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Las juventudes LGBT renovaron la marcha del orgullo de Honduras

Lunes, 8 de agosto de 2022
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Unas mil personas de toda Honduras participaron en la multitudinaria marcha del orgullo. Fue un desfile lleno de color y música.

 SAN PEDRO SULA, Honduras.Este maricón seguirá en las calles”, dijo con su altavoz el miembro de la Asociación LGBTIQ+ Iguales, Javier Carrington, después de que algunos conductores intentaran tirarles sus carros encima en varias ocasiones a quienes asistieron este sábado 30 de julio a la marcha del orgullo 2022, que recorrió las principales vías del centro de San Pedro Sula.

No solo Javier detenía los carros. También la líder de la Asociación Feminista Trans (AFET), Allyson Hernández, y el presidente del Comité LGBTIQ+ del Valle de Sula,Osman Lara, estaban allí para proteger a sus compañerxs que estaban desfilando. Venían de Tegucigalpa, La Ceiba, San Manuel, Puerto Cortés, Tela, Nacaome, Choloma, Villanueva, Siguatepeque, Santa Cruz, Santa Bárbara, entre otras ciudades.

“Hubo insultos y nos querían tirar los carros. Nos defendimos con uñas y dientes. Fue una manifestación pacífica y valió la pena porque ya no queremos ser invisibilizadas”, dijo Hernández.

La marcha se enfrentó no sólo a las agresiones de los automovilistas, sino también a un intento de boicot, ya que varias organizaciones de San Pedro Sula y Tegucigalpa decidieron a última hora no asistir al evento. A pesar de todo, la cantidad de asistentes fue enorme, en su mayoría jóvenes, según lo constató el equipo periodístico de Reportar sin Miedo.

“Esta marcha presenta un nuevo relevo generacional”, dijo Osman Lara. “Estamos dando la apertura para que estas nuevas juventudes, identidades y corporalidades estén siendo incluidas. Estamos ofreciendo mayor visibilidad en un contexto como el de Honduras, donde las personas LGBTI+ existimos y resistimos”.

“Todos tenemos derecho a ser diferentes”

El evento demostró el fortalecimiento de las alianzas con diferentes organizaciones que resistieron a las presiones internas de otros colectivos. Además, mostró el apoyo de la gobernadora de Cortés, Alexa Solórzano, el diputado de Libre, Víctor Grajeda, y el vicealcalde de San Pedro Sula, Omar Menjívar.

“Todos tenemos derecho a ser diferentes”. Esas fueron las palabras de Menjívar mientras participaba en la marcha del orgullo LGBTIQ+. El evento se desarrollaba en la ciudad del alcalde Roberto Contreras, quien ha enviado mensajes de odio contra las poblaciones diversas como no asistir a las actividades, aunque sí abrió el espacio de la municipalidad de San Pedro Sula para publicitar bodas masivas de grupos religiosos.

Menjívar se desliga de los discursos del edil y se muestra más inclusivo. “Es importante una manifestación como esta porque se visibiliza una población que existe, resiste y tiene derechos”, afirmó.

EAA9D6EA-B9D3-4171-9BD8-F91533F93B5BLa gobernadora del departamento de Cortés y el diputado de Libre fueron nombrados los mariscales de la marcha. “Seguiremos apoyando todas las iniciativas que ayuden a la inclusión y la diversidad”, manifestó Alexa Solórzano.

Por su parte, el primer diputado abiertamente gay en el Congreso Nacional de Honduras, Víctor Grajeda, enfatizó la importancia de participar en este tipo de espacios. “Aunque se hizo la invitación a varios políticos, no todos están aquí, pero sabemos que el próximo año habrá más oportunidades”.

Foros por la igualdad

Usaid junto con sus programas Unidos por la Justicia y Gobernabilidad Local patrocinaron y apoyaron de forma directa la marcha. También estuvieron presentes otras organizaciones, como Pasmo, la Iglesia Episcopal, Médicos sin Fronteras, Asonapvsidah, Brigadas Internacionales de Paz, Policía Nacional e integrantes de la Policía Municipal de San Pedro Sula. La embajada de Taiwán en Honduras apoyó el espacio.

