x323Alejandra Menjívar y Erick Iván Ortiz competirán el 28 de febrero en las elecciones nacionales. Ella busca una diputación en el Parlacen y él en la Asamblea Legislativa. Su candidatura ocurre en un momento crucial para la democracia salvadoreña.

Por Stanley Luna

Las elecciones para alcaldes y diputados del 28 de febrero en El Salvador, por primera vez, contarán con la representación de una mujer trans y un hombre abiertamente gay. Se trata de Alejandra Menjívar, candidata a diputada por el Parlamento Centroamericano (Parlacen), y Erick Iván Ortiz, quien corre por una diputación para la Asamblea Legislativa.

De ser elegidos funcionarixs, ambxs tienen en su agenda temas que son una deuda para la población LGBTI en el país: llevar a discusión la Ley de Identidad de Género –de la cual existe un anteproyecto desde 2018 en el Congreso-, generar mecanismos de protección para las disidencias sexuales y que el país atienda resoluciones internacionales, que, por ley, tiene la obligación de cumplir.

Menjívar tiene 34 años y es candidata al Parlacen por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), el partido de izquierda en el que milita desde 2008 y del que es Secretaria Nacional de la Diversidad Sexual y Género.

Trabajó en la construcción del plan de gobierno de Mauricio Funes, el primer expresidente de izquierda salvadoreño, que gobernó entre 2009 y 2011, y hoy se encuentra asilado en Nicaragua tras acusaciones de corrupción.

En 2009, la hoy candidata comenzó como voluntaria en un proyecto con la Asociación Solidaria para Impulsar el Desarrollo Humano (Aspidh Arcoíris Trans) y a involucrarse en la lucha por derecho humanos de la población LGBTI, lo que marcó el inicio de su activismo.

Con el 60% de los votos de su partido

Ella tomó la decisión de competir como diputada al Parlacen y no para la Asamblea Legislativa como una prueba a las bases del FMLN, para saber lo abierto que eran respecto a la participación de las disidencias sexuales a cargos públicos, explica en una entrevista a Agencia Presentes.

“El Parlacen no solo es un ente de la integración centroamericana, sino que tiene que ver con recomendar a los Estados de la región hacia dónde deben de ir encaminadas las políticas públicas”, dice Menjívar.

En las elecciones internas del FMLN, Menjívar quedó en la quinta posición de entre 20 precandidatxs. Obtuvo más del 60 por ciento de los votos de la militancia a nivel nacional. En las internas, también fue elegido como candidato a alcalde un hombre abiertamente gay, mientras que otras personas de la población LGBTI participarán por cargos de regidores, concejales y diputados suplentes en las elecciones de febrero.

Lxs diputados del Parlacen son elegidos en elecciones democráticas. Son 20 diputados por Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, República Dominicana y Panamá. Lxs expresidentes y vicepresidentes de estos países también se convierten en diputados inmediatamente terminan sus mandatos.

Roberto Zapata, secretario de la organización Amate El Salvador, reconoce que no solo en El Salvador, sino que, en cualquier país, candidates o funcionaries LGBT se enfrentan a “barreras” antes y durante ejercen su cargo.

Escuchar a la sociedad civil

Las postulaciones a diputaciones de Menjívar y de Ortiz, dice, generan expectativa en la sociedad civil organizada y la población LGBTI, en general. Si llegan a convertirse en diputades, tendrán que legislar a favor de esta población de forma transversal. Y, al mismo tiempo, legislar a favor de otros temas sociales, incorporando el componente de la inclusión.

“Si elles son electos para su cargo, yo espero que tengan la apertura de llevar adelante las iniciativas que desde la sociedad civil organizada se convocan. Que, si nos acercamos a elles, tengan la apertura”, señala el activista.

Zapata destaca que, en el caso de Menjívar, ella se ha encargado de informar, desde su candidatura, sobre las funciones del Parlacen, una instancia poco conocida para la sociedad salvadoreña.