En la semana del orgullo, Usaid patrocinó dos foros, el primero sobre inclusión y no discriminación con los gobiernos locales y el segundo sobre migración LGBTIQ+. De allí participaron las organizaciones de San Pedro Sula, Tegucigalpa, Tela, La Ceiba, Choloma, Puerto Cortés y otras ciudades.

Entre las organizaciones que participaron estuvieron Somos CDC, Horus, LGBTI Sureña, Aprest, Iguales, OprouceHumanos en Acción, Sitraluna, CEFI, Muñecas de ArcoirisAsociación de Mujeres Lesbianas y Bisexuales LITOSAfetAlma Violeta y Cepres, entre otras.

Una marcha para familias diversas

Entre las palillonas que alegraron el desfile con sus habilidades y ritmo se hallaban niñas como la sobrina de la líder de la organización Muñecas de Arcoiris, JLo Córdova. Lo que queremos en nuestro país es vivir nuestra comunidad LGBTI+ con orgullo», exigió Córdova. «Sin desprecio ni discriminación, sin maldad ni prejuicio hacia nosotras”.

Al desfile llegaron en masa jóvenes hondureñxs, así como niñxs acompañadxs por sus madres, padres y familiares. Un ejemplo de esto fue Max, que llegó junto a su hija, su sobrina y su familia para enviar mensajes hacia las familias diversas. Ella dice que es difícil ser una mujer diversa en un contexto como Honduras. Pero marchar para encontrar la igualdad vale la pena, por eso lo hace en familia.

La juventud fue la que en su mayoría llenó las calles de color y música. A pesar de los discursos y acciones de rechazo de algunos conductores sampedranos que se molestaron por la manifestación pacífica de las poblaciones de las disidencias sexuales.

Blanca Osorio marchó junto con su hijo Gago apoyándolo y reclamando sus derechos. “Como madre lo apoyo incondicionalmente. Muy triste al principio porque uno no lo acepta. Pero viendo las cosas y tratando con ellos nos hace ver que cada quien tiene que respetar sus decisiones”.


2022, el año de la juventud LGBTIQ+

Casi mil personas, en especial jóvenes, llenaron las principales calles de San Pedro Sula para ser parte de la marcha del orgullo LGBTIQ+. El desfile recorrió las céntricas tercera avenida y primera calle hasta finalizar en la Plaza de las Banderas, junto al estadio Morazán.

Este año, a la marcha llegaron en su mayoría representantes de la juventud LGTIQ+ de todo el país para aportar colorido y ritmo al evento.

F5B1C9AC-585D-48FF-931A-269DA6704C9DAdemás de lxs integrantes de organizaciones como Coven, Iguales, Cepres, Afet, Cefi, Pueblo y Barrio, asociación Luna, Aprest, Humac, Oprouce, Muñecas de Arcoiris, Litos, Arcoiris, Horus, Red LGBTIQ de Chamelecón, Frida trans y Red LGBTIQ de Choloma, entre otras, en el desfile participaron los miembros de la banda marcial Independiente Tecno Sampedrano. Ellos pusieron música hondureña, folklórica, tradicional y punta en el desfile con sus liras y tambores.

En representación de los chicos trans, estuvieron Andy Tosta y Alex Bustillo. Expresaron que estos espacios son importantes para visibilizar la violencia que sufren los hombres trans en Honduras. “Acabemos con el genocidio trans”, gritaron en las calles sampedranas.

También la juventud diversa afrodescendiente y garífuna se destacó por sus mensajes de inclusión. El líder garífuna hondureño Darwin Pérez llevaba una camisa inclusiva que decía “todos somos humanos”. “Mi mensaje es lograr inclusión de verdad y que las personas LGBTIQ+ afrodescendientes tengamos espacios verdaderos”, enfatizó.

La colectiva Pueblo y Barrio sobresalió por sus mensajes antipatriarcales, anticolonialistas y antiheterocisnormales al pedir una representación inclusiva de las disidencias sexuales. Allí también se encontraban también las personas asexuales, no binarias y queer. Su mensaje fue claro: “Los pueblos somos diversidad”.