Menjívar asegura que es en el Parlacen donde ella ve la oportunidad de incidir para que los Estados aprueben leyes a favor de las disidencias sexual, los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Y que, además, atiendan resoluciones vinculantes, como la emitida en 2018 por la Corte Interamericana de Derechos Humanos que, a través de una opinión consultiva en Costa Rica, ordenó garantizar el matrimonio igualitario y el cambio de nombre y género de las personas trans. Una resolución que atañe a El Salvador y a otros 19 países de América. 

Aunque el voto en El Salvador para alcaldes y diputados es por rostro, sin una Ley de Identidad de Género, ella ve imposible que el Tribunal Supremo Electoral la deje competir en las elecciones con su nombre elegido, como sí lo hizo en las elecciones internas de su partido. De exigirle el nombre según documento de identidad, optará por los apellidos.  De hecho, en su campaña le ha apostado a posicionarse como “Menjívar Guadrón” y “Aleja Menjívar”.

Es complicado, es complejo, es todo un panorama adverso, porque, evidentemente, voy a ser una contra varios que vienen siendo parte del sistema, pero eso es lo que nos motiva.”, afirma Menjívar.

“Todo en adelante es nuevo”

Erick Iván Ortiz, candidato por Nuestro Tiempo, un partido fundado por exdiputados del partido conservador Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) y que debutará en las elecciones de este año, busca ser diputado por el departamento de San Salvador, dentro del cual se encuentra la capital del país centroamericano.

Ortiz tiene 29 años y casi una década de involucrarse en la defensa de los derechos humanos. Forma parte de la Federación Salvadoreña LGBTI, que aglomera a varias organizaciones que luchan por los derechos de las disidencias sexuales en El Salvador.

En 2017, él fue parte del grupo de seis jóvenes que renunció a la juventud de ARENA tras mostrar públicamente su postura a favor hacia temas progresistas, como el matrimonio igualitario y el aborto.

“Hay que decir que la mía es la primera candidatura abiertamente LGBTI para un cargo de diputación en la Asamblea Legislativa, entonces, todo en adelante es nuevo, no ha sido explorado, pero lo que yo sí esperaría es que, desde la población LGBTI, podamos, también, tomar consciencia de la importancia de la representatividad”, sostiene.

Si se convierte en diputado, Ortiz dice que impulsará la Ley de Identidad de Género y presentará un anteproyecto de Ley Nacional contra la Discriminación en la Asamblea Legislativa, para crear una institución que proteja los derechos de la población y que sea independiente del Ejecutivo.

Deudas del gobierno actual y perspectivas

El 28 de febrero, el partido fundado por el presidente Nayib Bukele, Nuevas Ideas, también participará por primera vez en las elecciones para diputadxs y alcaldes.

Bukele, en el año y medio en el cargo, no ha mostrado interés de crear políticas públicas a favor de la población LGBTI. Es más, en el segundo día de su gobierno trasladó las funciones de la Dirección de la Diversidad Sexual, creada en el primer gobierno del FMLN bajo presión de la sociedad civil, al Ministerio de Cultura. Este es uno de los ministerios con uno de los presupuestos más bajos.

La dirección estaba adscrita a la ya desaparecida Secretaría de Inclusión Social y dependió presupuestariamente de la Presidencia. Sus funciones fueron la capacitación del personal de los diferentes ministerios, la generación de ferias de empleo para las disidencias sexuales y la creación de un call center para atender denuncias por discriminación de las personas de las disidencias sexuales que trabajaran en alguna institución gubernamental. Hasta el momento, las organizaciones de la sociedad civil, si el gobierno dará seguimiento a estas acciones.

Con las diputaciones ganadas por Nuevas Ideas, más el bloque de los otros partidos de derecha que no tienen en su agenda las políticas públicas a favor de la población LGBTI, Zapata adelanta que se están preparando para más retrocesos en derechos humanos.

Lo más probable es que la mayoría de diputaciones terminen siendo bastantes conservadoras, lo que puede terminar en que, en lugar de avances, sean retrocesos en tema de derechos humanos. Ya lo hemos visto dentro del Órgano Ejecutivo. Ahora, es probable, y nos estamos preparando para ello, de que también suceda en el Órgano Legislativo”, advierte.

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Fuente Agencia Presentes

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Kendra Jordany: cómo es ser trans en Honduras, de los países más peligrosos para personas LGBT+

Miércoles, 23 de diciembre de 2020
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kendra-y-madre-3-1024x769Texto: Dunia Orellana, desde San Pedro Sula, Honduras. Fotos: D.O

Kendra Stephany Jordany, activista transfeminista de Honduras, aspiró a ser la primera candidata trans a diputada del Parlamento Centroamericano (PARLACEN). Aunque no salió electa, cambió la historia.

“Todo empezó a los 19 años”, cuenta Kendra Jordany Stephany, de 31 años, refiriéndose a su transformación en mujer trans en la ciudad de San Pedro Sula, en el norte de Honduras. Como muchas trans hondureñas, Kendra ha tenido que afrontar el rechazo en un ambiente en el que las iglesias y los políticos alientan el discurso machista.

Kendra vive con su madre y sus sobrinos en una pequeña casa en las faldas de la sierra de El Merendón. Para llegar allí hay que tomar empinadas calles de tierra entre la espesa vegetación de la zona, bajo la llovizna. Esa comunidad poco a poco ha ido aceptándola, aunque lxs vecinxs siguen llamándola usando “un diminutivo” de su nombre legal.

Desde la colonia de Kendra pueden verse los edificios de San Pedro Sula como pequeñas cajas de colores entre el smog y la lluvia. Sus sobrinos juegan pelota en la calle con lxs vecinitxs mientras cuenta que aunque le gusta estar en su casa, la pandemia del coronavirus “exageró” un poco las cosas y la ha obligado a permanecer confinada. “Espero que todo vuelva a la normalidad”, dice.

Normalidad, para ella, es regresar a su trabajo en la organización internacional Médicos sin Fronteras, en una ciudad cercana y desde donde aboga por los derechos de la población LGBTIQ+ de Honduras. También significa retomar sus estudios de Periodismo en la Universidad del Valle de Sula, amplia y fértil zona donde está situada la ciudad natal de Kendra.

Afrontar a las familias

La transición de Kendra empezó cuando “ya era mayor de edad: nadie me podía decir nada y tenía trabajo. Lo primero como mujer trans fue el crecimiento de mi cabello, la feminización de mi cuerpo. Cambiar toda la vestimenta que antes usaba. Afrontar a la familia por todos estos cambios”.

Afrontar a la familia es un aspecto crucial en la vida de la mayoría de las personas de los colectivos LGBTI+. En Honduras, los obstáculos y el rechazo hacia las mujeres trans como Kendra suelen empezar en el hogar.

Las ideas tradicionalistas de las familias hondureñas se vuelven más tercas debido al discurso machista que prima en el país y a las prédicas prejuiciosas que desde los púlpitos dirigen los “apóstoles” de las principales Iglesias. Un ejemplo del discurso religioso anti-LGBTIQ+ en Honduras es la famosa prédica reproducida por el programa Primer Impacto. Allí el pastor evangélico Evelio Reyes pidió a sus feligreses “no votar por candidatos homosexuales ni lesbianas. Reyes fue demandado por sus declaraciones contra los colectivos de la diversidad sexual.

Los políticos se unen a la cruzada discriminatoria de los predicadores, como el candidato presidencial y presentador de programas de concursos Salvador Nasralla, quien en una entrevista dijo que está en contra del matrimonio gay.

El primer paso de Kendra en su hogar “fue a los 15 años al decirle a mi mamá ‘soy gay’. Porque antes, dice, ser homosexual era para todxs, no había clasificación LGBTIQ+. El transodio, sabe, comienza en casa. La familia les dice a muchxs ‘te aceptamos con tal de que no vayas a andar vestido de mujer”.

En el transcurso de más de 15 años, lxs parientes de Kendra han ido aceptando su nueva identidad. “Me siento bien con mi hija”, dice su madre, abrazándola mientras están sentadas en el sillón floreado de la sala. “Me gusta todo lo que ella hace y la amo”. A sus sobrinos también les gusta salir a jugar con Kendra, abrazarla y platicar con ella.