El relevo generacional

La directora de Litos, Esdras Sosa, llegó desde Tegucigalpa y fue una de cientos de personas que apoyaron la marcha del orgullo en el centro sampedrano. El evento recorrió las dos principales vías hasta llegar a la Plaza de las Banderas, situada junto al estadio Morazán, al oeste de la ciudad. Poco antes de llegar a la Plaza, las organizaciones hicieron estallar fuegos artificiales que llenaron de chispas de colores el cielo de la ciudad.

“Hay nuevos liderazgos y nuevas etapas para seguir en la lucha”, dijo Sosa. Ella con su colectiva viajó desde Tegucigalpa exigiendo igualdad para las mujeres diversas, ya que enfrentan tres veces más la discriminación en el país. Primero por ser mujeres, segundo por ser lesbianas y tercero por no tener recursos o pertenecer a un grupo originario o afrodescendiente.

Así como Esdras estuvo presente, el activista de Iguales y excandidato a la diputación por el departamento de Cortés, Fredy Funes, enfatizó que participar en este espacio no es para pedir nada extraordinario, sino respeto e inclusión. La petición más importante es la aprobación de una ley de identidad de género integral. “Honduras ya tiene la sentencia de Vicky Hernández y es importante que se cumpla”.

Las garantías que faltan

BDAD0530-55A7-4FBA-81D6-1E431F991526El Estado de Honduras a través de la presidenta Xiomara Castro pidió perdón el 9 de mayo de 2022 por el asesinato de Vicky Hernández. La petición es parte de la sentencia de la Corte IDH que obliga a la burocracia hondureña a ofrecer un conjunto de derechos para las personas trans y LGBTI+.

Hasta la fecha, las personas trans siguen sin acceder a su DNI ni tener otra serie de garantías.

Entre los participantes de la marcha estuvo presente el líder de Arcoiris, Donys Reyes, quien pidió mayor inclusión para la diversidad y no más crímenes de odio. En 2022 se han registrado más de 12 muertes LGBTIQ+ y suman más de 412 desde el 2009 hasta la fecha, según el Observatorio de muertes violentas de la Red Lésbica Cattrachas.

También resurgió Ramón Valladares, fundador de la Comunidad Gay Sampedrana, quien acaba de fundar una colectiva de Chamelecón. “Estoy muy orgulloso porque hemos limpiado el camino, esto sigue y vamos para adelante. Qué bueno que se vea gente joven, pero todavía estamos luchando porque la Iglesia tiene mucha influencia sobre el Estado y se supone que en Honduras estamos en un Estado laico”, finalizó.

Dunia Orellana
Fotos: Telma Quiroz, Stephanie Mondragón y Dennis Arita / Reportar sin miedo

Fuente Agencia Presentes

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“Dignidad”, por José Ignacio González Faus, sj

Martes, 10 de enero de 2017
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mafaldaDe su blog Miradas cristianas:

Otra de nuestras grandes palabras. Y quizá una de las que más podrían enfrentar al cristianismo con la cultura moderna: pues, aunque coinciden ambos en que el ser humano tiene una dignidad absoluta, pueden diferir en el sentido de esa dignidad.

Hace pocos años apareció una organización pro eutanasia titulada “derecho a morir dignamente”. Es innegable que se debe evitar toda obstinación terapéutica que cause al enfermo sufrimientos inútiles, que la medicina a veces no alarga la vida sino que retarda la muerte. Llegan momentos en que ya no se debe luchar contra la muerte sino contra el dolor aunque, al menos a mí, me gustaría morir entregando mi vida de una manera activa. Pero no vamos a hablar de eutanasia.