Para Kendra, la transición ha sido riesgosa como para muchas otras feminidades trans en Honduras, donde se topan con la discriminación en cada esquina y no hay apoyo médico para ellas. Una de las necesidades para las mujeres trans consiste en aplicar las hormonas que las ayudan a feminizarse. Kendra pasó por un proceso de hormonización que afectó su salud, aunque ahora dice que se siente mejor que antes.

Comenzó a usar las hormonas a los 22 años de edad, después de “preguntarles a otras trans cómo hacían para verse tan bonitas. Fue fuerte para mi cuerpo porque se me ponían las uñas moradas, se me aceleraba el corazón y me daban unos escalofríos que me tiraba diez colchas encima y sentía aquel gran frío”.

Después de experimentar con varias hormonas, encontró al fin una que no le causaba tantos problemas de salud y le ayudaba a sentirse mejor con su cuerpo. Kendra y las demás mujeres trans hondureñas no encuentran consejería en las instituciones de salud a las que podrían acudir para que les indiquen qué procedimientos seguir en su transición, por lo que muchas prefieren arriesgarse autorrecetándose procedimientos que ponen en riesgo su vida o inyectándose aceites para acelerar el proceso de feminización. Muchas de ellas además sobreviven ejerciendo el trabajo sexual, expulsadas del mercado laboral. Y quieren tener cuerpos bonitos para llamar la atención de sus potenciales clientes.

“Me siento muy bien así. Plenamente bien”, dice Kendra. De la aceptación en su hogar, Kendra pasó a la aceptación en su colonia. “En mi colonia me respetan”, dice, “conocen a mis padres. Recuerdo una vez que iba en rapidito [microbús] y el chofer le dijo al ayudante ‘tratamela bien porque es defensora”.

Para muchas trans, solo se trata de un cambio corporal, pero en el de Kendra se trata también de un cambio de mentalidad que ella dice se llevó a cabo desde el momento en que comenzó a involucrarse con organizaciones de defensa de derechos humanos y derechos LGBTIQ+. Su visión cambió con las charlas, diplomados y talleres. “Comencé a deconstruirlo todo, a deconstruir hasta el uso de maquillaje. Recuerdo que un jefe me dijo que yo iba con resaca al trabajo, pero lo que pasaba es que ese día fui a trabajar sin maquillaje. También mucha gente me dice que afine un poquito más la voz, pero yo no finjo la voz”.

Hace pocos años, cuando empezó a ir a la universidad, se dejaba el pelo corto para llamar menos la atención. En esos días, cuando quería retomar su apariencia trans, se “empelucaba para disimular un poco”, pero ha dejado de hacerlo y hoy tiene una larga cabellera que suele tocarse cuando habla.

Activismo transfeminista

Dice que las organizaciones le han dado la oportunidad de desarrollarse como persona trans y como parte de colectivos y comunidades. A veces, en su trabajo en las instituciones, el temor al rechazo la ha hecho “retroceder”.

Kendra se dio cuenta de que era transfeminista cuando fue a un encuentro en Choloma, al norte de San Pedro Sula. “Allí me di cuenta de que, por todo lo que me pasaba, yo ya era feminista. Empecé a empoderarme. En ese entonces no se escuchaba hablar de estos temas. No había las categorías de feminismo que hay ahora. Acá en Honduras no conozco a muchas mujeres transfeministas”.

Con su candidatura al PARLACEN desde un partido de izquierda, hizo que todos hablaran del tema. Aunque cuestionaran la participación de la diversidad en la política por considerar que se trata de minorías.

“Mi amor propio ha cambiado”, agrega Kendra. Sigue soñando en grande. Hoy uno de sus mayores objetivos es construir un albergue donde las mujeres trans hondureñas tenga un espacio donde puedan ser ellas mismas.

Fuente Agencia Presentes

Cristianismo (Iglesias), General, Historia LGTBI, Homofobia/ Transfobia. , , , , , ,

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