Jesús de Nazaret murió de la manera más “indigna” que se conocía entonces. Un cristiano ve en aquella muerte el acto más supremo de dignidad: esa es, por ejemplo, una de las tesis del cuarto evangelio. A niveles más sencillos he comprobado a veces la ternura y delicadeza con que algunas cuidadoras atienden a enfermos y ancianos de esos que preferiríamos no ver nunca. Un día, viéndolas, se me ocurrió pensar estremecido: “¡están haciendo poesía con el sinsentido” y dando una nueva dignidad al enfermo!. Pero tampoco es momento de temas sanitarios, sino de buscar el contenido de la dignidad humana.

De pequeños nos enseñaban que determinadas vulgaridades, vg. en vestido y vivienda, pueden ser tolerables en quienes no son nadie, pero son “indignas” de gentes cultivadas y de clases altas; de hecho, la tendencia anti-corbata ha brotado muchas veces como protesta contra ese modo de pensar. “Las mujeres de verdad tienen curvas”, se tituló una película que polemizaba contra esa presunción de que la persona mejor vestida, más esbelta y mejor maquillada posee más dignidad que la que se ensucia o se deforma o se estropea las manos lavando y cuidando. La película mostraba que la dignidad es fundamento de un respeto que los demás me deben, pero no necesariamente título de un derecho a mejor apariencia material y más comodidad.

Desde una óptica cristiana, el horizonte y fundamento último de la dignidad está en eso que llamamos Dios. Se crea o no se crea en Dios, si algún contenido daríamos todos a esa palabra es el de la máxima Dignidad concebible. La blasfemia, nos decían de niños, es una ofensa a “la dignidad de Dios”: por eso es tan grave. Y en aquellos días de dictadura en que no había ley de reforma laboral, leíamos en avisos públicos: “la blasfemia se castiga con el despido” Pero, cristianamente hablando, a Dios le dolía más aquel despido que la supuesta blasfemia: pues la mayoría de ese tipo de blasfemias no le llegan a Dios, o le entran por un oído y le salen por el otro.

Dejemos estar también lo que hubiera de estupidez o de falsa educación en aquellos contextos de mi infancia. Lo importante es contraponer esa mentalidad descrita con la forma como los cristianos creemos que Dios se reveló en Jesucristo: no exhibiendo su dignidad, sino desnudándose de ella por amor a nosotros. Y creemos además que ahí se puso en juego la mayor dignidad de Dios: no la dignidad del poder sino la del Amor.

Pero siempre que subimos hasta Dios en nuestro lenguaje, es para bajar después al ser humano. También para nosotros cabe más dignidad en el amor y el servicio, que en el poder y la distancia. El gobernante o el monarca no serán más dignos porque lleven coronas o mantos imperiales, o cambien de traje cada día, sino por mancharse la piel en servicio de los suyos. Un papa no será más digno por vivir en un palacio de 600 metros cuadrados ni por vestirse en la mejor sastrería de Roma, sino por entregarse más totalmente a las víctimas de este mundo doliente e injusto. Y un cura tampoco irá más acorde con su dignidad si se viste en Armani (me consta de alguno que apela para eso a su “dignidad sacerdotal”) sino más bien cuando no tenga reparo en “oler a oveja”. Tampoco damos a Dios un culto más digno celebrando la eucaristía con vasos de oro y perlas, sino haciéndolo con un corazón limpio, desprendido y dispuesto a compartir.

En resumen: la dignidad, una de las palabras más ambiciosas de nuestro lenguaje es, sobre todo, un valor o una cualidad espiritual, no meramente material. A veces, en situaciones de igualdad casi perfecta, será muy lógico que eso espiritual se exprese y se visibilice en algo material. Pero repito: en situaciones de justa igualdad material. Cuando ésta no se dé (como pasa hoy en nuestro mundo) más coherente con la dignidad serán la mera pulcritud y la cercanía que la distancia, la ostentación y la distinción. Éstas últimas, en esos casos, tendrán más de hipocresía que de dignidad.

Si esto es así, debemos temer que algunas apelaciones a nuestra dignidad sólo sean en verdad excusas camufladas para una mayor comodidad material. Y pensar que, por ejemplo, Amnistía Internacional o Médicos Sin Fronteras responden mejor a la dignidad humana que muchas de nuestras cómodas suntuosidades.

Espiritualidad , , , ,

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